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Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

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*Aclaración: Parte de lo que hace a esto un AU es que Cas tiene sus alas de vuelta*

° ° °

Cas había pasado el día deambulando por una granja apícola, observando las pequeñas y laboriosas abejitas producir su miel, totalmente abstraídas del enorme y complicado mundo que las rodeaba, y deseando poder ser como ellas para no tener que pensar.

-Tienen suerte -Les dijo- Ustedes no se cuestionan, no dudan. Sólo siguen su instinto. -Frunció el ceño, sintiéndose incómodo - Hubo una época en que yo fui así también... aunque seguía órdenes, no instinto. Verán, el instinto no forma parte de mi naturaleza. 

Los pequeños insectos alados continuaron su labor, inconscientes del enorme embrollo en la mente del ángel, y él se sintió más perdido que antes. Las palabras de Sam aún repercutían en su cabeza, llenándolo de preguntas sin respuesta. 

¿Por qué el menor de los Winchester había querido diferenciar los sentimientos que él suscitaba en Cas de los que Dean le generaba? y ¿qué significaba dicha diferencia?

Castiel había luchado en el pasado con el descubrimiento de su capacidad de sentir como los humanos lo hacían. No había sido fácil. Tantas emociones contrapuestas, mucho más revoltosas que las que jamás había experimentado como un ángel... lo hacían sentir frágil, y desorientado. Pero con el paso del tiempo se había adaptado. Tanto codearse con humanos había hecho el proceso más fácil. Ahora tenía amigos y sentía un profundo cariño por ellos, algo similar a lo que en algún momento el ángel había conocido como devoción. 

Y sin embargo Sam Winchester le había señalado que esa devoción era distinta (mucho más fuerte) cuando pensaba en Dean que cuando pensaba en él, y Castiel estaba totalmente aturdido. ¿Qué había más allá de la devoción? ¿Era necesario diferenciar las emociones? No estaba seguro de querer una respuesta a esa pregunta. Sentía que sólo lo metería en más problemas.

 Suspiró, abrumado, y de pronto oyó su nombre. Alguien lo estaba llamando a la distancia.

-¿Cas? -Oh no, Sam de nuevo- Tenemos un visitante inesperado en el bunker, ¿pensaba que quizá podrías venir a darnos una mano con él...? -Dejando su renuencia de lado, el ángel extendió sus alas y voló en un segundo hacia allá, esperando que sus amigos no estuviesen en problemas.

° ° °

Dean había logrado olvidar de momento su extraño accidente con la laptop, tan absorto como estaba en cuidar de Baby. Le había hecho un cambio de filtro y aceite, revisado sus frenos, y ahora estaba entretenido ajustando cuanta pequeña cosa veía bajo el capó con tal de mantener su mente ocupada. Cuando oyó el sutil aleteo en su espalda, su corazón se sacudió dentro de sus costillas, alarmado. 

-Dean, ¿qué ocurre? -La voz de Cas sonaba alerta. El hombre se incorporó con brusquedad y volteó, para encontrarse cara a cara con su amigo, quien estaba parado a pocos centímetros de él como siempre. Los ojos azules se encontraron con los verdes, y por un momento Dean se quedó sin palabras.

-¡V--viejo! ¡¿Qué te he dicho de teletransportarte dentro de mi espacio personal?! -Intentó alejarse pero su trasero se chocó con la parrilla de su auto, quedando inmovilizado en el lugar. 

-Lo lamento. -Cas demoró una milésima de segundo más que lo normal en retroceder (o eso le pareció), y Dean sintió un extraño cosquilleo recorrerle el cuerpo cuando la mirada del ángel descendió hacia sus labios por un instante. ¡Maldita película!. Finalmente Castiel dio un paso atrás, observando a su alrededor como si buscase algo.

-¿Qué estás...? -Dean comenzó, pero fue interrumpido.

-Sam dijo que tenían un visitante inesperado. -Y sin más desapareció frente a sus ojos con otro ruido casi imperceptible de alas.

-¿Qué diablos?

Dean tomó por segunda vez en el día su revólver y corrió hacia la biblioteca, donde calculaba encontrar a su hermano. Si alguien realmente había entrado al bunker, esta vez había pasado completamente desapercibido para él. 

Al llegar se encontró con una escena de lo más confusa: Sam sonreía con calidez mientras Cas había colgado sus brazos alrededor del cuello de otro hombre más bajo que él, abrazándolo con su característica y algo rígida fuerza, la misma que solía emplear para abrazar al propio Dean. Este último dio un paso adelante sin comprender qué demonios ocurría allí.

-¿Me perdí algo? -Dijo aflojando apenas su agarre sobre el revólver y mirando inquisitivamente a Sam. En ese momento Cas se soltó del otro hombre, revelando que era nada más y nada menos que Gabriel, quien sonreía algo incómodo ante la efusividad de su hermano menor.

-Tranquilo, vaquero, ¡vas a asfixiarme! -Le dijo dándole una palmada en el hombro. Cas se disculpó en un murmullo, con los ojos brillantes, mientras Gabriel miraba al recién llegado- ¡Dean-o! ¿Qué, no hay abrazos de tu parte? 

-Oh lo siento, se terminó la promoción. -El cazador gruñó, indeciso. Sam carraspeó haciendo un gesto con la cabeza hacia su hermano.

-Ehm, Dean... ¿el arma? 

-Se irá cuando hayamos chequeado que él sea quien dice ser. -Dean espetó.

-Sí es él, ya lo he... -Comenzó el menor, pero se quedó mudo por un momento cuando el arcángel chasqueó los dedos en el aire sin previo aviso. Para cuando logró volver a articular sonido fue una risita ahogada lo que escapó de sus labios.

-¿Qué otro ser podría darte ese bonito look, preciosa? -Gabriel sonrió con malicia, y Dean bajó la vista, para encontrarse con que ahora poseía un turgente par de senos apretándole la camiseta a la altura del esternón.

-Gabriel, tú, ¡hijo de perra! -La voz de mujer que salió de sus labios lo hizo sobresaltar casi tanto como la noción de su propio cuerpo, ahora más menudo, voluptuoso y delicado. Con la sangre bullendo y las mejillas encendidas, apuntó nuevamente el revólver hacia su agresor, mientras Sam reía ya sin disimulo y Cas lo miraba con los ojos redondos como huevos fritos -¡Devuélveme mi cuerpo! 

-Ya, ya... sólo quería probar mi identidad para que no siguieras estresándote, Deanna. Ten, puedes tener tu virilidad de regreso. -Volvió a chasquear los dedos, y Dean se encontró en su recipiente habitual.

Rápidamente se llevó una mano a la entrepierna y la otra al pecho, suspirando aliviado al notar que todo estaba nuevamente en su lugar.

-Genial, Sam, ¿ahora tengo que enterarme por Cas que hay un intruso aquí? -Gruñó hacia su hermano mientras se guardaba el revólver en la cintura del jean, fastidiado. El otro dejó enseguida de reír, frunció el ceño y volteó hacia el ángel con una expresión inquisitiva en el rostro.

-Aparecí frente a Dean primero para solicitar su cooperación si eras tú quien estaba en aprietos... -Cas explicó aún mirando extrañado al mayor de los hermanos. -Una vez que él estuvo alerta, te busqué a ti, Sam. 

-Claro. Pero yo no dije que estuviese en peligro, Cas...

-Y a mí me gustaría saber si hay un arcángel suelto en mi casa, Sam -Intercedió Dean, a quien no le parecía mal que el ángel hubiese buscado apoyo antes de lanzarse al ataque. 

-Tranquilo, galán -Gabriel habló de pronto, mucho más relajado que el resto - Te hubiese saludado al mismo tiempo que a Sam pero te veías algo... ocupado cuando llegué más temprano. -Dean entrecerró los ojos, confundido, y el otro se explicó -¿En tu habitación, con tu película? 

-¡Fuiste tú! -El mayor de los Winchester le lanzó una mirada asesina al tiempo que sus orejas se tornaban de un fuerte color carmesí, pero el arcángel no se inmutó.

-¿De qué hablas, Dean?- Sam inquirió, la confusión pintada sobre su rostro. Su hermano bufó.

-Nada. Un gusto verte, Gabriel. -Y sin más se retiró azorado de vuelta al garage.

-N-no entiendo qué ocurrió -Dijo Cas, visiblemente perdido. Sam tan solo le dio una palmada en el hombro y lo invitó a sentarse con ellos a la mesa de la biblioteca.

-No te preocupes, Dean está algo irritable últimamente. ¿Quieren una cerveza? Seguro los dos tienen mucho de lo que hablar.

° ° °

Dean estaba furioso. Debía haberlo adivinado, ¿que se le apareciese un video de dos tipos iguales a Cas y él, haciéndolo? Tenía "trickster" escrito por todos lados. Estúpido arcángel. 

Dejó a un lado las herramientas que había estado usando, cerró el capó y sin pensarlo dos veces se metió en su auto y arrancó el motor. Necesitaba un poco de aire fresco, lejos de toda esa locura angélica, de los recuerdos de ese video turbador, y sobre todo de la espantosa sensación de necesidad que lo había recorrido al ver a Cas tan cerca de él momentos antes. 

Maldecía la hora en que Gabriel había decidido volver a aparecer, como fuese que lo hubiera hecho. (Que no podía importarle menos) Pero sobre todo maldecía su propia curiosidad, que lo había llevado a quedarse viendo el video mucho más tiempo del que podría ser considerado aceptable. Sólo esperaba que el orquestador de aquella estúpida travesura no fuese consciente del efecto indeseable que había tenido sobre él.

Aún maldiciendo, pisó el pedal y dejó que el ronroneo de su querida Baby lo llevase lejos de aquella fastidiosa situación, avanzando sin rumbo por la amplia carretera.

° ° °

De vuelta en el bunker, Gabriel había terminado de explicarle los pormenores de su regreso a un sorprendido pero claramente complacido Castiel. Sam sólo se había limitado a escuchar, dando esporádicos tragos a su cerveza mientras pensaba en la reacción de Dean. ¿Habría sido demasiado pedirle al arcángel que molestaste a su hermano con una imagen semejante? Su idea había sido derrumbar un poco la rígida estructura en su cabeza con una escena totalmente factible para él si decidiese darle una oportunidad al ángel; y a juzgar por el tiempo que había transcurrido desde que Gabriel le confirmó que el video había aparecido hasta que Dean se había recluido en el garage, Sam creyó que quizá habría surtido efecto... 

Pero ahora no estaba tan seguro de eso.

Jugó con la botella en sus manos mientras permanecía perdido en sus cavilaciones, no muy seguro de cómo proceder. Los poderes de Gabriel era innegables, pero también lo era su falta de sutileza, así que requerir más ayuda de su parte quedaba completamente fuera del plan. 

Sam estaba agradecido de no haberle explicado por qué quería que Dean viese un video de esa naturaleza, de esa manera el travieso arcángel se había quedado con la impresión de que sólo estaba buscando gastarle una broma a su hermano mayor. La pregunta ahora era, ¿qué más podía hacer?

-Oye Sam -Gabriel lo distrajo de sus pensamientos una vez más ese día -¿Qué dices? ¿Puedo invitarle un trago a tu hermana un día? 

Sam rió incómodo y puso los ojos en blanco. Pero justo entonces notó el extraño brillo en los ojos de Castiel, quien estaba observando la mesa con inusitada intensidad. ¿Qué quería decir esa mirada?

-Yo no te lo aconsejo. -Contestó -Todavía no sé si no estará buscando ahora mismo una vasija de aceite sagrado para rostizarte por eso.

-Mmm eso no suena divertido, mejor poner distancia. -El arcángel vació lo que quedaba de su cerveza de un trago, y tras estirarse como un gato en su silla se puso de pie con una sonrisa. -Bien señores, fue un gusto. Hermanito, ¡nos estamos viendo! Mándenle mis saludos a Deanna, y Sam... cuando necesites ese jabón no tienes más que pedírmelo. -Le guiñó un ojo a este último y en un abrir y cerrar de ojos desapareció. 

Sam suspiró y negó con la cabeza. Arcángeles

 


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