Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Huellas||Sterek|| por Dark_Ness

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hay tres cosas que no se pueden ocultar: el sol, la luna, la verdad...

 

    El silencio era repentino en la sala de estar del apartamento de Peter. Después de que Derek y Stiles compartieran lo que parecía ser un momento privado en público, su tío rompió la conexión con una sonrisa sarcástica que iba hacia su visitante no deseado; entonces parecieron reaccionar y ambos dieron un paso a direcciones diferentes. Laura era la que veía todo con un gesto analítico, como ese que presentaba Batman al resolver un misterio en una escena del crimen.

     No era posible dejar estupefacto a Derek. Laura lo había intentado desde que tenía memoria, y los intentos que fueron victoriosos podía contarlos con los dedos de una sola mano.

    Sin embargo, ya que Peter no pudo deshacerse de Stiles, los cuatro se quedaron en la sala principal, viéndose unos a otros y evitando la mirada del otro.

    Ahí era cuando Derek se preguntaba más que nunca por qué no se había quedado en New York.

—Peter —comenzó Laura— ¿Por qué regresamos?

    Los tres hombres restantes miraron a la mujer de la habitación. Ese enigma todos lo tenían (hasta Stiles, quien era turista en los problemas familiares de los Hale), pero parecía una pregunta absurda al formularla en voz alta.

     Peter, un poco incómodo pero no lo suficiente como para no responder, se acomodó en su lado del sofá. —Hay problemas con la manada; y sólo el Alfa puede hacerse cargo.

    Oh sí, la manada. Esa era una de las razones por la cual se inició el incendio en la residencia Hale. Resulta ser, que en un mundo donde existe la fuerza mística de las almas gemelas, también había un pequeño espacio para los seres sobrenaturales. Específicamente los lobos.

     Era curioso para Derek creer más en los hombres lobos que en las almas predestinadas. Pero por más falta de confianza que le tuviera a alguna de esas opciones, no podría anular el hecho de que existieran  y que las dos estuvieran tomadas de las manos.

    Laura suspiró agotada; después de la muerte de su mamá, ella pasó a ser el Alfa de la gran manada Hale. Aquella que regía todo el condado y el estado de California. 
— ¿No pudiste encargarte tú? Si me negaba a asumir el cargo, era lógico que el lobo vivo más cercano fuera a tomar las riendas —Peter de repente se tensó— ¿Peter?

—Espera —habló Derek por primera vez; los tres voltearon a verlo— ¿Él sabe de la existencia de los lobos? —señaló a Stiles. Cuando sus miradas volvieron a cruzarse, Derek sintió un tirón fuerte en el brazo y cortó la conexión de una vez; no podía seguir teniendo crisis con una marca que tiraba cada vez que veía a un muchacho bonito.

    Stiles sonrió entonces, pero toda la inocencia se había esfumado. Era sarcástico, y tenía un deje de ironía en esos finitos y sonrosados labios; como si se estuviera burlando abiertamente de Derek —o todos los Hale— por saber algo que ellos no. Peter miró a dirección a Stiles, y colocó los ojos en blanco.

— ¿Qué sucede? —gruñó Laura con poca paciencia.

    Entonces Stiles, con su sonrisa amenazante, hizo brillar sus ojos en un ámbar potente, como los rayos del sol. Derek enmudeció por segunda vez en lo que iba de hora —Laura seguía escandalizada por el hecho de que Stiles pudiera lograr en una hora todo lo que ella no pudo hacer en años—, y Peter suspiró.

—De eso es lo que hablo —hizo un ademán señalando a Stiles— Él es el problema... él y el otro niño.

    Laura suspiró otra vez. Iba a ser una larga estancia en Beacon Hills al parecer.

←•→

—Déjame entender —jadeó Derek en lo que de hora— ¿Un idiota paseaba por el bosque... dos idiotas —miró a Stiles con el ceño fruncido; Stiles le devolvió una risa entre dientes— y se dejó morder por un Alfa desconocido que paseaba entre los árboles? —Derek se peinó el cabello hacia atrás— ¿Eso es lo que hacen los adolescentes en su tiempo libre? ¿Buscar peligro?

—Estábamos buscando un cuerpo, pero nunca apareció —se defendió Stiles— Y sí, ahora hay dos nuevos lobos en la manada Hale. Y uno es inestable. ¿Tienes alguna solución, chico grande?

    Derek le gruñó molesto. Después de tres años y una experiencia horrible, se había sentenciado a olvidarse de todo; de su ascendencia de lobo, del nombre en su brazo, y de su rol en la manada Hale. Sólo era él y su hermana en una ciudad fría y llena de personas, fingiendo tener una vida que habían dejado atrás a la fuerza. Por eso no había usado sus dotes lupinos. Hasta hace cinco segundos, cuando le gruñó amenazante a Stiles e hizo brillar sus ojos zafiro.

—Derek —le advirtió Laura, un poco tensa. Su hermano no era del tipo que perdía el control— Compórtate.

—Eso es, chucho, obedece —se burló Stiles. Sin embargo, Peter miró al chico y eso fue suficiente para que se quedara callado.

— ¿Y qué saben del Alfa? ¿Alguien conocido? —Peter negó. Aunque Laura, logró entrever en la expresión de su tío; estaba ocultando algo— Bien, ahora dime ¿Cómo dejaste que todo esto pasara? —y esa era la expresión y autoridad de un Alfa; no había mucho que hacer para doblegarse a las órdenes de uno; y Peter no era la excepción.

—Estuve en coma por un año. Así que fueron muchas cosas las que se me escaparon en mi tiempo de ausencia...

     Esa era una buena excusa. Ahora Laura comprendía la razón de muchas cosas; como el hecho de que Peter no se haya hecho cargo de la manada. No era común dejar pasar el puesto de líder cuando se te aparecía la oportunidad; y tampoco el hecho de dejar entrar al territorio Hale a un Alfa desconocido que atacó a dos humanos inocentes.

—Stiles... ¿cierto? —preguntó por primera vez Laura, mirando al jovencito que seguía callado. Éste la observó y asintió— ¿Quién es el otro lobo? ¿Lo conoces?

Peter lanzó una carcajada seca. — ¿Conocerlo? Es como si fuera su hijo. Raramente verás a uno en ausencia del otro.

—Pero no está aquí —habló Derek.

—Gracias, capitán obvio —Stiles colocó los ojos en blanco. Derek siguió gruñendo. Pronto la sala se llenó de gruñidos por parte de los dos lobos que se comportaban como niños.

— ¿Hace falta que traiga los collares y los platos para perros, niños? —Peter se mofaba del comportamiento de ambos, en especial de Stiles, quien en un principio había dicho que él de comportaría como una persona civilizada aunque fuera un lobo— Aún tengo ese collar con la letra s; se lo iba a dar a Scott, pero creo que alguien más lo necesita.

    Eso fue suficiente para que Stiles dejara de gruñir como si fuera un perro con rabia; sus ojos regresaron al hermoso color habitual castaño. Sus mejillas se llenaron de un rubor por la vergüenza; las veces que perdía el control eran por cosas que le sobrepasan casi astronómicamente; y estaba más que seguro que la rivalidad estúpida que nació con Derek era innecesaria.

    Laura, por el contrario, parecía no conocer a Derek. O al menos, era como regresar al pasado y observar a su hermanito a través del vidrio del recuerdo. Podría ser un hombre físicamente y ser muy serio; pero aún vivía dentro de él ese chico burlón y alegre que quedó sepultado por las llamas de la tragedia.

—Bien, esto es incómodo —Stiles murmuró— Así que es tiempo retirarme. Un placer conocerte, Laura —le sonrió a la chica mientras se levantaba del sofá— Ciao, Peter —se despidió con un asentimiento— Chucho —y le dedicó una mirada burlona a Derek.

   Stiles salió por la puerta de la casa y dejó a los sobrevivientes en una atmósfera callada e incómoda.

    Pasó un largo rato antes de que alguien hablara. Y por milagro esta vez fue Peter.

— ¿Aún les sigue gustando la comida del restaurante de la esquina?

     ←•→

    La noche en Beacon Hills fue de lo más extraña. Derek sentía que la escena que se llevó a cabo en el comedor era un mero sueño de su subconsciente; compartir una cena con su tío y su hermana mientras veían un episodio de Supernatural que pasaban de repetición en la televisión. Aunque, supo que no fue un sueño, porque no estaba su mamá riéndose de las referencias de Dean.

    Laura no pasó por alto el comportamiento de Derek durante la tarde y parte de la noche. Estaba muy feliz burlándose de su hermano y repitiéndole el mantra de la manada que usaban para controlar a los betas jóvenes.

    Alfa, Beta, Omega...

     Derek gruñó todo el camino hasta la habitación que Peter le había cedido, con Laura detrás de él burlándose.

—¿Qué le pasaba a tu brazo, de todas formas? —interrogó Laura mientras observaba su reflejo en el espejo. Desde que salió del apartamento en New York no le había dado tiempo de examinar su apariencia, y Derek seguía sus movimientos, como si al perderla de vista ésta pudiera desaparecer— Mientras gruñías y jugabas al cachorro malhumorado con ese chico, te apretabas el antebrazo con la mano; pensé que por un momento ibas a rasgarte la piel con las garras.

     Era cierto; estaba a poco de quitarse la piel.

—Nada... —comentó evasivo— muy grave —y volvió a toquetear su antebrazo.

—Enséñame el nombre —pidió en una voz calmada mientras se cepillaba el cabello con los dedos. Derek parecía reacio a obedecer— Y no es una sugerencia. Es una orden.

—No soy un lobo rebelde que necesita ser amaestrado, Laura —añadió con una pizca de enojo tiñendo su tono de voz.

— ¿Seguro? Porque después de la demostración de control que nos diste en la tarde con el nuevo integrante... —Laura reprimió una risa, aunque lo hacía muy mal; sus hombros comenzaban a temblar, dando a entender que le costaba mucho mantener las carcajadas.

   Derek estaba harto. Pero replicar contra el Alfa era algo que no haría, ni siquiera cuando ésta fuera su hermana.

     Así que, cortando por la manera más rápida y tranquila, le extendió el brazo a Laura. Ella, más que complacida por su victoria, tomó firmemente el antebrazo y observó lo que tanto le había fascinado ver.

    El nombre hecho con letras grandes y desprolijas, estaba pulsando en color carmín. Parecía que tuviera una reacción alérgica o que se hubiera restregando contra una enredadera de hiedra venenosa. Irritada y sensible, por lo pudo intuir gracias al jadeo que salió entre dientes de su hermano; supo de una vez que era lo que significaba todo eso.

     Pero, como castigo al comportamiento estúpido e infantil de Derek en la tarde, sólo sonrió de esa manera que hacía cuando se burlaba de él internamente, y le soltó el brazo.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? —Derek frunció el ceño y miró fijamente el nombre que parecía polaco. Verlo le llenaba el estómago de emociones contradictorias; como miedo y anticipación antes las esperanzas de un suceso posible— Laura, ¿Qué le pasa al nombre?

—Nada... muy grave —le respondió, citando las mismas palabras que le había dicho Derek cuando ella le interrogó— Échate ungüento y colócate hielo, te ayudará con la hinchazón y los tirones —entonces dio media vuelta y caminó hasta la puerta de la habitación— Será mejor que descanses; mañana tenemos un día largo y un pueblo que recorrer.

    Laura salió de la habitación y dejó a Derek con la soledad de sus pensamientos. Estaba más que seguro que su hermana sabía que era lo que pasaba con el nombre y con todas las reacciones que había experimentado desde que estaba en el Camaro. Ya tendría una oportunidad de sacarle todas y cada una de las respuestas mañana, y los días después de mañana.

———

 

Notas finales:

Alfa, beta, omega...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).