Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Dean Winchester era experto en ciertas cosas: Arreglar autos, conquistar mujeres y cazar monstruos. Ocasionalmente mostraba también tener cualidades comiendo pie, buscando pornografía o haciéndose pasar por un oficial del FBI. En una o dos oportunidades hasta se las había ingeniado bastante bien para salvar al mundo.


En lo que Dean Winchester no era bueno era procesando sentimientos. 


Si algo llegaba a su mente habiendo pasado primero por su corazón, Dean lo encajonaba detrás de pilas de sarcasmo, o directamente lo descartaba por su inutilidad. Para él, los sentimientos no hacían más que joder a las personas, especialmente cuando resultaban inesperados, incómodos o difíciles de ignorar... 


Y en este caso, los sentimientos que Dean Winchester estaba experimentando reunían las tres anteriores características juntas.


La cena con Cas, Charlie y Gabriel había terminado bien entrada la madrugada, luego de una competencia de tragos entre los dos celestiales, la cual habían terminado en empate sólo para que los mortales pudiesen irse a dormir. 


Charlie se había mostrado feliz de conocer a Gabriel, Gabriel de poder alardear sus poderes, Sam feliz de reír con las locuras de ambos, y Dean de que Cas no hubiese vuelto a mirarlo en toda la noche. Había hecho las cosas más fáciles.


"Dean." 


La respuesta de Cas dio vueltas por su cabeza durante días. Al principio, sólo segundos después de oírla, Dean creyó que había algún error. Tal vez había escuchado mal, tal vez su amigo sólo lo estaba llamando... pero nadie dijo más nada, y entonces el pánico lo inundó. ¿Qué diablos significaba eso? ¿Cas... lo deseaba? 


A falta de explicaciones, y seguro de no querer pedirlas, Dean había recurrido a su mecanismo de defensa predilecto: La negación. Nadie lo había visto, por ende nadie sabía que él lo sabía, por ende no hacía falta hablar de algo tan incómodo como que su mejor amigo sintiese algún tipo de atracción hacia él. Simple.


Aún así, decirlo no fue tan fácil como hacerlo. Dean tuvo que hacer uso de todas sus horas de experiencia jugando poker para lograr componer su expresión sin que su incomodidad lo delatase. Porque estaba incómodo, ¿cierto?


Volvió a la biblioteca, se sentó en su silla y se encargó de no dejar entrever absolutamente nada el resto de la noche. Al parecer, funcionó.


Los días pasaron luego de eso y todo se volvió más sencillo. Varias cacerías tuvieron lugar esa semana, lo que significó mucho tiempo en la carretera y poco haciendo rondas de estúpidas preguntas, y poco a poco así la tranquilidad del cazador se fue recomponiendo. Aún se ponía tenso cuando se cruzaba con Cas, como si el otro pudiese leerle los pensamientos y descubrir así que él sabía, pero por suerte el ángel no había vuelto a comportarse de formas extrañas cerca de él, y Dean casi había olvidado el inusual curso de los eventos. Casi.


Abrió la heladera y suspiró, frustrado. No más pie. Tendría que ir a comprar.


Tomó las llaves del Impala y se apresuró rumbo al garage. Sabía que Cas rondaba el bunker y prefería no tener que cruzárselo, pero eso requería ser silencioso, y veloz.


Estaba abriendo la puerta de su auto ya, cuando una voz lo llamó.


-¡Dean! Aguarda. -Su hermano trotó hasta donde él estaba. 


-Voy a comprar provisiones, Sammy. Vuelvo enseguida.


-Ok, pero espera.


Dean bufó. 


-¿Qué?


Sam se detuvo frente a él, dudoso.


-¿Estás bien? Últimamente te noto algo... inquieto.


-En perfecta salud, Sammy. 


-¿Seguro? -Sam parecía estar mascullando algo, pero Dean no tenía tiempo para eso.


-Cien por ciento. Con tu permiso, quiero pie. -Se ubicó en el asiento de conductor y cerró la puerta, pero olvidó que la ventana había quedado abierta. Sam demoró una milésima de segundo antes de preguntar:


-Lo escuchaste, ¿cierto?


Dean sintió todos sus músculos ponerse en tensión. Mierda


-¿Qué cosa? -Intentó sonar lo más distendido posible mientras se apuraba a poner la llave en el tambor de arranque. 


Sam se apoyó en el marco de la ventana y se inclinó para que su rostro quedase a la altura del de Dean.


-Sabes perfectamente de qué hablo, Dean. -Al ver que su hermano no respondía, agregó -¿Cas?


-¿Cas? -Sabía que su desentendimiento ya rayaba lo grotesco, pero no pensaba admitir tan fácil que no sólo lo había escuchado sino que no podía parar de pensar en ello. Con el ceño fruncido como si intentase recordar, giro hacia su hermano menor y parpadeó un par de veces antes de fingir un súbito arrebato de memoria. -¡Oh! ¿Te refieres a eso del...?


-Permitido. -Sam completó por él con cara de pocos amigos, y Dean se preguntó por qué diablos le importaba tanto. 


-Ah, sí, eso. Sí, lo oí.


-¿Y...?


El mayor se encogió de hombros al tiempo que hacía una mueca.


-Y... un ángel quiere conmigo. Fantástico. ¿No sería el primero, sabes? Debe tener algo que ver con mi magnetismo animal. -Dean sonrió, juguetón.


-O sea que no te afecta. -Sam no tenía ánimos para sus evasivas.


-¿Por qué debería afectarme, Sammy? Cada quien tiene sus fantasías, supongo. -Encendió el auto, intentando terminar con el ridículo interrogatorio.


-¿Y por eso estuviste escondiéndote toda la semana? Quizá puedas engañar al resto, Dean, pero a mí no. Sé que te importa.


-No me estuve escondiendo, estuve ocupado.


-Dean-- 


-Mira, Sam- Lo interrumpió, fastidiado- No sé qué esperas que haga o por qué te interesa tanto siquiera, pero no pienso discutir esto contigo como si fuese una maldita colegiala, ¿de acuerdo? 


Y sin más pisó el acelerador y se marchó, desestabilizando a su hermano con el brusco movimiento.


° ° °


-¿Y bien? -Charlie se acercó a Sam, expectante. El cazador suspiró mientras veía el espacio donde un minuto atrás había estado el Impala.


-Sí lo oyó.


-¡¿Y?! 


-Dijo que no le afecta. -Sam volteó hacia la chica, quien dejó caer los hombros, desanimada.


-Diablos, no debí preguntárselo... 


-Dean está mintiendo. -El menor de los Winchester sentenció con una mueca de disgusto. -Hace días que no se atreve a mirar fijo a Cas, o a hablarle. Actúa como...


-Como un niñito gay con miedo de salir del closet. -Gabriel se materializó frente a ellos, comiendo una paleta. -¿Qué tal, pequeños? ¿Me van a explicar por fin qué tanto están planeando?


Sam y Charlie intercambiaron una mirada culposa y luego procedieron a contarle al arcángel lo que estaba pasando, cuidando en todo momento que Cas no estuviese cerca. Cuando terminaron Gabriel asintió en silencio, pensativo.


-Sí, Dean-o no estaría siendo muy cooperativo... Pero no veo a Cas tomar la iniciativa tampoco.


-Intentamos que luciese más atractivo... -Sugirió Charlie encogiéndose de hombros.


-Sí, y yo que actuase más humano -La interrumpió el arcángel -Pero dudo que con eso baste. Vamos, ¡no enciendes una llama con un chispero gastado! 


-¿Y tú qué sugieres? -Sam comenzaba a cansarse de todo eso. Algo en su interior le decía que cuanto más le insistiesen a Dean, peor sería. Mucho más ahora que ya sabía, al menos en parte, cómo se sentía Cas.


-No lo sé, mis técnicas siempre les parecieron algo... drásticas. -Gabriel se encogió de hombros mientras inspeccionaba la paleta multicolor con interés. -¡Sugieran algo! Ustedes son los que decidieron jugar a cupido aquí. 


Sam suspiró, agotado.


-Creí que no sería tan... -Comenzó, pero de pronto se cortó en seco. Eso era. - ¡Cupido! 


-¿Disculpa? 


-Gabe -Sam lo tomó por el brazo -¿Puedes invocar a un querubín? 


-Sí... -El arcángel hizo una mueca de asco- Puedo, pero no sé si quiera. Son criaturas desagradables. ¿Para qué quieres uno?


-Quizá él pueda ayudarnos a desenmascarar la estúpida actitud de Dean. 


-Mmm -Gabriel lo meditó unos momentos- Tal vez. Tal vez no. Tú sabes que está prohibido, de cualquier manera, ¿no? -Sam lo miró sorprendido.


-¿Invocar a Cupido?


-Querer unir a un ángel y un humano. No se permiten esa clase de "interacciones" allá arriba -Dijo señalando el techo.


-Pero tú vives haciéndolo. Si tú puedes, ¿por qué Cas no?


Gabriel lo miró fijo por un momento y esbozó una sonrisa socarrona.


-Cierto. En otra época tu hermano y el mío ya estarían flambeados por la Gracia Divina, pero digamos que el ente regulador del comportamiento angélico está... de huelga por el momento. 


-¿Entonces lo harás? -Charlie intercedió.


-Sí, como quieran. Pero me marcho de aquí antes de que llegue. No soporto sus abrazos. ¡Los veo luego!


Y con un chasquido de dedos desapareció, dejando en su lugar a un tipo regordete completamente desnudo, que miraba alrededor aturdido.


-Oh, ¡hola! ¿Cómo llegué aquí? -Le dijo a Charlie, que fue la primera a quien vio.


-¡Hola! -La chica estaba conteniendo la risa ante el extraño aspecto del querubín. -Nosotros te invocamos.


-Necesitamos tu ayuda -Sam intercedió.


El querubín volteó hacia él y de pronto esbozó una enorme sonrisa.


-¡Sam Winchester! -Dijo antes de abalanzarse sobre él y abrazarlo por la cintura.


-Aww -Murmuró Charlie mientras Sam se removía incómodo.


-¿En qué puedo ayudarlos? -Les dijo el recién llegado una vez que lo hubo soltado y hubo abrazado también a la chica, quien se horrorizó ante el contacto.


El muchacho le explicó entonces que había dos personas que al parecer se querían mucho pero temían admitírselo. A cada palabra, el querubín sonría más ampliamente: Le encantaban las historias de amor.


Una vez terminado el relato, asintió y les preguntó:


-Suena como algo que yo puedo hacer. ¿Quiénes son los tórtolos?


-Bueno... -Sam esperaba que no se alarmase demasiado -Mi hermano Dean...


-¡Oh! ¡Fantástico!


-Y... Castiel.


Los ojos del querubín se abrieron como platos.


-¿El ángel Castiel?


-S--sí.


-Oh no, no no. No puedo hacer eso.


-¿Por qué? -Inquirió Charlie- ¡Ellos serían muy felices con tu ayuda!


-No se puede. Castiel es mi hermano mayor, mis poderes no funcionarán en él... y además está prohibido.


-Rayos -Murmuró Sam- ¿No hay forma de hacer una excepción? ¡Es decir sólo míralos! Es obvio lo que sienten. ¿Qué mal podrían hacer estando juntos?


-Mira, a mí me encantaría ayudar, ¡de veras! Pero los ángeles y los hombres no deben mezclarse, y además mi trabajo consiste en lograr uniones que propaguen la especie, y este... no es el caso.


-Oh genial -Espetó Charlie -Un querubín conservador.


-Son las reglas. -Les explicó el hombrecito- Y de cualquier manera... no serviría. -Sam y Charlie lo miraron desesperanzados, y él agregó: -No se puede unir a dos seres que ya se aman.


Y tras decir eso, se esfumó en el aire.


° ° °


Había sido estúpido huir así, pensó Dean sentado sobre el capó de su auto. Había aparcado a Baby junto a un solitario árbol a un costado del camino y se había dedicado a pensar el último rato. 


Si quería que los demás pensasen que no le afectaba la declaración de Cas, escaparse y esconderse no parecían ser las mejores formas de proceder. Pero Sam lo había tomado por sorpresa, y eso no era bueno: Su hermano era, después de todo, quien mejor lo conocía en el mundo, a excepción quizá del mismísimo Cas. Resultaría inútil intentar ocultar algo de él.


Por qué le afectaba tanto todo aquello, sin embargo, era un misterio incluso para Dean.


Sí, quizá era incómodo saber que alguien tan cercano pensaba en él con otras intenciones, pero siendo Cas... ¿qué tantas intenciones podría tener? El inocente, torpe, solemne ángel... no podía imaginarlo intentando nada que pusiese en riesgo su amistad, como seducirlo por ejemplo.


Rió con ironía ante aquella perspectiva: Cas, seducirlo. Con suerte habría apenas comprendido lo que todo el tema del "permitido" significaba, y allí estaba Dean preocupándose por eso. Rió más fuerte. Menuda estupidez. 


Se desperezó con un suspiro de alivio y decidió que era hora de tomárselo con más calma. Incluso sus propias sensaciones físicas respecto al ángel debían tener una explicación para nada alarmante. Nada relacionado con que Castiel lo atrayese, desde luego...


"Dean". La palabra volvió a cruzar su mente y el joven sonrió halagado mientras negaba con la cabeza. 


Por supuesto que soy tu permitido, Cas. ¿Quién más sino?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).