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Huellas||Sterek|| por Dark_Ness

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Notas del capitulo:

     La Beacon Hills de los recuerdos de Derek no es la msima de ahora, y qué mejor guía de turismo, que un chico inquieto y preguntón 

     Era curioso la forma en que como el sol le daba un bonito enfoque al césped que estaba distribuido al azar en las aceras. Era verdoso y sano, aunque un poco tostado. Pero estaba limpio, y los transeúntes respetaban los espacios naturales que se infiltraban por el asfalto.

     Una de las diferencias con los neoyorquinos, era que las personas de Beacon Hills tenían un sentimiento más cálido con lo que los rodeaba. Eran una pequeña población, en donde todos se conocían unos a otros; lo más común fue encontrarse con las personas se conocían y se detenían a mitad de la acera para hablar y saludarse.

     Derek se sintió sorprendido al darse cuenta lo mucho que extrañaba este tipo de cosas tan familiares y ordinarias.

    Después de pasar la noche durmiendo en el apartamento de su tío; Derek se levantó temprano en la mañana y se enfundó en sus ropas más ligeras y ventiladas. Empezaba a extrañar el calor de Beacon Hills y sus vientos refrescantes. No tenía un lugar concreto a donde ir; puesto que en su casa ya no había nadie que lo recibiera; pero si iba a ser parte de la manada Hale, otra vez, tendría que familiarizarse con su entorno y conocer —aunque sea de lejos— la población, otra vez.

    Desde las siete de la mañana estaba caminando y recorriendo todo lo que conocía. Encontró la antigua secundaria en donde estudió y se graduó hace unos cuantos años; la recordaba con cariño y al verla, un sentimiento de nostalgia le acompañó durante todo el camino hasta que siguió de largo con la caminata.

    No eran tantas las diferencias con la secundaria que recordaba; o al menos no por fuera. Seguía siendo ese edificio imponente rodeado de adolescentes energéticos y profesores con ganas de regresar más nunca a trabajar. Puede que uno de los detalles distintos que encontró fueran los estudiantes; más jóvenes y aparentando ser adultos a pesar de que solamente fueran niños.

    Otro detalle fue el jalón que sintió en el antebrazo cuando pasó al gente del edifico. Era como si la estuvieran diciendo que tenía que ir dentro del edificio; para buscar algo. Pero Derek sabía que no tenía asuntos pendientes con nadie en esa secundaria; por lo tanto, pasó de largo hasta una cafetería cercana.

    Era magnífico el olor a comida recién hecha en la mañana. El sol pasaba a través del vidrio de las ventanas e iluminaba el negocio, resaltando a la vista un lugar ambientado a la familia. Ese era uno de los sitios a los que iba con su mamá cuando no tenían obligaciones con la manada —o al menos, cuando estas eran tan ligeras que podía darse el lujo de comer con su hijo.

     Sin embargo, los olores se hicieron desconocidos, y aquellos que recordaba con tanto recelo en su memoria, se habían esfumado como el vapor en el aire.

    El estómago le hizo un ruido apenas perceptible cuando leyó el especial de la casa. Era una idea tentadora empezar el día comiendo unas buenas tortitas acompañadas de arándanos y miel.

     Se encontraba leyendo la carta en ese momento cuando sintió un tirón en el brazo tan intenso, que le hizo despegar la vista las letras. Su brazo definitivamente estaba más rojo que el día anterior en la noche; y al verlo por debajo de la mesa, reconoció que el consejo de Laura no era malo.

     Su sorpresa fue mayúscula al encontrarse a alguien sentado frente a él leyendo la misma carta que él estaba leyendo hace diez segundos. Pero no era cualquier persona; oh no, por supuesto que no; era ese chico de ayer, el castaño irritante.

— ¿También quieres tortitas? Le diré a Eve que te dé un buen plato —la voz de Stiles le causaba escalofríos. Tenía cierta armonía en la entonación de sus palabras; aunque parecía que siempre estaba apurado y lleno de adrenalina; como si esperaba una pelea o una gran sorpresa. Derek descubrió que el muchacho no lo observaba, sino que leía la carta todavía— ¿O no quieres? Sabes, también hay otras cosas buenas que preparan por aquí. Los sandwiches de jamón de pavo con queso crema son deliciosos, los pasan por una tostadora que funciona de plancha ¿O era una plancha que funciona de tostadora? Da igual, no veo la diferencia; pero los calientan hasta que el queso se derrite. ¿Pero te gusta el queso? Oh, no lo pregunté. ¿Eres alérgico? ¿Los hombres lobos pueden ser alérgico a algo? Oh, el chocolate puede hacerte daño —Stiles de repente se sorprendió— ¡¿No puedo comer chocolate el resto de mi vida porque moriré?!

     Derek miró a Stiles, quien se había enrojecido por semejante descubrimiento. ¿Cómo una persona puede hablar tanto sin asfixiarse en el proceso?

—Stiles —el chico dejó de murmurar acerca de lo mucho que apestaba ser un ser superior si no podía comer chocolate. Él lo miró, con sus brillantes ojos castaños tan expresivos. Derek se quedó un poco absorto antes de recordar que es lo que le iba a decir— Cállate.

    Y Stiles cerró la boca de repente. Se veía un poco ofendido. Derek sintió que el silencio era raro después de escuchar la voz de Stiles.

—Veo que no eres una fuente de palabras —exclamó después de unos minutos. Derek seguía leyendo, en busca de algo para tomar y acompañar las tortitas— ¿Siempre eres así tan... silencioso?

    Derek asintió sin verlo.

— ¿No hablas ni un poco? —Derek suspiró y encaró a Stiles. Éste parecía estar feliz por haber traído la atención de Derek— Ah, ya veo. Te comunicas vía gruñidos. Yo también puedo hablar ese idioma —se burló mientras lanzaba un gruñido bajo, audible para Derek pero no para el resto de los demás clientes de la cafetería— Te estoy diciendo que elijas el chocolate caliente.

    Derek sintió que una sonrisa quería asomarse en su boca por semejante estupidez. Pero no era una sonrisa de burla ni sarcástica; era divertida, porque ese comentario de verdad le había causado gracia. Stiles pareció sentir el conflicto interno de Derek y sonrió por él.

—Por cada vez que te niegues a sonreír, sonreiré dos veces —y con ello sonrió una vez más, con los labios curvándose a un lado de su cara. Derek estaba un poco anonadado— Y bien, chico grande. ¿Qué vas a pedir?

— ¿Trabajas aquí? —escaneó con la mirada la ropa de Stiles brevemente. Estaba vez cargaba una sudadera roja, con la capucha echada hacia atrás. No tenía ningún tipo de uniforme o rastro de que trabajara ahí.

—No, pero conozco a las personas que trabajan aquí, y puedo hacer que te den un descuento —Stiles observó a alguien por encima de la cabeza de Derek y le hizo un saludo con la mano— Así que dime, ¿Te quedarás con las tortitas acompañadas de arándanos y el chocolate?

    Al final, cuando una muchacha con un identificador en su camisa —Eve, la chica de la que Stiles habló— llegó, Derek asintió hacía Stiles y él ordenó por él. Fue un desayuno doble. Eve se alejó de la mesa con la orden y le guiñó un ojo a Stiles; éste le devolvió el gesto y se relajó en el asiento frente a él.

—Ella se muere por mí —le susurró a Derek, así como si estuviera contando un escándalo— Puedes verla suspirar por todo esto —se señaló su cuerpo con dramatismo y Derek soltó un bufido de burla— ¿Qué? ¿No me crees?

— ¿Qué estás haciendo aquí, Stiles? —le cortó Derek; no es que no estuviera cómodo con la compañía del chico bocazas; pero le parecía de lo más extraño que de repente llegara de la nada y se comportara como si fueran amigos de toda la vida— ¿No tienes que ir a la escuela?

— ¿Tan rápido te aburriste de mi hermosa presencia? —Stiles refunfuñó. Derek seguía con su estado impasible; su rostro se mantenía sereno y su ceño fruncido, como era en su estado natural. Sabía por el ritmo acelerado del corazón de Stiles que estaba nervioso, o ansioso en todo caso; y parecía estar ocultando algo. Hasta su olor lo delataba. Derek esbozó una pequeña e imperceptible sonrisa de superioridad ante Stiles; quien lo miró con los ojos entrecerrados y sus mejillas un poco coloradas por el sentimiento de bochorno que muy pocas veces manifestaba— Te estaba siguiendo ¿bien? Desde ayer tenía muchas preguntas sobre todo este asunto de los... tú sabes; y pareces que entiende mucho sobre esto.

    Derek asintió. Stiles le había dicho que eran dos hombres lobos; él y otro, y que su compañero era un lobo inestable.

—Así que necesitas ayuda... —Derek se echó un poco hacia atrás y se acomodó en el asiento amueblado en forma de cabina. Stiles se veía que era ese tipo de personas que no se quedaba con la duda, y que estaba dispuesto ir hasta el final con tal de saber todo— ¿Esto tiene que ver con el lobo inestable del que estabas hablando?

    Stiles asintió.

—Anteriomente, a los lobos que no podían ser domados, se les expulsaba de la manada; se convertían en omegas, y luego morían a manos de los cazadores o de otros hombres lobos —Stiles se estremeció con la voz serena y grave de Derek. Parecía que estaba hablando de algo tan normal como si fuera literatura juvenil. Stiles pudo apreciar mejor al chico grande mientras se apretaba el antebrazo; parecía que le dolía— Eso era en caso de que los esfuerzos no dieran frutos; pero mi familia acostumbraba enseñarnos un mantra para el control. Puede que funcione si el lobo está dispuesto a ser ayudado, y controlado, claro está. De lo contrario... —y dejó la frase al aire. Stiles sabía a lo que se refería.

— ¿Podrías entrenarnos? Él necesita control, y yo necesito técnica —Stiles miraba fijamente a Derek. Ahí estaba una determinación que no había visto en mucho tiempo. Derek se sintió satisfecho con saber que no estaba tratando con un niño débil.

—Puede ser —le dijo, escondiendo una sonrisa de satisfacción detrás de sus palabras— Lo pensaré.

    El desayuno llegó después de las palabras de Derek y ambos comieron en paz. Era espeluznante la forma en como a ambos le pulsaba el brazo al mismo tiempo; y con la misma intensidad. La diferencia era que Derek tenía el nombre ya escrito, y a Stiles apenas se le estaba grabando los astibos de la tercera letra en una caligrafía estilizada y legible.

←•→

 

—Recuérdame por qué estamos caminando por la ciudad sin ningún motivo —Stiles volvió a preguntar después de quince minutos de haber hecho la misma pregunta. Derek estaba hastiado.

     Después del desayuno exquisito con las frutas frescas y el jarabe natural de miel; Derek soltó unos cuantos billetes y se levantó para seguir explorando la ciudad. El sol comenzaba a refulgir con un poco más de fuerza; las calles se veían más iluminadas y el calor parecía incrementar un poco más. La piel del lobo picaba un poco por la luz, y se sentía tranquilo al saber que la palidez de New York se marcharía. Cuando estuvo a punto de salir, Stiles le abrió la puerta y salió primero, dejándole el bonito rastro de una sonrisa burlona.

    Derek no dijo nada sobre como el chocolate se le desparramaba un poco en la comisura de sus labios, ni tampoco le insinuó acerca de las manchas de jarabe de miel que se habían deslizado por la sudadera roja. Después de todo, si era un lobo, tendría que darse cuenta el mismo de los detalles. Con ello en mente, siguió caminando por la ciudad mientras que Stiles se le pegaba atrás como un curioso acompañante.

    Los negocios que creía conocer ya no estaban, o al menos tenían otra fachada. Las puertas estaban cubiertas de colores cálidos, mientras que ofrecían ofertas por el otoño en ropas y productos para la piel. ¿Quién necesitaba ropa para el otoño en California?

 —Nadie dijo que tenías que seguirme —le respondió con su habitual tono neutro. Stiles no estaba conforme con tener conversaciones tan cortas; pero el tipo se veía un poco amenazante; y cualquier persona con un poco de pensamiento racional sabría que un enfrentamiento con aquél tipo era una mala idea— Puedes ir con tu amigo, el lobo inestable. Tal vez ya asesinó a alguien y los cazadores están buscándolo.

— ¿De verdad hay cazadores en Beacon Hills? —Stiles igualó el paso de Derek. Parecía estar acostumbrado a las largas caminatas; más que todo aquellas en donde lo dejaban muy atrás— Peter dijo que se habían marchado después del incendio de la familia Hale.

—Siempre los ha habido en todos lados —explicó con calma— Es cuestión de equilibrio —Derek cruzó un paso peatonal con Stiles al lado de él. Estaban pasando frente lo que parecía ser un cine; y la cartelera tenía películas que a Derek no le gustaban— ¿Peter no te contó nada más de los cazadores? Casi pareciera que quisiera que los mataran...

—Digamos que no es tan abierto como parece ser —respondió con una sonrisa— Y aún no logro sacarle todas las respuestas —de repente Stiles se exaltó y agarró el brazo de Derek para detenerlo. ¿Por qué tuvo que ser el derecho? Derek dio un leve salto, mientras sentía que el brazo se le quemaba. Stiles no lo notó; estaba muy entusiasmado con su loca idea— ¡Tú pareces conocerlo! Puedes preguntarle y sacarle información.

— ¿Y qué te hace pensar que te voy a decir lo que me diga mi tío? —Stiles pareció perder el color de la cara momentánea. Seguía agarrando el brazo de Derek— ¿Stiles?

— ¿Peter es tu tío? Él nunca te mencionó —el chico castaño retrocedió un poco aturdido— Pensé que toda su familia había muerto en un accidente.

—No fue él único que también lo pensó —le dijo esta vez en un tono bajo. Derek reanudó la marcha con Stiles siguiéndole— ¿De verdad no tienes nada que hacer? No creo que a tus padres le parezca bien que su retoño esté caminando por Beacon Hills con un desconocido mientras se salta las clases.

—Es cierto; pero no le hará daño una información que no sabrá —Stiles metió las manos en su bolsillo mientras seguía observando las calles —Las personas parecían dispersarse alrededor de Derek mientras que caminaban. Y Stiles no las culpaba; nadie estaba acostumbrado a las presencias desconocidas e imponentes como la de Derek— Por cierto. ¿cómo te convertiste en lobo?

—Así nací —respondió para sorpresa de Stiles— ¿Qué? —Stiles le quedó mirando.

— ¿Naciste como un niño o como un lobato? 

    Derek colocó los ojos en blanco. Ese eran las preguntas que tanto le disgustaban. Stiles no era la excepción.

←•→  

 

    La mañana transcurrió entre las bromas y las preguntas de Stiles a Derek. Eran muchas, e iban de la mano de la elocuencia y la imprudencia. Derek respondía con monosílabas mientras observaba a las personas a su alrededor; los olores que recogía a medida que caminaba entre las concurridas calles le hizo familiarizarse un poco más. Podría reconocer las avenidas y los callejones con un poco de trabajo, y Stiles le indicaba el nombre de los negocios mientras pasaban al frente; el chico era sumamente inteligente, se dio cuenta que Derek estaba caminando hacia la nada para conocerla. 

    Después de estar caminando por lo que parecía ser horas, pararon en la comisaría del Sheriff. Habían patrullas aparcadas afuera del edificio, y los oficiales uniformados saludaban a Stiles con familiaridad; Derek, pensaba que el chico era más misterioso de lo que aparentaba. 

    Lo que más le intrigó fue el hecho de que apresuró el paso cuando pasó frente a la comisaría. Parecía que no quisiera ser visto por nadie. Lo cual, obviamente, no había resultado como quería. El palpitar acelerado de su corazón le indicaba a Derek que estaba nervioso. Era como escuchar una carrera de caballos eufóricos; y por un momento se preguntó si necesitaba llamar a un doctor en caso de que el chico sufriera un accidente cardiovascular.

    Estaban ya lejos del edificio, cuando una voz enojada y grave le llamó al chico nervioso cubierto de lunares y ansiedad. Era exigente, y no daba espacio a la desobediencia. Hasta Derek se detuvo.

—Joder —murmuró derrotado el adolescente mientras se giraba. Derek hizo lo mismo, y descubrió que el hombre dueño de la voz se acercaba hacia a ellos dando zancadas; no hacía falta olerlo para darse cuenta de lo enfurecido que estaba.

— ¡Stiles! ¡¿Qué demonios haces fuera de clases?! Ya van tres veces que te encuentro dando vueltas por la ciudad —el sheriff, según pudo ver en la placa de identificación que portaba en la camisa del uniforme, estaba sumamente enojado. Su olor era amenazante y fuerte; denotaba autoridad. Los lobos muy pocas veces se inclinaban ante otros lobos (o personas en este caso) , que no fueran los alfas de su manada; así que le extrañó el olor a culpabilidad que emanaba de Stiles y la forma sumisa en como inclinaba la cabeza hacia abajo y huía de la vista del sheriff— ¿Ahora andas con malas compañías? —el sheriff le dio una mirada venenosa a Derek que lo dejó congelado. No había hecho nada malo y ya tenía malas relaciones con la autoridad— ¿Qué estás ocultándome Stiles?

—No pasa nada malo, papá —Derek entonces comprendió todo. Y trató de retroceder. Pero no pudo; la mirada del sheriff se le clavaba en el alma a Derek y sabía que retroceder sólo sería contraproducente— ¡Y no ando en malas compañías! Derek no es alguien malo, ¿verdad? —los dos hombres miraron a Derek, quien se sentía acorralado en problemas que no le incumbían.

    De repente, el sheriff reaccionó al nombre.

— ¿Derek? ¿Cómo Derek Hale? —Derek asintió.

    Oh, que magníficas eran sus caras, enmarcadas en la más amplia sorpresa de un descubrimiento extraño y único. Se podría decir que estaban viendo a un fantasma.

    Derek se preguntó que tan conocido sería el incendio de la mansión Hale como para que todos aún recordaran ese suceso.

    Stiles era el que parecía más sorprendido. Y Derek sabía que Stiles exigiría una explicación.

———

 

Notas finales:

     El antebrazo de Derek le sigue picando; y el sheriff Stilinski reconoce al sobreviviente de la familia Hale. 


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