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Los pecados del ángel por gdtop801

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A la mañana siguiente, Souichi despertó de un largo sueño. La cálida luz blanquecina que atravesaba una pequeña ventana fue la que lo había despertado. Se estiro y todas sus articulaciones hicieron ruido. Había dormido mucho y en realidad, hacía mucho tiempo que no lo hacía, así que por un instante solamente se quedó ahí, acostado y mirando el techo sin color de la habitación.

Entonces, rápidamente se incorporó al darse cuenta que ese no era su cuarto, asustándose un segundo antes de que recordará lo sucedido el día anterior. El accidente, el hombre de tersa piel y cabellos oscuros, de ojos de un color indescifrable y su revelación que aún en ese momento le helaba la sangre.

«¡Un ángel!» pensó ¿siquiera eso era posible? Souichi habría interrogado al ser de no haberse desmayado de pronto. Miro a su alrededor, una habitación bien ordenada y minimalista y llegó a la conclusión de que el “ángel” había decidido llevarlo ahí antes que a un hospital o a su casa. Frunciendo el ceño ligeramente, Souichi se levantó de la pequeña cama y miro que a los pies de esta se hallaba un bulto de ropa que no hacía juego con el orden que había en la habitación. Los recogió solo porque sintió que debía hacerlo y al extender la tela los reconoció, se trataba de un par de calzoncillos similares a los que había cogido la mañana anterior. Antes que nada, Souichi se miró a sí mismo solo para reaccionar de manera más agresiva, se levantó y camino todo el pasillo con pasos firmes, hasta llegar a una puerta que al abrirla lo dirigía a la cocina, donde vio al ángel quien estaba cocinando algo que olía realmente delicioso, pero no estaba ahí para alabar las habilidades gastronómicas de aquel ser, no, en definitiva lo que necesitaba por el momento eran explicaciones. Hizo notar su presencia con un gruñido y el moreno se giró para verlo, con ese rostro despreocupado inundado de un aura que iluminaba la estancia más que el mismísimo sol, por un momento Souichi olvido a lo que iba, pero refresco su memoria tras mirar por el rabillo del ojo lo que tenía entre su mano, entonces puso los calzoncillos sobre la mesa bruscamente y enojado dijo.

”Un ángel no puede hacer cosas como esta ”gruño enojado”. Desnudar a un hombre mientras esta inconsciente eso es… inmoral. ¿Por qué te inventas está clase de delirios maldito pervertido?

Aunque el ángel le vio desentendido, podía entender a que se estaba refiriendo Souichi Tatsumi, “sexo”, la palabra hablaba más por si sola incluso sin ser pronunciada y Morinaga ya la había escuchado mil veces con anterioridad.
Tan solo la diferencia de ser mujer o hombre pero los mortales como el que tenía enfrente de él hablaban de otra cosa, le ponían otro significado. Un tema prohibido entre los suyos, un delito si es que así podía nombrarlo, uno que podía costarle su lugar en el cielo y que por pura coincidencia conoció una noche mientras vigilaba. Solo lo miro y con ello conoció su significado, la forma en la los mortales se unían entre ellos, a veces eran dos hombres y otras dos mujeres, pero era más normal que fuera entre un hombre y una mujer. Él no sabía la razón por la que era pecado pero las escenas de esa representación, fuera de parecerle vulgar, siempre las vio como una forma de mostrarse cercanía, amor, libertad.

El ángel desvió la mirada de Souichi Tatsumi y continúo con su trabajo en la cocina para después responder a aquella pregunta que no se le había hecho, pero que estaba presente entre ellos dos en ese momento.

”Yo no hice nada, Souichi Tatsumi.

La respuesta no fue completamente satisfactoria para el nombrado, un leve sonrojo se presentó en su rostro y frunció un poco más el entrecejo a tal punto que las delgadas cejas se unían para formar una sola. Se acercó más al ángel mirando momentáneamente el sartén donde freía dos trozos de tocino y luego fijo su mirada en el ángel que en esos momentos no parecía tan celestial.

”¿¡Y qué significa esto!? ”interrogo mientras lo tomaba del hombro y lo volvía a obligar a mirar donde él estaba. Souichi señalo la mesa y Morinaga fijo sus ojos en la tela que se encontraba estorbando en ella.

”¿Eso? Es su ropa interior ”contesto restándole importancia al asunto, pero su huésped lo único que hizo fue cohibirse más y soltarlo de pronto.

”¡Eso ya lo sé imbécil! ”vocifero avergonzado por lo directo que era el ángel al hablar”. No es eso a lo que me refería yo… ¿Por qué…?

”Usted se los quito ”Morinaga interrumpió a la pregunta de Souichi para contestarla directamente.

”¿Yo? ”pregunto desentendido el pelilargo, señalándose a sí mismo mientras Morinaga apagaba el fuego de la estufa”. ¡Serás cabrón! Yo no haría algo como desvestirme enfrente de un extraño como tú…

”Pero lo ha hecho, Souichi Tatsumi ”contesto durante el tiempo en que servía lo freído en la sartén en dos platos que se hallaban a un lado en la alacena”. No me molestará recordarle que después del incidente fue a un bar, se embriago y como no sé dónde vive lo deje aquí pero se enojó conmigo y se quitó la ropa, luego después me dijo que me quitara la mía, se la puso y al final de ello se quedó dormido. Supongo que su idea al obligarme a quitarme la mía fue asegurarse de que no estuviera mintiendo ¿no?

Souichi trato de rememorar aquel suceso, sin embargo apenas se acordaba de lo que había pasado después de que el ángel le confesará su identidad.

”No recuerdo ”contesto bajando la mirada al suelo, tocando su sien como si ello le ayudará a recordar algo más. Pero ninguna imagen se presentó en su memoria.

”Es natural, Souichi Tatsumi ”el ángel le tendió un plato y entonces Souichi lo miro a ojos para darse cuenta que nunca en sus encuentros del ayer se había percatado de cómo era.
Lo suficientemente alto como para sacarle una cabeza de encima, de una piel ligeramente rojiza y aceitunada, tersa y firme, jovial… y sus ojos, un color que no podía diferencial entre el verde y el café claro, místicos y esotéricos que reflejaban lo celestiales que eran pero a pesar de todo ¿Cómo podía ser de verdad un ángel? Era natural que se preguntara eso ¿no? Souichi siempre aplaudió las enseñanzas bastas de las ciencias, había dejado de creer en Dios a una corta edad y aunque no creía en la religión, la respetaba igual que a sus creyentes pero… ¿cómo creer algo que no podía demostrarlo? No podía simplemente creer ciegamente en él. No podía simplemente… estaba en contra de sus propios principios.

”Oye ”dijo dudoso, sin sostener el plato el cual Morinaga termino dejando en la mesa junto a la tela”. ¿Realmente eres un ángel?

”Sí ”Morinaga no lo miro cuando él le había preguntado, prefirió sacar de la pequeña alacena dos tazas en las que sirvió un poco de café para Souichi y un poco de té para él, sus movimientos tan agraciados y bellos daban a entender que estaba bailando sin moverse de su lugar, aquellos movimientos eran tan hermosos y perfectos que no parecían nada humanos y Souichi comenzó a sentir admiración por aquel ángel, era bello y al estar junto a él se sentía protegido, como si ninguna clase de mal pudiese herirlo…

”¿Realmente...lo eres...?

Morinaga se volvió bruscamente, un extraño hormigueo molesto le recorrió el cuerpo entero. Sabía que era razonable que le preguntara eso, pero ¿por qué simplemente no le creía? Morinaga sería capaz de hacer eso si la situación fuera diferente.

”¿Por qué no es capaz de creerme, Souichi Tatsumi? ”pregunto con el ceño fruncido.

Souichi se quedó callado, perplejo en cierta forma al notar la furia que aquellos ojos mostraban. Le aterraban, sí, pero eran tan bellos que por alguna razón pequeñas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, la mirada de aquel ángel era poderosa y difícil de mantener, provocaba que sus ojos ardieran y a consecuencia de aquello su cuerpo reacciono como bien le pareció. Fue ahí que Morinaga se tranquilizó y se percató de sus actos, hacer llorar a un mortal no era necesariamente lo que los ángeles realizaban.

«Los mortales no son como nosotros Tetsuhiro» Le había dicho alguna vez el arcángel Miguel «Y provocar lágrimas en ellos solo hará desatar catástrofes en nuestro reino»

Morinaga no conocía el significado de aquello pero esa mañana, junto al ser que más amaba realmente hizo que comprendiera el significado de las palabras de Miguel.
Entonces dejo las tazas en la mesa, con el corazón achicado y un ligero temblor en las manos, Morinaga tomo de la cara a Souichi, acercándolo un poco más a su cuerpo, cerro sus ojos y susurro en el oído de Souichi repetidas veces que le perdonase su actitud y se quedaron así por un momento sin decir algo más.

El ángel era cálido, aquellos brazos que lo rodeaban con fuerza hacían que Souichi se sintiera más relajado, como si al estar a su lado nada malo le afectara, hacía que su irá se esfumara, que todo el estrés que había mantenido guardado en su cuerpo se desvaneciera y, por muy extraño que pudiera ser para alguien como él, no lo quería alejar. Un deseo que compartía con el ángel sin saberlo. Souichi se atrevió entonces a entrelazar sus brazos en el cuello de Morinaga para crear un vínculo por el momento y mantenerlo así un poco más de tiempo.

”Y… ¿Eres mi ángel guardián? ”pregunto tratando de creer en la palabra del ángel. La voz de Souichi sonaba tímida e hizo que el corazón de Morinaga latiera más rápido, en ese instante, él quiso decirle sí pero no pudo engañarlo, las mentiras no estaban grabadas en sus labios.

”Lo siento no lo soy ”contesto con sinceridad.

”Entonces ¿Por qué me salvaste? ”volvió a interrogar, apartándose de él con confusión en su mirada.

”Es lo que tengo que hacer ¿no? ”contesto con ligera melancolía.

Souichi asintió al tiempo en que se perdía en los ojos del ángel, poseían una extraña magia que hipnotizaba de una manera tan rara que lo hacía perder su conciencia y también eran algo excitantes, Morinaga le regreso la mirada a Souichi de la misma manera y en ese instante, un acto que a ambos les sorprendió, hizo que sus propios corazones latieran a la par, sus dulces labios se encontraron juntos en forma de un beso, era la primera vez que Morinaga hacia eso, así que presto toda su atención en el acto para poder rememorarla una vez que su moral angelical le advirtiera que aún estaba a tiempo para apartarse.

Aquellos labios húmedos que tanto había visto y soñado hacían un contacto con él de forma maestra y experimentada, un contacto que jamás había podido sentir pero que secretamente siempre deseo experimentar, la confusión y la excitación se habían sumado a aquella sensación tan extraña y se preguntó si había sido de aquella misma manera la tentación que sufrió Lucifer antes de caer.

A pesar de sus deseos, aquel beso no duro mucho aunque lejos de aquellos labios, Morinaga aun los podía sentir sobre los suyos y un hormigueo extraño se presentó a su ausencia, haciendo que sintiese la necesidad de tocarlos de nuevo.

”Lo siento ”gimieron los dos, pero la palabra careció de significado ¿de verdad lo sentían?

Se miraron con suplico y confusión. Souichi nunca había besado a un hombre, la idea siempre le había disgustado, pero la presencia del ángel parecía jalarlo a realizar el acto y no era del todo desagradable, por otra parte, Morinaga llevaba deseando conocer ese contacto. Así que permanecieron de esa manera, alejados de la acción hasta que sus labios le suplicaron que de nuevo se tocasen y como si Morinaga hubiera sufrido de hambruna, una que lo mataba lentamente, regreso el beso con desesperación.
Souichi sintió dos cosas en ese instante, la primera cosa que experimento fue miedo, un miedo totalmente aterrador que le helaba la sangre y le impedía correr a resguardarse y la segunda adrenalina, una sensación de excitante peligro a la cual se negó a resistir. Se veía como si Morinaga se lo estuviera comiendo a besos, tan desesperadamente como si se tratase de una droga, como si Morinaga fuera un adicto aquellos labios y eso no era del todo mentira, como si estuviera en un ataque de abstinencia y deseara morir en esos momentos mientras cometía tal delito.

Se mantuvieron juntos de esa forma por largo rato y sin saberlo, a consecuencia de aquel acto, Morinaga había cometido gula junto a su segundo error; La tentación.

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