ES DIFÍCIL OLVIDAR A ALGUIEN
QUE TE HA DADO TANTO POR RECORDAR
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-Y U U I C H I R O-
<< ¡SE FELIZ!...¡SE FELIZ, YUU-CHAN! >>
Al despertar, me doy cuenta de que estoy llorando.
La frase resuena en mi cabeza causando miles de sentimientos cruzados, como...alegría...tristeza...nostalgia...esperanza. Sentimientos que se acumulan en lo más profundo de mí ser y se expulsan a través de lágrimas en aquellos cortos sueños que tengo desde niño.
¿Ser feliz? ¿Cómo alguien como yo, puede ser feliz en un mundo como este? ¿Alguien como yo puede ser feliz?
El mundo que me rodea es y siempre será monótono, todo del mismo color, blanco y negro. Sin cambios ni diferencias. Todos acatando las normas que se rigen y venerándolas como si fuesen la respuesta a la paz mundial.
Todos eran monocromos y yo...yo era aquella mancha colorida que malograba el cuadro que el artista había intentado hacer perfecto. ¿Perfecto? ¿De verdad este mundo es así?...perfecto... ¡Ja! Aquella palabra parece pura fantasía.
Me canse de cegarme y decidí ver la verdadera realidad que muchos había intentando de tapar e irónicamente, lo que vi no fue perfección. Todos supuestamente iguales, pero sin los mismos derechos ni las mismas libertades.
Todos tenían un rol principal en la sociedad y no se podía cambiar. Todos debían aceptar aquel rol ya fuese bueno o malo...todos menos yo.
Gracias a ello, mi vida es un martirio y hasta, se podría comparar con el mismo infierno en la tierra. Todo por aquella palabra que me clasifica ante el mundo, todo por ser un OMEGA.
Soy Ichinose Yuuichiro, tengo dieciséis y soy lo que podría ser considerado como un omega defectuoso. Algo erróneo o una simple equivocación de la naturaleza por mi personalidad altanera y mi claro deseo de sobresalir en el mundo.
Los omegas, según esta mierda de sociedad, solo están para complacer al alfa y tener hijos. Tenemos restricciones a casi todo lo que nos rodea y el estereotipo nos ataca cada segundo de nuestras desgraciadas vidas...en otras palabras y resumiendo lo anterior, nos consideran lo peor de esta sociedad. Sin un destino libre, vivimos bajo la sombra de un alfa y excluidos de actividades que se creen 'brutales' o 'bruscas'.
Ante ello, siempre eh terminado actuando como el que le da la contraría a todo y gracias a eso, soy conocido como 'el omega feo'; aquel que nunca se convertirá en un cisne... ¿o en el omega 'perfecto, hermoso y delicado como el trasero de un bebe'? Al final, nunca lo sabré ni me importara más que una simple curiosidad de la vida.
¡En fin! Yo soy el punto colorido de este monocromo lugar y eso me hace el blanco de burla a donde vaya. Soy insultado tanto por alfas, betas y hasta omegas. Me creen raro por pensar y actuar diferente.
A veces, pienso que aquellas palabras solo las sueltan para mostrarse superiores a personas como yo o mi progenitor. Aquí nadie acepta la libertad ni el sentimiento de igualdad, solo la simetría y los estereotipos...y eso, aun cuando quiero hacerme el de la vista gorda, duele.
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¿Por qué las palabras duelen más que los golpes?
Al final, yo no tuve la culpa de nacer como soy..como..¿Un fenómeno?
Aquellas burlas duelen más de lo que los demás pueden imaginar. Tal vez, ellos pensaran que solo me bajan la moral, pero tan solo me llego a preguntar... ¿Qué hice mal?
Yo no recuerdo nada. No recuerdo a mi padre ni mucho menos mi corta infancia, son recuerdos borrosos y viejos que fueron quitados de mi memoria para no hacerme sufrir más de lo que ya lo hago. Guren tampoco quiere responder mis preguntas sobre aquello y solo busca cambiar el tema antes de que me interese más y más por aquello que desconozco sobre mi propia vida.
Aun así, hay ciertos episodios de mi vida que puedo recordar con claridad y siempre terminan por dejarme un nudo en la garganta que no me deja dormir. Tal vez, no recuerdo el rostro de mi padre, pero si los gritos y los golpes que escuchaba cuando estaba encerrado en mi habitación. El último vago recuerdo que tengo de aquel hombre, es una borrosa imagen donde lo veía señalándome, mientras gritaba con furia y hasta asco: 'ese engendro va a desaparecer algún día y vas a venir a rogarme perdón de rodillas'.
A veces, aquella frase se repite en mi mente hasta hacerme llorar. Aunque, el sentimiento de impotencia aumenta cuando veo la nuca vendada de Guren. La marca de pertenencia sigue allí, una marca que solo le traía dolor...dolor por mi culpa, como si fuera un recordatorio de que mi existencia solo traía dolor, vergüenza y malos recuerdos.
El mundo, al fin y al cabo, es un lugar cruel.
Y no se puede sonreír cuando se ha perdido la esperanza... siendo yo, parte de lo irreal.
-Mocoso...levántate -su voz, junto con el contacto del agua fría contra mi piel, me hizo levantarme de golpe.
-¡¡Viejo estúpido!! -exclamé temblando por el frió y sacudiendo mis manos con ligera fuerza.
Ese era mi progenitor, Ichinose Guren, de 30 años. Posiblemente la persona mas trollera y sarcástica que voy a llegar a conocer en toda mi vida.
- Solo levanta tu flácido y aguado trasero -le hizo caso omiso a mi insulto- hoy comienza tu primer día en esa mierda de instituto... ¿Cómo se llamaba? ¡ah! En el instituto serafín -sonrió de manera sarcástica y fruncí ligeramente el ceño por ello.
- Jodete -murmure irritado.
- Antes prefiero joderte a ti -gruño sin borrar su sonrisa- te veo abajo...créeme, la comida es tan carbonizada que podríamos abrir un mercado de carbón...
- ¡Idiota!
Antes de poderle aventar mi almohada, Guren ya había salido de la habitación dando un fuerte portazo.
Me levanté en silencio y agarre mi uniforme -que estaba colgado detrás de la puerta de mi cuarto- para dirigirme con cansancio y fastidió al único baño que teníamos.
Después de unos largos minutos meditando bajo el agua y viendo re reojo a la gran araña que caminaba por el piso, el grito de '¡¡Maldito mocoso!! ¡¡No tenemos dinero para pagar tus horas extras de baño!!' de Guren me hizo reaccionar y terminar tropezando con un jabón. Pude escuchar su risa luego del golpe seco que causo mi cuerpo al estrellarse contra el suelo y, de paso, aplastar a la pobre araña.
Luego de chillar adolorido por unos segundos, salí del baño bufando en voz baja y me dispuse a ponerme mi uniforme sin mucho apuro, no tenía ganas de ir a este instituto. Cuando ya estuve listo, camine hacía la pequeña y sucia sala que tenemos y mire Guren por unos segundos antes de voltear mi mirada hacía la mesa.
No había nada. Absolutamente nada.
- ¿Y el carbón? -pregunte con burla. Guren gruño en respuesta- ya, hablando enserio ¿dónde está?
De la nada, el viejo me extiende unos billetes mal enrollados y al ver que no los recibía, me los tiro en la cara...hoy parece haberse levantado de maravilla...
- Para que comas algo en tu estúpido instituto -pude ver la sonrisa diabólica que se formaba en sus labios- te pasaré a recoger en la tarde para que podamos ir a almorzar, así que... ¿qué esperas para salir?
- ¿Eh? ¿No me piensas llevar?
- ¿Cargando hasta el auto? no creo ”su sarcasmo era irritante pero, al final solo salí corriendo para poder llegar lo más rápido posible al auto.
- ¡Si llegó primero al auto, no voy al instituto!
- ¡Mocoso estúpido, espérate a que busque las llaves!... ¡Mierda, te digo que esperes!
<< ¡SE FELIZ!...¡SE FELIZ, YUU-CHAN! >>
Al final, parece que si tengo razones por las cuales sonreír.