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"Comprado para su placer" por Kaoba 207

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Notas del fanfic:

Hola amantes del yaoi

Soy nueva en esta categoría. Soy super fan del Thorki, y por lo cual estoy muy emocionada con esta nueva historia que espero sea del agrado de todos ustedes. A ver cómo me va.

Quiero poner en conocimiento, que esta historia no es de mi autoría, sino de una gran escritora que respeto y quiero mucho. La gran Lynne Graham. Espero que no sea ningún inconveniente para todos ustedes y la acepten con mucho cariño. Sólo quiero que disfruten de esta trama como yo en su momento la disfrute, y que mejor que con los personajes de Thor y Loki representándola.

Notas del capitulo:

Acá va el primer capítulo, en donde se sabrá la trama en sí. Espero les guste. Sin más contratiempos disfruten con la lectura.

 

Los personajes no me pertenecen sino al mundo Marvel y Disney,  

 

 

“CAPITULO UNO”

 

  

Thor Odinson, archimillonario de la industria del software, permanecía de pie en la cubierta superior de su yate privado Esmeralda. Diseñado siguiendo sus meticulosas instrucciones, había sido catalogada como la embarcación más hermosa jamás construida. Esmeralda era un palacio flotante, con dos pistas gemelas para helicópteros, un cine, una piscina de agua dulce y un lustroso bote para desembarcar amarrado en la popa. Aun así, Thor sentía un enervante hormigueo de desilusión.

 

Los invitados, sin embargo, no hacían más que alabar las maravillas del yate.

 

--Es increíble…

 

--Es lo más sorprendentemente lujoso que he visto jamás…

 

--Tienes tu propio hospital privado y eso que nunca estás enfermo…”Ooooh” es todo lo que puedo decir…

 

--El gimnasio y la pista de baloncesto son para morirse…

 

--La zona acristalada del casco, con vistas al mar, me ha dejado sin aliento, Thor…

 

--Una tripulación de sesenta personas a tu servicio…

 

Distante, con un atractivo perfil bronceado y una chispa de descontento en sus brillantes ojos azules, Thor continuó mirando hacia el mar. ¿Un rey? No, que él supiera. Se preguntó si tal vez había invitado a aquellas personas para que le dijeran aquello que él había dejado de pensar y de decirse a sí mismo. Cada vez más, lo único que le hacía vibrar de forma genuina eran las adquisiciones agresivas de otras empresas o los deportes de riesgo. Fabulosamente rico desde que nació, había descubierto que muy pocas experiencias o posesiones conseguían mantenerse a la altura de sus expectativas.

 

En el momento en que Thor volvió a la realidad, escuchó la aguda voz de Amora Morgan, una dama inglesa de la alta sociedad.

 

--¿Han oído el rumor sobre Loki Laufeyson?- comentó Amora.

 

Thor se puso tenso al oír aquel nombre, mientras que las invitadas femeninas estallaban en risitas sofocadas.

 

--Todo Londres habla de él. ¿Cómo piensan que lo pasará en la cárcel?

 

--¿De quién hablas?- inquirió el prometido de Amora, Henry Lyons.

 

--Laufey…Ese modelo que salía con Fandral Stevens. Cuando las drogas acabaron con él, la carrera de Loki se vino abajo y desapareció del mapa- contestó ella alegremente- Y hace un par de meses reapareció en escena haciendo buenas obras…

 

--Verdad. Luego organizó un desfile de moda benéfico para los niños de la organización de caridad Happy Smiles y todo salió mal- la interrumpió Henry, dando por terminado la conversación.

 

Haciendo caso omiso de su indirecta sobre lo indiscreto del tema, Amora continuó con la historia.

 

--Loki convenció a sus compañeros de pasarela para que desfilaran con él gratis. ¡Y luego se apropió de los beneficios del desfile, destinados a unos pobres niñitos ciegos!

 

La misteriosa e intensa mirada de Thor se iluminó con una chispa azulada. Le divirtió el intento de Henry de acallar a Amora. Obviamente, ella no estaba al corriente de que Loki Laufeyson y él habían tenido un breve encuentro. Por una milésima de segundo, su mente voló dieciocho meses atrás, al momento en que vio a Loki por primera vez en un desfile en París. Esbelto y sinuoso igual que una rama de sauce, había recorrido la pasarela como un príncipe guerrero, con su encantador y hermoso rostro adornado por una melena azabache que parecía extraída de los mismísimos ébanos africanos. Sus enormes ojos, del hipnótico color de las esmeraldas, no le habían prestado la menor atención cuando fueron presentados. Su sonrisa había sido una obra maestra de indiferencia. Thor, acostumbrado a despertar interés y atención a su alrededor, se había sentido intrigado por aquella actitud, a la vez que su deseo se había incrementado por la sensación de estar siendo retado. Había asumido que se trataba de un juego de seducción dirigido a estimular su interés y se había propuesto entrar en él.

 

Sin embargo, Thor había subestimado la descarada ambición y la avaricia de Loki. Había otros hombres ricos a su alrededor, puesto que se sabía de antemano que el modelo bateaba para el mismo bando, y Loki buscaba algo más rentable que una simple aventura. Tras unas cuantas citas, lo había invitado a su casa de campo para pasar el fin de semana. Allí, Loki se había comportado como una doncella virgen, negándose a dormir con él. A la mañana siguiente, había desaparecido con uno de los invitados, una estrella del rock que le doblaba en edad, un vividor, famoso por la carísima costumbre de casarse con sus jóvenes amantes. Y en efecto, Fandral lo presentó a la prensa como su nuevo prometido. Por desgracia para Loki, el destino había intervenido para echar abajo sus planes de casarse con un millonario.

 

Thor hizo una seña imperceptible y su eficiente asistente personal se acercó para recibir instrucciones. Mientras la comida para los invitados era servida en cubierta, se retiró a su oficina para hacer algunas gestiones. Una discreta llamada al editor de un periódico nacional le reveló que al día siguiente todos los diarios publicarían que Loki “estaba ayudando a la policía en sus pesquisas”. Pero pronto se sabría la verdad. ¿Quién podía sentir lástima de un hombre acusado de engañar y robar a niños minusválidos?

 

Thor esbozó una afilada sonrisa de satisfacción. Era consciente de una sensación de pura maldad. Su aburrimiento había desaparecido. Había llegado el momento de saborear su dulce venganza, aunque a él le gustaban más los platos picantes que los dulces. Hacía dieciocho meses aquel modelo había simulado ser puritano e inocente con él para luego acostarse con otro en su propia casa. Loki había sido el único hombre del mundo que le había dicho que no. Y sabía que en eso residía el secreto de su atracción por él.

 

Cuando se trataba de sexo, Thor sabía  cómo actuar. Era mucho más espabilado que su difunto padre, que había sido destruido por su desesperada adicción a un amante sin corazón. Igual que Loki, que no era más que un prostituto sin ninguna moral. Sin embargo y a pesar de ello, el pelinegro era un hombre imponente, y a cambio de sacarlo de la prisión, sería suyo. No tenía ninguna duda acerca de ello. Cualquier organización de caridad prefería ser compensada con una importante donación y evitar verse implicada en un costoso juicio, además del escándalo. Estaba decidido a comprar a Loki de aquella manera. Nunca había pagado a cambio de sexo con anterioridad. ¿Estaba dispuesto a hacerlo para conseguir a Loki? Sólo la idea de tenerlo enredado entre sus sábanas, deseoso de satisfacerle, lo excitaba más que nada lo había hecho en mucho tiempo. El modelo estaría disponible siempre que él deseara, para ofrecerle sexo duro y gratis.

 

Thor se aburría rápidamente en sus encuentros tanto con mujeres que con hombres; de hecho, era popular por lo breve de sus relaciones. Pero aquélla iba a ser diferente, nueva y estimulante. Un contrato firmado sería el mejor arreglo para dejar el acuerdo por escrito. Sus abogados se iban a divertir redactándolo, pero no tanto como él disfrutaría teniendo a Loki Laufeyson para satisfacer sus más secretas y oscuras fantasías…

 

 

****

 

--No puedo ayudarte si no te ayudas a ti mismo- le reprendió el joven abogado, mirando a Loki con preocupación.

 

--Lo sé…- contestó Loki, bajando la cabeza.

 

--Debes protegerte- le advirtió.

 

--No, si eso significa que mi madre cargue con las culpas. Esto no tiene nada que ver con ella y no quiero que se vea implicada- replicó Loki, en tono imperioso.

 

--Pero ella está implicada porque su firma también aparece en los cheques. Es lógico que la policía quiera hablar con ella- señaló el abogado, sin rodeos.

 

Loki se quedó callado. Durante un largo y exasperante interrogatorio, dos policías le habían preguntado una y otra vez dónde estaba su madre, Farbuatti Carlton. Nadie le había creído cuando dijo que no lo sabía. Aunque supiera dónde se encontraba, habría mantenido silencio para protegerla. Estaba decidido a no dejar que su madre pagara por los errores que su hijo había cometido.

 

Entonces, volvió a aparecer uno de los oficiales de policía. Le dijo que, aunque podía salir bajo fianza mientras seguían investigando, tendría que regresar a la comisaría dentro de cuatro días para más interrogatorios. Loki sintió que su corazón se paraba al escucharlo. Por si fuera poco, le informaron de que tendría que esperar en una celda mientras se hacía el papeleo oportuno. El estómago le dio un vuelco. Su abogado protestó, sin conseguir nada.

 

Cuando la puerta de la celda se cerró detrás de él, Loki comenzó a temblar violentamente. Sentado en la dura cama, se abrazó a sí mismo buscando algo de consuelo. Quería evitar que el pánico y el miedo se apoderaran de él. Eso sólo empeoraría las cosas. La maquinaria de la justicia se había puesto en marcha, y si lo encontraban culpable, iría a la cárcel. Tendría que acostumbrarse a estar en una oscura y húmeda celda. El dinero de Happy Smiles había desaparecido y no podía devolverlo. Y, según pensaba, él era el único culpable de encontrarse en aquella bochornosa situación.

 

Loki dejó caer sus brazos, invadido por una terrible sensación de culpa. Era un sentimiento familiar. Las cosas siempre terminaban mal y él era el culpable…

 

Cuando tenía diez años, había sobrevivido a un accidente de barco en el que su padre y su hermano habían muerto. Su madre, Farbuatti, había quedado destrozada.

 

--¡Es culpa tuya! ¡Fuiste tú quien les convenció para que te llevaran en barco! ¡Tú los mataste! ¡Los mataste a los dos!- le había gritado su madre, enfurecida.

 

Y, aunque la gente había intentado quitarle hierro a las palabras de su histérica madre, Loki sabía que sus reproches sólo mostraban la implacable verdad. A continuación, el negocio de su padre había entrado en bancarrota y su cómodo nivel de vida se desvaneció de la noche a la mañana. Loki sabía que eso también había sido culpa suya. Pocos años después, sintió un gran alivio al descubrir que podía ganar el suficiente dinero para ofrecerle a su madre un estilo de vida lleno de lujo y comodidades. Entre los catorce y los veintiún años, Loki hizo una pequeña fortuna como modelo.

 

Pero, entonces, se había vuelto egoísta, estúpidamente egoísta y poco previsor, reconoció con tristeza. Había sufrido un desamor y odiaba la pasarela, por lo que decidió dejar el mundo de la moda atrás y estudiar diseño gráfico. A             partir de aquella decisión tonta y alocada, todo se había truncado en su vida…

 

 

Temiendo que aún estuvieran allí los paparazzi que lo habían recibido a su llegada a la comisaría, Loki salió a la sala de espera. Por fortuna, la única persona que lo esperaba era una pequeña mujer pelirroja. Natasha se levantó de su silla, frunciendo el ceño ante la exhausta expresión en el rostro de su primo. A pesar de ello, Loki resultaba tan hermoso, que era difícil no quedarse mirándolo. La estilizada estructura de su figura, sus impresionantes ojos verdes y su pálida melena de un negro natural dejaban sin aire a cualquiera.

 

--¿Natasha? No deberías estar aquí…- Loki se sintió desfallecer de vergüenza por que su prima hubiera tenido que ir a buscarlo a una comisaría.

 

--No seas tonto- lo regañó Natasha, mientras llevaba a su altísimo primo fuera de allí, hasta su coche en el aparcamiento, desafiando con la cabeza alta los flashes de los fotógrafos- Eres de mi familia, ¿por qué no iba a estar aquí? He venido a llevarte a casa.

 

Loki estaba demasiado afectado por la presencia de Natasha como para encontrar las palabras adecuadas para dirigirse a ella. Tragó saliva para aclarar la aspereza de su garganta y se subió al viejo coche. De niño, había pasado muchas temporadas en la casa de Natasha. Dieciocho meses atrás, cuando se había encontrado en medio de una gran crisis, Natasha lo había telefoneado para ofrecerle su casa como refugio. Aquella generosa invitación había significado mucho para él, en un momento en que todas sus amistades lo habían abandonado.

 

--Te agradezco mucho lo que haces, pero creo que sería mejor que te olvidaras de mí por un tiempo, Nat…

 

--Haré como si no te hubiera oído- replicó Natasha, en el mismo tono en el que solía tratar con sus alumnos adolescentes.

 

Cuando Loki abrió la puerta de su pequeño apartamento, Natasha se fue directamente a la cocina. Su prima tenía unos treinta años y su melena rojiza relucía como si le hubieran prendido fuego al rojo vivo.

 

--Prepararé una taza de té mientras vas a tu habitación y hacer la maleta.

 

--No. No voy a irme a tu casa. Éste es un pueblo pequeño y tú tienes que vivir y trabajar aquí. No voy a dejar que te veas salpicada por mis problemas- protestó Loki, poniéndose tenso.

 

--Loki…

 

--No- repitió con firmeza- De veras, Nat. Piensa en tu padre. Está todavía recuperándose de la muerte de tu madre, no podemos preocuparle con este asunto también.

 

Su prima pareció desconcertada. Loki había tocado su punto débil, su anciano padre.

 

--Pero gracias de todos modos- continuó Loki con amabilidad.

 

--No es cuestión de darme las gracias. ¡Tú no te llevaste el dinero y todos sabemos quién lo hizo!- repuso Natasha, inflamada por la rabia.

 

--Tal vez creen que lo saben…- dijo Loki, tomando aliento.

 

--¡Vamos! ¡Pero si tú no eres capaz ni de decir una mentira sin cruzar los dedos! ¿Esperas que me quede callada mientras cargas con la culpa de una mujer a quien no puedes importarle menos?

 

Palideciendo ante aquella afirmación, Loki preparó la tetera. Natasha nunca había entendido la relación que tenía con su madre. Su prima había sido bendecida con una familia tranquila y segura, mientras que Farbuatti había sobrevivido a una tragedia y a una sucesión de hombres que le habían roto el corazón una y otra vez.

 

--Mi madre ha tenido una vida muy difícil…

 

--Mira, Farbuatti te ha estado diciendo eso desde que tenías cinco años, haciéndote trabajar y cargar con todo como un pequeño esclavo mientras se quejaba de lo terrible que era ser madre. ¡Por no hablar de cómo ella y tu padrastro se han gastado hasta tu último centavo!

 

--No puedes echarle la culpa de que el club nocturno no funcionara, ni de que yo perdiera todo mi dinero el año pasado. Fui tonto al pensar que lo que había ganado como modelo me duraría para siempre- replicó Loki, con un aire de reproche.

 

--Sí te hubiera durado si lo hubieras guardado sólo para ti y no lo hubieras compartido con Farbuatti y Thanos, para su lujosa mansión y sus cochazos. Tampoco creo que tuvieras el menor interés personal en abrir un club nocturno- suspiró Natasha.

 

Loki no dijo nada. Al abandonar las pasarelas, había dejado sin ingresos a su padrastro, que era además su administrador y mánager. Por eso, para compensarles, estuvo de acuerdo en poner el capital necesario para abrir un club nocturno. Desgraciadamente, el negocio no había funcionado, aunque Loki supo recuperarse de la bancarrota, acostumbrado a rehacer su vida después de un fracaso.

 

Ocupada haciendo té, Natasha deseó poder echarle las manos encima a la avariciosa madre de Loki y al ladrón de su padrastro. ¡Si tuviera oportunidad, iba a decirles lo que pensaba de ellos! La pareja había hecho de Loki su gallina de los huevos de oro, dándose una buena vida gracias a lo que él ganaba como modelo. Farbuatti nunca había trabajado, y sin embargo, siempre se las había arreglado para gastar dinero como si no se fuera a acabar nunca.

 

--Tienes que enfrentarte a esto. Farbuatti se llevó el dinero que recaudaste con el desfile benéfico y lo gastó…- comenzó Natasha con impaciencia.

 

--Thanos la había abandonado con un montón de deudas. Ella sabía que yo no podía ayudarla y entro en pánico- la interrumpió Loki, cansado,

 

--Deja de justificarla. Ella falsificó tu firma en los cheques de Happy Smiles. ¡Hizo todo lo posible para hacerte parecer culpable y luego se dio a la fuga! No dejes que te haga esto- le suplicó Natasha, frustrada- Una condena arruinaría tu vida, Loki. ¿Cuánta gente crees que querría emplear a un ex convicto?

 

Cuando Natasha se hubo ido, Loki tomó la carta que había visto bajo su puerta y la leyó con gran tristeza. Era una breve nota de la pareja que había aceptado su presupuesto para diseñarles unos bosquejos de interiores. Ellos habían sido sus primeros clientes desde que terminó el curso de diseño gráfico. En su nota, decían que habían cambiado de idea, y sospechó que se habrían enterado de su reciente visita a la comisaría. Sin lugar a dudas, su cara saldría en todos los periódicos a la mañana siguiente.

 

Acostado en su cama, se revolvió pensando lo que había pasado la tarde anterior en el supermercado. Un extraño silencio lo rodeó en la caja. Al levantar la cabeza, había visto cómo dos mujeres lo miraban con severa desaprobación. Era evidente que los rumores sobre el robo del dinero se habían extendido a toda velocidad por el barrio. Había sido una experiencia muy desagradable.

 

En medio de un intranquilo sueño, se despertó sobresaltado por el sonido de un golpe y un cristal roto. Encendió la luz de su mesilla de noche y se levantó de la cama. ¿Había roto alguien una botella en la calle? Al bajar las escaleras, encontró rota la ventana de su acogedor cuarto de estar. Se quedó inmóvil en el umbral de la puerta, preguntándose cómo podía haber pasado algo así. Entonces, vio algo en el suelo, en medio de los cristales rotos. Era una piedra envuelta en un papel.

 

Con el ceño fruncido, lo desenvolvió y leyó unas brutales palabras escritas en rojo, en mayúsculas.

 

¡MALDITO LADRÓN, VULEVE DONDE DEBES ESTAR!

 

Su corazón se aceleró y se sintió enfermo. Se obligó a buscar una escoba y un recogedor para limpiar el suelo. Cubrió el agujero de la ventana con una puerta vieja de armario que tenía guardada en el trastero, y despacio, subió las escaleras. Pero, si antes le había resultado difícil dormir, entonces le fue imposible. Se quedó en la cama quieto, casi sin respirar, sobresaltándose por cada pequeño ruido.

 

Consiguió quedarse dormido a las siete de la mañana. A las diez, el sonido del timbre de la puerta lo despertó. Pensando que era el cartero, Loki se puso su bata verte de algodón y se apresuró a abrirle.

 

Su sorprendida mirada se dio de bruces con un hombre rubio y alto y se quedó petrificado, sin dar crédito a sus ojos. Thor Odinson. Pensó que era un espejismo de su imaginación y, aún así, se sintió vencido por el exótico y oscuro carisma de su masculinidad. Su corazón empezó a latir con fuerza y sus suaves y rosados labios se abrieron para dejar escapar un inaudible “ooh”

 

Las suaves líneas de sus pómulos color ocre resaltaban la magnífica estructura ósea de Thor. A pesar de que se afeitaba dos veces al día, una pálida sombra azulada acentuaba sus fuertes mandíbulas. Pero Loki seguía sin creerse lo que veía. Thor Odinson no tenía por qué estar en la puerta de aquel adosado en la calleja de un pueblo apartado del mundo. Ese imponente hombre sólo frecuentaba lugares privilegiados y exclusivos, a la altura de los hombres más ricos del planeta.

 

Thor lo observó con intensidad, sin amedrentarse. Era la primera vez que lo veía sin maquillaje. Estudió los cambios en su cara, deteniéndose en cada imperfección, con la ansiedad y la esperanza de verse decepcionado por él. Había perdido peso. Estaba pálido y el cansancio había hecho mella en él. Su melena lisa estaba enredada, lejos de ser la sedosa melena azabache peinada por un profesional. Estaba a punto de valorar aquellos detalles para sus adentros cuando se topó con unos ojos verdes como las más bellas esmeraldas. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que Loki estaba más hermoso que nunca. En su estado natural, sin artificios propios de los modelos de pasarela, con sus radiantes ojos, su piel lisa del color de la nata batida…El deseo lo atravesó de arriba abajo con la peligrosa fuerza de una tormenta.

 

--¿Puedo pasar?- preguntó Thor despacio, arrastrando las palabras en un tono resonante que actuó como una suave caricia a lo largo de la espalda de Loki. Era tan marcado el aire de autoridad impreso en cada sílaba, que al ex modelo ni se le ocurrió poder siquiera negarse.

 

 

CONTINUARÁ….

Notas finales:

Y bien…les gustó????

Espero de que sí. Estoy abierta a recibir cualquier tipo de recomendaciones u opiniones acerca del primer episodio de la historia. Si quieren que la continué, sólo tienen que decirlo en un RW. Les agradeceré un montón saber sus expresiones.

Si todo va bien, para el siguiente jueves tendrán el segundo capítulo. Cuídense mucho y lean mucho yaoi…y si son de los Avengers muchísimo mejor.


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