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Hímero por Mascayeta

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Notas del capitulo:

De vuelta con la historia, que pena por no actualizar antes, pero estaba en otros proyectos, entre esos mi primer original.

Vuelvo a la historia con un Yokozawa recargado. La historia tan solo comienza... Bienvenidos.

Yokozawa despertó buscando con que arroparse. La cama se le hizo demasiado grande en comparación a la que normalmente ocupaba, fue cuando recordó que después de bañarse, había ido a la habitación de Akihiko para esperarlo tal como él le había pedido. El yukata que tenía no ayudaba mucho a mantener el calor, así que se movió para meterse entre las cobijas.


La voz de Usami sonó exaltada desde el balcón de la habitación, Takafumi se levantó de la cama para dirigirse hacia el lugar donde se hallaba su “supuesto prometido” según la presentación que Haruhiko había hecho de él a los Kirishima; sonrió pensando que quizás actuar un poco atrevido no estaría mal para empezar su nueva relación.


- Te digo que no lo quiero aquí, -la frase detuvo su acción manteniéndose oculto detrás de la cortina atento a la conversación. – Te doy esta semana para que pueda cumplir con las entrevistas que tiene programadas, pero después de eso quiero a Hímero lo más lejos de mí.


El silencio lo comprendió como parte de la respuesta de quien estaba al otro lado del auricular, el golpe en el marco de madera lo alertó de la posible entrada del peliplata; sin embargo, no se movió del sitio, si lo quería lejos al menos que tuviese el valor de decírselo de frente. Unos minutos después pensó que hubiese sido mejor marcharse, porque así no se estaría sintiendo como un estúpido.


- ¡Maldita sea Isaka! entiende que no quiero ninguna molestia mientras soluciono esto – el ojilila pronunció la frase sin saber el daño que provocaba a quien le escuchaba – y eso es Takafumi, un estorbo…


Yokozawa tiró la puerta mientras salía de la alcoba de Akihiko. Prefirió no oír lo último, no tenía que ser un genio para entender que había vuelto con Misaki, por eso él se había convertido repentinamente en un “estorbo”. Acomodándose el ridículo atuendo que llevaba, llegó a su pieza, cada vez caía más bajo, era un imbécil, e indudablemente estaba actuando de la manera equivocada, ya que siempre terminaban viéndole la cara.


Preparó su maleta empacando lo poco que tenía por fuera. Se metió al baño para cambiarse, escuchando la voz de Usami-san quien lo llamaba de manera insistente, miró la puerta para gritarle fuerte y claro que podía irse a la mierda, no tenía ningún interés en su estúpida explicación.


En su cabeza la prioridad era en ese momento saber ¿para donde se marcharía? Takano y Onodera estaban de viaje por asuntos de trabajo, sus padres no eran una opción, sería el primer sitio donde lo buscaría… suspirando miró el número que horas antes le había marcado… sin pensarlo más, llamó.


Haruhiko esperó con calma que su hermano se alejara de la pieza del modelo. Definitivamente Sakura sabía manejar muy bien sus cartas porque los resultados fueron casi inmediatos; no obstante, no tenía la intención de quedarse viendo si se concretaban sus planes o no, ya había cometido ese error seis años atrás y la suerte de Akihiko era demasiada.


Acercándose a la puerta del peliazul procedió a llamarlo, antes de tocar escuchó lo que el “modelito” hablaba…por lo visto era una cajita de sorpresas. Sin embargo, dejarlo ir no era una opción, así que tendría que intervenir.


 


Bastaron dos días para que Queenie moviera sus influencias y tuviese a Hímero en Londres. Isaka no podía creer como esa mujer había hecho las cosas tan rápido, pero ver al modelo frente a él era la clara muestra del poder de la rubia.


Yokozawa leyó el contrato que había firmado, la cláusula de exclusividad le obligaba por cuatro meses a estar disponible y no aceptar ningún trabajo de otra compañía, realmente no le interesaba ese oficio, así que podía sobrellevarlo hasta mediados de noviembre. Con una sonrisa pidió conocer la agenda de los próximos eventos, Ryūichirō no estaba aún convencido de la nueva actitud del hombre, algo había cambiado y muy a su pesar no podía definir bien que era.


Queenie se ofreció a traer los papeles saliendo de la habitación. Isaka estimó conveniente aclarar lo sucedido en Tokio, al nombrar a Usami-san el menor lo miró fijamente, lo sereno de su rostro le dio más respuestas de las que esperaba. Al entrar la jefe de ventas, el modelo se despidió con una reverencia para pasar su mano por la cintura de la mujer y hablarle algo al oído.


La pareja dejó la oficina de gerencia dirigiéndose al hotel que acostumbraban a visitar para sus noches de pasión, no dudo ni un instante en tomar a la rubia que se sintió sorprendida por la reacción del oriental. Tanto tiempo detrás suyo, y él mismo se le había ofrecido en bandeja de plata. Aunque sabía que la situación se debía a un contrato, ella estaba cumpliendo con su parte, por eso Yokozawa debía corresponderle.


El ojiazul agradeció cada una de las enseñanzas de Callagan, el tipo no en vano era en sus tiempos mozos el gigolo más cotizado en el circulo social para el que trabajaba. Con maestría estimuló cada punto de placer de la rubia como si estuviese siguiendo un mapa predeterminado. Las palabras exactas en los momentos indicados lograban sacar más de un gemido a la infiel mujer. Se había acostumbrado a ser el mejor en el negocio, y esa precisamente era la definición para su relación con Queenie. El grito de placer de parte de la rubia llenó la habitación, separándose de ella se quitó el preservativo para dejarlo en la caneca del baño, al regresar a la alcoba, la dama dormía profundamente.


Envió un mensaje a Yukina avisándole que no regresaría sino hasta el día siguiente, una vez el castaño le respondió, apagó el celular. Se metió en la cama para besar con calma la espalda blanca de la mujer que sería su escudo, un poco adormilada la señora McCallister lo observó, sus ojos tenían un color y  brillo distintos, su cuerpo tembló al verse reflejada en ellos…ya no estaba el azul-grisáceo similar a los diamantes que llevaba el día que debutó como Hímero, aquellos que la habían conquistado, en su lugar sus pupilas eran rodeadas por un azul tan frío como el Ártico.


Fue cuando reconsideró que quería realmente Yokozawa de ella, estaba segura que no la amaba, que su pasión era una buena actuación de alguien experto en producir esas emociones…


- Deja de pensar estupideces – murmuró Takafumi en su oído mordiéndolo – disfruta que al fin me tienes a tu lado.


¿Pero a qué precio? Se preguntó la rubia. Al querer responder ya él había hecho su trabajo, apretó las sabanas dejándose llevar por las versadas caricias, tenía razón, en ese instante él era suyo.


 


Asahina se preocupó al ver la hora y no tener noticias de Ryu, subió a la oficina principal de la joyería para encontrarlo con un vaso de whisky en la mano y mirando por el gran ventanal la majestuosidad de Londres.


Tras la partida de Queenie con Hímero, el gerente general de la casa matriz de Usami Jewerly se dispuso a revisar todo el material que tenía de Yokozawa Takafumi.


Pormenorizó la información analizando las imágenes de la noche en que lo conoció, la carpeta de cuando era host, las fotografías de Misaki, y pensó en los momentos que madame McCallister lo acosaba… e identificó el cambio.


- Detesto sentirme así Kaoru - su pareja se acercó abrazándolo por detrás para depositar un suave beso en el cuello del ojiazul – la incertidumbre de no saber por dónde vendrá el próximo ataque.


- Isaka-san mira más allá de las pruebas, recuerda que muchas veces las cosas no son lo que parecen.


El castaño recostó su cabeza sobre el hombro de quien era no solo su único amor, sino también su amigo y confidente. Esas palabras eran dichas por Deane cuando pensaba en Usami, y esa noche sonaban tan apropiadas.


Akihiko se había ganado un enemigo al lastimarlo, ojalá pudiera solucionar todo antes de perder su oportunidad con el menor para siempre. Porque estaba claro que Hímero ya había tomado una decisión y a quién apoyar en esa guerra.


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