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Deseo Malsano por yue-sama

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Notas del capitulo:

Hola, lo siento mucho por no publicar la semana pasada pero fue una semana de locos y ahora estoy enferma, así que no me alargare mucho ya que quiero regresar a mi cama y dormir:(

 

Este es el penúltimo capítulo, sé que no comente antes pero esta historia originalmente seria de cuatro capítulos.

 

muchas gracias por el apoyo, sin mas aquí el cap.

—¡¡Bienvenida, putita!!

 

 

Naruto miró con cierto desconcierto al Omega que había gritado eso, tenía claro que desde el momento en que lo condenaron su vida como antes la había conocido había terminado y que ahora comenzaba algo difícil.

 

 

Los policías lo empujaron y Naruto casi cae de bruces contra el suelo, ¿desde cuando trataban tan mal a un Omega? Cierto, desde que estos eran criminales.

 

 

Se contuvo de sollozar, ya había llorado lo suficiente, ahora estaba ahí parado esperando a que su revisión terminara y lo llevaran a una celda para comenzar su condena.

 

 

Los Omegas ahí adentro se miraban rudos, golpeados por la vida y Naruto se preguntó si es así como se miraba su rostro ahora. Cuando le fue entregado su número de criminal tragó duro, por su parte los policías Alfas se limitaron a darle, bruscamente, una almohada —si es que a eso se le podía llamar almohada—, y unas viejas cobijas.

 

 

Una pequeña bolsa con algunos utensilios de limpieza personal y nada más, no tuvieron que arrástralo ya que el rubio les siguió muy de cerca, queriendo quizá ocultarse entre esos fuertes Alfas de miradas curiosas y malvadas.

 

 

Cuando pararon frente a una celda contuvo el aliento, pensó que serían celdas iguales a las de la comisaría, pero simplemente era una puerta, nada de barrotes, y así, de pronto, supo que estaba en la zona de los reclusos más peligrosos.

 

 

Abrieron la puerta y lo dejaron pasar, ya estando dentro le quitaron las esposas con cautela y rápidamente salieron de la habitación, el rubio miró con tristeza el lugar que, desde ahora, sería su hogar durante el resto de su maldita vida, simplemente se le secó la boca, lo único que había en ese cuarto con poca vida era una pequeña ventana, un sanitario y una litera, en las paredes grises habían algunos posters pegados de Alfas semidesnudos y unos libros en una mesita tan pequeña que no cabían más cosas sobre ella, supuso que tenía un compañero y por un momento tuvo miedo, él no era fuerte, no era letal como los Omegas que estaban ahí, ¿qué haría si su compañero lo golpeaba sólo por diversión? Trató de no tocar nada, no quería meterse en problemas el primer día, de hecho, estaría bien si podía ser un fantasma ahí dentro.

 

 

Esperó un rato parado, y no supo cuánto tiempo pasó, pero cuando no pudo más, se puso en cuclillas escondiendo la cara en sus rodillas mientras dejaba sus cosas a sus pies.

 

 

Estaba cansado y triste. Se preguntó qué estaría haciendo Gaara, se preguntó si Sasuke ya había sido enterrado, se hizo una y mil preguntas más, pero ninguna tuvo respuestas, así que, con el alma entre sus manos, esperó por un largo rato, tanto, que no supo cuando se quedó dormido.

 

 

*

*

*

 

 

—Gaara, ¿qué haces? —preguntó su amigo.

 

 

—Nada tiene sentido, ¡nada! —gritó histérico—. Naruto no lo hizo.

 

 

—Eso no pareció ser así —dijo serio—. Las pruebas fueron contundentes.

 

 

—¡No entiendes, Sai! Él no era capaz… Él amaba a ese estúpido después de todo.

 

 

—Sólo porque amas algo no quiere decir que no puedas matarlo. Si hay una manera de monopolizar a alguien es…

 

 

—¡Cállate! —bramó mirándolo fríamente—. No lo entiendes, voy a descubrirlo.

 

 

Sai bufó rodando los ojos, él era un famoso investigador privado, y claro que había seguido el caso Uchiha, pronto vio cómo su amigo de la infancia estaba un tanto involucrado y bueno, lo demás es cuento. Gaara creía fielmente que Naruto no lo había hecho, él no sabía si se debía a que eran destinados o sólo porque era un estúpido.

 

 

Ese día él sólo llegó a la casa del Alfa pelirrojo porque no se había presentado al trabajo durante varios días sin permiso de su superior, tampoco había contestado las llamadas, así que cuando Sai recibió una llamada en busca de ayuda, tuvo que ir a confirmar que su amigo siguiera vivo, pero nunca espero verlo casi perdiendo la cabeza tratando de armar un rompecabezas que ya estaba armado.

 

 

Él trabajaba de eso, y no le pareció ver ninguna falta en el juicio, no creyó errado el veredicto considerando que las pruebas eran definitivas, era un caso con pruebas y no solo circunstanciales, era un caso fuerte contra el Omega, no entendía porque Gaara seguía de necio negándolo.

 

 

—Lo siento, amigo —dijo fastidiado—. Eres doctor, no otra cosa. No podrás hacer nada.

 

 

Gaara lo fulminó con la mirada y se fue de ahí en silencio, el Alfa azabache se maldijo a sí mismo y fue tras él, esperando poder darle un poco de ayuda a su testarudo amigo.

 

 

*

*

*

 

 

—Estamos aquí reunidos para despedir a un gran ser y un querido amigo. Sasuke Uchiha podrá descansar en paz al lado de Dios…

 

 

El discurso siguió mientras los presentes tenían caras largas y semblantes fríos, algunos lloraban —sin saber porque—, y otros permanecían serios. Muchos estaban ahí, colegas del trabajo, familiares lejanos, amigos cercanos y padres dolidos, incluso había cámaras a lo lejos tratando de obtener alguna imagen de lo que era el entierro de Sasuke Uchiha.

 

 

Cuando el discurso y la reflexión de la palabra había sido dicha, hubo unos cuantos minutos para que las personas se acercaran a ver por última vez el rostro de aquel hermoso Alfa, algunos se acercaron para dejar rosas arriba del ataúd, mientras que otros sólo lo miraron y se alejaron.

 

 

Mikoto se acercó jalando del brazo a su esposo, pero este se negó levemente, la pelinegra lo miró y volvió a insistir, pero el Omega se zafó un poco brusco sin llamar la atención de los presentes, entonces, la Alfa se controló para no gruñir y miró al Omega fuertemente.

 

 

—¿Qué demonios haces? —dijo entre dientes.

 

 

—No voy a verlo —desafío.

 

 

—Ven para acá, vas a verlo —demandó fuerte, llamando la atención de algunos.

 

 

—¡No le debo nada! —dijo fuerte, rompiendo el apacible silencio del lugar.

 

 

—Cállate —dijo Mikoto al ver que todos los miraban—. Cállate, Fugaku.

 

 

—¡No! Maldición, no te debo nada a ti ni a tu hijo. No voy a verlo porque él no es mi hijo, ¡y no me duele su perdida! —grito dolido y enojado.

 

 

La Alfa rápidamente lo golpeó y todos ahí jadearon, las fuertes feromonas de un Alfa enojado hicieron que todos los Omegas bajaran la cabeza y que los Alfas se pusieran a la defensiva, por su parte, Fugaku jadeó y retrocedió, mirando con odio a su Alfa.

 

 

—Me alegro de que ese bastardo este muerto —fueron sus últimas palabras antes de desaparecer de ahí con paso apresurado, dejando atrás a un alfa furibunda y a todos los invitados sorprendidos.

 

 

Un secreto oscuro de la perfecta familia Uchiha había salido a la luz.

 

 

*

*

*

 

 

Un golpe en su cabeza lo despertó y pronto sintió más golpes en ella, por lo que la levantó de inmediato mirando a un Omega que fumaba y tiraba bolas de papel sonriendo divertido, entonces Naruto jadeó y trató de recomponerse sin decir nada.

 

 

—¿Qué demonios hacías ahí, eh?

 

 

—…

 

 

—¿Qué pasa? ¿Al Omega le comió la lengua el ratón? —Naruto negó sin saber muy bien qué decir, ¿acaso se tenía que presentar? ¿Tenía que saludar?—. Acaso eres tonto, ¡te estoy hablando!

 

 

El rubio ni siquiera se dio cuenta del momento en el que el Omega se puso frente a él golpeando al lado de la pared y erizándolo completamente. Pudo ver esos ojos claros mirarlo fijamente, su cabello largo estaba trenzado y su expresión era helada y soberbia.

 

 

—Soy N-Naruto —dijo débilmente.

 

 

—Al fin, chico —dijo alejándose con una sonrisa pícara—. Pensé que tenía que golpearte para que hablaras. Soy Deidara.

 

 

Naruto respiró mejor cuando el otro Omega agarró sus cosas y las tiró a la cama de arriba, supo que le asignaba su lugar, así que sonrío un poco, pero el Omega sólo lo miró con el ceño fruncido.

 

 

—Ni siquiera pienses que seremos amigos, esto es porque eres novato y te pareces un poco a mí, ahora, vete a la mierda.

 

 

Y Naruto tuvo que ceder, pero quizás y sólo quizás su compañero era un tanto bueno. Subió a su cama y de inmediato se durmió, tal vez era su subconsciente anestesiando todo su dolor.

 

 

Cuando la mañana llegó, se levantó abruptamente por el fuerte sonido de una sirena, miró a todos lados y su realidad lo golpeó fuertemente, Deidara lo miró divertido desde la puerta, ya traía su mono a medio poner y su cabello estaba amarrado en un moño, el rubio pudo notar unas cicatrices en su cara específicamente en su ojo derecho, así que rápidamente apartó la mirada.

 

 

—Mueve ese hermoso culo que tienes o te regañarán.

 

 

Naruto se levantó de inmediato casi cayendo ridículamente al suelo por la altura, luego se puso su mono, y pronto las puertas fueron abiertas, Deidara salió mirado a todos lados y sin esperarlo comenzó a caminar, el rubio menor no supo qué hacer, sacó la cabeza y miró a todos lados, viendo como todos los reclusos estaban saliendo, supuso que iban a comer.

 

 

—¡Oye tú! ¡Apresúrate novato! —gritó Deidara y Naruto tuvo que salir, topándose con los demás, quienes lo miraban con burla—. Se me había olvidado que tenía que salvar tu culo blandito y enseñarte las cosas nuevas… Supongo que ayuda a mi condena.

 

 

—Bien… Gracias…

 

 

Tanto el rubio como los que le rodeaban lo miraron extrañados y el rubio se preguntó si había hecho algo mal.

 

 

—Aquí nadie dice gracias, niño —dijo un Omega mayor—. Aquí todos gritan rudeza, nada de amabilidad, Iruka, por cierto —dijo el Omega de pelo castaño extendiéndole una mano que el rubio aceptó.

 

 

—Naruto.

 

 

—Bien, Naruto —dijo Deidara—. Vámonos.

 

 

Quizás no fuera tan malo como pensó, se sentía como si fuera a la escuela nuevamente, puso atención a lo que el rubio le decía, le mostró su puesto de trabajo y la cafetería, los pasillos para salir al pequeño patio y también como llegar a la enfermería. Pronto llegaron a los baños y todos comenzaron a quitarse la ropa.

 

 

—¿Qué? ¿Mucha piel para ti? —se burló un pelirrojo.

 

 

—Déjalo en paz, Chōji, nadie quiere ver tus lonjas —dijo Iruka.

 

 

—¿Nos bañaremos? —preguntó con inocencia y Deidara de verdad lo miró un tanto mal, analizándolo.

 

 

—¿Por qué crees que nos levantan tan temprano? —dijo el rubio y Naruto asintió—. ¿Por qué dijiste que estás aquí?

 

 

—No lo dije —murmuró.

 

 

—¿Qué?

 

 

—Por homicidio en primer grado…

 

 

Y todos ahí se quedaron callados viendo al pequeño Omega encogerse por las miradas, entonces Deidara carraspeó su garganta después de salir de su asombro y siguió quitándose la ropa, cuando el bullicio estaba a punto de explotar de nuevo todos callaron al ver como las puertas eran abiertas y por ellas entraba un Omega alto quizás con músculos y ojos viperinos.

 

 

Todos recogieron sus cosas rápidamente y comenzaron a salir, Iruka miró a Naruto y agarro sus cosas apresurándolo para salir de ahí, pero los ojos astutos de ese Omega y sus secuaces no pudieron dejar pasar el rostro nuevo.

 

 

—¿Escuche homicidio en primer grado?

 

 

—Ya nos íbamos, no queremos problemas Orochimaru —habló Iruka.

 

 

—Espera —dijo el pelinegro—, quiero conocer a la carne fresca

 

 

Se relamió los labios y el instinto de Naruto lo puso en alerta haciéndose para atrás, nunca se había sentido tan amenazado por otro Omega, Iruka se apartó, y ahí se dio cuenta de que era tonto pensar que alguien ahí iba a defenderlo de cualquier otra persona.

 

 

Orochimaru se acercó con los ojos brillantes y pronto su cara fue agarrada para verlo como un premio, sintió un poco de asco así que se zafó, pero supo que eso había sido un grave error cuando los Omegas detrás de Orochimaru sonrieron crueles.

 

 

El Omega lo tomó del brazo y lo volteó pegándole fuertemente contra la pared, Naruto sintió el sabor del hierro en su boca y entonces supo que se había roto el labio, además de que su pómulo le dolía por el golpe. La presión atrás de él no paró y pronto pudo sentir el aliento y todo el cuerpo de Orochimaru encima del suyo.

 

 

—Tranquilo muñeco, pronto estarás siendo mi puta.

 

 

*

*

*

 

 

Una semana estuvo presionando para que Gaara parara, pero en esa semana el Alfa pelirrojo no se detuvo, Sai bajó del auto siguiéndolo y viendo como entraba al bufete de abogados, supuso que quizás había encontrado por donde comenzar y quería ver qué tan lejos llegaba, y sí, quizás era malo por querer burlarse de su amigo, pero no podía evitarlo.

 

 

Entró y pronto escuchó la conmoción en el lugar, quizás estaba muy vacío para el gusto de Sai, por lo que pronto comprendió que los demás estaban almorzando así que no se detuvo y comenzó a correr a donde se escuchaban los gritos.

 

 

—¡Dígame! —gritó Gaara enojado—. Usted no lo hizo bien, ¡usted apenas lo defendió! Se le pagó para que lo hiciera bien.

 

 

—¡Lo hice! Es mi trabajo, pero fueron muchas pruebas en contra del señor Uzumaki.

 

 

—Usted sabe que no fue así… ¿Cuánto le pagaron para equivocarse, eh?

 

 

Sai pudo notar como los ojos del viejo flaqueaban y la duda comenzó a correr como fuego esparciéndose, pero este pronto se escapó, dejando a Gaara fúrico y a Sai con una duda.

 

 

*

*

*

 

 

Un poco más tarde, ese mismo día, al rubio lo sacaron bruscamente de su celda, como si fuera el peor criminal del mundo, prácticamente lo llevaron arrastrado a saber qué lugar, no le dieron explicaciones ni nada y se preguntó si le iban a hacer algo. Apenas se estaba recuperando del ataque de Orochimaru, su cara tenía un moretón y su labio ya estaba casi sano, pero aparte de eso él no había hecho nada para merecer un castigo…

 

 

A esa misma ahora Neji entró a un bar que apenas y tenía buen ambiente, la barra estaba sola y sólo un cuerpo estaba desplomado sobre ella por lo que supo que había encontrado a su compañero. Kakashi había estado desaparecido durante todo el día y no habían podido hacer ninguna ronda ni tomar caso alguno, así que tuvo que ir a buscarlo, hallándolo bebiendo alcohol quizá hasta intoxicarse, se acercó y lo golpeó en el hombro, y se sorprendió, nunca había visto una mirada de vulnerabilidad en el fuerte rostro de Kakashi, hasta ahora, parecía estar a punto de llorar mientras negaba desesperado.

 

 

—¿Qué es lo que pasa? —pregunto confundido.

 

 

—Yo… yo… Lo siento…

 

 

En ese preciso momento, mientras Neji miraba a Kakashi sin saber que pasaba, Naruto era arrojado sin contemplación dentro de una habitación húmeda, vieja y oscura, y su aliento se fue al ver a la persona parada dentro de ella.

 

 

—Hola, Naruto.

 

 

—Mikoto…

 

 

Y así, mientras Naruto susurraba el nombre de esa Alfa, Kakashi miró a Neji y con poca voz confesó.

 

 

—Él, era inocente…

Notas finales:

si logro mejorarme espero traer el final el siguiente lunes, gracias por todo.

 

nos vemos


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