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Huellas||Sterek|| por Dark_Ness

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Notas del capitulo:

    ¿Saben por qué la historia se llama huellas?

    Stiles observaba con fascinación el interior del loft. No es como si estuviera por primera vez en uno; puesto que por el trabajo de su padre, estaba más que familiarizado con ese tipo de lugares en donde pudiera producirse un secuestro o un asesinato; pero había algo en especial que le atraía como un imán a ese lugar.

    Era amplío y vacío. Muy vacío. No tenía decoraciones especiales, ni toque hogareño; mucho menos tenía un ambiente cálido que le hiciera sentir en casa. Pero aún así, se sentía atraído a ese lugar; ¿era tal vez por el olor?

    Porque sí, el loft estaba vacío, pero tenía un agradable aroma que le apartaba cualquier tipo de incomodidad causada por la gran ausencia.

    Scott también notó esos detalles que faltaban por doquier en el loft de los hermanos Hale. Sin embargo,  no comentó nada; aún seguía enfocado en la escena del baño.

    El olor a comida flotaba por encima de sus cabezas; un agradable tono de especias picantes y agridulces. Laura sabía cocinar muy bien, o en su defecto, tenía el mismo gusto culinario de Peter y ordenaban en el mismo restaurante que quedaba cerca del centro del pueblo.

    Stiles se preparaba mentalmente para fingir delante de todos… otra vez. Y no es como si fuera fácil; pero después de entrenar casi toda su vida con su papá —y toda la estación de policía—, podía presumir que sabía cómo llevar la presión de ser descubierto. Aunque, con Laura no había necesidad de hacerlo: ella misma unió los puntos la primera noche que se vieron cuando regresaron.

—Es lamentable saber que Peter es familia de ellos —Scott tomó asiento en el sofá que había en la sala gigante del loft, al menos estaba dando vestigios de que se habían mudado personas “normales”— ¿crees que se decepcionen cuando descubran todo lo que hizo su “querido” tío?

    Stiles suspiró. Estaba más que seguro que terminarían en un derramamiento de sangre masivo cuando supieran ese pequeño detalle de Peter. Oh, Stiles esperaba que su cuello no fuera rebanado en ese enfrentamiento.

—Creo que es mejor que no menciones nada de esto delante de ellos —Stiles hizo un ademán señalándoles. Era muy imprudente hablar de ese tipo de cosas en el territorio de Laura y Derek, más que todo con sus increíbles dotes auditivos y la capacidad innata de descubrir a los mentirosos— o a nadie.

    Scott levantó una ceja con toque vacilón, desde miles de kilómetros se daría cuenta que algo iba mal con su hermano.

—  ¿Estás nervioso, Stiles?

—Tomando en cuenta que ese es mi estado habitual, te diría que sí.

—Pero sabes a que me refiero —Scott soltó una carcajada— ¿Después de tanto tiempo te sigue causando nervios la presencia de Derek? —los hombros de Stiles se tensaron sutilmente ante la burla de Scott. Esa fue su obvia respuesta— Al Sheriff le encantará saber que dentro de poco habrá un nuevo integrante en la familia.

—  ¿Ah, sí? ¿Quién es la persona afortunada? —la voz fuerte y burlona de Laura Hale se hizo escuchar por sombre todo el silencio en el loft. La mujer alfa bajaba las escaleras del primer piso mientras acomodaba su larga cabellera castaña; era una maravilla observar como los genes Hale agarraban belleza conforme pasaban los años. Stiles sintió sus palmas sudar ante la aparición del alfa; esperaba y rogaba que no haya prestado atención a la charla sospechosa que se llevó a cabo hace unos minutos— ¿Tu papá adoptará a alguien, Stiles?

—Apenas y puede conmigo; o más bien, apenas puedo yo con él… Dudo que alguno de los dos tenga la capacidad de cuidar de otro ser vivo sin morir en el intento —el corazón nervioso y energético de Stiles transportaba la sangre a una velocidad vertiginosa; pero en algún momento, Stiles esperaba que un infarto le ayudara a salir de apuros.

— ¿Y de qué hablaba Scott entonces? —Laura caminó y se hizo espacio en el sofá donde descansaba Scott. Le gustaba mucho incomodar a las personas; en especial si éstas tenían la capacidad de alterarse en menos de dos segundos.

    ¿Cómo podía mentirle a alguien que era igual o más bueno que él detectando las mentiras? Era tal vez el reto más intrépido al que se había enfrentado desde aquella vez en donde caminaron por el bosque en busca del dichoso cadáver. Esa noche, a pesar de que todo estaba oscuro y silencioso, tenía la plena certeza de que lo peor que podía pasarle era ser atrapado por su padre; pero esta vez, con Laura delante de él probando su capacidad de ser sincero, la amenaza con creces.

    Tal vez ella no le haría nada malo; o tal vez sí.

—De un perro —logró pensar al final, tratando de que su corazón no latiera más aprisa por la mentira. El sofocante olor de los nervios atacaba el ambiente y opacaba el aroma de las hierbas de la comida. Ese olor tan agrio, como si algo estuviera marchito en la sala, era la herramienta que usaba Laura para atrapar a los mentirosos— ¡Sí! Un perro… un perro… Voy a adoptar a un perro.

—Y recién dijiste que no tenías la capacidad e hacerte cargo de otro ser vivo sin morir en el intento —la mujer lo tenía acorralado,  metafóricamente, contra la pared. En algún momento, Scott comenzó a tensar al lado de ella también; el cuello de la camisa le picaba en la piel, y sus manos sudorosas trataban de calmar la tensión de sus músculos. Nunca antes una mentira les había costado tato como en ese momento; y Stiles sabía que después de este momento, no volvería a hablar en vos alta con Scott—  Que curioso, e irónico… muy irónico a decir verdad —pero Laura comenzaba a atajar la mentira. Y no estaba feliz— ¿me estás ocultando algo, Stiles?

    Joder… Mil veces… Stiles no sabía cómo huir de las garras del alfa sin salir herido, en todas las formas posibles. Pero de repente, el recuerdo vergonzoso de Scott en el baño, con el nombre, le llegó a la mente. No quería decirlo sin el permiso de su hermano; pero al carajo, por culpa de él ahora estaba sufriendo una pequeña arritmia y su piel se iba a escurrir si seguía sudando así.

— ¡Scott tiene la primera letra del nombre en su piel!

    El chico de los lunares estaba pidiendo disculpas mentalmente a Scott mientras lo miraba a los ojos. Su voz fue más aguda de lo que esperaba; sonaba más bien como un gatito chillando por ayuda —algo irónico, dado que él era un lobo— y se podía sentir la desesperación  para cambiar de tema. La mirada enfadada de Scott no era algo que lo dejaría sin dormir esa noche cuando llegara a su casa; podía lidiar con el bochorno de su hermano, y cualquier golpe que le diera para cobrarse ese momento incómodo. Pero definitivamente no podía seguir aguantando la presión de Laura para hallar la verdad tras su mentira —y lo más bochornoso era que él mismo se proclamó como un guerrero de piel curtida en lo que respectaba a llevar la presión de sus mentiras.

    Laura no era tonta, sabía muy bien que ese boomerang que lanzó Stiles para desviar la conversación era para dejar el tema en paz; pero entre descubrir el supuesto nuevo integrante de la familia Stilinski, y ayudar a su beta con el tema de los nombres y las almas gemelas; tenía más prioridad la segunda opción. Después de todo, ya interceptaría a Stiles con la guardia baja y le sacaría la verdad  hasta llegar al fondo.

—Sí —continuó Stiles, después de que el duelo de miradas con McCall se acabara— y dijo que necesitaría ayuda de alguien que sea experto en el tema. Pero Derek no quiere darnos ni la hora, así que recurrimos a ti como… nuestra esperanza.

    A pesar de que sonaría muy adulador, era cierto. Derek tenía los labios sellados en lo que respetaba al tema de las almas predestinadas; y sacarle algo a Derek a la fuerza era como tratar de nadar en el trecho de las Marianas hasta al fondo: difícil y probablemente imposible. Y Laura era por naturaleza aquella persona a la que se le confiaban cosas importantes; a pesar de que Stiles sentía que Derek podría ocupar ese puesto muy bien. Pero Laura era una persona en la que podías confiar; a pesar de que tal vez tenía ese exterior duro e intimidante, como una pared reforzada en hierro protegida con una cerca de cables de alto voltaje.

    Hasta podría sacarle provecho a esa charla, aprendiendo cosas que no podía aprender en las clases del instituto. Poco a poco se fue relajando la tensión, y el olor agrio de los nervios dio paso a la tranquilidad; Scott estaba un poco avergonzado, pero no lo suficiente como para impregnar el ambiente tal como lo hizo Stiles; y el olor a hierbas volvió a ganar protagonismo.

    Mientras hablaban, se trasladaron a la cocina para cenar; y efectivamente, era la misma comida que servían en el restaurante favorito de Peter. El sabor picante estalló en sus lenguas como una explosión de sabores exóticos, causando unos gruñidos de satisfacción involuntarios en los tres lobos; estaban tan bien adobada como le gustaba a Laura, y el sabor era nuevo en la boca de los dos betas, que se acostumbraban a pasar sus noches entres pizzas y comidas chatarra. El olor le hacía justicia al sabor, y entre buenos gestos, compartieron una cena silenciosa y agradable.

    Había algo en esa escena tan cotidiana y familiar que a Stiles le extraña. El sentimiento ajeno que siempre le acompañaba en las cenas familiares a que asistió después de la muerte de Claudia, se esfumó poco a poco, dejando una proximidad cálida con Laura y su buen amigo Scott. Casi parecía un hábito que se repetía continuamente, o que en su defecto, se hubiera retomado después de una larga pausa.

    La calidez del loft que le faltaba al inicio, junto a la comodidad hogareña, se instaló en la cocina con solo ellos tres. Laura siguió hablando, compartiendo sus conocimientos infinitos mientras que Stilinski y McCall la escuchaban por encima de sus risas nerviosas y comentarios inteligentes. Aunque, aún estaba el espacio para un miembro más; el cual, por supuesto, se había ausentado esa noche.

    Entre las palabras de Laura, estaba el hecho de que las personas predestinadas compartían el mismo lugar del nombre. Por lo tanto, si Scott tenía el indicio del nombre en una zona erógena por excelencia, su otra mitad, también la compartía. Eso fue el desencadenante de las risas de la mujer.

    El chiste se compartió, causando estremecimiento en Scott mientras que Stiles escupía el agua en el proceso. Fue increíble el hecho de que tantas noches en silencio se interrumpieron con la llegada de las risas de ese peculiar trío.

— ¿Y tú, Stiles? —las carcajadas se interrumpieron mientras Laura tomaba aire. Después de un rato, no sería sorpresa saber que alguno de los tres podría desarrollar hipo; pero una de las ventajas de ser un hombre lobo, era la rápida recuperación de sus sentidos; por lo tanto, el hipo no se producía. La voz de Laura seguía con ese tono risueño, que le contagió una sonrisa a Stiles— ¿Tienes ya idea de quién es la persona que está en tu piel?

—Estoy seguro que Jordan Parrish  tiene que ver en esta conversación  —pero tan rápido como llegó la sonrisa de Stiles, se fue. Seguramente, esa falsa acusación de McCall era su venganza por el bochorno de la sala— Si necesidad de ser un lobo puedo oler tu amor a él cuando lo miras.

    Laura, sin embargo, regresó a su estado habitual de seriedad. Parecía más bien que comió algo desagradable, puesto que ese gesto era desdeñoso al escuchar las palabras de Scott. La burla llegó a su fin.

—Stiles, ¿eso es cierto? —Laura encaró al chico. Pero su mirada no era hostil, tal como su tono lo demostraba; se parecía más a una preocupación de una madre ante su bebé. Como si el hecho de demostrar afecto por el asistente de su padre fuera un peligro potencial. Esa mirada le sacudió algo a Stiles que no sabía que tenía dentro de sí; le recordó lo mucho que extrañaba a Claudia— No tienes por qué mentirme; o hablar en este momento. Somos manada, y ya sabes… siempre que tú… o tú también  —Laura miró a Scott, quien estaba todavía masticando su comida— necesiten hablar… o esas cosas…

    La voz comenzó a hacerse bajita hasta que dejó de hablar. Y falta no hizo para que Stiles comprendiera el mensaje completo.

Siempre que necesiten hablar, aquí estaré yo para escucharlos.

    Tal vez eso es lo que le hacía falta a Stiles. Ser escuchado. Tener a alguien que sin necesidad de pedirlo, te escuchara pacientemente, sin juzgarte o hacerte sentir mal por sentirte vulnerable. Y no es como si Scott no estuviera dentro de las opciones de Stiles —por Dios, Scott era su confidente—; pero había momentos en lo que lo único que necesitaba era una palmada en la espalda y la mirada amable de su mamá. Pero Claudia no estaba ahí, ni lo estará tampoco.

    Laura no podía llenar ese espacio completamente, porque su mamá no tenía ni tendría comparación con nadie; pero era tan grande ese sentimiento de comodidad que tenía alrededor de ella, que era como si finalmente pudiera dejar de luchar y descansar un poco. Tal vez eso es lo que se sentía al tener a un alfa junto a él; o lo que se sentía al estar dentro de una manada.

—No es nada de qué preocuparse —Stiles encontró las palabras finalmente. Laura, sin embargo, no parecía tan convencida— Parrish es un buen amigo; y él está con alguien más de todos modos. Scott sólo quiere fastidiar —Stiles miró de reojo a su mejor amigo, quien notablemente se le bajaron los humos con la última revelación, y le regaló una disculpa muda—  Ahora, ¿somos parte de la manada?

    Laura pareció respirar al fin aire puro. Hasta una sonrisa pequeña apareció en su boca mientras tomaba otra porción.

—Por supuesto; a pesar de que Derek no lo quiera admitir —esto pareció causarle una risa interna a Laura— Ustedes sin tan parte de la manada como lo es Derek, o como lo es Peter.

    Stiles sintió que el ambiente se aligeró  notablemente. La cena transcurrió en paz, sin Derek, y sin la mención de conversaciones sospechosas o de pieles con nombres.

←•→

    Derek estaba corriendo por el bosque. El aire frío le calaba entre os huesos y los murmullos interminables del bosque le acariciaban los oídos. La luna estaba en su cuarto menguante y las estrellas relucían escasas en el cielo; Derek, por primera vez en mucho tiempo se sentía completo.

    Correr era una de las maneras que tenía para ventilar la energía que constantemente fluía por su cuerpo. Entrenar era la manera de frenar la apatía y los malos sentimientos que le ahogaban en cada momento. Pero hacerse uno con el bosque era la forma en cómo se sentía completo; como un verdadero lobo.

    Talía siempre les educó para sentir el alma del bosque, buscar su elemento que les conectara a él y unirse como un solo elemento. Esos eran los primeros pasos para hallar su bestia interior, su hermoso y salvaje lobo; no había nada mejor que estar en convivencia con sus instintos, estar en constante equilibrio y no depender de sus necesidades más básicas. Pero había momentos en donde quería correr sin parar, sin tomar un respiro hasta asfixiarse. Como en ese mismo momento.

    Otra de las grandes enseñanzas de Talía era la responsabilidad ante los actos y las consecuencias de las acciones. Huir no era una opción cuando tenías la responsabilidad de ser un Hale; mucho menos cuando podía existir la esperanza de ser un alfa en cualquier momento. Pero, habían días en donde todo lo superaba; la muerte de Paige, la muerte de su familia, la desaparición de todos los Hale, su huída a New York…

    Había días del mes en donde todo le caía encima, y lograban quebrarle. Sucumbir ante la presión era tan fácil, y tan humillante; que Derek se degradaba poco a poco como si no valiera nada. Toda la culpa que nadie reprochó, pero que aún así asumía como suya se encargaba de agujerarle el pecho hasta que el enorme hueco se encargara de drenar todas sus emociones positivas. Esos días del mes era en donde correr se sentía como lo único que lo podía sacar del río de miseria.

    Pero esta vez corría por un motivo diferente. No quería escapar de sus fantasmas, ni de la culpa que claramente no le pertenecía; quería huir de las sensaciones irritantes que le atacaban por todos los ángulos.

    Aquellas que claramente sentía cuando estaba el revoltoso chico hiperactivo.

    Y es que se hubiera reído y después enfurecido si alguien le hubiera siquiera sugerido que estaría así por culpa de Stiles.

    Laura le había dicho claramente que lo quería en la cena de esa noche presente en el loft; sin faltas. Esa sería muy importante para incorporar a los dos idiotas a la manada —pensamiento habitual de Derek—, y necesitaba que todos estuvieran juntos para llevar “el ritual” —cómo lo había denominado burlonamente Laura— de manera exitosa. Estaba bien, Derek lo entendía totalmente; puesto que eso es lo que había hecho Talía cuando Laura presentó formalmente a su pareja predestinada en la casa; y no había nada de malo en añadir a aquellos chicos al círculo que cada vez crecía.

    Pero eso significaba que los lazos se estrechaban, las relaciones se volvían más íntimas y la familiaridad crecía. Y Derek no estaba preparado para volver a pasar por eso, al menos no ahorita, cuando el recuerdo de la tragedia seguía vívida en su memoria. Por eso, cuando regresó del supermercado con Laura, se excusó diciendo que iría a correr; y pues, no regresó.

    Su alfa seguramente estará muy furiosa cuando Derek regrese a casa.

— ¿De quién huyes esta vez, sobrino? No hay más fantasmas por aquí de los cuales debas esconderte —después de que Derek se detuviera entre unos árboles para ventilarse un poco, la voz sospechosamente conocida de su tío Peter se hizo presente. Derek se preguntó cuánto tiempo estuvo ese hombre pisándole los talones.

—No es de tu incumbencia —le gruñó mientras se alejaba; no estaba de humor para seguir con una de esas charlas irónicas y bochornosas con Peter— Ahora déjame solo.

— ¡Pero si estás enojado! Me gustaría saber qué es lo que está causando tu amargura —Peter, tan odioso e insistente como siempre, le siguió el paso a Derek; parecía más bien un paseo por una plaza oscura que una carrera desenfrenada por la oscuridad del bosque. Peter vestía su chaqueta oscura que era habitual en él desde que lo vieron el primer día; parecía que no le afectaba el calor en lo absoluto; pero había algo enigmático en él que le hacía sospechar a Derek profundamente, como si él estuviera guardando un oscuro secreto— ¿Es acaso Stiles? ¿No para de molestarte con su charla permanente? ¿O acaso es Scott, con su insufrible sentimiento de la justicia y su lentitud para comprender las cosas?

    Derek se crispó al escuchar a Stiles en la conversación. Empezaba a creer que no había lugar en el cual ocultarse sin que él terminara encontrándolo directa o indirectamente. Era tan irritante y bochornoso. Más que todo cuando sentía como su cara se calentaba lentamente, y como su habitual calmado pulso se aceleraba poco a poco. Era como regresar a la adolescencia.

—Ya sabes lo que dicen, sobrino… el silencio otorga —Peter soltó una carcajada baja. Desde que Derek era pequeño, el pasatiempo favorito de Peter era fastidiarlo.

    Durante los siguientes treinta minutos de camino, el silencio se hizo presente. Peter sabía cuando tenía la excelente oportunidad de apretar los botones correctos de Derek y hacerlo enojar en un dos por tres; pero también sabía cuando debía ceder y quedarse tranquilo. Esta vez, la presencia de Peter resultó ser un elemento distractor, olvidándose de las cosas que no pudieron abandonarlo ni siquiera durante la carrera en el bosque.

    Terminaron por llegar hasta el Beacon Hills High School, y Peter decidió que era un buen momento para hablar.

— ¿Crees que hubiera sido diferente si Paige estuviera aquí? —Derek detuvo su marcha al escuchar ese nombre. De todas las personas, ella era a quien más lloraba.

—… A veces me pregunto lo mismo —Peter asintió mientras seguía observando la estructura del edificio. Era increíble el hecho de que hayan pasado tanto tiempo desde que visitó alguna vez ese lugar—  Pero no sirve de nada preguntarme cosas que no sucederán.

    Peter concedió el silencio esta vez. Retomaron la marcha hasta el loft.

— ¿Recuerdas algo de Cora y los demás? —Peter metió sus manos dentro de los bolsillos del pantalón. Parecía que la melancolía los tenía reclamado esta noche— ¿Cómo era, su voz, su risa?

—Sí. Todavía recuerdo —añadió.

— ¿Y a Stiles?

    Esta vez, Derek se detuvo confuso. ¿Qué tenía que ver él en toda a charla?

    Peter pareció interpretar la mirada dubitativa de Derek y dejó pasar el momento.

—Supongo que aún no es momento.

— ¿Momento de qué?

—Ya entenderás de que hablo —concedió al final como una especie de burdo consuelo— Ahora, camina. Quiero ver como Laura te patea el culo por faltar a su cena súper especial.

    Derek le gruñó, molesto como si fuera un perro; sin embargo, caminó hasta la entrada del loft y se despidió de Peter. Al final, sólo quería dormir.

    Pero lo que menos se esperó, fue el hecho de que los dos idiotas estuvieran en el suelo del loft, entre sábanas y almohadas, roncando como si fueran viejos tractores. Parecía que habían pasado una buena noche de cena.

    El olor del loft se sentía cambiado, pero a una manera mucho mejor; casi podía decir que le recordaba a los buenos tiempos en la mansión. Pero lo que más le llamó la atención, fue el brazo descubierto de Stiles, en donde tenía ubicado las letras del nombre.

    Era el mismo sitio en donde Derek tenía el suyo, y el trazo de las letras era tan… jodidamente parecido al trazo de las letras de la escritura de él. Derek, estupefacto, se acercó poco a poco con la misma sutilidad de un lobo; y observó más de cerca las letras. El nombre seguía incompleto, pero tenía las letras suficientes como para  descifrar el nombre.

    Entonces, el gran chico palideció notablemente.

———

Notas finales:

    ¿Qué será lo que está ocultando el par de idiotas? ¿Y por qué Derek no recuerda a Stiles, pero Stiles si lo recuerda a él? 

    Mmm, muchas interrogantes.


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