Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I Care About You (NamJin) (BTS - Yaoi) por ArShaBeuKPopLover

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Once meses y un día.


Llevaba la cuenta exacta del tiempo que había pasado desde aquella tarde de nuestro comeback.


Tarde en la cual nuestra empresa había comenzado a superar la situación a la que se había metido, y que, gracias al esfuerzo realizado por todos, en solo meses se había recuperado por completo.


La noche de ese mismo día fue la noche en la que Namjoon me había pedido que me casara con él.


Hasta entonces, once meses y un día habían pasado hasta que Namjoon y yo oficialmente nos habíamos convertido en esposos.


Y precisamente en ese momento, mientras apreciaba la vista desde el balcón que tenía la casa de la isla a la que acabábamos de llegar, me venían los recuerdos de todo lo que habíamos pasado hasta poder estar ahí.


Apenas entré a echar un vistazo al lugar, me quedé absorto al momento que encontré ese espacio al aire libre que tenía esa habitación de la casa.


Me acerqué al barandal, la luna brillaba en todo su esplendor y su reflejo resplandecía sobre el pacífico oleaje del mar. En seguida sentí cómo el viento soplaba suavemente en mi rostro, haciéndome cerrar ligeramente los ojos mientras respiraba acompasadamente.


Me había quedado meditando, era inevitable, el lugar y la vista que tenía me invitaban a hacerlo. Y estaba ahí mientras esperaba a que Namjoon acabara de despedirse del personal de la isla que nos había transportado hasta ahí.


—Amor, nuestras maletas las dejé sobre el sof…— Se interrumpió y en seguida le sentí caminar hasta mí.


Su voz me había hecho abrir los ojos y girar mi rostro levemente hacia él.


—Wow— Exhaló —La vista nocturna sí que es bonita— Agregó, quedándose detrás de mí con sus manos sobre mis hombros.


—Lo sé, y la luna está totalmente hermosa— Acepté, dirigiendo mi vista hacia ella.


Un completo silencio nos invadió luego de eso, el sonido de una noche de playa era lo único que se escuchaba.


Quizá fueron minutos los que pasaron hasta que mi entonces esposo, acercando su cuerpo por completo al mío, envolvió mi cintura con sus brazos rodeando mi espalda, para realizarme una pregunta.


—¿Qué tanto piensa, Sr. Kim?


Apoyó su barbilla sobre mi hombro y entonces llevé mis manos a acariciar las suyas entrelazadas sobre mi abdomen.


—Simplemente en recuerdos, Sr. Kim— Contesté sonriendo, apoyando mi espalda en su cuerpo.


—¿Recuerdos, amor?— Cuestionó.


—Sí mi amor, recuerdos de exactamente hace once meses y un día. El preciso momento en el que en aquella noche me preguntaste si quería casarme contigo, y yo muy emocionado respondí que sí— Recordé.


—Increíble, ¿Cierto? Nos tomó casi un año llegar hasta aquí, sabiendo que finalmente estamos casados— Comentó.


—Sí amor, es casi increíble, pero míranos, aquí estamos, finalmente casados…— Hice una pausa y divertido por lo que acababa de darme cuenta agregué —…Y conversando en nuestra noche de bodas— Reí, por lo último que dije.


Namjoon también rió por mis palabras.


—Tienes razón— Concordó divertido —Estamos aquí conversando, y estoy casi seguro que es lo menos que una pareja de recién casados debe hacer en su noche de bodas.


—Bueno…, está claro que nosotros no somos como esas parejas— Comenté.


—Estoy completamente de acuerdo contigo… Ninguna otra pareja tiene como esposo a un hombre tan bello como el mío, Mi Kim Seokjin— Aseguró.


—Pfff…— Bufé —Mucho menos que alguna otra pareja tenga a Mi Kim Namjoon…, Mi inteligente, guapo y sexy esposo— Afirmé.


—Pfff…— Bufó también —Si alguien acá es inteligente, guapo y sexy a la vez, ese eres tú Kim Seokjin.


Sonreí por sus palabras y de inmediato dije:


—Eso ya lo sé— Dije orgulloso.


—¡Hey!— Se quejó, separado su barbilla de mi hombro.


Pero entonces, me giré entre sus brazos y quedando frente a él, le dije, de un modo coqueto:


—Pero…, a mis ojos tú eres el más inteligente, el más guapo, y más sexy de aquí— Aseguré, mordiendo mi labio inferior con sensualidad al finalizar de decirlo.


La sonrisa que Namjoon plantó en su rostro al ver mi gesto de morderme el labio, hizo que mis manos se abrieran paso entre las solapas de su pulcro saco negro previamente desabotonado, posándose sobre el pecho de la camisa manga larga blanca que llevaba por debajo, en una clara muestra de querer iniciar a quitarle la ropa.


—Eso lo dudo— Contradijo —Para mí el más inteligente, más guapo y más sexy de aquí eres solamente tú— Aseguró, y luego, suavemente deslizó sus manos hacia los botones de mi saco blanco para comenzar a desabotonarlos lentamente mientras no borraba la pícara sonrisa que tenía en su rostro.


Cuando acabó de hacerlo, dejando sus manos sobre mi pecho, recordé lo que habíamos mencionado antes, por eso, dejando escapar una leve risa tras el recuerdo comenté:


—Vaya…, Después de todo no somos tan diferentes a las otras parejas de recién casados.


A lo que Namjoon soltando otra leve risa, mientras retiraba lentamente mi saco, contestó.


—¿Por qué? ¿Por querer comenzar a desvestirnos mutuamente, amor?— Preguntó, sin embargo, enseguida agregó —Creo que al fin y al cabo no podríamos romper la tradición de lo que hacen los recién casados en su noche de bodas— Comentó sonriendo, dejando caer mi saco al piso.


Entonces, habiendo quedado yo con mi camisa blanca que vestía por debajo, y queriendo subir un poco la intimidad del momento con mi esposo, mientras yo hacía lo mismo con su saco, pregunté:


—Y según tú…, ¿Qué es lo que dos recién casados hacen en su noche de bodas?


A la vez que Namjoon quedó igual que yo, solo con su camisa blanca, él comprendió la intención de mi pregunta. Y siguiendo mi juego contestó:


—¿Quieres saber lo hacen, curioso esposo?— Preguntó, en el tono más romántico que le había escuchado jamás, mirándome a los ojos intensamente.


Asentí, de forma lenta pero segura, aferrando mis manos en puño a su camisa, mientras no despegaba mis ojos de los suyos.


Namjoon mordió su labio inferior al mirarme mover mi cabeza en un gesto afirmativo. Y en seguida respondió:


—Bueno…, es muy difícil de explicarlo…— Dijo, inspirando y sosteniendo su respiración, fingiendo una tranquilidad que no sentía, pues se notaba que la pasión y el deseo corrían su cuerpo por poseerme.


Y sin poder fingir más, exhaló el aire contenido y acercando su boca a mi cuello susurró:


—Será mucho mejor que te lo muestre…


Acto seguido comenzó a besar suavemente mi cuello e inmediatamente logró erizar toda mi piel, haciéndome cerrar los ojos ante ello.


El deseo y la pasión también estaban logrando invadir todo mi cuerpo. Mis ojos se estaban cerrando para hacer a mi cuerpo concentrarse en lo que Namjoon estaba haciendo conmigo.


Había una notoria diferencia con lo que hacíamos sabiendo que ya éramos esposos.


El deseo estaba ahí, la pasión también lo estaba, esa llama de amor que surgía entre los dos cuando estábamos juntos permanecía con nosotros, pero, sabiendo que ya éramos esposos, sentía que todo eso se fortalecía aún más.


Era mucho más especial esa vez, y podía sentirse plenamente: en nuestra forma de compartir las caricias que nos dábamos, en los besos que Namjoon depositaba en mi cuello y en los jadeos que mis labios soltaban gracias a lo que mi esposo hacía conmigo.


La ropa comenzaba a estorbar. Lo supe cuando Namjoon comenzó a deshacerse de los botones de la camisa blanca en la que yo había quedado.


Su acción no hizo nada más que hacerme repetirla en él, comenzando a desabotonar su camisa blanca mientras él devoraba la curvatura de mi cuello.


Habíamos quedado con nuestras camisas totalmente desabotonadas pero aún puestas en nosotros cuando Namjoon separó sus labios de mí para clavar sus ojos en los míos, con la expresión que me hacía asegurar que quizá era el hombre más felizmente recién casado y enamorado del mundo.


Yo sabía que yo no estaba tan diferente a él. Cada segundo que pasaba sentía que lo amaba muchísimo más.


—Te amo, Kim Seokjin— Dijo.


—Yo también te amo, Kim Namjoon— Aseguré, mientras mi mano subió a acariciar una de sus mejillas.


Namjoon estaba bastante emotivo, lo notaba en su mirada. Pero también estaba completamente feliz de tenerme ahí con él porque las ganas que tenía de hacerme el amor podía sentirlas en ese momento.


A pesar de eso él se había quedado ahí, mirándome, sin hacer nada más que apreciarme.


Fue por eso que fui yo quien decidió hablar en ese momento.


—¿Qué pasa amor?— Pregunté.


—Nada amor…— Dijo, pero, sin quitarme la vista de los ojos agregó —Es solo que todavía no creo que te tenga aquí conmigo siendo ya mi esposo.


Sonreí dulcemente por sus palabras, y acerqué mi rostro al suyo mientras acariciaba su mejilla con mi pulgar, para decirle:


—Yo también mi amor…, Estoy igual que tú. No puedo creer que ya eres mi esposo… Pero, mis pensamientos se están encargando de ello, recordándome cada segundo que tú y yo ya estamos casados…, no puedo dejar de pensar en ti como el esposo que ya eres para mí, y esto, el tenerte aquí conmigo lo hace más real que nunca, mi amor.


Namjoon sonrió ante mis palabras, y en seguida comentó.


—Lo sé, amor…, Mis pensamientos también me están haciendo creerlo, y el tenerte aquí conmigo también lo confirma. Solamente me estoy poniendo bastante emocional. Ya hasta siento ganas de llorar por la felicidad inmensa que siento por dentro al recordar que eres mi esposo… Pero no quiero echar a perder nuestro momento— Dijo.


A lo que yo le respondí:


—No lo echarás a perder mi amor… Me harás llorar a mí también si tú lloras, pero créeme, quizá pueda ser difícil que detenga mis lágrimas porque la felicidad y la emoción que siento por saber que compartimos este sentimiento, es inmensa— Aseguré —Y entonces pasaríamos nuestra noche de bodas llorando sin disfrutar de nada más— Agregué, divertido por haberlo imaginado.


—Tienes razón, creo que yo tampoco podría parar de llorar— Comentó mientras sonreía, limpiando una lágrima que amenazaba con caer de uno de sus ojos.


—Entonces será mejor que nos desahoguemos de otra forma, mi amor— Propuse, tratando de hacer que el inicio de nuestra luna de miel fuera un momento totalmente inolvidable.


Namjoon relajó su rostro y mirándome fijamente esperó a que yo hablara.


Por supuesto, solo eso necesité para decir:


—Hazme el amor, Namjoon… Hazme tuyo… Ámame y demuéstrame todo eso que sientes al saber que ya soy tu esposo. Que, así como tú me lo demuestres a mí, yo también te demostraré a ti todo lo que yo siento al saber que ya estoy casado contigo… Y lo haré mientras me entregue a ti.


Mis palabras habían hecho que Namjoon mordiera su labio inferior al escuchar de mis propios labios que le estaba pidiendo que me hiciera el amor.


—Tómame Namjoon…, acepta de mí todo lo que yo estoy dispuesto a darte, ésta y las demás de nuestras noches— Dije, haciendo de mis palabras la súplica que mi esposo escucharía cada noche que compartiéramos juntos a partir de esa misma noche, en la que ya éramos esposos.


La mirada intensa que compartía con Namjoon, habían hecho que sus labios se arrojaran a los míos para comenzar a devorarlos.


Entre besos, sus manos me sostuvieron posesivamente, sus caricias fueron incrementando poco a poco. Y entre todo eso, mientras su boca se alimentaba de la mía, entre gemidos de placer que ambos compartíamos, me dió la única respuesta que yo deseaba escuchar de él para el resto de mi vida.


—Lo haré… Seokjin… Lo haré… Esposo mío… De la misma manera en la que tu cuerpo encaja perfectamente con el mío cuando te hago el amor, te haré mío esta noche hasta que nuestras almas se fusionen y se conviertan en una sola— Exhaló.


Y fue lo único que bastó para que en medio de besos me llevara entre sus brazos hasta la cama que teníamos a nuestra disposición.


Nuestra muestra de amor daba inicio en ese preciso momento.


Suavemente me depositó sobre las sábanas, mientras encima mío Namjoon se dedicaba a quitarme el resto de la ropa.


Entre más besos y más caricias yo también había logrado quitarle la ropa a mi esposo. Habíamos quedado completamente desnudos sobre la cama, besándonos y tocándonos mutuamente.


Ya estábamos casados, apenas podía creerlo mientras estábamos ahí, disfrutando de besarnos, de tocarnos…, de desearnos.


A diferencia de las veces anteriores que habíamos hecho el amor, nuestra noche de bodas estaba siendo más especial.


El simple hecho de saber que habíamos proclamado nuestra unión ante las leyes de nuestra sociedad, frente a nuestras familias y las familias de nuestros amigos, me habían hecho sentir inmensamente feliz.


Yo jamás había pensado en matrimonio, nunca le había dado la mayor importancia, sin embargo, después de haberlo vivido con Kim Namjoon, la persona que amo y amaré por el resto de mi vida, había logrado comprender el verdadero significado e importancia de hacerlo.


No fueron los anillos en nuestros dedos anulares, no fue la firma en el papel que habíamos colocado en el acta de matrimonio, ni el lugar ni la fiesta que nuestros amigos habían organizado para nosotros, aunque lo agradeceríamos por siempre. Si no, que fue el hecho de haber proclamado nuestro amor frente a las personas que nos importan lo que me hacía comprender la importancia de nuestro matrimonio.


No había más necesidad de escondernos. De esconder nuestro amor frente a los demás. Todos lo sabían. Finalmente habíamos dado conocer nuestro amor al mundo entero, y lo que más me importaba era saber que al igual que antes Namjoon y yo nos seguiríamos amándonos desesperadamente sin importar nada más.


Namjoon me haría suyo, ese era el momento.


Había llegado el momento de entregar nuestros cuerpos al placer en nuestra noche de bodas.


Suavemente mi esposo me preparó antes de reclamar mi cuerpo esa noche.


Con apenas sus dedos estaba logrando derretirme del placer.


Mi cuerpo ya era suyo. Lo sentía con cada corriente que atravesaba mi piel gracias a lo que Namjoon hacía conmigo solamente con sus dígitos en mi interior.


Cuando Namjoon creyó conveniente sacó sus dedos de mi cuerpo y entonces procedió a reemplazarlos con su hombría.


Lentamente entró hasta mí, y en solo segundos comenzó a moverse dentro mío haciendo que ambos nos volviéramos locos del placer que sentíamos.


Namjoon me hizo suyo mientras nuestras bocas se devoraban con besos la una a la otra.


Mis manos aferradas a sus hombros mientras él entraba y salía repetidamente de mí.


Los gemidos que compartíamos nos hacían cómplices de lo que hacíamos en la habitación.


Con una fuerza que no supe de dónde sacó, Namjoon se detuvo brevemente para salir de mi interior, y mientras se sentaba sobre la cama me llevó consigo para depositarme sobre sus piernas.


Con sus manos acariciando mi espalda logró penetrarme nuevamente.


Por instinto mis brazos se aferraron alrededor de su cuello mientras trataba de llevar el ritmo de nuestra muestra de amor.


Volvimos a besarnos como dos locos enamorados mientras en esa posición nos dedicábamos a amarnos mutuamente.


No había nada más que él y yo entregándonos el uno al otro en nuestras mentes en ese momento.


—T-Te amo, Seokjin— Dijo entre gemidos.


—T-Te amo, Namjoon— Respondí, con mis labios sobre los suyos.


Y el tiempo se esfumó para los dos inmediatamente.


Aferrándose a mi cintura Namjoon acabó dentro de mí en ese momento. Entre gemidos y quejidos de placer.


Su final le hizo perder el control de sí mismo, haciendo que cayera hacia atrás conmigo sobre él, aun estando dentro mío.


Por su pérdida de energía fui yo quien siguió con el ritmo. Y mientras le montaba logré encontrar mi final, derramando mi esencia sobre su abdomen y su pecho.


Namjoon apreció la belleza de mi orgasmo atentamente, sonriendo de felicidad mientras me retorcía de placer sobre su cintura.


Cuando mi energía decayó, sus manos se aferraron a mis caderas, evitando de esa manera que su hombría se saliera de mi interior mientras mi cuerpo se desplomaba sobre el suyo.


Con la respiración agitada intentaba recuperar mis fuerzas. Pero, Namjoon fue quien tuvo que moverse rodando sobre sí para dejarme debajo de él, con él sobre mi cuerpo, aún dentro mío, para que yo descansara mejor.


Solo segundos le bastaron para, entre besos que depositaba sobre mi clavícula, decirme:


—Precioso mi amor…, tú orgasmo ha sido precioso— Admitió.


Con sus palabras había logrado hacerme morder mi labio inferior, y la corriente que atravesó todo mi cuerpo sumado a la sensación de tenerle todavía dentro de mí, no habían ayudado a mi recuperación por completo, me había logrado excitar de nuevo.


Mi sexo logró endurecer nuevamente, y Namjoon pudo notarlo contra su vientre. De la misma forma sentí su hombría crecer dentro mío.


Con una pícara sonrisa después de mirar entre nuestros cuerpos para mirar mi hombría, preguntó:


—¿Quieres esto nuevamente amor, cierto?


Y con una sonrisa en mis labios por su pregunta, después de sentirme con las fuerzas suficientes para repetir el momento, respondí:


—Siempre amor… Siempre voy a querer esto contigo nuevamente— Contesté.


—¿Para toda la vida?


—Para toda la vida, Namjoon.


Mis palabras bastaron para que Namjoon bajará su rostro al mío y así comenzar a devorar mis labios nuevamente.


La pasión, el deseo, la excitación y el amor, resurgían en nosotros envolviéndonos nuevamente. Poco a poco nos fueron consumiendo, hasta que Namjoon y yo volvimos a entregarnos en cuerpo y alma otra vez.


Esa noche, hicimos el amor cuantas veces quisimos.


Nos amamos, nos entregamos. Lo hicimos hasta sentirnos un mismo cuerpo y una misma alma.


La luz de la luna entraba por los ventanales, y la suave música del oleaje con el viento nos acompañó toda la noche, mientras nuestros cuerpos se entregaban al placer todo lo que podían.


Finalmente… dos esposos en una isla, olvidándose de todo el mundo, compartían su para siempre.


Porque todo lo que faltaba por vivir…, les bastaba para toda la vida.

Notas finales:

Muchas gracias por haber llegado hasta acá.


Nos leemos en mis próximos proyectos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).