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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

Hola beibis :3

Vale, ésta vez no les voy a quitar mucho tiempo ni a dejarles una larga biblia, nada másnnquiero hacer un pequeñito aviso.

Éstos últimos días he estado muy mal de salud (seh, no estoy sorprendida LOL XD) y pues por lo mismo del potasio y el corazón y ésas mierdas, mí doctor me ha dicho que quieren ingresarme en el hospital y eso y entonces no sé por cuánto tiempo. Espero que cómo máximo sea una semana, pero por si las moscas, nada más quería avisaros para que no os preocupéis si no me véis por aquí en un rato.

¡PERO!

Relajad vuestras tetas, Cheeky ha hecho la tarea y ya tengo éste capítulo y el siguiente escritos así que al menos éste fin de semana y el próximo SÍ habrá actualización porque no quiero dejaros abandonados :DD

¡ENFIN!

Nada más quería avisaros de ésa pequeñita situación, no os preocupéis por mí, os aseguro que mala hierba nunca muere LOL XD Y vale, ya está. Mil disculpas si no pude responder los RW’s de la última vez, la verdad es que lo he pasado fatal, pero muchísimas gracias a las personitas que me comentaron, os prometo responderos tan pronto cómo me encuentre respuesta ¿vale amores? Nos preocupéis ñ.ñ

¡AH! Y antes de que se me olvidé, ¡muchísimas gracias por leerme, ya somos 10K! madre mía, en verdad cuándo vi ése número flipé en colorines, ¡sóis los mejores chicos! En verdad no puedo agradeceros suficiente todo el amor anal y el apoyo que le han dado al fic, sóis los mejores, en verdad me sacan una sonrisa y le dan un sentido a mí vida, ¡OS AMO A MIL! ♥

Y pues, éste capítulo va especialmente dedicado a:

+ Lluvia Uchiha Namikaze

+ adacely

¡Muchísimas gracias por haberme dejado RW! ¡Un besazo y abrazos virtuales para vosotras! ♥

Y, pues creo que eso sería todo. Aquí os dejó el link de la canción que me inspiró para éste cap, es de mí banda favorita, espero os guste. No sé, la letra me recordó mucho a Harry y Pet-Pet así que… ALÁ, aquí os la dejó incluida LOL XD (P.D: Los Canadienses son tan jodidamente sexis, el vocalista, Remington Leith, es Canadiense y WAAAA, mojo bragas por él *¬*)

“Teenage Heartbreak Queen”, Palaye Royale: https://www.youtube.com/watch?v=hMgYcn3Xi9Q

Vale, y ahora sí…

¡A LEER! ♥

-Capítulo Trece-

“Teenage Heartbreak Queen.”

POV’s Wade:

- ¡Wilson! ¡Qué alegría verte de nuevo! –grita una voz masculina que conocía muy bien, abriendo las puertas del coche blindado en el que había pasado confinado las últimas doce horas.

Me muerdo el labio hasta sentir el sabor de la sangre, ahogando el quejido. Podría ser una incubadora de tumores cancerígenos en éste momento, pero ni de coña iba a demostrarles a éstos hijos de puta cuán mala era mi situación… si algo había aprendido luego de haber estado en prisión veintisiete veces, es que, si demuestras debilidad, éstos tipos no te dejaran en paz luego.

- ¡Griggs! ¡Pedazo de mierda! Cuánto tiempo… -digo, mientras tira del collar en mi cuello, casi partiéndomelo. –Dime, ¿sigues lamiendo culos como recordaba, pequeño cobarde?

Eso parece tocarle los cojones y aunque sé que sólo estoy empeorándolo todo, me da exactamente lo mismo. Me dirige una mirada y sin más me arroja contra las puertas de la entrada, abriéndolas de par cuando mi cuerpo va a impactar contra éstas. Caigo sobre el suelo mugriento y polvoso, escupiendo un montón de sangre por la boca que no llega a verse porque todavía voy con la máscara puesta.

-Ugh… ya me había olvidado de los hospitalario que eras con los reos. –mascullo, incorporándome sobre los codos y con el hedor a sangre mareándome a través de la máscara.

{¿Sabes, Wade? Siempre te he apoyado en todas tus gilipolleces, pero creo que ésta vez paso.}

<This bitch is right, Wadey… al ritmo que estamos llenándonos de tumores, no nos conviene hacernos los machitos.>

No puedo responder porque justo en ése instante un pie se clava con fuerza en mis entrañas, sacándome otro chorro de sangre por la boca. Vale, ahí iban mis costillas y muy posiblemente mi estómago. Otra patada, ésta vez en el rostro, me hace caer sobre la espalda y ya no tengo fuerzas… me quedo ahí tendido, el rostro de Giggs asomándose sobre mi cabeza. Lo veo sacarse la máscara de gas que lleva puesta, sonriéndome con sus dientes chuecos y amarillentos.

{Ya entiendo por qué el tío se porta como una perra malhumorada… con una sonrisa así, hasta nosotros seríamos tan hijos de puta.}

< ¿Sus dientes? ¿Qué coño pintan sus dientes aquí? Hablemos de ésa cara. Ni con cirugía plástica tiene arreglo en pobre.>

Empecé a reírme de Amarilla, pero justo en ése momento, siento como me sacan la máscara de un tirón. Siento mis músculos tensos al hallarme expuesto, pero el dolor en mis costillas no me deja moverme. Giggs pone sus pies a los costados de mi cara, irguiéndose imponente sobre mí y sé que mi infierno ha empezado. Curiosamente, recuerdo una canción de Led Zeppelin, una que solía gustarle a mí padre. Es de las pocas cosas que recuerdo de él, mientras manejaba su coche por la carretera y cantaba…

{♪ Cryin’ won’t help you, prayin’ won’t do you no good. Now, cryin’ won’t help you, prayin’ won’t do you no good ♪}

<♪ When the levee breaks, mama, you got to move…♪>

De inmediato, un par de enormes ojos avellana vinieron a mi mente, y entonces ya no era la patética excusa que tuve como padre la que iba manejando la camioneta… era yo, y a mí lado iba sentado el mismo chico al que le había roto el corazón la noche pasada. Me muerdo el labio que tiembla, aguantándome las lágrimas mientras intento recordar el verso qué sigue.

-All last night sat on the levee and moaned, thinkin’ ‘bout me baby and my happy home… -empiezo, pero un escupitajo directo a la cara no me deja continuar.

Escucho a Griggs reírse, ésa risa ronca y asquerosa, la risa de un borracho. La risa de mí padre, y entonces ya no es Griggs el que está mirándome desde arriba, es el mismo hombre que destrozó mí vida entera. Está feliz, puesto que tiene razón… estoy justo donde dijo que iba a acabar. Cierro los ojos, una lágrima deslizándose por mi mejilla y manchando el suelo sucio… mezclándose con la misma cosa de la que estaba hecha.

-Bienvenido a casa, Wade. –dijo, alzando su pie y dejándolo ir con fuerza contra mi cara, los cartílagos de mi rostro crujiendo bajo la suela de su bota antes de que pierda la consciencia.

Y Satanás no pudo tener más razón.

POV’s Peter:

“…If I go everywhere you want me to go 
How will I know you’ll still follow?”

- ¡Peter! –chilló Steve desde la cocina, más su hijo no pudo escucharle porque tenía los cascos a tope.

El joven jugueteó con aquella bala como llevaba haciendo desde hace aproximadamente una semana, una pequeña sonrisa apareciendo entre sus labios al ver la frase grabada en el culote de la misma: Bang! Bang! Bitch. La sonrisa del joven desapareció al momento, recordando el dolor que le había causado sacarse ésa bala del costado, la cicatriz ahora rosácea que tendría por siempre en su piel. Y no era eso lo que dolía, más bien eran los recuerdos grabados a fuego en su memoria.

“…When you see yourself in a crowded room 
Do your fingers itch, are you pistol-whipped? 
And will you step in line or release the glitch? 
And can you fall asleep with a panic switch?”

- ¡Peter! –entró Steve a la habitación del castaño, haciéndole dar un respingo.

El castaño de inmediato se puso una camisa para cubrir la cicatriz de bala en su costado izquierdo, no quería ni pensar en cómo iba a reaccionar su Pops si llegaba a enterarse de que un mercenario le había disparado a quemarropa hacia una semana. Escondió la bala dentro de su camisa, a la que había convertido en un collar para no olvidarse de lo que había pasado.

-Pops, ¿qué ocurre? ¿No puedes tocar? Pude haber estado desnudo. –se quejó el menor, cruzando los brazos sobre el pecho y poniendo a los Silversun Pickups en pausa.

El rubio nada más rodó los ojos, ignorando la actitud de típico adolescente de su retoño.

-Lo siento, Pete, te llamé tres veces, pero como estabas con eso en los oídos no escuchaste. –dijo Steve, mirando con el ceño fruncido a los cascos de Peter antes de negar con la cabeza. –En fin, sólo quería preguntarte si ya tienes todo listo.

- ¡Pops! –chilló Peter, rodando los ojos y dejándose caer sobre la cama. -¡Por supuesto que ya empaqué! Dios, a veces me tratan como a un crío…

-Sí, bueno, yo no fui el que olvidó su cepillo de dientes la vez anterior. ¿Empacaste desodorante? ¿Gomina para el pelo? ¿Un suéter en caso de que haga frío? ¿Calzoncillos?

-¡Ya, vale! Pops, creo que estás olvidando que he estado yendo a decatlón de matemáticas los últimos tres años, tengo todo bajo control. –Peter se acercó a su padre, empujándolo fuera de su habitación.

-Sólo te cuido las espaldas y la memoria, Pete. Juro que, si no tuvieses la cabeza en su sitio, la dejarías olvidada. –Steve negó con la cabeza, sin entender cómo era que su hijo siendo tan listo podía ser igual de olvidadizo.

-Pete, ¿estás listo? Banner está solo con un montón de inversionistas y ya sabes que el pobre es más seco que un desierto en cuánto a tratar con gente que no conoce. –decía su papá, mirándose en el reflejo del refri en la cocina y arreglándose el pelo.

-Tony, no te olvides de que quedamos con Bucky y Johnny para hoy a las ocho.  Lo prometiste. –le recordó Steve, dirigiéndose al baño.

Tony nada más rodó los ojos.

-Sí, sí, ¿cómo podría olvidarlo? Si me amenazaste con dejarme dos semanas sin sexo si no iba. Eres un cabrón, Steve. –farfulló, dirigiéndose al elevador en donde un asqueado Peter lo esperaba.

- ¡Puaj! ¿Es en serio, papá? Primero el tío Bucky y el tío Johnny haciendo pornografía pública en una heladería y luego tú y Pops diciendo eso enfrente de mí. Tengo suerte de ser el único virgen en ésta familia. –dijo, pero de inmediato se sonrojo al darse cuenta de la tremenda mentira que acababa de soltar.

Tony negó con la cabeza, su rostro un gesto exagerado de decepción.

-Recuérdame no dejarte solo con ésos dos de nuevo, ¿vale? No quiero que aprendas marranadas y menos de Barnes. –el genio miró de reojo a su hijo, que se encogía de hombros con las mejillas sonrosadas. -¿Sabes, Pete? Quiero creerme que nada más te estás sonrojando porque estamos a treinta y dos grados y no porque ya te reventaron la cereza.

- ¡Papá! –chilló el menor, su sonrojo haciéndose más prominente. –S-Sólo tengo calor. –tartamudeó el castaño, su mente nublada con las imágenes del mercenario sobre su cuerpo.

Tony soltó una carcajada.

-Sólo avísame si necesitas condones, ¿vale, Pete? No soy un papá regular, soy uno genial. –le dijo el genio guiñándole el ojo, copiando la frase de “chicas pesadas.”

-¿Sabes qué? Se me hace tarde, el autobús del instituto sale a las nueve. –masculló el menor, haciendo todo lo posible por alejarse de su padre y sus insinuaciones sexuales.

-Está bien, está bien. Finjamos que a mí hijo sigue siendo una delicada florcita en medio de la pradera. ¿Tienes todo lo que necesitas? ¿Dinero? ¿Lubricante? No quiero que te duela, Petey, te lo digo porque el pobre Steve sigue quejándose a día de hoy. –Tony sonrío, deleitándose con la expresión espantada de su hijo.

- ¡PAPÁ! –chilló el menor, con fuerza, su grito resonando por todo el lobby. –Me largo, eres imposible. Y espero que llegues tarde para que tengas que usar tu mano por las próximas dos semanas. –farfulló, alejándose a grandes zancadas del mayor.

Tony jadeó de forma exagerada, llevándose una mano al pecho.

-¡No lo dices en serio, Peter! No vengas quejándote cuando no puedas ni sentarte luego. –le advirtió su padre, estallando en risas antes de volverse. - ¡Te quiero, Petey!

- ¡Y yo quiero ser normal! –dijo el menor, echando la cabeza hacia atrás, pero uniéndose a la risa de su padre mientras se encaminaba a la parada de autobús.

Si tan sólo su padre supiera quién le había reventado la cereza.

[…]

- ¿Mary Jane Watson? –dijo el Señor Shortman, alzando sus ojos de pescado de la tabla que sostenía entre sus manos.

- ¡Aquí! –respondió la pelirroja desde su asiento, aferrándose al brazo de su novio con una enorme sonrisa.

- ¿Andrew Russell Garfield? –siguió nombrando nombres el Señor Shortman.

Peter se estremeció en su asiento. Russell. Ése era el nombre del pequeño al que Deadpool había intentado matar la semana pasada. “No, Peter, no” se reprendió el menor, cerrando los ojos y cogiendo una profunda bocanada de aire. La última semana había sido muy dura, le estaba tomando muchísimo esfuerzo tratar de ser normal y no pensar en Deadpool todo el rato, pero sabía que había hecho lo correcto y no había caso en seguir pensando en alguien que mata niños y le había apuñalado por la espalda. “Respira, Peter… respira” se decía, sintiendo los ojos aguados como cada vez que pensaba en el mercenario. Llevo su mano a la bala pendiendo de su cuello, recordando el ardor del disparo, el dolor de su corazón roto.

Deadpool no era su amigo. Nunca fue nada más que un mentiroso.

- ¿Harold Osborn? –ante la mención del nombre de su ex mejor amigo, Peter abrió los ojos, volviéndose hacia Ned que yacía a su lado jugando con su PSP.

- ¿Harry también viene? –susurró, el filipino sin despegar la vista de la pantalla en donde sonaban explosiones falsas.

-¿Qué acaso no estuviste en la última clase de mates, Pete? Por supuesto que viene, el Señor Shortman dice que es nuestro integrante más rápido, lo cual quiere decir que nada más viene porque puede apretar el botón más rápido. –Ned rodó los ojos, él y Harry realmente jamás habían sido demasiado cercanos.

-Es Harry, Arnoldo, nadie me llama Harold aparte de mí madre. Y ella lleva seis años muerta. –Harry rodó los ojos, empujando al señor Shortman con el hombro antes de dirigirse a los asientos de atrás.

Peter sintió que su corazón se contraía… luego de que su padre le hubiese contado lo de Bucky, Peter en verdad quería enmendar las cosas, pero éste nunca estaba en la escuela y el castaño sospechaba que era porque estaba juntándose con los que solían ser amigos de Flash, que se había dado de baja del instituto sin que Peter pudiera explicarse el por qué, aunque luego del incidente en el bar, no era que aquella decisión molestase demasiado al menor. El arácnido se mordió el labio, sus ojos fijos en la figura de su amigo, el pulso acelerándosele al pensar en lo que quería hacer. En lo que debía hacer… ya había perdido a Gwen, no podía perder a Harry también. Al menos debía intentar enmendar las cosas con el rubio, ya que iban a ir a Washington juntos.

-Ned, muévete, necesito salir. –pidió el castaño a su amigo, tomando una decisión pese a que no estaba muy seguro de que el rubio estuviese en sintonía con lo que se proponía hacer.

Ned alzó la vista confusa, primero hacia su amigo y luego siguiendo la dirección en la que éste miraba, soltando un suspiro antes de volver a desviar la atención a la consola entre sus manos, colocándose unos auriculares.

-No creo que vaya a acabar bien, pero haya tú, Pete. –Ned se movió, resumiendo la partida y dejándole el paso libre al castaño.

Peter inspiró hondo y se dirigió a los asientos traseros al mismo tiempo que el autobús se ponía en marcha. “Vale, son tres horas de camino y estamos en un autobús. No tiene demasiadas opciones” pensó, sus palmas sudorosas al tratar imaginarse la reacción de su amigo, pero no pudo pensar en nada más cuando dos dardos azules se dispararon en su dirección. El castaño se encogió de hombros ante la mirada dura del rubio, más dio señales de moverse de dónde estaba.

- ¿Podemos hablar, Harry? –susurró, no muy seguro de que el rubio fuese a escucharle con los cascos puestos.

El rubio miró hacia adelante, como si buscase algo en un claro gesto de sarcasmo. Peter contuvo las ganas de echar los ojos en blancos, sólo porque sabía lo caprichoso que podía llegar a ser Harry cuando se hallaba cabreado.

-Vaya, qué yo recuerde, hasta hace dos semanas estabas bien con tus amiguitos. Y con el mercenario asqueroso con el que estás saliendo también. –Harry le dio la espalda, mirando la autopista por la ventana. –Déjame en paz, Parker, no tenemos nada de qué hablar.

Peter suspiró y sentándose al lado del rubio, cogió los cascos de éste y le puso una mano sobre la boca para acallar sus protestas. Harry le fulminó con la mirada, más no hizo nada por sacarse la mano del castaño de encima.

-Vale, entonces no digas nada, pero… al menos sólo escúchame, ¿trato? –pidió el menor, viéndole con aquellos enormes ojos avellana.

Harry rodó los ojos y asintió una vez. Peter retiró su mano lentamente, dejándola en su regazo y jugando con la manga de su chaqueta amarilla de los mateatletas mientras sentía un nudo en la garganta, las lágrimas rápidamente encontrando su camino hacia sus ojos.

-Harry, entiendo por qué estás molesto, ¿vale? A mí también me cabrea mucho verte fumando marihuana en el recreo, junto con los mismos idiotas que solían pegarme palizas con Flash. –masculló, una nota de resentimiento en su voz. Negó con la cabeza, antes de proseguir: -Pero no es como si uno escoge de quién enamorarse, ¿sabes? Créeme, si estuviese en mis manos… haría cualquier cosa con tal de olvidarme de Deadpool, pero no puedo. Lo estoy intentando, pero sé que va a tomar tiempo. –susurró, las lágrimas finalmente abriéndose paso en sus mejillas. Peter alzó la vista, encontrándose con los ojos suaves de su amigo… de su mejor amigo en todo el mundo. –No quiero perderte, Harry, eres mi mejor amigo. Deadpool es el tipo del que desgraciadamente me he enamorado, no me pidas escoger entre ustedes porque no puedo… los amo a los dos. Ni a uno más que al otro, los amo a los dos y ya está, ¿por qué eso no puede ser suficiente? Eres mi mejor amigo en todo el mundo, y ni Deadpool ni nadie podrán cambiar eso… nadie podrá ocupar el lugar que tienes en mi corazón.

Harry se mordió el labio, consciente de que él también había herido a Peter con su comportamiento. El castaño tenía razón, él siempre supo que nunca podría aspirar a nada más que ser el mejor amigo de Peter, pero dolía… dolía ver al chico por el que su corazón no se había marchitado luego de la muerte de su madre, el chico que le provocaba tantas emociones, el chico que con una sonrisa le hacía olvidarse del padre abusivo y de mierda que le molía a golpes en casa. A Harry en verdad le había dolido que luego de años, un mercenario chalado y barriobajero viniera a arrebatarle al chico por el que su corazón suspiraba así sin más, mientras él había respetado los límites que el castaño le había impuesto. Le había hecho sentir… inadecuado. Como si él no fuese suficiente en comparación a Deadpool, y toda su vida su padre había pasado comparándole con otros, haciéndole sentir que nunca fue ni iba a ser suficiente.

-Por favor, Harry, quizá no pueda amarte de la manera en que tú necesites… pero siempre voy a quererte y voy a necesitar a mi mejor amigo… -susurró el menor, cogiéndole la mano entre la suya.

Harry sintió los ojos llenándosele de lágrimas, ¿a quién quería engañar? Había extrañado de cojones al castaño, y entre ser su mejor amigo a no tenerle en su vida, Harry podía vivir amándole y anhelándole en silencio si con eso podía ver ésa sonrisa, ésos dos enormes hoyuelos en las mejillas sonrosadas de su amigo todos los días.

-Ven aquí, idiota… -Harry extendió los brazos, cogiendo a Peter entre éstos y atrayéndolo hacia él. –Eres un gran idiota, ¿lo sabes, Parker? Haciéndome llorar y quedando como un completo marica enfrente de todos, como si no tuviera una reputación que cuidar. –negó con la cabeza, depositando un beso entre los cabellos castaños del adolescente.

-Quién iba a decir que el chico malo de Midtown High era un cursi. –Peter cerró los ojos, abrazándose con fuerza al rubio, perdiéndose en su olor y arrugando la nariz. –Tienes que dejar de fumar marihuana, Osborn, apestas horrible. Si te veo haciéndolo una vez más, voy a patearte el culo.

Harry sólo reventó a reír, y en ése momento el autobús se llenó de aplausos y vítores. Ambos adolescentes separándose con un respingo. Mary Jane junto con Andrew y los demás se habían vuelto a mirarles, aplaudiendo porque ambos se habían reconciliado. Peter sintió como los colores se le subían a la cara mientras que Harry rodó los ojos, pero sin perder la sonrisa en sus labios.

- ¡Bravo! ¡Al fin! Ya era hora de que retomaran su bromance. –les gritó la pelirroja, en medio de aplausos energéticos.

Harry estaba abriendo la boca para decir algo, pero justo en ése momento, el autobús se detuvo bruscamente, mandando a todos hacia delante de golpe. Peter se reincorporó de inmediato, los vellos de sus brazos y su nuca erizándose al instante, su rostro tornándose serio mientras trataba de enfocar la vista hacia adelante.

-Vale, todo el mundo conserve la calma, seguro es sólo…

El señor Shortman no pudo terminar de hablar, porque justo en ése instante los cristales del parabrisas se hicieron añicos, el cuerpo del chófer cayendo hacia adelante inerte. Los chillidos de Mary Jane y las demás chicas no se hicieron esperar ni tampoco Peter poniéndose de pie inmediatamente, sus lanzatelarañas listos debajo de las mangas de su suéter.

- ¡Ned, necesito que…! –el sonido de un impacto atrajo de nuevo su atención, una figura pequeña de cuclillas haciendo acto de presencia en medio de todos. –Vale, todos cálmense… -pidió Peter, al ver que todos se quedaban mortalmente quietos.

- ¡Uf! ¡Qué pasada! No creí que fuese a tomarme menos de cinco minutos… -dijo una voz jovial y algo chillona, la mandíbula de todos cayéndose al suelo cuando contemplaron la figura de la mujer frente a ellos. –Vale, queridos míos, ¿quién de ustedes es el famoso Peter Parker? –dijo la mujer, echándose el enorme mazo que tenía sujeto en la mano al hombro. - ¿Y bien? ¿Les comió la lengua el gato?

A Peter le tomó un segundo procesar la imagen de aquella mujer: Piel clara, más bien sin color alguno, totalmente blanca al igual que su pelo, a excepción de las puntas de sus coletas, una de color rosa y la otra azul. Llevaba puesto unos… buenos, no podría considerarse a ése minúsculo pedazo de tela que cubría sus partes íntimas como pantaloncillos cortos, más bien eran un par de bragas de lentejas, la mitad azul y la otra roja. Su camisa que ponía Daddy’s Lil Monster se veía desgastada, rota en algunas partes dejando entrever un brillante sujetador rojo, acompañada de una mallas con agujeros y un par de tacos que asemejaban unas zapatillas deportivas. Peter se restregó los ojos, tratando de comprobar si Harley Quinn en verdad estaba enfrente suyo, de lo más tranquila haciendo pompas con el chicle que mascaba en ése momento.

- ¿Harley Quinn? –susurró el castaño, su tono acorde con la expresión de estupefacción en su rostro.

- ¡Peter! –chilló la rubia, abriendo sus ojos con emoción antes de arrojarse a Peter, cogiendo sus labios en un beso brusco. - ¡Cuánto tiempo! ¡Aww! Eres una cosita tan mona, Deadsy es un chico con suerte. –dijo, dándole un respingo en la nariz mientras el castaño sólo le miraba parpadeando. - ¿A qué esperas? ¡Vamos! Tenemos cosas qué hacer. –la rubia giró sobre sus talones, contoneándose hacia la salida del autobús. - ¿Babycakes? –inquirió la rubia, enarcando una ceja mientras hacia otra pompa de goma de mascar.

-Peter, ¿quién coño es ésa mujer? –susurró Harry a su lado, cogiéndole de la mano mientras miraba incrédulo a la mujer pálida y tatuada viendo a Peter como si fueran viejos colegas.

Peter nada más sacudió la cabeza.

-Espera, ¿por qué habría de irme contigo, so loca? Yo no te conozco de nada, ni siquiera sé qué coño quieres conmigo… -Peter le miró, frunciendo el ceño.

La rubia nada más suspiró, sacándose el chicle de la boca, arrojándolo por la ventana antes de volverse, cogiendo una de las dos armas que llevaba en la pistolera a sus costados y disparándole a Harry en el muslo.

- ¡Hija de puta! –chilló el rubio, sujetándose el muslo que de inmediato empezó a chorrear sangre.

- ¡Harry! ¡No te atrevas…! –Peter se detuvo en seco cuando el cañón de la misma arma se le encajo en el cuello, justo debajo de la barbilla. - ¿Qué demonios quieres de mí? –masculló el menor, con las manos al aire.

-Creo que no fui clara, babycakes, yo no te pregunté si querías venir o no… -masculló, sus ojos azul hielo clavándose en los avellana del menor. –Así que te sugiero que arrastres tu culo de diez a mí coche y el pedazo de rubiales no se muere, ¿entendido? –dijo, sus ojos volviendo a ser amigables.

Peter asintió una vez y la rubia guardó el arma, volviéndose sonriente y retomando su camino. Peter se volvió a ver a Ned por el rabillo del ojo, articulando con los labios «Avísale a Natasha» a lo que el filipino nada más asintió desde el suelo, antes de dirigirse hacia Harry y ayudarle a detener el sangrado. Peter siguió a la rubia, desviando la vista sonrojado de su… bueno, prominente trasero del que la rubia aparentemente se hallaba bastante orgullosa, dada la forma en que lo meneaba de aquí hacia allá sin vergüenza alguna. Peter se quedó de una pieza cuando lo guío hasta un despampanante Lamborghini, cuya pintura púrpura lo hacía relucir como un diamante bajo el sol. Peter se volvió a ver a la rubia que sostenía la puerta del copiloto abierta, en el secuestro más extraño de su vida.

- ¿A dónde vamos? –preguntó, una vez dentro y con la rubia poniendo el motor en marcha con un potente rugido.

Harley le sonrió, colocándose un par de gafas de sol en forma de corazones antes de acelerar, el cuerpo del castaño estampándose contra el asiento mientras se preguntaba por qué diablos no había atacado a la rubia cuando tuvo la oportunidad.

-¿Acaso no es obvio? Vamos a rescatar a tu Romeo. –le respondió, guiñándole un ojo detrás de las gafas.

Y con “Romeo”, Peter entendió que se refería a Deadpool.

[…]

-Tía Natasha… -susurró el adolescente, más la pelirroja al otro lado de la línea no estaba dispuesta a ceder antes las súplicas del castaño.

- ¡“Tía Natasha”, nada, Peter Benjamín Stark-Rogers! ¿Tienes idea de con quién estás? ¡Ésa mujer es buscada a nivel mundial, Peter! Tienes cinco segundos para convencerme de por qué no debería enviar a Tony y a Steve ahora mismo a buscarte. –ante la mención del nombre de sus padres, el castaño entró en pánico.

-¡Por favor, Nat, no puedes hacerme esto! Escucha, sé que estás preocupada y todo, pero… ¡Eh! ¡Devuélvemelo! –chilló el menor, volviéndose cuando cierta rubia le quitó el móvil de un zarpazo.

Peter quiso arrancarle el teléfono a Harley, más ésta se limitó a ponerle una mano en la cara mientras se ponía el móvil entre el hombro y el oído y sorbía un poco del expreso que se había comprado en el Starbucks en el que se habían detenido hacía no mucho.

- ¿Hola? Tú eres la Viuda Negra, ¿verdad? ¡Es un honor! Soy una gran fan tuya, me recuerdas mucho a Ivy con tu traje tan chulo. –se río la rubia, dejando al menor boquiabierto ante la confianza con la que le hablaba a la asesina más mortífera del mundo. –Entiendo, por supuesto. –la rubia asintió, sin mostrarse afectada por su tía gritándole a través del móvil. –Comprendo, cariño, pero necesito a babycakes sólo por un ratito, te prometo devolvértelo en una pieza luego. Vale, no te pongas así, guapa, te aseguro que cuidaré muy bien de él. –decía, sorbiendo más expreso. –Hmm, vale, ¿y qué tal si hacen vídeollamada cada hora? A mí no me molesta, siempre y cuando no metan a los perros de S.H.I.E.L.D en esto, ¿tenemos un trato? –silencio, un largo silencio que tenía a Peter mordiéndose las uñas. - ¡Genial! ¿Ves cómo no soy tan mala, cielo? De acuerdo, ¡buh-bye!

La rubia cortó la llamada, arrojándole el móvil a Peter que consiguió atraparlo a duras penas. Se quedó parpadeando un momento antes de seguirla devuelta al coche, el cual ya había puesto en marcha de nuevo.

- ¿Qué le dijiste? ¿Va a enviar a mis padres? –preguntó el menor con nerviosismo, poniéndose el cinturón de seguridad. Una hora en el coche con Harley le había bastado para aprender la lección.

-No con la condición de que le llames para reportarte a cada hora. Y dice que estás castigado cuándo vuelvas. –la rubia se encogió de hombros, prendiendo el estéreo en donde sonaba Lana del Rey a toda hostia. Harley soltó un chillido. - ¡Adoro ésta canción! Hey Lolita, hey. Hey Lolita, hey… -empezó a cantar, bailando al ritmo de la canción.

Peter negó con la cabeza, antes de apagar el estéreo. No iba a seguir con todo aquel extraño secuestro hasta que la rubia le dejara en claro para qué exactamente requería su presencia.

- ¡Hey! ¡Estaba escuchando! –se quejó, soltando un puchero mientras zigzagueaba de manera peligrosa por la autopista.

-Me da igual, quiero que me expliques para qué carajos me necesita Deadpool y porque no pudo venir él a decírmelo… es más, ¿acaso no deberías estar tú también en prisión? La última vez recuerdo que los apresaron a ambos. –el castaño se cruzó de brazos, enfurruñándose en su asiento.

-Vale, ¡qué mandón eres! Y haces muchas preguntas. –la rubia suspiró, ajustándose sus gafas antes de volver a hablar. –Estuve en prisión hasta que mi Pudín llegó a rescatarme. Quería que Deadsy viniese con nosotros, pero se negó y dijo que no quería hacerte más daño. Así que como la buena amiga que soy, vine a buscarte a ver si tú podías hacerle entrar en razón…  Belle Reve no es un lugar para Deadsy, tengo miedo de que en verdad puedan hacerle daño. –susurró Harley, su voz temblorosa al soltar la última frase.

Peter se volvió a verla, confuso.

- ¿Hacerle daño? ¿De qué estás hablando, Harley? Deadpool tiene un factor de curación, literalmente, no hay nada que pueda matarlo, mucho menos hacerle daño. –Peter rodó los ojos, el resentimiento apoderándose de él al hablar del castaño.

-No si tiene ése maldito collar de perro puesto. –soltó la rubia, dando un bandazo y saltándose una fila de doce coches de corrido. –Malditos filadelses, conducen peor que mi abuela. –rodó los ojos.

- ¿El collar? ¿Qué tiene que ver ése collar? Sólo da choques eléctricos. –Peter alzó las cejas, sin entender la preocupación de la rubia.

-No sólo eso, cómo se nota que no conoces a Amanda. –susurró, negando con la cabeza. –Ése collar no da choques eléctricos, está diseñado para suprimir las habilidades de quién lo lleve puesto, incluido el factor de curación de Deadsy. Y créeme cuando te digo que estar en Belle Reve sin súper poderes puede costarte la vida… la última vez que lo vi se veía muy mal, babycakes, si el desgraciado de Griggs no lo mata a golpes, créeme que el cáncer sí que lo hará. Y no puedo dejar que muera… Deadsy es mi amigo. –su rostro pasó a ser invadido por una expresión de tristeza.

Peter se quedó de una pieza, su corazón deteniéndose dentro de su pecho.

Cáncer.

¿Había escuchado correctamente? ¿En verdad Harley había dicho que Deadpool tenía cáncer? La culpa le cayó al castaño encima como una tonelada de ladrillos, seguida de la preocupación que se abrió paso dentro de su pecho, sus facciones deformándose en una mueca de alarma y desesperación cuando las palabras de la rubia finalmente cobraron sentido.

-P-Pero… se supone que ése lugar es seguro, es lo que Amanda dijo, que iban a llevarlo a un lugar donde ya no pudiese causar líos… -susurró el castaño, desviando el rostro cuando sintió las lágrimas en los ojos.

Harley bufó, casi con asco ante las palabras del menor.

-No te ofendas, babycakes, pero tienes que ser de verdad imbécil para creerte cualquier cosa que salga de la boca de ésa mujer. Belle Reve es el infierno en la tierra y Amanda Waller es Satanás controlándolo… ése lugar es una incubadora de experimentos clandestinos. –escupió la rubia, el odio presente en cada una de sus palabras.

Peter sintió que el pulso de le aceleraba, haciéndole hiperventilar. Se acomodó en el asiento, rodeándose las rodillas con los brazos y fijándose en los detalles del salpicadero… sentía el ataque de pánico a punto de estallar, si no se calmaba, iba reventar a llorar histéricamente enfrente de la rubia y si Deadpool en verdad se encontraba en peligro, no podía permitirse ser consumido por el pánico.

- ¿Cuánto tiempo…? –susurró el menor, sus labios temblando mientras cerraba los ojos con fuerza, su pecho ardiendo violentamente ante la posibilidad de perder al mercenario por culpa de su orgullo. - ¿Cuánto tiempo crees que le quede, Harley?

Silencio, y aquello no hizo sino acrecentar el pánico del menor. Peter se llevó la mano a la boca, mordiendo la manga de su suéter para controlar los sollozos que pugnaban por escapar de sus labios.

-No lo sé, Pete… pero espero que no sea demasiado tarde. –susurró la rubia, su voz mortalmente seria.

Peter estaba a punto de decirle que pisara el acelerador a fondo, más un enorme golpazo le interrumpió. El castaño apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo, Peter sólo fue consciente de haber cerrado los ojos con fuerza, haber apretado la mandíbula y aferrado el asiento mientras escuchaba el sonido de metal abollándose, cristales rompiéndose y el Lamborghini de Harley dando volteretas por toda la carretera. Ninguno de los dos gritó, ni siquiera cuando varios cristales se les clavaron en el cuerpo ni cuando sus cuerpos se magullaron por todos lados, las cabezas de ambos agitándose bruscamente que poco faltó para que no se partieran el cuello. El menor no movió ni un músculo, ni siquiera cuando sintió que el coche dejó de dar vueltas y quedó de cabeza… no se atrevía a abrir los ojos, pues temía que al hacerlo se encontrase con alguna herida grave o, peor aún, haberse muerto en el accidente sin haber podido ayudar a Deadpool.

-Babycakes, ¿estás…? ¡Yahtzee! –chilló la rubia, y sólo entonces Peter abrió sus ojos lentamente, encontrándose con el asiento del conductor vacío.

- ¿Harley…? –la voz del castaño era apenas un murmullo.

En el momento en que Peter sintió los vellos de su nuca alzándose violentamente, no dudo en presionar un botón en uno de sus telarañas y de inmediato su traje se desplegó sobre su cuerpo. Dios bendiga a su padre y a su prima Shuri por haber incluido nanotecnología a sus trajes, así no tenía que preocuparse por quitarse y ponerse el jumper. Peter saltó por la ventana justo a tiempo antes de que el coche se abollara sobre él, como una simple lata. Cuando finalmente Karen enfocó su vista, Peter no pudo sino quedarse boquiabierto ante la escena frente a él.

- ¡Suéltame, mocosa copia de Miku Hatsune! –chillaba la rubia, entre los brazos de una chica pequeña y de rasgos asiáticos, que tenía sujeta a Harley entre un par de cadenas. - ¡Qué me sueltes, idiota! ¡Peter, haz algo! –pidió con fastidio, soltando un chillido cuando de las cadenas empezó a salir corriente eléctrica.

Peter no pudo siquiera pedirle a Karen que por favor le explicara qué carajos estaba pasando, porque su instinto arácnido le hizo saltar de nuevo, esquivando los puños de un hombre, literalmente, hecho de acero. El castaño sacudió la cabeza, no era la primera vez que su vida tomaba un rumbo extraño, pero sí era la primera vez que intentaban matarle dos veces en un día. Era un nuevo récord personal.

- ¡Colosso! ¡Tú…! ¡Agh! –se retorció la rubia, la corriente impidiéndole seguir echando maldiciones.

Peter se arrojó al suelo, ésta vez esquivando un coche que pasó volando justo sobre su cabeza. Se volvió deprisa, encontrándose con una chica que al parecer estaba terminando se apagarse, sus ojos todavía en llamas. Le recordó muchísimo a su tío Johnny, ella y la chica asiática de las cadenas con corriente eléctrica.

- ¡Harley, ¿qué carajos?! ¡¿Quiénes son éstos tipos?! –chilló el menor, todavía sin poder distinguir bien qué eran exactamente aquel extraño trío. –Karen, ilumíname, por favor… ¡Eh! ¡Cuidado grandulón! –Peter lanzó una telaraña, arrancando una de las puertas del Lamborghini destrozado de Harley y devolviéndole el ataque al hombre de acero.

-Según mi base de datos, todos ellos son mutantes con diferentes habilidades. –explicó el IA, mientras Peter esquivaba otro coche y luego otro ataque de la chica en llamas.

- ¡Ya me di cuenta de eso! ¡Quiero saber qué carajo buscan! ¡Hey, eso no es justo! –se quejó el menor, ya que eran dos contra uno. - ¡¿Al menos podrían explicarme qué quieren?! –chilló el menor, lanzándole una telaraña al hombre de acero a la cara. Éste retrocedió, incapaz de sacarse la sustancia pegajosa de encima.

-Cómo si no supieran qué queremos, sólo díganos dónde está y los dejaremos en paz. –habló por primera vez la chica de las llamas, todavía echando humo mientras se preparaba para atacar otra vez.

“Dios, ¿por qué siempre tienen que hablar en códigos?” pensó el menor rodando los ojos, apartándose del camino de la chica que se disparó hacia él, su cuerpo estallando como si fuese una bomba sin que ella saliera afectada.

-Me serviría mucho saber a quién cojones te refieres. –masculló el arácnido, disparándole bolas de telarañas que la chica esquivó con agilidad, mucho más rápido que el tipo de plata.

-No queremos hacerles daño, sólo queremos que nos digan dónde tienen a Deadpool. –habló con voz potente el hombre de plata, con un marcado acento ruso.

Ante la mención del nombre, Peter se volvió a verlo, distrayéndose un segundo que sirvió para que la chica de las llamas lo alcanzara, empujándolo varios metros por el aire hasta que el tipo de acero lo atrapó contra su pecho, el menor golpeándose con fuerza la cabeza antes de que el hombre plateado le dejara contra el suelo, su mano sobre su cuello que estaba a punto de partirse.

- ¡KYAAAA! –escuchó un chillido Peter, más no le pertenecía a Harley.

- ¡Ya suéltalo, Colosso! ¡O le vuelo los sesos a Pinkie Pie! –rugió Harley, su tono que siempre ha sido burlón, totalmente serio. - ¡Ya me oyeron, par de frikis! –Peter escuchó el sonido de un arma cargándose.

- ¡Yukio! ¡Suéltala, pedazo de guarra! –gritó, ésta vez la chica de las llamas que se escuchaba desesperada. - ¡Suéltala o Colosso va a destripar a tu amiguito copia barata de Deadpool! –amenazó, el hombre de plata alzando al menor del suelo y pegándolo a un costado, sin soltar su garganta.

Harley nada más estalló en carcajadas, antes de pasarle la lengua por la mejilla a la chica asiática de pelo rosa, que chilló ante el contacto de la lengua de la rubia. La chica de las llamas apretó la mandíbula, sus ojos empezando a relucir con el fuego naciendo desde su interior.

-Lo siento, pelos de escoba, pero primero necesito que suelten a la araña. Ahora, o te puedes ir despidiendo de tu noviecita. –Harley presionó más el arma contra la sien de la chica asiática.

Peter trató de zafarse del agarre de Colosso, más era inútil así que recurriendo a toda su fuerza y pese a la falta de aire, trató de hablar ya que ninguna de las dos mujeres parecía dispuesta a ceder.

-N-Nosotros… t-también… b-buscamos a D-Dead… -masculló el menor, el hombre plateado volviéndose con los ojos abiertos de par en par ante sus palabras.

-Colosso, espera un segundo… -habló la chica de las llamas, sus ojos volviendo a ser oscuros de nuevo. - ¿Qué no es ése el mismo sujeto que salió en las noticias? ¿El que estaba ahí cuando se llevaron al imbécil de Deadpool?

El tipo plateado que respondía al nombre de Colosso se despegó a Peter del costado, alzándolo en el aire todavía por el cuello, contemplándolo con expresión confusa antes de que sus ojos se abrieran con reconocimiento. Sin más, dejó caer al menor al suelo que empezó a toser con violencia, metiendo la mayor cantidad posible de aire a sus pulmones. Un tirón en el brazo le hizo reincorporarse de golpe, Colosso mirándole con expresión de pocos amigos.

-Muy bien, hombre de las telarañas, empieza a hablar… ¿qué hicieron con Deadpool? –inquirió, su tono dejando entrever que no tenía paciencia para más gilipolleces.

-Él no le hizo nada, Colosso… -habló cierta rubia por él, dejando ir a la chica asiática que de inmediato saltó a los brazos de la chica de las llamas. –De hecho, está ayudándome a salvar a Deadsy.

-No, idiota. Nosotros hacíamos eso. –le escupió con veneno la chica de las llamas, sus ojos llenos de puro odio para con la payasa.

- ¿Quieres decir que Deadpool no está con ustedes? ¿A dónde se lo llevaron? –inquirió Colosso, su rostro suavizándose al igual que su tono.

Harley rodó los ojos antes de encaminarse hacia donde se encontraba Peter, ayudándole a ponerse de pie.

-Dos palabras, bolas de plata: Amanda. Waller. –masculló, sacudiendo al castaño antes de volverse a encarar a Colosso, cruzando los brazos sobre el pecho. –Así que si podrías dejar de estorbarme…

-¿Entonces no está en la prisión para mutantes? Oh, no… esto no va a gustarle nada al profesor. –masculló Colosso, apretando la mandíbula.

- ¿Profesor? ¿Te refieres al profesor X? ¿Charles Xavier? –habló Peter, su voz carrasposa luego de haber sido asfixiado.

Colosso alzó la vista deprisa, mirando con detenimiento al chico en el traje azul y rojo.

- ¿Conoces al profesor Xavier? –preguntó, su voz empapada en asombro.

Peter miró a Harley que examinaba sus uñas y soltando un suspiro, se sacó la máscara. Un jadeo atrajo su atención, la chica asiática abriendo sus ojos como platos al reconocerle.

- ¡Eres el hijo de Iron Man y el Capitán América! ¡Peter Stark-Rogers! –chilló, una enorme sonrisa atravesándole el rostro.

-No es momento de ponerte a fangirlear, Yukio. –la chica de las llamas rodó los ojos, claramente fastidiada de ver a su novia mojando las bragas por un tipo en spándex.

- ¿Eso es verdad? ¿El Capitán y Stark son tus padres? –Colosso le tomó del hombro, ésta vez sin ningún atisbo de querer hacerle daño.

-Y Wanda Maximoff mi prima, sí. Sé que el profesor Xavier y, hmmm, Erik Lehnsherr han sido pareja por un tiempo. –Peter se rascó la nuca, incómodo de recibir tanta atención.

- ¡Ugh! ¿Podemos ir al grano? ¿O debo recordarles que Deadsy todavía nos necesita? –se quejó la rubia, poniéndose las manos en las caderas.

Ante la mención del mercenario, Peter sacudió la cabeza, consciente de que el tiempo se le escurría como arena entre los dedos.

-Harley tiene razón, Señor Colosso señor… Deadpool corre peligro en manos de Waller, debemos darnos prisa si queremos ayudarle. –habló el menor, su voz llena de desespero.

-Un segundo, ¿a qué te refieres con “corre peligro”? Créeme, he deseado que Deadpool se muera durante años, pero el idiota es más resistente que una cucaracha. –habló la chica de las llamas, Peter frunciendo el ceño ante sus palabras despectivas. –Además, ¿por qué tendríamos que confiar en ésa guarra? Todos saben que es una mentirosa de lo peor.

-¡Eh! Respétame, pelona. El que sea más bonita que tú no quiere decir que debas ahogarte de envidia. –dijo la rubia, encaminándose hacia la chica de pelo corto hasta que Colosso la detuvo. - ¿Y ahora qué, Colosso?

-Creo que podrán explicarnos mejor la situación cuando lleguemos al instituto y hablemos con el profesor. –habló Colosso, y por su tono supo que no tenían opción.

-Con todo respeto, Señor Colosso, pero no tenemos tiempo… la vida de Deadpool está en peligro y no puedo dejar que le hagan daño. –Peter bajó el rostro, sintiendo las lágrimas escocerle los ojos.

-No puede ser… -masculló la chica de las llamas.

- ¡Deadpool tiene novio! ¡KYAAA! ¡Qué bonito! –gritó Yukio, llevándose las manos al rostro lleno de emoción.

-Si van a enfrentarse a Waller, es mejor que lleven refuerzos, ¿no crees, niño araña? –le dijo Colosso, y ante esto Peter se quedó descolocado.

-En eso tiene razón, babycakes. Entre más seamos, mejor. No sabemos con qué clase de putada nos va a salir Waller… -Harley apoyó una mano en el hombro del menor, su mirada dirigiéndose al coche destrozado. –Además, ya no tenemos transporte.

-Y nosotros tenemos un jet, podemos llevarlos a donde está Deadpool más rápido. –y ante aquello, Peter no tuvo más que ceder.

-Vale, no hay tiempo que perder entonces…

Y dicho eso, Peter estrechó la mano de Colosso.

[…]

-Peter Benjamín Stark-Rogers, ¿por qué no me sorprende verte metido en éstos líos? –le saludó su primo Pietro, apoyado desde el umbral de la puerta y mirándole con una sonrisa socarrona.

-Cómo si tú pudieses decir algo al respecto, Maximoff. ¡Ven acá, tonto! –Peter corrió hacia su primo, tomándolo del cuello y revolviéndole el pelo color plata. - ¿Y dónde está la gótica de tu hermana? ¿Haciendo un sacrificio o qué?

-Peor… de viaje con su novio el tostador. Es horrible, Peter, se la pasan besuqueándose y follando todo el rato. Tengo suficiente trauma para escribir un libro. –Pietro fingió echarse a llorar, todos encaminándose dentro de la enorme mansión que era el Instituto del Profesor Xavier.

- ¡Yahtzee! ¡¿Éste lugar es suyo?! Está de puta madre, aunque yo cambiaría la decoración… esto es tan 2012. –se quejó la rubia, tocando un jarrón cuando cierta pelinegra le dio una manotada. - ¡Ouchie! ¿Y ahora qué hice pelona? –se quejó, soltando un puchero.

-No toques nada, ¿quieres? Al profesor no va a hacerle gracia que le llenes sus cosas de sida. –le dijo la chica de las llamas, cuyo nombre era Ellie. –Cómo sea, ¿dónde está el profesor, googles?

Pietro se volvió deprisa, sus ojos abriéndose de par en par cuando captó visión de la rubia en paños menores que ajustaba sus coletas frente a un espejo. Peter puso los ojos en blanco cuando su primo se relamió los labios, justo como un perro hambriento… no había remedio con Pietro.

-Ni lo pienses… te recuerdo que es novia del Joker. –le advirtió Peter, cogiéndole de la manga de su camisa antes de que saliese disparado tras la payasa.

- ¿Y? Yo no veo rastros de ése pelos de brócoli por ningún lado. –Pietro se sacudió el agarre de su primo de encima, más Colosso se interpuso en su camino. El peliplata resopló con fastidio. –Prometo usar condón, ahora si me disculpas…

-Pietro, el joven Peter tiene razón, no es momento para tus juegos. ¿Dónde está el profesor? Es urgente que hablemos con él. –habló el hombre de plata, cruzándose de brazos.

-¿Acaso no te enteraste? Él y Papá salieron de viaje. Una segunda luna de miel o algo así, no van a regresar hasta dentro de dos semanas, ¿qué ocurre? –el peliplata alzó las cejas confuso, mirando al extraño grupo frente a él.

-No tenemos dos semanas, tenemos que movernos cuánto antes… -habló Peter, cuyo corazón permanecía hecho una bola dentro de su pecho. –Harley, tú estuviste en Belle Reve antes, ¿cierto? ¿Sabe todo acerca de la seguridad y eso?

La rubia asintió.

-Mi Pudín me ayudó a escapar de ahí, tiene contactos que pueden ayudarnos a infiltrarnos. Son Griggs y sus hombres los que me preocupan, seguro tienen a Deadsy en máxima seguridad… -la rubia frunció el ceño, la preocupación presente en cada facción de su rostro.

-Vamos a necesitar que alguien nos ayudé a infiltrarnos desde fuera, no será fácil sacarlo de ahí… Ellie, ¿tú nos ayudarías? Tus habilidades serían útiles. –el castaño casi rogó, su voz al borde de las lágrimas.

-Whoa, whoa, whoa… un segundo. ¿Belle Reve? ¿Máxima seguridad? –Pietro se puso en medio de todos, sus ojos llenos de pura confusión. –No estarán planeando un escape de una prisión, ¿cierto? Colosso, eso es tan no tú… -miró al hombre de plata con los ojos como platos.

-Pietro, tú eres el puto amo a la hora de hackear cosas… por favor, necesito tu ayuda. –Peter cogió a su primo de los hombros, mirándole con sus ojos llorosos.

-Pete, no estoy entendiendo, ¿a quién tienes que ayudar a escaparse y por qué? ¿Tus padres saben que estás aquí? –el peliplata empezaba a preocuparse, no muy seguro de que sus tíos aprobarían el hecho de Peter anduviera metido en cosas ilegales.

-Pietro, yo…

-Es Deadpool, Quick… cogieron a Deadpool, el novio de Peter. –habló Yukio, su rostro lleno de tristeza por el castaño.

Ante las palabras de la asiática, Pietro se quedó de una pieza, mirando a su primo de par en par. Era la primera vez que el peliplata se hallaba estupefacto, sin poder creer que alguien como Bocazas pudiese haberse metido en los pantalones de Petey el santurrón. Luego de un par de minutos, Pietro suspiró, echando la cabeza hacia atrás.

-Más te vale no hacer ninguna gilipollez o mis tíos me van a matar… y todos sabemos que soy muy guapo para morir tan joven. Ahora, vamos… si nos quedamos aquí estoy seguro de que alguien le va a ir con el chisme a papá.

Y dicho eso, el peliplata se encaminó hacia su habitación, un sonriente Peter siguiéndole en silencio, su corazón latiendo una sola frase.

Ya voy.

[…]

-Vale, y es ahí cuando entras tú, Ellie y vuelas la pared en pedazos. No es lo más discreto del mundo, pero es entrar y salir, ¿queda claro? Éste lugar está infestado de guardias y sólo puedo cortar la corriente eléctrica por cierto tiempo. –explicaba el peliplata, mostrando un mapa de la prisión en los monitores en su habitación. - ¿Todo el mundo tiene claro el plan? ¿Harley? –se volvió hacia la rubia a su lado, que jugaba con su mechón de pelo.

-Estoy de acuerdo en todo, pero creo que deberíamos matar a alguno de ésos idiotas. Griggs y sus hombres son unos cerdos, a mí Pudín no le hizo gracia cómo me trataron cuando estuve ahí. –dijo, encogiéndose de hombros mientras le sonreía a Pietro. –Bueno, a mí Pudín no le hace gracia cuando juego con otros hombres… como tú, nubecita.

-¡Eh! Quítale tus manos sidosas de encima, pedazo de guarra… es menor que tú, te lo aseguro. –Ellie de nuevo apartó las manos de la rubia de Pietro.

-Venga, Ellie, no seas aguafiestas. Sólo porque tú ya tienes novia, no quiere decir que otros no podamos divertirnos. –se quejó Pietro, mirando embobado a la mujer que jugueteaba con sus googles.

-Chicos, es suficiente, no tenemos tiempo para esto… debemos enfocarnos en la misión de mañana y descansar bien ésta noche, necesitaremos todas nuestras energías. –se metió el castaño, que había estado callado todo el rato.

-Pues yo puedo funcionar bien sin dormir… -dijo la rubia, dejándose caer en el regazo de Pietro. –Además, mí Pudín debe de estar bien resguardado por las hienas. –ante sus palabras todos se volvieron a verla. - ¿Qué? –enarcó una ceja, ajena al efecto de sus palabras.

- ¿Dejaste a tu novio con un montón de hienas? –preguntó Yukio, escondiéndose un poco detrás de Ellie.

-¡Fue su culpa! Por andar de perro sarnoso detrás de ése estúpido Batsy, es decir, ¡mírame! ¿Qué tiene ése idiota que yo no? Necesitaba aprender una lección. –la rubia desvió el rostro, indignada.

-Aparte de dinero, sanidad mental y menos enfermedades de transmisión sexual, pues creo que su decisión está bien justificada. –respondió la joven, el sarcasmo ácido palpable en su voz.

Peter negó con la cabeza, aquello siendo demasiado para él y sin decir nada se dirigió a la salida… el menor sentía que iba a reventar a llorar si no salía de ahí, detestaba ésa sensación de impotencia al encontrarse sin poder hacer nada en éste preciso momento, sin poder ir a Belle Reve ahora mismo y sacar a Deadpool de su cautiverio. Dadas las cosas que Harley les había contado que pasaban allí, Peter estaba más que seguro que Deadpool estaba en el mismísimo infierno, y todo había sido por su culpa… por haber sido tan malditamente orgulloso y dejar que Amanda se lo llevase en lugar de haberlo dejado en manos de Fury. Es decir, ninguna opción era mejor que la otra, pero Peter había visto la prisión de S.H.I.E.L.D y por lo menos podría estar seguro de que no iban a usar a Deadpool como conejillo de indias para experimentar en él… el castaño sólo podía recordar aquel día, en aquel hotel abandonado y la reacción del mercenario al hallarse rodeado de las mismas máquinas que le hicieron mutar, seguramente estaba reviviéndolo todo de nuevo, ésta vez a manos del gobierno en lugar del demente de Francis, lo cual no hacía diferencia alguna.

-Es todo mi culpa… -susurró el menor, dejando caer la cabeza entre las manos y mordiéndose los labios para no echarse a sollozar.

-Aw, no seas tan duro contigo mismo, babycakes… no es culpa tuya. Waller venía siguiendo a Deadpool desde hacía mucho tiempo. Desde nuestros días juntos, para ser exactos. –le dijo una voz a sus espaldas, volviéndose a tiempo para encontrarse con una rubia que le miraba sonriente.

Peter no dijo nada, ni siquiera cuando Harley se encaminó hasta él y se posó a su lado. Por varios minutos, sólo eran ambos y el sonido del viento, la noche cobijándolos con su manto oscuro y cuando Peter se volvió a ver a la rubia, ésta le pareció casi normal… sus ojos azules mirando a la lejanía, como si recordase algo. O quisiera recordar algo.

-¿Por qué te importa tanto? Digo… los criminales como tú no sienten nada, ¿cierto? Por eso hacen lo qué hacen. Por eso tú y el Joker hacen tanto daño. –soltó el castaño, volviéndose a contemplar la lejanía.

La rubia suspiró, vagamente afectada por las palabras del castaño. Ya estaba acostumbrada a recibir desprecio y rechazo por parte de la mayoría.

-Porque me recuerda a mí, babycakes. –susurró, y en ése momento… en ése segundo, Peter estaba seguro de estar hablando con Harleen Quinzel, no Harley Quinn. La rubia le miró sonriendo débilmente. –Tanto Deadsy como yo caímos en la locura a causa del amor. Y también escucho voces, todo el tiempo… de hecho, siempre están diciéndome que los mate a todos. –le guiñó el ojo, lentamente volviendo a su estado de locura. -¡Estoy bromeando! No es eso lo que me han dicho…

Peter suspiró, sin inmutarse ante el arranque de locura.

-Sólo… se me hace difícil entenderlo, ¿sabes? No puedes justificarlo todo diciendo que estás loca por amor, ¿qué amor podrían sentir ustedes? Vi lo qué hizo, Harley… vi cómo masacró a ésa mujer sin tocarse el corazón ni un segundo. Ni siquiera creo que sea capaz de amar… -negó con la cabeza el castaño, apretando la mandíbula, su corazón retorciéndose al decir aquello en voz alta.

-Tú harías lo mismo si hubieses visto cómo se cargaban a tu esposa enfrente tuyo, sin poder hacer nada… quizá los tipos malos estemos llenos de mierda por dentro, Pete, pero al menos no pretendemos que somos perfectos. –habló la rubia, su voz dura. –Es fácil tacharnos de lo peor de lo peor si no sabes lo que nos hizo así para empezar. Pero conozco a Deadsy, porque me conozco a mí misma… y sé que él no es un mal hombre. Sólo uno muy roto.

Peter apretó los puños.

-¿Cómo puedes siquiera hablar de amor, Harley? Tú novio es un maldito abusador, he leído acerca de ustedes… ¿por qué mierda ibas a saltar a un montón de ácido por un chiflado así? –Peter se volvió a verla, la ira lentamente bullendo en su interior. –No comprendo, eras… eras una psiquiatra muy reconocida, ¿por qué ibas a dejarlo todo por un tipo como el Joker?

Harley nada más sonrió. Una sonrisa pequeña, nada maliciosa y que dejaba entrever cuán rota se encontraba. Peter le miró, las lágrimas rodándole por el rostro y fue entonces que lo comprendió… comprendió por qué Harley le había dicho que tanto ella como Deadpool eran similares. El castaño parpadeo, las lágrimas entre sus pestañas siguiendo el mismo recorrido por sus mejillas.

-Ahora lo entiendes, ¿verdad? El amor en verdad te vuelve loco… por eso no te importa vivir o morir por la persona que amas. O ambas. –le susurró, limpiándose una tímida lágrima. –En fin, Petey, no deberías quedarte aquí afuera, podrías coger un resfriado.

Y con eso, la rubia alisó sus ropas y se dirigió contoneándose hacia la mansión, como si segundos atrás no hubiese dejado entrever lo vulnerable que era. Peter la miró, preguntándose si en verdad Harley era capaz de sentir amor o su propia locura le hacía creer que podía sentir amor… preguntándose si Deadpool en verdad podría amarlo, incluso en su propia locura. Y si él mismo podría ver más allá de la sangre que derramaba a diario. El castaño no pudo seguir cavilando sus pensamientos, porque el sonido de su móvil le hizo despabilar, el nombre de su tía Natasha desplegándose en la pantalla. Seguro cumpliendo su parte del trato que ella y la rubia habían hecho ésa misma tarde.

-Tía Natasha, antes de que empieces a gritarme, yo no…

-Peter Parker. ¿O prefieres Peter Stark-Rogers? En el informe decía Andrew Garfield, curioso, ¿no? –habló la voz de la última persona que se esperaba al otro lado de la línea.

- ¿Qué es lo que quieres? –habló el menor, sus músculos rígidos y su corazón pulsando con odio.

-Tranquilo, Peter, no hay necesidad de ser hostiles. Nada más quiero hablar contigo. –le respondió con calma la mujer que tenía capturado a su Deadpool. Peter rechinó los dientes de pura ira.

-No sé a qué estés jugando, pero, ¿por qué iría yo a hablar contigo? ¿No se te ha ocurrido que quizá no quiero verte ni en estampita? –siseó el castaño, cuidando que nadie escuchase su conversación.

-Es natural, pero por el bienestar de Deadpool y tus amiguitos, te recomendaría que accedieras a mi petición. Verás, no sé con quién creen que están tratando, pero yo no soy tan incompetente como mi ex esposo, Nick. –ante las palabras de Waller, Peter se quedó de piedra… Amanda era ex esposa de su jefe. De puta madre. –En fin, sé que están planeando meterse a Belle Reve y sacar a Deadpool, ¿cierto? Yo quiero ahorrarte el esfuerzo y la masacre, si accedes a verte conmigo.

Peter se quedó en silencio, mirando hacia dentro, en donde Harley y sus novios aliados junto con su primo reían mientras comían pizza… ajenos al peligro en el que se encontraban sus vidas. El corazón de Peter empezó a aporracearle el pecho, los vellos de su cuerpo erizándose mientras sus pensamientos daban bandazos, yendo a mil por hora.

-Vale, acepto… pero quiero ver a Deadpool primero, tienes que jurar que no vas a hacerle daño. Tienes que traerlo a la locación en donde vayamos a vernos sano y salvo, ¿me oyes? –Peter trató de mantenerse sereno, más sentía que sus manos habían empezado a temblar levemente.

-Suena razonable. Te veré en una hora, en el Savvoy, te enviaré la locación al móvil. Y Peter… no intentes nada estúpido, o voy a volar el Instituto en menos de lo que parpadeas, ¿te queda claro? –habló Amanda, no siendo amenazante, más bien… sonaba a promesa.

Peter no pudo responder porque en ése momento su móvil vibró, con un nuevo mensaje. El castaño se cubrió la boca con la mano, para ahogar el gemido que abandonó sus labios.

Ése era Deadpool, seguro.

Con el estómago abierto y las tripas saliéndosele por todos lados. El castaño negó con la cabeza, guardándose el móvil y cogiendo su máscara… no tenía tiempo que perder, tenía que poner a sus amigos a salvo e ir al rescate de Deadpool. El sistema operativo del IA volvió a la vida, su visión enfocándose mientras el arácnido disparaba una telaraña, perdiéndose sigilosamente entre la noche, sus amigos ajenos a la situación.

-Karen, necesito que me hagas un favor… -susurró el castaño, columpiándose en medio de los edificios.

- ¿Sí, Peter?

El castaño inspiró hondo, seguro que no había más opción…

Tendría qué llamar a sus padres si las cosas salían mal.

[…]

Peter se dejó caer grácilmente a las afueras de aquel lujoso restaurante, sus labios volviéndose una fina línea al instante. “Serénate, Peter. Respira hondo” se dijo a sí mismo, componiendo la mejor cara de póquer que pudo, aunque por dentro sentía las tripas vueltas un nudo. El menor entró con paso firme al lugar, siendo recibido por un ambiente cálido y elegante que de inmediato le hizo sentir fuera de lugar vestido nada más con vaqueros y una chaqueta. El castaño escaneó el lugar con cuidado hasta que sus ojos repararon en la figura de una mujer, de espaldas a él, pero cuyo cabello negro como la tinta china le pareció sumamente familiar. Peter apretó todavía más los labios y se encaminó hacia la mesa donde se hallaba aquella mujer, el pulso acelerándose hasta las nubes cuando se dejó caer frente a la ex esposa del director de S.H.I.E.L.D.

-Peter Parker. Me alegra que hayas podido venir a nuestra cita. –habló con total tranquilidad aquella mujer, cortando el pedazo de carne casi crudo al frente suyo.

Peter observó con una mueca como sangre escurrió del corte de carne, su estómago revolviéndose al ver como Amanda se llevaba el trozo de filete a la boca y lo masticaba como si nada, mirándole fijamente con aquellos ojos vacíos y duros. El joven sacudió la cabeza, carraspeando un poco.

-Vale, ya estoy aquí. ¿Dónde está Dead, Waller? –masculló el castaño, inclinándose sobre la mesa y pareciendo más valiente de lo que realmente se sentía.

Amanda nada más se encogió de hombros, cogiendo la copa de vino tinto y dando un buen trago mientras trataba de quitarse los restos de carne de los dientes. Peter apretó los puños, desesperándose ante la reacción de la mujer y el sentir que no estaba en control.

-Vale, te diré dónde está tu amigo, pero antes… -Amanda hizo un ademán con su mano y de inmediato todas las personas en el restaurante se pusieron de pie, dirigiéndose en fila india a la salida hasta que sólo quedaron ella y Peter en el restaurante, dos enormes agentes bloqueando la entrada una vez todos los comensales se retiraron del lugar. Peter parpadeó, su sentido arácnido poniéndole alerta al instante. –No has sido muy honesto que digamos, Peter. ¿Acaso no te dije que no llamaras a nadie?

- ¡Ned! ¡Déjalo ir ahora mismo! –chilló el menor, poniéndose de pie cuando otros dos agentes arrastraron a su amigo a una de las mesas, el rostro del filipino amoratado y lleno de golpes. - ¡Suéltalo! ¡AHORA!

-Lo haré cuando dejes de chillar como una cría y te sientes. Siéntate, Peter. –masculló Amanda, su tono de voz sombrío y limpio de emoción. –Muchas gracias. –asintió cuando el menor compadeció ante su demanda.

-¿Qué quieres, Amanda? Sólo dime qué mierda quieres y deja a mis amigos en paz. –susurró el menor, bajando la mirada y apretando los puños con impotencia debajo de la mesa.

Waller no dijo nada, sólo se limitó a contemplar por escasos segundos al muchacho… el mismo chico al que había dejado en aquel edificio para morir hacía casi dieciocho años.

-No has cambiado nada, sigues teniendo los mismos ojos expresivos de tu madre. –comentó, volviendo a su comida. Peter alzó los ojos llorosos, mirando a la mujer con confusión. –La última vez que te vi usabas pañales, ésa es la única diferencia.

-¿De qué estás hablando? Yo no te conozco de nada. –susurró Peter, mirando a aquella mujer con desprecio. Amanda sólo asintió, encogiéndose de hombros y sin inmutarse por el desprecio del menor.

-Naturalmente, eras sólo un bebé en aquel entonces. En fin, el motivo por el que te cité aquí es porque quiero que me expliques cómo lo has hecho. –dijo la mayor, mascando otro pedazo sangriento de carne al tiempo que hablaba. Rodó los ojos. –Deadpool, Peter. Quiero saber qué le hiciste a Deadpool.

Peter alzó las cejas, Amanda bien podía estarle hablando en checo. O peor aún: En lenguaje femenino.

-Disculpa mi ignorancia, pero no tengo ni la menor idea de lo que me estás hablando, Waller. No le hice nada a Deadpool… bueno, depende de cuál sea tu idea de “algo.” –Peter se sonrojó hasta las orejas, bajando la mirada y recordando su noche especial con el mercenario.

Sólo entonces, viendo la reacción de Peter con las mejillas al rojo vivo, fue que Amanda cayó en cuenta: Peter estaba enamorado del mercenario. La mayor dejó los cubiertos a un lado antes de reventar a reír, sobresaltando al castaño que nada más se quedó viendo a Waller, atónito y seguro de que la mujer había perdido la cabeza. El menor incluso volvió la mirada a los agentes que estaban custodiando la puerta, pero al ver que éstos permanecían impávidos, sólo pudo encogerse de hombros.

-Vale… que no le veo la gracia. ¿Qué dije que te hizo tanta gracia, Amanda? –Peter rodó los ojos, fastidiado al sentir que le tomaban el pelo.

- ¡Tú! ¡Tú eres gracioso! Ay, Dios… -Amanda dejó de carcajearse, respirando hondo. –Y pensar que estaba segura de que habías experimentado en él al igual que tus padres, madre mía, sólo era que ta has enamorado de Deadpool. –la mayor negó con la cabeza, todavía sonriendo.

Peter se puso tenso.

-Mis… ¿padres? ¿Tú conoces a mis padres biológicos? –el menor parpadeó incrédulo, ya que todo lo que sabía de sus padres era que éstos habían sido agentes de S.H.I.E.L.D. - ¿De dónde conoces a mis padres? Eso es imposible, nadie… -Peter negó con la cabeza, incapaz de procesar la información. –No es posible, nadie ha podido encontrar mayor cosa acerca de ellos.

-Bueno, ésa es la versión de S.H.I.E.L.D, ¿qué te esperabas? Nick siempre hace las cosas a medias. –Amanda rodó los ojos, cogiendo la copa de vino y dándole otro buen sorbo. –Además, tus padres dejaron S.H.I.E.L.D atrás muchísimo tiempo atrás, incluso antes de que tú nacieras.

Peter se quedó muy quieto, nada más viendo a la mayor sin expresión alguna.

- ¿Qué…? –susurró, incapaz de hallarse la voz mientras un escalofrío le recorría la espalda. –Vale, ¿quieres explicarme de qué estás hablando? Además, ¿por qué habría de confiar en ti?

- ¿Y por qué habrías de confiar en S.H.I.E.L.D? Es tierno cómo te crees que Nick y sus perros les dan toda la información, aunque en realidad sólo les dan migajas. –Amanda sonrió, de manera cínica y cruel. –Si tanto te interesa, se podría decir que tus padres… no estaban muy de acuerdo con las cosas que S.H.I.E.L.D estaba haciendo por aquel entonces, sobre todo respecto a los mutantes. Como Wolverine. Como tu noviecito, Deadpool.

- ¿Quieres decir que mis padres no querían a los mutantes? ¿Qué eran racistas? ¿Eso es lo que estás diciendo? Por favor, si hasta Erik Lehnsherr cambió su forma de ver a los mutantes… -Peter casi bufó, las palabras de Amanda perdiendo credibilidad al por segundo.

-No estoy aquí para convencerte de nada, niño. Simplemente te digo las cosas cómo son, seguramente si estás envuelto con Deadpool te has topado con un tal Ajax. O Francis… Deadpool te dijo que se llamaba Francis, ¿cierto? ¿No te has preguntado por qué está detrás de ti también? –Amanda miró a Peter fijamente, deleitándose al ver al menor sin habla.

-¿Qué tiene que ver eso con mis padres y S.H.I.E.L.D, Waller? Háblame claro, estoy harto de tus estupideces. Es más, ¿quieres sólo decirme dónde está Deadpool para largarme de aquí? No quiero seguir escuchando tus chorradas. –Peter negó con la cabeza, sin tener estómago para seguir tratando con Amanda.

-Por supuesto, un trato es un trato. Sólo te advierto, Parker… -Peter se quedó rígido cuando Amanda le tomó del brazo, halándolo hasta dejarlo a su altura antes de susurrarle al oído: -No deberías confiar en todo lo qué te dicen… mucho menos lo que sale de boca de un mercenario que es incapaz de sentir nada. –Peter se puso pálido, mientras que Amanda nada más volvió a sonreír antes de guiñarle un ojo. –Vale muchachos, nuestra labor aquí está hecha. Llévenme devuelta al hotel. –y con eso, la mayor se encaminó hacia la salida. -¡Ah! Casi lo olvido, ¿podrías encargarte de eso? –y justo cuando dijo aquello, las puertas de la cocina de abrieron de par en par, un enorme bulto cayendo a los pies de Peter. –Intentó salvar a tu novio, creo que mencionó algo… hm, no recuerdo el qué. En fin, nos vemos en otra ocasión, Parker.

Peter miró el bulto a sus pies y sólo entonces se topó con la brillante luz del ojo biónico del último hombre con el que hubiese querido toparse… el hombre que sujetaba a su Deadpool contra su pecho, protegiéndole, alejándole de él. Cable esbozó una mueca de asco imitando el desagrado del adolescente.

- ¿Vas a quedarte ahí mirándome todo el día o vas a ayudarme, mocoso? –habló con voz rasposa aquel hombre, siendo solamente interrumpido por el quejido de un moribundo Deadpool.

Peter se llevó la muñeca a los labios, hablando por el intercomunicador.

-Pietro… lo tengo. Los tengo, prepara el quinjet. –dijo secamente, antes de darse media vuelta y cerciorarse de que Ned estuviese bien.

-P-Petey… no toquen a P-Petey…

Peter no se volvió, a pesar del fuego naciendo desde el centro de su pecho.

A pesar del sonido de su corazón resquebrajándose.

[…]

-¿Cómo está? Están… quise decir están. –susurró el menor, sus ojos avellana perdidos en la lejanía del paisaje enfrente suyo.

Pietro nada más suspiró, acercándose a su primo y contemplando la extensión verde que rodeaba el instituto antes de volverse hacia su primo. El peliplata sólo pudo estremecerse ante la visión de éste Peter serio y casi amargo, preguntándose qué habría pasado entre él y Waller que había causado que su primo se volviese tan serio, tan adulto en menos de una noche.

-Deadpool está bien, una vez logramos quitarle el collar que suprimía sus habilidades, el factor de curación empezó a actuar por sí solo. Tu amigo también se encuentra mejor, gracias a Yukio está sanando muy rápido, estará repuesto ésta misma tarde. –explicó el menor de los Maximoff, rascándose la nuca.

-Bien, porque quiero regresar a Nueva York ésta misma noche. Ya estoy metido en suficientes líos y Natasha seguramente va a colgarme de las pelotas. –el castaño se dio media vuelta, dirigiéndose devuelta al instituto.

-Pete, espera… ¿qué pasó, hermano? Es evidente que no estás bien, ¿qué fue lo que te dijo Waller? –inquirió el peliplata, incapaz de seguir viendo a su primo destrozado sin decir nada.

Peter desvío la mirada, consciente de que, si empezaba a hablar, terminaría rompiéndose ahí mismo frente a Pietro… y ahora menos que nunca podía permitirse el ser débil. No luego de lo que había descubierto, luego de darse cuenta de la cruda realidad. El menor negó con la cabeza, volviendo a aquella expresión fría y falta de emoción.

-Cuando Deadpool despierte, dile que tiene terminantemente prohibido volver a poner un pie en Nueva York. Si vuelvo a pillarle en mi ciudad… ya no seré yo quien se haga cargo, sino Los Vengadores, ¿está claro? No quiero tener nada qué ver con él nunca más. –y dicho eso, se sacudió el agarre de su primo de encima, dejándole con una expresión triste.

- ¿Está en sus días o algo así? ¿Por qué todo el mundo actúa como si esto fuese un funeral? –preguntó cierta rubia, mirando al menor con curiosidad.

Pietro nada más suspiró, negando con la cabeza.

-No lo sé, Harls… sólo sé que lo que sea que Waller le dijo, fue lo suficientemente malo como para alejarlo de Deadpool. –habló el peliplata, soltando un suspiro.

La rubia sólo pudo fruncir el ceño… aquello iba a partirle el corazón a Deadsy.

POV’s Wade:

He estado aquí antes.

De hecho, he estado cientos de veces aquí antes.

Cuando hice estallar mi apartamento conmigo todavía dentro.

Cuando, literalmente, me partí la cabeza cayendo por una montaña.

He estado aquí antes.

Y no quiero estar aquí, porque sé que siempre será lo mismo… sé que voy a ver a Ness, querré correr a su lado, le voy a rogar que me dejé alcanzarla y ella sólo va a verme, desde el otro lado. Y va a sonreír, y mi corazón va a volver a partirse una y otra vez. Como cada vez que vuelvo a éste lugar, éste entremedio entre el cielo y el infierno, éste lugar con ésa maldita barrera de por medio que me mantiene lejos de la única cosa que le dio sentido a mí vida alguna vez.

Primero, estoy ahogándome. Ahogándome en mis propios recuerdos.

En sus risas. En sus besos. En sus caricias.

En el día que la perdí… puedo ver la bala, en cámara lenta, cruzando la habitación y estallando en el centro de su pecho. La sangre empapando su suéter rosa, sus ojos marrones apagándose mientras se extingue entre mis brazos y yo no puedo hacer nada.

«¡Ness, no! ¡No me dejes, Ness! ¡Por favor…! Por favor… no me dejes…»

Le ruego y le ruego, pero ella simplemente niega con la cabeza y sólo puedo forzarme a sonreír… si iba a perderla, lo mínimo que podía hacer era que se llevase una buena imagen mía.

-Ness… -le susurro, viéndola desde el otro lado, sentada en el mismo sofá en el que solíamos ver pelis y follar todas las tardes. Siento los ojos aguárseme. –Ness, por favor… por favor, déjame entrar… -ruego, apoyando la frente contra aquella barrera invisible. - ¡Déjame entrar, por favor! ¡Odio estar sin ti! –estallo, golpeando aquella barrera como siempre.

Golpeo y golpeo, hasta quedarme sin fuerzas. Y sólo entonces me dejo caer al suelo, de espaldas a ella porque no puedo soportar tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. No puedo soportar estar tan cerca de mi Ángel sin poder tenerla entre mis brazos, sin poder decirle cuánto lo siento, sin poder disculparme por no haber llegado a tiempo… sin poder decirle que la amo una última vez.

-Por favor, Ness… estoy desesperado, no sé qué más hacer… -le digo, dejando caer la cara entre las manos, sollozando porque…

Porque quiero morir.

Desde el día en que ella partió de mí lado, todo lo que he querido… es morir e ir a su encuentro. La única cosa que es imposible para mí… morir. Y es todo lo que siempre he deseado, quizá incluso antes de perderla, todo lo que he querido es poder ponerle fin a toda ésta mierda.

-Por favor, sólo… sólo dime qué tengo que hacer. Qué quieres de mí, cómo puedo alcanzarte… -le susurro sobre el hombro, dejando caer la cabeza contra la barrera.

-Tú corazón no está en el lugar correcto.

Me pongo de pie, volviéndome deprisa… es la primera vez que ella me ha hablado. Durante los últimos tres años, lo único que hace cuando vengo en éste lugar, es verme. O quedarse sentada, jamás nunca me ha hablado.

- ¿Qué…? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Por qué dices eso? ¡Ness, por favor…! –le pido, aporraceando la barrera, desesperado por volver a escuchar su voz. - ¡Por favor, dime qué quiere decir eso!

Ella nada más se vuelve, su rostro tan bello como solía recordarlo y me sonríe… me sonríe como solía hacerlo antes, con el mismo amor que nunca más volveré a sentir y niega con la cabeza.

-Tú corazón no está en el lugar correcto. –repite, y puedo sentir que me desvanezco, puedo escuchar los latidos de mi corazón volviendo a la vida.

- ¡No, Ness! ¡Por favor, no quiero regresar! ¡Ness, te lo suplico…!

Pero es tarde… su rostro se deforma, se vuelve niebla al igual que el resto de los recuerdos a su lado y más tarde que temprano, sé que he revivido. Sé que estoy de vuelta en mi maldita realidad, que Ness sigue muerta y todo lo que me queda de ella es el último regalo que le di en nuestro primer aniversario…

El token de la rocolla, en el bar en el que nos conocimos.

-Ness… -susurro, cerrando los ojos, queriendo disfrutar ésos últimos segundos en que su recuerdo no me mata por dentro.

{Nope, Ness no está aquí. Sigue muerta por nuestra culpa.}

<Seh, Wadey, tu novia buen culo no está aquí. Pero adivina quién sí, anda, adivina machote.>

-Ugh, por favor mátenme… se los suplico. –mascullo, cubriéndome los oídos pese a que sé que no hay escapatoria de ésas dos hijas de puta.

{¡Eres un grosero de mierda, Wade! ¿Así nos pagas nuestro apoyo moral?}

< ¡Blanca tiene razón! Sólo por eso no pensamos decirte que Cable te salvó el culo… Uy. Ups.>

{Idiota.}

<Idiota tú>

{No, tú.}

< ¡No! ¡Tú!>

{Dije que tú.}

< ¡Y yo digo que tú!>

-¡Y yo digo que ambas, ahora cállense! Y… ¡¿Cable está aquí?! –me incorporo de un salto, golpeándome la cabeza con algo. -¡Ow! ¿Y ahora qué…?

-Cierra la boca y te volaré la cabeza… fueron los mejores cinco minutos de mi vida. –la voz familiar de mi ex me llegó desde mis espaldas.

Me vuelvo, tratando de recordar dónde estaba y cómo rayos era que Cable estaba aquí si el último recuerdo que tengo era el estar en una celda, vomitando y a punto de morirme de cáncer mientras charlaba con un ex pandillero acerca de mi miserable y asquerosa vida.

-No es que no me alegre, no, espera… de hecho, no quiero verte. ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Chato? Y… ¿por qué huele a desinfectante y no a rata muerta? No es que me esté quejando. –digo, mirando a mis alrededores, el ambiente limpio y antiséptico rodeándome.

{Un segundo, Wadey… hemos estado aquí antes.}

< ¡Cierto! Nos despertamos aquí después de intentar matarnos, aquella vez que hicimos volar nuestro apartamento.>

-No puedo creerlo… ¡COLOSSO! ¡Colosso, te estoy hablando infeliz tragapitos de cromo! –grito, cogiendo una de Las Gemelas al lado.

- ¡Hey! ¡¿Quieres dejar de gritar, Deadmente?! Dios… no sé para qué dejé de Yukio te reviviera, fueron los mejores tres días de mi vida. –habló cierta adolescente gótica y malhumorada que conocía.

Me vuelvo, topándome con Ellie AKA Negasonic Teenage Warhead o NTW mascando chicle junto a cierta asiática muy kawaii y que no sé cómo la soporta. De inmediato sonrío, no puedo evitarlo, Yukio simplemente es tan adorable.

{¡Y kawaii!}

< ¡AW! Se parece a nuestro Petey…>

A la mención del nombre, me llevo las manos a ambos lados de la cara.

- ¡Es cierto! ¡Petey! Y… ¡Hola Yukio! –le digo, saludándola con la mano. De inmediato ella me sonríe.

-¡Hola Wade! Y tu novio…

{¡Já! ¡HAHAHAHAHAHA!}

<Ya quisiéramos que ése culito fuera nuestro, pero lo jodimos todo.>

Los recuerdos lentamente me llegan. Verán, esto de morir es más complicado de lo que parece, toma cierto tiempo recordar todo… pero en cuanto lo hago, sé que debo una disculpa y quizá, con suerte, Petey acceda a tener angry sex conmigo.

{Uf, con lo jodidamente sexy qué es cuando suelta pucheros…}

<Alguien está feliz y parado… somos unos cerdos. Y nos encanta.>

- ¡Ow! –me quejo, en cuanto me doy de cara contra cierto idiota pelotas de plata. –Colosso, no tengo tiempo para tu mierda de los x-men, te dije que no quería venir a la mansión Neverland de un hijo de puta calvo, siniestro y demasiado fanático. Ahora, si me disculpas, tengo una arañita que follarme. –intento pasarlo de largo, pero me coge del brazo, arrojándome contra la pared. -¡OUCH! ¡¿Qué carajos, Colosso?!

-Wade, me temo que no puedo dejarte hacer eso. –se cruza de brazos, bloqueándome el paso.

Dejo caer la cabeza contra el metal abollado… ahí iba de nuevo.

-Escucha, ya hemos pasado por eso muchísimas veces, sabes que no sirvo para ser un maldito x-men, así que si pudieses mover tu culo de plata del medio y dejarme…

-Tiene razón, Deadsy… no puedes irte. –ante ésa voz, me vuelvo topándome con mi otra ex y ahora sí que estoy confuso.

{¿Acaso ya es Navidad? ¿Cuánto tiempo hemos pasado inconscientes?}

<Ay, no… ¡Wilson! ¡¿Qué mierda hicimos?! Ojalá que no haya sido una orgía…>

- ¿Alguien quiere explicarme por qué hay una convención de ex psicópatas y nadie me avisó? ¿Y dónde está Petey? –pregunto, y cuando veo que todos desvían la vista de forma incómoda, sé que es malo.

{La cagamos. Con toda las letras. Tipo, diarrea.}

<Creo que es buen momento para volarnos los sesos… sí, creo que mejor vamos a hacer eso.>

-Verás, Deadsy…

-El mocoso se largó, supéralo. –me vuelvo, de veras en shock.

- ¿Qué?

{WHAT?!}

<Attends quoi?!>

- ¡Quedamos en que se lo íbamos a decir con tacto! ¡TACTO! –siseó Harley, arrojándole un frasco con algodones a Cable que lo atrapó en seco.

- ¿C-Cómo que se largó? ¿A dónde? ¿Por qué…? –empiezo, hiperventilando, la habitación volviéndose brillante… casi neón.

-Wade, necesitas calmarte, ¿por qué no me das el arma…? –empezó Colosso, acercándose con las manos extendidas.

-Deadsy, venga, cálmate… sólo dale la pistola a mamá…

Parpadeo, incapaz de respirar. Todo se hace brillante, borroso. Estalla, en muchos colores. Se vuelve neón, todos están chillándome al mismo tiempo. Me duele la cabeza, todo da vueltas y vueltas, no puedo soportarlo.

Ness.

Necesito volver con Ness, no soporto esto.

La veo, está ahí, sentada. Sonriéndome. Mirándome con ésos enormes ojos marrones, a los cuáles yo mismo apagué. Niega con la cabeza, me sonríe con amor… pero no me ama, ¿cómo puede hacerlo? ¿Quién puede amar a una mierda cómo yo? Niega con la cabeza, me llevo el arma a la sien. Cierro los ojos, escucho el disparo. Una y otra y otra vez.

Bam.

Bam.

Bam.

«Tú corazón no está en el lugar correcto.»

Y no puede tener más razón, porque mi corazón está roto.

Peter acaba de hacerlo estallar en mil pedazos.

Notas finales:

¡YAY!

Vale, ése ha sido el cap de la semana. Uf.

Joder, creo que de aquí en adelante los caps van a ser un poquis más largos, espero no os molesté D: La verdad es que me encantó incluir a Harley Quinn, más allá de que todo el mundo se obsesionó con ella cuándo salió “Suicide Squad”, yo prefiero a la Harley original de traje rojo y eso. Siento que Harley Quinn es la contraparte femenina de DP, de hecho, un día vi una imagen en Pinterest dónde Ivy y Petey hablaban de sus respectivas parejas, qué ambos usaban rojo y negro y fue súper matado de la risa LOL XD ¡ENFIN! Me estoy desviando un poco, pero ¿créeis que hay salvación para Petey y DP? ¿Créeis que Waller le dijo la verdad a Petey? ¿En qué andaban metidos sus padres biológicos? D: Ugh, a veces me odio a mí misma por hacerles tanto lío a los pobres, pero bueno, ¿qué es la vida sin un pelín de drama? LOL XD O, en mi caso, la vida con un cubetazo de salseo rompe tetas y ovarios LOL XD

¡ENFIN!

Me despido, de nuevo, muchísimas gracias por todo el apoyo chic@s, en verdad significan mucho para mí pese a que no los conozco, pero yo os considero cómo una pequeña familia aquí en AY, os quiero cómo no tenés idea  y espero reponerme pronto, así puedo seguir escribiendo para ustedes :3 Y de nuevo, millones de disculpas por no poder contestar vuestros RW’s, en verdad os aprecio y aunque no pude contestar, tened presente que yo SIEMPRE os leo, ¿vale? ¡Os quiero, chic@s! en fin, nos estamos leyendo pronto (eso espero :$)

¡Un besazo! ♥


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