SORPRESA
#9
Los tonos anaranjado de la tarde comenzaban a verse, otros chicos de su edad caminaban cerca de él retornando a sus hogares, la escuela aquel día había estado inusualmente más aburrida de lo normal, hace tiempo se había dado cuenta que la función de cada centro educacional era separar a las personas según clases, las que se encargarían de dirigir la ciudad, los que la resguardarían, los encargados de contribuir a la ciudad y la mano obrera que mantendría en pie la sociedad clase a la cual pertenecía por ser un chico huérfano sin un valor para la sociedad, algo similar a objeto desechable.
Su caminar se detuvo cuando fue tomado por sorpresa por la mano de alguien, y cuando miró a la persona para reclamar por sus acciones lo vió, al capitán de los caballeros, mirándolo fijamente, y eso era todo lo que necesitó para reconocerlo aquella mirada que le causaba escalofríos en ocasiones, su cabeza podría estar cubierta por aquel casco de color negro sus ropas podían ser diferentes al uniforme o al traje de caballero que siempre utilizaba, podía verse más informal con aquellos jeans negros y chaqueta de color burdeo pero Saga ya sabía que podría reconocer esos ojos donde sea.
— Ven, es hora de dar un paseo — sobre su cabeza fue colocado un casco del mismo color que apareció desde la nada en la mano del castaño, sintió ser empujado y llevado hasta la parte trasera de la motocicleta de color rojo de diseño aerodinámico que destacaba y atraía la mirada de todos y antes que pudiese reclamar, Saga se veía aferrándose con todas sus fuerzas a la cintura de Aioria mientras la motocicleta aumentaba la velocidad y rebasaba a todo vehículo que se le acercara.
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Sintió sus dedos entumecidos, al igual que todo su cuerpo cuando la motocicleta finalmente se detuvo, aquel adrenalínico paseo había concluido, ¿si le había gustado? Claro que no, el menos no en un principio pero cuando abrió sus ojos y sintió el viento chocar contra su cuerpo terminó un poco extasiado por la sensación, sólo era aquello y ninguna relación tenía con la cercanía que había conseguido del mayor.
— Bienvenido, al lugar más maravilloso de la nueva Athenas, el monte olimpo — Saga vio directamente a los labios del mayor mientras su casco era retirado para luego fijarse en aquella hermosa vista.
Saga lograba ver lo que había más allá de las murallas, un enorme jardín de vegetación que se resistía a marchitarse y algunas fuentes de agua que aún mantenían un hermoso color azul, un paisaje donde parecía que la mano de los titanes nunca había caído y ni una guerra por la supervivencia jamás había sido desatada.
DESTINO
#10
— ¿Por qué me has traído aquí? — Su voz fue escuchada por el león pero este no desvió su mirada del paisaje.
— Porque me sentía algo estresado y necesitaba relajarme frente a este paisaje — respondió con simpleza y una voz perdida, diferente a la seria y parca de siempre.
— ¿Pero qué hago yo aquí? — En la voz de Saga no había tono de reclamo, es más, se había mimetizado con el lugar, su voz se había vuelto serena, sus movimientos calmados y una actitud relajada cuando sus brazos se apoyaron de la misma forma que el otro hombre sobre la columna destruida de las ruinas de algún templo.
— Estoy algo intrigado por ti, escuché que no pudiste conectarte a ningún otro piloto y que tu forma no cambio como lo hizo conmigo, eso me tiene intrigado Saga, ¿Por qué yo y no los otros? — Ahora esa mirada a la que en ocasiones rehuía se fijaba sobre él observando cada movimiento como si estuviese tomando nota de hasta de la forma en la que estaba respirando.
— No lo sé, no entiendo que significa lo que está ocurriendo conmigo, quien soy, que soy, por qué terminé envuelto en esa batalla…—Sus palabras fueron interrumpidas por una sóla frase que le causó un extraño palpitar en su corazón.
— Tal vez sea el destino…— La mano del más alto era diferente a la de él, su tacto era más áspero, más tosco, pero demasiado cálido para su gusto, los dedos del león habían peinado sus cabellos hacía detrás de su oreja sintiendo un estremecimiento de todo su cuerpo al sentir aquella mano su oreja.
Saga miró directamente a los labios del mayor, esperando algo que su subconsciente pedía, por inercia su rostro se fue acercando, al igual que el del otro hombre presente hasta que a diferencia de las veces anteriores sus labios se unieron una vez más pero en esta ocasión con más serenidad, más cociente del contacto que existía entre sus bocas, saboreando de a poco la unión entre ellos, mientras Saga sentía cada porción de su piel erizarse a medida que volvía sentir este estremecimiento por toda su piel.
Otra vez ocurría, vió un ligero destello de luz y una sensación dentro de su interior que deseaba no cortar aquel beso.