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Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

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-¡Gabriel...! -Sam exclamó, dando un paso hacia el arcángel pero deteniéndose casi de inmediato. El aludido lo observó con el mentón en alto, luciendo orgulloso de su hazaña.


-¿Sam? -Repuso arqueando una ceja. El muchacho balbuceó intrigado.


-¿Acaso eso es...? -Inquirió señalando débilmente la daga que sostenía el otro. Cas interrumpió cortando la distancia entre su hermano y él en un par de zancadas y tomando el arma de sus manos.


-Esta es la daga con que me hirieron. ¿Cómo la conseguiste? -Preguntó al recién llegado, ceñudo, mientras observaba el objeto con curiosidad.


-Rastreé a algunos vendedores de elementos... únicos. -El arcángel se explicó- Un cuchillo de esas características no se ve todos los días, ¿saben?


-Disculpen, pero... ¿tú eres...? -Mary intercedió asomándose detrás de Sam y observando al arcángel con escepticismo. Éste clavó los ojos en el menor de los Winchester, aguardando a que hiciese los honores.


-Oh, claro, ehm... -El joven dudó-Mamá, éste es Gabriel. Él es... bueno, el hermano de Cas.


-Hm -Murmuró el aludido, con una mueca reprobatoria que sólo Sam notó.


-Gabriel... -Continuó el joven, bastante incómodo por la mirada que Gabe le estaba lanzando- Ella es Mary. Es mi mamá.


-Encantado de conocerla, señora Winchester. -El arcángel dijo con galantería, ofreciéndole la mano con la palma hacia arriba con toda intención de besar la suya cuando ella se la diese. La mujer lo notó y enseguida torció su mano en un firme apretón tradicional.


-Lo mismo digo- Repuso, cortante.


-¡Vaya! Ciertamente eres más aguerrida que tu célebre tocaya bíblica. Ya veo de donde sacaron su encanto estos pequeños.


-¿Tocaya... bíblica? -Mary murmuró, soltándole la mano a Gabriel y mirándolo extrañada.


-Oh, ya sabes... "El Señor está contigo... Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo..." Créeme, ¡esa muchachita tenía de virgen lo que yo de--!


-Gabriel. -Cas lo interrumpió, exasperado -¿Cómo conseguiste esta daga? ¿Qué hiciste con los demonios que la poseían?


El arcángel volteó hacia su hermano mientras Mary miraba a su hijo con los ojos como platos, y éste se encogía de hombros, resignado.


-¿Con los demonios que la poseían? -Repitió Gabriel, sarcástico- Oh pues los invité a tomar unos tragos y luego amablemente pedí que cediesen el arma sagrada en sus manos para confiscarla... ¿Qué crees que puedo haber hecho, Cassie? Ahora dime, ¿cómo es que tú estás aquí pidiéndome explicaciones cuando hace dos horas estabas estirando la pata, y el bello durmiente está allí desmayado en su cama cuando antes estaba perfectamente bien? ¿Qué hiciste, hermanito...?


Castiel se removió incómodo, evitando el contacto visual.


-Dean, él... ahm... -Comenzó.


-Yo le ofrecí usar mi alma como cargador de baterías, ¿tienes algún problema con eso? -La voz rasposa de Dean llegó hasta ellos en un murmullo, y todos voltearon a verlo mientras él se ponía de pie con dificultad.


-Vaya, justo a tiempo -Gabriel rió irónico -Sabes que podrías haber muerto, ¿no, Romeo?


-¿Qué? -Mary exclamó sin aliento.


-Lo sé -Dean asintió, ignorando la indignación de su madre junto a él-  Pero aquí estoy. Así que más te vale que tengas cuidado con lo que haces, porque te estaré vigilando, Plumas.


-Y yo que creí que ahora que éramos familia nos querríamos incondicionalmente... -El arcángel suspiró dramáticamente.


-Dean, ¿te encuentras bien? -Sam echó una seria mirada a su hermano mayor y éste asintió, paciente.


-Sí, Sammy. He estado peor. Lo importante es que Cas siga entre nosotros. -Agregó mirando en dirección al ángel, quien le dedicó una tímida sonrisa. -Y respecto a eso...


Gabriel se paró firme en su lugar cuando Dean dio un paso hacia donde él estaba, sin embargo su actitud defensiva quedó obsoleta en cuanto el cazador le tendió una mano conciliadora.


-¿Y esto...? -Inquirió el arcángel mientras la estrechaba, dudoso.


-Gracias por lo que hiciste por Cas. -Le dijo, serio. -Eres un imbécil, y no confío en tus intenciones, pero te debo una.


-¡Vaya forma de referirte a tu cuñado! -Repuso el arcángel con una risita, dedicándole sin embargo un imperceptible asentimiento con la cabeza unos segundos después. A pocos pasos, Sam se tensó ante el término empleado.


-¡B--Bueno! -Dijo, con un tono de voz algo más agudo que el usual- Alguien debería avisarle a Charlie que estamos fuera de peligro... Bah, estamos fuera de peligro, ¿cierto? -Agregó hacia Gabriel, dudoso. -Los demonios que hirieron a Cas...


-Están felizmente muertos. -Confirmó el arcángel, mirándolo con intensidad. -Puedes huir a contarle a la pelirroja, Sammy.


-Oye aguarda un momento- Dean intercedió, para alivio del menor. -Los demonios pueden estar muertos, pero ¿quién los envió? ¿Qué querían? ¿Tienes alguna información en ese flanco?


-Hasta donde mi olfato llega, eran demonios corrientes, de bajo rango. -Gabriel explicó mirándose con atención las uñas -Mi apuesta es que dieron con un palito para pinchar ángeles y quisieron jugar con él para ver qué ocurría.


-¿Y por qué atacarían específicamente a Cas? ¿Y de esa forma? Podrían haberlo matado si hubiesen querido, ¿por qué sólo herirlo? -Dean insistió, inconforme.


-Quizá lo hubieran hecho si no hubiese escapado. -Cas intervino- En ese sentido concuerdo con Gabriel, no parecían motivados por nada más que no fuese probar los poderes de la daga, Dean. Les entusiasmaba particularmente su poder debilitante sobre mi.


-Y esa daga, ¿qué es exactamente? -Mary inquirió, señalando con un gesto de la cabeza el arma en manos de Cas. El ángel frunció el ceño, pensativo.


-Las runas enoquianas en su mango albergan un enorme poder... son muy antiguas. Sin embargo, su origen exacto me es incierto, jamás había oído de una pieza así.


-¿Y qué hay de ti? -Ella agregó para Gabriel -¿Tú tampoco la conocías?


El arcángel miró a la mujer intensamente por algunos segundos, y por fin habló en un suspiro.


-Sabía de su existencia, pero jamás la había visto... Ésta daga fue fabricada por el mismo herrero que hizo la lanza de mi dulce hermano Michael. De hecho es anterior, fue creada para poner a prueba la efectividad de sus runas, pero en menor escala. Se suponía que sería destruida luego de probarla, pero... hela aquí.


-Me pregunto cómo llegó a manos de dos demonios corrientes. -Cas murmuró, pensativo.


-Bueno, lo importante es que ahora está a salvo. -Mary dijo- Si quieren, puedo preguntarle a los Hombres de Letras si ellos la custodiarían por nosotros...


-Eso no será necesario, gracias. -Dean la interrumpió, ceñudo.


-Creo que lo mejor será destruirla -Opinó Sam- Esta daga ni siquiera está pensada para asesinar, está pensada para torturar ángeles. Conservarla es demasiado peligroso.


-No podemos arriesgarnos a que vuelva a pasar algo como lo de hoy- Convino Dean.


Los dos celestiales compartieron una breve mirada y asintieron a la vez. Luego, Cas tomó el arma por su mango y la partió en dos sin esfuerzo.


-¡Muy bien! Problema resuelto. -Gabriel exclamó con alegría- Ahora sí, alguien debería advertirle a la pobre Charlie que ya todo pasó... -Sugirió hacia su hermano, quien de inmediato partió en busca de la chica. -Y nosotros deberíamos dejar en paz a Dean, ¿no creen? Debe estar cansado y sobre todo hambriento después de cederle su energía a Cas...


Sam lo observó extrañado, sin saber qué contestar ante su repentina simpatía, pero Mary volteó hacia su primogénito, luciendo incómoda y preocupada a la vez.


-¿Tienes hambre, Dean? ¿Quieres que te prepare un emparedado?


Los ojos del joven brillaron entusiasmados ante la mención de comida, y de inmediato su madre se lo llevó a la cocina para que comiese algo y recobrase sus fuerzas.


Sam se encontró a si mismo a solas con Gabriel entonces, y supo de inmediato que no había sido coincidencia. El arcángel había despachado a todo el mundo para tenerlo acorralado.


-Vaya, eso fue hábil -Mencionó el joven con ironía. El arcángel cerró la puerta y volteó a verlo con una sonrisa, aunque sus pequeños ojos color ámbar destelleaban enojados.


-Parecías más que dispuesto a huir de mi, así que aproveché la oportunidad. -Le dijo cruzándose de brazos.


-¡Yo no me estaba escapando! -Sam exclamó- Además no tienes derecho a reclamarme nada, yo debería reclamarte a ti. 


-¡Tú me echaste del bunker! -Gabe le espetó, indignado.


-¡Y tú me mentiste! -El joven replicó recordando su anterior enojo, el cual se había visto disminuido en parte cuando el otro había quedado exhausto al intentar sanar a Cas, pero ahora estaba regresando.


-¡No te mentí, sólo oculté información para llegar a tener una chance contigo, que de otra forma no me hubieses concedido!


-No puedes saber eso. -Sam repuso, intentando sonar convincente aunque a sabiendas de que en eso el arcángel tenía un punto.


-Pero lo sé. -Gabriel sentenció -Y después de todo, habiéndote mentido o no, lo cierto es que te gusto. 


-¡Eres increíble! -El muchacho bufó, exasperado, y el arcángel le sonrió socarrón.


-También lo dijiste en la cama, hace unos días, pero ¡gracias! 


Sam sintió como sus mejillas se encendían ante esa respuesta, y de inmediato lo fulminó.


-No lo dije como un cumplido esta vez -Aclaró.


-Mentira.


Se miraron fijo unos momentos, en completo silencio. El pecho de Sam subiendo y bajando acelerado por el enojo, Gabe no parpadeando en absoluto. Entonces algo chispeó entre los dos, y antes de que pudiesen pensarlo acortaron la distancia que los separaba y se unieron en un apasionado y furioso beso, aferrándose con tanta firmeza que de seguro les quedarían las marcas de los dedos del otro en el cuerpo al día siguiente.


Algunos momentos después se separaron con la misma violencia con que se habían unido, las miradas de ambos nubladas de una curiosa mezcla de furia y deseo.


-No podemos resolver las cosas así siempre... -Sam reflexionó en un gruñido, sin despegar la mirada de los dulces labios del arcángel mientras hablaba.


-¿De qué hablas? ¿Hay una mejor manera? -Gabe inquirió con una sonrisa, mientras se ponía en puntillas para rodear al cazador por el cuello. Éste rió.


-Siempre tan sutil. 


-Como si te molestase... -Susurró contra los labios de Sam, quien de inmediato atrapó los suyos en otro voraz beso que los dejó sin aliento.


-¿Sabes? -El arcángel dijo de pronto, mientras depositaba esporádicos mordisquitos a lo largo del cuello del joven, arrancándole un quedo gemido -Hay algo adrenalínico en estar haciendo esto en medio de la pieza de tu hermano, sin haber echado llave a la puerta...


-No sabía que tenías inclinaciones suicidas. -Repuso el cazador, irónico-Si mi hermano nos encontrase aquí... de esta manera...


-No me digas que no te excita pensarlo, porque no te creeré. -Gabe replicó, presionándose contra la obvia erección de Sam mientras hablaba. Éste gruñó como respuesta y en un fluido movimiento tumbó al arcángel en el suelo, echándose sobre él y besándolo una vez más, su lengua explorando cada recoveco de la boca del otro, sedienta.


-Así está mucho mejor... -Gabriel gimió momentos después, hundiendo sus dedos en el sedoso cabello del joven mientras éste le abría la camisa de un tirón y comenzaba a recorrerle el torso entre besos y mordiscos. -Amo tu lado salvaje, Sammy...


-Lo sé. Me lo dijiste en la cama hace unos días... -Sam repuso con una sonrisa ladina que no hizo más que disparar las fantasías del arcángel, quien lo empujó y rodó sobre él, quedando ahora arriba mientras el cazador sentía el suelo frío sobre su espalda.


-¿Lo ves? -Gabriel murmuró mientras abría la camisa del cazador y le recorría el torso con las manos- Si te hubiese dicho que tu hermano y el mio eran amantes hace tiempo, nunca me hubieses dejado llegar tan lejos contigo... En verdad nos hice un favor, Sam.


-Eso no quita que esté enojado. -El joven repuso con gravedad.


-Mmm... entonces tendré que hacer algo para compensarte por mi pequeña travesura. -Canturreó acariciándole la entrepierna al tiempo que se relamía.


Había recién abierto los botones del jean de Sam, cuando oyeron las voces de Dean y Mary acercándose nuevamente a la pieza.


-¡¿Otra vez?! -Gabe exclamó, fastidiado, pero esta vez en lugar de hacerse invisible decidió teletransportarse junto con Sam fuera de la vista, a la pieza de éste.


-¡Te lo dije! -Sam rió, con la adrenalina bombeando por todo su cuerpo una vez que se dio cuenta de lo que había pasado.


-Bueno, estuvo cerca, es verdad... -Gabe admitió encogiéndose de hombros, aún montado sobre el joven pero ahora sobre un piso diferente. -Pero ¿sabes que es lo bueno? -Agregó mientras liberaba por fin el rígido miembro de Sam y lo tomaba entre sus manos.


-¿Qué...? -Inquirió el muchacho, sin despegar la vista de lo que el otro estaba haciendo.


-Que aquí puedes gemir mi nombre sin cuidado, y nadie te escuchará... -Le dijo con una sonrisa, segundos antes de lamer su miembro todo a lo largo para luego introducirlo en su boca.


Sam se estremeció de placer al sentirlo. Realmente quería estar enojado, pero el Trickster se lo hacía imposible... y le encantaba eso.


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