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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡BABYCAKES! >.<

¿Qué tal estáis mis amores? ¿Cómo os ha ido ésta semana?

Yo la verdad es que me encuentro bien en lo que cabe, últimamente mi humor está casi llegando al centro de la tierra, pero escribir me ha ayudado un montón así que sin importar que esté en la shit, pues no iba a dejar de atualizar n.n

No quiero entreteneros mucho, pero en serio que quedé impaktada con vuestros RW’s la semana pasada, me han hecho reír un montón y me hacen sentir mejor beibis :’3 Creo que la mayoría se quedó con cara de WTF?! Porque puse a cierto pedazo de rubiales a morder la almohada, pero, ¿qué os digo queridos míos? Soy subnormal, siempre he tenido eso de que el pasivo lo veo de activo y viceversa, pero calma pueblo, no creo que vaya a incluir más Lemon entre el Capi y Tiny Tony así que relajad las tetas, Steve seguirá siendo el activo en sus corazones ♥

Hm, ¿qué más? ¡Ah, sí! Vale, creo que en el cap pasado hubo un poquito de confusión respecto a ¡¿QUÉ CARAJOS HACÍA BUCKY ESCUCHANDO A STEVIE BOY FOLLANDO?! Y lo entiendo completamente, porque resulta que la idiota de yo, pues se le olvidó explicar eso. No es que Bucky sea stalker nivel Dios LOL XD Más bien lo qué pasó es que Steve le dijo que nada más iba a despejarse la mente y llegaron las navidades y el hombre de aparecía, y Bucky siendo el rollito de canela qué es, pues obviamente salió a buscar a su culito, ¡EJEM! Digo, a su querido Steve y fue Natasha la que le dio la dirección del hotel de Tony, porque obviamente si Steve está perdido iba a estar con Tiny Tony LOL XD Nada más quería aclarar eso porque mucha gente se creyó que el pobre gatito de Bucky andaba stalkeando y se lo querían cagar a hostias, pero él sólo quería ver que su Stevie (qué resultó no ser suyo LOL XD) estuviese bien .u.

Y por último quiero dedicar éste cap a las bellezas que se toman el tiempo de dejarme sus bellos y violables RW’s, saben que ustedes son mí principal motor y hacen de mí vida una mucho mejor con sus comentarios y sus locuras que adoro leer, ¡L@S AMO BEBÉS! Con todo mí heart ♥ De verdad son los mejores lectores del mundo, gracias porque ya somos más de 9K, en verdad flipo cuándo veo todo el amorsh qué me dan… sóis unos cielitos :’3

+ Gabito

+ Luvia Uchiha Namikaze

+ E

+ Nai

Vale, y sin hacerlos esperar más, ahora sí…

¡A LEER! >///<

-Capítulo Doce-

“From Hero to Zero”

POV’s Peter:

- ¡Ouch! ¡Joder, Steve! Eso duele… -se quejó el mayor de los Stark, volviéndose a ver a su esposo con expresión irritada.

Steve nada más rodó los ojos.

-Deja de quejarte, Tony. Si no te hubieses metido…

-Corrección: Si Barnes no hubiese invadido mi propiedad, ahora mismo no estuviese lastimado. –le interrumpió, mirando de forma envenenada al pelilargo que nada más le devolvió la mirada. - ¿Vas a decirme por qué carajos allanaste mi casa, Barnes? –inquirió, enarcando una ceja.

Peter nada más se encogió de hombros, manteniéndose en silencio y preguntándose por qué su vida era tan jodidamente anormal. Un segundo estaba de lo más tranquilo limpiando tras una noche con su Pops mientras escuchaba a Imagine Dragons y al siguiente había una explosión afuera en la terraza de su casa. El castaño suspiró, recordando el hecho mientras negaba con la cabeza.

Minutos antes…

Steve se quedó de piedra, pero cuando vino a reaccionar, ya era demasiado tarde: Tony ya tenía la armadura puesta y uno de sus repulsores apuntaba directo hacia donde estaba Bucky.

-Tony, ¡NO! –gritó, corriendo hacia donde estaba su esposo, más éste se limitó a lanzarle un dardo que le dio un choque eléctrico, dejándole momentáneamente inmovilizado. - ¡Corre, Buck! –alcanzó a gritar, su cuerpo todavía bajo los efectos de la corriente eléctrica.

- ¡Tienes cojones para meter a MI casa, Barnes! –gritó Tony, cogiendo vuelo y arremetiendo contra el pelilargo, empujándolo varios metros por el suelo hasta que éste quedó colgando en el aire. - ¡¿Es qué no puedes dejarnos en paz de una jodida vez, maldito acosador?! –rugió Tony, apuntándole con el repulsor, seguro de que un disparo y sería el fin de Barnes.

- ¡Tony, por favor no! –pidió Steve, yendo al rescate de su mejor amigo, tratando de ayudarlo a recuperar el equilibrio. - ¡Ya basta de peleas! –rugió Steve, sus ojos azules suplicándole al hombre dentro de la armadura.

Mientras, en el living, cierto castaño cantaba suavemente al ritmo de “Believer” cuando el sonido de algo parecido a una explosión le hizo dar un respingo, sacándose los cascos mientras su sentido arácnido le advertía de peligro. Peter negó con la cabeza, viendo el destello dorado asomándose desde la terraza seguido de los gritos de sus padres y no dudo en echarse a correr, su mano deslizándose sobre su reloj de muñeca hasta que se dio cuenta…

Sus padres no sabían que él era Spiderman. Si el arácnido se aparecía así de repente, sería demasiado sospechoso, sobre todo porque no tenía quién le cubriera las espaldas para hacerse pasar por Peter Parker. “Maldición…” pensó el menor, más aquello no le detuvo, corrió a todo lo que daban sus piernas, dirigiéndose con expresión decidida hacia la terraza, pero en cuánto llegó la escena frente a él le dejó con la mandíbula colgando debido a la expresión.

- ¡¿Papá?! ¡¿Pops?! ¡¿QUÉ CARAJOS ES ESTO?! –chilló el menor, parpadeando para comprobar que estaba viendo correctamente, pero sus ojos no le habían fallado.

Delante de él estaba su Pops, sujetando a duras penas al que parecía ser James Barnes que colgaba de la terraza, a punto de caer y hacerse puré en el suelo mientras que su padre estaba en su armadura, su mano extendida con su repulsor listo para disparar. Peter no tuvo tiempo para pensar en que su familia estaba jodidamente loca o en cómo diablos había llegado Bucky ahí, sabía que tenía que meterse o de lo contrario su padre haría asado de Bucky y estaba seguro de que, si eso llegaba a ocurrir, una segunda Guerra Civil entre sus padres podría desatarse. Ni siquiera cuándo Thanos invadió el planeta Peter sintió tanto miedo, sus padres le daban un nuevo significado a la palabra ‘miedo.’

-P-Pero… ¡¿qué mierda?! –chilló el castaño, todavía en el suelo luego de que un destello rojizo y dorado se atravesase en su camino. - ¡Papá, cuidado! –gritó, tratando de advertirle a Tony, pero fue demasiado tarde.

Peter apenas y podía distinguir nada, sólo el brillante color de las llamas rojas y doradas que se alzaban en dirección a su padre en lo que parecía ser una especia de látigo, seguido de las carcajadas estruendosas de un hombre que también se hallaba cubierto por las llamas. Peter se quedó boquiabierto, incapaz de reaccionar, incapaz incluso de mover un músculo. Pese a ser un genio, Peter no entendía ni un carajo de lo que estaba sucediendo, de dónde habían salido todas aquellas llamas y aquel hombre que debería estar en el suelo, con severas quemaduras de tercer grado.

- ¡Tony! ¡Déjalo, maldito! –gritó Steve, tratando de arremeter contra el hombre en medio de las llamas, pero un tirón por parte de Bucky se lo impidió. Eso y el chorro de llamas que el hombre del látigo le había echado encima. –Bucky, ¡¿qué demonios está pasando?! –gritó desde el suelo, cubriéndose a duras penas del infierno sobre su cabeza.

Bucky nada más negó con la cabeza y corrió hacia donde estaba el hombre, que tenía a Tony atrapado entre su látigo que no era un látigo sino una larga cadena y le impedía moverse. Peter podía escuchar los bramidos de su padre, lo que sea que estuviese haciéndole el hombre de la cadena… estaba lastimando a su padre, y Peter no iba a permitir aquello. Negó con la cabeza, listo para ponerse su traje y mandar a la mierda todo cuando el hombre finalmente se volvió, a causa del bramido de cierto pelilargo.

- ¡Johnny! ¡Ya basta! ¡Suéltalo! –gritó, y a su grito se unió el de Peter y Steve cuando el hombre se volvió, su rostro nada más un cráneo sin piel ni ojos ni carne. - ¡Suéltalo, Johnny! –volvió a rugir Bucky, sin inmutarse ante el rostro esquelético del hombre de la cadena.

Con un gruñido, el hombre de la cadena, cuyo nombre era aparentemente Johnny, soltó a su padre, arrojándolo al suelo mientras hileras de humo se desprendían de su armadura. No pasaron ni dos segundos antes de que Steve se arrojara hacia donde se hallaba su esposo, arrancándole la careta de la armadura y topándose con su rostro incrédulo, más no había ningún daño grave salvo un labio partido y sangrante.

Peter no pudo evitarlo.

- ¡¿QUÉ CARAJOS ESTÁ PASANDO?! –repitió, a punto de perder la cabeza.

-Fin del Flashback-

-…Y por eso vine, necesitaba de verdad hablar con Steve y conociendo cómo es Stark supe que no quedaba de otra. –explicó el pelilargo, un hombre en chamarra de piel y muy parecido a Tom Hardy apoyando una mano sobre su hombro, a lo que el ex sargento se volvió, sonriéndole tímidamente. –Lo siento, Stark, de verdad… no era mi intención causarles líos.

La familia Stark-Rogers se hallaba boquiabierta, no sólo porque en su living tenían a Johnny Blaze, el famoso acróbata de motocross que siempre estaba realizando proezas que ponían en riesgo su vida, sino porque éste había resultado ser el mismísimo Ghost Rider, el Vengador Fantasma que castigaba y se llevaba el alma de tipos malos derechito al infierno. Sin mencionar que, de acuerdo a lo que Bucky había dicho, él y Blaze estaba saliendo. En plan, pareja. En plan, Johnny jodido Blaze es novio de Bucky Barnes. En plan: Qué. Putas. Mierdas.

-¿Cuánto tiempo piensan quedarse viéndonos, Buck? Esto empieza a ponerse incómodo… -habló el rubio, jugando con el cabello del pelilargo.

Bucky nada más se encogió de hombros.

-Dales tiempo, sé que Steve es de proceso lento, le toma un tiempo entender qué carajos está pasando. –dijo el castaño, lanzando un suspiro. –Oigan, en verdad no es la gran cosa… -añadió, desviando la vista mientras un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas.

Tony sacudió la cabeza, el primero en romper el silencio.

-Déjame ver si entendí bien… -comenzó, el shock todavía presente en su rostro. –Dices que te metiste a mi casa porque querías hablar con mi esposo, en plan, ¿ofrenda de paz o algo así? Y encima trajiste a uno de los tipos más buscados por S.H.I.E.L.D, que al parecer es tú novio… ¿correcto? ¿Lo dije bien?

Blaze rodó los ojos, abrazando a Bucky por la espalda antes de volverse a ver a Tony con una sonrisa socarrona.

-Espero que no tengamos problemas respecto a lo de S.H.I.E.L.D, sé bien que tú y tu muñequito Barbie son mascotas de Fury… no quiero tener que volverte a dar la Mirada de Penitencia, Stark. Estoy seguro de que una vez te ha bastado. –habló, sus labios jugueteando entre el pelo de Bucky, que nada más cerró los ojos ante el contacto.

-Escúchame bien, tú pequeña…

- ¡No puedo creerlo! ¡Estás saliendo con Johnny Blaze! –habló Steve, entrando en modo fangirl. Tanto Tony como Peter se quedaron de piedra, viendo como el rubio saltaba al encuentro del tipo que había tratado de hacer trizas a su esposo hacia sólo unos momentos. –Señor Blaze, déjeme decirle que soy un gran admirador suyo. –habló entusiasmado Steve, sacudiendo la mano del motociclista enérgicamente. –Buck, podrías haberlo mencionado antes…

-Lo habría hecho, de no ser por qué cuándo quise decírtelo en el ensayo de la boda de Thor y Loki tu hombre de lata se puso como loco… -rodó los ojos el pelilargo, a lo que Tony sólo gruñó por lo bajo.

-Capitán Rogers, he escuchado sólo maravillas acerca de usted. Es un honor conocerle. –habló el otro rubio, sacudiendo la mano de Steve con respeto.

-Vale, ¿soy el único aquí que está consciente de que ése sujeto es un criminal buscado en más de diez países? ¡Steve! ¡Deja de sacudir su mano! –bramó Tony, dando grandes zancadas y apartando a su marido del otro rubio, poniéndole detrás de sí de manera protectora. - ¡¿Qué demonios le pasa a todo el mundo?!

Peter suspiró, consciente de que si alguien no se metía el novio de Bucky iba a transformarse en un esqueleto en llamas de nuevo y él particularmente no estaba de humor para lidiar con eso de nuevo. el adolescente avanzó, poniéndose en medio de su padre y el motociclista, que parecían perros rabiosos a punto de morderse el cuello.

- ¡Ya está, vale! –chilló Peter, levantando las manos al cielo. –Oigan, ustedes son los adultos, se supone que deberían ser maduros… Papá, es obvio que el señor Barnes y… ehmm, su novio Johnny vienen en son de paz y sólo quieren que todos se lleven bien, ¿está tan mal eso? Digo, sí, se metió a nuestra casa de manera ilegal y casi causa un incendio, pero estoy seguro de que sus intenciones son buenas, ¿verdad, señor Barnes? –se volvió al pelilargo, que asintió una vez. -¿Lo ves? Ahora, ¿podemos dejar las peleas e irnos todos a dormir? Mañana tengo instituto. –les recordó Peter, echando los ojos en blanco y consciente de que no había caso en dormir siendo que ya era muy entrada la madrugada.

Un silbido interrumpió el discurso del menor.

-Vaya, Stark, tienes suerte de tener un hijo tan sensato. Seguro lo sacó del lado del Capitán. –bromeó, a lo que el menor le clavó sus enormes ojos avellana.

-Señor Blaze, debo recordarle que Tony es mi papá y si vuelve a hacerle daño… bueno, sólo digamos que voy a patearlo tan fuerte en las pelotas, que sus ancestros van a sentirlo, ¿capisce? –el menor alzó el mentón, completamente seguro de cada una de sus palabras.

- ¡Peter! ¡Lenguaje! –le regañó Steve, coloreándose de vergüenza ante la boca tan sucia de su retoño.

-Ése es mi hijo. –añadió el genio, sonriendo con orgullo al ver que Peter había sacado su carácter ácido y sarcástico. Tony podía morir en paz sabiendo que había criado bien a su hijo. - ¡Ow! –se quejó, cuando un codazo se clavó en sus costillas. Rodó los ojos. –No es sólo mi culpa, tú le enseñaste a meterse en peleas estúpidas.

Por su parte, el Motorista Fantasma nada más sonrió, extendiendo su mano en señal de paz hacia el castaño que se la estrechó sin miedo devolviéndole la sonrisa.

-Me gusta éste chico, Buck… tiene los cojones bien puestos. –comentó, volviendo a envolver al pelilargo entre sus brazos. –Entonces, Stark, ¿piensas dejar a mí bebé panda en paz o tendré que volver a rostizarte el trasero? –inquirió, haciendo sonrojar al pelilargo.

Tony rodó los ojos y a regañadientes extendió una mano en dirección al ex sargento. Bucky parpadeó, antes de estrechársela de forma tímida.

-Vale, ahora que te tiene a ti y estoy seguro de que no va a intentar acercarse a mi marido… creo que puedo tolerarlo. Pero si vuelve a meterse en mí casa, voy a desintegrarlo. –advirtió, volviéndose hacia Steve que le miraba sonriente.

-Estoy orgulloso de ti. –susurró el rubio, depositando un beso en su mejilla.

Tony rodó los ojos.

-Seh, cómo sea… eso no cuenta. Ahora, si me dejaras hacértelo de…

-¡Vale! Creo que ya es hora de que me retire. Caballeros… -empezó Peter, antes de que sus padres le dejasen todavía más en vergüenza. –Ha sido divertido y todo, pero no tengo ganas de ver pornografía en vivo así que…

- ¡Peter! –volvió a chillar Steve, negando con la cabeza. –Tony, tenemos que re evaluar nuestros métodos de crianza.

Una carcajada estruendosa irrumpió en toda la habitación, Johnny echando la cabeza hacia atrás y riendo de forma ronca, como un trueno.

-Ay, Dios… Dominó no me va a creer cuándo le cuente con quién he estado hoy. –dijo, cogiendo su móvil mientras empezaba a escribir un texto.

A la mención del nombre, Peter se detuvo su camino en seco, volviéndose bruscamente con los ojos abiertos de par en par.

Dominó.

La mujer de la foto. La mujer que había estado besándose con su Deadpool. La mujer que le había causado un ataque de ira tan grande que desencadenó en él haciendo un berrinche en el gimnasio de su Pops. Peter no pudo evitarlo, las palabras salieron disparadas de su boca sin él poder meditarlas antes.

- ¿Dominó? –preguntó Peter, acercándose a grandes zancadas hacia Blaze. - ¿Conoces a Dominó? ¿Está aquí en Nueva York? –disparó una pregunta tras otra, la ira bullendo en su torrente sanguíneo como una tetera.

El motociclista alzó las cejas, totalmente confuso al por qué un niño bonito como Peter conocería a alguien que se movía en el bajo mundo como Dominó.

- ¿ conoces a Dominó? –respondió Blaze, la estupefacción apoderándose de su rostro.

-Creo que estamos olvidando el detalle más importante aquí, ¿de dónde sacaste ése nombre, Peter Stark-Rogers? –inquirió su padre, dejándole helado.

Mierda.

Peter quiso darse de patadas en ése momento, llevaba toda la maldita noche olvidándose del hecho de que sus padres no estaban ni podían enterarse bajo ninguna circunstancia que él era Spiderman, mucho menos que andaba relacionándose con mercenarios bocazas. La mirada confusa de Steve y los ojos astutos de su padre fueron suficientes para hacerle saber que lo que fuese a decir ahora, era crucial para no fastidiar todo el esfuerzo de tres años para mantener su identidad en secreto. Peter forzó la sonrisa más convincente que pudo, su mente yendo a mil por hora.

-Chicos, cálmense, ¿debo recordarles que soy amigo de Spiderman, el amigable vecino de Nueva York? Andrew debió haber soltado el nombre una o dos veces durante el almuerzo, no es que conozca a Dominó en persona. –mintió, encogiéndose de hombros con inocencia.

Tony enarcó una ceja antes de negar con la cabeza.

-Deberías decirle a Andrew que se cuide las espaldas, no se juega con gente como Dominó… -le advirtió, volviéndose mientras Peter suspiraba de alivio internamente.

“Precisamente” pensó el menor, su cerebro maquinando una idea.

Y para ello necesitaría la ayuda del novio del ex de su padre.

[…]

-N-O. No, la respuesta es no. Por supuesto qué no, Peter. –Bucky se cruzó de brazos, sus labios apretados en una fina línea. - ¡Deja de reírte, Johnny! ¡No es gracioso! –reprendió al rubio a su lado, que estaba tronchándose de la risa.

-¡Por favor, Bucky! En verdad necesito hablar con ésta mujer, es muy importante. Y Johnny la conoce, él puede ayudarme. –rogó Peter, sin poder contener un puchero.

Bucky suspiró, sobándose el puente de la nariz, sintiendo como una urticaria empezaba a nacer justo ahí donde sus dedos apretaban intentando mitigar el dolor.

-Peter, ¿te das cuenta de lo que nos estás pidiendo? ¡Dominó es una jodida sicaria! –le recordó Bucky, alzando las manos al cielo.

-Venga, Buck, al menos vino a pedirnos ayuda. Hubiese sido peor si se hubiera ido a buscar a Dominó por su cuenta, Neena no dudaría en rebanarle la cabeza. –Johnny rodeó al castaño, dándole un beso en la mejilla. Peter arrugó la nariz, éstos dos eran peor que sus padres.

El pelilargo negó con la cabeza.

-Johnny, no pienso llevar al hijo de mi mejor amigo con una asesina a sueldo a sus espaldas, es decir, ¡míralo! Se va a mear en los pantalones de miedo en menos de diez segundos. –aquello hizo que las mejillas de Peter se encendieran de pura ira.

¿Mearse en los pantalones? ¿Es en serio? Ni que la jodida Dominó fuese Steve cuando estaba de malas. A ése sí que le tenía miedo.

- ¡Hey! ¡Me he enfrentado a Mysterio y al Doctor Octopus yo solito! Así que puedo cuidarme las espaldas, muchas gracias, Bucky. –se cruzó de brazos, sin pensar en lo que acababa de decir. Cuando se dio cuenta, abrió los ojos como platos. - ¡Mierda!

Bucky parpadeó incrédulo ante lo que el adolescente acababa de decir. A su lado, Johnny estaba boquiabierto, viendo al menor con ojos brillantes de pura admiración.

-Espera un segundo… ¿Mysterio? ¿Doc Oc? –Bucky abrió sus ojos como platos, sujetándose la cabeza con ambas manos. - ¡Tú eres el niño araña!

- ¡Hombre! –le corrigió Peter, sin poder evitar enojarse. –Quiero decir… ¡No puedes decírselo! –empezó a suplicar, consciente de que estaba embarrado de mierda hasta el cuello.

-Joder, cuando Stark y el Capi se enteren… -empezó Blaze, más Peter le tapó la boca con una mano.

- ¡No pueden decirles ni una palabra! –rogó, sus ojos frenéticos. Bucky empezó a abrir la boca, más Peter también puso su mano sobre ésta. –Por favor, no pueden decir nada… si se enteran jamás van a dejarme volver a salir de casa, y sé que mentirles es horrible, pero… ésta ciudad me necesita. Aunque esté arriesgando mí vida, sé que estoy haciendo lo correcto, Los Vengadores jamás se harían cargo de crímenes pequeños y es mi responsabilidad mantener ésta ciudad segura. –Peter bajó el rostro, mordiéndose el labio. –Por favor, tío Bucky, no puedes decirles nada… ésta ciudad me necesita y, al menos por ahora, papá y Pops no pueden entender eso.

Bucky suspiró, dejando caer las manos a los costados en señal de rendición. Ahora entendía por qué Steve había adoptado a Peter… una mirada a ésos enormes ojos avellana llenos de inocencia, y era como si hubiese retrocedido a 1945 de nuevo, cuando era amigo de un enclenque rubio que siempre estaba metiéndose en peleas sin sentido, solamente porque en su corazón creía que era lo correcto. Bucky suspiró, negando con la cabeza y más que seguro de que de aquí en adelante, haría cualquier cosa por proteger a Peter. Incluso, ir a espaldas de su mejor amigo.

-Está bien, pero a la primera señal de peligro y te sacaré de ahí. Y me da igual que me pongas ésos ojos de cachorro iguales a los de Steve. –farfulló, rodando los ojos.

Peter sonrío y se abalanzó al ex Soldado del Invierno, que al principio se quedó rígido más no tardó en devolverle el abrazo al pequeño castaño… era imposible no querer a Peter, cuando era idéntico a Steve y le hacía querer protegerlo de todo peligro. A su abrazo se unió Johnny, apoyando su mejilla contra su sien como si fuesen una pequeña familia.

- ¡Siempre quise ser el tío güay! –dijo, sonriendo con todos los dientes. –Ahora, ¿quién quiere ir a buscar a una sicaria con vitíligo? –dijo, ganándose una mirada envenenada por parte de su novio.

Peter sólo abrió los ojos como platos.

- ¿Eso significa…? –empezó el menor, al que sólo le faltaba un rabo para parecer un cachorrito.

-Sip… vamos a dar una vuelta en mi motocicleta. –y dicho eso, se escuchó un potente rugido a lo lejos, como cada vez que Blaze invocaba a su preciada motocicleta Ghost Rider.

Bucky sólo suspiró.

Aquí iba de nuevo, setenta años después y seguía siendo niñera de un crío que buscaba peleas estúpidas.

[…]

Peter se sonrojó hasta las orejas, mientras la mujer sentada enfrente suyo golpeaba la mesa y se reía con carcajadas estruendosas y a la vez tintineantes. Vale… qué no había sido para tanto. El menor desvió la vista un par de mesas más allá, en donde un pelilargo no le perdía de vista mientras que cierto rubio le guiñaba el ojo, su boca llena de patatas fritas. Peter se encogió de hombros, todavía incrédulo de estar charlando de lo más campante con la supuesta amante del hombre del que estaba enamorado, en medio de una tienda de helados como si fuese lo normal del mundo. Pero, de nuevo, ¿cuándo algo en la vida del castaño había sido normal?

-Entonces… ¿ése beso no significó nada? –preguntó el menor, encogiéndose en su asiento y con las mejillas todavía teñidas de carmín.

- ¡Por supuesto qué no, Petey! –Dominó extendió la mano, revolviéndole los cabellos, sin rastro alguno de la sicaria mortal y despiadada que todos decían que era. –Digo, sí que he besado a Red un par de veces, pero fue nada más de coña… yo soy más de donas y no de salchichas, ¿sí me entiendes, nene? –la morena le guiño el ojo, sorbiendo un poco de su malteada de chocolate.

Peter frunció las cejas, sin entender hasta que escuchó las carcajadas de Blaze resonando, literalmente, en toda la tienda mientras Bucky le miraba embobado.

-Quiere decir que le gustan las chicas, Pete. –le aclaró desde el otro lado de la tienda, atrayendo la atención de todo el mundo, pero sin que esto pareciera importarle.

Peter abrió los ojos como platos, incorporándose de inmediato.

-¡Oh! Oh… vaya. –se rascó la cabeza, riendo nerviosamente. –Vale, ya entiendo. Hmm… sí, eso explica mucho.

Dominó le sonrió, inclinándose sobre la mesa para pincharle las mejillas. Peter se apartó, resoplando exasperado… odiaba cuando le trataban como a un bebé, sin embargo, todos a su alrededor parecían ajenos a esto. El castaño se cruzó de brazos, enfurruñándose en su asiento y soltando un puchero que lejos que mostrarles cuán irritado se hallaba, les arrancó un ‘aww’ tanto a Neena como a Johnny.

- ¡Pandita, mira! –chilló Johnny, su cara el vivo retrato de un fanboy. - ¿No te parece la cosita más adorable del mundo? ¡Quiero uno Bucky! ¡¿Podemos adoptar uno?! O mejor aún… podríamos intentar hacer uno. –el rubio se volvió al sargento, que se hallaba rojo como un tomate mientras que le guiñaba un ojo con travesura.

Bucky empezó a mascullar algo por lo bajo, pero Peter ya no pudo prestar atención porque justo en ése instante, Dominó volvió a cogerle la cara, estrujándole las mejillas hasta hacerle daño.

-¡Eres tan adorable, Petey poo! Ahora entiendo por qué tienes tan loquito a Red, si te pareces a un perrito tsundere. –le dijo la morena, riendo nuevamente.

Ante sus palabras, Peter alzó las cejas, su perpetua expresión de confusión apoderándose una vez más de sus facciones.

- ¿Por qué dices eso? –inquirió, ladeando la cabeza e ignorando a Johnny y su maldito fangirlismo para con su persona.

-Porque hace poco Red y yo nos vimos, aprovechando que Mystique y yo vinimos a pasar unos días aquí en Nueva York. Bueno, de hecho, vine porque nos contrataron a los dos para un trabajo. –explicó, llevándose la cereza de su malteada a la boca antes de negar con la cabeza. –Cómo sea, Red no cerraba la boca respecto a ti y pensé que era uno de sus rollos de una noche… -la morena rodó los ojos, mientras Peter se estremeció levemente. –pero no lo he visto hablar así de nadie desde lo de Cable.

A la mención del nombre, Peter sintió que un estremecimiento en toda la columna.

- ¿Cable…? –susurró a duras penas, recordando al enorme hombre con un ojo y un brazo biónico. - ¿El tipo duro y con un brazo de metal? –sintió una mirada sobre él y se volvió hacia su tío Bucky. –Descuida Bucky, no eres tú. Es otro tipo con un brazo metálico también.

- ¡Bu! ¡Mi pandita es mejor que ése aliento de pene! ¿verdad, cielo? Aunque me gusta que tu aliento huela a mi pene… -le dijo Johnny, con tono lujurioso.

- ¡Johnny Blaze! –chilló Bucky, tan rojo que bien podría ser un semáforo en ése momento.

Peter nada más suspiró, dejándose caer contra la silla y demasiado molesto como para que sus tíos le dejaran en vergüenza. “¿Es qué hay alguien a quién no se halla follado? Jodido hombreriego” pensó el menor, apretando los puños con fuerza bajo la mesa.

Dominó carraspeó, consciente de que había metido la pata.

-Sí, bueno… eso fue hace ya mucho, y puedo asegurarte lo que ambos tuvieron se acabó hace mucho. –trató de enmendarse la morena, más Peter sólo resopló con molestia. Dominó suspiró, sabiendo perfectamente lo que se sentía estar en los zapatos del menor. –Pete, escucha… -apoyó su mano sobre la del menor, que le miró con ojos llorosos. –sé bien lo que se siente tener ésa inseguridad de no ser suficiente, especialmente cuando se quiere mucho a alguien. –bajó la mirada, recordando su propia experiencia con la mutante azul que ahora era su novia. –pero déjame asegurarte que la forma en que Red hablaba de ti… no lo he visto tan feliz desde que perdió a su esposa, y eso ya es decir mucho. Sé que es difícil confiar en alguien con un historial tan… colorido. –rebuscó la palabra, sonriendo. –Pero las personas pueden cambiar, y luego de haberme visto con Red, puedo asegurarte de que tú ya estás cambiándole. Por favor no le rompas el corazón… el pobre ya ha pasado por muchísima mierda y tú eres la primera cosa buena que le pasa en mucho tiempo. –dijo la morena con tristeza, el corazón del menor doliendo ante su expresión triste. –Sólo… ten paciencia, ¿sí? Red es muy… especial. Y se necesita mucha paciencia para tratar con él.

Peter suspiró, recomponiéndose y concediéndole la razón a la morena. No podía enojarse porque Deadpool tuvo una vida antes que él, era ridículo e infantil y sabía que no le llevaría a nada. Tal y cómo le había dicho su Pops, tendría que dar un salto de fe y confiar en que Deadpool podría cambiar y pasar de ser un hombreriego promiscuo a… a sentirse bien sólo con su compañía. Peter suspiró, frotándose las sienes, totalmente confuso y consciente de que no podía seguir así, tenía que aclarar las cosas con el mercenario y dejarle claras sus condiciones.

-Hey, tranquilo, Pete… sé que parece difícil ahora, pero créeme, a veces simplemente tienes que dejarte ir y ver a dónde te lleva la corriente. Tómalo de alguien que ya estuvo en tus zapatos y mírame ahora… Mystique y yo no podemos ser más felices, aunque seamos dos polos opuestos. –le aseguró la anti heroína, sonriendo al recordar a su amada pelirroja.

Peter le sonrío y estaba abriendo la boca para agradecerle su apoyo, cuando los bramidos del dueño de la tienda de helados le interrumpieron. Sus ojos se abrieron como platos al ver qué, mejor dicho, quiénes habían causado tal desplante.

- ¡Hey, ustedes dos! ¡Éste no es un hotel, lárguense! –bramó, saliendo de la cocina con una escoba en mano. - ¡Fuera de aquí, par de sinvergüenzas! –gritó, su rostro enrojecido tanto de ira como de vergüenza ajena.

-Definitivamente tengo que publicar esto en mi Instagram… ¡Así se hace, Johnny! ¡Muéstrale quién manda! –gritó la morena, grabando con su móvil la escena porno entre el motociclista y el Soldado del Invierno.

- ¡Johnny! ¡Más fuerte! –gemía Bucky, mientras el rubio se lo follaba con todo y ropa puesta.

Peter nada más dejó caer la cabeza contra la mesa, dándose pequeños golpecitos y preguntándose por qué su familia ni su vida eran normales. Es decir, ¿cuántas veces vas a encontrarte con una asesina a sueldo y la velada termina con tus tíos follando en público? Sólo a él podían pasarle éstas cosas.

-Tierra, trágame. –fue todo lo que dijo el castaño.

Era mejor salir de ahí antes de que llamaran a la policía.

O peor aún, él mismo quisiera seguir el ejemplo de sus tíos con cierto mercenario.

[…]

- ¿Nada de nada? ¿Estás seguro, Ned? Es un tipo de metro noventa en un traje de spándex rojo, no puede ser tan difícil dar con él, ¿cierto? –habló Peter por el intercomunicador, en la cima del Empire State vigilando la ciudad, como hacía todas las noches.

-Ya sé que tiene traje rojo, Pete, hago lo que puedo, pero… de verdad, es como si se hubiese desvanecido con el aire. Ni siquiera lo han visto los tipos que usualmente contratan sus… eh, servicios. –añadió el filipino, leyendo cuidadosamente en la pantalla de su ordenador al otro lado de la ciudad. –Lo siento hermano, no tengo nada. Tú caballero en spándex rojo no está por ningún sitio.

Peter no pudo contener un resoplido tanto de irritación como de preocupación: Tenía varios días queriendo dar con el mercenario, pero éste parecía estar jugando a las escondidas. “¿Dónde te metiste, Dead?” pensó, su rostro tornándose triste debajo de la máscara. Luego de haber hablado con Dominó, Peter en verdad estaba dispuesto a darle una segunda oportunidad al mayor, pero no podía darle segundas oportunidades a nadie si Deadpool parecía haberse vuelto invisible. El sonido de varias sirenas atrajo su atención, su cuerpo poniéndose alerta al instante.

- ¿Un incendio? –preguntó el menor, lanzándose en picada antes de empezar a columpiarse por los edificios siguiendo al camión de bomberos derrapando por la calle.

-Sip, al parecer en un complejo de edificios entre la Avenida 12 Y Rushmore. A por ellos, tigre. –bromeó Ned, viendo el acontecimiento en vivo en las noticias de último minuto.

-Vale. Karen, ¿qué tal se ve la situación parental en casa? –preguntó, vislumbrando un enorme destello anaranjado a los lejos. Sonrío, feliz de tener una distracción de cierto loco con katanas a la espalda.

-Tus padres siguen manteniendo relaciones sexuales creyéndote dormido. No hay cambios. –confirmó la IA, preparando los sistemas operativos del adolescente para entrar al edificio en llamas.

Peter nada más rodó los ojos.

-Cómo no… malditos suertudos. –masculló, consciente de que daría cualquier cosa por tener algo de acción pasiva luego de su primera vez con Deadpool.

El castaño negó con la cabeza, consciente de que debía enfocarse en el trabajo al frente y no en lo mucho que le gustaría que Deadpool le diera duro contra el muro en ése momento. De un salto limpio, consiguió colarse en el edificio, las personas lanzando vítores al aire en cuánto notaron su presencia en el lugar. De inmediato su máscara de volvió más densa, evitando que el humo en aquel infierno de llamas y pedazos de estructura cayéndose a pedazos le hicieran daño. Peter observó detenidamente el lugar, consciente de que, si quedaba alguien, debía sacarle de ahí antes de que el edificio se viniera abajo.

-Karen, haz un recuento de todos los inquilinos. Heridos, niños, mujeres. Quiero saberlo todo. –inquirió el menor, sus oídos agudizándose cuando captó un pequeño sonido proveniente desde uno de los pisos más arriba. –No te olvides de mascotas también. –pensó, recordando una vez que no logró salvar a un perrito y pasó mes entero repateándose por ello.

-Cinco heridos, doce mujeres y veinte niños. Todos fuera. Las mascotas también se encuentran…

- ¡Auxilio! ¡Por favor, socorro! –interrumpió al IA la súplica de lo que a Peter le pareció una niña.

Sin pensárselo dos veces, el adolescente lanzó una telaraña, trepándose a como pudo al piso de dónde provenían los gritos desesperados. El menor estudió el lugar, deteniéndose en un armario rodeado de llamas que no tardarían en reclamarlo.

-Karen, activa visión térmica. –pidió, y de inmediato distinguió una silueta detrás de las puertas del armario. –Activa función aislante. –pidió, el IA obedeciendo al instante cada uno de sus comandos.

Con rapidez, el menor saltó entre las llamas, la sensación helada desde el interior de su traje manteniéndole a duras penas a salvo de las llamas. El joven abrió las puertas de par en par, topándose con un pequeño bulto enrollado en una sábana.

-Tranquila, ya estoy aquí y… -se cortó a mitad de frase, cuando volvió el bulto, topándose con una grabadora. - ¿Qué carajos…?

- ¡Auxilio! ¡Por favor! Spidey… sálvame. –dijo una voz ronca a sus espaldas con burla. Peter se volvió, topándose con el enmascarado que llevaba buscando desde hacía días.

- ¿Dead? ¡¿Qué carajos crees que estás haciendo?! –la ira estalló en sus venas, ¿qué clase de enfermo tenía que ser el mercenario para jugarle una jugarreta como ésa? - ¡No es gracioso, im…! --Peter no pudo seguir con su rabieta, porque justo en ése instante el bulto que todavía sujetaba entre sus brazos estalló, liberando un puñado de gas directo en su cara. - ¡Maldita sea!

-Peter, mis sistemas no pueden protegerte de éste gas. También detecto de que se trata de un gas con un potente efecto tranquilizador, inhalarlo te hará perder la consciencia. –le advirtió la IA, demasiado tarde ya que el castaño trastabilló, sus movimientos torpes a causa de la droga.

-Dead… ¿por… qué? –consiguió mascullar, la imagen del mercenario mirándole fijamente siendo lo último que captó su consciencia.

Luego de eso, todo se tornó negro.

[…]

- ¡Deadpool! –gritó el menor, saltando a la consciencia de golpe. Se quedó una pieza cuando vio sus muñecas, atadas a los reposaderos de aquella silla. - Pero, ¿qué…?

-Yo que tú ni lo intentaría, ésas mordazas fueron diseñadas para contener incluso a tu tío Hulk. No te conviene perder las fuerzas. –le dijo una voz, dejándole helado.

Peter no pudo preocuparse por el hecho de que de nuevo se había despertado en un lugar desconocido y le habían sacado la máscara. En cuánto sus ojos distinguieron el brillante rojo de aquel traje en medio de la oscuridad, la ira volvió a encenderse en sus venas.

- ¡¿Qué carajos te pasa, Dead?! ¡¿A qué estás jugando, estúpido?! ¡Si querías verme, sólo tenías que llamarme! –chilló, revolviéndose en la silla. - ¡Sácame de ésta silla, maldito idiota!

Cuando obtuvo sólo carcajadas burlescas como contestación, se quedó quieto y contempló con más cautela al su supuesto “amigo con derecho” o novio o lo qué sea que él y Deadpool fuesen con más fijeza y sólo entonces lo notó: El hombre tenía la máscara alzada, hasta la nariz mientras comía brócoli desde un contenedor plástico. Y eso fue suficiente para saber que aquel tipo no era su Deadpool, el mercenario ni de coña le dejaría verle el rostro sin mencionar que no tragaba otra cosa que no fueran chimichangas o tacos o comida chatarra. Peter conocía al mayor lo suficiente para saber que éste aborrecía con toda su alma los vegetales.

-¿Quién puñetas eres tú? Es obvio que no eres, Dead… -masculló, su mirada volviéndose sombría. - ¿Dónde está Deadpool? ¿Qué le hiciste, desgraciado? –apretó las manos en dos puños, su mente conectando las piezas al instante y dándose cuenta de que ése tipo tenía algo que ver con la repentina desaparición del mayor en las últimas semanas.

El sujeto volvió a reírse, negando con la cabeza.

- ¡Dín, dín, dín! ¡Justo en el clavo, arañita! –exclamó, dejando el contenedor plástico ahora vacío y saltando del barandal donde se hallaba sentado. –Vale, y sólo te tomó… -se vio la muñeca, chequeando su reloj. –tres minutos y medio. Impresionante. Dime, ¿qué hace un chico tan listo como tú juntándose con escoria como Deadpool? –preguntó, inclinándose hasta quedar al nivel de Peter.

El castaño perdió la paciencia, su corazón aporraceándole el pecho y los vellos erizados de sus brazos indicándole que se hallaba en un buen aprieto.

-Te hice una pregunta… ¿Dónde. Está. Deadpool? –masculló el menor, tratando de mantenerse lo más sereno posible a pesar de las alarmas disparándose en su cabeza.

-¡Ah, sí! El invitado de honor… -el hombre chasqueo la lengua, tratando de limpiarse los restos de brócoli de los dientes. –Si no me equivoco, debería estar llegando en unos diez… -sacó un móvil de uno de los compartimientos en su cinturón, sonriendo al chequear un mensaje de texto. –Bueno, quizá quince minutos cuándo mucho. Oh, bueno. –dijo, encogiéndose de hombros. –Lamento haberte traído así, Peter, pero en verdad necesitaba hablar contigo. Aclarar ciertas cosas. –el hombre se dirigió devuelta al barandal, apoyándose contra él de forma despreocupada.

Peter despegó sus ojos del impostor al frente suyo y por primera vez observó bien el lugar donde se encontraba, rodando los ojos mientras soltaba un resoplido de fastidio al darse cuenta de que aquel tipejo no podía ser más cliché.

- ¿Es en serio? ¿Una bodega abandonada? Y encima cerca del muelle… -negó con la cabeza, riendo de manera amarga como si no se encontrase en peligro. -¿Sabes? Al menos pudiste ser un poquito más original.

El hombre nada más le sonrío, su actitud tan impasible irritando de inmediato al castaño: Aquel sujeto se comportaba como si ambos fuesen viejos colegas y esto no fuese un secuestro sino una reunión para ponerse al día. El menor apretó los puños, la impotencia poniéndole todavía de peor humor.

-Sí, bueno… no es como si hubiese podido hacer algo al respecto. –le explicó, contemplando aquel lugar con expresión divertida. –Éste lugar significa mucho para tu amiguito, tiene… cierto valor sentimental. –añadió, antes de soltar una de sus molestas carcajadas de hiena.

- ¿Quieres saltarte toda ésta mierda y decirme qué quieres conmigo y con Deadpool de una jodida vez? Estoy harto de escuchar tus estupideces, tu culo debe de estar celoso de la cantidad de mierda que sueltas por la boca. –soltó, rodando los ojos como todo un adolescente hormonal.

El tipo no dijo nada, sólo ensanchó su sonrisa antes de dirigirse hacia él, con el mismo andar despreocupado.

-Tienes un poquito de genio para ser alguien tan joven, ¿no crees, Petey? –le dijo, volviendo a inclinarse a su nivel y sonriéndole con todos los dientes. El menor se estremeció sin poder evitarlo, aquel tipo tenía dos colmillos prominentes que le daban a su sonrisa la apariencia de un lobo feroz. –Ahora entiendo porque le gustas tanto… eres tan descarado como la puta tenía por esposa.

Ante esto, Peter se quedó muy quieto… aquel tipo conocía bastante bien a Deadpool. Muchísimo mejor que él, para mencionar lo de su esposa.

- ¿Quién eres tú? ¿Por qué te estás haciendo pasar por Deadpool? ¿Qué pretendes? –disparó el menor, en apenas un susurro, el olor a colonia fina de aquel hombre revolviéndole las entrañas.

El tipo ensanchó su sonrisa, causándole otro estremecimiento al castaño.

-¿De verdad no sabes quién soy? Vale, a lo mejor si me quito la máscara me reconoces… Deadpool te ha hablado mucho de mí, ¿cierto? –le dijo, sacándose la máscara lentamente.

Peter contuvo la respiración, sin saber exactamente con qué iba a toparse. El aire siseó de golpe entre sus labios cuando dos ojos color verde pardo, astutos y fríos se clavaron en él sin previo aviso. Si antes su sonrisa le había parecido la de un lobo, Peter confirmó esto al ver los brillantes ojos de aquel tipo que por alguna razón le resultaron familiares. El castaño frunció el ceño, tratando de recordar dónde era que había visto ésos ojos antes.

-Venga, piensa un poquito… tú me conoces. Nos hemos visto antes. –le aseguró el hombre de ojos verdes, sonriéndole de forma amigable.

Peter abrió los ojos como platos cuando lo recordó, más negó con la cabeza.

-Sí, eres el tipo con el que choqué aquel día… en la pista de hielo. –susurró, porque aquel día era cuando Wade, el extraño de las cicatrices, le había apuntado con un arma a la sien. Peter frunció más el ceño, sin ser capaz de entender qué tenía que ver una cosa con la otra. –Vale, ¿y qué con eso? No te conozco de nada, no sé quién eres.

El tipo sonrió, de ésa misma forma inocente, pero que al castaño le heló la sangre en las venas. Peter no podía decidir cuál sonrisa le daba más miedo… si la que dejaba entrever sus afilados colmillos de lobo o ésta que era en apariencia inofensiva, pero contrastaba de manera obscena con los ojos llenos de peligrosidad de éste hombre.

-Sí, ésa fue una vez… pero me conoces desde más antes, ¿no te acuerdas? Déjame refrescar tu memoria… -le dijo, inclinándose hasta quedar a la altura de su oído. –Me gustas mucho, Baby boy. –susurró, y ante su tono, los ojos del menor se abrieron como platos.

Peter se quedó congelado ahí mismo, gruesas lágrimas empapando sus mejillas cuando su mente retrocedió varios meses atrás, a aquel recuerdo… ése recuerdo que había enterrado y tratado de olvidar con todas sus fuerzas. Ése recuerdo de él y Deadpool la primera noche que se conocieron, en un edificio en construcción donde le habían arrebatado no sólo su virginidad sino hasta cierto punto su inocencia, su dignidad, su sentido de valor propio. El menor se mordió el labio, pero el sollozo ya se había escapado de sus labios, haciendo eco por todo aquel lugar.

- ¿Ves como si me conoces? –exclamó el hombre, dejándole ir una palmadita en el hombro. -Además, el cabrón de Deadpool no hace sino sólo hablarte de mí. –siguió, rodeando a un Peter que se hallaba completamente conmocionado, aguantándose los sollozos a duras penas. - Aunque creo que te dijo mal mi nombre, es que es una cosa entre nosotros, ¿sabes? Una manera de desquitarse la pequeña putadilla que le hice hace un tiempo. –el sujeto se volvió, guiñándole un ojo.

-Francis… -susurró Peter entre labios temblorosos, el hombre rodando los ojos con fastidio detrás de él.

-En realidad es Ajax. A tu servicio, Pete. Es un placer finalmente conocerte en persona. –puso las manos sobre los hombros del menor, inclinándose más el castaño no se volvió a verlo.

-Todo éste tiempo… pasé odiando tanto a Deadpool, haciéndole creer que había sido su culpa… cuando ni siquiera fue él aquel día… -masculló, más lágrimas brotando de sus ojos antes de volverse a ver al hombre a su lado. –Fuiste tú.

Francis suspiró, su rostro tornándose agridulce, como si en verdad le afectaran las palabras de Peter. Como si en verdad le afectara el haber violado al menor aquel día y hacerlo sentir el ser más asqueroso en toda la faz de la tierra.

-Sí, verás, respecto a eso… no te lo tomes personal, Petey, pero era necesario. –se encogió de hombros con expresión inocente, como si lo que hubiese hecho no fuese grave.

-¿Era necesario violarme en un edificio abandonado? No te creo… a ver, Ajax o Francis, cómo mierda te llames… ayúdame a entender tu lógica de enajenado mental, por favor. Ilumíname, ya que no todos estamos chiflados de remate como tú. –masculló el menor, sus mejillas aún húmedas por el llanto, pero su voz dura como el acero.

-Ya, no te pongas así… adolescentes. –masculló, volviendo a apoyarse contra el barandal. –El plan era hacerte odiar al imbécil de Deadpool y que tú lo sacarás del medio por mí. Realmente tuve esperanzas en ti, Pete, pero al final me decepcionaste. –negó con la cabeza, el menor llenándose de asco ante su expresión martirizada. –Dime, ¿qué tan patético hay que ser para enamorarse de un mercenario? Uno que supuestamente abusó de ti. –Francis se acercó a Peter, tirándole del pelo y sonriendo al ver la expresión de dolor que cruzó el rostro del castaño. –Uno al que ni siquiera le has visto la cara…

Peter gimió cuando Francis le volteó la cara de un puñetazo, escupiendo sangre a un lado. Sólo entonces el castaño se dio cuenta de cuán peligroso era aquel hombre… podía verlo en su expresión despiadada, en la forma que sus ojos relucían como los de un lobo a la espera de su presa.

- ¿Por qué…? –susurró Peter, mirando al suelo mientras en dolor se apoderaba de su ser. - ¿Por qué estás haciéndole esto? Ugh… -gimió de nuevo, cuando Francis le cogió nuevamente del pelo y se dejó caer en su regazo, su rostro limpio de emociones. Limpio, incluso, de humanidad.

-Porque, pequeña mierda, tanto tú como él me jodieron la vida entera… y por ello lo van a pagar.. –masculló, cada una de sus palabras cargadas de odio antes de sacudir la cabeza y volver a su actitud despreocupada, como si hace unos segundos no hubiese visto a Peter con la muerte en su mirada. -No entiendo de qué te estás quejando, tú tampoco es que tengas tus manitas muy limpias, Peter. O, mejor dicho, tu propia sangre. – añadió, sonriendo cuando el menor le miró con expresión confusa ante ésas últimas palabras, sus ojos castaños pidiendo a gritos una explicación más Francis sólo negó con la cabeza, a sabiendas de que todavía no era tiempo de jugar ésa carta. -En fin, Pete, creo que nuestro tiempo para charlar se nos acabó. Es hora del acto principal, la verdadera razón por la que estás hoy aquí. Ponte cómodo y disfruta el show. –Francis le guiñó el ojo con malicia y acto seguido, la pared a su costado estalló en mil pedazos.

Peter desvió el rostro, tratando de evitar el montón de astillas de madera que salieron disparadas en su dirección debido al impacto. Tuvieron que pasar un par de minutos antes de que pudiese volver a incorporarse, sangre brotando del interior de sus oídos debido a la explosión. El menor estaba seguro de haberse quedado sordo del lado izquierdo, no podía escuchar nada salvo una voz que rugía de forma casi animal a los lejos.

El castaño se volvió deprisa hacia Francis, que le miraba sonriente en cuánto reconoció aquella voz. Su voz.

- ¿Ése es…? –empezó, aunque en realidad no necesitaba confirmación.

Aquella voz sólo podía pertenecerle a alguien.

-Damas y caballeros, niños del público… con ustedes ¡el único! ¡El inigualable…!

- ¡Deadpool, no! –chilló una mujer, robándole la palabra seguido de una lluvia de balas descargándose en su cuerpo.

Y ante esto, el castaño sintió verdadero terror.

POV’s Wade:

Rojo.

Lo veo todo de color rojo.

¿Alguna vez han oído ésa expresión? Quizá cuando alguien está muy cabreado.

Lo veo todo de color rojo.

Vale, pues yo no lo veo todo de color rojo. No veo nada en éste momento.

Cuando estoy cabreado… no veo nada más que las caras de los hijos de puta que me hicieron esto. Que, irónicamente, me hicieron a mí rojo.

- ¡Deadpool, no! ¡Por favor, no! –chilla.

- ¡Cállate, Blanca! –grito, vaciando otro puñado de balas en la guarra de pelo teñido enfrente mío. -… Siete, seis, cinco. –cuento, sonriendo con cada disparo.

- ¡Deadpool, por favor! –sigue la muy maldita, más me limito a negar con la cabeza y seguir disparando y contando en mi mente, sonriendo al ver a la guarra arrastrándose en el suelo, dejando un rastro de sangre tras de sí.

¿Saben? Es extraño. El color de la sangre. No es roja, como muchos piensan. Es más bien de un tono borgoña, rozando el granate. La mujer se arrastra, yo disparo. No veo nada. No oigo nada. No quiero sentir nada. Sólo puedo contar las balas.

Cuatro.

Tres.

Dos.

Un tiro más y llegaría a mi número de la suerte.

-Deadpool… -vuelvo a escuchar, rodando los ojos.

-¿Sabes, Amarilla? La mayoría de veces me tocas los cojones, pero cuando estoy matando todavía más. –digo, suspirando.

Sí, he dicho la palabra “matar” como tal en vez de mí típico “devivir”, pero… honestamente, cuando estoy en uno de mis ataques psicóticos o alguna de ésas mierdas elegantes qué dicen los psiquiatras, no me importa escupir la palabra como tal. Porque al final, sé bien que eso es lo que hago a diario, todos los días, durante el resto de mi vida.

Matar.

Ya ni siquiera me acuerdo la última vez que algo se sintió tan bien cómo ahora… matar a ésta mujer, matar su existencia, borrar su paso por éste mundo. Jamás iré a admitir lo mucho que me da placer ver a la gente con la cara embarrada en mocos y lágrimas y suplicando piedad… piedad, la única cosa que éste mundo de mierda jamás me mostró a mí. Jamás.

Escucho carcajadas y me vuelvo, encontrándome con el mocoso obeso al que había secuestrado del orfanatorio. De inmediato se queda en silencio cuando se da cuenta de que me he vuelto a verlo, sus ojos marrones abriéndose con pánico cuándo se da cuenta de que él es el que sigue, aunque no haya hecho nada particularmente malo. Simplemente su cara me pareció una mierda cuando la vi y por eso quise hacerle un favor a éste jodido mundo y matarlo.

-P-Por favor… -empieza, cuando lentamente empiezo a acercarme a él. Sonrió cuando un montón de lágrimas empiezan a caer por sus mejillas regordetas, brillando a pesar de la falta de luz. –Por favor… no me mate. –ruega, como si a mí me importase una mierda lo que él quiera.

- ¿Cómo te llamas? –le digo, volviendo y cogiendo un cuchillo de mi cinturón cuando escucho que la guarra se está ahogando con su propia sangre. - ¡Tú nombre, joder! –grito con impaciencia, cortándole la garganta y dejándola caer en la charca de su propia sangre. –Muy bonito. –concedo, asintiendo ante mi creación maestra.

-Russell… me llamo Russell. –susurra, inclinando el rostro.

Sonrió y vuelvo acercarme a él, dando pequeños brinquitos que resuellan en todo el lugar cuando chapoteo en la sangre de la guarra. Me gusta el sonido de la sangre, es como las gotas cayendo al suelo en un día lluvioso. Me inclino hasta quedar a la altura de Russell, quizá tenga unos doce, trece años cuando mucho. Le toco la nariz, embarrándosela con la sangre en mis manos y sonrío más… ahora el pobre imbécil se parece a Ronald McDonald con la nariz teñida de rojo. Él no hace más que lloriquear.

-Bueno, Rus… -le digo, caminando por el lugar, pateando el cuerpo lánguido de la guarra con una mueca de asco. - ¿Sabes por qué estás aquí el día de hoy, querido? –pregunto, jugando con el cuchillo en mis manos.

-N-No, Señor. -tartamudea, el miedo palpable en su voz.

Sonrío más… como me gusta cuando titubean, le da cierto aspecto adorable a su ejecución. Recuerdo cuántas balas me quedan, cuánto me tomaría vaciarlas todas en su cráneo.

- ¡Joder, Deadpool! ¡Ya para, maldita sea! –chilla de nuevo, dejándome parado en seco.

- ¡Ya te dije qué te calles, Blanca! –grito con ira, pateando a la guarra con tanta fuerza que su cabeza termina por abrirse como un huevo.

- ¡Oh por Dios! –chilla Russell, acto seguido se inclina y devuelve el estómago ahí mismo.

Ruedo los ojos con fastidio.

-Venga ya, Rus… ni qué fuera la gran cosa. –le digo, pateando el resto de sesos regados por el suelo. Cuando miro que sigue doblado a la mitad, lloriqueando como nena, me encamino hacia él cogiéndolo del pelo y topándome con su rostro muerto de miedo. - ¡Dije que no es la gran cosa! ¡Ya para joder! –lo arrojo contra el suelo lleno de sangre, y él llora más.

Por alguna razón, el verlo llorando en el suelo, arrastrándose y mirando el montón de sangre regada con terror… me recuerda a alguien, pero no sé bien a quién. Siempre que tengo uno de mis “ataques” o ésas mierda, no recuerdo mucho. Sólo sé que me estoy aburriendo, por alguna razón, ésta matanza sin sentido ha dejado de tener gracia y eso me hace fruncir el ceño porque estaba pasándomelo de lo lindo secuestrando mocosos obesos y pateando guarras pelo teñido.

Doy un suspiro, cogiendo una de Las Gemelas, cargándola nuevamente mientras me acerco al mocoso que está con los ojos abiertos de par en par, seguro cagado de miedo ante lo que se viene.

-Vale, Rus, no te lo vayas a tomar a mal, pero has dejado de hacerme gracia. Ta-tá. –me despido, alzando la pistola y disparándole sin más.

-¡Deadpool, NO! –se abre paso en medio de la noche un rugido, y sólo entonces consigo caer en cuenta.

-Uno.

Doce balas.

Todo éste tiempo, no habían sido ni Blanca ni Amarilla chillándome todo el rato.

Antes, cuando se iba arrastrando por la sangre… Russell me ha recordado a Peter.

Mi Baby boy. Mi Petey-pie.

El mismo chico que ahora se lleva una mano al costado, trayéndola teñida de carmesí.

El mismo chico que está mirándome, las lágrimas apoderándose de sus ojos avellana ante la traición de lo que acabó de hacer.

POV’s Peter:

Me quedo muy quieto, nada más mirándole.

Vale… que no lo ha hecho a posta.

Pero duele… duele como el infierno. Y no es sólo el ardor de la bala que me ha atravesado el costado, es el dolor de haberle visto masacrando a dos personas inocentes con mis propios ojos.

- ¡Woo! ¡Bien hecho, Deadpool! ¡De puta madre! –aplaude con júbilo cierto oji verde desde aquella plataforma, atrayendo la atención del hombre enfrente de mí que de inmediato se queda como piedra. - ¡Excepcional! ¡Maravilloso! ¡Te luciste ésta vez! –sigue gritando halagos, en medio de otro de sus ataques de risas de hiena.

Yo sin embargo no puedo hacerle caso, mis ojos siguen fijos en la figura alta y fornida del mercenario… el mercenario que acababa de dispararme sin detenerse por dos segundos a pensar en el crío asustado a mis espaldas. Me vuelvo, encontrándome con el pobre chico en una esquina, cubriéndose el rostro con las manos… y la imagen me rompe el corazón: Ningún niño tendría que pasar por lo que él ha pasado ésta noche. Suspiro, cogiéndome el costado con un mohín mientras me acerco a él con cautela.

-Hey, tranquilo… -le digo, cuando suelta un alarido de puro horror al verme. –Tranquilo, Russell, no pasa nada. –le digo, viendo como sus ojos se tranquilizan al ver que no llevo máscara. Le sonrío, cogiéndole la mano con la que no me estoy sujetando el costado. –Eso… ¿lo ves? No pasa nada. Estás a salvo. –le digo, mientras él asiente, todavía demasiado en shock como para hablar.

-Petey, yo… -empieza el hombre a mis espaldas, más una mirada por mi parte le hace inclinar el rostro con vergüenza. –Lo siento… -susurra, como si ésa mierda fuese a arreglar lo que acababa de hacer.

Sacudo la cabeza, ignorándole.

Ya no puedo seguirme preocupando más por él. No después de que finalmente se me ha caído la venda de los ojos y lo he visto por quién realmente es.

Un asesino.

Un asqueroso, desalmado e hijo de puta asesino que no merece el perdón ni la compasión de nadie. Ni siquiera la mía, que he tenido que aguantármelo todo amordazado a una silla, con Francis sujetándome la cara para que no desvíe la vista en cuánto el horror se ha vuelto demasiado.

No.

Hasta ésta noche… hasta ésta noche pienso dejar que Deadpool siga riéndose de mí. Vuelvo a negar con la cabeza, consciente de que seguía frente a Russell que seguía muerto de miedo, sus ojos deslizándose más allá de mi cabeza hacia el hombre que hacía cuestión de minutos había intentado dispararle a la cabeza. Estiro la mano y le acaricio la mejilla, las lágrimas asomándose a mis ojos ante lo siguiente qué debo hacer… pero alguien tiene que hacerlo.

Es mi responsabilidad hacerlo.

-Russell, escúchame atentamente, ¿vale? –le pido suavemente, sonriéndole cuando sus ojos aterrados se vuelven a mí persona. –Necesito que salgas de aquí… necesito que te vayas y llames a la policía. –le digo, él nada más asintiendo sin duda alguna en su rostro. –Bien. Diles qué traigan a tantos hombres cómo puedan… va a ser difícil arrestar a éstos dos. –le digo, escuchando el siseo a mis espaldas.

-S-Sí… -susurra y sin más se pone de pie, echando a correr tan rápido como se lo permiten sus piernas.

No me vuelvo, ni siquiera cuando sus pisadas se pierden en la lejanía. Ni él ni yo decimos nada, ni siquiera cuando es claro que Francis se ha escapado… no importa.

En éste momento, nada importa.

-Pete… -empieza, su voz suave y derrotada.

Aprieto los puños… le odio. Le odio tanto por lo que ha hecho.

-Cállate. –le pido, cerrando los ojos y sintiendo las lágrimas caer de mis ojos. –Cállate, Deadpool. –repito, cuando escucho que vuelve a tratar de hablar.

Mi sentido arácnido me advierte que está a punto de tocarme, más le interrumpen unas risas a lo lejos. Bueno… unas risas y el sonido de algo más que no distingo. Me vuelvo a verlo confuso, más él nada más está viendo a un punto sobre mi cabeza, más allá de la noche. Frunzo el ceño, porque estoy cansado y ya he tenido suficiente de sus mierdas por una noche.

- ¿Otro de tus amigos, Dead? –escupo el nombre a duras penas, el mero hecho de que antes ése nombre hubiese significado algo para mí… hiriéndome muy profundamente en el alma.

-Lo siento, Peter… -susurra, antes de arrojarse sobre mí al tiempo que una balacera estalla en todo el lugar.

No tengo tiempo de gritar, no tengo tiempo de sacármelo de encima… ni siquiera tengo tiempo de procesar qué carajos está pasando. Sólo sé que, de no haber sido por él, ya me hubiesen vuelto queso suizo a puros balazos. Me vuelvo a verlo por encima del hombro, pero él ni siquiera está prestándome atención, sus ojos están pegados al helicóptero que asoma a la distancia y en el que no he reparado hasta ahora. Mis ojos se abren como platos cuando distingo un destello verde desde dentro, sus carcajadas inconfundibles luego de haberlo visto tantas veces en los noticiarios. Deadpool me coge del hombro, arrojándome violentamente tras su espalda mientras empieza a cargar sus pistolas de nuevo.

-Deadpool, ¡¿qué mierda hiciste?! –chillo, tapándome los oídos que han empezado a sangrar nuevamente gracias a la balacera. - ¡¿Por qué demonios está el Joker disparándonos?! –vuelvo a chillar, como si fuese a recibir respuesta alguna.

Él nada más me mira, antes de acercarse y bruscamente cogerme de los hombros. Me revuelvo para zafarme de su agarre, pero cuando me coge del mentón con violencia y me fuerza a verle a los ojos incluso aunque tenga la máscara puesta… sé que es mejor que cierre la maldita boca y le escuche, o de lo contrario jamás me enteraría de qué cojones estaba pasando.

-Peter, necesito que me escuches y que me escuches con cuidado… -empieza, más el techo siendo arrancado de sobre nuestras cabezas mientras un torrente de aire y luz nos cae encima no le deja acabar. –Mierda… -masculla, más calmado de lo que debería.

- ¡Deadpool! ¡Dime qué carajos es esto! –le digo, cogiéndolo del brazo y zamarreándolo con desesperación. Me importa una mierda el Joker y me importan una mierda los agentes preparándose para saltarnos encima… quiero saber qué puñetas está pasando y quiero saberlo ya. - ¡Dime qué está pasando! –chillo de nuevo, haciendo que se vuelva a verme.

Él nada más niega la cabeza y rebuscando en su bolsillo, saca mi máscara de quién sabe dónde deslizándola sobre mi rostro empapado de lágrimas que ni siquiera sabía que he llorado… lo miro, no puedo hacer nada más que mirarlo mientras él nada más me coge la cara y se inclina, sus labios encontrándose con los míos sobre la tela de spándex. Cierro los ojos cuando se separa, mi alma desangrándose de pura agonía ante el contacto… ¿por qué ha tenido qué hacerlo?

-Lo siento, Petey… -repite por tercera vez en la noche, las voces de los agentes deslizándose por sobre nuestras cabezas. Da un suspiro, negando con la cabeza. –En verdad lo siento mucho por esto. –me coge entre sus brazos, abrazándome con fuerza antes de apartarse.

- ¡Deadsy Poo! ¡Hemos venido a por ti! –chilla una voz, ésta vez femenina la que asumo pertenece a Harley Quinn, la novia chalada del Joker.

Me vuelvo a ver a Deadpool, queriendo saber de dónde cojones conoce a Harley Quinn, de dónde rayos habían salido éstos dos lunáticos si la última vez que revisé esto era Nueva York y no Ciudad Gótica, pero mis dudas se quedan atrás cuando Deadpool salta en medio de la balacera sin inmutarse un pelo.

- ¡Deadpool! –chillo, tratando de detenerle, pero un par de brazos apartándome del chorro de balas me lo impiden. - ¡Deadpool! ¡Deadpool! –sigo chillando, en medio de pataletas mientras las lágrimas caen en torrente por mis mejillas.

-Deja de moverte. –me advierte una voz ronca al oído, y pese al rugido ensordecedor de las balas, le escucho perfectamente.

Me vuelvo a verle, encontrándome con un hombre vestido en ropas de militar que ni siquiera está mirándome, sus ojos permanecen pegados de manera impasible sobre mi cabeza. Sorbiendo por la nariz, sigo la dirección de su mirada, el corazón cayéndoseme a los pies al contemplar lo mismo que él: Cientos de hombres cayendo inertes al suelo, mientras que el mercenario de traje rojo corre en dirección al helicóptero… en donde ambos payasos chiflados le esperan con expresiones llenas de júbilo, abriéndole el camino para que vaya al encuentro de ambos.

-No… -susurro, al caer en cuenta.

Deadpool les conocía. Deadpool era uno de ellos… Deadpool era parte del bando de ésos lunáticos. El dolor que siento en ése momento, no se compara a ningún otro dolor que he sentido antes. Ni siquiera cuando sostuve el cuerpo sin vida de Gwen entre mis brazos… pero ni siquiera en ése entonces sentí tanto dolor como ahora, viendo al asesino del que estoy irremediablemente enamorado huyendo, dejándome botado a mí propia suerte. Duele, todo duele. Respirar, el mundo, mi existencia… todo duele.

- ¡Mátalo! –escucho el rugido de una mujer, y sólo entonces me vuelvo, encontrándome con una afroamericana que permanece impasible pese al caos a su alrededor. - ¡Mátalo, ahora mismo! –vuelve a exigir, su rostro una mueca fiera y exasperada.

- ¡No puedo! ¡Está desarmado! ¡Todos están desarmados! –le grita el tipo frente a ella, otro militar, apretando algo en una especie de Tablet entre sus manos antes de arrojarla a un lado cuando ésta no funciona. - ¡Maldición! –ruge, pasándose las manos por el pelo cobrizo.

La mujer está a punto de chillarle a la cara de nuevo, cuando es interrumpida por una voz gruesa y que me eriza todos los vellos de la piel, tanto de pánico como de cierto alivio.

Oh, no.

Oh, mierda.

-Amanda. –dice Fury, y aunque no está alzando la voz, puedo escuchar la irritación en su voz. Y todo el mundo sabe que nunca, nunca debes irritar a Nick Fury a menos que tengas un deseo suicida. –Parece que éste es un trabajo para mis hombres.

-Cierra la boca, Nick. –dice la mujer, dejándome helado… nadie, y repito: NADIE llama a Fury por su primer nombre. Ésa mujer tenía los ovarios bien puestos. –Hazte útil y ve si tu maldita araña sirve de algo, sólo necesito inmovilizarlos y luego me haré cargo.

Ambos se vuelven a verme y sólo entonces me doy cuenta de que la maldita araña de la que están hablando soy yo… estoy cara a cara con Nick Fury, el director de S.H.I.E.L.D y el que se cree que soy Andrew y no Peter debajo de la máscara. Juro que estoy a punto de mearme en los pantalones, hasta que veo como empieza a encaminarse hacia mí.

-Modificador de voz, activado. –me informa Karen, haciéndome dar un respingo.

-Gracias, Ned… -susurro, consciente de que ha debido ser cosa suya.

-De nada, Pete… ¿quieres que te saque de ahí? –me susurra, volviendo a conectarse a mí traje más niego con la cabeza: No puedo huir, levantaría demasiadas sospechas.

-Spiderman. –dice Fury, quedando frente a mí. Carraspeo y sólo entonces el soldado que me sujeta me deja ir. Fury estira un dedo, apuntando detrás de mi cabeza. –Ésa es tu misión… ¿qué se supone que estás haciendo? –inquiere, enarcando una ceja.

Me vuelvo, encontrándome con Deadpool que acaba de saltar, colgándose de una cuerda que la novia del Joker le ha arrojado mientras revienta a reír a carcajadas. Poco a poco el helicóptero empieza a alzar vuelo, alejándose rápidamente. Fury me coge de los hombros, haciéndome que le mire fijamente.

-Derríbalo. Ahora. –ordena, sin titubeos.

Mis ojos se abren a más no poder… ¿qué? ¿Derribarlo? ¿Qué cojones quería decir con “derribarlo”? Sus labios se tuercen en una mueca de disgusto, la impaciencia creciendo en su persona y sé que no está para que le hagan preguntas.

-Se refiere a eliminar a Deadpool, Peter. –me explica Karen y mis ojos se abren como platos… no. No podía estar pidiéndome eso.

- ¡Derríbalo ya! –ruge, la ira presente en cada una de sus facciones.

- ¡Ya, vale! –chillo, volviéndome deprisa con la voz de Andrew en vez de la mía. Suspiro. –Karen, activa el modo matanza instantánea… -susurro y de inmediato, siento que algo carga en mi mano.

-Modo matanza instantánea, activado. –confirma la IA, mientras mi visión cambia a como si fuera la de un francotirador.

Alzo la mano, apuntando… un rayo y sería todo. Sé que Deadpool no puede morirse, si le disparo no va a pasar nada. Mi visión se acerca y veo como Deadpool va colgando de cabeza de la cuerda, mientras que Harley Quinn tira de la misma, intentando meterlo dentro del helicóptero… sólo tenía un par de segundos antes de que el helicóptero se alejara lo suficiente, dejándolos fuera de alcance. Mi mano tiembla, el sonido del rayo activándose cuando consigo apuntarle directo en la cabeza.

-Blanco confirmado, Peter. Espero tus órdenes para disparar. –me avisa Karen, la boca poniéndoseme reseca… no me encuentro la voz.

- ¿A qué esperas? ¡Dispárale! ¡Es una orden, niño! –ruge Fury a mi lado, pero ni siquiera puedo escucharle bien por sobre el pulso atronándome los oídos.

No iba a pasar nada, es inmortal. Ya le disparé una vez, ¿cierto? Mis labios tiemblan, incapaz de pronunciar la orden… sólo tenía qué decir una palabra y derribarlo, no era tan difícil. Pero, joder, que mi corazón pesaba y se retorcía con furia dentro de mi pecho al solo pensamiento de verlo caer de ésa cuerda. Fury sigue rugiendo, pero sus bramidos quedan silenciados por el sonido de un disparo.

Y no he sido yo. Me vuelvo, encontrándome con un francotirador bajando el arma detrás de mí, sus ojos oscuros clavándose en mí mientras arruga la nariz, asqueado de mí persona por alguna razón.

-Gracias, Deadshot. –le dice la mujer, Amanda al parecer mientras se vuelve hacia Fury con una sonrisa burlona. –No envíes a S.H.I.E.L.D a hacer el trabajo de la Fuerza Especial X.

Fury gruñe a mi lado, acto seguido me coge del cuello del traje, pegándose peligrosamente a mi cara mientras me veo reflejado en sus ojos medianoche. Pese al peligro, no es su cólera lo que me interesa… lo que me interesa es saber qué ha pasado con el mercenario al que acaban de dispararle.

-Puedes tener por seguro que vas a recibir un castigo por tu falta. Te quiero en mi oficina, a primera hora mañana. –dice, soltándome bruscamente y encaminándose hacia la mujer. –Más te vale vigilar mejor a tus reos, Amanda.

-Escapó por estar en una prisión para mutantes, diseñada por ¿quién crees? Tú y tu agencia de mierda, Nick. Créeme, cuando yo me haga cargo, lo meteré en un agujero y tiraré ése agujero en otro agujero donde no verá de nuevo la luz del día… ahora, déjame hacer mi trabajo, por favor. –la mujer rodó los ojos, cogiendo un radio y llevándoselo a los labios. - ¿Tienen al sujeto? –inquirió.

-A primera hora. Mi oficina. –masculló Fury una vez más, volviéndose con su chaqueta de cuero agitándose tras de sí.

-Afirmativo. ¿Permiso para activar los explosivos? –ante la palabra “explosivos” mis ojos se abren como platos.

-Esperen, ¿qué van a…?

-Permiso concedido. Prosigan.

Y dicho eso, el helicóptero a mis espaldas estalla con un estruendo que rompe los cristales de varios edificios a la redonda y me fuerza a escudarme tras mi brazo, la onda de calor agitándome el pelo y empujándome un par de metros hacia atrás. Mis ojos se abren como platos y de inmediato me incorporo, corriendo hacia el borde del edificio sólo para ver como los restos del helicóptero caen en llamas, en medio de varios edificios hasta perderse en el suelo.

- ¡Deadpool! –el alarido escapa de mis labios sin poder evitarlo… no sabía hasta qué grado llegaba su factor de regeneración, ésa explosión había sido muy grande. - ¡¿Qué hicieron?! ¡¿Qué carajo fue lo que hicieron?! –me encamino hacia Amanda, pero ésta me detiene en seco cuando me apunta con una pistola directo a la sien.

-Objetivo confirmado, jefa. Tenemos a Harley Quinn y a Deadpool, sin embargo, el Joker consiguió escaparse. –le informan a través del radio, a lo que ésta sólo niega con la cabeza.

-Ya dejaré que el murciélago se encargue del Príncipe Payaso… encárguense del mercenario y Quinn, y por el amor de Dios, que alguien envíe un halo y me saquen de aquí. –masculla, exasperada. Guarda el arma y se vuelve al hombre en ropas de militar a su lado, que está mirándome fijamente.

-¿Sabes? Para ser un héroe, seguro te preocupas bastante por un criminal. –me dice, ladeando la cabeza con una mirada que no puedo descifrar.

-Olvídate de él, Flag y encárgate de trasladar a ésos imbéciles a la penitenciaria de Belle Reve… y ésta vez no quiero errores. –le ordena al soldado y éste asiente una sola vez antes de volverse, mascullando órdenes por su intercomunicador.

- ¿A dónde piensan llevárselo? –pregunto, sin poder evitarlo. Si ni siquiera la prisión para mutantes era segura para Deadpool…

La mujer me mira fijamente, sus ojos oscuros y duros totalmente inescrutables.

- ¿Y a ti qué más te da? ¿Acaso conoces a Deadpool? ¿Siquiera sabes quién es? –suelta, su voz dura como el acero. –Pienso llevarlo devuelta al agujero del que nunca debió de haber salido. –me asegura, cuando luego de varios minutos no respondo a sus preguntas.

Está por darse la vuelta, cuando un puñado de agentes se abren paso detrás de mí, forzándome a hacerme a un lado y sólo entonces distingo lo que van rodeando: A un hombre, su traje antes rojo ahora cubierto de cenizas y al que le falta un brazo. Lo llevan como a un perro, con varias cadenas sujetas a su cuerpo y a su cuello en el que lleva puesto un extraño collar, una luz roja parpadeando en éste. Cierro las manos en dos puños, conteniéndome las ganas de saltarle encima y matarlo yo a golpes y, al mismo tiempo, una oleada de alivio me recorre el cuerpo entero al ver que, aparte del brazo faltante, el desgraciado parece estar en buen estado.

- ¡Spidey! ¡Spidey, tengo que…! –grita, pero al parecer un electrochoque proveniente del collar le detiene en seco. –Joder, ya había olvidado cuánto dolía eso… -masculla entre jadeos, todavía adolorido y de rodillas en el suelo en donde se había dejado caer. Alza sus ojos hacia mí, y pese a la máscara, puedo sentir la agonía que se desprende de su mirada. –Peter, por favor… sólo necesito que me escuches.

- ¿Lo conoces? –inquiere Amanda de nuevo, una perfecta ceja depilada enarcada.

¿Conocerlo? Luego de ésta noche, estaba seguro de dos cosas.

La primera, Deadpool era un asesino. Un criminal, y uno de la peor calaña que al parecer se juntaba con payasos sádicos como el Joker y Harley Quinn.

La segunda… que, pese a ésta verdad, el dolor en el fondo de mi alma, el puñal clavado en mi corazón no dolía menos. Seguía queriéndole, seguía importándome, pero también sabía que tenía un deber con mi ciudad.

Y ante esto, nada más niego con la cabeza.

-No, señora… no conozco a éste hombre de nada. –le digo, firme y sin atisbo de emoción en mi voz pese a que cada una de ésas palabras cortan como navajas en mí ya de por sí mullida alma.

- ¡Peter! ¡Peter, por favor, espera! ¡Pet…!

Me vuelvo en cuánto le dan el segundo electrochoque, mordiéndome el labio hasta sentir el sabor metálico de la sangre.

El sabor de la traición al darme cuenta de que el Deadpool de Francis y el de verdad, eran exactamente igual pese a ser personas distintas.

Mi Deadpool ya no era más mi Deadpool.

Jamás lo fue.

Notas finales:

¡Santa Virgen de la Papaya! DD:

Vale, ahora sí ya se puso on fire la cosa LOL XD Espero que el capítulo no os haya parecido muy largo, ¿os parece que son muy largos? Es que de aquí en adelante la mayoría van a ser así, ya que no quiero hacer un fic de cincuenta capítulos que les aburra y lleno de puro relleno, tipo Naruto LOL XD

¡ENFIN!

Ése ha sido el desmadre de ésta semana, ¿qué opináis? Obviamente que iba a incluir a DC en esto, si Harley Quinn es Deadpool en versión mujer XD ¿Os ha gustado el final feliz que le di a Bucky? Aw, la verdad es que el pobre se merece un final feliz, a fin de cuentas, no tiene culpa de nada, ¿os esperabais ver a Ghost Rider por aquí? La verdad es que estaba indecisa si entre poner a Bucky con T’Challa, pero eso sería muy obvio o ponerlo con Johnny Storm, ya que Chris Evans también hizo de la antorcha humana ¬u¬ pero eso sería muy obvio también e iba a ser cómo si Bucky estuviese buscando a Steve en otra persona, así que luego pensé en Daredevil o Johnny Blaze y cómo a Blaze le gustan las motos… pues ALÁ, vamoh a darleh XD A mí honestamente me parece que van bien juntos, porque Blaze es medio infantil y travieso y pues Bucky también es súper liberal (Hasta se ponen a follar en público, me enorgullecen mis bebés :’D) y siento que luego del fiasco con Nicolas Cage, pues Blaze se merece justicia. Ojalá hagan una peli y pongan de prota a Charlie Hunnam, ése hombre grita MOTERO MACARRA por todos lados *¬*

Y vale, Petey y DP, ¡Dios! Éstos dos siempre en el tira y afloja, ¿créeis que Peter reaccionó muy mal o estuvo justificado? Honestamente el conflicto entre éstos raya en que DP es un mercenario y Peter un héroe, sus morales y estilos de vida obviamente van a chocar mucho el uno contra el otro y van a tener qué esforzarse por estar juntos. ¿Créeis que Peter hizo bien en dejar que apresaran a DP? Os soy sincera, en eso creo que me pasé de cabrona, pero bueno, soy una drama queen y me gusta el salseo, ¿qué os esperabais? LOL XD En verdad me gustaría saber qué pensáis en los RW’s, la verdad éste cap trae muchos nuevos personajes y os puedo asegurar que no es la última vez que vamos a ver a la Reina de Gótica ;D Ni a Blaze y Bucky, no sé por qué, pero me encanta éste ship aunque no creo que exista hasta ahora XD

Y pues nada, os dejo porque siempre digo que voy a hacer mis intros/outros más cortos y siempre termino escribiendo biblias XD Os quiero un montón, y muchas gracias por siempre apoyarme chicos, sé que siempre os digo lo mismo, pero es que en verdad hacéis de mi vida una muchísimo mejor cómo no tenéis idea. Me despido, nos leemos a la próxima…

¡Un besazo! ♥


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