Ya habían pasado un par de meses desde la llegada de Shizune, cuando Odasaku se enteró de que por fin le había cambiado el nombre estaba aliviado, además de que parecía que el suicida ahora se tomaba más en serio su papel. Aprendió a preparar la leche, cambiar pañales y bañarla, aunque se podría jurar que ahora era una mamá gallina que se enojaba con el pelirrojo si hacía llorar a la bebé.
Para facilitar su cuidado y evitar que la magia supiera de ella, se habían mudado juntos y a petición de Osamu, compartían una cama extra grande donde los tres entrarán sin problema.
— No va a desaparecer si la dejas jugar unos minutos sola Osamu...— era la tercera vez que le repetía esas palabras, desde que Shizune empezó a gatear y querer levantarse, todo los muebles estaban forrados con espuma para evitar un accidente.
— Se puede caer, o puede despertar su poder y abrir un agujero dimensional
— No estás en un libro de Edwin A. Abbott, si estás encima de ella no va a poder ser independiente, te entiendo por qué pasé lo mismo con Sakura, pero debes dejarla
— Sin embargo, existo con la esperanza de que estas memorias, de alguna manera, no sé cómo, puedan llegar a las mentes de la humanidad en alguna dimensión y puedan incitar a una raza de rebeldes que se negarán a estar confinados a una dimensionalidad limitada...—Dazai se había levantado y mientras recitaba como si estuviera en el teatro ese fragmento de Flatland.
La pésima imitación de Dazai le arrancó una suave risa a Odasaku y le tomo de la mano para que lo acompañará a la cocina.
— Seguro te hubiera asesinado por burlarte de esa forma de "Cuadrado"...
— Tu sacaste la referencia...— a pesar de que estaba en otra habitación miraba de reojo a su pequeña quien jugaba con los peluches que Hirotsu le regaló.
— Por cierto...estaba pensando en que este fin de semana debo ir a ver a los niños, tal vez sea momento de que les presente a su hermana
El corazón de Osamu se aceleró...por fin, darían el paso definitivo para todo lo que habían hecho.
— Está bien, aunque tendremos que ser muy cuidadosos, últimamente ha habido unos extraños ataques, Ango está a cargo de la investigación.
Los días siguientes parecían lentos para ambos, sería la primera vez que sacaban a un lugar tan lejano a Shizune.
El sábado por la mañana tras preparar la pañalera se colgaron a la pequeñita y se escaparon con sigilo hasta donde pudieran tomar un taxi.
— ¿No les darán celos por una nueva integrante? Quiero decir, mírala es tan hermosa que despertar la envidia no es raro
— Son niños Osamu, puede que les cueste pero no la van a odiar.
El local de Curry como casi siempre estaba vacío, sólo una cortina se mantenía abierta en caso de que llegaran clientes pero ellos inmediatamente fueron a la escalera trasera para llegar al dormitorio. Como muchas otras veces antes el silencio se hizo más notorio conforme subían los escalones.
Los pequeños sabían de la existencia de una bebé, pero no tenían más conocimiento sobre ella. Está ocasión cuando abrieron la puerta no los recibieron con su usual ataque combinado, con excepción de Sakura, todos tenían un visible ceño fruncido.
— ¿¡Ella es la bebé?! Quiero conocerla— Osamu le había agarrado cariño a la pequeña por lo que se quedó en la puerta con ella mientras le mostraba a Shizune. Su novio parecía que debía tener una plática sería de padre a hijos.
— No tenías que traerla...— Fue la primera frase de reproche que se dejó oir
— Pudiste dejarla en tu casa ...es injusto compartirte también aquí
— Ya no vienes a vernos, seguro fue porque nos cambiaste, ya no nos quieres.
La voces de los niños entraban como profundos cuchillos en el corazón del recadero. Esos niños eran su vida, los amo desde que los vio y daría todo por verlos feliz, Shizune era especial, de alguna forma, pero no por eso iba a dejar de amar a sus pequeños.
Usualmente los hubiera atacado con cosquillas para animarlos, pero está ocasión sus brazos rodearon esos pequeños cuerpos quienes se quedaron paralizados.
Odasaku era amable, pero no era sencillo que tuviera muestras de afecto. Osamu lo había descubierto tiempo atrás cuando comenzaban a besarse y abrazarse, parecía que se rechaza a si mismo, como si fuera a infectar a alguien al tocarlo
— Lo siento, si sintieron que los hice a un lado, lo lamento— sus palabras fueron cortas pero sinceras, a pesar de querer ser escritor, poner en su boca las palabras adecuadas siempre le costaba trabajo.
—Intentare ser mejor padre, escucharé más, hablaré más... les daré un poco más de ventaja en los juegos— mientras hablaba sus brazos los apretaban cada vez más, como si temiera escaparan y estos empezaron a protestar por su fuerza.
— Nos...nos aplastas!
— Lo entendemos, suelta por favor
—¡¡Papá!! Para
— Los quiero
Esas palabras fueron suficiente para que los integrantes del abrazo se pusieran a Sollozar, incluso el mismo Odasaku aunque aparentaba bastante bien.
Poco a poco pudieron acercarse a Shizune quien estaba muy curiosa con los niños, le leyeron, la peinaron y alimentaron, todo bajo la atenta mirada de sus padres. Cuando cayeron rendidos en el suelo los acomodaron con los almohadones y las sábanas, se veían tan adorables, incluso Shizune se acurrucaba contra Sakura.
Osamu estaba sentado en la cama de abajo de la litera mientras se recargaba en el hombro del pelirrojo, ambos se veían tranquilos de alguna forma
— Sabes...desde que tengo memoria leía en los cuentos sobre lo que era tener una familia, nunca quise una madrastra por los traumas que me dejaron los hermanos Grimm. No te diré que vivir con Mori es fácil, pero por lo menos no estaba solo, sin embargo no se compara a como me siento ahora...
Odasaku asíntio con la cabeza, ya había gastado su número de palabras que tenía al día.
Osamu sonrió ante su gesto y se puso en pie para ir a la ventana de la habitación donde señaló un punto entre los edificios
— ¿Lo ves?— ante la expresión de desconcierto de Sakunosuke, siguió hablando— El mar, está ahí Odasaku, y los niños están jugando en la orilla con la arena, seguro tendrán que tomar un baño antes de meterse a la casa
Oda captó lo que estaba haciendo y una vez más asíntio con la cabeza mientras escuchaba las locas fantasías de su novio.
— Odasaku...acabemos con esto
— ¿Con qué?
— La mafia, vamos a escapar, vamos a tener nuestra Familia
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Osamu estaba jugando con el bolígrafo sobre el papel, llevaba más de media hora mirando los últimos renglones de su "libro"
— ¿Qué pasa Osamu?
— Es extraño...sabes, cuando te dije que dejáramos la mafia, aún tardamos en hacerlo
— Tienes razón, poco después paso el ataque...— el pelirrojo se quedó unos segundos pensando antes de completar su oración— Algunas veces sueño con ese momento, sólo que las cosas son algo diferentes
Osamu trago saliva antes de preguntar
— ¿Cómo que diferentes?
— Siento ira, frío y soledad, después nada
El ex suicida ni siquiera pudo responder a sus palabras ya que su esposo continuo hablando.
— Es tan vivido, bueno, mejor dicho es como si hubiera muerto.