Seina me saludo con fortaleza, sus padres estaban sorprendidos de ver como los años en el extranjero le habían dado a la menor de la familia una atmósfera de mujer de mundo que cualquiera envidiaría.
Sin embargo, como si alguien le dictara que estaba equivocada en usar ese tipo de ademanes, cambio como si de una doble personalidad se tratara. Mentalmente reí al ver a la joven asumir su papel de la perfecta japonesa.
Mi esposa, su hermana llegó con el pequeño Akihiko.
Era fácil de entender la rivalidad entre ellas, mi hijo camina tambaleante hacia su tía y lo abraza, una novedad para todos, pero su madre lo aleja de inmediato sin importarle el llanto del chiquillo.
Tal vez, ahora que mis recuerdos se mezclan con la tristeza de saber que debemos separarnos y que su esposo ha decidido que deben marcharse a América definitivamente, yo debo tragarme mis sentimientos y hacer como si entre nosotros no ha ocurrido nada.
Fue tanto tiempo evitando que esto pasara, pero las cosas se dieron. La soledad, las constantes peleas con su hermana, el saber que Shin después de estar al punto de enloquecer de la tristeza, ahora se prepara para contraer nupcias con Deane, todo se unió para simplemente caer en la tentación de tenerla.
Seina mi amada cuñada se viste, ha sido nuestra despedida. No hay reclamos, no hay suplicas, solamente el deseo de que no olvidemos que nos amamos, aún si no podemos estar juntos, el recuerdo de como fuimos uno solo queremos mantenerlo.
Me repite acariciando mi mejilla y depositando un pequeño beso en mis labios «nos conocimos demasiado tarde», tiene razón. Te dejo ir, y yo vuelvo a mi hogar.
Los siguientes años han sido la locura, mi esposa ha pedido el divorcio, lo justifica con la llegada de Haruhiko, agradezco que mi madre antes de morir ha dejado el destino del mayor de mis hijos arreglado, pero a los constantes insultos de parte de mi esposa, se unen los de mi padre, Deane al menos es imparcial.
Oigo lo gritos de mi cónyuge nuevamente, parece que es la única forma que tiene para comunicarse, dice que debe viajar que es su hermana. Está histérica, la calló de una bofetada.
Es sus manos hay una carta, la leo. Dios debemos marcharnos, doy la orden y pido a mi "madrastra" que se quede con los chicos. Casi un día de viaje para llegar al centro del país, ahí en la cama yace mi amada, sus ojos esta vidriosos. Un cáncer de páncreas ha dicho su esposo.
Esa noche me ofrezco a quedarme en el hospital, los médicos le dan menos de una semana. No me dejan tocarla y lo deseo tanto, lloro cuando quedo solo, y es cuando la oigo.
—Protégelo, él no lo sabe y mi esposo tampoco.
No comprendo, y me pide que tome su mano. Quiero hablar, pero ella me lo prohíbe.
—Mi hijo, nuestro hijo Mizuki. Cuídalo, es demasiado huraño, y no encaja con todo esto. Mi esposo sé que pronto tendrá un nuevo hogar —arrugo el ceño y ella sonríe— no soy tonta y mi enfermera no está de mal ver.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—No quiero que mi hermana le haga la vida imposible como se la ha hecho a Haruhiko —mi expresión le sorprende y nuevamente ríe— me hablo con mi sobrino, es buen amigo de Mizuki, es especial, lástima que tu no lo valores. Solo él descubrió mi secreto.
—Mañana hablamos, descansa.
Nunca llegó ese momento, moriste en la noche, durmiendo tranquilamente. Al menos me dejaste lo único que se convirtió en el motor de mi vida, es la mezcla perfecta entre tu y yo. Veo como echan tierra a tu ataúd, detesto esta costumbre occidental, pero es un símbolo y quizás la necesidad de no separarse nunca del ser querido. Tiro un rosa al féretro y con una lagrima me despido:
«Te amo Seina, ahora comprendo tu frase, para nosotros siempre las cosas se nos dieron demasiado tarde».
En la audiencia Kaoruko se muestra imponente vestida con su traje tradicional, la mujer de mundo ha quedado para la casa, ahora es la representación de quien guarda las normas de etiqueta de quien pertenece a las familias de prestigio.
El juez la escucha y se conduele, es difícil no creer en esas lágrimas, en el amor que dice que aún siente por quien era más que su primo. Siempre habla del vinculo especial que tuvieron, de como la ventaja de estar tan unidos le permitió aceptar todo aquello que el resto de su familia no veía como normal.
Entre sollozos acusa a Akihiko y a Haruhiko del desprecio por no ser igual a ellos, el pelinegro muerde su labio para no gritarle, todavía no es su turno de hablar, además no tiene la prueba que necesita, Ijuuin los mira y no entiende como su amiga pudo traicionarlo de esa manera. El productor se acomoda y mira hacia atrás, sus ojos se estrellan con los marrones del castaño que es la pareja de la dominatriz. Ishi carraspea y le pide mayor atención en el estrado, es su turno de atestiguar.
En su posición de padre de la familia debe guardar compostura, pero es tan difícil, sabe que su hijo mayor no daño a Mizuki, sabía que era su hermano y si no hablo en veinticinco años no iba a matarlo por dinero.
La "prueba reina" es mostrada, el reloj que Shin regalo a Akihiko el día de su grado. Es extraño ya que este se encontraba en la casa de Londres, Deane lo guardo cuando su hijo lo dejo al lado del cadáver de su abuelo. La noche de la muerte de su madrastra tuvieron una discusión por el testamento y que Mizuki no quedara sin nada. Sabia que fue brusco y demasiado frío, pero su primogénito y el peliplata ya tenían el futuro asegurado, su pequeño, por el contrario, debía acarrear con las deudas del esposo de su madre y no tenía donde caerse muerto.
Le sorprendió igual que a todos con su muerte. Su corazón había fallado y el frasco de pastillas regado en el suelo. El día de la lectura de la dote de la mujer, la primera en salir fue Kaoruko, el mal humor es difícil de cubrir, más cuando lanzas improperios por quedarte sin nada. Para él fue una sorpresa, su veinte por ciento pasaba a unirse con el 5% que Shin le había dado, y eso dejaba a Mizuki en igualdad de condiciones con sus otros dos hijos. No espero demasiado para dejar todo arreglado, sus negocios en Los Ángeles eran buenos y de eso podría sobrevivir, pero la codicia es mala consejera y más cuando tienes quien te abra los ojos de poder quedarte con todo.
Ocultó a Haruhiko del fidecomiso que la primera esposa de Shin le había dejado, aunque un poco menos de los 1.300 millones de yenes de Akihiko, era lo suficiente para él. Así que lo enveneno contra su hermano, y empezaron a robar la empresa. Cada moneda desviada iba a engrosar las cuentas abiertas con su sobrina.
En este momento, se arrepentía, tan astuto que se creyó e irónicamente cayó en la trampa que la menor le tendió.
La voz del juez Miyagi se escuchó inundando el silencio de la estancia. El veredicto estaba por darse para saber la fecha en que se iniciaba el juicio.
—Después de atender los testimonios, este juzgado decide:
«Dejar en libertad a Usami Akihiko, debido a que las pruebas demuestran que su contacto con el finado en el momento de la muerte era nulo. Se sentencia Usami Harukiko a cinco años de cárcel por desfalco».
El cuchicheo no se hizo esperar, Ijuuin se mostró indignado porque su amor nuevamente quedaba sin ser vengado. Se le pidió que se calmara, pero los insultos hacia la familia Usami retumbaban en la sala.
El magistrado declaró que lo pondría preso si seguía en desacato, parece que la advertencia fue lo único que le calmo.
«Por último, se dicta orden de captura en contra de Yanase Yuu como único responsable de la muerte de Shiiba Mizuki. Su juicio comienza la próxima semana».
Ishi observó como su amigo era detenido, se lo había advertido meses atrás cuando se encontraron en el apartamento que alguna vez fue su refugio, días después que conociera de los retratos hablados de él y de la pelinegra. Sus palabras fueron una premonición, en el momento que Kaoruko necesitara incriminar a alguien, él sería el primero en la lista.
Lo vieron levantarse sin proferir una queja, al pasar por su lado le sonrió pidiendo poder conversar un poco con el abogado, ya no les importaba nada. Siempre Yuu había sido como su hermanito menor, por eso trato de hacerlo entender, lástima que su terquedad lo llevó a esa prueba.
—Siento ponerte en esta posición, pero como te lo dije aquella vez "nadie se mete conmigo" —Shizuku se tensó, algo podía salvar a su amigo— recuerda el lugar secreto.
—Bebé...—murmuró el abogado con tristeza.
—Por siempre.