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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡HOLA MIS AMORES! ♥------♥

Vale, vale… ya sé.

Ése fue un largooooooooo tiempo. Énfasis en “largo” LOL XD

Y, obviamente, mejor os váis preparando unos chuches porque vengo a soltaros el testamento del siglo :$ Primero que nada, quiero agradeceros inmensamente vuestro apoyo y paciencia, recién entré a la página y lo primero que vi fue el número de leídos que tiene éste fic, y honestamente se me han saltado las lágrimas… gracias, chicxs. En verdad, sé que ya muchas veces antes os he dicho «gracias», pero siento que nunca podría encontrar las palabras necesarias, la forma correcta de expresar lo infinitamente agradecida que me encuentros con vosotrxs por el apoyo, pese a que os he fallado y sí, aunque me digáis que entendéis la situación, para mí no hay excusa en dejaros tiradxs… en verdad, sóis la polla porque pese a mis mierdas y al hecho que soy un desastre, han seguido dándole amorsh puro y duro al fic y ya somos más de 16K y eso… Uf, eso simplemente es irreal de siquiera pensar para mí, que tantísimas personas hayan leído algo que yo escribí.

En verdad, desde el fondo de mí corazón jodido y negro, os quiero como no tenés idea y la única forma que se me ocurre de poder compensaros todo vuestro apoyo es… devolverles más de éste fic, así se me vaya la vida en ello.

Como segundo punto, quiero en verdad pediros vuestras disculpas, sé que he estado ausente y sin siquiera enviar señales de humo y eso definitivamente es una putada de mí parte. Quiero disculparme por no haberos avisado si estaba siquiera viva, cómo ya os he dicho muchas veces mi desorden alimenticio es uno de mis mayores obstáculos y trabajar en ello, en aceptarme, quererme y valorarme con todas mis fallas es muy difícil, muchas veces siento que nunca voy a ser suficiente, no para los demás, sino para mí misma. Ésa es una de las principales razones por las que empecé a escribir éste fic, por las que personajes cómo Deadpool o Tony Stark conectan tanto conmigo a un nivel emocional, porque siempre me ha sido muy difícil aceptarme y gustarme tal y cómo soy, siento que no valgo nada la mayoría del tiempo y por ende no merezco nada bueno. Y, ojo, que no os digo esto para que me tengáis lástima, es lo último que quiero… os lo digo porque os considero más allá de simples números, una pequeñita familia, una que me entiende y me acepta aún y con toda mí mierda. Y a pesar de mis dificultades, quiero que sepáis que podéis contar conmigo, sé que no soy la única que siente que no merece nada bueno en la vida ni la única que se va a dormir y se despierta repateándose por no ser perfecta, pero chicxs, nada en ésta vida es perfecto… y yo estoy aprendiendo eso día con día, y el teneros aquí conmigo, apoyándome y diciéndome que algo tan cutre como lo que escribo les alegra el día o os hace sentir emociones… eso me hace infinitamente feliz, éste sitio y mis locas historias son de las pocas cosas que en verdad me dan un sentido y un propósito, éste fic en particular me toca mucho por lo simple que es y por lo mucho que lo han apoyado, sigo flipando en colorines de sólo pensar en todas las personas que se han tomado el tiempo de leerme.

Simplemente… gracias. Y de nuevo lo siento.

No quiero haceros promesas, pero sí que sigue en pie una: El fic va a continuar, quizá no pueda actualizar tanto como quiero, pero os prometo que voy a daros un final. Éste fic es demasiado preciado para mí como para sólo dejarlo botado, os quiero y más que todo quiero a ésta historia, quieros contaros que pasa porque hasta cierto punto a veces siento que pongo mis propias emociones y puntos de vista en Wade. Éste capítulo en particular… me tocó mucho, pues lo he escrito encerrada en un hospital y cuándo más sola y derrotada me he sentido. Espero que los que quedáis, disfrutéis de él y, qué va, no os deprima tanto porque no quiero ir presa porque a algún listillo o listilla se le ha ocurrido cortarse las venas LOL XD

Y, joder, esto me quedó más emo de lo que pensaba, pero estoy escribiendo desde el heart así que más vale valorarlo, ¿eh? No, pero ya en serio… muchísimas gracias por cada review, por cada minuto que le han dedicado a leerme y a tenerme paciencia, sobretodo esperarme, sé que es muy frustrante cuando te enganchas con una historia y quieres saber qué va a pasar, pero el autor o autora se desaparece porque sí y entonces ya no hay un final… y eso sí que prometo no hacérselos a ustedes, así me tomé el resto de mí vida salir adelante con ésta historia, prometo contároslas simplemente por la alegría que le trae a mí corazoncito pequeño y negro :3

Y, pues, luego de ésa biblia mega depre… :$

Aquí las dedicatorias:

+ ¡TODO EL JODIDO MUNDO QUE ME HA DADO AMORSH ANAL!

Muchisimas gracias a todxs, en verdad, cada review y cada leído me inyecta una alegría y ansías de vivir como no tenéis una idea. Quiero dedicar éste fic entero especialmente a GABITO, sé que tenemos muchooooo de que hablar nena, pero que sepas que eres como una mentora para mí, te respeto mucho y me alegra haber cruzado caminos contigo. Perdóname por dejarte olvidada, pero te prometo darte un chile con queso muy bueno como compensación. Te quiero, mi maestra, en verdad, eres la hostia entera y la mitad ;D

Y, pues luego de tanta mariconería, aquí están las canciones que me inspiraron para éste cap, como ya sabéis no es obligación que las escuchéis, simplemente aquí os dejo los links por si queréis meteros más en la historia :D

“What You Mean to Me”, Sterling Knight: https://www.youtube.com/watch?v=LFFCTEkve-k

“Parcel of Silence”, Rand Aldo (Flashback de Wade): https://www.youtube.com/watch?v=NQfRTH4fwWY

Y pues ná’, os veo allá abajo chicxs, y ahora sí, sin más…

¡A LEER! ♥

-Capítulo Diecisiete-

“Wade’s Blues”

Nueva York.

- ¿Leucemia? ¿Ha dicho leucemia? –repitió el de cabellos claros, su voz subiendo tres octavas con pánico.

El médico sentado frente al joven, apretó los labios en una fina línea. Si había algo que no le gustaba de su trabajo, era el ser el portador de tan lúgubres noticias. Carraspeó, ignorando como los ojos azules frente a él lentamente empezaban a cristalizarse, las palabras lentamente haciendo meollo en la mente del joven de cabellos rubios.

-Lo lamento mucho, joven Osborn, pero los análisis son claros: Usted sufre de leucemia mieloide aguda. –repitió, observando nuevamente los análisis del muchacho.

Harry empezó a hiperventilar, de pronto sintió que las paredes de aquel consultorio empezaban a cerrarse sobre sí mismo, que amenazaban con retenerle prisionero dentro de aquella pesadilla. No quería echarse a llorar, pero la verdad es que no pudo retener las lágrimas, éstas se deslizaron de forma silenciosa por sus mejillas pálidas. ¿Cómo era posible…? No podía explicárselo, ¿acaso su padre no era médico? No sólo un médico, sino uno de los mejores de todos los Estados Unidos.

-No me explico cómo el doctor Osborn no pudo detectar su condición antes, siendo los análisis tan claros… -expresó el mayor frente a él, poniendo en voz alta sus preocupaciones.

Harry negó con la cabeza, reclinándose sobre el escritorio y el shock inicial siendo reemplazado por desesperación. Tenía que haber algo que pudiese hacer, ¡tenía dieciocho años, joder! No podía morir, no ahora… en plena flor de la juventud.

-Pero, es tratable, ¿cierto? Seguro si tomo la quimio, puedo curarme… ¿verdad? –la voz del joven era temblorosa, sus manos se sentían frías a causa de su presión bajando rápidamente.

Y aquí venía el segundo golpazo, ésa era justamente la pregunta que el doctor Schwartz no quería escuchar, pero ya no había escapatoria: Debía ser sincero, aunque eso significase cortar las esperanzas del hijo de su colega de raíz.

-Lo lamento mucho, joven Osborn… el cáncer se encuentra en un estado demasiado avanzado como para ser tratable. –anunció, desviando el rostro tan pronto vio la expresión horrorizada en el rostro del muchacho.

Harry se quedó vuelto un cadáver: No podía respirar, no podía hablar, ni siquiera podía escuchar nada por sobre su propio pulso atronándole los oídos. Las palabras del doctor hacían eco dentro de su cabeza, como avispas furiosas aguijoneándole sin piedad, el ardor de sus picadas extendiéndose por todo el cuero cabelludo, hasta la punta de los dedos, dejándolos casi hirviendo luego de que su temperatura hubiese decaído de golpe.

«Leucemia. En fase terminal.»

La mente del joven retrocedió seis años atrás, al instante justo en que le había dicho aquellas palabras a su madre, sentada en el despacho de un prestigioso médico como él se encontraba ahora. Y, nuevamente, no pudo evitar preguntarse: ¿Cómo era posible? Su padre era médico, le había tratado durante años y ni una sola vez mencionó nada acerca de que el cáncer de su madre también fuese a afectarle a él. El rubio se estrujo los sesos tratando de hallarle lógica a aquella situación, hasta que recordó que su padre no le quería.

Jamás le había querido, así que, ¿por qué habría de importarle el hecho de que fuese a morir? Para él sería mejor, un peso que sacarse de encima, una boca menos a la que mantener y sería libre para meter a todas sus mujerzuelas a la casa, sin él ahí para defender la memoria de su madre. El descubrimiento, no hizo sino encolerizarle. Su padre… ése hombre repugnante y altanero, había sabido de su condición todos éstos años, manteniéndolo en secreto, esperando el momento justo para que el cáncer avanzase lo suficiente y le quitara de su camino. De no haber sido porque él buscó ayuda en otra persona, jamás se habría enterado.

-Joven Osborn… -el doctor Schwartz parpadeó, sorprendido ante la reacción del rubio.

-No moriré… usted se equivoca, yo voy a curarme. Así se lo último que haga. –y dicho eso, el joven se colocó sus gafas oscuras y salió del despecho a grandes zancadas.

Schwartz parpadeó nuevamente, atónito y nada más negó con la cabeza: Era evidente que su diagnóstico había afectado demasiado al rubio, lo mejor era dejarle tranquilo y que asimilara su destino en paz. Tristemente y pese a los avances tecnológicos, no era posible curar el cáncer y, al menos en el caso tan avanzado de Harry, sólo quedaba esperar. “Con suerte…” pensó Schwartz, recogiendo los papeles y guardándolos en la carpeta del historial clínico del joven “quizá consiga llegar a los seis meses, si no es que tres” sentenció, su corazón lleno de pena ante el desperdicio de una vida tan joven.

Sin embargo, Harry no estaba para eso, en ése momento, todo lo que quería era llegar a su “hogar” y gritarle a su padre sus cuatro verdades. Le daba igual si éste le golpeaba, a fin de cuentas, llevaba años aguantando sus abusos, pero no iba a quedarse callado… ése desgraciado era un asesino, y todo el mundo iba a enterarse. Él se aseguraría de ello, su muerte no sería en vano. Bueno, su enfermedad, porque de ningún modo estaba dispuesto a darse por vencido.

-Llévame a casa, Léonard. Ahora. –ordenó al chófer de forma tosca, hundiéndose en el asiento trasero.

Mientras el coche se ponía en marcha, recordó a Peter. Su buen amigo Peter, cuyo padre era el mismísimo Tony Stark, quién se había salvado a sí mismo de morir envenenado a causa del Palladium. El rubio sonrío, ya que todavía tenía un as bajo la manga.

Quizá el doctor Schwartz no tuviese la cura para su enfermedad.

Pero el padre de Peter sí que lo hacía.

POV’s Peter:

El joven se mantenía sonriente, a la luz de aquella fogata que sus tíos habían decidido prender. Habían llegado hace un par de horas a su cabaña, que era muy bonita y espaciosa, dejando al menor sorprendido ya que no era una cabaña rústica y anticuada, sino todo lo contrario: Contaba con Wi-Fi, cable y demás tecnología y por dentro era sumamente moderna. Peter se hallaba impresionado por aquellos detalles y la pequeña fogata que aquellos habían construido en la parte trasera, en la que ahora se hallaban los cuatro reunidos.

-Ya deja de ser tan presumido, Blaze. Es de mala educación. –rodó los ojos su tío Bucky, echándose un s’more a la boca.

Johnny nada más le sacó la lengua, volviendo a tocar acordes en la guitarra acústica que se había sacado de quién sabe dónde. Peter miraba con detenimiento la forma en que sus enormes manos se movían sobre las cuerdas, formando una melodía. El castaño siempre había sido fanático de las guitarras, salvo que la música no era su fuerte. Tony podía tocar el piano de cola perfectamente, pero por más que quiso enseñarle a Peter a tocar un instrumento, fue un caso por demás perdido. Al parecer, lo único que se le daba bien, eran las mates y las ciencias.

Su mirada se desvió a Wade, que derretía un malvavisco al fuego, como un pequeño niño en un campamento y sonrío, aliviado de que las asperezas entre todos hubiesen quedado atrás. Es decir, aún seguía preguntándose qué era lo que había alterado tanto a Johnny, pero el rubio parecía más calmado, algo receloso respecto al mercenario, pero seguía hablándole con cordialidad. Cuando los ojos de Wade se toparon con los suyos, desvío la mirada enseguida, consciente de que llevaba toda la noche echándole miraditas demasiado cringey hasta para él mismo.

-Vale, Wade, ¿por qué no tocas algo? Según escuché por ahí, tú eres bueno con la guitarra. –soltó de sopetón el rubio, haciendo al mencionado atragantarse con su s’more.

De inmediato, Peter le clavó sus ojos avellana, con una ceja enarcada: ¿Wade? ¿Con sus enormes manazas, tocando la guitarra? Al menor se le hizo un poco difícil imaginarse al mayor tocando algo tan delicado, pero… no era la primera vez que alguien mencionaba sus dotes artísticos. Aquella vez, en el restaurante de Juana, ésta le había halagado por ser buen cantante. Peter empezó a preguntarse qué otros talentos escondidos tendría Wade, aparte de… bueno, ser traficante de cosas ilegales.

-No, no… tú tocas muy bien, además, tengo las manos llenas de malvavisco, no querría estropearte la guitarra. –se excusó, un leve rubor trepando por su nuca.

Wade no había tocado una guitarra desde que era un crío y se creía rockero, o más bien, desde que había tratado de conquistar a Ness haciendo un cover de Nirvana. Vale, que aquello no había terminado tan mal, con él y la morena follando como desquiciados durante toda la noche, pero el recuerdo le hacía estremecerse… el mero hecho de estar en el mismo país en el que su historia con Ness había ocurrido ya le ponía los pelos de punta.

- ¡Venga, hombre! Estamos en confianza, nadie va a burlarse de ti si cantas como el culo. O al menos, prometo no ser tan brutal. –le guiñó el ojo, divertido.

Wade miró a Peter, que le miraba con expresión curiosa y soltando un suspiró, se limpió las manos en los vaqueros y cogió el instrumento. Respiró hondo, tratando de ignorar la penetrante mirada avellana en su persona, expectante de oírle cantar y tocar.

{Venga Wadey, esto nos va a dar puntos con la arañita, ¡dale con todo, papi!}

<Si funcionó una vez, puede que vuelva a hacerlo, ¿no, Wilson? A todas las tías les gustan los músicos.>

Wade negó con la cabeza, tratando de concentrarse en qué cantar. Una vez la melodía empezó a tomar forma en su cabeza, sus dedos rasparon las cuerdas, siguiendo las notas que tan bien recordaba. No porque fuese una canción de Nirvana, sino por ser una canción que había escrito él mismo, cuando aún le quedaba un poco de corazón y humanidad como para sentir algo realmente. Peter le miró embobado, casi hechizado por la voz rasposa que llenó aquel patio en ése instante.

“I'm no superman
I can't take your hand
And fly you anywhere
You want to go…”

Peter de inmediato se puso rígido, sus ojos abiertos de par en par mientras el hombre con capucha tocaba aquella hermosa tonada, a la luz de la luna y en medio de aquel bosque. No podía ser más cliché, pero a Peter… a Peter la voz de Wade le pareció el sonido más melódico, el sonido capaz de acelerar su corazón en un milisegundo. El joven se inclinó hacia delante, mirando atentamente al mayor que seguía tocando con los ojos cerrados.

“I can't read your mind
Like a billboard sign
And tell you everything
You want to hear, but…

I'll be your hero”

El castaño escuchó, no con sus oídos, sino con su corazón. Por alguna razón, las letras le hablaban a un nivel personal, la voz de Wade llenaba aquel vacío que durante tanto tiempo había cargado en su corazón. Ahí, escuchándole en medio de aquel bosque y a la luz del fuego, Peter se sintió más cerca de Wade de lo que nunca antes se sintió con una persona. Por alguna razón, Deadpool invadió sus pensamientos, por un segundo fugaz, antes de que sus ojos volvieran a desviarse al mayor, que seguía tocando y cantando a ojos cerrados, preso de un trance que lo alejaba de él y, al mismo tiempo, arrastraba a su corazón junto con él. Todos los presentes se quedaron en silencio, contemplando al mercenario que cantaba acerca de héroes y tratar de ser mejor.

Ni Bucky ni Johnny pudieron pasar por alto la forma en que el menor miraba a Wade, sin embargo y pese a ser consciente de su engaño, Johnny no pudo sino sonreír para sí mismo: Él mismo había sido una mala persona, terrible en su pasado, no por nada era un criminal buscado internacionalmente. Pero ver a Wade, le daba cierta esperanza… él sabía que Deadpool había tenido un pasado turbio, siendo un mercenario despiadado junto a tipejos como el Joker, pero viéndolo junto al pequeño Peter… no había duda de que el muchacho había hecho que algo dentro de su interior cambiase, ya no era aquel Deadpool sanguinario y promiscuo, la forma en que miraba a Peter dejaba entrever cuán prendido estaba de éste. Y suspiró, puesto que era toda una mentira… no los sentimientos de ambos, sino hacia quién los sentía el menor verdaderamente.

“I can be everything you need
If you're the one for me

Like gravity, I will be unstoppable
I, yeah I believe in destiny
I may be an ordinary guy without his soul
But if you're the one for me
Then I'll be your hero…”

 

Wade soltó los últimos acordes, sus ojos aun cerrados, su mente y su corazón imaginando un futuro por demás imposible, junto al chico cuyos ojos lacrimosos estaba fijos en su persona. Abrió los ojos cuando escuchó los aplausos de Peter y Bucky, también los de Johnny, que nada más rodó los ojos al ver que el mercenario le había hecho tragarse sus palabras.

 

-Vale, de haber sabido que eras bueno, no te hubiese pedido que tocaras nada. Wade, cabrón. –masculló, pero sin perder la sonrisa.

 

-Wade, ¡eso fue increíble! ¿Dónde aprendiste a tocar así? –preguntó el castaño, negando con la cabeza para apartar las lágrimas que se le habían formado en los ojos.

 

El mayor sonrío, una sonrisa melancólica, y de inmediato Peter quiso no haber abierto la boca. Éste le devolvió la guitarra a Johnny, yendo a sentarse junto al menor y mirándole, sin ningún atisbo de molestia en su rostro debido a su curiosidad.

 

-Yo… lo siento, no quise…

 

Negó con la cabeza.

 

-No importa, pero si en verdad quieres saberlo… Bueno, mi ex novia me enseñó. Ella era buena cantando y tocando la guitarra, tenía la voz de un ángel. –sonrío, sus ojos fijos en el fuego que chisporroteaba enfrente suyo.

 

Peter desvió la mirada, apenado y a la vez… a la vez una punzada de celos, punzada que le dejó momentáneamente descolocado: ¿Qué rayos hacía él celando a Wade? ¿Es que acaso había perdido el juicio? Suficiente tenía ya con lo de Deadpool como para venirse ahora a enrollar con otro desconocido, ¿qué carajos pasaba con él? No podía permitirse saltar de unos brazos a otros, debía aprender a dominarse a sí mismo, si llegaba a enamorarse de Wade, estaría metido en un buen lío. Además, él y el mayor sólo eran amigos y nada más…

 

¿Cierto…?

 

Johnny se levantó, estirándose y soltándose un bostezo por demás fingido. Bucky le imitó y al ver la hora en su móvil, Peter se dio cuenta de que luego de un viaje tan largo, sus tíos quizá necesitasen descansar. Sobretodo Bucky, que había estado a punto de quedarse dormido sobre el hombro de Johnny varias veces.

 

-Vale, chicos, ha estado buena la cosa, pero necesito mi sueño de belleza. Hora de ir a la cama. –habló, inclinándose y apagando el fuego, la oscuridad absorbiéndolos a todos por breves instantes.

 

Peter parpadeó, su visión ajustándose hasta que una mano fuerte se ciñó sobre la suya, ayudándole a ponerse de pie. El joven se sonrojó, envolviéndose con las mantas y dejándose guiar por Wade que se movía con comodidad pese a la falta de luz. El castaño le siguió en silencio dentro de la cabaña, recordando las palabras que aquel le había susurrado en el coche.

 

«No vayas a dormirte, tengo algo que mostrarte.»

 

La curiosidad de inmediato empezó a bullir dentro de sí mismo, preguntándose qué era aquello que Wade quería mostrarle y por qué su rostro se había tornado tan hosco cuando le susurró ésas palabras al oído. Antes de poder seguir en sus cavilaciones, un carraspeo atrajo su atención, ambos mayores cruzándose de brazos y mirándoles fijamente.

 

- ¿Qué? –preguntó el castaño, confuso ante las miradas de sus tíos.

 

-No van a follar, ¿cierto? Porque tenemos reglas en ésta casa y ni de coña van a dormir en el mismo cuarto. –habló el rubio, sin pelos en la lengua.

 

Peter se le quedó mirando, su mandíbula casi en el suelo debido a la impresión. De inmediato sintió que toda la cara empezaba a arderle de pura vergüenza, ¡¿cómo carajos se le había ocurrido a Johnny soltar aquello así sin más?! Miró de reojo a Wade, pero éste nada más estalló en carcajadas, para nada incómodo ante el comentario tan fuera del lugar del motociclista.

 

- ¡Qué va, Johnny! Cálmate, no pienso tocarle un pelo. Además, quedaría raro si hiciéramos eso justamente aquí, ¿cierto, Petey Pay? –se volvió hacia él, guiñándole un ojo.

 

Peter negó con la cabeza.

 

- ¿Cuántas veces tengo que decirles que Wade y yo no estamos saliendo? ¡Me están dejando en ridículo! –se quejó, sus mejillas todavía teñidas de carmín.

 

-Sí, sí. Trata de comunicárselo a tu cara, Pete. Por lo pronto, tú… -Bucky señaló con el dedo a Wade, que se tensó a su lado. –Te vas al ático, donde pueda vigilarte. Y tú… -señaló a Peter, que nada más rodó los ojos. –Vete con Johnny al cuarto de huéspedes, yo me encargo de Wade.

 

Con un encogimiento de hombros, el mercenario siguió al pelilargo, no sin antes apretar levemente la mano del castaño, recordándole su acuerdo. Peter trató de actuar normalmente, aunque no estaba muy seguro de cómo iban a sacarse a sus tíos de encima. Negando con la cabeza, siguió a Johnny escaleras abajo, volviéndose sobre el hombro una vez antes de negar con la cabeza.

 

Al parecer, tendría que ver para creer.

 

[…]

 

Peter se esforzaba por mantener los ojos abiertos, pese a haber dormido toda la tarde en el coche, seguía sintiéndose exhausto. Era como si todas ésas noches en vela siendo Spiderman le hubiesen caído encima, empujándole una y otra vez a los dulces brazos de Morfeo pese a seguirse forzando por mantenerse despierto. Estaba a punto de dormirse, cuando sintió un leve apretón en su hombro…

 

-Tranquilo, Pete, soy yo… -susurró Wade, su aliento a tabaco golpeándole el rostro.

 

Peter parpadeó, distinguiendo su silueta en medio de la oscuridad. Su entrecejo se frunció, ¿dónde estaba Johnny? Si el rubio se había metido a la cama a la misma hora que él.

 

- ¿Dónde está…?

 

No fue necesario terminar la pregunta: Un gemido, más bien una especie de grito agudo, perforó la quietud de la noche. Seguido de gruñidos y el sonido que no podía ser otra cosa sino una cama chirriando bajo la fricción de los cuerpos de sus tíos. Peter cerró los ojos, para nada sorprendido, y demasiado avergonzado como para sentir ira. Wade río a su lado.

 

-Y dijeron que íbamos a ser nosotros… -se burló, haciendo sonrojar al menor en medio de la penumbra. –Venga, Pete, debemos irnos ahora que están ocupados.

 

Wade le cogió de la mano, pasándole sus viejos converse mientras abría la ventana, no sin antes desactivar la alarma con algo parecido al imán de un refrigerador. Peter le siguió, poniéndose su sudadera y viendo hacia abajo… había varios metros desde la ventana al suelo, al menos unos veinte y no tenía planeado hacerse puré. Se volvió hacia Wade, que le miraba con una sonrisita traviesa.

 

-Asumo que trajiste contigo tus cosas de Spiderman, ¿no? –batió las pestañas, tratando de parecer tierno. Peter rodó los ojos, pero asintió. –Vale, porque las vamos a necesitar…

 

Con un suspiro, el menor se arremangó la sudadera, dejando al descubierto no sus lanzatelarañas, sino sus muñecas. El mayor le miró confuso, sobre todo al notar una pequeña protuberancia en las muñecas del castaño, que analizaba la altura y de dónde colgarse para hacer el menor ruido posible.

 

- ¡Joder, Bucky! ¡Sí, ahí! ¡Justo ahí! –chillaba Johnny, dejando al menor helado.

 

-Dios, ¿es que no podrían ser más ruidosos? –se quejó, ruborizándose levemente.

 

-Apuesto a que nosotros podríamos ganarles, ¿a qué sí, Petey Pay? –le guiñó el ojo, haciéndole desviar la mirada. –Es broma, aunque tienes un culazo de diez… Olvida que dije eso y vámonos, ¿vale? Es un largo camino.

 

Peter tragó espeso, preguntándose por qué no se sentía ofendido de que Wade hubiese estado inspeccionándole su trasero, pero decidió dejarlo pasar. Ofreciéndole su espalda, Wade se aferró a él y sin más, saltaron a la noche, la telaraña de Peter estirándose hasta que los pies de ambos tocaron el suelo cubierto de musgo y rocío. Peter se volvió a ver a Wade, esperando por el siguiente paso. Poniéndose un dedo sobre los labios, Wade se encaminó hacia el garaje, colándose a éste con cuidado y dirigiéndose al coche de Bucky… seguramente no le molestaría que tomase aquel vejestorio prestado.

 

- ¿Debo preocuparme por esto? –preguntó el menor, frunciendo el ceño cuando Wade arrancó un puñado de cables por debajo del volante y empezó a conectarlos. –Digo, podrías estarme secuestrando…

 

-Pues para ser un secuestro, eres un rehén de lo más cooperativo. Ya está… venga, sube. –le dijo, cuando hizo arrancar el coche sin ayuda de las llaves.

 

Peter suspiró, no debería molestarle, a fin de cuentas, Wade ya le había contado acerca de su “profesión” … eso no quería decir que aquello le gustase menos. Subió al coche obedientemente, su sentido arácnido alerta en caso de que el ruido del motor alertase a sus tíos, pero cuando nada pasó, decidió relajarse y prender el radio, conectándolo a su móvil y con Ruelle llenando el ambiente.

 

-Vaya, eso fue sencillo… creí que se iban a poner más pesados. –comentó Wade, una vez se metieron a la carretera.

 

-Meh, ponlos a follar y te juro que no se enteran de nada. Mis padres son iguales. –se encogió de hombros, mirando por la ventana. - ¿Debo preguntar hacia dónde nos dirigimos? –se volvió a verle, mordiéndose el labio.

 

-No muy lejos, sólo a un par de kilómetros de aquí. –explicó, apretando más el volante, la tensión apoderándose de su cuerpo.

 

-Hm… ¿me puedes dar una pista? Digo, ¿qué es eso tan importante que quieres mostrarme? –Peter jugueteó con las mangas de su sudadera, su cabeza un hervidero de incógnitas.

 

Wade suspiró, ésta era la parte difícil. Realmente ni él mismo comprendía por qué estaba haciendo todo aquello, quizá… era su forma de buscar un cierre, su forma de botar sus barreras y, por una vez, mostrarle a Peter su verdadero yo.

-Mi casa, Pete… voy a llevarte al lugar donde iba a vivir luego de casarme. –le explicó, las palabras dejando al menor atónito.

 

En la cabaña, un rubio se dejó caer sobre las sábanas, totalmente exhausto y recuperando el aliento. A su lado, cierto pelilargo se volvió a verlo, enarcando una ceja.

 

-Sabes que acaban de escaparse, ¿cierto? Escuché el coche… -comentó, mirando a su novio, no muy seguro de que pretendía aquel haciéndose el loco.

 

Johnny nada más negó con la cabeza, suspirando.

 

-Nada más hay que dejar que las cosas sigan su curso, Buck… incluso las personas como nosotros, merecen un poco de felicidad. –se volvió, acariciándole la mejilla.

 

“Espero estar haciendo lo correcto” pensó, dándole un beso a su pelilargo.

 

Debía dejar que Wade hiciera esto él solo, no podía meterse.

 

[…]

Cuando el motor murió, Peter casi dio un brinco en su asiento. Realmente había estado muy nervioso durante todo el camino, Wade y él no habían cruzado palabra, cada uno perdido en sus propios pensamientos. El menor se volvió a ver a Wade, que permanecía rígido en su asiento, sus manos aferraban con fuerza el volante y su pecho subía y bajaba de forma agitada, dejando entrever cuánto le afectaba hallarse en aquel lugar. Peter se volvió, contemplando por primera vez el sitio, quedándose pasmado ante la belleza de éste: Era una casita, a la orilla de un lago, pintada de azul cielo y con aire a ésas casas holandesas, de arquitectura clásica.

 

- ¿Estás seguro de que quieres que entre? –preguntó el menor, muriendo de curiosidad, pero al mismo tiempo preocupado ante la reacción del mercenario.

 

-Sí… estoy seguro. Necesito hacer esto. –susurró, su voz apenas audible, algo completamente fuera de lugar en su persona.

 

Ambos hombres bajaron del coche, la casa siendo aún más increíble de cerca. Wade tomó a Peter de la mano y empezó a caminar hacia dentro, el castaño contemplando el montón de flores de colores alegres que rodeaban el lugar. Definitivamente, aquel lugar era como de ensueño, Peter se imaginó lo feliz que podría ser alguien viviendo allí… lo feliz que habría sido Wade viviendo allí, junto con su esposa. De nuevo, su pecho tembló, con aquel familiar escozor de los celos, pero trató de controlarse: Esto debía ser importante para Wade, debía mantenerse sereno y controlar sus emociones lo mejor posible.

 

- ¿Vienes aquí seguido? Es que… las flores. Se ven muy cuidadas, todo el jardín es muy bonito. –comentó, fijándose dónde pisaba para no estropear nada.

-No realmente, le pago a alguien todos los meses para que cuide de la casa… -Wade rebuscó en su bolsillo, sacando una llave y abriendo la puerta.

 

Peter esperó detrás suyo y siguió a Wade dentro, la oscuridad cubriéndolo todo hasta que éste presionó un interruptor, trayendo el lugar devuelta a la vida. El menor se quedó boquiabierto, contemplando el interior tan acogedor de aquella casa: Era grande, espaciosa y muy luminosa. Tenía cierto aire rústico, no tanto como una cabaña en sí, pero con un toque más moderno y sumamente delicado. Peter entró con cuidado, contemplando el enorme candelabro que pendía del techo, que relucía como si estuviese hecho con cristales. Las paredes eran de un suave tono azul cielo, que de inmediato le recordó a los ojos del mayor.

 

- ¿Tú decoraste éste lugar? Es decir… ¿tú lo construiste? –parpadeó, todavía estupefacto, sin comprender como alguien como Wade podría haber diseñado el interior tan delicado de aquella casa.

 

-No… yo no. No tengo la delicadeza para hacer algo así. –habló, y el tono melancólico, le hizo caer en cuenta al menor.

 

Wade hablaba de su ex. La misma ex que había mencionado durante la fogata.

 

Ante aquello, Peter no supo cómo reaccionar. Es decir, ¿por qué alguien te llevaría a casa de su ex? Y lo que era más, ¿dónde estaba? ¿Acaso no debería vivir aquí? El castaño empezó a sudar frío, sintiendo una enorme incomodidad en su estómago, sintiendo que no debería estar allí. Wade, ajeno al malestar de Peter, se limitó a contemplar aquellas paredes… las mismas paredes en las que él y Ness pasaron tantas noches juntos, entremedio de sueños y amor, planeando un futuro que jamás llegó a ser. Tragando grueso, subió por las escaleras, sus ojos lentamente llenándose de lágrimas mientras escuchaba el eco de las risas de la morena entre las paredes, el recuerdo de su hermosa sonrisa atormentándole entre cada parpadeo.

 

{Hmm… ¿Wadey? ¿Se puede saber por qué motivo, circunstancia o razón trajiste a la arañita aquí?}

 

<Yo te pregunto lo mismo, ¿acaso ya se te olvidó como nos ponemos luego de estar aquí?>

 

Wade cerró los ojos, deteniéndose frente a aquella puerta. La puerta. A sus espaldas, las pisadas de Peter también se detuvieron, los ojos del menor clavándose en la espalda tensa de Wade, que yacía parado, totalmente inmóvil frente a una puerta de color blanco. Peter estiró más el cuello, tratando de entender la reacción del mercenario, hasta que su vista reposó en el pequeño cartel que adornaba la puerta: Una pequeña hada, sobre el pequeño trozo de madera que simulaba ser un pergamino vintage y sobre el cuál alcanzó a leer un nombre…

 

-Ellie… -susurró el menor, leyendo las letras en brillante purpurina color rosa.

 

Se volvió a ver a Wade, que estaba con los ojos cerrados y sin moverse ni un milímetro. Peter se hallaba en verdad aturdido, ¿qué se suponía que hacían allí? El castaño no comprendía si aquello era algo que Wade quería mostrarle a él o si simplemente el mayor había hecho todo aquello para sí mismo. Tomando una bocanada de aire, Wade se volvió lentamente, posando su mano en el pomo de la puerta y quedándose quieto, su respiración alterándose con cada segundo que transcurría.

 

{¡No lo hagas, Wade! ¡¿Qué coño te pasa, hermano?! ¡¿Acaso ya olvidaste la última vez?!}

 

<Tiene razón, Wilson, ¿qué carajo te pasa?>

 

Wade se mordió el labio y lentamente giró la perilla, empujando la puerta y siendo recibido por el olor a bebé que, aun y con los años transcurridos, seguía inundando por completo aquella habitación. Justamente en éste punto era cuando perdía la cabeza… pero no con el chico de cabellos castaños a sus espaldas. Wade había venido a enfrentarse a su pasado con Peter por una razón, y ésa era que solamente en presencia del castaño era capaz de mantenerse cuerdo, sin importar las ráfagas de dolor azotándole la mente con su tortuoso pasado. Abrió la puerta completamente y se volvió hacia Peter, indicándole con la mirada que entrara. El menor dudó un segundo, pero obedeció al final.

 

Wade contempló como el castaño se adentraba en aquella habitación a oscuras, llena de muñecos de felpa y una cuna a un costado, las paredes de un suave color rosa pastel. Peter inspeccionó cada detalle de aquel cuarto, sintiendo como su cuerpo se ponía rígido como una tabla cuando lentamente empezó a entenderlo todo. No era que Wade lo hubiese traído a la casa de su ex ni que ella no viviese aquí por decisión propia… era que no podía vivir aquí, precisamente, porque ya no contaba con vida. El menor se volvió de golpe, sus tripas vueltas un nudo y sus ojos cristalizados, su corazón contrayéndose con fuerza al contemplar la figura de Wade, que sostenía el muñeco de un conejito entre sus manos temblorosas. Peter era incapaz de pronunciar palabra, nada que pudiese decir sería lo suficiente para aliviar la pena del mercenario.

 

-Era mi hija… iba a ser mi hija. –habló, de forma queda, apenas audible. Pero Peter, con sus sentidos, le escuchó perfectamente. –Se iba a llamar Ellie… -continúo, dejándose caer al suelo como un montón de piezas rotas.

 

-Wade… -susurró Peter, las lágrimas finalmente cayéndole por las mejillas.

 

No iba a decir ‘lo siento’, ésa mierda no servía de nada. Él mejor que nadie sabía que eso sólo lo empeoraba todo, porque sólo te hacía sentir más culpable. Así que, en lugar de eso, Peter se sentó a su lado, bajo la tenue luz amarillenta que se filtraba desde el pasillo. Se volvió a ver al mayor, que acariciaba al conejito entre sus manos con delicadeza, sus ojos perdidos en medio de tanto dolor y pena… no pudo contemplarle por mucho tiempo, desvío su vista a la única foto que adornaba la habitación. Era un ultrasonido, o al menos, la fotografía de uno. Se veía a un bebé pequeñito, quizá en el cuarto o quinto mes de gestación. Peter sintió que el corazón se le subía a la garganta.

 

-Ella se llamaba Vanessa. Nessa para los amigos, pero yo siempre la llamaba Ness. Era la mujer más increíble del mundo, cuando la conocí… no podía creer mi suerte, de que una chica tan guapa y tan cariñosa me quisiera, sobre todo porque siempre he sido un puto desastre… pero ella era uno también. Un hermoso desastre, que con un par de sonrisas consiguió arreglar el mío. –dijo, con voz suave, sin despegar la vista del conejito.

 

Peter sonrío tristemente, era palpable el tremendo amor que Wade había sentido por Ness, la forma en que hablaba de ella… se parecía mucho a la forma en que él solía hablarle de Gwen a Harry, a Ned y a sus demás amigos en aquellas primeras semanas en que ambos habían empezado a salir. Peter desvió la mirada, jugando con las mangas de su sudadera como hacía siempre que se hallaba incómodo y no era por estar en aquel lugar, luego de comprender el valor que tenía para Wade, se sentía incluso honrado de que le hubiese mostrado aquella parte de sí mismo. Era más bien… que sentía cierto escozor ante sus palabras cargadas de amor para con Vanessa y no entendía el por qué. “Pero, ¿de qué vas, Peter? No tienes nada por lo que estar triste” pensó, pero las lágrimas rodando silenciosamente por sus mejillas blanquecinas decían todo lo contrario.

 

-Desearía regresar en el tiempo, ¿sabes? Volver a ése día, en aquel bar y advertirle… advertirle que se aleje lo más posible de mí, porque al final voy a terminar haciéndole mucho daño. Qué no valgo la pena, que nada más soy una mierda… -habló, estrujando levemente al conejito, sintiendo la fuerza de su odio hacia sí mismo.

 

-No digas eso, Wade… tú no eres una mierda. Y no culpo a Ness de haber creído lo mismo también. –le reprendió el menor, su voz con tintes de irritación.

 

Wade alzó la vista, clavándola en Peter, que se hallaba de espaldas a él, cabizbajo y concentrado en las mangas de su sudadera. Algo andaba mal, algo le había molestado. En éstos días, el mercenario había aprendido a reconocer pequeños detalles de la personalidad del castaño, como la manera que tenía de morderse el dedo mientras pensaba o jugar con su sudadera cuando se hallaba molesto por algo. Wade volvió la vista de nuevo al conejito, quizá… no, no podía ser. Era imposible.

 

-Fue mi culpa… -susurró al final, enfrentándose a lo mismo de lo que había huido todos éstos años, la razón por la que salió huyendo hacia Nueva York luego de aquel gran cataclismo en su vida. Peter se volvió a verlo sobre el hombro, confuso. –Fue mi culpa, Peter… ella murió por causa mía. Una noche, luego de una carrera, unos tipos… se enfadaron conmigo, vinieron a buscarme y… -alzó la mano en el aire, simulando una pistola. -¡bam! En menos de un segundo, ya estaba entre mis brazos, desangrándose… no pude hacer nada, la bala perforó su corazón al instante. Tuve que quedarme ahí, mintiéndole y diciéndole que todo iba a ir bien… viéndola morir frente a mis ojos, junto con mi hija…

 

Basta, por favor.

 

Peter quiso que se detuviera, porque escucharlo… escuchando la voz rota de aquel hombre, destrozado y hecho polvo, sus propios recuerdos emergían desde lo más profundo de su memoria y le atormentaban. Podía verlo todo claramente: Wade, quizá en el piso de abajo, con una pálida y moribunda Vanessa entre sus brazos, que le miraba completamente consciente de que estaba muriendo. Él mismo se había visto en ésa misma situación, soportando el ver los ojos verdes de una hermosa rubia, mientras ésta caía varios metros hacia abajo, segura de que no llegaría a tiempo. Segura de que, ésa vez, Spiderman no sería capaz de salvarle. Peter sollozó, no pudo evitarlo, era como si estuviese ahí de nuevo, dentro de aquella torre vieja, viendo a su amada Gwen Stacy caer veintisiete pisos abajo hasta partirse el cuello, todo porque no había disparado sus malditas telarañas a tiempo.

 

-La quería tanto, Peter… ella era todo mi mundo, todo lo que siempre quise, y es como si yo mismo hubiese tirado del gatillo. Ella tan sólo quería salvarme… salvarme de mí mismo. –terminó aquel relato, recordando cuando Vanessa se enteró de su cáncer y de inmediato trató de buscar el mejor tratamiento disponible, aunque era más que obvio que no podrían costearlo.

 

Antes de darse cuenta, un pequeño castaño se arrojó a sus brazos, sollozando contra su garganta. Wade no dudó en rodearlo, contrayéndolo con fuerza hacia su pecho… ambos destrozados, ambos desmoronándose en los brazos del otro. El mercenario jamás se permitía sentir nada, jamás lloraba… al menos no desde aquella fatídica noche, pero aquí, entre los brazos de su Peter, se sentía libre de ser él mismo. De llorar, de ser vulnerable, de demostrar cuán jodido se hallaba por dentro. Aquí, junto a Peter, no le hacía falta ponerse una máscara y soltar chistes obscenos, no le hacía falta hacerse el desinteresado todo el tiempo, el fingir que estaba chalado y era feliz en su misma locura. Vaya que sí estaba loco de remate, pero… también sufría. Sufría muchísimo, quizá incluso más de lo que cualquier otro ser humano podría llegar a soportar.

 

-Lo siento… perdóname, es sólo que… te entiendo. –el menor se separó, limpiándose las lágrimas con el dorso de las manos. Le sonrío, de forma triste e increíblemente rota. –Sé que quizá hayas escuchado eso antes, pero… te entiendo perfectamente, Wade. Yo también perdí a una gran chica, simplemente porque no fui suficiente, no pude ser lo que ella necesitaba, en el momento en que ella más lo necesitó.

 

“La novia” pensó Wade, recordando a la chica del móvil del castaño. Quizá no conociera todos los detalles de su relación con aquella rubia, pero por la manera en que aquel chico había estallado en llanto histérico, le bastaba para saber que su muerte había sido increíblemente trágica. Wade río, no como hacía mientras era Deadpool, sino una carcajada temblorosa y parecida a un graznido, de ésas que sueltas para liberar tensión y Peter se le unió. Ambos, riendo de forma patética y ruidosa, en medio del cuarto de la hija fallecida de Wade… en definitiva aquella noche sería una de las que el menor no podría olvidarse nunca.

 

-Somos un par bastante jodido, ¿no crees, sweetums? –Wade suspiró, acomodándose hasta quedar espalda con espalda del menor.

 

-Ni que lo digas, Wade… -suspiró, dejando caer la cabeza en el hombro del mayor, clavando la vista en el techo, en donde había pequeñas pegatinas de hadas fosforescentes, que brillaban en medio de la oscuridad. Peter frunció el ceño… había una cosa que había estado molestándole desde hacía rato. –Oye, ¿Wade…?

 

- ¿Hm? ¿Qué ocurre, babycakes? –le dijo, sacándole una sonrisa con sus ocurrencias… Harley Quinn también le había llamado así cuando fue “secuestrado.”

 

-Tu foto… la que le mostraste a los oficiales de inmigración… ¿puedo verla? –pidió, más por querer asegurarse de haber visto correctamente.

 

El mayor se tensó a sus espaldas, como siempre que alguien le pedía ver su verdadero rostro. O al menos, el que había tenido antes de volverse una pizza mohosa. Con un suspiro, rebuscó entre el bolsillo de sus vaqueros hasta dar con el pequeño rectángulo plástico, y sin más, se lo dio a Peter. Es decir, ya le había soltado toda la sopa al menor, ¿qué más daba enseñarle su cara ahora? Con manos trémulas, Peter cogió el carné, un pequeño siseo escapando de sus labios al comprobar lo que había pensado previamente…

 

Él ya conocía al hombre de la foto.

 

-Todo un bombón, ¿no? –le dijo Wade, mirando la foto sobre el hombro de Peter.

 

Peter nada más sonrío, paseando el pulgar sobre la superficie plástica con cariño: Definitivamente no se había equivocado, reconocería ése cabello cobrizo y ésa sonrisa macarra en cualquier lado. De inmediato sintió pena, no podía imaginarse lo que Wade debía de sentir de haber pasado de ser un hombre tan irremediablemente guapo a tener un rostro deforme y lleno de cientos de cicatrices indelebles en su piel. Su corazón latió con fuerza, justo como aquel día, en que había conocido al sujeto de la foto en persona.

 

-Quizá tú no lo recuerdes, pero… -se volvió a ver a Wade, que lo miraba confuso. –yo ya te conocía. Sólo que era más pequeño, y estabas usando un traje de carreras.

 

El mayor abrió los ojos como platos, incapaz de reaccionar… por supuesto que lo recordaba, era de sus días como corredor profesional de motocicletas. Negó con la cabeza, descolocado.

 

- ¿Cómo…?

 

-¿Cómo lo sé? Bueno… tenía diez años, era la primera vez que salía del país y Steve y Tony no tenían misiones ni nada eso… fue justo después de lo de la guerra infinita. –habló, sonriendo tiernamente. –A Steve siempre le gustaron las motocicletas, así que, aprovechando ésos días en Toronto, decidimos ir a una famosa pista de carreras.

 

Wade asintió… ahora lo recordaba. Muchas veces se le hacía difícil recordar cosas de su pasado, su memoria se volvía borrosa en algunas ocasiones, pero sí que recordaba el día que el menor recordaba. Y Peter también, sobre todo, recordaba a la despampanante mujer que acompañaba a Wade “Quickie” Wilson aquel día en el autódromo de la ciudad de Toronto…

 

-Toronto, 2010-

 

-Y el primer lugar va para… ¡Wade Quickie Wilson! –gritó el comentarista por los altavoces, el público enloquecido al escuchar el nombre del canadiense.

 

Wade subió a la tarima, posándose en el centro, justo donde iba el primer lugar mientras que dos edecanes en prendas minúsculas le hacían la entrega de un enorme trofeo, con un pequeño corredor en la punta. Los flashes cegaron al mayor, que sonrío con todos los dientes, los cientos de mujeres gritando como locas como siempre que sonreía de ésa manera. Pero no importaba, pese a estar rodeado de un montón de fanáticas enardecidas, los ojos azules de Wade estaban fijos en su chica… la única chica que necesitaba en su vida.

 

-¡Wade! Venga, Wade, unas palabritas… éste es tu tercer año consecutivo a la cabeza de las ligas de NASCAR para motocicletas, dinos, ¿qué se siente tener éste triunfo en tus manos? –la reportera le sonrío con todos los dientes, pegándole el micrófono a los labios.

 

- ¿Francamente? Sigo sin creérmelo, pero te aseguro que se siente de puta madre que me den trofeos tan grandes… upsie, vas a tener que censurar eso, ¿no? –guiñó el ojo, varias mujeres echándose a reír.

 

-Nah, no te preocupes. Y dinos, ¿alguna dama en especial a quién quieras dedicarle tu victoria? –la reportera guiñó el ojo, consciente que, desde hacía varios años, Wade tenía novia.

 

-Sólo a mi chica, mi verdadera fan número uno y, ahora, mi futura esposa… Ness, venga, muéstrales. –llamó a la morena, que de inmediato corrió hacia él.

 

-Kiss me like you miss me, Red. –y sin más, Vanessa se colgó de Wade, estampándole tremendo beso frente a todas las cámaras y un montón de fanáticas decepcionadas.

 

La reportera siguió hablando, pero Wade ya no le escuchaba: Cuando Vanessa estaba entre sus brazos, nada más importaba. Se sentía el hombre más afortunado del mundo, por primera vez, las cosas en su vida no podían ir mejor. Ya no hacía cosas ilegales, era un famosísimo corredor de motocicletas para las series NASCAR  e iba a casarse… iba a casarse con el auténtico y verdadero amor de su vida, la única mujer que había estado ahí para él en las buenas, malas y verdaderamente jodidas… la misma mujer que llevaba en su vientre a su bebé, el fruto del amor de ambos. Un pequeño tirón en sus pantalones le hizo despegarse de su chica, sus cejas alzándose con confusión al no encontrar a nadie.

 

-Más abajo, Wadey… -Vanessa río, descolgándose de su futuro marido y sonriéndole al pequeñín que les miraba con sus enormes ojos avellana. –Hey hombrecito, ¿qué haces tan solito? –le habló, inclinándose a su altura.

 

-Y-Yo s-sólo quería u-un autógrafo… -habló el pequeño, apretando un muñeco del Capitán América contra su pecho.

 

Wade sonrío, los niños se volvían locos con él todo el tiempo, pero por alguna razón… aquel chiquillo era diferente. Parecía valiente, pese a ser sumamente bajito y adorable. Wade se acuclilló a su lado, sonriéndole mientras que el pequeño le devolvía el gesto, un casco de Iron Man sobre su cabeza.

 

-Por supuesto campeón, cualquier cosa por un chico tan genial como tú. ¿Dónde quieres que te firme? –Wade cogió un sharpie y miró al pequeño.

 

-Aquí, en mi muñeco… a mi papi le gustan mucho las motocicletas. –le explicó, tendiéndole el muñequito.

 

Wade sonrío.

 

-¿Sabes? El Capitán América es mi súper héroe favorito, siempre ha sido muy noble. –le dijo, mientras firmaba el muñeco. - ¿Cómo te llamas, campeón?

 

-Peter, y a mí me gusta Iron Man, es muy güay. –le dijo, cogiendo al muñeco autografiado.

 

-¿Iron Man? Pero Iron Man es un egoísta… -dijo, siendo no muy fan del hombre de hierro con lo arrogante que era.

 

-¡Eso no es cierto! No es egoísta, las personas no lo entienden y lo culpan de sus problemas… pero Iron Man tiene un buen corazón. –le explicó, arrugando la nariz.

 

Wade le miró fijamente, para ser tan sólo un crío, vaya que era listo. Nunca creyó que un pequeño de no más de diez años podría ver más allá, o defender a Iron Man siendo que la mayoría de niños aborrecían a Tony Stark.

 

- ¡Peter! ¡Ahí estás! –habló un hombre de gorra y gafas oscuras, corriendo hacia el pequeño y tomándolo en brazos. –Hijo, no vuelvas a hacer eso, nos asustaste mucho a tu padre y a mí. –le reprendió, frunciendo el ceño.

 

-No se preocupe, señor, su hijo es un chico muy listo… ¿no es así, Petey? –Wade le guiñó el ojo, sonrojando al pequeño que se estremeció entre los brazos de su padre.

 

-Muchas gracias, señor Wilson. Por cierto, felicidades por su victoria y su prometida, les deseo lo mejor a ambos. –el hombre sonrío, por alguna razón, a Wade le pareció muy familiar pero no sabría decir de dónde. –En fin, Peter, tu padre está esperándonos… debemos irnos, despídete del señor Wilson y dale las gracias.

 

-Muchas gracias, señor Wilson. –obedeció el pequeño, bajando de los brazos de su padre y estrechando su mano. –su novia es muy bonita. –miró a Vanessa, sonrojándose.

 

-Lo es, ¿cierto? Soy un suertudo. Cuídate mucho, Peter… y gracias, ahora Iron Man también es mi súper héroe favorito. –guiñó el ojo, haciendo sonreír al niño.

 

Peter se fue, corriendo y tomando de la mano a su padre, perdiéndose entre el gentío. Wade se quedó ahí, mirando fijamente la dirección por la que el pequeño se había marchado, preguntándose si él tendría la suerte de tener un hijo así de lindo y avispado. Unos brazos lo rodearon por la espalda, haciéndole sonreír.

 

-Tenías razón, Ness… -concedió, con un leve asentimiento.

 

-Siempre la tengo, pero en que tuve la razón ésta vez… -la morena apoyó el montón en el hombro de su chico, besándole la mejilla.

 

-Los niños en verdad nos hacen ser mejores personas… espero ser el mejor papá de mundo para ti y… hm, ¿ya decidiste un nombre? –preguntó, apoyando su mano en la barriga de Ness, acariciándole con afecto.

 

-Carmelita… Ellie. Así se llamaba mi bisabuela antes de que falleciera. Y si es un niño, Peter… Peter Wade Wilson. Como ése pequeño, es simplemente adorable. –sonrío, llena de ilusión.

 

Wade sonrío y cargó a Ness, soplándole la barriga y haciéndole cosquillas, ambos ajenos al cruel destino que les esperaba a la vuelta de la esquina…

 

-Presente-

 

-Sí te acuerdas… -concedió Peter, sonriendo mientras miraba a Wade que sonreía con algo de tristeza.

 

-Por supuesto, ¿cómo podría olvidar a un crío tan listo? –le revolvió el cabello al menor, sintiendo la suavidad del mismo. –Ahora, estoy algo molesto, porque no me dijiste que ése era el Capi América…

 

Peter se encogió de hombros.

 

-Upsie, creo que lo olvidé… -fingió inocencia.

 

Ambos reventaron a reír, hasta que, en medio de las carcajadas, Wade paró abruptamente y contempló fijamente a Peter… ¿quién iba a decir que ése mismo pequeño se ganaría su corazón? Durante mucho tiempo, Wade se preguntó si alguna vez se sentiría completo de nuevo. De hecho, se había convencido a sí mismo que luego de Vanessa, no podría volver a enamorarse de nadie más, no era justo tener los mismos sentimientos que tuvo por Ness, por otra persona. Sin contar que todo aquel al que quería, terminaba muriendo a causa de que él fuese un mercenario, pero… con Peter era distinto. Sus murallas, ésas frías y espesas murallas que había levantado, se venían todas abajo. No había culpa, ni dolor, ni nada… simplemente se sentía bien, se sentía como él mismo. A pesar de las cajas, de su locura, seguía siendo Wade. No se había perdido a sí mismo como creyó luego de convertirse en Deadpool, más bien, no había encontrado a nadie que pudiese ayudarlo a encontrarse a sí mismo de nuevo.

 

Hasta ahora.

 

«Los niños nos dan la oportunidad de ser mejores de lo que fuimos antes.»

 

Cuánta razón había tenido Ness aquel día, aun y sin estar presente, seguía teniendo razón… sólo así podía explicarse el por qué el chico castaño a su lado hacía resurgir su lado más humano, le hacía querer dejar de ser un asesino a sueldo y mejorar… ser la mejor versión de sí mismo que podía, pese a estar jodido y a sabiendas de que jamás sería suficiente. Sin darse cuenta, Wade apoyó la mano en la mejilla de Peter, acariciándole con cariño, con delicadeza… perdiéndose en la suavidad de la piel del menor, en sus pequeñas pequitas doradas, en su olor a vainilla que lo embriagaba lentamente. Peter se quedó de piedra, un tenue rubor rosa trepando por sus mejillas cuando sintió la delicada caricia en su rostro.

 

-Wade… ¿qué haces? –preguntó, sin molestia alguna, sólo confusión ya que no solían tocarse de ésa manera. De hecho, no solían tocarse de ninguna manera.

 

-No lo sé… -respondió el mayor, con la verdad. Cogió el rostro de Peter… realmente ya no tenía fuerzas para seguir huyendo de sus sentimientos. –pero sé que no quiero pararlo. No tengo más fuerzas para ello.

 

Con cuidado, se inclinó, posando sus labios sobre los del menor. Quizá aquel no fuese el primer beso que le daba a Peter, pero vaya que sí sentía como uno. Peter se quedó congelado al principio, más la calidez y suavidad con que Wade acariciaba sus labios, fueron suficientes para instarle confianza. Con dedos temblorosos, rozó la mandíbula del mayor, cerrando los ojos y perdiéndose en la inocencia del contacto… aquel beso, era muy diferente a los que había compartido con Deadpool y sumamente más significativo. Peter se reprendió por pensar en Deadpool mientras besaba a Wade, pero algo en la textura rugosa de los labios del mayor, algo en la forma cálida en que sus labios se sentían contra los suyos, el aliento dulce a malvavisco de Wade… era sumamente familiar y a la vez tan diferente. El castaño se perdió en aquel beso, su corazón latiendo desbocado, pero perfectamente sincronizado con el de aquel hombre.

 

Por su parte, Wade se hallaba en el éxtasis… es decir, él no acostumbraba a ser gentil. Joder, que no había nada gentil con su persona, tan descuidado y muchas veces vulgar, su cuerpo sólo servía para dar placer carnal, pero aquí con Peter… en ésta casa que muchas veces le quitó el sueño a causa de las pesadillas, se sentía vulnerable. Y, por primera vez, sintió que estaba bien ser vulnerable. Estaba bien sentirse triste, llorar por la pérdida de Ness, pero por, sobre todo, sintió que estaba bien dejarla ir. No se sintió como un sucio traidor como solía sentirse cuando se acostaba con otras tipas, no sintió culpa de que su corazón lentamente empezase a enamorarse de Peter… sintió que esto sería justamente lo que Ness habría querido, en lugar de que su alma se llenase de rencor y venganza, ahora podía llenarlo con el amor y afecto que sentía por el muchacho al que se aferraba con todas sus fuerzas.

 

Ambos, una sola mitad de uno.

 

Ninguno de los dos dijo nada, ni siquiera cuando el aire fue necesario y debieron separarse. No hacía falta, sus corazones lo dijeron todo. Wade nada más apoyo la frente sobre la del castaño, perdiéndose en el calor que irradiaba éste… sintiéndose en su hogar, finalmente, sintiendo como pertenecía con alguien en éste mundo tan jodido.

 

Te quiero, Peter pensó y aunque no lo dijo en voz alta, el corazón del castaño recibió el mensaje.

 

[…]

El mayor arrugó la nariz, disgustado al ser su sueño interrumpido.

 

El sol asomaba entre las ventanas, dándole justo en el rostro y, para decepción de Wade, sacándole completamente del país de los sueños. Con pesar, abrió un ojo, inseguro y confundido como cada mísero día de su vida en que despertaba, para encontrarse con su rostro deforme y una existencia que con el correr de los años se le hacía más pesada. Eso, claro, hasta que sintió una suave respiración sobre su garganta.

 

“No lo puedo creer… ¡fue real!” pensó, abriendo los ojos como platos y sin dar crédito, pero ahí estaba: recostado sobre su pecho, con los labios entreabiertos y plácidamente dormido, su querido Peter, ajeno al mundo exterior. Wade sonrió, enternecido, no pudo evitarlo… ¿cómo podría? Si el muchacho parecía un ángel, con una expresión de la más pura inocencia. “Fue real…” pensó de nuevo, rodeando al menor con un brazo y hundiendo el rostro entre sus cabellos castaños, el olor a vainilla de Peter dándole un sentimiento de profunda calma.

 

{Por supuesto que fue real, gilipollas. Y ése es justamente el problema.}

 

Su expresión relajada desapareció y un suspiro se escapó de sus labios cicatrizados. “Ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad…” refunfuñó para sus adentros, rodando los ojos y más que consciente de que, mientras él viviese, las cajas jamás se irían. Y, para desgracia de Wade, la inmortalidad era su castigo.

 

<Dile a la maldita autora que se dejé de idioteces sentimentales y vamoh a darleh… ¡¿QUÉ COÑO PASA CONTIGO, WILSON?!>

 

“¿Y ahora qué? ¿Por qué mierda están reclamándome?” pensó con fastidio, conteniéndose a duras penas de responder verbalmente… no quería despertar a Peter, quería seguir contemplando el rostro del menor tanto tiempo como le fuese posible. Todo el tiempo que le quedaba de vida, de hecho, y aquello era muchísimo. Abrazó con más fuerza al castaño, embriagándose en su olor y su calor.

 

-Wade… no, Deadpool… -susurró el menor de un suspiró, revolviéndose un poco sobre el cuerpo de Wade. Sus palabras dejaron helado al mayor.

 

Eso, grandísimo idiota! ¡Eso es lo que estás haciendo!}

 

< ¿Qué no habíamos quedado con que no ibas a hacer ésta mierda, Wilson? ¡Eres un degenerado! ¿Y ahora que se supone que hagamos, genio? ¡Se está enamorando de nosotros también!>

 

Wade sintió como un escalofrío le recorría el cuerpo entero. Era verdad… las cajas tenían razón.

 

{Por supuesto que tengo la razón, Wadey, la escritora me pensó así. *wink wink*}

 

< ¡Ya déjense de payasadas! Wilson, más te vale que arregles éste desastre o si no…>

 

Amarilla no pudo concluir su amenaza porque justo en ése instante su móvil empezó a vibrar en el bolsillo de sus vaqueros. Wade pensó en dejar que sonase, pero al ver la insistencia y con mucho pesar, decidió contestar. Con cuidado, se revolvió bajo el cuerpo de Peter y retiró el objeto de su bolsillo, el castaño revolviéndose levemente al sentir su sueño vagamente interrumpido.

 

- ¿Diga? –susurró, algo extraño en él que siempre estaba hablando entre gritos.

 

-Vale, Wade, es casi mediodía. Tiempo suficiente para tus jueguitos, ahora por favor, trae a mi bebé devuelta a casa. –habló Johnny al otro lado, el sonido de algo friéndose de fondo.

 

Wade no se inmutó, más bien, se sorprendió… creyó que el rubio estaría más enojado porque se llevó a Peter, sobre todo luego de lo ocurrido en la caseta de inmigración ayer, pero éste parecía sumamente relajado. Incluso, canturreaba mientras preparaba el desayuno.

 

-No es que me esté quejando, pero, ¿no se suponía que estabas enojado, Blaze? Ayer casi me hiciste rostizado de Wade y ahora… ¿no vas a decir nada por llevarme a Peter sin permiso? –sus inexistentes cejas se alzaron, el menor revolviéndose inquieto sobre su pecho.

 

-Sí, admito que sigo queriendo freírte vivo, pero… al parecer, haces feliz a mi Pete, así que por eso dejaré que sigas con tu patética mentira. Además, ¿por quién me tomas, Wilson? Sé perfectamente dónde están y que se fueron anoche, no irás a creerte que Tony deja andar a Peter a sus anchas así nomás, ¿cierto? –dijo burlón, revolviendo más sartenes.

 

“Stark… cómo no” rodó los ojos, ése sujeto siempre había sido una bola de ansiedad, era obvio que iba a instalar algún tipo de rastreador en Peter. Un vistazo a la capucha en la sudadera del menor y Wade sonrío, notando el pequeño dispositivo que titilaba con una luz roja. “Bien jugado, Blaze, bien jugado” concedió, sin perder la sonrisa.

 

-Como sea, he visto sus signos vitales así que sé que no te has pasado de listo con mi bizcochito… más te vale, o en verdad estarías en un buen lío con Bucky. –río, el ex sargento soltando un gruñido por detrás. –Bueno, da igual. Sólo tráelo devuelta, es noche de Halloween y va haber un festival en la ciudad y tengo pensado llevar a mi bebé… así que no tardes. Hablo en serio.

 

Cortó la llamada. “Menudo idiota mandón” pensó Wade, mirando el móvil con el ceño fruncido.

 

- ¿Quién era? ¿Era Johnny? –preguntó una voz pastosa, mientras se restregaba el ojo con una mano y se desperezaba. Peter se quedó de piedra. –Un segundo… ¡Johnny! ¡Mierda! ¡Nos va a matar a los dos!

 

Wade se río, llamando la atención del castaño que soltó un puchero.

 

-No es gracioso, Wade, cuando regresemos seguro y va a meterte la paliza de tu vida. –se cruzó de brazos, justo como el niñito berrinchudo que era.

 

-Petey, cálmate, cariño. –Peter se sonrojó furiosamente… Wade le había llamado ‘cariño’. -¿Lo ves? Te ves más lindo sonrojado… -el mayor se incorporó, dándole un beso en la nariz. –Buenos días, Pete.

 

-B-Buenos días, Wade… -Peter desvío el rostro, muerto de ternura y vergüenza. Sacudió la cabeza, recordando a su tío con súperpoderes sobrenaturales. –Wade, lo digo en serio, Johnny…

 

-Ya sabe que estamos aquí, era él en el móvil, Pete. Todo va bien… bueno, excepto que te quiere devuelta, no sé, digamos para ayer. Dios, es un maldito mandón, pobre Bucky. –negó con la cabeza. –En fin, tenemos que irnos. Y debo darte un buen desayuno. –desvío la mirada al montón de envoltorios de dulces regados por el suelo, signo del gusto del castaño por los chuches.

 

Peter volvió a sonrojarse nuevamente, notando el desastre en la bonita casa de Wade. “Dios, entonces… sí pasó anoche. Sí lo… lo besé” pensó, sus mejillas prendiéndose al rojo vivo de sólo recordar la sensación de los labios del mayor contra los suyos. Sensación que le provocó un cosquilleo en sus labios justo en ése instante.

 

-Venga, sweetums, te llevaré a desayunar a mi restaurante favorito. –anunció, poniéndose de pie con todo y el menor encima.

 

Peter soltó un chillido, abrazando sus piernas a la cintura de Wade que nada más sonrío, disfrutando el contacto tan íntimo con el castaño.

 

- ¡Wade! –chilló, rodeándolo por el cuello. –N-No hagas eso, tonto. –volvió a sonrojarse… era jodidamente adorable cuando se sonrojaba.

 

{¡Diossssss! ¡Es tan mono! Santa Virgen de la papaya, en verdad que somos unos hijos de puta con suerte.}

 

<Con suerte y bolas azules si Wilson aquí no deja de “emocionarse” tanto cada vez que nuestro Pet-Pet nos toca ¬¬*>

 

Wade se sonrojó levemente, o lo hubiese hecho de no ser porque en su piel rugosa y sonrosada ni siquiera se notaba. “Vale, no puedes culparme, justamente ésa misma cara fue la que puso cuando le dimos con nuestra bazuca aquel día” pensó, su entrepierna cosquilleando al recordar aquella noche, que fue la mejor de toda su infame existencia.

 

-Pero sweetums, ¿qué quieres que haga? En las películas de Disney siempre cargan a las princesas… -bromeó, hundiendo la nariz en el cuello sonrojado del menor.

 

- ¡Cá-Cállate! –tartamudeó, con sus mejillas tan calientes que bien podría freír un huevo en ellas. –No soy una princesa de Disney, Wade… -susurró, mordiéndose el labio.

 

-Tienes razón, eres mi Príncipe. De hecho, no. Eres mi héroe, arañita. –le dio un beso en la mejilla, haciendo sonreír a Peter de forma tierna.

 

{¡Puaj! ¿Es que la escritora no puede hacernos más gay? Me va a dar un coma diabético ¬¬}

 

[Pues si eso quieres, babosa mal agradecida *saca su Death Note*]

 

< ¡No, no! ¡Así estamos bien, gracias! >~< Sigue con tu historia… *ríe nerviosamente*>

 

[Eso pensé *guarda la Death Note* Vale, chicos, ustedes sigan de lo lindo *¬*]

 

-Eres una rara, Ella… -Wade arrugó la nariz, mirando fijamente un punto al frente.

 

Peter le miró, extrañado.

 

- ¿Qué dijiste? ¿Con quién hablas, Wade? –preguntó, siguiendo la vista del mercenario, pero incapaz de ver lo que éste miraba con tanto ímpetu. - ¿Quién es Ella?

 

Wade negó con la cabeza, poniendo al menor en el suelo.

 

-No dije nada, sweetums, ahora… ¿quién quiere panqueques con autentico sirope de maple? –preguntó, y a la mención de panqueques, el estómago de Peter rugió.

 

-Creo que tengo un poco de hambre. –“O mucha” pensó, sonrojado.

 

-Déjame alimentarte entonces, bebé. –y dicho eso, Wade lo haló de la mano y lo arrastró fuera, rumbo al garaje.

 

Peter le miró confuso cuando empezó a abrir la puerta automática.

 

-Wade, el coche está por allá… -apuntó con el pulgar sobre su hombro, sus cejas alzadas en confusión. - ¿Qué estás…? Wow. ¡Diablos! –exclamó, su rostro iluminándose como el de un niño en navidad cuando contempló lo que Wade arrastraba fuera de garaje. –Wade… ¡está increíble! ¿Es…? –se volvió, el mayor asintiendo con una sonrisa. - ¡Genial! –volvió a exclamar, volviéndose hacia la motocicleta.

 

-Te presento a Daisy, es y ha sido mi mejor amiga durante años… con ella gané todas mis competiciones, es una belleza. Creo que la amo. –miró a su preciada Ducati Paniagle V4. Peter miró la motocicleta de un brillante rojo embobado, en verdad era una belleza. –Vale, ¿y a qué esperas? Si llegamos tarde el mandón de tu tío me cuelga vivo.

 

Peter se volvió hacia Wade, con la mandíbula desencajada.

 

- ¿Estás hablando en serio? Tú… ¿en verdad me vas a dejar montar tu motocicleta de carreras? –preguntó, sus ojos abiertos de par en par.

 

Wade no contestó, en lugar de eso se montó a su vehículo de forma grácil y palmeó el espacio que sobraba detrás de él… era la primera vez que volvía a conducir su moto luego de tres años y, ésta vez, con diferente pasajero. Sonrío, tratando de no pensar en Ness y el montón de veces que ella había subido a ésa misma motocicleta.

 

-¡De puta madre! Aunque… Johnny sí que te va a matar cuando nos vea llegando en esto. ¡Coño! –chilló, aferrándose con fuerza al torso de Wade cuando éste arrancó con un potente rugido.

 

-Pues le deseo suerte con eso. Agárrate bien, mono araña… -le dijo, guiñándole un ojo antes de salir entre bandazos de ahí.

 

Peter no pudo sino abrazarse con más fuerza al cuerpo de Wade, apoyando el rostro entre sus omóplatos y cerrando los ojos, una bella sonrisa adornaba su rostro mientras el viento le alborotaba el cabello.

 

Te quiero, Wade correspondió silenciosamente.

 

[…]

Wade se encogió de hombros, sintiéndose completamente fuera de lugar en medio de aquel gentío.

 

-Hey… -una mano cálida se entrelazó con la suya, un brillante par de ojos castaños viéndole con preocupación. –Tranquilo, Wade, no tenemos que quedarnos…

 

Wade negó con la cabeza, sonriéndole a Peter mientras apretaba su mano.

 

-Estoy bien, Petey Pay… nadie aquí va a darse cuenta de que soy… bueno, diferente. –soltó, a regañadientes. Sacudió la cabeza, sacándose el mal cuerpo de encima. –Además, se ve que Johnny se lo está pasando bien en el puesto de tiro…

 

Ambos se volvieron a ver al rubio, que yacía con un montón de muñecos de felpa mientras Bucky hacía uso de su buena puntería en el puesto de tiro al blanco. Un montón de críos los rodeaban, impacientes de que el ex sargento les ganase un muñeco de felpa también. Peter y Wade rieron, al ver a Johnny peleándose con una pequeña pelirroja por un Bob Esponja gigante.

 

-Vale, de acuerdo, pero recuerda: Si te sientes incómodo, podemos marcharnos y te aseguro que ni Bucky ni Johnny van a enojarse. –dijo el menor, alzando las cejas.

 

Wade nada más negó con la cabeza y se inclinó, depositando un beso en la mejilla de Peter que de inmediato le hizo teñirse de carmín.

 

-Estaré bien, babycakes, no te preocupes. –le guiñó el ojo.

 

{Seeh, cómo no. Dile eso a la guarra vestida de Diablita que lleva todo el rato viéndonos con cara de La Monja.}

 

<Yo estoy de puta madre, la verdad. Hay muchas chicas con las que puedo darme un taco de ojo… UF, Wilson, nada más mira a ésa vestida de Cat Woman, Selina no tiene nada contra ése par de tetas…>

 

Wade nada más rodó los ojos, ignorando por completo a Amarilla. Podría ser que él fuese un pervertido de primera, pero… con Peter enfrente suyo, no le quedaban ganas de ver a ninguna otra mujer. De hecho, el castaño se veía tremendamente adorable, con las orejas de Neko que Johnny le había obligado a usar. “Dios, lo bien que se vería en mi cama…” pensó, hundiendo más la nariz entre los cabellos de Peter, su cuerpo lentamente ascendiendo de temperatura.

 

- ¡Chicos! ¡Auxilio! –chilló Johnny, interrumpiéndolos y yendo a esconderse de la turba de críos detrás de ambos. - ¡Ésos críos están locos! ¡Quieren quitarme todos mis peluches!

 

- ¡No es cierto! ¡Ése unicornio era mío, señor Blaze! ¡MÍO! –chilló una pequeña castaña, mirando al rubio escondido detrás de Peter con ojos asesinos. -¡Devuélvalo o lo voy a patear dónde más le duele!

 

Ante la amenaza, Johnny palideció.

 

- ¡Peter! ¡No dejes que ésa loca me reviente las bolas! ¡Las necesito! Y Bucky también… -dijo, usando al castaño como un escudo contra la pequeña.

 

Peter nada más se dio una palmada en el rostro mientras que Wade reventaba a reír a carcajadas, dándole los cinco a la pequeña que no se inmutó para nada ante su aspecto. “Diosito, ya mejor recógeme…” pensó Peter, muerto de vergüenza ante la actitud tan infantil de su tío, aunque por dentro le hacía gracia con sus ocurrencias.

 

-Venga ya, Johnny, ¿qué acaso no eres un adulto? Dale su unicornio a la pequeña. –le reprendió, rodando los ojos y cruzándose de brazos.

 

- ¡Pero Pete! ¡Tuve que darle una mahmhmhm…! –Peter le tapó la boca a su tío antes de que éste terminara de decir aquella frase, su rostro hirviendo como un caldero.

 

-¡Ya está, vale! Dame eso… -le arrancó el unicornio, volviéndose hacia la pequeña que lo estrechó contra su pecho de inmediato. –Aquí tienes, linda. Ahora, por favor, aléjate lo más posible de éste degenerado, ¿vale?

 

-¡Muchas gracias, señor! Es mi héroe. –la pequeña depositó un beso en la mejilla de Pete y se alejó corriendo, llevándose a la panda de críos con ella.

 

-¡Muchas gracias, Pete! Ahora tendré que convencer a Bucky para que se gané otro… eres cruel. –Johnny se cruzó de brazos, enfurruñándose tal cual crío.

Peter nada más rodó los ojos, pero mientras se ponía de pie, un par de brazos lo rodearon por la espalda, un rostro rugoso hundiéndose en el hueco de su cuello y sacándole un nuevo sonrojo.

 

-Cielos, Petey, te dejo solo un par de minutos y ya vuelves a las chicas locas… ¿tengo que preocuparme de ésa pequeña niña? Te dijo que eras su héroe, pero tú eres sólo mío… -susurró Wade, dándole un beso en el cuello.

 

Peter se estremeció, el aliento cálido de Wade sobre su nuca lanzando corrientes eléctricas a través de todo su cuerpo. La verdad es que él no estaba acostumbrado a ser demasiado físico, pero… entre los brazos de Wade, se sentía bien y seguro. Joder, que incluso estaba gustándole más de la cuenta. Lástima que aquello fuese sólo por su parte, ya que tan pronto como Johnny dejó de hacer berrinche, se volvió a ver a su sobrino peligrosamente cerca de un mercenario.

 

-¡Hey! Cuidadito donde pones ésas manos, Wilson, estás muy cerca de mi bebé para mi gusto. –tiró del cuello de la sudadera a Wade, apartándole de Peter que soltó un puchero. –Te estoy vigilando… -entrecerró los ojos, apuntándole con el dedo índice al mayor que nada más rodó los ojos.

 

-Tío Johnny, ya cálmate… Y no soy un bebé, ¿sabes? Casi tengo dieciocho. –se cruzó de brazos, en actitud desafiante.

 

-Palabra clave, Pete: Casi. Lo que significa que todo contacto sexual, así sea consensuado, es penado por la ley y puedes ir directo al bote, pero eso ya lo sabías, ¿no, Wade? Aunque no está de más recordarte que Peter es un menor de edad. –miró a Wade con odio.

 

- ¡Ugh! ¡¿Quieres dejar de tratarme como a un crío?! ¡Puedo tener novio si yo quiero, Johnny! –chilló, cogiendo a Wade de la mano y sin darse cuenta de lo que acababa de decir.

 

{Say what now?! ¿Novio? ¿Nos dijo novio? ¿A nosotros? ¿Wade cara de ano Wilson?}

 

<Quizá les metieron droga a las bebidas, ya sabes cómo son éstos festivales, no se puede dar ni dos pasos sin que un mocoso nos esté meando los pies.>

 

Wade no pudo decirle a Amarilla que lo que acababa de decir no hacía ni puto sentido, porque nada de lo que acababa de pasar lo hacía. ¿En verdad, Peter Stark-Rogers los había llamado novio? ¿El mismo Peter de rostro adorable, culazo altamente deseable y que estaba a diez mil años luz de su alcance? Seguramente había entrado a otra dimensión. Sí, quizá se había quedado dormido en el santuario de Strange de nuevo y aquel lo había enviado a una dimensión donde nada hacía sentido para castigarlo… aunque, ésta vez, estar en una dimensión donde fuese novio de Peter no estaba tan mal. De hecho, mejor que Strange lo dejase aquí por el resto de su existencia.

 

Por su parte, Peter se quedó de piedra cuando se dio cuenta de las palabras que había soltado. Vale, que Wade y él se había besado… en más de una ocasión desde la noche anterior, y quizá el mayor estuviese excesivamente físico y cariñoso con su persona, pero… ¡¿en qué mierda había estado pensando?! Si hay una regla que él había aprendido bien de su escasa experiencia saliendo con chicas (sólo Gwen, de hecho), era que lo más importante es no hacerlo oficial a menos que las ambas partes estuviesen de acuerdo. Él no sabía si Wade se sentía así por él o si por el contrario era como Gwen y no le gustaba eso de las “etiquetas” … acababa de meter la pata hasta el fondo. No sólo eso, sino que se le había ocurrido soltar semejante chorrada enfrente se su tío Johnny, que encima, le sobreprotegía muchísimo peor que el mismo Steve.

 

Peter río nerviosamente, su rostro una mueca de vergüenza ajena.

 

-Hmm… vale, quizá eso no hay sido lo más sensato… -empezó, rascándose la nuca.

 

- ¡¿Novio?! ¡¿Cómo que novio, Wilson?! –chilló, su rostro empezando a deformarse en el de un cráneo por debajo de la piel.

 

Ante esto, Peter se alarmó, consciente de que, si el espíritu vengador dentro de Johnny se manifestaba en aquel festival, con cientos de personas, sería un verdadero desastre. A su lado, Wade también se puso rígido, recordando la última vez que el Vengador Fantasma y él se habían enfrentado… era seguro decir que luego de una vez, Wade había escarmentado suficiente. Peter se preparó para contener la furia de Johnny, pero cierto pelilargo que había estado contemplando la escena desde lo lejos fue más rápido: Corrió hacia su novio y lo rodeó entre sus brazos, calmando al espíritu en su interior que a duras penas se contenía para manifestarse delante de todos.

 

-Vale, Johnny, cariño… relájate, todos aquí somos amigos y Wade no va a lastimar a Pete, ¿cierto, Wade? –preguntó, a lo que éste asintió enérgicamente. -¿Lo ves? Ahora, ¿por qué no vamos al túnel del amor y dejamos que los chicos se diviertan un rato? Wade, cuida de Peter, nos veremos en una hora frente a la rueda de la fortuna, ¿vale? Ven, Johnny, te ayudaré a relajarte… -y entre suaves palabras, Bucky arrastró al rubio lejos de allí.

 

{¡Fiuuuuuu! Ésa estuvo cerca, un poco más y nos hubiesen achicharrado las bolas, Wadey.}

 

<Ehmm… vale, ¿y ahora qué hacemos? La arañita acaba de decir que somos de su propiedad…>

 

{¡Pues hazme tuyo, papuh!}

 

<Seh, apoyo ésa decisión, ¡implántame tus huevos, arañita!>

 

Wade sacudió la cabeza, despabilándose y recordando que Peter en verdad lo había llamado «novio» … y no pensaba dejárselo olvidar tan fácilmente. Con una sonrisa maliciosa, se acercó al castaño que yacía de espaldas, con los hombros encogidos y sumamente incómodo. El mercenario ensanchó su sonrisa, cruzando sus manos tras su espalda y apoyando el mentón en el hombro del menor, que se estremeció al sentir el contacto.

 

-Así que… novio, ¿cierto? –susurró, Peter sin saber ni dónde meter la cabeza. –Vaya, vaya. ¿Qué irán a decir hojalata y el Capi cuándo se enteren? Seguramente lo de Johnny no va a ser nada comparado a la reacción de ése par… ¿debería decirles que su retoño me violó los labios anoche o…?

 

- ¡Yo lo siento, vale! ¡No sé qué coño me pasó! Y de ninguna manera quiero que sientas que… bueno, no quiero que te pongas raro. Aunque ahora que ya lo dije vas a ponerte raro de todas formas, pe-pero… sólo quiero que entiendas qu-que… ¡Arrgh! ¡¿Por qué tengo que sonar como un maldito crío que se ha metido sales de baño cuando trato de decir algo importante?! ¡Y ahora estoy balbuceando como idiota! ¡Pero ése no es el punto, Wade! ¡UGH! Ni siquiera sé…

 

{Dios… ¿se puede ser más idiotamente lindo? ¿O es lindamente idiota?}

 

< ¡Me suda la polla! Yo sólo sé que, por alguna razón, verle así nos la está poniendo palote… ¡Yum!>

 

Wade negó con la cabeza y cogiendo al castaño del rostro, le dio un beso en los labios. Era la única forma que se le ocurría para cerrarle la boca de una buena vez… bueno, al menor, la única forma que pudo pensar tomando en cuenta que estaban en público. Peter le miró con los ojos abiertos de par en par, pero a los pocos segundos se entregó al contacto, sus ojos cerrándose mientras se perdía en la calidez que los labios de Wade siempre le brindaban. Lentamente, su pánico descendió y su corazón descendió su ritmo… al menos un poco, ya que su pulso siempre se disparaba cuando Wade andaba cerca.

 

-Pete, eres un gatito adorable… -susurró Wade, rozando su nariz con la del menor. –Con gusto seré tu novio, sweetums, aunque no estoy muy seguro de que tus papis vayan a estar muy de acuerdo de que salgas con alguien diez años mayor…

 

Peter se sonrojó a nivel Dios, su rostro ardía, pero a la vez su estómago y su corazón dieron un vuelco juntos… Wade había aceptado ser su novio. Bueno, era la forma más extraña en que lo había pedido, y esto que recuerda perfectamente la vez que Tony le pidió matrimonio a Steve. Aun así… en ése momento y pese a la advertencia del mayor, Peter se sintió en completa dicha. Bien. Genial. Fantástico. ¡Fantabuloso! Todo era perfecto. Todo estaba bien… ése momento simplemente se sintió correcto, y no pudo evitar estallar en risas.

 

Lástima que aquello no fuese durarle mucho…

 

- ¡Eh, tú! ¡Wilson! No tenía idea de que semejante cobarde había regresado…

 

Aquella voz.

 

La misma voz que no había escuchado desde hacía tres años.

 

En aquel momento, la burbuja de Peter y Wade hizo ¡pop! Al igual que la goma de mascar de aquel sujeto.

 

-Nueva York-

 

Un rubio enfurecido entró a su mansión, azotando las puertas y alertando a su mayordomo, William, de que algo andaba muy mal. Al menos, más mal que lo usual, ya que la casa Osborn no era precisamente un lugar tan pacífico como su antigua fachada hacía parecer. El anciano salió de la cocina, asomándose desde el segundo piso y topándose con la imagen de un muy alterado Harry subiendo a trompicones las escaleras.

 

- ¡William! ¡William! –bramó, su voz lacrimosa haciendo eco por todo el lugar.

 

- ¿Me llamó, Joven Osborn…? –preguntó el anciano, su tono temeroso al toparse con el rostro encolerizado del menor.

 

- ¿Dónde está? –demandó, a lo cual el anciano nada más alzó sus cejas canosas. - ¡Ése hijo de puta que se hace llamar mi padre, William! ¡¿Dónde está mi maldito padre?!

 

El anciano empezó a abrir la boca, pero las risillas de una mujer joven seguidas de algunos sonidos obscenos contestaron por él. El mayordomo desvió la vista apenado, ya que aquella no era la primera vez que el señor Osborn llevaba a una de sus “damas de compañía” a su casa. Harry nada más apretó los puños, la ira bullendo como un caldero dentro de sí mismo.

 

-Perfecto. Vete a tu habitación y te prohíbo que salgas oigas lo que oigas, ¿entendiste? Es una orden, si me desobedeces voy a despedirte. –amenazó, clavándole sus ojos hinchados al anciano.

 

William alzó la vista deprisa, el tono sombrío de Harry poniéndole los pelos de punta. En todos sus años de servicio a aquella familia, había sido testigo de muchos escándalos y peleas, incluso, del abuso doméstico al que Norman Osborn había sometido a su esposa y a su hijo durante años y, por requerimiento de su profesión, siempre se lo había callado todo… pero una mirada a los ojos tormentosos del pequeño al que había criado le hicieron dudar de su voto de silencio. Era claro que Harry se hallaba en pésimo estado y alguien con semejante nivel de estrés encima es incapaz de razonar correctamente.

 

- ¡¿A qué esperas, William?! ¡Lárgate a tu habitación ahora mismo! ¡Dije que era una orden! –chilló, a lo que el anciano no tuvo de otra que obedecer: Con su edad, aquel trabajo de mayordomo era todo lo que le quedaba.

 

Antes de perderse por el pasillo, miró sobre su hombro con tristeza… ¿qué había sido del pequeño dulce y educado con el que pasaba horas en la biblioteca? ¿Quién era éste joven tan grosero y malagradecido? Negando con la cabeza, William se encerró en su habitación, consciente de que había cometido un grave error al no decir nada y dejar a Harry solo con su rabia. Por su parte el rubio, se dirigió a grandes zancadas a sus propios aposentos, en busca de un objeto que había adquirido no hacía mucho después de un par de meses juntándose con la escoria del instituto. Fue directo a su armario y de una caja de zapatos escondida al fondo, dio con el arma que uno de aquellos malacates le había proporcionado… y sonrío.

 

Sin pensárselo dos veces, cargó el arma y se dirigió a la habitación de su padre, sin molestarse lo más mínimo por esconderla… luego de seis años, aquel bastardo iba a tener que escucharle quisiera o no. De una patada, abrió la puerta del cuarto de su padre, la mujer que yacía fornicando sobre éste dando un salto de inmediato, cubriéndose con las sábanas y frunciendo el entrecejo al instante.

 

-Sal de aquí si sabes lo que te conviene… -masculló entre dientes, dirigiéndose a aquella mujerzuela que nada más rodó los ojos. - ¡Qué te largues, joder! –y sin más, disparó a una de las lámparas sobre la veladora de noche, que estalló en cientos de pedazos.

 

La mujer chilló con pánico y saliendo de la cama totalmente desnuda, corrió despavorida fuera de aquella casa que estaba a punto de ser testigo de una verdadera tragedia. Norman se reincorporó de inmediato, sus ojos abriéndose como platos al toparse con su hijo que le apuntaba directo a la cabeza con una pistola.

 

-Harold… ¡¿qué significa esto?! ¡¿Qué cojones crees que estás…?! –su bramido quedó ahogado dentro de su garganta cuando Harry avanzó hacia él, colocándole la pistola justo sobre la frente.

 

-He ido ahora al médico, Norman… -empezó, de forma calma y sombría, llamándole por su nombre en vez de ‘padre’, como solía hacer. –Y… ¿a qué no adivinas la noticia tan interesante que me ha dado? Venga, padre, haz un intento. Te daré el primero de cortesía. –sonrío de forma cínica, dejando entrever el frágil estado mental en el que se encontraba.

 

El hombre nada más cerró los ojos, apretando la mandíbula. “Roland, maldito imbécil…” pensó, maldiciendo a aquel hombre que le había dado el diagnóstico correcto a su hijo. Chasqueó la lengua, consciente de que su vida dependía de cualquier cosa que se le ocurriese soltar en aquel instante.

 

-Harry… -empezó, su tono dulce, como cuando ambos se hallaban en público. Sonrío con inocencia, deleitado al ver la reacción de duda en el rubio. –Sé que te ha sentado muy mal, pero… hijo, yo sólo quería protegerte…

 

Su cuerpo salió disparado hacia el costado en el que Harry le había golpeado con el mango del arma, su boca de inmediato llenándose del sabor metálico de la sangre. Le había partido la boca.

 

- ¡¿Protegerme?! ¡Tú nunca me has querido, hijo de puta! ¡Tú lo que querías era deshacerte de mí! Seguramente te aburriste de mí, así como te aburriste de mí madre… ¡¿no es cierto?! ¡Pues te salió el tiro por la culata, imbécil, porque mientras viva vas a encontrar una cura, ¿me oyes?! –Harry cogió a su padre por el cuello, mirándole de forma enloquecida. –Y si yo llego a morir, Norman… ten por seguro que tú vendrás conmigo…

 

Norman palideció… nunca había visto a su hijo así. De hecho, estaba seguro de que aquel no era su hijo sino el mismísimo Lucifer. Su hijo, Harry, siempre había sido un enclenque. Un iluso. Un títere que podía mover a su antojo, siempre había estado bajo su dedo… hasta ahora. Había pasado completamente en alto el momento en el que su títere se había zafado de sus cuerdas y, finalmente, iba a tener su merecido.

 

A no ser…

 

-S-Sí… sí, Harry, prometo curarte. Sé que puedo curarte, pero… no aquí. Aquí no tengo lo necesario, en cambio Oscorp… hemos estado trabajando en curas contra el cáncer durante muchos años, ¿en verdad crees que iba a dejar morir a mi único progenitor? Si no te dije nada antes, es porque quería tener una cura primero. Mis científicos han hecho avances increíbles, ni siquiera Industrias Stark han podido superarnos… sólo déjame llevarte a Oscorp, hijo, por favor… déjame ayudarte… -suplicó aquel hombre, sus ojos cristalizándose.

 

El rubio entrecerró los ojos, no se fiaba para nada de aquel hombre, después de años viviendo a su lado… él mejor que nadie sabía lo buen actor que podía llegar a ser Norman Osborn. Pero algo era cierto: Se le agotaba el tiempo, y si en verdad decía tener una cura, no perdía nada con echarle un vistazo.

 

-Vale, está bien… iremos a Oscorp ahora mismo, y como me estés mintiendo… -Harry apuntó a una de las piernas de su padre y tiró del gatillo, disparándole y rompiéndole la tibia. –La próxima vez no sólo te romperé la pierna, sino que te volaré los sesos, ¿te queda claro… padre?

 

Norman aulló del dolor, sujetándose la pierna de donde brotaba espesa sangre. Un poco más… sólo tenía que resistir un poco más y luego él se encargaría de éste mocoso insolente.

 

Él…

 

El mismo hombre que había estado a cargo de todas sus experimentaciones durante años.

Notas finales:

¡TAN TAN TAAAAAAAAN!

Leche con pan LOL XD

Vale, ése ha sido el cap luego de mi retiro :$ ¿Qué decís, demasiado emo? XD

La verdad es que siempre digo que me ha costado escribir ciertos capítulos, creo que entre éste y el three shot Stony, éste capítulo fue particularmente difícil de escribir para mí no sólo porque al momento de redactarlo estaba, bueno, pues básicamente con mi salud por los suelos sino porque es de ésos escasos momento en que DP se muestra vulnerable. Creo que una de las razones por las que DP es de mis héroes favoritos es precisamente porque tanto en los cómics como en en las pelis, raramente vemos a Bocazas siendo… bueno, pues vulnerable. Y en mi día a día, el ser vulnerable y humana e imperfecta es precisamente una de las cosas más difíciles de hacer para mí :$ siento que si muestro vulnerabilidad, entonces estoy siendo una fracasada y eso les da ventaja a los demás sobre mí, lo cual no es cierto la mayoría de veces, pero en fin… espero poder haber plasmado eso, porque realmente es una de las cosas que más me ha costado comprender acerca de mí misma y siento que es algo muy parecido a Deadpool, ya que él mismo ha dicho muchas veces que pone como un acto o una máscara siendo irreverente y fuera de ligar justamente para ocultar su dolor, que es algo como yo porque soy un desastre en cuanto a emociones se trata :$

Y otra vez me pasé tres pueblos XD

¡EN FIN! :3

Spideypool is real bitches, finalmente la arañita gruñona y Bocazas están juntos… ¿será que les durará? ¿Quién era la voz misteriosa del final? MUAHAHAHAHAHA, me encanta ser mala chicxs, pero por sobre todo, me encanta estar de regreso ♥---------♥ No miento cuando digo que os he extrañado un huevo, realmente el escribir es incluso terapéutico para mí, por más difícil  que se me haga a veces o sin importar que tan bloqueada me encuentre mentalmente :$ El estar aquí con ustedes, el simple hecho de entrar y ver lo mucho que hemos crecido pese a mí ausencia, en verdad me llena de mucha alegría, y créanmelo que en la vida real hago de todo menos sonreír LOL XD En verdad, muchísimas gracias y de nuevo, les pido disculpas. Me siento del asco sin contestaros vuestros reviews, pero ni se os ocurra que no los leo, creánme, siempre estoy al pendiente de vosotros y pese a no ser la persona que me gustaría ser, siempre voy a tratar de daros lo mejor de mí, aún y si no es suficiente… pero vamos a llegar juntos al final, al endgame, hasta el final de la línea bitches LOL XD ¡DIOOOOOOOS! En verdad que os he extrañado, por eso es que quizá no puedo dejar de dar tantos bandazos, por favor disculpadme si cada vez que leéis las notas se sienten como un crío de cinco años que se ha metido sales de baño, créanme que mi cabeza es como un motor que no para la mayoría del tiempo hehe :$ pero si captan mi punto principal, que es en que OS QUIERO un huevo y medio, me conformo :3

Y pues nada, creo que me voy porque ya debéis estar mareados y hartos de tantas chorradas LOL XD Sólo quiero que sepáis que os quiero un montón y me disculpo una y mil veces por la ausencia, nos estamos leyendo y mejor agarraos, porque lo que se viene es… ¡YUM! Cremita, os lo prometo y os prometo seguir tratando y luchando, así sea lo último que haga y antes de irme… ¡¿YA SE VIERON LOS TRÁILERS DE ENDGAME?! Joder hermano, Tony no va a sobrevivir, ¿tenéis alguna teoría de lo que se viene? Yo estoy que me meo de nervios, sobretodo porque la peli sale en mi cumple, será mi regalo de mis quince primaveras (qué va, soy un vejestorio de veintiún añetes T.T) yo sí que estoy emocionada, una teoría dice que sólo dos de los 6 originales sobreviven :$ ¡Ya! Ahora sí, me voy porque sino puedo seguir dandos por culito LOL XD

Os quiero chicxs, nos estamos leyendo, ¡un besazo! ♥

Y recordad amaros un poquito más cada día, os quiere, la tía Cheeky lol XD


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