Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Huellas||Sterek|| por Dark_Ness

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

     ¿Cuánto tiempo tardará Derek en entender lo que le sucede a su nombre?

— ¿No te gustó la comida? Haz estado moviéndola con el tenedor como si fueras a encontrar una cucaracha en medio.

—Stiles... —la voz del sheriff se alzó por encima del ajetreo de la comisaría. Seguía teniendo ese timbre autoritario que encogía a Derek y lo reducía poco a poco hasta su mínima expresión— ¿Puedes dejar al chico Hale en paz? No a todos les gusta... ¿qué es esto, de todas formas?

—Algo que alargará tu existencia unos cuantos años más —Stiles le dio un mordisco a su ensalada, o lo que sea que estaba comiendo, e hizo una mueca— Dios, esto apesta —pero lo tragó; aunque no le gustara el mejunje extraño de plantas y cosas verdes, su padre tenía que comerlo, y si Stiles no lo comía, tal vez su padre tampoco lo haría.

— ¿De dónde sacaste esto? —Stiles no respondió. Se llevó una gran cantidad de lechuga a la boca y la tragó sin siquiera masticarla— Dios, Stiles...

    La cara del sheriff merecía ser enmarcada para toda la eternidad en una fotografía. Pero Derek seguía tan inmóvil como hacía treinta minutos, cuando el sheriff salió de su estado de estupefacción y agarró al muchacho por la capucha de su sudadera roja y se lo llevó a rastras hasta la comisaría; Derek pensó que se había salvado del muchacho inquieto y hablador; pero la verdad fue otra, y es que el sheriff no podía obviar el hecho de que un Hale estaba frente a él después de que supuestamente habían muertos todos en el incendio de la mansión.

    No hizo falta que lo agarraran, porque nada más la voz del jefe lo hizo arrastrarse hasta dentro del edificio de la comisaría. Los oficiales estaban de un lado a otro cumpliendo con su labor; entre montañas de papeleo y un sinfín de llamadas telefónicas. Con ayuda de su aguda audición logró captar algunas conversaciones sin darse cuenta; y para su decepción, no eran cosas tan interesantes; las llamadas de ayudas eran mayormente de señoras mayores que reportaban a sus mascotas perdidas, o alguno que otro dueño de una tienda que reportaba a algún ladrón. 

    Cuando los tres pasaban entre los oficiales de policía, las miradas se desviaban con disimulo hacia ellos. Más que todo hacia Derek, quien tenía una pinta difícil de ignorar. Pero hubo un chico en concreto que no le dio ni una mirada; y cómo iba a hacerlo, si después de todo, sólo podía observar al inquieto adolescente que saludaba a todos con una sonrisa. Sin necesidad de olisquear el aire, podía sentir la cantidad de cariño que desprendía el hombre hacia Stiles; y Derek se preguntó si él lo sabía.

    Las veces que su brazo le quemaba eran un poco dolorosas, como si estuviera escribiéndose una nueva letra en su piel. Pero esta vez no tuvo precedentes. La marca le dio un tirón, fuertísimo; y sintió como si le hubieran retorcido el brazo hasta romperle el hueso en tres partes. Era como si alguien invisible le hubiera agarrado con toda la intención y las ganas de hacerle daño. Derek se detuvo un momento y soltó un gruñido a lo bajo; cerró los ojos antes de que el azul refulgiera e iluminara las oficinas como si fuera una linterna en un club a oscuras.

    De repente, la cólera le trepó el cuerpo como si fuera fiebre, y la sintió bullir en su garganta. Quería lanzarse a morder a alguien, y destrozarle la piel hasta que el cartílago se desprendiera del hueso y la sangre le bañara la camisa. Pero no sabía por qué. Hacía menos de trece segundos estaba tranquilo, con un poco de pena al estar en un territorio ajeno y con ganas de salir por la ventana más próxima hasta el bosque. Sin embargo, las ansias de masticar un hueso le trepó el cuerpo como si fuera un árbol.

    Fue curioso. El dolor se calmó cuando Stiles lo agarró por el brazo y lo miró dudoso. Sus ojos se calmaron, y el verde suave del pasto le regresó al iris, dejando atrás a aquél amenazador azul que refulgía como zafiros. Pareció murmurarle un «¿todo bien?» a lo que Derek asintió levemente; guardó las garras sin saber en que momento las había sacado. Las personas se aglomeraban, pero no vieron nada fuera de lo normal, lo cual fue una suerte.

    Entonces, Stiles asintió y lo condujo hasta la oficina del sheriff, en donde estaba el señor comiendo algo de color verde que se veía como el pasto que decoraban las aceras de Beacon Hills. Hasta el olor le pareció un poco repulsivo a Derek, pero obtuvo el éxito manteniendo su rostro inexpresivo. El hombre detrás del escritorio miraba la cosa verde como si fuera a saltar de su bandeja de plástico para comerle la cara y escupirsela en el montón de papeles que no había revisado.

    Stiles le dio unas palmadas amistosas a Derek en la espalda y acompañó al hombre en su almuerzo. El toque se mantuvo cálido en su espalda, por donde la mano de Stiles había tocado y las sensaciones se ramificaron como si fueran los brazos de un rayo a través de todo su cuerpo; el lugar en donde más repercutió fue en su antebrazo —y por Dios, comenzaba a ser tan frecuente que ni siquiera se asustaba. Derek fue invitado por el hombre de uniforme a sentarse frente a él mientras que Stiles sacaba otras dos bandejas de comida de un bolso, parecía ser aquel que cargaba el adolescente en la espalda; luego le pasó una Derek y así fue como comenzaron a comer.

    Los que los trae hasta aquí...

—Es sólo que no estoy acostumbrado a comer ensaladas —Derek finalmente se armó de valor y le dio una mordida a los montones de hojas verdes mojadas en una vinagreta extraña. Sin embargo, el sabor no era tan malo como aparentaba; tenía su toque extraño, eso sí, pero su sabor era soportable. Siguió comiendo entonces ante los ojos sorprendidos de los otros dos hombres— ¿Sucede algo?

     Stiles negó: —No... —a pesar de su sorpresa inicial, se recompuso y siguió comiendo. Al Sheriff no le quedó de otra que comer las mezclas exóticas que tenía en el plato— ¿Qué es lo que comes usualmente? ¿Gatitos? Es que no te ves como el ejemplo de una persona que disfrute de comer algodones de azúcar en las ferias —Derek escuchó un ruido por debajo del escritorio y seguido de ello un quejido de Stiles. No había que ser adivino para darse cuenta que el Sheriff había pisado a Stiles— ¡Hey! Yo sólo decía...

    Derek resistió el impulso de sonreír como tonto.

—De hecho... me gusta bastante el algodón de azúcar; aunque se disuelve muy rápido —Derek se deleitó con la mirada estupefacta de Stiles; su rostro se puso rosado de manera graciosa, y por lo que podía percibir, estaba un poco abochornado con la respuesta de Derek. El Sheriff se aclaró la garganta, tratando de contener una carcajada— Y no, no como gatos. Prefiero la carne de vaca. Me gustan los filetes...

     El Sheriff hizo un sonido de aprobación.

— ¡Ves! El chico Hale come carne, y aún sigue fresco como lechuga. Esta tarde pasaré por el super en busca de una bandeja de bistec —Stiles colocó los ojos en blanco ante el tono estusiasta del hombre y siguió comiendo enfurruñado en su bandeja. El Sheriff lanzó una risa leve al aire. Y Derek seguía sin creer la familiaridad con la que se trataban ellos dos— Por cierto; soy Noah Stilinski, pero puedes llamarme John. Soy el padre de Stiles.

     Fue entonces que las piezas encajaron en la mente de Derek. La familiaridad, el enojo que desprendió el Sheriff cuando encontró a Stiles fuera de clases; la preocupación del chico por el hombre. Hasta el parecido encajó. Aunque podría ser que Stiles se pareciera más a su mamá. Quien sabe, tendría que ver primero a la señora Stilinski para comprobarlo.

—Un placer, señor. —respondió Derek con su tono formal. John pareció sentirse satisfecho con el tono que empleó Derek; pero al ver una vez más a su hijo, todo rastro de amabilidad se extinguió. Pareció recordar el por qué estaban ahí.

—Así que... Derek —comenzó John, con ese tono de voz que empleaban los adultos antes de que la desgracia cayera como la lluvia sobre la tierra— ¿Podrías decirme que hacías con mi hijo caminando por la ciudad, cuando se supone que Stiles debería estar en la clase del profesor Harris?

     Esa era una excelente pregunta.

— ¡No es lo que crees! —interrumpió torpemente Stiles, con un poco de comida a medio masticar en la boca. Estaba agitado; nervioso por el olor que desprendía y con los gestos que hacía. John tomó ese indicio como que era lo que él estaba creyendo— Derek llegó a Beacon hace poco; ayer para ser preciso, y estaba explorando... Yo lo encontré por casualidad —el corazón de Stiles palpitó desenfrenado ante esta última frase, como muestra de la mentira. Derek lo escuchó claramente— Y lo estaba ayudando a orientarse.

    John podría ser viejo, pero su puesto en la comisaría no era en vano.

—Stiles... ¿qué no me estás diciendo? —las miradas de los dos hombres cayó directamente sobre el adolescente y este comenzó a sentirse presionado. Derek tenía un poco de ansiedad con lo que pudiera revelar el muchacho.

    Stiles finalmente suspiró y encaró a su padre.

—Bien... Estuve siguiendo a Derek toda la mañana sin que se diera cuenta, hasta que entró a desayunar en la cafetería en donde está Eve; ahí lo intersecté y me ofrecí a acompañarlo durante el resto del recorrido —el tono de Stiles era derrotado; como si no quiera haberle dicho esto a Derek ni a su padre o a nadie. Pero Derek le gustó la determinación que mostró el chico, era un buen indicio de que cuando entrenaran juntos no sería un desastre. John, por otro lado, no estaba tan feliz con esto— Esto fue todo mi plan; Derek no tuvo nada que ver.

—Hablaremos en la casa sobre esto —concluyó autoritario; y Derek se enojó por una fracción de segundo con el tono que había usado para ordenar a Stiles. Sin embargo, tan rápido como llegó ese sentimiento curioso, se fue. Derek casi ni se reconocía ese día— Ahora, Derek; ¿serías tan amable de decirme cómo es que estás vivo?

     Ahí, sin embargo, supo que era un momento en donde no podría escapar. Y a pesar de que había pasado ya tanto desde el incendio, él no se sentía preparado para relatar la historia en voz alta. Así que con unas pocas palabras resumió toda la pesadilla que experimentó junto a Laura.

—Escapé con mi hermana.

     Fue entonces cuando John comprendió que no le correspondía hurgar en el pasado tormentoso de un chico que apenas y conocía, y que a leguas se veía que aún seguía llorando la ausencia de su familia.

    John asintió ante la información, y con ello continuaron el improvisado almuerzo con la promesa de que Stiles hablaría en casa con su papá, y que Derek regresaría a la casa de Peter antes del anochecer.

←•→

— ¿Me estás diciendo que te encontraste con el Sheriff y tuviste un almuerzo con él y con su hijo? —la risa de Peter interrumpió el ambiente serio— ¿Cómo es que todavía estás aquí y no tras las rejas de una de las celdas?

     Laura le gruñó a su tío mientras que éste se desenvolvía en carcajadas y lágrimas.

     Después de que Derek terminó el almuerzo, Stiles se apresuró en acompañarlo hasta la salida. Se despidió del Sheriff con un apretón de manos muy tenso, y por el aroma y la postura que conservaba el hombre; Derek supo que John Stilinski no era un hombre al cual quería de enemigo. Al salir de la oficina, los demás oficiales seguían en lo suyo; yendo y viniendo con papeles en mano y teniendo conversaciones trilladas entre ellos mismos.

    Todo estaba normal, o al menos, tan normal como lo puede estar en una comisaría; hasta que el agente que estaba mirando a Stiles se acercó. Era un joven alto y delgado, se vía que debajo del uniforme ocultaba un cuerpo trabajado; tenía ese cabello castaño bien peinado que a Derek le parecía extraño, como si ya nadie se peinara así hoy en día. Su cara era de un muchacho inocente y bien portado, con esos ojos castaños tranquilos y la sonrisa de alguien que no presentaría ninguna amenaza.

     Era alguien ordinario; al menos hasta que Derek percibió su esencia. Definitivamente era un ser engañoso; porque ningún humano corriente huele así; y ni mucho menos desprendía esa sensación sobrenatural. Sintió como si estuviera envuelto en llamas, o al menos muy cerca de una gigantesca fogata. Casi se trasladó al día del incendio y pudo percibir el calor de las llamas que envolvían la mansión como un manto mortal.

    Eso automáticamente lo puso en alerta. Él le inquietaba de una manera especial. Como si fuera a incinerar su mundo entero con un chasquido de dedos en cualquier momento. Oh Dios, Derek iba a gruñirle como si fuera un perro con rabia.

—Stiles —la voz del hombre era grave, aunque dejaba entrever que los pocos astibos de adolescencia estaban marchándose. Derek se tensó al escucharlo— ¿Te volviste a salir de clases? Sabes que eso no está bien —Derek miró a Stiles de reojo y se sorprendió con lo que vio. El chico altanero y hablador estaba parado en su sitio con un color en la cara apenas perceptible; sus aromas cambiaban, como síntoma de que su hormonal organismo estaba entrando en acción. El pulso se le disparó por los cielos y vio como algunas gotas de sudor bajaban por su cuello— Espero que no te hayas metido en líos con tu padre.

—Oh Parrish, no te preocupes. Sólo... ya sabes cómo es —una sonrisa boba se asomó en los labios rosados del adolescente. Derek tuvo que parpadear para darse cuenta que sus ojos no mentían. Sin embargo, después de unos segundos, el agente reparó en la presencia de Derek y le dirigió una mirada. Fue como si el viento y el fuego se encontraran— ¡Derek! —Stiles interrumpió la conexión de miradas— Casi te olvido. Mira, él es el agente Jordan Parrish; un amigo y ayudante de mi padre —el tono de Stiles cambió sutilmente ante la mención de la amistad entre ellos. Derek no era estúpido; él sabía muy bien a qué se refería con eso— Y Parrish, él es Derek Hale. Le estoy enseñando la ciudad; es sobrino de Peter Hale.

     Le sorprendió cuando el oficial le ofreció su mano. Ambos la estrecharon, apretando de más. Derek estaba en guardia y no iba a ceder ante lo que sea que fuera el ayudante del Sheriff; y Parrish, tampoco se dejaría tomar por sorpresa ante el chico nuevo. Porque él no sabía sobre la historia familiar de los Hale ni de su trágica experiencia.

     Sin embargo, Parrish conocía a Peter Hale. Y si Derek resultaba ser como él; entonces no podría permitirse que el chico andara sin vigilancia.

    Stiles comprendió que todo era muy un incómodo. Así que cortó por lo bueno y separó a los dos hombres antes de que hubiera una tragedia. Alejó a Derek de la comisaría y se despidió torpemente de Jordan.

     Después de eso, Derek observó el cielo y notó como el sol bajaba notablemente hasta que el crepúsculo teñía el cielo con sus colores cálidos. El viento estaba suave, refrescaba en la piel y el olor a bosque le inundó los sentidos a pesar de que estaba lejos. Derek podía permitirse un poco de calma lejos del montón de olores estresantes de la comisaría; y no sólo eso, sino también un descanso de sus inquietantes ganas de hacerle daño a alguien por los impulsos que le pasaba la marca a todo el cuerpo.

    Era la primera vez que eso le sucedía. Y estaría mientiendo si dijera que no estaba angustiado con esa repentina necesidad primaria tan lamentable. Así que dejó todo hasta ese día y se despidió de Stiles, con el acuerdo de que ayudaría con el problema del lobo inestable junto al entrenamiento pendiente que tenía con él. Stiles se despidió mientras tomaba el lado contrario al Derek y se separaban bajo la luz del crepúsculo.

    Derek caminó por las calles que le hacían conocidas, y en el recorrido se topó con Peter y Laura; ellos también estaban explorando la actual Beacon Hills. Y con un gesto, los tres caminaron hasta el apartamento de Peter.

     Lo que los lleva hasta aquí, otra vez, en donde los Hale llegaban de su caminata y se refrescaban bebiendo agua mientras escuchaban a Derek hablar sobre su experiencia con los peculiares Stilinski.

—Peter. Esto es serio. No podemos permitirnos una mala alianza con el jefe de la policía del condado; sólo piensa en las desventajas que sufríamos si llegamos a caer en una situación peligrosa —Derek estaba de acuerdo con su hermana. No quería pensar en tener a John en su contra. La sola idea le daba escalofríos— Y no es gracioso... bueno, sólo un poco.

     Y Laura también rompió en carcajadas junto a Peter. Y es que ninguno de los dos perdió la oportunidad de reírse de los nervios de Derek al ver al jefe de los jefes.

—Si hubiera tenido una cámara —Peter murmuraba mientras se acomodaba los cabellos que se salieron de su sitio en su ataque de risa. Laura estaba igual, limpiando sus lágrimas— Oh sobrino. Veo que estás aprendido lo que es convivir con un Stilinski.

     Derek no refutó nada. Más que todo porque era la primera vez en dos años que escuchaba a Laura reír de esa manera; tan feliz, tan despreocupada, y sobretodo, como si el dolor de la pérdida de su familia ya no le afectara más. Derek descubrió que quería seguir escuchando ese sonido por mucho tiempo. El sonido de Laura feliz. El sonido de un familia que aún podía existir después de la tragedia.

— ¿Y conociste a Parrish? —Peter preguntó después de un rato. Derek se tensó automáticamente— Oh, veo que sí. Ese tipo sólo causa dos reacciones en el cuerpo; y esa que acabas de experimentar es una de esas.

     Derek lo miró dudoso. Y Laura estaba tomando agua, recuperándose de su ataque repentino de risa.

—Si te preguntas como lo sé, es porque yo también me puse en guardia cuando lo conocí —Derek asintió. Al menos ya no se sentía tan paranoico— No es un mal tipo. Pero oculta algo muy oscuro dento de él; y sé que a los lobos no les gusta ese tipo de criaturas —era cierto. Los lobos por naturaleza eran muy territoriales; no les gustaba que ningún intruso llegara hasta si territorio y se pavoneara por ahí sin permiso. Y Beacon Hills ha sido siempre el territorio de la familia Hale— Aunque es una lástima; Stiles está bastante ido por ese chico...

     De repente, Derek sintió como si un cubo de agua salida de la Antártida le hubiera caído encima. Era lógico que eso fuera cierto; después de todo, él estuvo ahí presenciando todo el espectáculo de Stiles haciéndole ojitos al ayudante de su papá. Pero escucharlo era más fuerte, porque era una confirmación de algo que estaba sucediendo a tiempo real y que no sólo eran imaginaciones suyas.

     Sin embargo, no quedó mucho que pensar después de la noticia de Stiles y Parrish. Peter pidió comida del mismo restaurante de ayer y los tres Hale tuvieron una cena agradable mientras discutían cosas acerca de la manada y las estrategias; estaba el asunto del Alfa fuera de control que atacó en Beacon Hills, y también el asunto del entrenamiento de los dos nuevos lobos.

    Habían un sinfín de cosas que discutir. Y mientras pasaban las horas y el cielo se oscurecía, la ideas fueron brotando hasta que la luz solar se asomó por las ventanas de la sala de estar. Esa fue señal suficiente para que los tres Hale se retiraran a dormir.

    Derek durmió esa madrugada con el ferviente pensamiento de que haría que Laura se sintiera orgullosa de él, entrenaría a los dos nuevos betas y sería el mejor segundo al mando.

   Hasta el nombre se mantuvo tranquilo esa vez, y Derek durmió tranquilo.

———

 

Notas finales:

    Ahora pueden encontrar esta historia también en wattpad ♥

www.wattpad.com/story/156441348-huellas-sterek?utm_source=widget&utm_medium=link_copy

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).