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Deseo Malsano por yue-sama

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Tres años… ese era el tiempo que había pasado.

 

 

Tres malditos años y ahora Naruto era uno de los Omegas más fuertes de la prisión, el carácter que se formó en él no podía ser dejado de lado, y por ello le tenía cierto respeto, tanto, que incluso Orochimaru se había hecho a un lado y lo había dejado ser.

 

 

Al rubio ya no le importaba su vida, se levantaba sin importarle si moriría ese mismo día, sus ojos estaban apagados y muy pocas veces hablaba. Tenía cicatrices decorando su rostro debido a algunas peleas, así como varios tatuajes que decoraban su piel, algunos con significado y otros muy estúpidos.

 

 

Salió de sus pensamientos y sintió como Deidara besaba sus muñecas, ahí donde se encontraba feas y enormes cicatrices, lo miró de reojo, el rubio Omega estaba fumando, luego se levantó arreglándose el cabello y cubriendo su desnudez.

 

 

Si bien, no se había convertido en la perra de Orochimaru, sí que se acostaba con Deidara, era algo casual sin cruzar sentimientos.

 

 

—Estuvo bien, ya me acostumbré a tu pequeño pene, es bueno —volvió a repetir y Naruto apartó la mirada.

 

 

Después de ser violado por Mikoto, un gran repudio creció en él, hasta el punto de no volver a ser el pasivo nunca en su vida. Ser sostenido por alguien más le daba miedo y asco, simplemente ya no podía más.

 

 

Miró el calendario y suspiró, por su parte, Deidara salió del cuarto siempre acostumbrado al silencio, y entonces Naruto se desplomó en el colchón, llorando.

 

 

Sólo se permitía llorar cuando estaba sólo, sufría en días como esos, era el tercer cumpleaños de su bebé… porque si, Naruto había tenido al hijo de Mikoto, había quedado en cinta y por eso decidió suicidarse, para así evitar que su hijo naciera y él seguir con vida, pero lo descubrieron y lo salvaron, luego de eso habían puesto a Deidara a cuidarlo fijamente, y el muy estúpido no había dejado que Naruto hiciera nada.

 

 

Tuvo a un precioso niño, un niño que había sido arrebatado de sus brazos, un niño del que no había sabido nada durante esos tres años, y que, aun así, le había robado el corazón.

 

 

Después de eso Naruto se endureció y no pudo dejar de pensar en su hijo, estaba de más decir que no quiso tener contacto con el exterior, ni siquiera recibir visitas. Se volvió muy sigiloso y no enfrentó a los policías ni cuando ellos lo buscaban.

 

 

Sabía que Mikoto regresaba regularmente a la prisión, quizá para forzarlo de nueva cuenta, pero Naruto siempre se escabullía.

 

 

Estaba harto y cansado.

 

 

Muy cansado...

 

 

*

*

*

 

 

Neji entró a la prisión y dejó al nuevo recluso ahí, monitoreando que todo fuera hecho de la manera correcta, cuando a lejos vio al pequeño Omega que había marcado su carrera, Naruto, ya nada quedaba del Omega que recordaba, ahora sus ojos se miraban vacíos y su cuerpo parecía no tener fuerzas.

 

 

Se mordió el labio, había querido hacer tanto por él, pero Kakashi había sido asesinado y el secreto se había ido con él, Neji siempre se lamentó por no haber grabado nada, ya que, cuando quiso confrontar a su jefe con la verdad, este no le había creído.

 

 

“—Estás obsesionado con la inocencia de ese Omega, no puedo creer lo que dices, menos ahora que Kakashi está muerto”

 

 

Descubrió al Alfa de Naruto investigando por su parte, pero ni aun así lograron nada. Pasó más de un año para que pudieran dar con el abogado de Naruto, pero este también había muerto, y entonces todo se frustró. Perdieron las esperanzas y ya no hubo más que hacer.

 

 

Golpeó la mesa y apretó los puños enojado, Dios lo odiaba tanto.

 

 

*

*

*

 

 

Poco después todo volvió a ser caos, habían encontrado muerta a Mikoto Uchiha y se estaba investigando el porqué del homicidio, pero tan misteriosa cómo fue su muerte no pudieron encontrar nada ni inculpar a nadie.

 

 

Naruto estaba ansioso, escuchar eso lo tenía con una mezcla de sentimientos, y Dios, no podía estar más así, por lo que, cuando lo sacaron de su celda llevándolo a otro lugar, sus nervios empeoraron.

 

 

Por supuesto que no espero ver a un bonito Omega vestido de negro esperándolo con una mirada imponente.

 

 

—Soy Fugaku Uchiha. Sólo vengo a decirte que todo está hecho…

 

 

—¿Q-qué…?

 

 

—Así como ella tenía dinero y le fue fácil hacer todo lo que hizo, a mí tampoco me costó mucho hacer lo que hice —dijo con una mirada fuerte y decidida.

 

 

Naruto jadeó al comprender y quiso sonreír y abrazarlo, pero se contuvo. Poco después el Omega llegó donde él y le dio una fotografía, sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato, era un bebé precioso, de cabellos negros y ojos azules.

 

 

—Y tal como tú lo querías, él está con tu Alfa.

 

 

Y así, sin más, se fue y el rubio se llevó la fotografía al pecho y se dejó caer contra la pared llorando feliz.

 

 

Hace un tiempo le había mandado una carta a Gaara, pidiéndole —aunque fuera ilegal—, tener a su hijo con él, que lo cuidara y educara.

 

 

*

*

*

 

 

Fugaku dejó atrás al Omega que lloraba, no lo odiaba, él sólo era otra víctima. Después de enterrase de lo que su Alfa había hecho, el rencor que estaba en el creció a un grado sin retorno, no podía soportar estar con Mikoto, aun así, soportó tres años más con otro bebé que no era suyo, soportó lo obsesiva que era la Alfa, y ahora, estaba realmente cansado, así que, cuando una noche Gaara entró a robar al niño, Fugaku vio la oportunidad perfecta, y, sin emoción alguna, llegó al cuarto donde se daba la pelea entre los dos Alfas, para sacar una pistola y dispararle.

 

 

Odiaba a Mikoto, por arruinarle la vida, por no amarlo y ser tan abusiva.

 

 

Después de eso no fue tan difícil encubrir todo, contrató asesinos a sueldo para que se deshicieran del cuerpo e hicieran parecer otra escena, luego pagó para falsifica varias cosas, tal como Mikoto había hecho para encubrir la muerte de Sasuke. Y, finalmente, sin mucho más que hacer, le entregó el niño a Gaara, y listo.

 

 

Salió del lugar y siguió su camino lejos de ahí, miró a Neji y le dio una reverencia, que el castaño correspondió, luego se fue. Él había sido el que le había confesado todo, y estaba agradecido por ello. Ahora comenzaría una nueva etapa de su vida, siendo el único Uchiha vivo.

 

 

*

*

*

 

 

Gaara meció al pequeño niño que estaba en sus brazos, mientras ambos miraban el atardecer, el pelirrojo se prometió ser el mejor padre para ese niño, le enseñaría a ser una buena persona y le hablaría sobre su madre, y, aunque no fuera de su sangre, lo amaría tanto como su corazón le permitiera.

 

 

Besó su frente y el niño agarró su cara mirándolo y sonriendo.

 

 

Trataría de tener una buena vida, donde ambos fueran felices.

 

 

Así, mientras unos seguirían con su vida en libertad, otros lloraban con la esperanza de que todo fuera bien para sus seres queridos, a pesar de estar encerrados en una celda, tal como un pajarito en una jaula, que cantaba triste por ser liberado para extender sus alas y volar; para volver a donde su hogar se encontraba, aun cuando sabía que lo único que le esperaba a ese pajarito, era morir ahí encerrado, anhelando con dulce fervor lo que nunca iba a poder ser.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por haber seguido la historia:3

 

Nos vemos en mis futuros fics.


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