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Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

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Dean despertó sintiendo que el cuerpo le pesaba el triple que lo usual, y muerto de hambre. Estirando su mano tomó su reloj despertador y se sobresaltó al notar que ya era de noche. Había dormido 9 horas de siesta.

-¿Qué demonios...? -Se puso de pie con pesadez, sintiéndose algo embotado, y tras calzarse emprendió el rumbo hacia la cocina. 

No estaba seguro de cómo había llegado a su cuarto. Lo último que recordaba era haber descubierto que podía provocar a Cas a través de sus pensamientos, y cómo éste había estado tan exaltado que por error había exclamado su nombre en plena charla. Oh, Cas y su incapacidad para mantener cerrada la boca... Era una de las cosas que más le gustaban de él.

Una vez en la cocina, tomó una cerveza y las sobras de una caja de comida china que habían traído con ellos y se sentó a la mesa para dar cuenta de ellas. Sin embargo el sonido de conversación en otra habitación le llamó la atención y decidió ir hacia allá. 

-¿De vuelta en el reino de los mortales, Ardilla? -Crowley lo recibió con una sonrisa maliciosa, sentado a la mesa con una sonriente Charlie y un hastiado Sam. A Dean le extrañó no ver señales de Cas alrededor. ¿Acaso ya se habría metido en la ducha? Diablos. El demonio insistió: -¿Hola? Tierra llamando a Dean Winchester.

-¿Qué demonios haces aquí, Crowley? -El joven tomó asiento mientras revolvía los fideos fríos de la caja, y miró al Rey del Infierno con suspicacia.

-Vaya, el día que ustedes dos, ingratos, me reciban con decencia...

-No sabía que conocías la palabra. -El muchacho le espetó con ironía y Crowley le sonrió sin humor.

-Oye, Dean... -Sam intervino. Internamente estaba preocupado por la reacción de Cas ante la nueva información provista por el demonio, pero aún no había tenido la oportunidad de escabullirse para ir a hablar con su amigo. Su hermano lo miró con una ceja en alto.

-¿Sammy?

-Yo...

-Si vas a reprenderme por lo del auto más temprano, ya te lo dije: Cas vio mal. Jamás me dormí al volante y jamás lo haré. Así que olvídalo.

-Como digas. -El joven suspiró.

Sam y Charlie intercambiaron una mirada con disimulo. Alguno de los dos tendría que ir a chequear cómo se encontraba el ángel después de lo que habían descubierto. El problema era si Cas querría hablar de ello en absoluto, a juzgar por lo alterado que se había visto al marcharse. 

-Bien -El menor de los hermanos fingió un bostezo y se puso de pie -Si me disculpan, tomaré una ducha y me iré a acostar. Ya estoy cansado.

-Cas debe estar en las duchas. -Dean le advirtió sin pensar. Su hermano se encogió de hombros.

-Por algo es un vestuario, Dean. Hay muchas de ellas. Además ya debe estar terminando...

El mayor sintió los músculos de su mandíbula tensarse automáticamente ante la idea de su hermano y el ángel desnudos en una misma habitación, pero procuró que su voz no delatase su irritación.

-Ten cuidado de que no malinterprete tus intenciones. -Le dijo tratando de sonar divertido, pero sin estar muy seguro de haberlo logrado. Sam lo fulminó.

-Cas no es como tú, Dean. Para él no todo es el comienzo de una película porno.

Crowley dejó escapar una risita malvada mientras el mayor de los Winchester imitaba con voz aguda las palabras de su hermano, burlándolo:

-"¡Piri il ni tidi is il cimiinzi di ini pilicili pirni!"... Idiota.

-Bisexual reprimido -Pensó Sam, furioso, pero se contentó con chasquear la lengua e irse en silencio. 

-Bueno, creo que yo también me voy al sobre. -Charlie se puso de pié en cuanto el otro se perdió de vista, e hizo una reverencia a los dos que quedaban presentes. Crowley rió, suspicaz.

-En mi época las personas eran más sutiles cuando se iban juntas a otra parte... Al menos dejaban que pasasen unos minutos antes de seguirse.

-¿Qué? -La pelirroja lo miró confundida, y Dean rió mientras daba un trago a su cerveza.

-¿Tú y Sam? -El demonio insistió, arqueando una ceja. -Debo decir que me sorprende, creí que tenías mejor gusto, querida.

-Oh, lo tiene. -El cazador intercedió, asintiendo. -Charlie es gay.

-No soy la única. -Añadió ella, enigmática. Dean se atragantó.

-¿D--Disculpa?

-Buenas noches, caballeros... 

Y sin más se fue, dejando al joven confundido, con los ojos como platos.

-¿De qué diablos hablaba? -Dean no pudo contenerse de preguntar en voz alta.

-A mí no me mires, no estoy al día con el chisme... -El demonio hizo girar su vaso a contraluz, y se entretuvo observando el líquido ambarino danzar en su interior. 

El cazador frunció el ceño, extrañado. ¿Charlie sabría algo? ¿O a qué se refería? Inquieto, decidió consultarlo más tarde con Cas. Algo no le olía bien.

° ° °

Sam se recostó en su cama, sin desvestirse, y se pasó las manos por el rostro. Se sentía completamente frustrado luego de haber buscado a Cas por todo el bunker, de haberlo llamarlo por teléfono e incluso invocado con sus rezos, todo sin éxito alguno. El ángel debía estar realmente molesto para no dar señales... y en cierta forma, él lo entendía. 

Había sido interesante enterarse de que Dean había demostrado interés en otros hombres en el pasado... sorprendente incluso. Su hermano era un tipo muy abierto en lo que a su sexualidad refería, pero Sam nunca había creído que tanto. ¿Por qué demonios no demostraba nada por Cas, entonces? Si el aspecto físico le daba igual...

-Maldito Dean... -Murmuró, decepcionado. 

Sentía que cada vez estaba más lejos de su objetivo, sobre todo teniendo en cuenta que el ángel había reaccionado tan mal a aquella noticia: Si lo conocía, de seguro estaría totalmente abatido en esos momentos. Pero si no le contestaba le resultaría imposible ayudarlo.

-Cas... -Intentó de nuevo -Por favor, amigo, no puedes quedarte mascullando las cosas por tu cuenta. Ven, hablemos...

-¿Seguro que no quisiste decir Gabe? -La voz del arcángel lo hizo girar tan bruscamente que su cuello hizo 'crack'. El mismo estaba apoyado contra el pequeño escritorio, con una sonrisa tranquila en sus labios. Sam se incorporó de inmediato en la cama, con el corazón latiendo desbocado.

-¿Q--Qué haces aquí? -Le dijo, incómodamente consciente de pronto de la situación confusa entre ambos. El menor negó con la cabeza.

-Tranquilo, Sam, no estoy aquí para hablar de nosotros. O de lo bien que besas, para el caso... -El joven sintió que sus mejillas se arrebolaban, y un intenso e inoportuno calor se instaló en su vientre. Decidió ignorar la sensación.

-¿Entonces...? -Dijo, incómodo.

-Acabo de cruzarme con mi hermanito... y no lucía nada bien. 

-¿Cas? Diablos, ¿dónde estaba? ¿Qué te dijo? -Sam se puso de pie y avanzó instintivamente hacia el arcángel, quien frunció el ceño.

-¿Qué sabes tú al respecto? Porque a mí no me dijo absolutamente nada. Pero no lo veía así desde la extinción de los Neandertales...

-¿Qué diablos? -Sam esbozó una mueca de confusión y Gabriel se encogió de hombros.

-Le caían bien... es una larga historia. ¿Qué ocurrió, Sam?

El joven cazador pasó los siguientes minutos explicándole al arcángel lo que Crowley les había dicho, y cómo el ángel se había mostrado muy molesto por ello. Al terminar, Gabriel se había enderezado sobre sus pies y estaba crujiéndose los nudillos.

-¿Dónde demonios encuentro a ese Crowley? -Dijo con firmeza. -Voy a golpearlo por haber lastimado a mi hermanito.

Sam rió. Jamás hubiese considerado a Cas el "hermanito desprotegido" de nadie, pero allí estaba Gabriel queriendo moler a golpes a quien lo había importunado. Le pareció tierno.

-No tiene sentido, para el caso deberías golpear también a Dean. -Le dijo negando con la cabeza.

-¿A Dean por qué? ¿No es bueno para ti que le gusten los tipos? 

-B--Bueno, supuestamente es lo que nos estaba faltando, pero si le gustan...

-¿...por qué no se echó sobre Castiel hace años? -Gabriel completó por él, y Sam asintió.

-Exacto. Me temo que viste a Cas así de abatido porque él debe haber pensado lo mismo.

-Bah, Castiel es un idiota. Dean está loquito por él. -El arcángel hizo un gesto con la mano, restándole importancia al asunto. Si tan sólo Sam supiera la verdad de las cosas...  

-¿Oye, y sabes dónde puedo encontrar a Cas? -El cazador lo sacó de sus cavilaciones, mientras tomaba su chaqueta de una silla. -Quisiera hablar con él sobre esto...

-Dudo que llegues, Sammy. Estaba sentado en una nube la última vez que lo vi. -El joven dejó caer los hombros, abatido, y el arcángel se apresuró a hablar. -Pero hey... deja que lo arreglen entre ellos, ¿no?

-¿Entre quiénes? Cas jamás le dirá a Dean que le dolió enterarse de eso, ¡ni siquiera le ha dicho que le gusta!

-S--Sí, bueno... No sabemos. Tal vez lo hizo. 

-Creo que me hubiese enterado. A juzgar por cómo se asustó mi hermano cuando oyó que Cas lo llamaba su "permitido"... Si Castiel se le hubiese declarado no lo hubiese podido disimular. -Supiró apesadumbrado y se dejó caer sobre la silla. -Rayos, Gabe, creo que arruiné todo...

El arcángel sintió un agradable calor recorrerle la espina dorsal cuando el cazador lo llamó por su diminutivo. Estaba tan preocupado por los sentimientos de su hermano que no se había percatado de ello, y ahora le estaba hablando con la guardia completamente baja. Ni siquiera necesitaba leerle los pensamientos para saber qué estaba pasando por su cabeza.

Con una sonrisa compasiva, caminó hasta él y le posó una mano en el hombro.

-Tranquilo, Sam... Estabas intentando ayudarlos a declarar sus emociones, no hiciste nada malo.

-Sí, pero ahora Cas está más desanimado que nunca. No debí darle alas con este tema...

-Créeme, Castiel tiene suficientes alas por su cuenta. Es un ángel, ¿o no? -Sam levantó la vista y Gabe le guiñó un ojo con simpatía. El joven dejó escapar una leve risa.

-Sí, es un ángel... -Volvió a suspirar -Sólo quise darles un empujón, ¿sabes? Se veían tan bien juntos, que...

-Oye, oye. -El arcángel le enmarcó el rostro entre las manos y lo obligó a mirarlo fijo. Sam lucía casi tan abatido como Cas un rato antes, y Gabriel no pudo evitar sentir una enorme ternura por él. -No te atormentes. No todo está perdido, ¿sí? Quizá... quizá Dean no dijo mucho porque le da miedo admitir lo que siente, no porque no lo sienta. 

-¿Tú crees eso? -Los ojos de Sam brillaron con una mínima pizca de esperanza, y el arcángel pensó que su padre realmente se había lucido a la hora de crear a ese humano. 

Haciéndose de valor, le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y le dijo con suavidad:

-Tengo que creerlo... De otra forma significaría que no tengo chances contigo.

El calor volvió a acumularse en el interior de Sam, pero esta vez alrededor de su pecho. Los ojos color avellana de Gabriel lo miraban con intensidad, y en su rostro normalmente juguetón ahora brillaba una tímida sonrisa. El joven rió en silencio y apoyó su mejilla contra la mano cálida que la sostenía.

-Estás loco... -Le dijo en un susurro grave, bajando un segundo la vista al piso para volver a subirla momentos después.

-Quizá sí... Pero el responsable eres tú.

Se miraron fijo por un instante, en completo silencio. La sonrisa escéptica de Sam se había desvanecido, y en su lugar sólo quedaba una innegable fascinación. Estúpido arcángel con sus estúpidos piropos... 

Antes de poder planteárselo dos veces, lo tomó por la cintura y atrayéndolo hacia él lo besó. 

Piropos o no, habían dado resultado.  

 


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