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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

BEIBIS! >.<

OMG!

Vale, vale… ya sé, me desaparecí por dos semanas, perdonadme T.T

¡PERO!

No es que tenga una excusa, tengo una explicación así que venid *palmea el asiento a un lado* Os voy a explicar en dónde ha estado Cheeky metida éstos últimos días :$

Vale, aparte de la Uni dándome por el culito he estado enferma. Si habéis leído mi Bio, sabrán que sufro de anorexia (No os digo esto para que me tengáis lástima, nada de eso. Es jodido, pero es lo que hay así que no os sintáis mal por mí, ¿vale? :$) y a veces se me baja el potasio (Una cosa que ayuda a los músculos a funcionar apropiadamente) y el heart es un músculo y pues sólo digamos que cuando el potasio se baja todo se va a la puta y tuve que ir al hospital… ew. Odio los hospitales más de lo que odio las mates T.T

¡ENFIN!

Ya me siento mejor y con las pilas recargadas así que no os preocupéis que pienso seguir actualizando, ya casi salgo de vacaciones en la Uni así que tendrá más tiempo para actualizar y sacar los capítulos a tiempo ^^ A pesar de todo, me siento muy feliz porque a pesar de mi ausencia he recibido muchos RW en el último capítulo y por eso MILLONES DE GRACIAS ♥ Sóis los putos amos, en verdad, sin ustedes no sé qué haría… saber que a más de 1000 ternuritas les gusta lo que escribo significa mucho para mí y por ello mismo os prometo no defraudaros, a pesar de mis dificultades tengo pensado terminar el fic, pero su apoyo es el motor que me impulsa a seguir adelante así que por eso… ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! Quizá no os conozca en persona, pero os quiero con todo mi kokoro pequeño y negro ♥

Y bueno, después de tanta mariconería, quiero dedicar el cap a las siguientes guapuras que dejaron RW en el último cap, ¡son la hostia chic@as! :3

+ Gabito

+ Xoso G

+ Yuuki ta KS

+ Shatt

+ ifa

Sóis la hostia, chicos, gracias por el amorsh en la caja de comentarios, ¡os quiero! ♥

Y luego de mi biblia semanal, ahora sí, os dejo de dar lata y…

¡A leer! :3

-Capítulo Seis-

“Hurts like Hell”

POV’s Peter:

Peter observó fijamente como aquel sujeto, cuyo nombre era Wade Wilson, vertía una cantidad exagerada de sirope de maple en sus panqueques. Ambos estaban en un IHOP, en la mesa más apartada de la gente y Peter seguía preguntándose por qué le había ofrecido a aquel sujeto pagarle el desayuno y saltarse el instituto por primera vez en su vida. Quizá fuese por haber empujado a Wade contra la pared, quizá como una muestra de agradecimiento porque, a fin de cuentas, el tipo al frente era quién le había ayudado mientras él se encontraba inconsciente.

O quizá fuese por sus cicatrices.

Peter seguía maravillado con las cicatrices que surcaban las manos, el rostro y, probablemente, el resto del cuerpo del mayor. No era una curiosidad morbosa, sino más bien quería entender cómo se las había hecho ya que no parecían ser las típicas cicatrices que quedan luego de un incendio: Las de Wade eran más profundas y se veían más dolorosas, sin mencionar que le daban a su piel un tono rojizo como si estuviesen frescas. La mesera ofreciéndole café en ése instante le despabiló y se tensó un poco al ver como Wade desviaba el rostro para ocultarse de la mirada sonriente de la mesera.

- ¿Todo bien por aquí? ¿Puedo servirles más café? –preguntó la mujer, ajena a la incomodidad de Wade que incluso temblaba un poco ante su presencia.

-No, muchas gracias. Todo está bien. –respondió el castaño, queriendo deshacerse de ella para evitar ver a Wade en aquel estado de pánico.

-Vale, si necesitan algo, nada más llámenme. –la mujer se alejó, no sin antes dirigirle una mirada inquisidora al extraño de la sudadera gris.

El mayor soltó un gruñido y volvió su atención a sus panqueques, partiendo grandes trozos y zampándoselos a la boca a un ritmo apresurado. Peter miró como una gota de sirope se deslizaba por la comisura de sus labios y sintió una gran necesidad de limpiarla, pero se contuvo. Wade alzó la vista, enarcando una inexistente ceja.

- ¿Vas a comer o vas a verme todo el día? –preguntó, con aquella voz ronca suya que a Peter le erizaba los vellos del cuerpo.

-P-Perdona… -susurró el menor, picando un poco de huevo de su plato y masticándolo lentamente. –No quise incomodarte… -se disculpó, consciente de que llevaba unos buenos quince minutos viendo a Wade fijamente.

El mayor nada más rodó los ojos.

-Sí, bueno… no es como si no estuviese acostumbrado a ser el fenómeno del pueblo. –masculló, masticando otro enorme trozo de panqueque.

Peter alzó la vista y frunció el ceño, por alguna razón el comentario de Wade no le había hecho gracia.

-No eres un fenómeno…

El mayor río. Una risa ácida, amarga y para nada sincera. Peter frunció más el ceño.

-No necesito tu lástima, niño. Sé bien cómo luzco, no necesitas mentirme para hacerme sentir mejor. –Wade le clavó sus ojos azules, bebiendo un buen trago de su leche chocolatada.

Peter quiso corregirle, pero lo dejó pasar: Por el tono que el mayor usaba, era evidente que su apariencia era una inseguridad muy grande para él y lo escondía siendo grosero… Harry era así, se comportaba mal y se metía en líos para ocultar el hecho de que le dolía la muerte de su madre y el que su padre le tratase fatal, de eso Peter sabía mucho. Él mismo empujaba a los demás lejos de él cuando intentaban ayudarle con lo de Gwen. El castaño suspiró, no podía ni imaginarse por lo que debía haber pasado Wade, la gente podía llegar a ser muy cruel… él también sabía eso de primera mano, así como había muchos que adoraban a Spiderman había otros que sólo querían correrle de la ciudad por considerarle una amenaza.

-Aún no me has dicho qué hacías con mi móvil… -susurró el menor, jugando un poco con la comida en su plato. Él sabía la respuesta, pero quería escuchar lo que Wade tenía para decir.

El mayor revolvió entre sus pantalones y cogió el iPhone de Peter, deslizándolo hasta que rozó la mano del castaño. El menor alzó la vista, mirando a Wade fijamente.

-No creas que soy ladrón ni nada de eso, te hubiese devuelto tú móvil antes, pero… bueno, no estaba muy seguro de cómo reaccionarías al ver a Freddy Krueger. –Wade río ante su propio chiste. –Lo tengo porque el día que te encontré en aquel bar estabas muy mal y no sabía a quién llamar. Cuando te dejé donde tu amigo olvidé devolverlo. Lo siento.

-No pasa nada… no te preocupes. –le aseguró el menor, cogiendo su móvil y fingiendo revisarlo. Sus mejillas estaban rosadas. –Y… gracias. Por haberme ayudado ése día, no sé qué habría sido de mí si no te hubieses aparecido.

Wade suspiró, empujando su plato vacío a un lado.

-Eres muy joven para andar en lugares así, Peter… -el castaño se estremeció al escuchar a Wade pronunciar tu nombre. –Tuviste suerte de que fuera yo quién te encontró en el baño ése día, pero no todos son cómo yo cuando se trata de un niño bonito como tú. No deberías ponerte en riesgo así. –el tono de voz del mayor era serio, como si en verdad se preocupara por el castaño.

Peter alzó la vista de inmediato, sus mejillas de un tono más carmín.

-N-No soy un niño bonito… -tartamudeó, estremeciéndose al pensar que Wade le consideraba guapo. –Y puedo cuidarme solo, no soy un niño.

Wade soltó una carcajada, ésta vez de burla. Peter frunció el ceño de nuevo, no le gustaba cuando no le tomaban en serio.

-No te lo tomes a mal, niño, pero un poco más y te aseguro que no habrías salido de una pieza de ése bar. Además… ¿cuántos años tienes? ¿Quince?

-Diecisiete. –le cortó Peter, molesto ante las palabras de Wade.

-Con más razón, ni siquiera tienes la edad legal para entrar a un bar. –Wade río, divertido ante el puchero del castaño. –No busques líos, mejor quédate en la escuela y hazle caso a tus padres. Es el mejor consejo que puedo darte. –Wade bebió el último sorbo de su leche chocolatada y se puso de pie. Peter se puso tenso. –Vale, muchas gracias por el desayuno Petey, estuvo muy rico. Te veré por ahí.

Y con eso, Wade se dio media vuelta y empezó a alejarse. Peter le miró un segundo y sacudió la cabeza… por alguna razón, no quería dejar las cosas así con el mayor. Era extraño, porque en general a Peter no le gustaban los desconocidos y menos los groseros como Wade pero… había algo en aquel hombre que atraía al castaño y no era sólo su apariencia física. Era evidente que estaba solo, que había una muralla entre él y la sociedad y Peter no quería dejarle ir así sin más: El dolor reflejado en sus ojos claros era el mismo dolor que él cargaba en sus ojos avellana. El joven arrojó un billete de veinte dólares a la mesa y corrió detrás de Wade, que ya iba calle abajo.

- ¡Wade! ¡Espera, Wade! –gritó el castaño, haciendo que el mayor se volviera confuso. –Oye… no te vayas, yo…

Wade negó con la cabeza.

-Mira niño, ya estamos a mano, ¿vale? Y estoy seguro de que tienes que irte a clases… no tienes qué hacer esto, odio la lástima. –el mayor se volvió, pero un tirón en su brazo se lo impidió. - ¿Qué parte de…?

-En primera, no soy niño, tengo un nombre y creo habértelo dicho: Peter Parker. Segundo, entiendo que tengas a idiotas queriendo acercarse a ti por cómo luces, pero eso no puede importarme menos… me caes bien, Wade y nada más iba a decirte que si querías intercambiar número de móvil y quizá, no sé, quedar para algún otro día… si quieres. –añadió el menor, rascándose la nuca y colorado hasta las orejas.

Wade le observó lo que al castaño le pareció el minuto más largo de su vida y luego suspiró. Peter se mordió el labio, no tenía idea de qué rayos pasaba con él aquel día, pero era la primera vez que era tan directo con alguien. Ni siquiera cuando invitó a Gwen a salir fue tan directo y reunir el coraje para hablarle le había tomado dos semanas y ahora, aquí estaba, preguntándole por su número de móvil a un completo extraño que lo atraía sin saber bien por qué.

-¿De verdad quieres estar conmigo, ni… digo, Peter? Quiero decir… eres guapo y pareces el típico tío que es popular en el instituto, ¿no sería más lógico que quisieras pasar tu tiempo con tú novia o los chicos del equipo de fútbol americano?

Peter frunció el ceño, aquello no había podido ser más cliché.

-¿De verdad te parezco uno de ésos idiotas descerebrados? Porque eso en verdad me preocupa… -le dijo el castaño, frunciendo el ceño y sacándole una sonrisa al mayor. –Venga Wade, soy mejor que ésos clichés, te lo aseguro. No puedo distar más de ellos.

Wade se mordió el labio deforme, no muy seguro de entender el razonamiento tras la propuesta de Peter, pero al final asintió con un suspiro.

-Vale, de acuerdo… pásame un boli. –el mayor extendió la mano y Peter le pasó un boli de color rojo. Wade le cogió el brazo, subiéndole la manga de la sudadera y arrancándole otro sonrojo al menor. –Si me llamas antes de las diez de la mañana, voy a patearte el culo, ¿vale? No puedo creer que esté dándole mi móvil a un crío… -sacudió la cabeza, como si aquello fuese un pecado.

-Sin problemas… -le dijo el menor, mordiéndose el labio para contener una sonrisa. No sabía por qué, pero le hacía gracia que Wade hubiese accedido a darle su móvil. –Por cierto, ¿cuántos años tienes, viejo verde? Actúas como si fueses mayor que Ste… digo, mayor que Pops.

Wade rodó los ojos, metiéndose las manos en el bolsillo y le sonrío de lado al castaño. Peter tragó en seco, Wade tenía una sonrisa engreída y muy macarra, de ésas sonrisas qué quieren decir “sé más que tú y te lo voy a probar en la cara” … Peter bajó la vista, descolocado ante el efecto que Wade parecía tener sobre él.

- ¿Tú cuántos años me echas? –le preguntó, de forma burlona.

Peter enarcó una ceja, mirándole fijamente, pero las cicatrices en el rostro más el hecho de que Wade parecía ser lampiño le hacían difícil la tarea de adivinar su edad. Se mordió el labio.

-No lo sé… ¿Veinticuatro? –susurró, apenado. Wade río y negó con la cabeza.

-Casi le das… sube un poquito más. Tres años más, para ser exactos.

Peter abrió los ojos como platos.

- ¡¿Veintisiete?! –el menor chilló, atrayendo la atención de varios transeúntes. Sus mejillas ardieron. –Lo siento, es que… te ves muy bien conservado para tener veintisiete.

Wade soltó otra carcajada, contagiando al menor y ambos acabaron riendo.

-Bueno, tú tampoco te ves de diecisiete. –el mayor negó con la cabeza. –Vale, debo irme… y tú deberías volver a la escuela.

Peter rodó los ojos.

-El que seas mayor no quiere decir que debas comportarte como mi padre, ¿sabes? –rezongó el menor, ni siquiera Tony le regañaba por faltar a clases.

-Vuelve a clases, Petey… y ya no te metas en líos. Nos vemos luego, nene. –y con un guiño, el mayor retomó su camino.

Peter se quedó ahí, parado y boquiabierto. Wade no sólo le había dicho una frase de “Cincuenta Sombras de Grey”, sino que también le había llamado <<Petey.>> El castaño tragó en seco, mirándose el brazo en dónde el mayor había escrito:

W.W – 212-799-6500

“Veintisiete… es diez años mayor que yo. Igual que Steve y Tony” pensó el castaño y aquel pensamiento le dejó helado.

Sus padres eran una pareja…

¿Acaso Wade le gustaba?

El pensamiento le hizo estremecer con violencia.

[…]

Peter miraba al vacío, pensando en cicatrices y ojos azules. Desde la mañana no había podido dejar de pensar en Wade Wilson y la forma tan bizarra en que había entrado a su vida y éste último detalle no pasó desapercibido por cierto mercenario que llevaba media hora parloteando sin que el castaño le llamara la atención por no cerrar la boca ni un segundo. Deadpool bajó la chimichanga a medio comer que tenía en su mano y se acomodó la máscara antes de volverse a ver al menor, que seguía viendo al vacío completamente ajeno a la realidad. El mayor frunció el ceño por debajo de la máscara.

[¿Es normal sentirnos celosos de nosotros mismos? Es obvio que está pensando en Wade, o séase, nosotros…]

<Sigo pensando que esto es mala idea, Wilson… deberíamos decirle la verdad a la arañita.>

“Eso no ayudaría… Wade y Deadpool son distintos” pensó el mercenario, su pecho revolviéndose con culpa, pero ya era demasiado tarde para decirle la verdad al castaño. Además, en cuanto atrapasen a Francis él se marcharía de vuelta a Canadá, ¿cuál era el punto de echar lazos con el menor? No. Era mejor cerrar su enorme bocaza por una vez en su miserable vida, Peter era de las mejores cosas que le habían pasado en muchísimo tiempo y no podía arriesgarse a estropearlo por una verdad sin importancia. Más valía una mentirilla a medias que una verdad riesgosa.

[La primera vez que decidimos hacerla de tu consciencia y tú nos ignoras, eres un cabrón malagradecido, Wade.]

<Cuándo la verdad salga a la luz y te muerda en el culo no digas que no te lo advertimos, Wilson…>

Wade negó con la cabeza: Eso no pasaría. De eso él se encargaría, Peter estaba mejor creyendo que Wade y Deadpool eran personas distintas que enterarse de que un mercenario y el moustro con cicatrices eran la misma persona. Por ahora, mentir era su mejor opción. “A la mierda” pensó Wade, olvidándose del asunto. Entre menos lo pensara, más fácil sería seguir con todo aquello.

- ¡Hey, Baby boy! ¡Deadpool sensual y aburrido llamando a Spidey! Repito: Deadpool sensual y aburrido llamando a Spidey, ¿hay alguien allí? –Wade le dio golpecitos en la cabeza al castaño, haciéndole dar un brinco.

- ¿Eh…? ¡Oh! Lo siento, Dead, me distraje un poco. ¿Sucede algo? –Peter se volvió a ver al mercenario, poniéndose alerta.

Deadpool le miró un segundo, acariciándose la barbilla como si pensara profundamente.

-¿Sabes, Spidey? Si te conociera mejor diría que estás pensando en alguien… conozco ésa mirada perdida. –bromeó el mercenario.

[Eres un hijo de puta de lo peor, Wade…]

<Sabes que Blanca me cae como el culo, pero por ésta vez tiene razón, Wilson: Esto está muy mal…>

Wade nada más rodó los ojos, ignorando a las cajas que siguieron insultándole dentro de su cabeza. Por su parte, Peter nada más desvió la vista rápidamente, sonrojándose debajo de la máscara.

-¡Ajá! Venga, arañita, escupe los frijoles… -le dijo el mayor, atrayendo a Peter en un abrazo que le provocó al menor un sonrojo aún mayor. –Digo, ya sé que obviamente estás pensando en mí, pero puedes decírmelo de todos modos. Aquí estamos en confianza. –le guiñó un ojo.

-¡Deadpool, suelta! Y no estoy pensando en nadie, déjate de chorradas. –Peter le empujó a un lado, pero no logró convencer a Wade.

El mayor sonrío debajo de la máscara, el saber que el arácnido pensaba en él… bueno, en Wade le ponía feliz. Le hacía sentir que pese a lucir horrendo, eso era lo de menos para el castaño. Se acercó más al adolescente, abrazándole por la cintura y apoyando el mentón en el hombro de Peter que de inmediato se tensó entre los brazos del mercenario.

-Venga, Baby boy, no seas así… si no me dices quién es, ¿cómo se supone que sepa a quién tengo que desvivir? Tú eres mío… -le susurró, restregando la mejilla entre los omóplatos del menor.

Peter se sonrojó con violencia, más no apartó al mercenario pese a que era una clara violación a la primera regla que le había impuesto. “Es todo tan confuso… no puedo dejar de pensar en Wade pero cuando Deadpool me toca, mi corazón late muy rápido” pensó el castaño, llevando la mano al centro de su pecho y sintiendo el rápido latido de su corazón ante la cercanía del mayor. Peter se mordió el labio, era todo tan nuevo y tan confuso para él, nunca antes se había sentido tan contrariado por sus propias emociones. Suspiró y empezó a abrir la boca, pero el sonido del móvil del mercenario le ganó la palabra primero. Wade de inmediato se separó, poniéndose serio y Peter también… Deadpool le había dicho que, si ése móvil sonaba, no podían ser buenas noticias.

- ¿Dónde está…? –preguntó el mayor, su tono de voz ronco y sombrío. Peter sintió como los vellos se le erizaban por debajo del traje.

El castaño miró fijamente como el mayor escuchaba atentamente y, pese a no poder verle el rostro, estaba seguro de que el rostro de Deadpool debía estar contorsionado en una mueca muy amarga por debajo de la máscara. Se estremeció, ver al mercenario con un humor tan negro encima le ponía nervioso, más que todo porque contrastaba con su personalidad infantil y parlanchina de siempre.

-Vale, lo tengo. Gracias, W. –y dicho eso cortó. –Mierda…

“No puede ser bueno…” pensó el menor, tensándose más al ver a Deadpool tan mortalmente serio. Tragó en seco.

- ¿Malas noticias…? –preguntó a duras penas, temeroso de alterar todavía más al mayor… Peter sabía perfectamente lo frágil que era la estabilidad mental de Deadpool.

-No lo sé… pero lo que sí sé es que debemos ir al hotel de la avenida Kennedy… -hizo una pausa, suspirando profundamente. –Mi colega dice que vieron a Francis ahí no hace mucho.

Peter nada más asintió, incapaz de encontrarse la voz… el tono de voz tan bajo que Deadpool había usado era suficiente para darse cuenta de la gravedad de la situación y de lo cuidadoso que debía ser para no mandar la sanidad del mayor al diablo: Siempre que se trataba de algo relacionado con Francis, era como si algo en Deadpool se encendiera, un lado oscuro y sombrío que francamente Peter no tenía ni la menor idea de cómo manejar. El mayor se acercó a Peter y sin mediar palabra alguna, se colgó de la espalda de éste y ambos cayeron al vacío antes de que el castaño lanzara una telaraña y empezase a columpiarse entre los edificios.

Deadpool no dijo ni pío en todo el camino.

El corazón de Peter tembló…

Lo que sea que estuviese ocurriendo… era muy, muy malo.

[…]

Peter tiró las tablas desbloqueando el paso de un puñetazo y se dejó caer en el suelo polvoriento de aquel hotel abandonado. Deadpool se bajó de su espalda y encendió la linterna de su móvil… aquel lugar parecía sacado de una película de horror, con su ambiente lúgubre y totalmente a oscuras. El castaño se volvió a ver al mayor, con una mueca de desagrado debajo de la máscara.

-¿Estás seguro de que estamos en el lugar correcto, Dead? Esto… no se ve que alguien haya estado aquí recientemente. –señaló, apartando y trozo de madera con el pie. –Karen, activa visión nocturna. –ordenó y el IA obedeció al momento.

-Quizá no te lo parezca, pero si fueses un chiflado como Francis éste es el lugar perfecto para hacer cosas ilegales sin que nadie te diga nada… -le explicó el mayor, iluminando el techo donde había un par de palomas. –Venga, vamos… no tengo ni idea de qué hay aquí así que es mejor si te quedas cerca de mí.

El mercenario pasó delante de Peter, sus pasos firmes resonando por todo aquel hotel. El castaño obedeció y se fue en silencio siguiendo a Deadpool, observando todo aquel lugar que parecía estar cayéndose a pedazos sin mencionar que se encontraba en un lugar bastante apartado del centro de la ciudad… Peter jamás iría a admitirlo en voz alta, pero su sentido arácnido no dejaba de hacer que el corazón se le acelerase en señal de peligro, todo en aquel lugar le daba muy mala espina. “Sólo espero que el techo no se nos caiga encima… éste lugar está en pie a duras penas” pensó el menor, observando como las vigas antiguas apenas y soportaban el peso del techo sobre ellas.

-Dead… ¿qué es exactamente lo que estamos buscando? Es obvio que Francis ya no está aquí… -habló Peter, mirando al mercenario que parecía saber exactamente a dónde se dirigían.

-Cualquier cosa que me diga qué piensa hacer ése hijo de puta. Si estuvo en un lugar como éste, entonces es evidente que también estuvo experimentando… -explicó Wade y la forma en cómo dijo eso le provocó escalofríos a Peter.

Ambos hombres siguieron andando en silencio. El hotel era enorme, con varios pisos rodeando una enorme vitrina sobre sus cabezas por donde se filtraba la luz de la luna. En su día, aquel lugar debió haber sido muy bonito, pero con el paso del tiempo y el descuido poco quedaba del potencial que alguna vez pudo tener. Peter observó la enorme vitrina sobre sus cabezas, era de varios colores y formaban una imagen de la revolución francesa; cosa que hacía sentido tomando en cuenta que el nombre del lugar era Hotel Louvre, un nombre francés.

- ¡Joder! –chilló Peter, saltando a tiempo antes de que el suelo por el que pisaba se desplomase bajo su peso. –Estuvo cerca…

- ¿Estás bien, Baby boy? –le preguntó Wade, varios metros por delante.

-Sí, no te… -el castaño se quedó a mitad de frase cuando piso algo viscoso con su pie. – Ugh, ¿qué carajos…? –entrecerró los ojos y cuando distinguió lo qué era, pegó un chillido. - ¡No!

- ¡Peter! –rugió Wade, saltando el enorme agujero entre ambos y cogiendo al castaño entre sus brazos. El arácnido nada más negó con la cabeza. –Spidey, ¿qué te ocurre? ¿Qué viste?

Peter no podía hablar, sentía un nudo muy apretado en la garganta por lo que sólo señaló sin volverse. Wade siguió la dirección del tembloroso dedo del menor y se quedó de una pieza: Peter había pisado un feto. O lo que fue un feto alguna vez, porque ahora a penas y parecía humano, pero seguía respirando y parecía moverse. Deadpool apretó los labios y se volvió, cogiendo al castaño de la mano consigo.

-Eso era… -comenzó el menor, más Wade sólo negó con la cabeza.

-Sí.

-Oh…

El menor se mordió el labio, incapaz de encontrarse la voz. No se le ocurría una explicación lógica al porque alguien experimentaría con un bebé que ni siquiera había nacido y francamente no quería enterarse… sólo tenía claro que, si Francis era capaz de matar incluso a no nacidos, entonces era capaz de cualquier cosa y eso era una afirmación de lo más sombría. Quizá Deadpool no estaba exagerando cuando decía que el sujeto estaba completamente chalado.

-Bingo… -susurró el mayor, atrayendo la atención de Peter.

El castaño parpadeó, soltándose del agarre de Wade y caminando varios pasos delante de él: Enfrente suyo había un laboratorio clandestino, muy parecido al de su padre salvo que el de Tony no le ponía los pelos de punta. Peter miró hacía todos lados, pero era real, delante había varias máquinas y cables y computadoras que mostraban signos vitales y más cosas que él no entendía… definitivamente se hallaba maravillado y asustado a la vez, él era un amante de la ciencia y la tecnología, pero lo que tenía delante iba más allá de su comprensión.

- ¿Qué es todo esto? –susurró, más para sí mismo. Wade chasqueó la lengua.

-Dependiendo a quién le preguntes, probablemente te digan que esto un laboratorio. Para mí… aquí fue donde yo nací. El infierno en la tierra… -le explicó, deteniéndose frente a una máquina muy familiar.

Peter se quedó viendo fijamente al mercenario, que deslizaba la mano sobre la superficie de un tanque… casi como una caricia. Y el menor lo comprendió todo de golpe.

Era allí.

Quizá no aquí mismo, pero ésa era la máquina… la máquina con la que Francis había hecho mutar a Deadpool. Era ahí donde, técnicamente, el mercenario había muerto y renacido como Deadpool. Peter sintió que su corazón se contrajo con furia, con dolor al ver al mercenario tan quieto; reviviendo los horrores de su pasado. Dio un paso, inseguro al ver como Deadpool parecía absorto en sus recuerdos y tembló, porque la visión de su pasado definitivamente podría mandar al diablo la sanidad del mayor en un segundo.

- ¿Dead…? –le llamó Peter, más no recibió respuesta alguna.

La mente de Wade se hallaba muy lejos de ahí.

Tres años atrás para ser exactos.

-Hola, vieja amiga… -susurró Wade, paseando sus dedos sobre la máquina que le había arrebatado su vida.

Cerró los ojos, dejándose arrastrar con el recuerdo de su mutación…

-Flashback-

-Si esto no activa tu mutación, nada lo hará. –le explicaba Francis, mientras aquella mujer con cara de travesti le ataba el cuerpo a la camilla, dentro de aquella cápsula.

Wade apretó los labios con fuerza, tratando de no dejar entrever cuán asustado se encontraba. Uno creería que luego de un mes siendo sometido a varios tipos de torturas tanto físicas como mentales, él ya se habría acostumbrado a cualquier cosa que pudiese ocurrírsele al chalado de Francis, pero la verdad sea dicha: No importaba cuántas veces llevasen su cuerpo o su mente al límite, a Wade nada más le bastaba recordar los enormes ojos oscuros de Vanessa para soportar cualquier cosa. Incluyendo ser metido en una cápsula, quizá para congelarlo tipo el Capi América o algo así.

-Lo que haremos será disminuir la concentración de oxígeno en el aire hasta el punto en que sientas que te sofocas… -prosiguió Francis, señalándole con el tenedor y un trozo de brócoli en éste. Sonrío, justo como siempre hacía antes de hacerle a Wade alguna putada. –Si tus ondas cerebrales se alentan y vas a desmayarte, aumentaremos el oxígeno. Si tu ritmo cardíaco disminuye porque ya puedes respirar, lo disminuiremos de nuevo. Y ahí te dejaremos… justo ahí. –se llevó el trozo de brócoli a la boca, todavía sonriendo.

-Y antes me han parecido unos cabrones… -masculló Wade con dificultad, mientras la mujer le conectaba cables al pecho y al cuello.

- ¿Sabes qué es lo más gracioso? –le preguntó Francis, divertido. Wade le miró de forma envenenada, nada acerca de ser usado como un jodido conejillo de indias era gracioso. Francis continúo hablando: -Sigues creyendo que te haremos un superhéroe… a ti, que te echaron del ejército con tus prostitutas. No eres nada. –negó con la cabeza, al igual que su padre solía hacerlo cuando él era más joven.

<<No eres nada.>>

Wade se mordió el labio tembloroso… aquellas eran las mismas palabras que su padre siempre solía decirle. Cada vez que fallaba en el instituto, cada vez que intentaba hacer algo para que se sintiera orgulloso de él todo lo que escuchaba era: “No eres nada, Wade”, y aquello seguía desgarrándole por dentro hasta el día de hoy porque nunca pudo probarle al viejo que estaba equivocado, había muerto a los 67 años, justo luego de que a Wade le echaran del ejército por comportamiento inmoral. Lo único que aquel hombre drogadicto y abusivo le había heredado, era un montón de problemas emocionales y el cáncer…

El jodido cáncer de mierda.

-Te diré un secreto, Wade… -la voz de Francis le trajo de vuelta al presente y cuando se volvió, aquel se había inclinado muy cerca de él. –En éste taller no hacemos superhéroes, lo que hacemos son súper esclavos. Te pondremos un collar de control y te venderemos al mejor postor… quién sabe qué te obligaran a hacer.

“No llores, no seas un marica” se repetía Wade una y otra vez, pero sentía los ojos aguados con cada una de las palabras de Francis… todo lo que él quería, era curarse para así volver con Vanessa y no tener que ver ésa maldita mirada de tristeza en el rostro de su esposa al saber que se estaba muriendo. Eso sí que no podía soportarlo. Él no quería ser un superhéroe, joder, que Wade sabía perfectamente que a las personas como él jamás les pasa nada bueno en la vida. Eso al menos, hasta que se había casado con Vanessa… ésa mujer de corazón puro era lo único que le daba valor a su vida de mierda y por lo que había aceptado venir al “taller” de Francis en primer lugar… y ahora, aquí estaba: Todavía enfermo, todavía muriéndose y, quizá, sin esperanza de volver a ver a su esposa nunca más y convertirse en un moustro.

Wade podía ser muchas cosas… pero no un asesino. Él jamás había alzado un arma en contra de alguien que en verdad no mereciera morir, pese a ser un mercenario.

-… Aterrorizar ciudadanos, asesinar revolucionarios… podar el césped de vez en cuando. –siguió Francis y Wade no pudo más…  una tímida lágrima se deslizó por su mejilla.

- ¿Qué mierdas les pasa a ustedes? –preguntó, incapaz de comprender por qué Francis parecía haberse ensañado con él desde que lo habían traído a ése lugar.

Francis suspiró, poniéndose de pie e inclinando su rostro sobre Wade que sintió como el estómago se le revolvía ante la visión de aquel hombre, de rostro guapo, pero sin alma. No había nada más que crueldad y odio en aquellos orbes verdes, que le miraban divertidos ante un placer sádico.

-Jamás volverás a casa después de esto… -anunció y aquello se sintió como un puñal atravesándole el alma: Jamás volvería a ver a Vanessa. Francis estiró la mano, acariciándole la mejilla a Wade que se retorció asqueado. -Qué valiente rostro… -susurró, y empezó a cerrar la cápsula.

Wade frunció el ceño… si no lo conociera mejor, diría que Francis incluso gustaba de él, aunque aquello no era raro: Wade siempre había sabido que estaba bendecido con un rostro que gustaba a la gente, pese a tener algunas cicatrices de sus misiones como mercenario, pero… eso no quitaba el hecho de que gracias a tener una cara bonita podía conseguir a quién quisiera con sólo una mirada. El mercenario sabía cómo lucía y también sabía perfectamente cómo usar su físico a su favor y explotarlo al máximo para conseguir mujeres y sexo. ¡Joder! Qué incluso le habían dicho que se parecía a Ryan Reynolds, el famoso actor. Negó con la cabeza.

-Espera, espera, espera… -masculló, antes de que Francis cerrase la cápsula por completo. Sonrío, puesto que incluso a punto de ser torturado no iba a perder el buen humor. Francis alzó las cejas, confuso. –En serio… es verdad que ahora sí tienes algo en los dientes. –le dijo, sonriendo porque ya le había hecho ésa broma antes al doctor y le había tocado las pelotas.

Francis nada más le miró, mordiéndose el interior de la mejilla irritado. Wade sonrió, complacido ya que tocarle los cojones a la gente era de sus pasatiempos favoritos. Vanessa siempre estaba diciéndole que tenía un don especial para hacer eso con sólo abrir su enorme bocaza… de ahí que en las calles le llamaran “mercenario bocazas.”

-Lindo fin de semana. –fue lo último que dijo Francis antes de cerrar la cápsula completamente. Wade abrió los ojos como platos.

-¿Fin de qué…? Espera… ¡¿fin de semana?! –Wade quiso gritarle a Francis que era un hijo de la gran puta por joderle su fin de semana, pero la falta de oxígeno se lo impidió.

Wade jadeó por aire, su pecho pesado como si le hubiesen dejado caer un yunque de mil kilos encima… sentía los ojos a punto de saltarle de sus cuencas y todo lo que podía hacer, era ver. Ver sin poder hacer nada porque su rostro se reflejaba en la superficie reluciente de brillo de la cápsula.

Ésa fue la última vez que Wade vio su verdadero rostro.

-fin del flashback-

-Hey, Dead… -escuchó una voz suave a sus espaldas. Wade sacudió la cabeza abruptamente, intentando calmar a las voces que chillaban dentro de su cabeza y le destrozaban lentamente. –Tranquilo, Dead, tranquilo… soy yo, Peter. Todo va bien, tranquilo… -le decía el muchacho, con las palmas extendidas frente a él.

Wade desvió la vista, jadeando… sentía de nuevo aquella presión en su pecho, no podía respirar. De nuevo estaba en la cápsula y sentía su cuerpo cosquilleando, mutando, llenándose de horribles cicatrices mientras él lo veía todo por el reflejo del vidrio. Su rostro, que una vez fue guapo… perdiéndose para siempre, deformándose en aquel moustro.

En Deadpool.

Dio un brinco cuando sintió una mano cálida enredarse con la suya… había pasado muchísimo tiempo desde que alguien había entrelazado su mano con la suya. Clavó la vista en el chico que tenía enfrente, sus ojos avellana abiertos de par en par no con miedo sino con preocupación. “Sus ojos…” pensó Wade, perdiéndose en la calidez e inocencia de éstos, ignorando a las cajas que seguían chillando dentro de su cabeza, empujándole al borde de la locura. A veces le pasaba, sobre todo cuando recordaba su vida pasada… sentía su sanidad mental escurriéndose entre sus dedos, pero no ésta vez. No cuando tenía a Peter cogiéndole de la mano y mirándole como si él fuese un ser humano en lugar de un fenómeno deforme.

-Eso es, tranquilo… respira. Aquí estoy. –le susurraba el castaño, acercándose más y más al mercenario hasta cogerle de ambas manos. Le sonrío, intentando calmarle. - ¿Mejor?

-Sí, perdona… yo… sólo… -empezó el mayor, pero un sollozo le interrumpió.

Peter no lo pensó dos veces y rodeó a Deadpool con sus brazos, enterrando su cabeza en el pecho del mayor cuyo corazón latía desbocado contra la mejilla del castaño. El mercenario rodeó a Peter con todas sus fuerzas, apoyando su mejilla en la coronilla del menor y perdiéndose en su olor a vainilla, aferrándose con todas sus fuerzas a la realidad y a la calidez que el menor le ofrecía… no podía tener otro ataque psicótico, no con Peter cerca. Si llegaba a dañar al castaño de nuevo, jamás se lo perdonaría. Wade cerró los ojos, ignorando los chillidos de las cajas con todas sus fuerzas.

-Tranquilo, Dead… ya no estás solo. Nunca más volverás a estar solo, te lo prometo. Yo estoy aquí ahora y nunca voy a dejarte. –le susurraba el castaño, sobándole la espalda con cariño ya que Wade incluso temblaba.

- ¿De verdad, Spidey? ¿Lo prometes? Por favor… no me dejes. No quiero estar solo, odio estar solo… -le pedía el mercenario con voz rota, como un chiquillo suplicando por un juguete.

-Te lo juro, Deadpool… mientras yo viva, nunca más vas a estar solo. –el menor se aferró a la espalda del mercenario, sintiendo las lágrimas correrle por las mejillas.

Sentía que el corazón le sangraba al ver al mayor así, nunca antes Deadpool le había parecido más real y vulnerable… él, que siempre estaba bromeando y portándose como un crío, pero aquí estaba: Llorando entre sus brazos, mostrándole su lado más humano y suplicándole que no le dejase solo… las súplicas de un hombre dañado, que lo ha perdido todo y cuya mente frágil no resistiría perder otra cosa sin caer definitivamente en la locura. “No sé cuándo ni cómo ni dónde… pero Francis las va a pagar, Dead. Te lo juro” pensó el menor, apretando la mandíbula con ira al recordar la razón del verdadero sufrimiento de Wade. Ambos hombres se quedaron ahí largo rato, ambos corazones encontrando las piezas faltantes en el otro.

Lástima que un tercer invitado les interrumpió el momento.

Ambos hombres se tensaron al mismo tiempo al notar la presencia de otra persona en la habitación. Peter sintió como se le erizaban todos los vellos del cuerpo, justo como siempre que su sentido arácnido intentaba advertirle que había peligro cerca… y el castaño sentía la realidad de la amenaza en cada latido desbocado de su corazón. Deadpool le soltó lentamente.

-Peter… quiero que te pongas detrás de mí. –le susurró, su tono limpio de cualquier emoción. El menor se estremeció, puesto que estaba de espaldas y no podía ver qué o quién era el que había causado tal reacción en Deadpool. –Hazlo… ahora. –ordenó, de forma más severa.

Peter alzó la vista lentamente y tuvo que morderse el labio para no soltar un chillido. Vale, que él no era ningún miedoso, pero… aquella criatura, aquella cosa en verdad que le había dejado sin aliento. El castaño soltó al mayor lentamente, sin despegar la vista de aquel moustro que se reflejaba en la cápsula, intentando hallarle forma a lo que sus ojos veían. Incluso, parpadeó varias veces para asegurarse de que estaba despierto y no soñando que estaba en la película de “Alíen” … pero, no. Era verdad, estaba bien despierto y aquel moustro era real. Terminó de volverse, quedando finalmente frente a frente con el extraño ser que emitía gruñidos bajos y aterradores.

-Dead… ¿qué es eso? –se atrevió a preguntar, más para asegurarse de que el mercenario estaba viendo lo mismo que él.

Deadpool no respondió, nada más se limitó a coger a Peter por el hombro y empujarlo lentamente detrás de él. El castaño retrocedió, la criatura crispándose con cada pequeño chirrido que hacían las tablas de madera bajo los pies del arácnido.

- ¿Karen…? –susurró el menor, tratando de hallarle sentido a lo que sus ojos miraban.

-No puedo comparar su ADN con nada parecido en mi base de datos… no puedo identificar si ése espécimen es humano o no. Lo siento, Peter. –se disculpó el IA y Peter nada más tragó en seco.

Si ni siquiera Karen sabía qué era ésa cosa…

El castaño se detuvo justo dónde estaba, incapaz de dar ni un paso más. Los vellos de su cuerpo se erizaban de arriba hacia debajo de forma repetitiva, indicándole que había más de tres personas en aquella habitación. El menor miró por el rabillo del ojo, volviéndose a una de las oscuras esquinas sobre su cabeza de donde provenían más gruñidos bajos y escalofriantes. Deadpool lentamente desenvainó una de sus katanas, preparándose para la pelea inminente que se avecinaba…

[Algo me dice que un montón de hijos de puta se van a morir hoy… ¡YASSS!]

< ¡De puta madre! Navidad se adelantó éste año… ♪Santa Claus is coming to town…♪>

Wade apretó la mandíbula, ignorando la excitación de las cajas y concentrándose completamente en recordar cuántas municiones tenía, cuántas balas había en la cámara de Las Gemelas y cuánto tiempo le tomaría matar al juguetito de Francis antes de poder poner al muchacho a sus espaldas a salvo… nada más le importaba salvo poner a Peter a salvo.

- ¡Ahora! –chilló Peter, y justo cuando lo hizo fue como si todo hubiese dejado de estar en slow motion y las luces del hotel volvieron mágicamente a la vida.

Una treta.

Todo había sido una maldita treta, pero Wade no tuvo tiempo de pensar en eso ni en que Francis podría estar observándolo todo y tronchándose de la risa como el cabrón qué era porque tenía mayores problemas en ése momento.

Un enorme moustro de unos dos metros y con enormes dientes intentando abrirle la garganta para ser exactos. El mercenario no tuvo problemas en esquivar a la criatura, pese a que ésta se movía a velocidad inhumana y muchas veces estuvo a punto de alcanzarlo en las piernas o los brazos de no ser porque él había sido más rápido con sus katanas… a fin de cuentas, esto no era nada nuevo para él, mataba muchísima gente a diario y un moustro copia barata de Alíen no iba a venir a intimidarle. Eso era él, pero a sus espaldas Peter también tenía las manos ocupadas en el segundo invitado: Una especie de humanoide, con ojos y pinzas de tarántula y un extra par de brazos saliéndole de los costados. El castaño ni siquiera tenía tiempo de reírse del mal chiste o de siquiera intentar hallarle sentido a aquel par de moustros porque el hombre tarántula no dejaba de escupirle veneno ácido de la boca.

- ¿Amigos tuyos? ¿O de Francis? –preguntó el castaño, cuando ambos quedaron espalda con espalda y rodeados por aquellos dos moustros.

Deadpool soltó una carcajada que irritó al castaño sobremanera… ambos estaban rodeados de moustros y al mayor no se le había ocurrido mejor cosa que echarse a reír como si estuviesen en medio de una fiesta. “Idiota” pensó el menor, rechinando los dientes y preparándose para disparar sus telarañas de nuevo.

-¿Por qué me lo preguntas a mí, arañita? Yo diría que ése de ahí es familiar tuyo. –se burló, irritando aún más al menor cuya comparación no le había hecho gracia.

- ¡Cierra la boca! –masculló, rodando sobre la espalda de Deadpool y disparando sus telarañas en contra del moustro con enormes dientes mientras el mercenario se encargaba de la tarántula. - ¡Yo no tengo seis ojos!

-Ni tampoco otro par de brazos… lástima, eso sería más divertido para mí y mi bazuca. –se quejó Wade, cortándole uno de los brazos a la tarántula que retrocedió soltando un montón de chillidos.

Peter nada más rodó los ojos y volvió a concentrarse en el moustro de la enorme bocaza, que debía ser pariente de Wade chillando y botando baba todo el rato. “Vale, es gracioso cuando lo piensas…” concedió el menor, sonriendo bajo la máscara y colgándose del techo; disparándole bolas de telaraña al moustro que retrocedió chillando adolorido. Deadpool tenía razón, si Francis había hecho aquello, claramente estaba tomándoles el pelo a ambos al hacer a un moustro bocazas y a un hombre tarántula. Peter sacudió la cabeza, despabilándose, pero era tarde…

El moustro bocazas soltó un chillido de frecuencia baja que le hizo perder el balance, cayendo al suelo mientras se sujetaba con fuerza el cráneo que estaba a punto de estallarle. Peter se retorció en el suelo, incapaz de concentrarse en otra cosa que no fueran los oídos sangrándole ante aquel horrible sonido.

- ¡Joder, Karen! ¡Haz que pare! –suplicó, mientras el moustro se acercaba a él que estaba totalmente indefenso. - ¡Ya cállate, maldita sea!

-No puedo hacer que pare, está emitiendo un chillido de baja frecuencia… sólo tú puedes escucharlo, los arácnidos son, por lo general, muy sensibles a los ruidos de baja frecuencia. Necesitas cubrirte los oídos y ahogar el sonido con uno mucho más fuerte. –le explicó Karen y Peter a duras penas consiguió escucharle por sobre el chillido en sus oídos.

Peter se retorció en el suelo, arqueando la espalda y cubriéndose los oídos con todas sus fuerzas, pero era imposible: El chillido parecía resonar desde dentro de su cabeza, extendiéndose al resto de su cuerpo y causándole espasmos… ajeno a la enorme creatura que abría sus enormes mandíbulas, a punto de machacarle el cráneo en medio de sus afilados dientes. El menor puso los ojos en blanco y soltó un último alarido antes de que finalmente perdiese la consciencia.

Wade le cortó la cabeza de un espadazo a la tarántula, luego de varios intentos y de que ésta le hubiese escupido ácido varias veces, abriéndole dos enormes agujeros en la muñeca y otro en el muslo, pero nada que en verdad pudiese dañar al mercenario. Deadpool aplastó la cabeza con su pie, sacando un montón sesos y trozos de cráneo volando por todos lados… sonrío, a Wade le gustaba ser lo más desordenado posible con sus matanzas. Su lema era: No hay culpa sin sangre y por eso mismo se enfocaba en derramar la mayor cantidad de tripas y sangre posibles por todos lados.

[Un segundo… aquí hay demasiado silencio, ya no escucho a nuestra arañita gemir…]

<Es cierto, ¿qué le pasó a nuestro Spidey y sus jadeos sexis cuándo está peleando, Wilson?>

Wade sacudió la cabeza, concediéndole la razón a las cajas y cuando se volvió su corazón casi se detiene: Aquel moustro copia barata de Alíen estaba a punto de engullirse a su Peter de un solo bocado. El mercenario no lo pensó ni un segundo antes de lanzarse contra el moustro, cogiendo a Las Gemelas que no eran más que su par de Desert Eagle 50 A.E Magnum Research y empezó a dispararle a aquel moustro a quema ropa, que soltó a Peter y empezó a retroceder entre chillidos mientras trozos de carne volaban con cada disparo que le impactaba en la piel. Wade ni siquiera estaba pensando, todo lo que quería era ver al hijo de puta que había tocado a su Baby boy sangrando en el suelo.

El castaño se revolvió en el suelo, la lucidez lentamente volviendo a él junto con una atroz jacqueca… estaba seguro de que el chillido de aquella cosa le había reventado los tímpanos. “Joder, mi cabeza…” pensó el menor, sobándose el cráneo que seguía retumbándole mientras su traje lentamente volvía a la vida, enfocando la vista y activando nuevamente todas sus funciones. Peter parpadeó cuando la brillante luz le hirió los ojos, tratando de recordar dónde demonios estaba y qué hacía antes de que todo se pusiera negro.

-Karen, ¿qué diablos pasó…? ¿Dónde estoy? –masculló el menor, cuando el sonido de disparos atrajo su atención. - ¿Qué puñetas…?

-Te desmayaste por 7.3 minutos debido al chillido de baja frecuencia que emitía el espécimen no identificado. Estamos en el Hotel Louvre en búsqueda del individuo conocido como Francis. Y justo ahora el mercenario Deadpool está abriendo fuego contra el espécimen, rompiendo la primera regla de vuestro acuerdo. Bienvenido de nuevo, Peter, ¿qué quieres hacer ahora? Mis sensores detectan que el sonido de los disparos ha alertado a más criaturas de nuestra presencia y se dirigen a nuestra posición. –Peter parpadeó, tratando de comprender el torrente de palabras que Karen acababa de soltarle.

-Vale, déjame ver si capté bien lo que dijiste… estamos en un hotel y Deadpool… -justo en ése momento alzó la vista, topándose con una visión que le dejó helado.

Peter sabía que Deadpool era un mercenario y como tal, obviamente, había matado a gente antes de que ambos se conocieran… pero una cosa era imaginarse a Deadpool “haciendo su trabajo” y otra cosa muy distinta era verlo en plena acción, aunque a la criatura que estuviese “desviviendo” no fuese humano eso no hacía que la visión fuese más tolerable. Ahí estaba el mayor, como un borrón rojo haciendo piruetas, esquivando las mordidas del moustro bocazas y disparando con una agilidad que dejó boquiabierto al menor. Pedazos de carne y sangre volaban por todo el lugar, chispeando al mercenario en todas partes en una danza que ciertamente a Peter le revolvía el estómago… era la primera vez que veía a Deadpool cómo realmente era, por lo que realmente era.

Un asesino.

Un asesino habilidoso, despiadado e implacable que disparaba dos pistolas contra aquella criatura con una rapidez y brutalidad como si no hubiese un mañana… sin importarle una polla el acuerdo que ambos tenían de no usar armas de fuego ni “desvivir” a nadie, eso incluía a cualquier ser vivo. Peter sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, por alguna razón ver a Deadpool cubierto de sangre y vísceras era una visión que le helaba las sangre en las venas y le volvía el corazón pesado… el Deadpool que él conocía, chistoso e irritante nada tenía que ver con el Deadpool sanguinario y maníaco que se reía y maldecía cada vez que fallaba un tiro. “No puede ser…” pensó el menor, pero antes de siquiera poder detener al mercenario algo le tomó del tobillo y le estampó con fuerza en la pared.

- ¡No! ¡Suéltame! –chilló el menor, en cuánto aquella… no sabía bien ni cómo describirla le arrancó la máscara de un tirón.

El menor dejó de retorcerse cuando algo filoso se encajó en la suave piel de su garganta, amenazando con desgarrársela si cometía la más mínima estupidez. Peter se quedó quieto, observando como ocho pares de ojos negros como pedazos de cielo vacíos se clavaban en él de forma penetrante, sin siquiera parpadear. El castaño se quedó contemplando su rostro lleno de horror en aquellos ojos y estaba seguro de que estaba delante de la novia del hombre tarántula y probablemente no le había hecho gracia que hubiese matado a su amante. El menor chilló cuando una fuerza descomunal le cogió ambas muñecas, apretándoselas con fuerza y rompiendo sus lanzatelarañas en el proceso.

-Ambos lanzatelarañas están comprometidos, no podrán ser usados hasta que sean reparados. –le advirtió Karen y Peter gimió aterrado, vulnerable al hallarse desarmado. –Éste espécimen es una hembra humana mutada con el ADN de una Viuda Negra hembra. Es altamente venenosa. –explicó el IA y Peter se quedó helado al caer en cuenta de qué exactamente era lo que tenía al cuello.

Se volvió a ver a aquella mujer, la mitad superior de su cuerpo era el de una mujer normal salvo por los ocho pares de ojos y las enormes mandíbulas y la parte inferior era el cuerpo de una araña Viuda Negra, con ocho largas patas negras y afiladas, listas para desgarrar el cuerpo del menor. Peter negó con la cabeza, ¿qué demonios era lo que estaban haciendo en ése lugar? Y más importante: ¿qué mierdas tenía Francis en la cabeza para experimentar con humanos y arácnidos? ¿Cuál era su objetivo? ¿Cómo podía ser tan cruel…? Aquellas cosas fueron… no: Eran humanos que habían mutado con el ADN de las arañas, personas que a lo mejor fueron traídas a ése lugar contra su voluntad y tenían familias, quizá incluso hijos. Y Deadpool estaba masacrando a una de ésas personas a balazos. El menor sintió arcadas, hasta que la afilada hoja de una katana atravesó a la Viuda Negra justo por la mitad.

Peter cayó de sentón en el suelo, arrastrándose lo más lejos posible cuando el cuerpo de la Viuda Negra se partió por la mitad, dejando escapar un montón de ácido viscoso que derritió el suelo, forzando al castaño a saltar a la pared y sujetarse de ésta mientras desviaba el rostro, pero de nada le sirvió: La imagen de aquella mujer chillando y retorciendo sus patas mientras el ácido consumía su cuerpo ya estaba grabada en su mente. Peter se mordió el labio, intentando ahogar los sollozos hasta que un par de brazos fuertes y con un potente olor a sangre le rodearon. Sintió asco, pero no pudo apartarse, el shock era demasiado grande así que nada más se dejó hacer por Deadpool que le acarició el cabello y le embarró el rostro con la sangre regada en su pecho. Peter reventó a sollozar, no pudo contenerse más.

-Ya, tranquilo, Baby boy. Ya pasó. –le decía el mayor, confundiendo la reacción de Peter con miedo cuando en realidad era decepción y asco. –Joder Spidey, debiste haberme dicho que ésta iba a ser una reunión con tus familiares… hubiese venido mejor preparado. –bromeó el mercenario, riendo ante su propio chiste.

Peter nada más negó con la cabeza, separándose del mayor mientras se enjugaba el rostro embarrado de lágrimas y sangre. Deadpool frunció el ceño bajo la máscara… la sangre se veía bien en él, pero no en su Petey, no le gustaba la visión del castaño con la cara embarrada de carmesí.

-Tenemos que salir de aquí… Karen dijo que el sonido de los disparos atrajo la atención de más criaturas. Vienen para acá. –explicó el menor, desviando la mirada del rostro del mercenario.

-Vale, entonces lanza tus telarañas y ya está, ¿no? Estaremos fuera de aquí en un tris. –le dijo Deadpool, chasqueando los dedos.

-No puedo… -susurró Peter, negando con la cabeza. –Ésa… araña aplastó mis lanzatelarañas, están inservibles. Además… creo que me mordió. Me siento algo mareado. –masculló el menor y justo en ése momento se precipitó hacia los brazos de Deadpool.

Wade lo atrajo hacia sí, sus ojos abriéndose como platos ante el rostro pálido y sudoroso del menor que respiraba con dificultad. Los ojos de Peter se mantenían abiertos a duras penas… su visión borrosa a penas y podía distinguir a Deadpool. El mayor acomodó al castaño entre sus brazos, zamarreándolo un poco.

-Pete… No, vale, Petey… -empezó, llenándose de pánico al ver los pequeños agujeros en el cuello del menor. - ¡Baby boy, no cierres los ojos! ¡Joder, no cierres los putos ojos! –chilló Wade, zarandeando a Peter, pero éste a penas y se mostraba consciente. –No… ¡No! ¡No, no, NO! ¡Puta madre! ¡¿Qué mierda se supone que haga ahora?! ¡No puedo dejarlo morir! ¡Tú no te vas a morir, ¿oíste, Peter?! ¡No me dejes! –chillaba Wade, las lágrimas rodándole por las mejillas.

-Yo puedo ayudarte… -dijo una voz femenina, muy suave y robotizada. Wade miró hacia todas partes, no muy seguro de dónde provenía. –Aquí, Deadpool.

El mayor se volvió, topándose con un pequeño dron en forma de araña flotando cerca de su hombro derecho. Frunció el ceño… drony nunca había hablado y menos como una mujer de voz ronca y sexy.

- ¿D-Drony…? –preguntó, no muy seguro de que aquel fuese su dron.

-Mi nombre es Karen, soy el IA del traje de Peter. Voy a ayudarte a ponerle a salvo. –le explicó de nuevo la voz sexy. Wade asintió, sin pensárselo dos veces.

-Por supuesto, ¿qué debo hacer? ¿a dónde lo llevo?

-El veneno de las Viuda Negra hembra es muy potente en enormes cantidades. Lo principal por ahora es poner un poco de hielo sobre la mordida y no mover demasiado a Peter: Los movimientos bruscos harán que el veneno se extienda de forma más apresurada por el torrente sanguíneo.

-Hielo, vale. Lo tengo. –Deadpool abrió una de las bolsas de su cinturón y sacó un pequeño bote de dentro, extendiéndolo frente a la pequeña araña. - ¿Esto servirá?

El dron escaneó el objeto con una pequeña luz color azul pálido.

-Su temperatura es muy fresca, así que es útil. Es seguro aplicarlo sobre la picadura, no va a infectarla.

Deadpool abrió el bote de lubricante y vertió una buena cantidad en sus dedos, frotándolo en el cuello de Peter que empezaba a ponerse rojizo e hinchado justo donde la maldita araña lo había picado. Negó con la cabeza.

-No comprendo, si él es parte araña… ¿por qué le afecta el veneno de ésa cosa? ¿No debería ser inmune a la picadura de otras arañas? –preguntó, frotando con cuidado el líquido viscoso y helado sobre el cuello del menor.

-Peter fue mordido por un espécimen único de araña, no venenoso. Por eso el veneno de la Viuda Negra le afecta, porque su factor de curación es muy limitado en cuanto a venenos.

-Por supuesto qué no iba a ser venenoso, es más dulce que la diabetes. –masculló el mayor, negando con la cabeza. –Vale, Karen, ¿ahora qué sigue?

-Los síntomas empeoran entre los primeros treinta y sesenta minutos, debe recibir atención médica antes de ése tiempo. Mis sensores indican que su presión está subiendo rápidamente, lo cual no es bueno porque hará que el veneno se extienda más deprisa hasta alcanzar sus órganos y volverse fatal. Necesitará dosis de Fentanilo, diazepam, lorazepam e incluso calcio para evitar los espasmos y el dolor…

-Espera… ¿dijiste fentanilo? Conozco a alguien que tiene acceso a fentanilo. –el mercenario sacudió la cabeza. –Venga, salgamos de aquí… sé exactamente qué hacer.

Deadpool cogió a Peter entre sus brazos, acomodándolo lo mejor posible para que el castaño no se moviese demasiado y empezó a dirigirse a la salida de aquella habitación. Se paró al llegar al barandal, mirando hacia la enorme vidriera sobre su cabeza… estaba seguro de que tenía cuerda y gancho en su bolsa, podría escalar hasta ahí y salir de ahí antes de que alguna otra desgracia ocurriera. Pero antes, debía hacer un par de llamadas. Cogió su bolso y revolvió en uno de los bolsillos, cogiendo su móvil de Hello Kitty.

-Karen, ¿podrías decirme más o menos cuánto tiempo tenemos antes de que el veneno sea fatal? –preguntó el mayor, poniéndose el móvil entre el hombro y la oreja mientras miraba el rostro de Peter contraído en una mueca de dolor.

-Picaron a Peter hace aproximadamente 14.8 minutos… eso nos deja con 15.2 minutos antes de alcanzar el límite de treinta minutos y 45.2 minutos antes del límite de sesenta, respectivamente. ¿Qué tiene pensado hacer, Deadpool?

-Es tiempo suficiente… ¿Hola? ¿Dopinder? Sí, es DP… necesito que vengas a recogerme y rápido, si no vienes en menos de quince minutos mi novio se va a morir. –el mercenario escuchó y luego puso los ojos en blancos. –Sí, dije novio, Dopinder. Súperalo y trae tu culo a… ehh… ¿Dónde estamos exactamente, Karen?

-29-11 y Avenida 39, Queens.

-Vale, ¿oíste a la chica sexy, Dopinder? ¿Qué? ¡No! Joder, ¿qué parte de inconsciente no estás entendiendo? No soy necrofílico, Dopinder. ¡Sólo date prisa, ¿quieres?! Vale. Estaré esperando afuera. –el mercenario cortó la llamada. –Vale, Karen todo…

Un gruñido le interrumpió justo en ése momento. El mayor suspiró, cogiendo a Peter con más fuerza entre sus brazos y echándose su bolso al hombro… todavía tenían que salir de ahí.

[¿Máximo esfuerzo?]

<Joder, y esto que ya empezaba a ponerse bueno. ¿Al menos le dirás a Weasel que nos traiga cerveza? Morimos de sed y ya trabajamos mucho.>

El mercenario asintió, revisando las balas en la cámara de Las Gemelas. Volvió a asentir, tenía exactamente doce balas así que tendría que repartirlas de forma igualitaria entre los juguetes de Francis. No había porque alterarse, doce era su número de la suerte.

-Vale… máximo esfuerzo. –el mayor dejó a Peter en el suelo y chasqueó el cuello, preparándose para otra matanza. –Karen, vigila a Peter… papá tiene que sacar su ira.

Y dicho eso, se lanzó contra las mutaciones.

Lo último que Peter alcanzó a ver, fue un borrón rojo.

-Deadpool… no… -masculló, pero el veneno le tenía débil.

Cerró los ojos y no volvió a abrirlos más.

[…]

-¿Y bien? Él va a estar bien… ¿verdad? –preguntó Wade con voz temblorosa, viendo como Weasel le abría un ojo a Peter y observaba detenidamente.

El mercenario se mordió el labio deforme, tratando de no mostrarse nervioso, pero la verdad es que en cuanto Peter empezó a retorcerse entre espasmos y los ojos le rodaron dentro del cráneo hasta ponerse en blanco casi se había meado en los pantalones de miedo. Weasel suspiró, enderezándose y revisando la improvisada intravenosa que había hecho de un gancho de ropa y una bolsa de plástico. Wade se pasó las manos por la cabeza calva, el silencio matándole segundo a segundo.

[¿Qué tal si no vuelve a despertar? ¿O si lo trajimos demasiado tarde con Weasel?]

<Les dije, par de imbéciles, que debimos haberlo llevado con Stark. Él tiene todas ésas mierdas tecnológicas, pudo haberlo tratado mejor, Wilson. Cómo a Spidey llegué a pasarle algo…>

-Joder, ¿quieren callarse la puta boca? ¡Ya entendí, vale! La cagué, no debí haberle llevado con Francis. Ya dejen de hacerme sentir peor… -gruñó Wade, soltando un suspiro. - ¿Quieres decirme si va a estar bien o no de una jodida vez, Weasel? Odio los silencios incómodos, tú lo sabes bien. –se quejó, impaciente ante el mutismo del rubio.

Weasel dio un par de golpecitos a la bolsa de plástico para disolver el fentanilo y finalmente se volvió a encarar al mercenario, que estaba sin máscara y cuyos ojos azules se veían aterrados como los de un pequeño crío. El rubio dejó la pequeña linterna a un lado y se cruzó de brazos.

-El crío va a estar bien, Wilson… tienes suerte de que haya ido a la escuela de medicina o de lo contrario éste muchacho se habría muerto hace ya rato. –le dijo severamente.

Wade suspiró aliviado… un pelo más y Peter no la libraba. Frunció el ceño, todo aquel desastre había sido culpa suya, por querer meter al castaño en sus asuntos. Suspiró, el peso de la realidad aplastándole junto con la culpa. Se volvió a ver a Peter, cuyo rostro seguía pálido y sudoroso, pero al menos ya no estaba retorciéndose de dolor ni echando espuma por la boca.

[Por ahora. A ver qué le ocurre la próxima vez que se te ocurra meterlo al taller de Francis, menudo imbécil.]

<Wilson, sabes que Blanca me cae como el culo, pero tiene razón…un poco más y Peter en verdad pudo salir herido.>

-Ya, vale… ¿creen qué no lo sé? Ya me siento como una mierda, gracias. –masculló el mayor, volviendo la vista porque la visión de Peter en ése estado le revolvía el estómago.

-Y debes sentirte como una mierda… casi mataste a un crío, Wade. –siguió machacándole Weasel, la expresión de Wade al borde de las lágrimas. El blondo suspiró. –Wade… sabes que hemos sido amigos por años y que mis morales no son mejores que los tuyos, pero… -se volvió a ver al castaño, frunciendo el ceño. –es obvio que éste chico no pertenece con nosotros. El mero hecho de que sea Spiderman ya lo pone a años luz de nosotros.

-Lo sé… -susurró Deadpool, mirando al suelo y conteniendo las lágrimas.

Peter era demasiado bueno para él.

Jamás le había quedado duda de eso. Weasel sacudió la cabeza, enfocándose en hacerle ver su punto al hombre de las cicatrices.

-Lo qué quiero decir es que… no sé en qué andes metido, o mejor sí, andas detrás de Francis, pero… quizá ése no es un lugar para un crío como…

-Lo sé.

Weasel alzó sus ojos grises hacia el mercenario, completamente atónito.

- ¿Qué? –masculló, no muy seguro de haberle escuchado correctamente.

-Dije que lo sé… Peter es demasiado bueno para juntarse con alguien como yo. Eso ni siquiera está en discusión.

Weasel parpadeó, no muy seguro de que Wade estuviese en sus cabales.

-Vale, ¿quién eres y qué hiciste con Wade? Porque el Wade que yo conozco desde hace quince años jamás en su vida admitiría que la ha cagado… -el rubio observó con cuidado al mercenario, cuyo rostro estaba más serio de lo que se lo había visto nunca.

Wade nada más suspiró, negando con la cabeza y encaminándose hacia Peter. Se arrodilló a la altura del castaño y le acarició el cabello con cuidado, viendo como el menor suspiraba y se revolvía un poco ante su contacto. Deadpool sonrió, no una sonrisa normal de las suyas, sino una triste al darse cuenta de lo que tenía qué hacer. Volvió a suspirar.

-Tienes razón, Wease… -retomó la palabra y el rubio abrió los ojos como platos ante las palabras del mayor. –Petey no pertenece con nosotros. Aparte de un par de gamberros aquí y allá, es obvio que él nunca se había metido en algo como lo de Francis. Y no pienso volver a arriesgar su vida así nunca más.

Weasel se quedó de piedra cuando cayó en cuenta de lo que estaba pasando: Su mejor amigo se había enamorado de Peter. Lo sabía porque la única vez que lo había visto así, era cuando estaba con Vanessa y le habían detectado el cáncer. El rubio apretó los labios, preocupado ya que siempre que Wade se enamoraba las cosas no terminaban bien. Se acercó al mercenario, apoyando una mano sobre su hombro.

-Es un crío, Wade. Y creo que lo correcto es que lo dejes en paz… no quiero verte en la mierda de nuevo. –Wade sonrió, palpando la mano de Weasel con afecto.

-Lo sé, colega. No pasará, nada más hay que mirarse en un espejo… -el mayor río de forma ácida, negando con la cabeza para limpiarse las lágrimas. –Vale, suficiente de ésta mierda sentimental. Hay que llevarlo a casa, como se enteren sus padres de que ha andado pateándole el culo a un montón de mutantes van a flipar en colorines.

El mercenario cogió la máscara de su bolsillo, volviendo a deslizarla sobre su rostro y escondiendo así la lágrima rebelde que se le había escapado hacía unos segundos. Weasel sonrío, le dolía ver a Wade así, pero sabía que era lo mejor… si el mercenario volvía a enamorarse estaba seguro de que el corazón de su mejor amigo no iba a resistir otra pérdida más, porque es lo jodido del amor: Una vez te arrancan lo que más quieres, nunca vuelves a ser el mismo. De eso, Wade era el mejor ejemplo luego de que Vanessa falleciera.

-¡Así se habla, colega! Y al regreso podemos irnos de putas como siempre. –Weasel le dio una palmada en la cabeza a Wade. –Iré a por el coche, ¿hasta dónde vamos a ir? –preguntó, cogiendo las llaves y poniéndose una chaqueta.

-No muy lejos, vive en la torre Stark. –el rubio dejó caer las llaves cuando el mayor mencionó el apellido Stark.

-No me irás a decir que…

-Sip. Peter es el hijito del Capi América y el hombre hojalata. –confirmó Wade y el rubio no pudo estar más de acuerdo en que Wade y su pito hacían bien al mantenerse lejos del castaño. –Oye, Weasel… ésta cosa que le inyectaste… no va a hacerse adicto, ¿verdad? Porque he visto a varios críos en los bares meterse ésa mierda en las venas y volverse cucú.

El rubio negó con la cabeza.

-Nah, qué va. Él lo necesita, es nada más un analgésico para contrarrestar los efectos del veneno. [Una vez se limpie de su sistema ni siquiera recordará que se lo pusimos. –le aseguró, y Deadpool asintió más tranquilo.

Lo menos que quería era hacer a Peter un drogadicto, había vivido lo suficiente con su padre como para saber que las drogas eran la peor mierda del mundo. Weasel salió de la habitación y Wade finalmente suspiró, contemplando al castaño e intentando grabar cada detalle en ése rostro aniñado lo mejor posible.

[Joder, Wade… ¿Por qué hacer lo correcto siempre tiene que ser tan jodidamente asqueroso? Por eso no somos superhéroes, porque no nos sale ésta mierda de hacer lo correcto.]

<Ya puedes besar ése culito de despedida, Wilson…probablemente moriremos antes de encontrarnos con uno igual…>

Wade se río ante el mal chiste. El mejor que nadie sabía que era más probable que Weasel se hiciera sacerdote a que él muriese… su factor de curación jamás se lo permitiría. El mayor volvió a suspirar, el peso de la despedida encogiéndole más y más su mullido corazón con el paso de los minutos.

-Vale, Baby boy… parece que éste es el adiós. Ni tú ni yo volveremos a vernos nunca… ya no tendrás a nadie tocándote de los cojones ni haciéndote rodar los ojos de ésa manera tan chistosa. –el mercenario se mordió el labio, sentía como los ojos empezaban a ponérsele aguados. –Créelo o no, te voy a extrañar, Spidey. A ti y a tus regaños y a la forma en que me haces ser un poquito mejor persona.

El castaño se revolvió, atrapando el brazo del mayor entre sus manos y aferrándose a él como un pequeño gatito. A Wade se le escapó un pequeño sollozo… ¿Por qué mierdas se lo estaba haciendo tan difícil?

[¿A quién queremos engañar, Wade? Nos tiene patas arriba… aunque sea un gruñón de mierda.]

< ¿Estás seguro de que tenemos que devolvérselo a Stark y al Capi? Si lo secuestramos… digo, no tiene qué enterarse de que fuimos nosotros…>

-Deadpool… tengo miedo, Deadpool… -mascullaba el menor, haciendo sonreír al mercenario que le acariciaba la sien con dulzura.

-No te preocupes, Spidey… ya no tendrás que sentir miedo nunca más. Te lo prometo, y soy un hombre de palabra, aunque sea un mercenario. No soy ningún mentiroso. – le prometió Wade, inclinándose hasta juntar su frente con la del menor. –Te doy mi palabra de ciudadano canadiense.

Un bocinazo le sacó del momento. Weasel ya estaba abajo esperándole… suspiró, volviéndose a contemplar el rostro de Peter una vez más y levantándose la máscara hasta la nariz, se inclinó sobre los labios sonrosados del castaño y presionó con delicadeza. Jamás en su vida había besado unos labios tan suaves y cálidos.

-Te voy a extrañar, Peter… -susurró, las lágrimas deslizándose por debajo de la máscara. –Te quiero.

Y con eso… desapareció de la vida del castaño.

[…]

- ¡Deadpool! –chilló el castaño, levantándose de golpe, sus sentidos alerta como si aún siguiera en el hotel.

Peter parpadeó varias veces, intentando despejarse la confusión que le cayó encima como un balde de agua fría, pero sus ojos no le habían engañado: Estaba en su habitación, a oscuras y muy lejos del hotel y de aquellas criaturas extrañas. “Pero… ¿cómo llegué aquí? ¿Fue todo un sueño?” pensó el adolescente confuso, viéndose las ropas que ya no era su traje de Spiderman sino su pijama usual. negó con la cabeza, sacudiéndose las sábanas de encima y seguro de que algo ahí andaba mal. Peter recordaba haberse metido en un hotel abandonado con Deadpool, haberse peleado con un montón de mutantes mitad araña y… y a una mujer Viuda Negra que le había picado el cuello y luego él se había desmayado.

- ¡Sí! ¡Es cierto! –gritó el joven con júbilo, pero antes de que pudiese correr al baño la puerta de su habitación se abrió de golpe. Peter se quedó helado justo donde estaba.

- ¡¿Peter?! ¡¿Estás bien, hijo?! –entró Tony agitado en su habitación. Se había asomado de su laboratorio a la cocina para prepararse un café cuando escuchó el chillido del castaño. - ¿Pasó algo, Pete? –preguntó, enarcando una ceja al ver a su hijo en pijama y con los ojos como platos.

- ¡Papá! ¡No, nada! –Peter negó con la cabeza, recordándose que debía actuar natural. –Creo que fue un sueño nada más y yo… me caí de la cama. Lo siento. –se disculpó el muchacho, rascándose la nuca nerviosamente.

Tony suspiró. Su hijo a veces podía comportarse muy raro, pero al mayor de los Stark no le quedó de otra que atribuírselo al hecho de que Peter era un adolescente y con diecisiete años hasta él tenía sus hábitos cuestionables.

-Vale, vuelve a la cama, niño… Es tarde y Ned dijo que debías descansar. Ésa picadura de araña no ha sido ningún chiste. –Tony hizo además de irse, pero la voz de Peter le interrumpió.

- ¡Papá, espera! –el menor se volvió, enarcando una ceja. Peter carraspeó. –P-Perdona… ¿dijiste que Ned me trajo? E-Es que casi no me acuerdo… -Peter volvió a rascarse la nuca, siempre que estaba nervioso lo hacía.

-No es para menos, creí que estabas muerto cuando te trajo ésta noche. Su mamá nos dijo que una viuda negra te había picado mientras limpiaban el cobertizo en el patio. Ahora, qué rayos hacías limpiando un cobertizo en el patio de Ned, no tengo ni idea, pero el doctor nos dijo que debías guardar reposo… cosa que obviamente no estás haciendo. –recalcó Tony, más Peter no le estaba prestando atención.

“Eso no tiene sentido… nada de esto lo tiene. ¡Joder! Deadpool, ¿qué hiciste?” pensó el castaño, llevándose la mano al cuello y topándose con un montón de vendas. Seguramente se las habían puesto en el hospital cuando le trataron la picadura, pero de algo estaba seguro: No había ocurrido en el patio de Ned, eso ni de coña. Miró el reloj sobre la veladora de noche, era de madrugada por lo que tendría que esperar un poco antes de llamarle a Ned y preguntarle qué demonios había ocurrido.

-Ahora, ¿podrías volver a la cama? A Steve no va a hacerle gracia si te pasa algo por estar despierto. Y ni hablar de la bronca qué me va a echar encima si ve que estás hablando contigo… -Tony se cruzó de brazos, seguro de que aquella no era toda la historia, pero no estaba de humor para sacarle la verdad a su hijo. Al menos no a las dos de la madrugada.

-Sí, vale… lo siento, papá. Buenas noches. –el castaño volvió a cubrirse con las sábanas, esperando con impaciencia a que el mayor se marchara.

-Buenas Noches, hijo.

Y con eso, Tony salió de la habitación de Peter. El adolescente negó con la cabeza y cogió el pequeño papel junto con un peluche de Hello Kitty que no había notado antes… era segurísimo que Deadpool era quién los había puesto ahí. Peter desdobló aquella hoja de papel con las manos un poco temblorosas, su corazón latiendo contra sus costillas al estar a punto de enterarse de lo que en verdad había ocurrido. La nota ponía así:

Baby boy ~

Creo que no debemos mezclarnos, es obvio que no vamos bien juntos. Sobran las explicaciones, pero cumpliré mi promesa de no darte más problemas. Buscaré a Francis por mi cuenta y cuando le atrape, me iré devuelta a Canadá. Te dejé en casa de tu amigo el gordito, me dijo que él te llevaría con tus padres y al hospital. Espero que no te haya pasado nada. Y Peter…

Lo siento mucho.

DP.-

Peter frunció el ceño y revisó la parte trasera de la hoja escrita a la carrera y con letra chueca, pero allí no había más nada. El castaño se quedó muy quieto, mirando por los enormes ventanales hacia las luces de la ciudad mientras estrujaba el peluche de Hello Kitty contra su pecho. Sin saber por qué, un torrente de lágrimas se desbordó por su mejilla y tuvo que morderse con fuerza el labio para no empezar a sollozar… pero no podía, las palabras de Deadpool le habían cortado como un cuchillo justo en el centro del alma. Frunció aún más el ceño, puesto que ni siquiera entendía porque lloraba por el mercenario cuando lo que más quería hacía un par de semanas era que se largara de su vida. Y cuando finalmente se dio cuenta, el sol empezaba a asomar en el horizonte.

Le quería.

Con todo y su infantilismo, su enorme bocaza y lo mucho que le irritaba… Peter no podía negar el hecho de que se había terminado enamorando del mercenario bocazas, sin importar tan ilógico o falto de sensatez fuese aquello. Le quería. Quería a Deadpool, el mismo asesino que le había asustado con su brutalidad hacía sólo un día. Pero…

Le quería. A él.

A Deadpool.

-Idiota… -sollozó el menor, porque saberlo no le hacía sentir para nada mejor.

De hecho…

Era la segunda vez que alguien le rompía el corazón.

Y dolía.

Dolía como el infierno.

Notas finales:

WAAAAA! T.T

Vale, ahora sí que se viene el salseo chicos…

¿Qué opináis del cap de ésta semana? Algo triste, ya sé :’( ¿Será que Wadey hizo bien dejando a la arañita? ¿Será que Peter va a aceptar sus sentimientos por Bocazas? ¿Qué pasará ahora? CHAN, CHAN CHAAAAAN LOL XD

La verdad es que me divertí un montón con éste cap, más porque al fin hubo algo de acción y porque Wade (o sea, Wade sin ser Deadpool) ya hizo aparición y era uno de los encuentros que más quería, entre Peter y Wadey. Espero que os haya gustado, me gustaría saber que pensáis ya que algunos (EJEM, Gabito, te hablo a ti querida ¬u¬) opináis que son dos Deadpool, ¿será? ¿O será que Wade está jugando con Petey? Tendréis que seguir leyendo para averiguarlo, MUAHAHAHA! :3

¡ENFIN!

De nuevo muchísimas gracias por darle tanto amorsh al fic, como ya os he dicho 13745647364757 veces, significa mucho más de lo que puedo expresaros el que tantas personas sigan el fic y espero saber qué opináis al respecto en los RW, sóis lo máximo, en serio que pese a mis dificultades ustedes hacen de mi vida algo muchísimo mejor y me motivan a seguir escribiendo y a creer en mí misma y por eso os estaré agradecida hasta el infinito ♥

Vale, os dejo porque tengo que ponerme a con lo de la Uni. Nos leemos pronto,

¡Un besazo! ♥


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