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Huellas||Sterek|| por Dark_Ness

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  El funeral que le dieron a Laura fue conmovedor.

    Estaban tan sólo ellos tres mirando la pequeña sepultura que Derek había hecho para su hermana mayor. Fue algo predecible la voluntad de Derek al querer enterrar a su hermana junto a los restos de su familia; justo al lado de donde reposaba quien en su momento fue Talía Hale.

    Había frío en ese momento, indicando que el otoño ya estaba cediendo su puesto al invierno; dándole a entender a Derek que el paso del tiempo no tenía piedad con nadie. Después de aquella pelea, se retiraron al loft a curarse sus heridas y poder consolarse mutuamente ante la pérdida de Laura y la traición de Peter.

    Apenas fueron dos días lo que tomaron para acomodar correctamente el lugar en donde enterrarían a Laura, por lo que la ceremonia se dio con notable rapidez y mucha privacidad. La adornaron con flores de acónito para mantener su transformación a un lobo completo, con la finalidad de no levantar sospechas en la policía; y la dejaron con mucho respeto en la tierra.

   Laura se reuniría con su familia después de tanto luchar.

    Cuando se dio el momento de sepultura, Derek llevaba puesto aquella bufanda que Laura le había regalado en New York por su cumpleaños. Nunca había sentido tanto dolor en un gesto tan sencillo e inocente.

   El silencio se mantuvo en el aire mientras se despedían de la chica y juraban darle justicia a su muerte. No fue incómodo, ni vacío ni tenso. Era un signo de respeto absoluto que todos rindieron a la mujer.

   Estuvieron cerca de tres horas en los antiguos terrenos Hale, y ni Scott ni Stiles pudieron obviar la vista escalofriante que tenían de la mansión consumida en llamas.

    Seis años pasaron desde que la enorme e imponente mansión fue tragada por el fuego de un enorme y trágico incendio. La estructura apenas y era un fantasma de lo que fue en un pasado, con todo resquebrajado y ceniciento, manteniéndose a duras penas de pie sobre la tierra; lo cual era una enorme alegoría a cómo se sintieron los sobrevivientes de la masacre, con la única diferencia de que ellos pudieron renovarse al pasar el tiempo.

    Derek no le dio segundas miradas a la mansión.

    Scott y Stiles, sin embargo, recordaron los momentos en donde la policía en unión al cuerpo de bomberos tuvieron que acudir para apagar las llamas. El dolor en la mirada de Melissa cuando le informaron al hospital que la familia Hale estaba muerta fue algo que Scott jamás olvidará; ni tampoco el enorme vacío que dejó Cora al marcharse tan pronto con su familia.

    Pero ahora, que una nueva tragedia se añadía a la lista, la manada tenía la responsabilidad de tomar medidas con el traidor y, dicho sea de paso, proteger al pueblo de la amenaza de los nuevos alfas.

    Labor difícil mas no imposible.

— ¿Seremos suficientes para detenerlos? —preguntó Stiles cuando se estaban marchando. El sol se estaba ocultando por el oeste y el frío crecía con su ausencia. El sheriff de seguro se estaría preguntando en donde estaba su inquieto hijo; y Melissa probablemente ya había acabado el turno también.

—No lo creo —respondió Derek, quien también estaba meditando aquella posibilidad de tener que reclutar a nuevas personas—. Son cinco alfas... seis si Ennis hubiera sobrevivido; y su fuerza nos supera con creces.

— ¿Y a quienes vamos a reclutar? —Scott interrogó. Derek no lo sabía todavía—. No podemos ir por Beacon Hills hablando libremente de la existencia de los hombres lobos sin llamar la atención de los cazadores.

    Eso era cierto. Dolorosamente cierto.

—Necesito que me ayuden en ello —reconoció Derek—; es cierto que no podemos reclutar a todos dentro de la manada, pero ustedes tienen más tiempo en Beacon Hills y conocen a las personas... Tarde o temprano hallaremos a los candidatos correctos.

    El sonido de los pasos de los chicos resonaba con un pequeño eco. Las hojas caídas del otoño formaban una leve alfombra que ellos pisaban mientras caminaban hacia sus respectivos vehículos.

—También tenemos que hablar con los cazadores —Derek detuvo la marcha y observó a sus betas en busca de algún indicio de reproche. Había confusión, mas no oposición—. Es posible que necesitemos su ayuda para poder mantener un perímetro más amplio de observación para cuando lleguen los alfa.

    Scott y Stiles asintieron. Derek tenía razón en ello.

—Y... —suspiró— Es probable que Allison sea un lobo, por lo que la necesitamos en nuestro equipo.

    La cara de Scott palideció ante aquellas palabras, por lo que Derek asumía que sí, Allison era un miembro de la manada por obligación.

—Espero que Chris no nos dispare esta vez —Stiles murmuró—. Tuve que deshacerme de la ropa (si es que a esos trozos se les puede llamar así), para que mi papá no hiciera preguntas que actualmente no puedo contestar.

    Derek hizo una mueca ante el recuerdo de sus betas heridos.

—Bueno, es mejor que vayan a sus casas —Derek cortó—. Tenemos que planear estrategias, reclutar a personas y proteger un pueblo. Pero no podré hacerlo si ustedes dos están agotados —la voz solemne de Derek causó una sonrisa en Stiles. Scott, por otro lado, asintió entendiendo la orden—. Nos vemos.

    Scott fue el primero en partir hacia su casa.

    El tema de Allison siendo una criatura sobrenatural lo tenía totalmente trastocado, eso sumado a la muerte de Laura, la traición de Peter, la amenaza añadida y el hecho de que estaba reprobando la clase de química. Cuando llegara a los diecisiete, probablemente tendría más arrugas que un pergamino y menos cabello que Firstock.

    Stiles suspiró mientras estiraba sus músculos.

    Las heridas que le quedaron de la batalla se fueron curando poco a poco; ya no tenía ninguna cicatriz del momento ni ninguna muestra de dolor. Agradecía enormemente a su habilidad impresionante de regeneración el hecho de que estaba intacto para el escaneo visual de su padre.

    Por otro lado, Stiles se quedó con Derek más tiempo.

— ¿No tienes que regresar a casa con el sheriff? —interrogó Derek cuando Stiles pasó cinco minutos mirando el cielo, observando como caía la noche.

—Sí —respondió tranquilamente—. Pero quiero acompañarte...

    Las mejillas del adolescente se colorearon de un lindo rubor mientras que Derek sentía un pinchazo cerca del pecho. Aún no estaba del todo acostumbrado a que Stiles y él estuvieran avanzando más en su relación; por lo que las muestras de afecto —como aquellos abrazos cálidos que se dieron en el loft— o la precaución expresada un poco más abiertamente no dejaba de sorprenderlo. Era casi poético el hecho de poder estar sintiendo esas cosas otra vez.

—Ya veo... —respondió Derek sin mucha gracia. No sabía que decir en esas ocasiones.

    Stiles rió ante la timidez de Derek. Para ser un hombre lobo grande, fuerte e intimidante, realmente era como un niño tierno; uno que se ocultaba tras las montañas del mal carácter y los ceños fruncidos.

— ¿Te gustaría quedarte en mi casa esta noche? Papá traerá la cena; y esta vez no será como aquél almuerzo extraño que los obligué a comer —Stiles rió un poco ante el recuerdo de aquel momento que compartieron los tres en la estación de policía; donde la ensalada extraña tuvo un papel protagonista—. Puede que traiga pizza...

    Derek lo pensó un poco.

    Era obvio el hecho de que Stiles sabía que Derek estaría de ahora en adelante solo en el loft. Ya que ninguno de sus familiares estaba con él para compartir aquel lugar tan enorme, Stiles sentía la necesidad de traer a Derek con él. Pensar en su alma predestinada alejada y aislada le daba un dolor sordo en la boca del estómago.

    Derek tampoco quería estar solo. Pero tampoco quería interrumpir en una casa ajena; en especial cuando el dueño tiene en su poder una placa que lo acredita como sheriff del condado junto a un arma cargada.

—No creo que a tu papá le guste tenerme ahí junto a su hijo muy menor de edad. —respondió Derek, evitando mirar a Stiles a los ojos.

    Stiles colocó los ojos en blanco.

—No es como si fueras un ex convicto o una amenaza. Y además, mi papá te conoce desde que tienes como trece años —Stiles contraatacó—. ¡Ahora sin excusas! Vas a venir conmigo, vamos a comer pizza, y te obligaré a que mires un maratón de malas películas de hombres lobos hasta que te asquees y quieras vomitar.

    Derek ocultó su sonrisa bajo una máscara de falsa molestia; pero se dejó arrastrar por Stiles hacia la casa Stilinski.

    Stiles sabía que Derek en realidad estaba feliz; porque el nombre vibraba con emociones positivas y también podía sentir la calma y felicidad de Derek como suya.

    Por lo que ambos terminaron yéndose hacia la casa Stilinski, dejando atrás a la mansión Hale junto a sus difuntos integrantes descansando en paz ahora que Laura por fin se había unido con ellos.

←•→

   La expresión del sheriff no tuvo precio.

   El hombre había llegado de un turno especialmente duro en la estación, por lo que apenas entró a su casa se quitó el armamento reglamentario y lanzó un suspiro al aire. El asesinato del chico en el instituto estaba dando mucho trabajo, con un montón de huecos que no podían llenar y sin sospechosos que pudieran responder algunas preguntas; era tan inverosímil el hecho de que el pobre chico ni siquiera tenía familia en el condado que pudiera responder por él.

    Cuando el sheriff vio el cuerpo del adolescente destrozado en la morgue sintió un enorme nudo en el estómago. No podía creer que alguien pudiera terminar de un manera tan lamentable y violenta. Pensar que su hijo pudo pasarle algo así...

    Noah se pasó las manos por el rostro para aislar los malos pensamientos.

—Stiles... —llamó el sheriff al no ver a su hijo alrededor. Esperaba que no estuviera en las calles haciendo desastre a estas horas.

— ¡Aquí, en la cocina! —Noah caminó tranquilo hasta la cocina. Al menos ya su hijo estaba en casa— He visto que no estabas en casa, y supuse que estarías muy cansado como para traer la cena, así que la he pedido primero.

    Noah dibujó una pequeña sonrisa en su rostro, la cual rápidamente se borró al ver al visitante que acompañaba a Stiles.

    Derek Hale, el hijo de la difunta Talía, estaba sentado junto a Stiles con un pedazo de pizza en la mano. El chico, que ya no era tan chico, tenía una expresión cautelosa y claramente se veía un poco tenso; lógicamente el sheriff comprendió que Stiles se había traído al muchacho a la fuerza, por lo que probablemente hablaría con él más tarde.

    Pero ahora no sabía cómo dirigirse a Derek.

    Era difícil entablar conversación con alguien a quien se supone que no conoces, y que prácticamente lo había visto desde que era un pequeño adolescente.

   ¿Qué tenía que hacer?

    Noah recordó aquel momento en donde Stiles habló con él con un poco de pesadez. En ese momento le había dicho que Laura y Derek estaban vivos, que habían logrado salir intactos del incendio y que tras la destrucción de su hogar se refugiado en una nueva vida en New York; en ese punto Stiles estaba muy feliz, casi podía ver lágrimas en su rostro. Pero después llegó a la parte que le rompió absolutamente el corazón.

    Resulta que ellos regresarían a Beacon Hills bajo la excusa de que Laura tenía que tomar la riendas del negocio familiar, lo cual significaba un punto positivo para el sheriff. Porque el caso de los Hale seguía sin resolverse, y a pesar de que catalogaron el incendio como el resultado de una fuga de gas, Noah no estaba del todo convencido con que eso fuera la verdadera razón; por lo que él seguía investigando por su cuenta cada vez que podía para tratar de darle un final al trágico accidente y hacerle justicia a la memoria de Talía y su familia.

    Él compartió mucho tiempo con ellos después de todo cuando su querida Claudia estaba viva; y a ella le hubiera dolido bastante que su mejor amiga muriera en condiciones sospechosas y que Noah, en su posición de sheriff, lo hubiera dejado así sin más.

    Pero de repente Stiles le soltó aquella noticia que lo dejó sin palabras.

    Derek había perdido parte de sus recuerdos; y entre esos estaban ellos.

    Por lo que, a petición de Laura, ellos tendrían que tratar a Derek como si fuera primera vez que lo veían. Y pues, Noah lo recordaba muy bien.

    Sin embargo, ahora que veía a su hijo un poco más confiado con Derek, él no sabía muy bien como continuar con su línea del pensamiento y el desenvolvimiento de relaciones con el joven.

—Invité a Derek a pasar unos cuantos días aquí —comentó Stiles de la nada. El chico estaba ruborizado ante el descaro de su alma gemela; y Noah, sólo tenía la posibilidad de quedarse en blanco—. Espero que no te moleste.

—Stiles, no creo que sea buena idea... —comentó pasivamente Derek. Miró al sheriff para saludarlo y luego regresó a comer su trozo de pizza con una calma fingida.

—Derek no puedes... —Stiles se cortó automáticamente antes de suspirar. Noah levantó una ceja interrogante—. Tú sabes a lo que me refiero —comentó—. Por lo que te quedarás aquí.

    Noah ahora sí que estaba confundido.

—Stiles —llamó—. Ven un momento para acá.

    Los chicos se tensaron, mas no obstante, Stiles caminó detrás de su padre hasta la sala de estar en donde hablarían aquellas dudas que Noah sentía que le harían explotar la cabeza.

— ¿Desde cuándo decides por nosotros? —interrogó sin miramientos. Stiles palideció—; no tengo nada en contra de Derek, pero hasta donde yo recuerdo esto no es un albergue. Y él ya tiene su propio sitio en donde estar... ¿Qué está pasando que no me cuentas?

—Tengo que explicártelo, pero no puedo en este momento —respondió con cautela—; solamente necesito mantener a Derek aquí mientras se solucionan ciertos inconvenientes.

— ¿Cómo que no puedes explicármelo en este momento? —Noah comenzó a molestarse.

    Noah no le gustaba enojarse con su hijo. Después de un tiempo, tras la muerte de Claudia, la bebida fue uno de sus grandes acompañantes que lo impulsaron a hacer cosas de las que no está muy orgulloso; llegar ebrio al trabajo, dejar de un lado sus obligaciones y aislarse de su hijo fue uno de esos fantasmas que lo perseguía dia y noche, por lo que trataba en todo lo posible de evolucionar para ser una mejor persona.

    Pero no le gustaba que Stiles le ocultara cosas.

—Hablaremos, papá —aseguró—, no te preocupes.

    Noah no lo dudó: por supuesto que hablarían. Pero eso no quitaba el hecho de que estaba disgustado con la falta de información.

—Por cierto —añadió—, Derek ya recuerda... un poco más que antes.

    Y con una sonrisa, Stiles regresó de nuevo a la cocina en donde Derek estaba totalmente nervioso por la actitud hostil del sheriff.

←•→

     La noche continuó con total calma.

    Derek mantuvo una conversación tranquila y amena con el sheriff mientras la cena avanzaba. La tensión cedió poco a poco mientras la pizza se acababa; parecía que dicha comida tenía la capacidad que apaciguar las asperezas iniciales de las personas.

    Fue un momento agradable desde la perspectiva de Derek. A pesar de que no soltaba muchas palabras, respondía con calma a todas las preguntas del sheriff; en especial aquellas que tenían que ver con su hijo.

    Stiles no participó mucho esa vez, guardando sus ideas e incomodidad para él mismo —la cual Derek identificó en seguida. La mayoría de las preguntas iban acerca del vínculo que estaban formando como almas gemelas; y a pesar de que Derek veía agradable la cena, también podría decirse que la vio eterna.

    Una de las cosas que le inquietaba al sheriff era el hecho de que Stiles aún era un niño. Claro que no de la manera más literal, puesto que en muchas culturas se consideraban hombres a todos aquellos chicos que tenían dieciséis años, como Stiles; pero tristemente, Derek sabía que el sheriff no vivía en una tribu arcaica en medio de la nada; por lo que era normal la ansiedad que tenía.

    Derek le llevaba unos seis años a Stiles, causando una brecha considerable entre ambos. Aunque a ellos realmente no les importaba. En algunos momentos Derek se quejaba de tener que escuchar los problemas adolescentes de Stiles y Scott (sobretodo de Scott, ugh), argumentando que él ya estaba muy viejo cómo para seguir hablando de amoríos infantiles y problemas hormonales; pero internamente sentía que esa etapa de su vida había sido arrancada por la fuerza, obligándolo a crecer apresuradamente, a lo que realmente estaba algo agradecido por rodearse con adolescentes que le recordaban buenos momentos que apenas pudo experimentar.

    Incluso Stiles, quien sentía que no encajaba en ciertos sitios, sabía que al lado de Derek siempre encontraría un lugar al cual pertenecía, aún si esa sensación era inconsciente.

    Pero el sheriff no lo veía así tan sencillo e idóneo como lo podían ver aquellos dos.

    Por lo tanto, a modo de cautela, pautó ciertos límites que tenían que acatar si querían ser una pareja totalmente correspondida en el futuro.

—Porque no se van a rechazar, ¿verdad? —el sheriff interrogó mientras su mano derecha acariciaba involuntariamente su mano izquierda. No pasó desapercibido ese movimiento para ninguno de los dos lobos.

—No... señor —respondió Derek con las mejillas totalmente coloradas. Stiles reprimió una sonrisa tonta que amenazaba con salir.

    Noah asintió entonces reafirmando sus reglas.

    Y ya, a eso de las diez, el hombre se retiró a dormir.

    Derek y Stiles se quedaron acomodando la sala de estar y el comedor.

— ¿Sabes? Cuando papá perdió a mamá, pasó mucho tiempo observando el nombre que tenía plasmado en la mano izquierda —Stiles estaba levantado los platos mientras que Derek limpiaba las migas de comida que habían caído en el suelo—. Él estaba muy destrozado cuando su alma predestinada murió; y día tras día pasaba horas mirando las letras con miedo de que un día desaparecieran por completo.

    Derek entendía lo que Stiles le estaba diciendo. Laura había pasado por lo mismo cuando su pareja falleció en el incendio.

—Laura también experimentó ese mismo dolor —respondió Derek después de botar los restos de comida en la basura—. Supongo que tardó unos años hasta que la última letra se borró de su piel. Ella lloró por ello.

—Entiendo... —respondió.

— ¿Aún conserva alguna letra? —preguntó de vuelta, un poco cohibido.

—No. Su piel está lisa ahora. La última letra se borró el año pasado, en la aniversario de la muerte de mamá.

    Derek se quedó momentáneamente sin que decir, por lo que Stiles rellenó el silencio con el ruido del agua del fregadero mientras lavaba los platos.

—Por eso estaba tan interesado sobre nuestros nombres... Supongo que él no quiere que yo experimente el dolor de perder... te —Stiles se aclaró un poco la garganta al notar el fallo en su voz—. ¡En fin, Sourwolf! Hay una habitación arriba para los huéspedes, si necesitas mantas o una almohada dime para pod...

    Derek giró a Stiles para encararlo.

    Efectivamente el chico estaba ruborizado. Tenía un gesto tímido enmarcado en sus suaves facciones, pero su mirada era determinada. Derek podía apreciar fácilmente las intenciones de su beta; y todas ellas gritaban por él. Stiles quería claramente estar ahí para Derek en todo momento y acompañarlo a través de los caminos que él tendría que recorrer.

    Puede que dieciséis años no fuera una edad suficiente para saber que era lo que realmente uno aspiraba del futuro, pero el chico tenía la plena capacidad y certeza de saber que sus decisiones eran sólidas. Él quería estar con Derek, ser su compañero, y nadie, absolutamente nadie, podría persuadirlo.

    Derek se acercó bastante a Stiles. Tenía el ceño fruncido y las mejillas comenzaban a colorearse también.

—No me digas así —murmuró sobre los labios sonrosados del chico—. Debes respetar a tu alfa.

    Y tras aquellas palabras, soltó los hombros del chico para luego girarse y caminar escaleras arriba en busca de la habitación en donde pasaría la noche, dejando atrás a un pobre adolescente que tenía las hormonas descontroladas.

←•→

    En medio de la noche, Derek escuchó algo muy extraño.

    Cuando se separó de Stiles en la cocina, subió automáticamente hacia el primer piso en busca de la habitación de huéspedes que le había dicho Stiles que estaba disponible para él. Caminó por el pasillo mientras escuchaba la respiración tranquila del sheriff; al parecer ya se había dormido. Habían muchos sentimientos atrapados entre esas paredes, comenzando con el dolor de la pérdida y la melancolía.

    Derek sabía que si entraba a la mansión de su familia, podría oler debajo de los escombros los momentos felices que habían tenido lugar en aquellas habitaciones; pero también sabía que en vez de traerle paz, solo obtendría a cambio mucho sufrimiento lleno de añoranza; por lo que se mantenía lo más lejos posible de sus antiguos terrenos hasta que supiera que al fin era momento de reclamar lo que era suyo por derecho.

    También olfateó otros sentimientos que lo dejaban un poco mareado, como la euforia y la adrenalina. Hasta podía oler un poco de sangre vieja, que probablemente tenía unos pocos días de antigüedad. Eso lo inquietó mucho, puesto que no era un buen indicio encontrar astibos de sangre en cualquier lugar, aunque en pequeñas cantidades, ya que como pudo ver en la cena, los integrantes de la familia Stilinski estaban bien.

    Derek entró al baño finalmente después de escanear el pasillo. Ahí estaba el bolso con ropa que había traído a casa de Stiles, el cual tenía lo necesario para dos días. Antes de dormir acostumbraba a tomar una ducha tibia que pudiera relajar los músculos después de un largo día, por lo que procedió a desvestirse con calma mientras trataba de obviar el hecho de que estaría desnudo dentro de la casa de Stiles.

    Durante el baño que Derek se dio, muchos pensamientos lo abordaron. Al tener por fin un momento de privacidad podía pensar con calma en todos los eventos ocurridos en las pasadas setenta y dos horas; asimilar la muerte de su hermana fue por mucho uno de los trabajos que más le estaba costando: Laura fue la única en quedarse con él antes y después de la tragedia, por lo que era la persona a la que más quería y que de igual forma tenía mucho miedo de perder; así que fue un golpe sordo e inesperado su muerte. Estaba tambien el hecho de que Peter los había traicionado, aliándose con la manada alfa en su ausencia.

    Eso último él podía entenderlo después de recordar una conversación con Laura, la cual tuvo lugar en la cocina de su loft. Ella le decía que Peter cayó en coma por las quemaduras el incendio, y que en medio de su debilidad e inesperado vulnerabilidad, se apareció el alfa de una manada de otro condado a ayudarlo; aunque lógicamente no se esperaron que esa ayuda fuera un plan obscuro que derivaría en más caos. Tal vez esa decisión que Peter había tomado no la había hecho por placer, sino más bien como un método salvavidas para mantenerse a flote sobre el mar de la tragedia.

     Como también podría ser que no.

    Era un tema complejo al cual no quería darle muchas vueltas en ese momento, por lo menos no cuando tenía otras cosas por las cuales preocuparse. Cosas como el reclutamiento de nuevos betas a la manada, y la herencia de los negocios familiares, a los cuales ahora él tenía que dirigir.

    Derek pegó la frente a la baldosa mientras pensaba en los negocios familiares. Era un nuevo dolor de cabeza que no necesitaba en esos momentos. Ahora tenía que ponerse al día con las inversiones para no quedarse en la calle.

    Aunque, podría pedir orientación de algunos comerciantes de confianza que su mamá frecuentaba. O también podría buscar a Deaton...

    Sea como fuere, ese era otro tema del cual no quería pesar mucho.
   
    Mientras se enjabonaba el cuerpo, pasaba por los siguientes puntos de su reunión imaginaria de él mismo con él mismo. El siguiente tema a tratar fue la “alianza” con los cazadores.

    Ahora que Chris Argent tenía a una hija en el bando sobrenatural, tenía que actuar rápidamente antes de que ejecutaran el código y terminaran asesinando a la pobre muchacha. Además de que podía usarla como ventaja para futuras negociaciones, y como un miembro útil del equipo, la cual podría defenderse y atacar tanto como cazadora como lobo.

    Derek hablaría con Scott más tarde sobre ese punto, ya que él de seguro tendría más información que ofrecer... o en su defecto, tendría muchas opiniones que dar.

    Cuando ya estaba casi finalizando la ducha, Derek sacó el jabón de su antebrazo y rozó el nombre con la yema de sus dedos.

    Aún se sentía extraño saber quién era esa persona. Por fin después de tanto tiempo buscándola sin parar la tenía junto a él; por fin, después de tanto tiempo esperando un final feliz, podía verle la luz a ese inmenso túnel que parecía nunca acabar.

    Pero de la misma forma como vino ese pensamiento, trató de mantenerlo a raya. Estaba en casa de su alma predestinada, junto al padre de éste, y Derek entendía que debía comportarse; así que tomó una toalla que estaba colgada en la puerta de la ducha y comenzó a secarse para ponerse la ropa con la que dormiría.

    La tela olía a Stiles. Y fue casi imposible no sonrosarse con ello.

—Derek, dejé en la habitación un juego de sábanas y almohadas para que duermas bien —escuchó decir a Stiles, quien probablemente ya estaba en su propia habitación a punto de dormir. Mañana tenía que ir a clases de todos modos—. Buenas noches.

—Buenas noches. —le respondió de vuelta mientras terminaba de ponerse la camisa.

    Derek salió del baño y caminó hasta la puerta de la habitación para huéspedes con el bolso en las manos. Sus pasos eran inaudibles, pero Stiles, que tenía un afinado oído, podía escucharlo caminar sin problemas.

    Entró a la habitación y se dispuso a arreglar todo para dormir. Ya mañana tendría que volver al mundo real y planear muchas cosas.

   Y así fue hasta que en medio de la noche, cuando la luna estaba en su punto más alto, un sonido extraño le llamó le despertó.

    Sonaba como un quejido que trataba de ser suprimido. Un quejido salvaje que podía transformarse en gruñido también. Era como un animal salvaje que acechaba adjunto víctima desde lo lejos.

    Derek se puso alerta, observando la habitación con ayuda de su visión alfa. El rojo escarlata actuó de filtro sobrenatural para ayudarlo a detectar cualquier amenaza dentro de a habitación; sólo entonces, cuando comprendió que el sonido venía de otra parte, se levantó con cautela y caminó fuera de la habitación.

    El ruido provenía de la habitación de Stiles.

    Derek no quería entrar. Pero tampoco quería dejar que a un miembro de su manada le pasara algo, en especial cuando estaba tan cerca y tenía la oportunidad de intervenir.

     Caminó lentamente hasta la puerta y la abrió tratando de no hacer ruido, lográndolo en el proceso con cierta dificultad. Todo estaba oscuro, aunque con ayuda de la visión alfa, Derek examinó los alrededores sin ningún inconveniente; encontrando solamente un bulto inquieto en medio de la cama del cual provenían los ruidos extraños.

    Stiles estaba dormido según intuía Derek; pero su pulso estaba disparado, tanto que podría decirse que estaba sufriendo una pesadilla. El chico tenía los ojos fuertemente cerrados mientras se agarraba de las sábanas de su cama, las cuales  cedían poco a poco bajo sus garras; Stiles lanzaba gruñidos comprimidos, y casi parecía que estaba huyendo de algo.

—Stiles —susurró Derek, tratando de llamar al chico entre sus sueños. Sabía que podía escucharlo perfectamente aunque susurrara su nombre—. Stiles, despierta.

    El chico se sacudió con fuerza.

    Sus ojos seguían cerrados.

    Derek entró a regañadientes a la habitación completamente. Se acercó cuidadosamente hasta donde estaba Stiles y agarró por los hombros. Stiles estaba rígido, como un pedazo de madera.

    Derek lo inmovilizó contra las sábanas esperando a que despertara. Esperaba que la presión pudiera calmarlo y hacer retroceder la inminente transformación.

    A veces, cuando la transformación es muy joven, los lobos tienden a cambiar cuando experimentan sensaciones muy fuertes. Incluso, cuando están sumergidos en el mundo de los sueños, podían hacerlo sin poder evitarlo. Sucedía con mayor frecuencia cuando los sueños se convertían en pesadillas.

    Stiles estaba pasando justamente por ese proceso involuntario gracias a una pesadilla, según podía indagar Derek; una muy fuerte se podría decir. Derek percibía todos esos sentimientos inquietantes y dolorosos que Stiles desarrollaba en su lapso de sueño; aunque todavía no podía descifrar cual era la fuente de perturbación del lobo.

    Por otro lado, con cada momento que pasaba inmovilizado, Stiles aumentaba sus gruñidos.

    Aunque esa no era finalidad del acto. Derek quería que Stiles despertara, no que siguiera gruñendo como animal salvaje y que alertara al sheriff que seguía durmiendo en la habitación que estaba casi al lado.

—Stiles, despierta —susurró otra vez. Su tono cambio, sin embargo. Ya no era cauteloso. Ahora el alfa de la manada estaba ordenando a su beta—. Levántate ya.

    Y tal como se lo esperaba, el lado sobrenatural de Stiles acató la orden. Los gruñidos y el movimiento repentinamente desesperado comenzó a menguar. Su pulso comenzó a descender hasta adquirir el ritmo tranquilo que experimentaban las personas conscientes.

    Stiles poco a poco comenzó a despertarse.

—Dios —susurró una vez estuvo despierto. Miró fijamente a Derek mientras trataba de recuperar el aire. Ahora estaba inquieto, pero al menos no producía movimientos erráticos—. Otra vez...

— ¿Otra vez? —preguntó Derek. Frunció el ceño.

—Otra pesadilla —aclaró—. Son frecuentes.

    Luego, al calmarse, la habitación adquirió un silencio extraño.

    Las respiraciones era lo único que podía escucharse, y pronto comenzó a sentirse un poco incómodo por la cercanía intimida que compartían. Derek, al darse cuenta de ello, soltó poco a poco a Stiles cuando ya estaba totalmente relajado. Se levantó con la misma calma de la cama al tiempo que Stiles se sentaba.

—Creo que... —titubeó—... que me voy entonces. Te dejo descansar...

    Derek no era de los que titubeaba. Pero al parecer siempre había una primera vez para todo.

    Stiles asintió. Se veía retraído.

—Vale —respondió. No había mucho que decir—. Adiós...

    Derek dejó la habitación después de aquella pequeña charla. El momento más bizarro que había experimentado por entonces.

    Cuando llego a su habitación de huéspedes; Derek aún tenía la sensación fantasma del cuerpo se Stiles entre sus manos.

    El sueño lo pudo conciliar un tiempo después.

————

Notas finales:

Heyyy. ¡¡Feliz año nuevo a todos por aquí!! ¿Qué tal va todo?


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