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Destino en marcha por 1827kratSN

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—¿Por qué me has estado evitando?

 

Fue en uno día de esos en donde Tsuna quería correr fuera de casa antes que tener que convivir con sus dos tutores —sí, dos tutores, porque el noveno lo autorizó—, cuando Renato lo acorraló casi al llegar a la puerta. Peor no le pudo estar yendo, aunque si le sumaba el dolor en su cuerpo debido al entrenamiento físico del día anterior, sí, las cosas estaban peor.

 

—Ah —el castaño reía nerviosamente pegándose a la pared donde se recargó debido al susto—. Yo no… hago eso —desvió su mirada hacia la puerta que casi alcanzó.

—Apenas si te quedas para mis —el mayor recalcó la última palabra— tutorías, y corres como si yo te desagradara.

—No es así —Tsuna cada vez sentía más cerca de sí a su tutor y eso lo ponía más nervioso de lo común—, es que… tengo cosas… que hacer.

—Tú —afiló su mirada y atrapó al castaño entre sus dos manos, mismas que golpearon la pared con fuerza.

—Hiie —no pudo evitarlo, gritó antes de que sus piernas temblaran y con ello cayera de sentón al suelo.

—Usando un llamado para que un alfa te proteja —mencionó Renato con burla mirando a su alumno desde arriba—. Creo que tengo que mejorar eso.

—¿Eh? —respiró entrecortadamente debido a los nervios antes de levantar su mirada y enfrentar al azabache— Yo no…

—¿No te habías dado cuenta de que lo haces? Entonces lo haces inconscientemente después de gritar —sonrió de lado mientras se acuclillaba frente al castaño y acercaba sus rostros—. Justo después de gritar lanzas un gemidito bajo… tentador debo admitir —su dedo índice tocó su propio labio inferior—, ahora veo por qué tus amigos se ponen a tu defensa casi al instante.

—Yo no sabía que… hacía eso —incómodo y sorprendido por las palabras ajenas, no pudo más que encogerse de hombros y tratar de alejarse de Renato.

—Pues ahora aumentaremos el tiempo de mis tutorías —sonrió con malicia—, te acostumbrarás primero a mi cercana presencia… y después veremos qué sucede con los demás. Te quitaremos la manía de pedir ayuda porque un buen capo mafioso no hace eso, jamás.

—¿Más tiempo? —susurró espantado.

—Sí… Estarás más tiempo conmigo, Tsuna.

—¡Te-tengo que irme!

 

Como pudo Tsuna se escabulló entre el cuerpo ajeno, gateó lejos y a tropezones logró llegar a la puerta. Ni siquiera volteó a ver y corrió sin orientación definida mientras a lo lejos el alfa se reía bajito por el comportamiento de su alumno. Eran días divertidos.

 

—No juegues así con él —aquel niño estaba reposando contra una de las paredes cercanas a la puerta y ocultaba su mirada debajo de su fedora.

—No me lo quitarás, Reborn —sonreía Renato quien jugaba con una de sus patillas.

—Ya te lo quité —el azabache menor sonreía con malicia—, u olvidaste que quien regía ese mini cuerpo fui yo.

—No tenías el control total, pequeña ratita —con burla se volteó hacia su hermano menor.

—Repite eso… Te reto —Reborn sujetó a león quien se transformó al instante en su amada compañera de metal.

—Es tu apodo —Renato sonrió mientras movía sus hombros en círculos, miró a su hermanito desde arriba y de esa forma una nueva disputa nacía—, pequeña ratita omega.

—Morirás.

—Ya quisieras… —se relamió el labio superior antes de sujetar su propia arma oculta dentro de su traje—. No te dejaré el camino libre, Romeo —declaró con seriedad.

 

Tsuna no podía creer que eso le estuviera pasando. No sólo el hecho de que se hubiese enamorado de un bebé… bueno, un bebé debido a una maldición y el ser humano más maduro que conoció en su vida, sino que ahora se daba cuenta de que en realidad se enamoró de la combinación de dos personas, ¡dos! Y no sólo eso pues resultaba que fueron dos hermanos, ¡hermanos! Y ni siquiera sabía qué parte de Reborn y qué parte de Renato era la que le gustaba.

Sumándole a eso estaba el ardor en su piel marcada por el tatuaje que no lo dejaba en paz desde la rotura de la maldición y cuyas letras se habían separado un poco más de lo que recordaba —o esa era la sensación tenía—, ahora incluso podía diferenciar perfectamente que eran iniciales superpuestas con rasgos de color diferentes, mientras dos de las letras eran negras, las otras dos eran de un azul oscurecido.

 

—¡No puede ser! —se quejaba cuando llegó a un parque alejado de su casa—. ¿Por qué a mí? —¡Qué carajos le pasaba a su mente, cuerpo y destino!

 

Respiraba agitadamente porque eso estaba fuera de su control y porque ahora sólo podía huir, al menos hasta aclarar su mente. Le dolía también, porque de cierta forma se enamoró de un espejismo, de un irreal… Y si antes se sentía un pedófilo o un intento de eso, ahora no sabía qué sentir con exactitud.

Pero quienes sí tenían idea, eran esos dos. Además, ya tenían su propio plan.

 

—Eres menor de edad.

—Sí, claro —bufaba el menor del par de azabaches—. Y tú un anciano.

—Soy la perfección en persona —recalcaba Renato señalándose a sí mismo.

—Ja —Reborn bufó indignado mientras acomodaba parte de los desordenados cabellos que quedaron después de la pelea con su hermano mayor—, idiota.

—Soy un alfa —un largo silencio se dio después de esas palabras, causando la leve risita de Renato—. Gané.

—Y a pesar de ser yo un omega, Tsunayoshi se enamoró de mí —torció una sonrisa victoriosa.

—Pero nunca pasaste de esas miradas angelicales que Tsunayoshi te daba.

—Fue porque estábamos unidos, idiota —bufó— pero ahora ya no.

—Eres un niño, Reborn.

—Sólo en apariencia, pero creceré —frunció su ceño.

—Te lo robaré antes de que me seas un obstáculo real, pequeña ratita.

—Yo no te dejaré hacerlo, viejecito.

 

Y no se equivocaron pues día tras día, semana tras semana, mes tras mes, y año tras año, ambos frustraron los intentos del contrario por monopolizar al castañito quien parecía lejano a sus peleas, concentrado mayormente en su entrenamiento porque después de tanta insistencia aceptó el cargo en Vongola.

Fue muy raro que ninguno de ellos hubiese tenido un progreso, aunque tal vez se debía a la negativa misma del causante de esa discordia.

Tsuna después del tercer mes de convivencia con sus dos tutores había vuelto a ser el de antes, despistado, ajeno a lo que representaba la maldición de los arcobalenos y sus consecuencias, sonriendo tan hermosamente para todos sin distinción, decidido a no ver más allá de sus obligaciones. Cuando ambos hermanos le preguntaron que qué le sucedía, la respuesta fue simple «Creo que aun soy joven, por eso y hasta sentirme preparado no puedo siquiera imaginarme una vida junto a alguien más». Y fue desde entonces que Reborn y Renato, a pesar de continuar con sus intentos de conquiste, no forzaron nada y respetaron el cruel rechazo indirecto que les dio el cielo de Vongola.

Entonces, sin darse cuenta el tiempo les había golpeado en la cara.

Celebraban la posesión del siguiente sucesor, sonriendo ante la imponente presencia del castaño de veinte años, jurando serle fieles hasta la muerte, abandonando todo labor anterior para convertirse en siervos de una noble causa, y admirando de lejos como la sonrisa nerviosa de Tsunayoshi hacía la escena aún más hermosa.

 

—Me alegra que ustedes dos se quedaran aquí —esas fueron las palabras de aquel castaño cuando estuvieron sólo los tres.

—Sin mí harías tonterías —acotó Renato.

—Aún tengo cosas que enseñarte, dame-Tsuna —sonrió Reborn.

—Aún me es increíble que ustedes hayan sido uno solo hace años —sonrió divertido al verlos hacer la misma expresión orgullosa y apreciar esa mirada ébano tan… cálida, que le dedicaron—, pero son diferentes en muchas cosas.

—Pues tu no has cambiado mucho —el mayor de los azabaches hizo un ademán con su mano—, sigues igual de encantador.

—Y tú igual de baboso —se mofó Reborn hacia su hermano mayor—, pero en parte tienes razón… Tsuna —miró al mencionado— te has vuelto un digno jefe de la mafia.

—Gracias… creo —el castaño se rio bajito porque las peleas de esos dos le seguían dando gracia a pesar de los años y la costumbre—. Gracias también por no alejarse de mí.

—¿Tan importante somos para ti, Tsuna?

—Responde con sinceridad, dame-Tsuna.

—Lo son —sonrió con las mejillas levemente rojizas mientras jugaba con sus dedos en un tic que no pudo abandonar—. Demasiado importantes.

 

Tal vez Tsuna no tenía la intención de mostrar algo particular en sus palabras, sólo estaba siendo sincero, pero fue un detonante para aquel par de hermanos, quienes, sin esperar otra oportunidad, en ese mismo instante, sin importarles siquiera la fiesta que se daba a sus espaldas, ni los invitados o demás, se acercaron al castaño con tal velocidad que éste no pudo siquiera reaccionar.

 

—Saldrás conmigo— fue el coro sincronizado de los dos azabaches, uno que aparentaba los quince años y otro que aparentaba los veinticinco.

—¿Eh? —los ojos de Tsuna se abrieron demasiado debido a la impresión, sus mejillas agarraron aún más color y se estremeció por el calor cercano de esas dos personas— qué… ¿qué?

 

Tsuna sintió como los brazos de Renato le rodearon por la cintura en un abrazo donde su espalda golpeaba contra el pecho del alfa, a más de eso sentía la respiración del mayor cerca de su oído. Pero no era todo. En su cuello se enredaron un par de brazos, sus ojos se centraron en la sonrisa ladeada de Reborn quien acercó su rostro tanto que sus alientos chocaban. Tenía a ambos ex arcobalenos invadiendo su espacio personal, dejando sus feromonas brotar con tal intensidad que empezó a marearse, a la vez que le volvían a susurrar aquellas dos palabras que él no pudo procesar bien. Recuerda también que aquellas manos se deslizaron por su piel en cuatro partes diferentes causándole un shock descomunal, que, en conjunto con el aire denso, lo hicieron flaquear y casi caer de no ser por alguien que lo levantó en brazos y llevó a una habitación para que descansase hasta que tuviese que despedir a los invitados.

En definitiva, fueron demasiado bruscos al tratar con el pequeño y dulce omega jefe de la mafia más poderosa.

Tal vez por eso coordinaron sus horarios de ataque para no sobre esforzar a Tsuna.

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Es tan raro hacer una historia que combine muchas de mis aficiones, pero también es agradable.

Bueno, como dije es un fic sencillo, faltan sólo tres cap más y espero que le den una oportunidad~

Muchos besos~

Pasteles y chocolates~


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