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Una segunda oportunidad por chicapublicista

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Notas del capitulo:

siento tardarme en actualizar, pero si quieren ir al dia pueden ir a mi wattapad 

Unos enrojecidos ojos y notorias ojeras adornaban el cansado rostro de Kakyoin. Todo aquel que lo observaba al pasar podía notar que no había pasado la mejor de las noches. De bar en bar así había continuado el día el respetado profesor de la secundaria Morioh después de terminar con el corazón roto en una cafetería; intentaba ahogar sus penas en el vil alcohol que el mismo les aconsejaba a sus alumnos no consumir. Quería olvidar a como dé lugar sus errores y no había mejor compañero para alguien que había perdido su alma que el mismísimo alcohol; pero a pesar de beber hasta mas no poder, no pudo olvidar la cruel mirada que recibió por parte de la persona a quien más lastimó en el mundo.

Tambaleándose y sin fuerza en sus extremidades llego hasta la entrada de la secundaria. Apoyo su cuerpo en la muralla intentando recuperar fuerzas para continuar con su camino. Aún vestía la ropa del día anterior, la cual no olía del todo bien; una mezcla de olores estaba impregnados en su camisa de color blanco y pantalones negros favoritos; un olor a alcohol y humedad emanaban fuertemente de sus prendas.

Su cabeza dolía horriblemente, el sonido de los pasos, risas y murmullo de los alumnos que llegaban a la escuela retumbaban en su cabeza de manera infernal, haciendo zumbar sus oídos como si se encontrase con la cabeza apoyada en un parlante a todo volumen. A pesar de estar completamente quieto veía como el piso se movía de forma singular provocando en él un mareo y ganas de expulsar todo el contenido de su estómago.

Con pasos torpes continuó su camino, deteniéndose de vez en cuando para no vomitar. A pesar del pésimo estado en el que se encuentra logró llegar al aula de profesores, sorprendiendo a todos los que se encontraban en su interior. Era la primera vez que lo veían así, y tampoco en sus vidas esperaban verlo de esa manera; para ellos Noriaki es una persona respetable que sin importar el motivo no se presentaría a su trabajo de una forma tan vergonzosa. Algunos curiosos se acercaron al borracho que de alguna forma entre tambaleos caminaba hacia su escritorio; las preguntas del porque llego en esas condiciones no se hicieron esperar, pero no recibían respuestas, en su lugar solo se oían unos pequeños gruñidos venir del pelirrojo.

Sus parpados comenzaban lentamente a cerrarse, el no dormir y el efecto del alcohol están haciéndole perder el conocimiento; con la poca fuerza que tenía obligaba a sus ojos a no cerrarse, pero estos parecían ignorar sus órdenes. Su cuerpo comenzó a balancearse hacia un lado haciéndole perder equilibrio para caer directamente contra el suelo. A pesar de sentir como caía no tenía la fuerza suficiente para hacer aparecer a su stand y que este lo ayudará a no caer, por lo que se resignó a lo que venía.

Esperaba sentir el dolor de la caía que se veía venir, pero vez de sentir su cuerpo golpearse contra él suelo, noto como unos fuertes brazos lo sostuvieron a centímetros de tocar el suelo.

Lentamente comenzó a mover su cabeza para buscar con su mirada cansada a quien había sido su salvador, pero con una vista borrosa no podía ver con claridad quien era la persona que con fuerza lo sostenía. Creyó ver lo que podría ser un gorro, pero su confusa visión no le permitía diferenciarlo bien, pero si aquello era un gorro solo había una persona en el mundo que llegaría en el momento justo para salvarlo.

- Jojo -murmuró débilmente para luego esbozar una pequeña sonrisa mientras acomodaba su cuerpo para poder observarle mejor - lo siento… mucho -llevo una de sus manos al rostro de quien creía que ver, acariciando con ternura su mejilla- fui un idiota…te dañe… ¿me perdonas? – pregunto tristemente en susurros mientras que de sus ojos comenzaron a caer un par de lágrimas antes de que el cansancio le ganará y obligará a cerrar por completo sus párpados para caer en un profundo sueño ante la mirada de asombro de sus colegas y de quien lo sujetaba aun en sus brazo..

(.....)

"En el siguiente segmento de la radio Morioh leeré las cartas que nuestros amados oyentes nos dejan... ¡comenzamos! La carta la envía "corazón roto" y dice así ...<<me encanta tu programa Harada, eres un gran consejero y es por ello por lo que me gustaría pedir tu consejo. Le hice un gran daño a la mujer que más amo, le roto el corazón y no sé cómo solucionarlo, ¿qué consejo me darías?>> querido "corazón roto" la mejor solución a un problema como ese es intentar reconquistarla, demostrándole lo arrepentido que estas y prometiéndole que no volverás a dañarla..."

La voz del locutor se oía por toda la enfermería haciendo eco en cada rincón de ella. También pero con menos intensidad se podía oír el sonido de una cuchara golpeando una taza, al igual que el canto lejano de unos pájaros al pasar.

Sus ojos se abrían lentamente intentando acostumbrarse al brillo de la luz del día. Llevo una de sus manos a frente dando unos pequeños masajes en ella para aliviar el dolor punzante que sentía. Cuando sus ojos finalmente de acostumbraron al intenso brillo comenzó a examinar el lugar donde se encontraba. Podía ver el techo blanco y unas cortinas del mismo color que se encontraban alrededor de la cama. Al descubrir donde se encontraba no tardo en llamar a quien debía estar a cargo del lugar.


-voy, voy – se escuchó la voz del enfermero al otro lado de la cortina

Noriaki apoyo sus manos a los lados haciendo fuerza para poder levantar su pesado cuerpo; con gran dificulta logro sentarse en la cama apoyando su espalda contra el respaldo.


No tenía un recuerdo claro de como llego a la enfermería, sus recuerdos se encontraban un tanto borrosos y confusos; se recordaba a si mismo bebiendo a más no poder en un bar para luego caminar en medio de la noche hasta una plaza con una botella en mano, con la cual continuaría bebiendo entre lágrimas. El recordar todo le hacía sentirse patético, no podía creer que para olvidar su dolor se hubiera ahogado en alcohol, y el hecho de que estuviera en la enfermería de la secundaria le daba a entender de que de alguna forma llego ahí.

Un olor fuerte se adentró en su nariz lo cual le provoco un asco; observo a su alrededor buscando de donde provenía el hedor, hasta caer en cuenta que era él; levanto uno de sus brazos y lo llevo hasta su nariz para oler como la humedad y el alcohol se mezclaban en su ropa causándole nauseas.

-buenos día borrachín- Will había llegado a su lado con una taza que contenía lo que parecía ser café, la cual se la ofreció para luego tomar asiento en una pequeña silla que se encontraba ahí- tómalo, te hará bien para la resaca

Kakyoin la acepto de mala gana, no deseaba beber café ni nada, pero sabía muy bien que si se negaba, el peliazul lo obligaría a la fuerza a beberlo. Le dio un pequeño sorbo a tan amargo líquido lo cual cambio su desanimado rostro a una expresión de desagrado

-amargo- Alejo rápidamente la taza de su rostro

-te lo bebes todo -dijo recalcando cada palabra - mira que llegar borracho a la escuela, ¿en qué pensabas?, además no eres bueno con el alcohol.

- ¿cómo es que llegue a la enfermería? - pregunto ignorando por completo la pregunta que le habían hecho.

- Higashikata Josuke te trajo -suspiro- dijo que te vio entrar a la escuela tambaleándote y te siguió hasta el salón de profesores para luego cargarte hasta aquí

- en…entiendo – bajo la mirada sintiendo una gran pena al saber que uno de sus alumnos lo había visto en ese estado y más ser cargado por el hasta la enfermería.

-bebiste demasiado, has dormido más de 5 horas

-¡¿que?! -exclamo sorprendido mientras que con su mirada buscaba el reloj más cercano para confirmar lo anterior- ...mis clases, hoy tenía que tomar un examen y..

-olvida esas cosas- interrumpió- Kakyoin, te das cuenta que bebiste demasiado, pudiste dañar gravemente tus órganos, si lo que deseas es matarte pudiste lanzarte al océano y por poner fin a todo -su voz no tenía su típico tono sarcástico, era más bien una voz sería y llena de preocupación.

- Lo..lo siento….realmente lo siento -sabía que disculparse no solucionaría nada, estaba consiente que el beber hasta perder la conciencia no era la mejor de las decisiones, pero sentía la necesidad de pedir perdón.

- No sé qué pasó contigo y Jotaro ayer, pero no debió terminar bien si terminaste bebiendo como si no hubiera un mañana.

- Jotaro… -los recuerdos del día anterior llegaban a su cabeza de golpe como si - ...él ahora mismo debe estar odiándome -sus ojos se volvieron cristalino y unas lágrimas amenazaban con salir a flote

- No..no llores -le ofreció un pañuelo que llevaba siempre consigo, era lo mejor que podía hacer por él, ya que no sabía cómo reaccionar al ver a alguien en esa situación 

-gracias -aceptó el pañuelo, el cual uso para limpiar su nariz que comenzaba a moquear de a poco- ten- se lo ofreció de vuelta

- te lo regalo- hizo una pequeña mueca de desagrado al decir eso, mientras que con sus manos se negaba

-tenías razón- dijo volviendo agachar la cabeza para ver su triste reflejo en el café que aún tenía entre sus manos.

- siempre la tengo -rio al final de su oración- ¿pero en que tenía la razón ahora?

- el no me elimino de su vida, fui yo quien se equivocaba- y nuevamente unas lagrimas comenzaron a aparecer en sus ojos- y ahora debe odiarme por huir él por tantos años.

- no pienses eso

- fui un idiota al pensar eso, confié tan poco en él.

Will observo en silencio como las lágrimas del pelirrojo comenzaban a caer sobre la taza mezclándose con el aún caliente café. Quería ponerse de pie y consolarlo de alguna forma, pero eso no era propio de el y sabia que un simple consuelo no solucionaría nada. Conocía a Kakyoin desde que este despertó, estuvo a su lado en su recuperación y ahora estaba ahí con el escuchando su lamento. Lo quiere lo suficiente, al punto de considerarlo parte de su familia, y el verlo en ese estado le frustraba, ni como doctor ni amigo podía ayudarlo a sanar.

Tomo todo el aire que sus pulmones le permitieron y se dio ánimos a sí mismo para poder estirar uno de su brazo y posar su mano sobre el hombro del ojivioleta. Iba a pronunciar unas palabras de consuelo con una voz nerviosa y temblorosa, pero al sentir la puerta de la habitación abrirse fuertemente aparto su mano rápidamente esperando que su amigo no se hubiera dado cuenta de lo que estaba por hacer.

Tanto Kakyoin como su medico miraron a quien acababa de llegar entre tan gran estruendo. Frente a ellos se encontraba la directora, con ojos llorosos y bastante agitada. Camino rápidamente hacia Noriaki, sentándose a su lado en la cama, estiro ambos brazos para tocar con sus manos el rostro cansado de su amigo, observando fijamente su desanimada mirada.

- ¿podrías entrar con menos escandalo? - pregunto el enfermero, molesto por aquella entrada, pero fue totalmente ignorado

- ¡Kakyoin! - sin importar que este sostuviera una taza se balanza sobre él. Con sus brazos rodeo le rodeo el cuello y poso su cabeza a un lado de la de el- ¡me asustaste tanto! - su aguda voz con suerte se podía oír entre su llanto- ¡¿Cómo pudiste beber tanto?!- se separo de el marcando una distancia prudente- no podía creer que hubieras llegado borracho

-perdón, no era mi intención preocuparte- respondió el pelirrojo con una sonrisa

- tus gritos harán que le duela la cabeza- comento Will mientras que su pie le daba unos golpecitos a la mujer que tanto lloraba- deja de chillar

- ¡deja de golpearme! - grito en su defensa, devolviéndole igualmente el golpe con sus pies

- ¡¿quieres pelear niña?!- se puso se pie, cosa que ella hizo igualmente haciendo que ambos quedaran frente a frente

-veamos que tanto puedes hacer, enfermero de pacotilla- levanto su mirada de forma desafiante mientras que posaba sus manos sobre su cadera, tomando una pose desafiante

Noriaki observaba aquella situación bastante común para él. Desde que los conoció los recordaba peleando por cosas muy estúpidas, como por ejemplo un color; aquellas discusiones le causaban diversión, el ver como una mujer de una estatura mucho menor actuaba de forma altanera contra alguien que la superaba en tamaño y fuerza. Era como si viera a una ardilla pelear contra un perro. A pesar de que estaba acostumbrado aquella situación, esta vez el verlos discutir le dio paz y alegría. Se sentía aliviado, la atmosfera tan pesada que reinaba a su alrededor había desaparecido por completo, era como si por unos segundos hubiera olvidado por completo todo su dolor.

Una risa hizo que quienes peleaban a base de palabras se detuvieran en seco. Miraron de donde venia el sonido. el pelirrojo reír alegremente, aquello de alguna forma los alegro, contagiándoles la risa.

Rieron hasta sentirse satisfechos.

- me alegra tanto que puedas reír – la peliazul llevo sus manos al rostro de su amigo corriendo el mechón rizado tan característico que tiene para poder verle mejor el rostro- ¿ya te encuentras mejor?

- no te preocupes, soy mas fuerte de lo que aparento – sonrió y aquella sonrisa no era como las demás, era una sonrisa totalmente sincera.

- ¿y que es lo que harás? - pregunto Will quien nuevamente volvía a tomar asiento- no creo que vayas hallar la respuesta en el alcohol nuevamente

- eso fue un error, no volveré hacerlo – aquello lo apenaba bastante, sabía muy bien que sería recordado siempre por llegar borracho a trabajar- aun no lo se muy bien, pero es algo que debo solucionar solo

- ¿intentaras recuperar su amor?

- ¿a..amor?....han sido 11 años, me extraño, eso dijo él…pero amarme aun con la misma intensidad, ¿crees que alguien podría amar a un “muerto” por más de 11 años?

- no lo conozco bien, pero tu no lo has dejado de amar, ¿no?...¿por qué él no podría haberte amado por 11 años?, se que piensas que lo que ustedes tuvieron en ese viaje no era necesario para ser considerado amor, pero no todos piensan igual, tu no piensas asi

- aunque no me ame igual que hace 11 años, solo quiero conseguir su perdón de alguna forma…comenzar como el día que partimos a Egipto, aun si es como amigos…… o conocidos

- bueno, yo creo que deberías seguir durmiendo, puedes pensar en ello después, en cómo recuperar su perdón o cosas así, pero ahora debes descansar-  dijo la directora entretanto lo ayudaba a que volviera a recostarse en la cama; tomo la taza de café a medio tomar dejándola a un lado, acomodo la almohada y le tapo hasta los hombros con la única manta que tenía la cama. Lo hacia todo con sumo cuidado, como si se tratase de una madre acurrucando a su pequeño hijo- se que darás tu mejor esfuerzo, Noriaki Kakyoin- antes de alejarse deposito un beso en su frente.

Aquel gesto tan tierno le recordaba a su madre. Ella siempre estaba ahí cuando mas la necesitaba y lo calmaba en los peores momentos, y ahora mas que nunca la necesitaba a su lado, extrañaba sentir sus abrazos los cuales le daban el consuelo necesario, el cómo acariciaba su cabello hasta que lograra dormir,  escuchar su tierna voz decir “todo estará bien, mi querido nori”, extrañaba todo en ella; pero ahora se encontraba a miles de kilómetros de él y debía ser fuerte para afrontar todo lo que pronto se le vendría.

Con el dulce recuerdo de su madre, Noriaki logro conciliar el sueño.

 

(…….)

Eran las 6:00 de la tarde y el horrendo sol golpeaba a todos quienes caminan a esa hora por las calles de la ciudad.

Las ansiadas vacaciones de primavera se encontraban a solo unas semanas y aquello se podía notar en las calles de Morioh; extranjeros y turistas locales llenaban las calles de la ciudad haciendo imposible caminar en ellas. Desde hace un año que la pequeña ciudad se volvió un gran centro turístico gracias a los hitos históricos.


Resaltando entre la multitud de personas se encontraba Jotaro, quien destacaba bastante por sus casi dos metros de altura y su gran atractivo difícil de ignorar; caminaba con una mirada bastante seria en su rostro, lo cual asustaba a cualquiera que cruzara la mira con la de él. Lo sucedido el día anterior tenía bastante irritado al ojiazul, el cual expresaba la tristeza que tenía en su interior con un mal humor. Con el ceño fruncido y diciendo maldiciones voz baja caminaba eludiendo a la gran cantidad de personas que se cruzaba en su camino. Detrás, a solo unos centímetros caminaba rápidamente su joven tío, el cual intentaba no alejarse demasiado de él.

Ambos hombres estaban en busca de una persona que se sospechaba que era un usuario de stand. El buscar a los sospechosos de poseer aquella peculiar habilidad había sido la principal razón por la que el pelinegro había vuelto a Morioh, y a pesar de lo sucedido en la cafetería no podia descuidar su misión.

Llevaban caminando por las calles de la ciudad casi dos horas y aún no encontraban al primer sospechoso. Habían ido a lugares que se sabía que frecuentaba con regularidad, pero no consiguieron encontrarle. Ahora se encuentran en camino al último lugar que se sabe que podría estar.

-aquí es- dijo Josuke deteniéndose frente un parque público.

Aquel lugar estaba completamente repleto de personas de diferentes tipos; algunos eran familias, grupos de amigos, niños, deportista, turistas y personas que estaban simplemente de paso.


-Haruto Fudo- dijo el pelinegro recordando la información que sabía sobre aquella persona- hombre, edad 45 años, soltero, se cree que fue afectado por la flecha el verano pasado al mismo tiempo que los demás, se cree que su stand tardó en manifestarse.

- ¿crees que sea una persona peligrosa? - pregunto el pelimorado mientras que con su mirada buscaba entre la gente. En su mano llevaba una hoja con información sobre el sospechoso, la cual también contenía una foto para poder identificarlo

-no lo sé, pero no hay que bajar la guardia

No tardaron mucho en encontrarlo, no muy lejos de ellos sentado en una banca se encontraba su objetivo. Un hombre de estatura media, traje de oficinista y cabellos color avellana se encuentra con el cuerpo inclinado hacia adelante, sus codos apoyado en sus piernas y sus dedos se entrelazados, mientras que con la mirada veía a todo aquel que pasaba frente suyo. Se notaba un nerviosismo en él, sus pies no podían mantenerse quietos y mordía con fuerza su labio inferior.

-sentémonos ahí- indico Kujo mientras avanzaba hacia una banca que se encontraba vacía.

No se sentaron muy lejos de su objetivo. Debido a la actitud que veían en él debían mantenerlo vigilado en caso de que fuera alguien peligroso. Lo observaron atentamente durante varios minutos, sin moverse ni hablar hasta que el pelimorado cambio todo aquello.

-Jotaro-san…sé que no es el momento, pero necesito preguntarte algo- su voz era nerviosa, había una duda que le mataba por dentro y si no hablaba ahora sentía que esa noche no dormiría.

- como dijiste, no es el momento Josuke- contesto con su típico tono de voz seco. No le importaba lo que fuera lo que le preocupaba a su acompañante, su mente ni su humor se encontraban en las mejores condiciones para responder.

- lo sé, pero es muy importante -su tono de voz subió bastante, pero sin transformarse en un grito. Se notaba en su voz lo primordial que era para él hacer la pregunta.

- yare yare -suspiro resignado. Prefería responder cualquiera fuera su duda que causar un escena por no hacerlo - ¿Qué es lo que quieres preguntar?

- ¿Qué paso ayer con el profesor Kakyoin? - la pregunta tomo por sorpresa a Jotaro, quien de inmediato escondió su mirada con su gorra acompañado de un largo silencio- esta mañana lo vi muy mal, me preguntaba si sabias algo, ayer ustedes se fueron juntos y creí que podrías saber

- no es de tu incumbencia -respondió molesto. No quería hablar de ello ahora y menos con su tío-  ahora concéntrate en el objetivo

- se que no es de mi incumbencia…pero

- ¿si lo sabes porque insistes?, maldición solo concéntrate en el sospechoso.

- ¡Jotaro-san! Esto es serio, se supone que el profesor Kakyoin es su amigo, ¿no?

- no quiero hablar de eso ahora y menos contigo

- está bien, pero vi muy mal al profesor esta mañana, incluso perdió el conocimiento en mis brazos

- ¡¿Qué?! – sorprendido y preocupado por lo que escucho se puso rápidamente de pie; con sus manos sostuvo la ropa del pelimorado obligándolo a levantarse igualmente para quedar sus rostros frente a frente- ¡¿Qué le paso?! ¡¿Cómo esta?!

A pesar del odio y la decepción que sentía hacia el pelirrojo en esos momentos, no podía ocultar su evidente preocupación. El simple hecho de pensar que algo malo le hubiera pasado lo volvía loco.

Sus manos temblaban y en su rostro se podía ver la gran preocupación que tenía.

Para Josuke aquello era nuevo, no esperaba ver aquella reacción por parte de él. Desconcertado miraba los ojos de quien se negaba a soltarlo; aquella mirada mostraba dolor y temor, era una mirada que nunca había visto en el pelinegro.

- Cál...Cálmate Jotaro-san, llamamos mucho la atención- le dio unos golpecitos en los hombros del mayor para que este notara que su actitud atraía la mirada de casi todos.

- tsk – hizo un sonido de molesta al momento que lo soltaba de una forma un tanto violeta . Aquel comportamiento no era propio de el y le provocaba un poco de vergüenza que lo vieran así, pero su miedo era mas fuerte que su orgullo- habla

- el profesor esta bien, solo estaba muy borracho – mientras hablaba comenzó a arreglar su ropa, la cual fue desordenada por fuerte agarre - llego muy ebrio a la escuela, se tambaleaba mucho y es por eso que lo seguí hasta el aula de profesores, ahí mismo logre salvarlo de un golpe contra el suelo y antes de que perdiera el conocimiento dijo algo….. Creo que me confundió contigo

- ¿Por qué dices eso?

- me llamo Jojo…sé que no se refería a mí, no somos tan cercanos para que me llame de esa forma, además dijo otras cosas -levanto su cabeza para poder mirar a Jotaro, quien se encontraba en silencio escuchando cada palabra- él….pedía -se detuvo en seco al notar algo. Sus ojos se abrieron sorprendidos y abrió su boca intentando decir algo, pero no lograba salir de sus cuerdas vocales

- ¿Qué es lo que pedía?

- ¡Jo-Jotaro-san, el sospechoso no está!- con su mano apunto hacia donde hace poco se encontraba su objetivo

El ojiazul se voltea para comprobar que lo que decía su tío era real, y así fue; por ningún lado se encontraba a quien debían vigilar.

- yare yare daze…hay que buscarlo, ¡vamos! -agarro nuevamente de sus ropas a Josuke ordenándole que caminara.

(……)

Desde el día en que despertó hace 6 años, una misma pesadilla persigue a Kakyoin. Siempre se encuentra en el mismo lugar, viviendo la misma situación, oyendo la misma frase y teniendo el mismo final.

Como siempre se encuentra corriendo por las calles del Cairo. La noche es fría y oscura, las calles se encuentran vacías y en silencio, solamente iluminada por la tenue luz de los faroles. Corre sin rumbo alguno, sólo guiado por su instinto; no sabe bien que es de lo que huye, pero algo en él le dice que no sé detenga. Con la respiración agitada y un notorio cansancio llega un callejón sin salida; observa la gran muralla que se encuentra en su camino, analizando como podría seguir hacia el otro lado. Toma aire profundamente mientras examina sus opciones y luego exhala, intentando regular su respiración; hace ese mismo proceso una vez más hasta que logra calmarse, pero aún con el sentimiento de que alguien está tras él. Con una idea clara de cómo llegar al otro lado llama a su stand, el cual lo ayudaría a subir hasta lo más alto de la muralla, pero este no se presenta; lo llama 3 0 4 veces, pero sin resultado. El miedo comienza a apoderarse de su cuerpo, sus piernas tiemblan, su corazón late rápidamente y su respiración comienza a agitarse nuevamente. Sin su stand era una presa fácil para quien lo perseguía.  

Unos lentos y firmes pasos se oyen venir desde atrás, provocándole un escalofrío que recorrió toda su espalda. El miedo le impide voltearse, y aunque quisiera, su cuerpo no le responde-


-Noriaki Kakyoin, todos merecen una segunda oportunidad - una voz ronca de hombre se percibió en todo el lugar- ¿pero has hecho un buen uso de la que se te dio?

- ¿quien.... eres? - pregunto lleno de miedo, su voz temblaba al igual que su cuerpo.

- evita sus cruel destinos- la voz de oyó muy cerca de sus oídos, casi susurrándole, provocándole al pelirrojo que su cuerpo se tensara completamente, cortándole la respiración- o… ¿morirás para darles tu segunda oportunidad?

- ¿morir...por...por quién? - la última oración que oyó le había helado la sangre del miedo.


Espero una respuesta que presintió que nunca llegaría. Resignado tomo el poco valor que conservaba y volteó. Pero frente de él no había nada, sólo una completa oscuridad que se extendía hacia él consumiendo las silenciosas y vacías calles del Cairo.

Un repentino e intenso dolor punzante se hizo presente el vientre del pelirrojo. Con miedo y sin bajar la mirada llevo sus temblorosas manos hasta la zona del dolor. Las yemas de sus dedos no lograron encontrar nada; un vacío profundo yacía en su estómago. Al bajar su cabeza pudo observar como aquel orificio en su vientre hecho por the world se había vuelto abrir.

Gritó lo más fuerte que pudo, pero se perdió en el imponente silencio. Sentía como su vida se desvanecía entre sus manos, lo cual no era una sensación del todo desconocida para él; sabía que al cerrarse sus ojos todo se acabaría como si sus 6 años hubieran sido solo una mera ilusión.


- ¡No! -grito al momento que abrió sus ojos con miedo. Su frente se encontraba bañada en sudor y su respiración descontrolada. Sin notarlo sujetaba con fuerza las sábanas de la cama.

- ¡¿Kakyoin?! -del otro lado de oyó el grito de Will quien no tardó en llegar a su lado- ¡¿estás bien?! – al verlo tan asustado lo ayudo a sentarse en la cama, sintiendo como este temblaba

-sí..sí, estoy bien- dijo cuando su respiración se calmó - fue...fue sólo una pesadilla

-vaya, realmente me has dado un susto de muerte -suspiro bastante aliviado de que no hubiera sido nada grave- debió ser una horrenda pesadilla para despertar de esa forma…pero, qué bueno que despiertas, aún que sea de ese modo, son cerca de las 10 de la noche y la secundaria ya está por cerrar.

- ¿tan tarde es? -miro hacia los lados notando como el brillo del día había desaparecido- debo marcharme

-terminare unos papeles en unos minutos, si quieres puedo llevarte

-No, está bien- se negó cordialmente con sus manos - debo pasar a un lugar a comprar algo antes de volver, aún estoy a tiempo

- Es tarde, no seas orgulloso y déjame llevarte- tomo los zapatos del pelirrojo para esconderlos detrás de su espalda

- en serio estoy bien - Hierophant Green se hizo presente para arrebatarle al enfermero los zapatos

- bueno, no insistiré más, además no puedo pelear contra algo que no veo- suspiro resignado- por favor no te tardes en llegar a tu casa.  

Sin demora Noriaki se coloco sus zapatos y tomo sus pocas pertenencias que llevaba con él para poder irse. Tomo un bus frente a la secundaria y emprendió un viaje que le tomo unos 20 minutos los cuales aprovecho para perderse en la música de su mp3.

Al bajar del bus camino solo un par de cuadras hasta llegar a una pequeña tienda de videojuegos. Emocionado camino entre los estantes buscando un entre los juegos uno en especial, el cual encontró unos minutos después de haber empezado su búsqueda. Pago por el y se retiro de la tienda sin dejar de observar con alegría su nueva adquisición.

Para poder volver a su hogar debía poner prisa en su caminar y tomar un bus antes de que se le hiciera tarde. El camino aquel día se encontraba extrañamente vacío provocándole una incomodidad; camino bajo las luces de los faroles de la calle observando los locales que comenzaban a cerrar. A pesar de lo inquietante que se sentía aquella noche el silencio era algo agradable para el y su aun presente resaca.

- ¡¡ayuda!!

Un desgarrador grito de mujer se oyó no muy lejos de donde se encontraba el pelirrojo, el cual al oírlo tomo un estado de alerta. Después de unos segundos de silencio se volvió a oír el mismo grito y sin dudarlo comenzó a correr hacia de donde venían. No tardo en llegar hasta donde provenían los gritos. En el interior de un edificio en construcción se haya una mujer sentada en el suelo mirando con horror a alguien mientras suplicaba por su vida. Noriaki escondido detrás de unos bloques de cementos que se encontraban agrupados asomos con cuidado su cabeza para poder ver bien al hombre que caminaba tranquilamente hacia la asustada mujer.

- ¡por…por favor no me mates! -suplicaba entre lágrimas la joven mujer

- ¿Por qué debería obedecerte? -decía entre risas el hombre mientras caminaba hacia ella hasta quedar bajo la luz de luna que hacia su aparición en el oscuro cielo.

Kakyoin logro ver con claridad al hombre de cabellos avellanas que vestía como un oficinista. Notaba en la mirada de él una sed de sangre y sabía que debía actuar pronto o ella moriría pronto. Al observar con detalle a la mujer logro notar que de su espalda goteaba sangre manchando su blanca polera, las piernas de ellas parecían no funcionar y no por el miedo, ya que esta golpeaba con sus puños sus muslos como si intentara que estos funcionaran nuevamente.

Cuando aquel hombre se acerco lo suficiente a la joven supo que era tiempo de actuar por lo que invoco su stand ordenándole que lanzara un ataque contra el hombre. Los tentáculos de Hierophant Green comenzaron a avanzar hacia el individuo con el objetivo de sostenerlo. Pero para la sorpresa del ojivioleta el oficinista esquivo el agarre de los tentáculos.

- se que hay alguien ahí, sal -ordeno con una voz autoritaria y llena de confianza

- vaya, me has descubierto -dijo saliendo de su escondite Noriaki, aparentaba confianza al caminar hacia el a paso lentos- así que eres usuario de stand

- no sé de qué hablas – se notaba confundido ante la palabra “stand”

- parece que no conoces ese término, pero si notaste los tentáculos de Hierophant Green es porque posees uno – desde los pies de Kakyoin los tentáculos de su stand comenzaron a extenderse hacia el hombre que daba unos pasos hacia atrás alejándose

- ¡por favor ayúdame! -suplico la mujer que aun se encontraba en el suelo

- no te preocupes, te ayudare -comenzó a dar unos pasos hacia la mujer que lo miraba con mucho dolor

- no es bueno que bajes la guardia -dijo con una gran sonrisa el sujeto

Un escalofrió recorrió por completo el cuerpo de Noriaki dándose cuenta el error de haberse descuidado por un solo segundo. Sin saber cómo y en qué momento detrás suyo apareció una presencia dispuesta atacar. Al girar su rostro pudo ver el stand de su ahora enemigo (un stand tipo humanizado, estatura baja como el echoes act 3, de un color completamente negro que lo cubría en el cual solo se podía ver una gran sonrisa, sus manos tienen la apariencia de portar unas largas cuchillas).

Al ver aquel stand tan cerca se dio cuenta de algo….ya era tarde para esquivar el ataque.

Notas finales:

* Dios, como me costó terminar este capítulo, se puede decir que llevo una semana escribiendo y reescribiendo porque no quedaba como lo quería.

*no sabía cómo hacer el stand del malo, pensé mucho, así que solo lo hice así.

* quería actualizar antes, pero los trabajos de la universidad me tienen mal :c

* siempre quise escribir sobre un personaje que llegaba borracho a un lado, basándome en mi experiencia personal…soy una maldita alcohólica :c

* gracias por leer <3


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