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Amor del demonio por Sakuriita_Henandez

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"Desde tiempos pasados, la iglesia ha estado protegida de todo, pero también protegían a muchos.


Durante siglos obraron el bien y el mal de forma igual, o al menos eso era lo que  querían creer.


"Por cada obra mala dos buenas se han de hacer, de esta forma se compensara el daño hecho y se limpiara el pecado que mancha la santidad de la iglesia."


Esas palabras eran las que les daban la autoridad de cometer actos barbáricos a aquellos que, supuestamente, debían llevar la luz a quienes andaban por las tinieblas.


La iglesia se torció.


Distorsiono sus objetivos y se transformó en otra institución que abusaba de su poder y a la cual no le podían hacer más por el gran poder que había adquirido con el pasar de los años.


Es por eso que, aunque sea menos de una décima lo que pueda hacer para castigarla...


Lo haré."


.


.


.


Nagisa caminaba despacio entre los aterrados hombres que, minutos antes, se burlaban por sus palabras herejes.


Ahora todos ellos estaban aterrados, atados de manos y tirados en el suelo, emanando el hedor a miedo


-¿Que es lo que quieres? - pregunto el obispo ahogado entre sus sus lágrimas y mocos - si es dinero, la iglesia podría pagarte lo que quieras, solo no hagas nada de lo que te pudieras arrepentir - suplico el hombre.


- Dinero... PFF... Por favor, no necesito algo así - negó Nagisa dirigiendo sus pasos al sujeto - no es algo material lo que busco obtener, sabe?


-¿Entonces? Buscas poder? Que es lo que quieres? - volvió a cuestionar el hombre.


- Algo que no me pueden dar ni haciendo uso de todos los movimientos corruptos que realizan - confesó el pequeño peliazul mirando la gran cúpula de cristal que coronaba al edificio - desgraciadamente lo único que yo quiero es una audiencia con su dios...


-¿Que? - cuestionó el obispo totalmente confundido - ¿estás loca? Eso es imposible! - dijo ahora molesto - no dejas de decir más que estupideces.


-Primero que nada, caballero, soy un chico, ya me harté de que me llamen como si fuera mujer - aclaro Nagisa retirando la túnica que cubría su cuerpo y dejándose solo en un pantalón azul oscuro - segundo, ustedes cómo miembros de la iglesia deberían saber que hay formas en las que realmente puedes contactar con él y, para terminar, ¿no creen que no es buena idea llamarle loco al loco que pretende hacerlos volar junto a su falda fé?


-Pretendes hacer... ¿Que? - pregunto otro de los sacerdotes.


-Ups... Eso era sorpresa...- confesó el peliazul sonriendo - pero en fin, ustedes y nosotros haremos "cabum"- declaro Nagisa con una gran sonrisa.


-¿Nosotros?


-¡Nos quieres hacer explotar! - grito otro hombre tratando de ponerse en pie, pero lo único que consiguió fue un golpe en las costillas ya que Nagisa estaba muy cerca de el.


-Si, cállate, no tienes que gritar - indicó el peliazul - verán, el genocidio de una comunidad "bendecida" por Dios, debería ser suficiente para que, al menos, uno de sus arcángeles baje a ver qué está pasando - explico Nagisa caminando tranquilamente - en caso de no ser así... Tendría que recurrir a matar a personas inocentes realmente...


-¿Que? ¡Tú estás loco! ¿Por qué demonios haces esto? ¿Qué demonios esperas ganar? - reclamo el obispo con desesperación - ningún ser divino baja de los cielos para ver a un ser tan repugnante como tú...


-El sentido común no es lo suyo, ¿Cierto? - pregunto Nagisa con una sonrisa burlona en su rostro - digo, ¿Quién insulta al loco psicópata que está a punto de volar todo este lugar? Algo de cerebro, hombre. Ahora, respondiendo a su pregunta, es por un demonio que hago todo esto, o más bien, para convertirme en demonio ya que tengo la maldición de que al final de mi vida iré a parar a ese horrible y aburrido lugar al cuál conocemos como paraíso.


-¿Que? ¿Cómo puedes llamar maldición a eso?, además, ¿Cómo estás tan seguro de que irás al cielo? - pregunto nuevamente el obispo.


-Es una maldición para mí, mi verdadero amor está en el infierno por culpa de Dios, el nos separó y nos expulsó del cielo haciéndolo a el un demonio y a mi obligándome a padecer más de mil vidas hasta que llegue el tiempo de volver a su lado, y yo no quiero eso.


-Tu solo dices cosas sin sentido, hablas injurias y blasfemas contra nuestra santa iglesia, así que para ya tu locura y suéltanos - ordenó el hombre más viejo tachando de loco al peliazul.


-Ah...- Nagisa soltó un suspiro cansado - ya ni siquiera voy a tratar de responderles - mejor comemos esto - ordenó Nagisa dando la señal que la hermana superiora esperaba.


Todo el lugar se cubrió de una luz roja y una enorme nivel de polvo y cenizas.


La onda sonora impacto hasta en los oídos de los Nefilim que se encontraban a buena distancia del lugar, haciendo que Megu y Ritsu salieran volando a toda velocidad mientras el albino revisaba los daños a la redonda.


En el centro de la exposición, los cuerpos calcinados abundaban, las ruinas y los escombros, el fuego que permanecía ardiendo entre las minas que no explotaron por completo.


En medio de esa trágica escena, el peliazul se encontraba de pie, intacto, sin un solo rasguño gracias a las enormes alas negras que su amado demonio había utilizado para protegerlo.


-Sabia que vendrías - admitió el más bajo en un susurro y lágrimas de felicidad.


Estaba inmensamente feliz de ver a Karma nuevamente, todas las heridas que había visto el día que Nakamura se lo llevó al infierno ahora estaban cicatrizadas y no eran más que líneas oscuras sobre su piel, el único daño que no se había curado era su ojo, seguía teniendo aquella cruz dorada que resaltaba el lo ambarino de su ojo.


Quería tocarlo, abrazarlo fuertemente y darle el beso más largo, dulce y apasionado que pudiera...


Pero tenía miedo.


No quería lastimarlo, recordaba como aquella noche, con solo tocarlo, le había lastimado.


-Me alegra que tú lo supieras, yo no estaba muy seguro de alcanzarte antes de que mandaras esto a la mierda - expreso Karma - casi no llego, ¡pudiste haber muerto!


-Pero tenía la fe en que vendrías a mi...


-Tu y tú fe siega en el demonio...


-Que te digo... El amor...


-Si, bueno... Es entendible...- respondió el pelirrojo tratando de ocultar el sonrojo que habían causado las palabras del más bajo - como sea, ¿Dónde están los ángeles?


-Arriba de nosotros - indicó Nagisa señalando al cielo, donde se veía como varios seres celestiales habían quedado atrapados en una especie de membrana.


-Y como es que terminaron cual moscas en telaraña?


-Itona me dio algunas indicaciones para trazar símbolos enoquianos y también un poco de aceite de babilonia para que no pudiera pasar ningún ser angelical.


-Y yo?


-Karma... Eres un demonio... los símbolos que rodean el terreno repelen únicamente a los seres con algo angelical dentro de ellos... Lo único angelical que tienes tu es tu apariencia, y eso no cuenta, además, tenemos un contrato a medias, eso te permite saltar toda barrera para tratar de apoderarte de mi alma.


-No has querido que terminemos el contrato...


-Eres un demonio bastante codicioso, ¿sabes?


-Un poco, si... Pero, ¿tú por que lo dices? - cuestiono el demonio pelirrojo mirando directamente a los ojos celestes de su amado.


-Porque yo ya te he entregado mi alma desde el primer momento en el que comencé a amarte - declaro Nagisa de forma natural, logrando con ello que los colores se apoderaran del rostro del pelirrojo, dejándolo del mismo tono que su cabello.


-Oh... Eso no lo sabía...- respondió el pelirrojo tratando de cubrir su rostro con su antebrazo.


-Bien, pues ahora ya lo sabes - comento Nagisa - pensé que no era necesario decírtelo.


-Nagisa... Mi amor... Soy un demonio, no un adivino - replico Karma volviendo a su tono natural.


-Pensé que ustedes podían leer la mente, con eso de que su trabajo consiste en seducir a los humanos con sus mas profundos deseos.


-Bueno, si. Pero...


-Olvídalo, eso es tema para otro día - interrumpió el peliazul borrando la sonrisa de su rostro - en estos momentos debemos prepararnos para cuando llegue Shiro - indico al ver como todos los ángeles fuera de la barrera comenzaban a retroceder.


-Tienes razón, aunque me gustaría saber que es lo que pretendes lograr.


-Honestamente, yo tampoco lo se con claridad - respondió Nagisa - solo se que, como mínimo, podre ser condenado a habitar en el infierno, y eso ya seria un logro.


Un enorme relámpago ilumino el cielo nocturno acompañado por el largo y profundo sonido de una trompeta, rasgando con ello la barrera que protegía a los enamorados.


-En otro momento hablaremos de la importancia de trazar un plan y fijar sus objetivos bien definidos - comento el demonio preparándose para luchar tan pronto como vio al ser angelical que decencia del cielo - de momento debemos concentrarnos en como detener a nuestro amigo.


-Si, bueno, no tuve mucho tiempo de pensar en que haría, tan pronto como me entere de quien era me dijeron que me pusiera a matar... Y pues lo hice - dijo Nagisa justificándose.


-¿Ni siquiera lo dudaste? Wow, y a mi fue a quien mandaron al infierno...


-Si lo dude... Muy poco quizás, pero si lo medite.


El retumbar del cielo y la tierra interrumpieron su conversación regresándolos a la seriedad que el momento necesitaba.


Una risa profunda que descendía del cielo los hizo temblar. Su rostro era cubierto por un vendaje blanco que escondía las heridas de su ultimo encuentro, era acompañado por cuatro ángeles menores que portaban diferentes armas.


-Veo que te has estado divirtiendo, Nagisa - dijo Shiro con diversión viendo los escombros y los cadáveres que se encontraban esparcidos por el lugar - No pensé que recurrirías al genocidio del clero, lamentablemente, todos tus pecados serán perdonados para que puedas entrar al cielo, donde esta tu lugar - declaro haciendo muy evidente su burla.


-No tienes ni un poco de aprecio por tus fieles, ¿no? - comento el demonio al ver la frialdad del ángel - pensé que los ángeles eran seres que se preocupaban por los humanos y a los que les dolía la perdida de los mismos.


-Si, bueno... Hay de ángeles a ángeles. Miguel, por ejemplo - respondió Shiro - el es muy sensible y bondadoso, llegando incluso a romper las reglas cuando se trata de ver por los humanos. Yo, por otro lado, disfruto de ver como se destruyen a ustedes mismos llevándose a la ruina, atreviéndose a cruzar las líneas entre el cielo y el infierno con tal de satisfacer su curiosidad, admito que en ocasiones yo soy quien provoca eso - declaro con sinismo.


-¿Así como paso con Koro-sensei? - le cuestiono Karma poniéndose frente a Nagisa tan pronto como noto que el ángel avanzaba hacia ellos.


-¿Quien?


-Mi maestro, el condenado que cuida las puertas del infierno junto a Cerbero - aclaro el pelirrojo causando que el ser blanco se detuviera por completo.


-Me suena... Espera, ¿hablas del container amarillo? - dijo Shiro antes de soltarse a reír - Ese, en efecto, fue obra mía, pero fue por una buena causa.


-¿Que "buena causa" justificaría sacrificar a una pareja, encerrando dentro de el hombre uno de los peores engendros del averno mediante símbolos hechos con la sangre de su esposa? - pregunto el pelirrojo con rabia - tu empujaste a un inocente al abismo...


-¿Y eso afecta a alguien? Los demonios son tontos o, por lo menos, tú lo eres. Se supone que son seres egoístas y ambiciosos que solo deberían desear la ruina de los humanos, ya que se alimentan de su miseria y sus malos deseos - explico Shiro - No deberían tener pensamientos como el amor, la empatía o la fidelidad.  ¿A ti que mas te da lo que le haya hecho a "Koro-sensei" o lo que pretenda hacer con Nagisa? Es absurdo, entiende tu lugar, demonio - dijo el ángel antes de aparecer nuevamente frente al par de enamorados, clavando una espada en el abdomen de Karma mientras escupía con desprecio sus palabras -  ni tu, ni los estúpidos nefilim que tratan de atacarme a la distancia, podrán evitar que Nagisa regrese a los cielos conmigo, ¿sabes por que?


-Aléjate de el, maldito - ordeno el pelirrojo tratando de separarse de la espada en su cuerpo y el ángel.


-Nagisa es el único ángel que podría soportar todos mis experimentos, ha vivido tantas cosas, tantas muertes y torturas que es el sujeto de pruebas perfecto para todo lo que la estúpida de IA  no pudo hacer - declaro Shiro posando sus ojos en el peliazul que se encontraba en shock al ver la sangre de su amado cayendo en el piso - Por eso los separe mandándote a ti al infierno y a el al mundo humano. Y ahora vengo a reclamar mi creación - termino de decir mientras arrojaba al demonio lejos para así tomar a Nagisa del cabello.


-¡Karma! - grito el peliazul tratando de correr a donde había caído su amado - suéltame, no me toques! Debo ir con el! Déjame ir! - gritaba aterrado.


Se retorcía y pataleaba tratando de zafarse de aquellas manos que lo apresaban, su corazón latía con fuerza a causa de la preocupación y el terror, su cabeza, abrumada por tolo lo que pasaba, daba vueltas y en sus oídos había un zumbido que lo desorientaba.


-¿Pero que pasa, Nagisa? - pregunto Shiro con una voz dulcemente aterradora que causo un escalofrió en todo el cuerpo del peliazul - No hace ni diez minutos explotaste toda una iglesia con mas de cien personas dentro, y sin ningún remordimiento.


-Yo... Yo no... Tenia otra opción...


-Yi ni tinia itri ipciin - arremedo Shiro burlándose de Nagisa - No, pequeño, tenias mil opciones mas, pero te dejaste manipular por un trio de impuros y un retorcido amor sacrílego - continuo diciendo mientras arrastraba el pequeño cuerpo que trataba, con desesperación, de liberarse - Sera mejor que te rindas, solo te harás daño si  sigues forcejeando, solo te queda resignarte y...


Las palabras de Shiro se cortaron cuando no pudo seguir avanzando. 


Una pared invisible  bloqueaba su camino, trato de retroceder y nuevamente se encontró atrapado, busco salida a los lados, incluso tratando de elevarse, pero el resultado fue el mismo.


De una u otra forma habían logrado atraparlo en una especie de jaula invisible.


-Malditas ratas, ¿Qué demonios hiciste? - pregunto con rabia descontrolada mientras sujetaba a Nagisa por el cuello, separándolo del suelo y asfixiándolo - Si crees que esto me va a parar -  dijo dando un apretón mas fuerte a la delgada garganta y después arrojarlo para que su espalda chocara también contra aquella barrera.


Pero eso no paso.


-¿¡Pero que!? 


Nagisa salió volando mas lejos de lo que pensó, dio algunos giros contra el suelo a causa de la fuerza y la velocidad, pero había logrado separarse del ángel.


-Los "impuros", como tu los llamaste - respondió el peliazul mientras se arrastraba hasta el lado de Karma - son mas inteligentes de lo que tu crees... Ellos... No solo sabían que Karma llegaría a tiempo, también sabían que... No lo haría solo.


El rostro de Shiro se deformo de ira.


-No seas ridículo, soy uno de los seres mas poderosos que habitan los cielos, no hay demonio o humanos que pueda detenerme -alardeo el ángel golpeando su jaula invisible, más se detuvo cuando una enorme sonrisa y dos destellos rojizos emergieron de entre las sombras.


La imponente figura de Koro- sensei enojado lo hizo titubear un momento, pero cuando ya no lo vio avanzar, volvió a tomar valor.


-Y creen que un engendro me asustara? Tengo un ejercito celestial a mi disposición, ustedes deberían ser los asustados, no yo - dijo confiado.


-¿De verdad? - le cuestiono una voz femenina a sus espaldas - Yo no veo que ninguno mueva ni una pluma.


-IA... ¿O te llamo Ritsu? - pregunto Shiro con burla al reconocer a la portadora de aquella voz - Da igual, no me importa como llaman a un producto defectuoso como tu. Y, en respuesta a tu comentario, ellos no se moverán a no ser que yo se los ordene - aclaro con una gran sonrisa en su rostro.


-Estas muy seguro de eso, ¿no? - pregunto esta vez Itona, quien recién aterrizaba a un lado de Karma y Nagisa, listo para curar las heridas de ambos - ¿Por que no tratas de darles una orden? - le reto.


-Porque soy alguien piadoso que esta tratando de dejar sus insignificantes vidas intactas - alego el ángel - ahora que si su deseo es morir, no tengo inconvenientes en ordenar una exterminación total.


-Uff, ¡por favor! Llevo años tratando de morir - dijo Megu caminando hacia Shiro - hazlo... Ordénales matarnos.


-Si así lo quieren, mueran - acepto Shiro haciendo una seña con su espada, pero, contrario nuevamente a lo que pensó, ni un solo ángel se abalanzo sobre sus enemigos, si no que comenzaron a retroceder, volviendo al cielo y abandonando a Shiro - ¿Que? ¿Qué esta pasando?


-Señor Shiro, creo que... Su ejercito lo ha abandonado - se burlo Karma, que aun se encontraba tendido en el suelo y con algo de sangre, pero ya fuera de peligro.


-No, no puede ser... El cielo... Dios...


-Tal parece ser que, incluso Dios le ha abandonado - dijo por fin Koro-sensei apareciendo frente a Shiro - Y no creo que vuelvas a ser aceptado.


-No... Eso no puede ser posible... Yo soy uno de los mas fuertes, de los mas brillantes...- negó el sujeto dentro de la jaula mientras veía con horror como sus blancas ropas se teñían lentamente de negro y sus alas se caían lentamente. 


-Oh, a mi me parece que realmente si te han dejado fuera...- dijo el pulpo amarillo mientras movía sus tentáculos de forma frenética e intimidante - Prepárate, maldito, vamos a dar un largo paseo hasta el fondo del infierno.


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