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Crónicas de un nigromante por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Un poco mas cerca de final de esta parte.

Mi padre llego a decirme más de una   vez que no sabía si yo tenía sentido de supervivencia o solo era tan idiota que no me importaba lo que me pasara.  Me lo cuestione muchas veces, ¿temerario o idiota?  Me metí en infinidad de problemas por querer saber cosas, ninguno fue muy grave, nada que algún remedio  hecho por mí no remediara.  Me costó aprender sobre prudencia, aun me pregunto si aprendí sobre cómo evitar problemas.


No sé qué pensar sobre Hadrien todavía.  No parece que sea la misma persona que me han dicho hizo todo eso, aunque sí que hay algo extraño viniendo de él. Creo que esperaba a alguien mayor y más serio.  Puedo sentir la oscuridad viniendo de la habitación del centro, tiene la puerta cerrada. Antes de golpear la golpearte, se abre.   No hay nadie abriéndola, Hadrien está en la cama, junto a una ventana.


 — ¿se te perdió algo?


— No— entro, cerrando la puerta— prepare la comida, puedes bajar cuando quieras— No me está mirando. Está mirando por la ventana, moviendo los dedos, a un lado de la cama,  hay un par de burbujas flotando al mismo movimiento que sus dedos.


— ¿realmente quieres esto?


— ¿Disculpa?— las burbujas desaparecen, y me mira. Si Viktor me daba miedo al inicio, que esta persona me mire fijamente me incomoda. Siento que estuviera leyéndome los pensamientos.


— entrar a este mundo, la magia, la oscuridad, ¿lo quieres?— me cuesta no mirar a otro lado, al final me rindo, y miro al techo. Hay una lámpara anticuada colgada, solo un viejo pedazo de metal y cristal opaco, no luce bien en la habitación, es muy sencilla— ¿es tu deseo o es algo que él te ha dicho y metido en la cabeza?


— No, no es así— sonríe, enderezándose en los cojines.


— Lo conozco, viví con él un tiempo, no mucho, pero Viktor es predecible cuando lo conoces unas semanas.


— Yo lo he pensado. Desde antes de encontrarme con él. Llegue a un acuerdo para que me ayudara— no voy a decirle los detalles del acuerdo— pero mi vida se complicó mucho estos últimos años, no puedo tener buenas relaciones personales debido a que yo no cambio. Tengo que mudarme y ver como las personas que quiero  mueren. Además, el parlamento me conoce ahora. Viktor cree que me defenderé mejor si puedo usar magia.


— ah, el parlamento. Se metieron en una grande ese día.


— encontrarme con Viktor solo fue…


— destino.


— ¿Por qué no te quedaste con Viktor?— es una duda un poco tonta que tengo desde hace un tiempo. Conozco la historia y sé que hay otra persona implicada en eso. Cualquiera podría pensar que siento celos de Hadrien, pero no lo hago, solo es curiosidad. No puedes hablar de otra persona delante de mí sin que quiera conocerla por mí mismo.


— estuve cerca de quedarme. No es una persona difícil… supongo, o al menos no fue difícil vivir con él. Pero  mi destino no es con Viktor, eso fue todo— nada de largas explicaciones o escusas, eso me agrada— Y tu…


— ¿yo?


— no estoy muy seguro de todo, pero si estuviera en tu lugar, si hubiera vivido lejos de la magia, sin conocer nada de cómo vivimos y de pronto me veo involucrado con ese mundo de un modo tan… brusco, yo estaría aterrado— yo sigo mirándole como si no  pasara nada, pero es la verdad. Tengo más miedo del que quiero reconocer. Ni siquiera Viktor o Daimmen se han dado cuenta, no lo han mencionado y no sé si lo notaron o no lo han pensado siquiera. No conozco nada, se que si me vuelvo por completo un nigromante terminare como estas personas, perseguido, ocultándome, condenado a hacer cosas malas para no terminar atrapado.


— no fue tan impactante. Encontré a Víktor después de que intento matarte, pensé que… bueno, yo solo quería ayudar, no sabía que era.


— umm. ¿Entonces estas completamente seguro? Aun estas a tiempo para arrepentirte.


— lo estoy.


— mi maestro era muy perceptivo. Sabía muy bien el motivo por el cual te quisieron poner esos, y al parecer tú todavía no estás completamente convencido— pasa por mi lado, estirando las manos sobre su cabeza. Me quedo de pie, mirando el espacio vacío donde estaba hace unos momentos. Yo estoy convencido, ¿Por qué dice que no estoy convencido? Yo quiero quitarlos, no quiero tener que escapar sin defenderme.


 


Estar en el comedor los tres no es nada cómodo. Hay un ambiente muy tenso, y puedo jurar que el comedor esta mucho más oscuro que el resto de la casa.  Parece que cualquier cosa hará que de pronto se levanten y se griten. La cordialidad de hace unas horas se ha ido por completo.


— no has traído a tu aprendiz.


— No sabía que es lo que querías con exactitud, pero como lo que buscas no es destruir nada no lo necesito ahora.  Regresare en unos días, cuando resuelvas el problema del chico.


— ¿Cuándo vamos a intentarlo?


— cuanto antes mejor, nos están siguiendo y tenemos que movernos para alejarnos lo mas que podamos de parlamento— Hadrien no dice nada. Sigo sin entender porque se ha quedado aquí, no creo ni por un momento que esté haciendo una obra de caridad conmigo— una vez que resolvamos esto, todo será normal.


—  Viktor es un experto en ocultarse, debo dar mis reconocimientos por eso— Hadrien inclina su vaso a modo de  brindis.


— Hadrien ¿Por qué sigues aquí?—  Viktor se está conteniendo, puedo ver su mandíbula apretada, sus ojos más entrecerrados. Hadrien se reclina en la silla, levanta el vaso para ver el contenido contra la luz del  foco del comedor. ¿Debería intentar calmarles?  Y luego me preguntan porque quiero tener magia conmigo, sería más fácil hacer algo sin temer que ellos me hagan algo primero.


— me has buscado desde hace muchos años. Intentaste matarme y luego desapareciste sin dejar rastro, luego ese mensaje que me enviaste… sabía que iba a encontrarme contigo porque no ibas a dejar las cosas como quedaron, creí que querías hacer algo al respecto, y no quería que Han o Kiran se vieran involucrados. Por eso estoy aquí.


 — Sigues preocupándote por esos dos— Hadrien no responde— Cuando conocí a Razvan, admito solo pensaba en cómo hacer que volvieras,  como vengarme por la humillación que había sufrido. Pero eso ya no me interesa ahora. Me di cuenta de que me había tomado lo que escuche de forma muy literal. Sabía que un día vendrías a mí por tu propia voluntad.


— Y aquí estoy— ¡Es verdad! nadie le obligo a venir ahora, nadie manipulo las cosas para que estuviera ayudándome ahora. Viktor le mira, parpadea una vez, y luego comienza a reírse. Realmente prefiero que no lo haga, es extraño y da algo de miedo. Hadrien solo suspira, y sigue comiendo— ¿Realmente no te habías dado cuenta?


— él quería los brazaletes para usarlos contigo… o con el  otro— los dos me miran. Bien, de nuevo hable de más y sin pensar mucho en las consecuencias pero me dije que se los diría en cuanto tuviera oportunidad. Estos son míos y yo decido que hacer respecto a ellos. Viktor no dice nada, tampoco parece molestarse. Hadrien solo arquea las cejas y mira con aburrimiento los brazaletes, como si no fueran tan impresionantes como son. Creo que para él no lo son.


— ¿es así?


— lo era, te dije que quería vengarme, y tener algo que restringiera la magia era un buen inicio para una venganza. Ya no es mi interés, supongo que no hubiera servido de nada usarlos contigo o con ese otro mago.


— No— Viktor suspira— pero solo porque los hizo mi maestro.


— no, digamos la verdad. Eres inteligente, encontrarías la forma de liberarte con el tiempo. Eres persistente.


 — oigan ¿entonces podemos estar tranquilos de que ninguno intentara cosas raras mientras nos ayudamos?


— Mientras nadie haga nada en mi contra, no tengo porque hacer nada en contra de nadie— Hadrien se encoje de hombros. Viktor solo mueve la cabeza para decir que sí.     


No estoy muy tranquilo por la noche, apenas puedo cerrar los ojos sin tener pesadillas. Siento que no he dormido nada, cuando la puerta se abre. Viktor entra, encendiendo la luz y cansándome un ardor en los ojos.  No dice nada, se asoma por la ventana, y luego se sienta en el borde de la cama. Bostezo antes de sentarme.


— ¿Qué pasa?


— nada, me aseguro de que todo esté en orden. Proteger un lugar como esta toma tiempo, podrían encontrarnos ahora que somos dos nigromantes aquí.


— Tengo curiosidad, siempre hablas como si los nigromantes fueran como un punto llamativo en medio de la oscuridad, no lo entiendo ¿Por qué?— Viktor se queda mirando al techo, parece que tampoco lo había pensado.


— Supongo que es porque es tal y como dices, la magia de la oscuridad es muy llamativa, deja rastros que tardan mucho en desaparecer. Y también parece ser que los que nacen como nigromantes son de algún modo más fuertes que el resto de los que usan magia— sonríe, viéndolo así, parece un jovencito contando sus aventuras en la escuela— No podría ser de otro modo, si eres un nigromante y no eres fuerte entonces estas muerto— es una conclusión muy triste en sí misma. Mi madre intento que ese destino no me alcanzara, pero no puedo huir de lo que soy. Y está bien, me gusto haber vivido lo que viví, pero es tiempo de cambiar de nuevo. Es un buen tiempo, se como ocultarme, como vivir entre los humanos.


— ¿Cuántos nigromantes hay en el mundo ahora mismo?


— no lo sé. Creo que menos de los que había hace años, no fuiste el único que se alejo de ese mundo, realmente yo me sentía aburrido  sobre todo y no me intereso lo que pasaba con los demás a menos que me estuvieran buscando. Pase a ser algo como una leyenda, y nunca fui reconocido como Hadrien u otros nigromantes.


— umm.


— Ahora es diferente— eso es lo que espero. Desearía ponerle más atención a lo que dicen los espíritus, pero Viktor no lo ha hecho desde hace días. Quiero preguntar muchas cosas, pero ahora mismo prefiero dormir. Quiero preguntarle a Viktor si se quedara aquí, pero no lo hago.  No siento que me duerma, pero tampoco estoy completamente despierto. Siento la presencia de Viktor en la habitación, el susurro de las hojas de algún libro que esta leyendo en la oscuridad de la habitación. Hay un olor agradable también, como a pan recién horneado, tierra mojada y campo. Me recuerda a los años que viví con mis padres.  Casi puedo verles allí, de pie en la cocina, riendo. Mi madre se parece mucho a mí. Su cabello es color oro, exactamente oro, no amarillo, brilla como metal líquido y es tan suave.  Ella me sonríe, me extiende la mano, incitándome a ir con ella. Corro para tomarla y salimos de la casa, me despido de mi padre agitando la mano. Conozco el camino por el que andamos, vamos a la otra casa de mi madre.  Ella me habla de algo, sobre plantas y clima, sobre como recogerlas durante la las fases de la luna dependiendo de lo que quiera hacer. Si no presto atención a eso,  puedo coger veneno pensando que es una cura. Su mano me señala plantas, arboles… veo la casa, una cabaña de madera vieja, medio metida entre los árboles.  La entrada esta oculta, y por fuera el lugar parece abandonado. Dentro es todo lo contrario. Tengo varios juguetes aquí, cojines y mantas. Ella se pone a trabajar, me pide que la ayude y lo hago, soy pequeño y tengo que arrodillarme en la silla para poder ayudarle a mezclar y machacar hierbas. No me deja usar el fuego, dice que es peligroso.  Estoy feliz con mi mamá, los dos reímos. Hay un ruido fuera, algo que ella escucha y yo no, me pide que haga silencio.  No me muevo e intento escuchar. Es un sonido extraño, como agua golpeando cristal. Miro a mi mamá, ella parece estar viendo a través de la madera de la pared.  Apaga el fuego volcando lo que estábamos haciendo sobre el horno, apaga las velas soplándolas una por una. No digo nada, la observo  moverse hasta que regresa conmigo. Me baja de la silla, me abraza fuerte y luego me deja en el suelo, en una esquina, me cubre con una de las mantas y me da un beso en la frente. Está llorando.  No entiendo, pero también comienzo a llorar.  El ruido es más fuerte, y luego escucho un golpe, una explosión, veo la magia de mi madre, luces opacas salen de sus dedos, su cabello se mueve como serpientes. Tiene una expresión fiera, gruñe como un animal mientras ataca lo que sea que este del otro lado de la madera.  Hay oscuridad brotando del suelo, a los pies de ella, girando en círculos más amplios, elevándose como un muro.  Todo se ilumina de pronto en rojo y naranja. Hay fuego, no hay agua aquí, y ella no puede hacer nada. También me comienzo a asfixiar, no podemos salir de aquí, nos han encerrado porque no fuimos rápidos, no nos dimos cuenta de la trampa. Ella se gira a mí, extiende su mano… ya no la veo por el humo. Cierro los ojos, cuando los abro estoy fuera, veo el cielo. Hay muchas personas a mí alrededor, pero solo una se acerca. Una silueta oscura que se va haciendo nítida conforme se acerca. No reconozco su ropa, su complexión, pero su cara… su cabello rojo… hay fuego en sus manos…


— No…— eso no es verdad. Las cosas no pasaron así, yo no estaba con mi madre cuando murió, ella no quiso llevarme, no pude estar allí. Ni siquiera sé si esa persona estuvo en ese lugar también.  


— ¡Razvan! Despierta… es una pesadilla— jadeo, sentándome tan rápido que le doy un cabezazo a Viktor. Los dos nos llevamos la mano a la frente.


— No es una pesadilla— gruño, intento pararme. Tengo el rostro húmedo, aun huelo el humo y me siento asfixiado. Las sabanas están enredadas en mi cuerpo.


— ¿Qué?


— que nos vayamos ahora mismo.


— hey, cálmate.


— ¿¡Me estas escuchando!? ¡Tenemos que irnos!— Viktor me sujeta el rostro y me besa. Intento moverme, no entiende que si no nos vamos ahora mismo, nos van a encontrar. Golpean a la puerta, pego tal brinco que volvemos a chocar las cabezas.


— ¿todo está bien?


— Razvan ha tenido una pesadilla— Viktor mira a la puerta, como esperando que se habrá. No lo hace.


— ¡Tenemos que irnos, van a encontrarnos!— Viktor me empuja a la cama.


— ah, eso. No deberías preocuparte por que nos encuentren. A veces es bueno saludar a los demás de vez en cuando— escucho que arrastra los pies por el pasillo. Viktor resopla.


—deberías creerle. No va a pasarnos nada— suspiro. Mis manos tiemblan— ¿quieres contarme lo que paso?


— Quizá mañana— Viktor asiente. Intenta levantarse, pero soy más rápido. Le jalo y le abrazo. No tengo miedo, pero lo que ve visto me ha dejado demasiado alterado, no puedo calmarme solo. Viktor no me abraza, de hecho no se mueve, se queda inmóvil como un gran muñeco. Su respiración tranquila logra calmarme, pero mucho rato después— no quiero volver a ver eso— murmuro, los ojos me arden, me duele la cabeza.


— te despertare si vuelves a verte mal. Duérmete— hace mucho que no le escucho el tono de orden, ese que le conocí al inicio. Funciona,  porque por fin mis ojos se cierran, aun temo caer en esa pesadilla, pero no, solo hay oscuridad tras mis parpados.   


Cuando despierto estoy solo, y es obvio que es muy tarde. Aún tengo un ligero dolor de cabeza y siento los parpados tan pesados que podría volver a dormir. No hay ningún ruido en la casa, y eso me hace recodar el sueño que tuve. Encuentro a Víktor y Hadrien en la mesa, hablando en voz baja. Víktor me ve, pero sigue hablando con Hadrien. Me acerco, bostezando. Están hablando de mi… o de cómo comenzar a quitar los brazaletes.


— entonces haremos dos intentos para comenzar.


— debería variar dependiendo su resistencia. Podrían ser tres o cuatro en un día, pero tendríamos que dejar unos días para descansarle.


— también debemos alejarnos, si los del parlamento nos siguen será difícil concentrarse en una cosa a la vez.


— claro,  conozco varios lugares donde no nos van a encontrar fácil, y tu puedes ocultarnos mientras intentamos liberar su magia.


— No olvides lo que puede pasar por la magia contenida— Hadrien asiente.  No sé si es porque aún estoy medio dormido o están hablando de cosas que no entiendo, pero precisamente no entiendo mucho, más que de lo que se dice ¿Cómo demonios terminaron de esta forma? Parece que nunca ha habido problemas entre ellos, y los dos están pensando de forma tan similar que me da miedo. Me estiro para tomar una galleta.  


— ¿me perdí de algo mientras dormía?


— no mucho. Tu problema no es tan complicado como parece, pero no tengo mucho tiempo para jugar con ustedes— Viktor frunce el ceño— ¿Qué fue lo que soñaste? Yo he tenido pesadillas, pero te escuchabas muy alterado.


—… no recuerdo mucho. Solo recuerdo a esa persona del parlamento, el pelirrojo.  


— Keegan ¿Qué hicieron para molestarlo?— Hadrien sonríe. No sé para qué pregunta si ya lo sabe.


— se molestó un poco cuando quise buscar algunos libros en uno de los edificios del parlamento. Me encontraron a punto de salir— no puedo creer que las cosas salieran tan mal desde entonces. Eso y mi error con el anillo de Viktor nos han hecho el blanco del momento— pero no es para tanto,  nada que no pueda manejar por mi cuenta.


Dejo que sigan hablando de lo que harán. Les miro, sin duda se entienden muy bien, es demasiado curioso. Todo lo que pudieron  ser, y simplemente nada. Yo no estoy tranquilo, los recuerdos de mi sueño me tienen nervioso, es un mal presentimiento, algo que no debo ignorar pero aquí estamos todavía. En el sofá de la casa, me vuelvo a dormir un rato, sintiendo el viento que entra de la ventana.  Vuelvo a tener ese extraño sueño, aunque ahora logro despertar antes del final. Estoy solo, jadeando.  No me dormí mucho. Justo me siento, Viktor entra a la sala.


— ¿terminaron?


— sí. Nos iremos en un rato, los dueños de este lugar volverán mañana— no pregunto cómo sabe eso, me alivia saber que nos vamos, que seremos más difíciles de encontrar.


 


Nos hemos estado moviendo por dos días. No ha sido tan fácil como pensé al inicio. Viktor sigue apegado a la promesa que me hizo y no dejo que Hadrien intentara quitar los brazaletes. Es él quien me ha estado causando dolor al intentar encontrar la secuencia correcta.  Es doloroso, nunca han intentado arrancarme la mano, pero pienso que es similar. Apenas soporto dos intentos, tres hacen que me desmaye.


— Solo es  cuestión de tiempo— Hadrien es el único que no parece desanimarse, aunque tampoco está muy animado que digamos. El ambiente incomodo entre Víktor y él no ha cambiado mucho tampoco, aunque a veces es menos notorio.   


— Descansemos unos días— acabamos de llegar a una cabaña en sabrá dios que país.  Se ve vieja por fuera, pero dentro es cómoda y caliente para el clima frio— no sirve de nada que me la pase inconsciente cada dos días— Hadrien solo se encoge de hombros y sale. Creo que cuando se aleja de nosotros se comunica con su aprendiz, nunca le he visto hacerlo.


— ¿Estas cansado?— Las manos de Víktor peinan mi cabello.


— un poco. No puedo creer que esta idea este funcionando.


— siempre supe que Hadrien y yo haríamos cosas grandiosas. Pero ya no importa, él eligió. Me gusta no tomarme las cosas tan seriamente, me doy cuenta que estuve perdiendo el tiempo si es que podemos hacerlo. Pude hacer más cosas, seguir aprendiendo, ponerme al día con los humanos. No lo hice, y fue el error que casi me cuesta la vida.


— Sí que eres lento, Víktor— sonrió, dejo que me bese la mejilla. Es extraño, porque sigo sin saber que siento por él. No me desagrada pero tampoco puedo decir que me guste. Debería detenerlo, porque si yo no me quedo a su lado, entonces ¿Qué? Dejando que haga estas cosas, solo le estoy diciendo que siento algún tipo de interés.  No me dan ganas de besarle o hacerle alguna caricia como él tiene conmigo, solo me importa lo suficiente para no querer que sufra. No le conocí mucho antes, pero en el tiempo que hemos estado juntos sí que he notado que cambio, al menos ya no se la pasa ordenado cosas, ni se molesta cuando le llevas la contraria.


 Solo hay dos camas en este lugar, así que por un mutuo acuerdo, Viktor y yo compartimos la cama. Es incomodo al inicio, pero Hadrien  no nos pone atención. Sigue saliendo cada poco, aunque Viktor dice que no va lejos.


—  Estamos acercándonos.


—… ¿Qué harás cuando sea libre?— pregunto. Viktor me mira, con las cejas un poco fruncidas— ¿vas a seguir con tus planes o buscaras otra forma de vivir?


— me quiero quedar contigo, si eso implica otra forma de vivir, entonces está bien. Sé que aún tenemos mucho que aprender. Los dos— y le creo. Sé que es sincero con lo que dice, al cabo que no tienes que escoger siempre lo que parece lo mejor, si no lo que te hace feliz. Y sé que no estaré feliz si no lo intento. La puerta se abre, y Hadrien solo suspira antes de irse a sentar en la mesa.  Me quedo  en la cama, dejo que Viktor  se encargue de lo que sea que quede pendiente.


 


Ah, me dormí. Tenía un sueño agradable, iba de paseo con mi madre, y ella no dejaba de mostrarme cosas ¿Por qué desperté? Era un suelo muy agradable, pocas veces tengo sueños de ese tipo.  Muevo la cabeza, volteando a la mesa. Hadrien y Viktor siguen allí, inclinados sobre un montón de hojas. Y lo escucho. El sonido como agua cayendo sobre cristal ¿Dónde he escuchado eso? no es la primera vez que lo escucho. No se escucha nada más que eso, ni siquiera escucho las voces de los dos.


— Viktor…— algo no está bien— escuchen…— Viktor me mira, justo cuando el ruido es un poco más fuerte. Quiero decir que tenemos que irnos, pero ya es tarde. Siento la magia al mismo tiempo que ellos, yo me quedo acostado, les veo levantarse. Ya sé que no hay nada que podamos hacer. Estoy muy resignado, me levanto tan despacio como si no hubiera una emergencia, Víktor se mueve hacia  mí.


— nos han encerrado. La única forma de salir es caminando, y afuera…— Lo sé. Esto es como en mi sueño, casi me dan ganas de reír, y de hecho lo hago cuando veo el fuego alrededor, pintando todo de naranja rojizo.


— ¿Se ha vuelto loco?— Hadrien es quien contiene el fuego para que no nos queme, hay un viento oscuro bajo el fuego, una protección muy ligera— esto es nuevo, no puedo invocar nada.  Tenemos que salir de aquí.


— Nos atraparan si salimos— comento, secándome las lágrimas que la risa me saco.


— sería más fácil escapar que estando aquí.


—  no hay mucho tiempo para pensar algo ¿Qué no lo ven? Esto está planeado desde hace tiempo. No vamos a salir de aquí— eso los deja callados. No ocupo saber lo que dicen los muertos para decirlo. Veo a un fantasma cerca de Víktor, su expresión se pone más fúnebre— si no salimos vamos a asfixiarnos y si salimos de seguro habrá alguna cosa que nos va a impedir escapar.


—…— Los dos se miran, no saben qué hacer… no, mas bien no pueden hacer nada de lo que piensan. Casi puedo imaginarme al hombre pelirrojo sonriendo, esperando afuera tranquilamente porque si no queremos morir, tenemos que salir. Seremos atrapados, ¿intentaran matarnos? Quizá esa sea nuestra última opción, morir a nuestra manera. Yo preferiría eso a ser encerrado. Si yo pudiera hacer magia, ¿tendríamos una oportunidad?  No sería una carga para ellos, o al menos para Víktor. Necesitamos una distracción. Y finalmente recuerdo el final de mi sueño. Tan simple, y tan obvio. Es imposible que salgamos de aquí… los tres. 


— Víktor… salgamos.


— Espera— Apenas nos miramos. Por primera vez en años me siento libre del miedo. No me importa nada más que terminar con esto. Me giro hacia la puerta. Sé que no va a pasarme nada, si esto es como en mi sueño…— ¡Razvan!— abro la puerta. Afuera, entre los arboles veo movimiento. Es un lugar perfecto para atacar y ocultarse. No hay muchas posibilidades de salir de aquí bien parados. Alzo las manos, como si estuviera en un arresto. A pesar de todo, nunca me he sentido más libre. Espero a que pase algo… y pasa, aunque no frente a mí. Escucho un “click”, a la altura de mi cabeza. El metal se desliza por mi brazo y luego cae al suelo con un golpe sordo que suena muy fuerte para mí.


— imposible…— ¿y la combinación? ¿Los intentos por quitarlos con una secuencia? ¿Qué demonios…?  No puedo pensar más, una ola de calor me invade, subiendo del suelo por mis pies… no, no es calor… la magia. La puedo sentir por todo mi cuerpo como la sangre. Y luego estalla.  El viento arremete contra los arboles, se que yo lo hago pero no puedo controlarlo. La poca luz que dejan pasar los arboles se va, dejándonos casi en penumbra antes de que comiencen los rayos.  Completamente descontrolados, creando chispas oscuras cuando desaparecen, si es que puedo llamar chispa a algo que no hace luz.  No sé cómo detenerme. Víktor me sigue llamando, les volteo a ver. Hadrien le detiene para que no venga hacia mí. Algo más frio me golpea en el brazo derecho. Les veo desaparecer, creo que Hadrien se ha ido llevándose a Viktor.  Algo más me roza, y entonces siento que el calor de la magia desaparece.


Dejo que me atrapen, que me obliguen a sentarme mientras me sujetan las manos con cuerdas. Veo acercarse al hombre pelirrojo, como en mi sueño. Solo me ve, con el ceño fruncido y luego se aleja gritando órdenes que no escucho, algo no me deja escuchar bien lo que pasa a mí alrededor. Todos me ven raro. Y hasta que no me hacen levantarme de nuevo, me doy cuenta de que me estoy riendo, riendo a carcajadas como un demente. Nunca he sido más libre en toda mi vida. No dejo de reír, sigo riendo hasta llorar.

Notas finales:

Gracias por leer, nos leemos la próxima semana, no se si viernes o sabádo. 


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