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El samurai y el noble por darkwinter

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Después de que Yoh fuera noqueado Amidamaru presencio como se lo llevaban mientras los otros seguían combatiendo contra él, eran siete oponentes, dos se llevaron al pelicorto, sus habilidades lo superaran, agilidad, velocidad, artes marciales, lo llevaron al bosque donde el combate se complicó, debía ir a rescatar a Yoh, tenía que zafarse e ir tras ellos, pero no se lo permitían, sus heridas sangraban sin freno, su cuerpo se debilito cayendo al final no sin antes sentir un dolor punzante atravesarle el vientre, cayo respirando con dificultad, alcanzo a escuchar que se marchaban, perdía el conocimiento, no pudo protegerlo.

-¡AMIDAMARU!-un grito de Yoh lo despertó de golpe, se puso de pie y se encamino hasta la aldea mas cercana, le tomo horas llegar usando su katana como bastón, las primeras personas al verlo se asustaron y huyeron, fue una pareja anciana que lo auxilio, casi moría, sin embargo resistió, tomo semanas estar recuperado nuevamente, agradeció a la pareja marchándose a la búsqueda. Buscaba pistas, sabia que los que lo atacaron fueron ninjas, se reunió con varios jefes de familias shinobis, sin conseguir nada, de pronto, lo consiguió y supo quien fue el responsable, Hao Asakura, llego el tiempo de volver a la casa Asakura por la revancha. Desde lo ocurrido la última vez, Yoh no volvió a dirigirle la palabra a Hao, por más que el mayor lo intentara no conseguía que el menor le hablara, le llevaba flores, prendas de la mejor seda, accesorios sin conseguir una sonrisa tan siquiera, solo mostraba mas expresividad con sus padres, pero ellos no tardaron en darse cuenta de ciertos rasguños en los antebrazos, mas el hecho de que no se terminaba toda la comida o ni siquiera la tocaba, entonces el pelilargo ordeno que le cortaran las uñas al punto que fuera incapaz de herirse, también que de su cuarto se llevaran todos los objetos pulsantes.

-¿Qué pretendes, suicidarte?-cuestiono sin tener una respuesta, Hao se le aproximo abrazándolo por la espalda, el pelicorto reacciono tensando el cuerpo, sentía la respiración del contrario en la nuca, comenzó a temblar, no se atrevía a quitárselo de encima.

-No te voy hacer nada, cálmate-aun así, el menor no se fio de las palabras de su igual.

-Yoh-se separó dirigiéndose a la puerta ordenándole a los sirvientes que trajeran la caja de accesorios que le a estado regalando a Yoh, al ser objetos punzantes prefirió quitárselos por el momento, luego fue al closet sacando unas hermosas prendas, el pelicorto sin objeción se las puso, una vez le trajeron los accesorios le coloco unos con flores doradas en el cabello.

-Te vez bien-comento acariciándole el rostro, solo asintió con la vista baja.

-Yoh, quisiera que las cosas fueran como antes, no quiero que te sigas hiriendo, te prometo que no intentare nada si tu no vuelves a herirte o dejar de comer- sonaba tan sincero, temía que fuera un engaño para que bajara la guardia.

-Por favor, solo di algo, no puedes continuar así para siempre-lo abrazo nuevamente.

-Ya no…ya no seria lo mismo…ahora que se tus verdaderos sentimientos-por fin se atrevió a hablar.

-No se podrá ignorar, solo quiero que las cosas no sigan así, tomate todo el tiempo que necesites, yo seguiré viniendo a visitarte.

Lo beso en la frente marchándose, ya solo siguió se quito las flores doradas del cabello mientras pensaba, ¿podría volver a confiar en Hao?, se lo cuestionaba repetidas veces, tal vez podría darle la oportunidad, después de todo, no parecía que su futuro fuera prometedor. La tarde se tiño de gris anunciando tormenta, los asesinos se encontraban distribuidos vigilando la zona, uno de ellos no vio venir un ataque por su espalda muriendo, Amidamaru había llegado junto con la lluvia, los otros no parecían darse cuenta de su presencia utilizando eso a su favor acabando con cuatro, al llegar a ese punto los restantes lo atacaron, sin embargo, el samurái ya estaba preparado, no lo volverían a tomar con la guardia baja. La servidumbre se dio cuenta del combate, entendiendo lo que significaba, esperanza para el joven Yoh, uno fue avisarle a los padres y su madre fue rápido con su hijo, mientras Mikihisa fue con Hao intentado distraerlo.

-Yoh- entro Keiko apresurada llamando la atención del pelicorto.

-Madre ¿Qué sucede? - pregunto un tanto confundido.

-Todo estará bien, no importa a donde vayas, te amaremos siempre- lo estrujo entre abrazos confundiéndolo más, de repente un trueno ilumino la habitación, los ojos de Yoh se abrieron de par a par al ver quien se hallaba en la entrada, su madre lo soltó para que fuera con él.

-Amidamaru- corrió a sus brazos uniendo sus labios.

-Cuida a mi hijo- el samurái asintió y tomados de la mano salieron de ahí, pero poco después llego un apresurado Mikihisa.

-No encuentro a Hao en ninguna parte-dijo alarmado temiendo lo peor, Hao estaba afuera enfrente a un moribundo shinobi.

-Malditos inútiles, no pudieron asegurarse de que esa escoria si estuviera muerta-le pisoteo la cabeza quitándole su espada.

-Tendré que hacerme cargo yo mismo- los busco y al verlos los siguió esperando el momento perfecto, se escondió detrás de una pared y cuando pasaron por ahí se abalanzo dispuesto a matar, sin embargo, se quedo en shock cuando al que atravesó no fue a Amidamaru, si no a Yoh.

-No..yo..no-saco la espada del abdomen de su hermano viéndolo desangrarse.

-Yoh..no..no-el menor se le acerco abrazándolo.

-Esta bien, no estoy molesto, te perdono, tus emociones te cegaron, se que no querías lastimarme, te quiero hermano, te quiero mucho.

-No…no..

El menor lo beso en la frente tambaleándose apunto de caer de espaldas siendo atrapado por el peliblanco.

-Amidamaru…perdón..no quiero causarte más dolor.

-No te preocupes, no me molestaría contigo.

-Me alegre tanto al verte con vida, estoy tan feliz de verte, te extrañe tanto.

-Yo igual te extrañe.

-Te amo….te..amo.

Le dio su último beso falleciendo en sus brazos, los brazos de Amidamaru rodearon el cuerpo con fuerza frente a un inmóvil Hao.

-¡YOH!- sus padres llegaron encontrándose  con horror la escena, el samurái le entrego el cuerpo de su hijo, en ese momento Hao dio un fuerte grito de dolor y desesperación jalándose los cabellos saliendo corriendo al bosque. Un aura de tristeza se cubrió la casa Asakura, Amidamaru se quedó unos pocos días, Keiko y Mikihisa estaban desbastados, la felicidad nunca volvería a ese lugar, no se supo nada de Hao desde ese día y tampoco querían saber, antes de irse Mikihisa le entrego algo que de aseguro Yoh hubiera querido que el tuviera, un collar de tres colmillos negros que el mismo hizo en los días que estuvo en cautiverio. Se marcho a viaje sin rumbo, con un gran dolor en el corazón, pareciera que a todos los que fueran cercanos a el estuvieran condenados a la muerte, llevaría por siempre puesto el collar y a Harusame consigo.

 

 

 

 

 


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