Capítulo 2
La semana continuó inmisericorde para Kagami. Por una parte, el instituto. Cada vez se le hacía más difícil escuchar a los profesores, por lo tanto, luego nunca entendía nada de lo que tenía que hacer en los ejercicios. Era una situación frustrante. Y por otra parte, Kuroko. Bueno, mejor dicho, Kuroko y el moreno que tan loco lo tenía. No se habían vuelto a ver desde aquel día en el Maji y eso lo entristecía un poco. Además, el peli azul prácticamente no le dirigía la palabra, es más, casi ni lo miraba. Y él no hacía más que preguntarse ¿estará enfadado conmigo? ¿Por qué? ¿Habrá hecho algo el estúpido de Haizaki? No lo creía… Por alguna extraña razón —y esto era algo que Kagami envidiaba infinitamente— estos dos se comprendían a la perfección. Discutían, como todos, y aunque un momento estuvieran tirándose cosas a la cabeza, al otro ya habían hecho las paces; se notaba cuanto se amaban ¿Entonces qué demonios le ocurría a su amigo?
— “Al menos, ya es sábado”. — Pensó Kagami ligeramente animado. — “Hoy lo veré.” — Aunque con la suerte que tenía, a lo mejor ni se presentaba.
Prepararse para salir el sábado era una acción prácticamente rutinaria para el pelirrojo. Ejercitarse, cenar, ducharse, elegir la ropa… Y luego quedaba con Kise, Kuroko y su novio en la calle al lado de la discoteca.
— ¡Kagamicchi! — Gritó Kise cuando lo vio llegar. — ¡Estamos aquí!
— Ey ¿qué tal? — Preguntó. — ¿Dónde está Haizaki, Kuroko? El nunca se perdería un sábado…— Tetsuya sólo sonrió levemente.
— Y menos cuando sabe que habrá gente bailando a tu alrededor. — Añadió Kise con diversión.
— Hoy no vendrá, ha… ha preferido quedarse en casa. — Terminó de decir el otro, aunque a Kagami le pareció que ocultaba algo. Esa pequeña sonrisa, y esa forma de dudar al hablar. Kuroko, el siempre serio Kuroko, nunca dudaba.
— Eso SÍ que es raro…Bueno chicos ¡¡vámonos!! — Exclamó Kise con entusiasmo, siempre más contento que nadie.
Aunque también animado, a Kagami toda esta situación se le hacía muy rara. Desde que comenzaron a salir— incluso desde un poco antes, si lo pensaba bien— Haizaki jamás había dejado de salir con ellos los sábados. Por una parte, sí, era porque le encantaba ese tipo de antros, con música alcohol y sobre todo, le encantaba su novio. Pero por otra, era plenamente consciente de que la idea de otra gente bailando con Kuroko hacia que le hirviera la sangre. No era del tipo de persona que intentaría prohibir a Kuroko hacer algo, principalmente porque confiaba en el otro 100% y segundo, porque Tetsuya le pegaría una paliza cuanto menos curiosa. Simplemente, no podía evitarlo. Además, todos eran conscientes de que a Kuroko le encantaba provocarlo bailando, eso era un plus. La mitad de veces que salían, al día siguiente el más menudo casi no podía moverse ¿Y ese día simplemente había “preferido no ir”? Una de dos, o Kagami llevaba una semana muy extraña y ya veía extraterrestres dónde no había, o ahí de verdad estaba pasando algo…
— ¿A qué zona queréis ir, chicos? — Preguntó Kise, sacándolo de su ensimismamiento.
— Vamos por allí. — Contestó Kuroko, señalando una zona que parecía más despejada. — Ahí estará bien.
Era bastante difícil moverse entre tanta gente. El alcohol los hacía patosos y, por supuesto, siempre está ese tipo de personas que parece que se están dejando la vida mientras bailan, ocupando más espacio del que deberían. Cuando por fin consiguieron encontrar un sitio dónde no estuvieran demasiado agobiados, comenzó a sonar una de las canciones preferidas de Kise. Este, encantado, cogió de las manos a sus amigos se puso a bailar, cantando la canción a gritos.
Me vienes a buscar, ahora sí me vas a encontrar
Mí, me, conmigo, lo que te digo, sola sin nadie más
Esta es la situación, no me des una explicación, no
En la baraja la reina soy yo
Pero yo he estado notando
Que estabas imaginando
Que yo bailaba pa' ti ná más
No, de ti yo ya no quiero ná
Sin embargo, Kagami no era de ese tipo de personas a las que le emociona una canción: al menos no en público. Así que en un descuido de Kise, se apartó un poco, yendo a pedir algo a la barra. Sin embargo, para su sorpresa, al volver Kuroko ya no estaba y Kise simplemente estaba bailando con otra gente que conocía.
— ¡Kise! — Intentó hacerse escuchar Taiga por encima de la música. — ¿Dónde está Kuroko?
— ¿¡Kurokocchi!? — El pelirrojo simplemente asintió, era estúpido intentar hacerse oír. Y Kise, como respuesta le señaló un lugar, un poco más alejado de donde ellos estaban.
Entonces todo lo demás dio igual. La música dejó de sonar, parecía como si ya no hubiese nadie más en la discoteca, apenas recordaba donde había dejado su bebida. “¿Por qué?”, era todo lo que podía preguntarse ¿por qué le estaba pasando esto? A lo lejos, prácticamente en el centro de la pista de baile, podía ver con claridad como Kuroko bailaba con su moreno. ¿Su moreno? Que estúpido le parecía ahora. Durante todos esos meses, ni si quiera se había acercado a él, ni una palabra, ni un baile, ni un roce… ¿Y le llamaba “su moreno”? En este momento, solo le sonaba a un psicópata obsesionado con alguien a quien no conoce. Maldita sea.
Tantos meses… tantos fines de semana gastados en un sitio al que ni siquiera le gustaba ir… Además, y ahora se daba cuenta, había dejado de lado a sus amigos ¿habría mencionado Kuroko a ese chico y él no estaba escuchando? Maldita sea. La verdad es que verlos bailar juntos era… sexy. Sus movimientos, la fluidez con la que bailaban, estaban completamente coordinados. No le hubiese importado en absoluto estar ahí con ellos.
Por otra parte ¿por qué ahora? Justo el día en el que su novio no los había acompañado, Kuroko comienza a bailar con él ¿lo estaría engañando? Kagami se repelía a si mismo solo de pensarlo ¿Kuroko engañando a Haizaki? Joder no. Simplemente estaba celoso…
Dividido entre los sentimientos que poco a poco habían ido creciendo en él y la lealtad hacia uno de sus mejores amigos, Taiga estaba perdido. No muy convenido de lo que hacía, se dirigió a la barra y pidió un ron con cola, sin tener muy claro si le iba a gustar o no. Jamás bebía, de hecho, ni siquiera tenía la edad necesaria. Pero, por una vez, su altura y aspecto intimidante jugaban en ventaja para él. Y todo lo que quería es desconectar, que sus neuronas se apagaran y el peso que últimamente sentía sobre él desapareciese ¿Quién iba a pensar que unos sentimientos hacia otra persona podían pesar tanto?
Poco a poco y copa tras copa, Kagami comenzó a sentir sus sentidos aletargados y su sentido del equilibrio un poco inestable. Mirando a su alrededor, se dio cuenta que ni Kuroko ni Kise estaban a la vista; así que sacó el móvil para enviarles un mensaje. Sin embargo, antes de que pudiera escribir la contraseña le llegó un Whatsapp.
[02:35, 10/11/2018] Kise 🏀: Kagamicchiiiiiiiii
[02:35, 10/11/2018] Kise 🏀: Nos hemos tenido que ir
[02:35, 10/11/2018] Kise 🏀: Kurokocchi no se encontraba nada bien…
[02:35, 10/11/2018] Kise 🏀: Nos vemos mañana
— “Fenomenal” — Pensó Kagami. — “Encima me quedo solo.”
Más por derrota que por otra cosa, Kagami comenzó el camino hacia la salida. El tiempo parecía haberse hecho eterno para él, entre la cantidad de gente, los borrachos y que él también se había pasado con el alcohol, debió de tardar 10 o 15 minutos en lograr salir. Sin embargo, cuando estaba a punto de agarrar el asidero, una mano lo retuvo por el brazo.
— Ey ¿tú eres el amigo de Tetsu, no? Baila conmigo…