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Amor del demonio por Sakuriita_Henandez

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-Akabane Karma...- susurro para si mismo recordando la voz que había sonado en su cabeza cuando su madre lo apuñalo - Si, claro... fue solo una alucinación por la perdida de sangre - se dijo negando la existencia de aquel ente - una alucinación...-.

-No, claro que no, soy bastante real, y desde hoy tendrás que lidiar conmigo - le dijo alguien al oído causando que Nagisa volteara alerta para toparse con unos ojos del mismo color que el cobre - Y creeme, no te sera muy fácil -.

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Nagisa veía con terror y curiosidad al ser junto a el, su sonrisa dejaba a la vista unos enormes colmillos, su piel blanca tenia tatuajes de runas extrañas, sus uñas negras y largas, un par de alas parecidas a las de un murcielago de color negro, pero lo que mas destacaba de ese ser, y lo que mas le atraían al peliazul, eran sus ojos cobrizos que brillaban de forma irreal, con un aire juguetón y travieso, que atravesaban su piel y veían directamente su alma, esos ojos y su cabello rojo cual fuego.

-Rojo...- fue lo único que pudo formular a causa de la sorpresa - (Como si el infierno estuviera en su cabeza) - pensó sin quitar su vista de aquellos hilos brillantes.

-Algo así, digo, soy un demonio, en mi cabeza viene un infierno personalizado - dijo el pelirrojo tras escuchar los pensamientos de su presa - pero es muy grosero referirte a una persona por una característica física. En ese caso, yo podría decirte chica con pene como ese tal Terasaka - hablo sentándose en la cama junto al peliazul que, al sentir la cercanía del demonio, quedo paralizado - Cierto. Esta sensación es la que comúnmente se conoce como "se te subió el muerto", en lenguaje y creencia popular, claro esta - aclaro.

-(Que quieres de mí?) - pregunto el peliazul sabiendo que el demonio podía leer lo que pensaba.

-Hmmm... Básicamente, tu alma - dijo claramente el ser infernal.

-(No)-.

-Disculpa? Dijiste... No? - pregunto el ente molestó - déjame recordarte que hace unas noches estabas totalmente dispuesto a darmela sin protesta alguna - dijo mostrando en su voz la furia por la negativa del peliazul.

-(Cierto, pero hace unas noches estaba apunto de morir)- respondió en su defensa el peliazul -(además, según recuerdo, me prometiste salvarme. ¿no?)- le cuestiono lo más tranquilo que pudo.

-Si - contesto Karma sabiendo perfectamente cuales habían sido sus palabras.

-(Y acaso lo hiciste?)- volvió a cuestionar el menor.

-... No... Pero fue porque esas cucarachas aparecieron e interrumpieron el contrato - se excusó el de ojos cobrizos.

-(Si, bueno... Entonces, en base a mis conocimientos en este tema, sin contrato, no tengo la obligación de lidiar contigo. ¿O me equivoco?)- pregunto el peliazul dando directo al ego del demonio -(además, tampoco tendría por qué estar viéndote, digo, no tengo nada que ver contigo)- añadió pensando que quizás con eso el demonio se desvanecería o algo parecido.

Dulce, tierno e inocente pensamiento.

Lo único de lo que se libero, fue de esa incómoda parálisis a la que el demonio lo estaba sometiendo, pero el ente seguía de pie, junto a él, y con una mirada totalmente contraria a la amistosa.

-Tu, pequeña mierda. ¿Tienes una idea de porque estoy aquí todavía?- le pregunto el demonio iracundo a lo que el más pequeño solo negó - Claro que no la tienes estúpido, es algo que no se muestra en las películas y de lo cual solo el clero tiene conocimiento - explicó comenzando a desabotonar su camisa.

-(Que carajos estás haciendo!?) - pregunto el pequeño alarmado por las acciones repentinas del pelirrojo.

-No te emociones ratoncillo, no planeo violarte como ese doctor - aclaro Karma sacándose la camisa dejando a la vista, no solo su muy bien formado cuerpo, sino también, una marca en su costado izquierdo semejante a un pentagrama - Ves esto? - le pregunto señalando dicha marca - esta es la marca de un contrato defectuoso - le explicó acercandose​ al pequeño peliazul que lo veía nervioso.

Un simple movimiento de mano hizo que la bata del peliazul quedará deshecha por completo. Nagisa sorprendido, trato de gritar, pero de su boca no salía sonido alguno, cosa que hacía feliz al demonio que había vuelto a inducirle parálisis para poder quitar los pedazos de tela que le estorbaban.

Y ya, era oficial, el peliazul tenía miedo.

Sentía las gélidas uñas de aquel demonio arañando su piel cada vez que retiraba un trozo de tela, con cada segundo que pasaba, sentía como quedaba más expuesto, hasta que finalmente el demonio había retirado la tela por completo.

-Mira tu, si tienes pene...- se burló el pelirrojo después de hacer un chequeo rápido del cuerpo de Nagisa - si te lo cortaras, sin duda serías una de las chicas más populares de tu escuela - aseguro pasando sus uñas muy cerca del miembro del peliazul, causándole escalofríos.

-(Que... Que quieres... Por qué... Porque me haces esto?)- pregunto con terror, tratando de entender las acciones del demonio.

-Hmmm... Estoy buscando algo - respondió revisando cada centímetro del frente de Nagisa - ¿Donde está?...- murmuró para después girar el cuerpo del peliazul para revisar ahora su espalda, busco en sus hombros, su nuca, sus piernas y sus pies hasta que al fin dio con lo que quería encontrar - ¡Aquí está! - celebro posando sus manos en la espalda baja del peliazul.

-(Que cosa?)- pregunto el peliazul queriendo saber que era lo que aquel demonio quería encontrar y había encontrado en su espalda.

-La otra parte de la marca! - respondió alegre el pelirrojo - ¡Yo tengo el pentagrama y tú tienes las runas! ¡Eso me mantendrá atado a ti hasta que hagamos el contrato completo! - aclaro Karma dejando perplejo al pequeño de ojos azules que rogaba al cielo para que todo fuera una simple pesadilla.

-Ya te dije que no tiene caso - dijo Karma interrumpiendo sus suplicas - si antes ignoraban tus suplicas, ahora que tienes parte de la maldición menos te darán atención - le explico chasqueando sus dedos para que la bata del peliazul volviera a estar en el como en un principio.

-(Entonces estoy condenado )- pensó el pequeño bastante triste.

-Viéndolo desde el punto de vista humano y según la religión... Si, lo estas - respondió el demonio como si nada mientras se sentaba cómodamente junto al peliazul - Pero tu miralo como yo lo veo, tienes suerte de que yo sea el demonio que estaba cerca de ti - fanfarroneo.

-(Suerte?)-.

-Si, cualquier otro demonio habría atendido primero a los llamados de tu dulce y amorosa madre -.

-(Eso no es gracioso)- respondió el peliazul entre molesto y triste.

-Pero tampoco es broma - dijo el demonio en un tono mas serio esta vez - tus suplicas eran débiles, pero tu tienes un gran potencial, a diferencia de ese trio que tenia fuerza en sus plegarias pero eran de un muy débil ser - explico pasando uno de sus brazos por el hombro del peliazul.

-(Largate de aquí!)- exigió molesto sintiendo la incomodidad de tener a "alguien" tan cerca de el -(No pretendo ceder mi alma, así que pierdete)-.

-Palabras muy rudas para venir de un ratoncito, no lo crees? -

-A quien llamas ratoncito, demonio de pacotilla! - dijo Nagisa molesto importándole poco el dolor de su garganta.

-¿Pacotilla? - repitió Karma molesto - ¿Con quien crees que estas hablando, mocoso idiota? - cuestiono colocándose sobre Nagisa y cubriendo con una de sus manos la garganta del menor - Dejame presentarme nuevamente, mi nombre es Akabane Karma, soy un demonio de rango A desde hace mil años y; no es por ser insistente; al no tener la marca completa del contrato, me veo obligado a estar contigo hasta que aceptes mis términos y condiciones, ¿ok?-.

-(Y si te realizo un exorsismo?)-.

-Algo tan simple no hará que me vaya, tu y yo tenemos algo que nos mantiene unidos, ok? -.

-(No puedo estar seguro hasta no intentarlo)-.

-Mira, mas te vale no hacerlo, ok? - le dijo molesto - quizás eso haga que no me acerque a ti, pero tu familia es caso aparte... Y el mocoso que tu tía lleva dentro es bastante frágil - le amenazo con seriedad.

Nagisa tembló. A esas alturas, su vida le importaba poco menos que un comino, pero ya no solo era la suya, ahora también la vida de seres inocentes.

-(Si dejo que estés junto a mi, pero no te doy mi alma... No tocaras a mi familia?)- pregunto Nagisa dándose por vencido.

-Hmmm... Supongo que podría tratar...- le respondió Karma pensativo -(Igual y en algún punto me da su alma)- Acepto, no tocare a tu "familia" pero estaré muy cerca de ti - dijo desapareciendo ante la mirada atónita del peliazul.

-Entonces... Acepto tener que convivir contigo, pero mi alma pertenece a dios - decreto el peliazul.

-Ah~ malditos religiosos testarudos... Pero bien, como quieras... Te dejare de momento, pero te veo pronto ratonsito~ - se despidió desapareciendo en un parpadeo.

La habitación volvió a tener una temperatura agradable, el aire ya no era difícil de respirar y, lo mas importante, Nagisa ya sentía libertad sobre su cuerpo.

Suspiro con pesar.

-Confiar en la palabra de un demonio... Papá... Que sera de mi vida ahora...- murmuro. Ya no tenia a donde ir. Su padre estaba muerto y su loca y amada madre se encontraba bajo vigilancia esperando ser internada en una institución mental.

De nueva cuenta, Nagisa comprendió que su vida era un asco.

-Quizás morir no hubiera sido tan malo...- comentó al aire con burla.

 

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Se sobresalto cuando su tía entro a su habitación como remolino, gritando y celebrando que había logrado su alta y en ese mismo momento Karasuma se encontraba arreglando unos últimos detalles.

-Tia...- le llamo a la rubia cuando esta se encontraba recogiendo algunas cosas que sus compañeros de colegio le habían llevado durante el tiempo que estuvo inconsciente.

-¿Que pasa corazón?-.

-Usted...(¿Esta embarazada?)... ¿Sabe donde voy a vivir? - le pregunto mordiéndose la lengua para no preguntar por aquello.

-¡¿Pues donde mas Nagisa?! ¡¡Claro que con nosotros!! - respondió la rubia indignada - ¿como es posible que preguntes esas babosadas!?-

-Perdón tía... En cuanto me recupere buscare -.

-No buscaras nada aparte de unas buenas calificaciones, ¿entendido? - le interrumpió sabiendo lo que el peliazul estaba a punto de decirle - y no quiero nada de réplicas ante eso...-.

-Esta bien tía - acepto el menor sintiendo calidez en su pecho abierto, de forma muy literal.

-Bien, ahora solo esperemos a Karasuma para poder irnos a casa - dijo la mujer cerrándola mochila con las pertenencias del peliazul y, como si hubiese sido invocado, el hombre de duro semblante entro también a la habitación.

-Ya todo esta listo, nos podemos ir - dijo mostrando algo parecido a una sonrisa que reflejaba su tranquilidad por tener al fin a su sobrino seguro - también... Alguien llegara hoy a la casa, así que te llevaremos a casa para que descanses y después saldremos a comprar unas cuantas cosas, ¿esta bien?- le pregunto a Nagisa.

-Claro tío -.

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Llegaron rápido a la residencia y, despues de dejar a Nagisa en lo que seria su habitación, ambos adultos salieron a comprar lo que les hacia falta.

Nagisa vía con curiosidad su habitación, había dos camas, dos muebles con computadoras personales, dos libreros bastante grandes y un closet que bien podría servir como habitación individual.

-(¿Sera que ya saben lo del bebe de mi tía Irina y prepararon todo para que compartamos habitación en un futuro?)- pensó el de ojos celestes -(No... Es muy apresurado y para mi tío seria algo muy apresurado... Hasta para mi tía... ¿Entonces?)-.

Sus pensamientos fueron callados con unos golpes en la puerta y la voz de su tío que le informa que ya habían regresado junto con la visita que había mencionado hacia apenas unas horas.

-Te ayudare a bajar, vamos - dijo el pelinegro tomando uno de los brazos de su sobrino para poder bajar a la estancia de la casa.

Cuando llegaron Irina con emoción abrazo a su querido sobrino para posteriormente abrir la puerta.

En ese momento, si el peliazul no desfalleció fue por los fuertes brazos de su tío y la enorme prioridad de no mostrar miedo frente a los adultos.

-(rojo...)-.

-(Hola, pequeño ratoncito...)-.


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