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"Belleza Escondida" por Kaoba 207

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Notas del capitulo:

Hola mis amores


Me escuchan????


Me oyen???


Me sienten???


Ya actúo como Thalia jajajajajajaja


Como han estado? Espero que excelente. Es miércoles y les traigo el nuevo capítulo de hoy. Habrá unos cuantos celos por ahí por parte de nuestra testaruda bestia jejejejeje, espero les guste.


Gracias por sus comentarios y por el apoyo a la historia, sigan haciéndolo por favor.

“CAPITULO SEIS”

 

 

 

Thor había oído el camión y el timbre, y se preguntó por qué el recadero no dejaba el paquete en la escalera como siempre, en vez de ir hacia la parte trasera de la casa. Comprendió que era por Loki. Todo el pueblo debía rumorear y chismear sobre el bello que vivía encerrado en el castillo con la bestia. Sonrió con cinismo, era sorprendente que solo hubiera ido una persona; a Loki Laufeyson nunca debieron faltarle pretendientes.

 

Precisamente de eso se quejaba el propio Loki. De que solo interesaba a las personas en especial a los hombres por su aspecto; incluso al que amaba. Un hombre que lo había engañado y mentido. El tipo debía ser un completo idiota, indigno de un hombre como Loki Laufeyson. Era alegre y cariñoso, se merecía un hombre que lo apreciara. Había percibido humillación y vergüenza e ira en sus preciosos ojos verdes. Se preguntó quién era ese hombre que había jugado con él y cuánto tiempo había pasado desde entonces. Le hubiera encantado partirle la cara.

 

Miró al jardín y vio a Loki sentado a la mesa, contemplando a su hija columpiarse mientras dibujaba en un cuaderno infantil. El recadero se acercó, Loki dejó el cuaderno y le indicó que dejara el paquete en el porche. Pero el tipo tuvo la audacia de sentarse junto a él. Demasiado cerca. Thor rechinó los dientes cuando le ofreció café del termo. “¿Es que ese muchacho no tiene otros encargos?”, se preguntó irritado.

 

Hogun se acercó a ellos y Thor creyó que el gesto hosco de su amigo asustaría al joven, pero no fue así. Loki le sirvió un café a Hogun y, aunque se lo bebió rápidamente y fulminó con la mirada al tipo, al menos cinco años más joven que Loki, este no se inmutó. Thor estuvo a punto de abrir la ventana y gritarle que se largara…con su familia. Estaba celoso, y mucho. Dio un paso atrás y se frotó la cara. Genial.

 

No tenía derecho a sentir celos. Loki no era suyo y él no encajaba. Loki, Hogun, Eyra…eran la familia, y él no era más que una sombra. El eco de un hombre. Dios santo, ¿cómo había dejado que su vida se convirtiera en eso? Nunca había sido cobarde y esconderse iba en contra de sus principios. Pero lo hacía por ellos; no quería provocar pesadilla e infartos.

 

Oyó un golpe y miró la puerta. Sabía que era la sirvienta, la señora Coleson. Le pidió que esperara un minuto y bajó por la escalera de servicio al segundo piso. Oyó la aspiradora mientras paseaba por los pasillos. Se detuvo ante las habitaciones de Eyra y de Loki. Sintió la tentación de entrar en la de Loki para echar una ojeada, pero su sentido del honor se lo impidió. Entró en la de Eyra, comprobó la estabilidad de la alta cama y recogió unos juguetes. Volvió a oír risas y miró por la ventana. Eyra daba saltos y la gatita intentaba atrapar los cordones de sus playeras. Retorció la cortina entre los dedos. Daría cualquier cosa por estar abajo, riendo con Eyra y Loki, sintiendo el sol en el rostro. De pronto, Loki alzó los ojos y lo vio en la ventana.

 

Incluso a esa distancia, vio su mirada de furia. No entendía por qué estaba enfadado, era el propio Loki quien flirteaba con el recadero. El tipo miró a la ventana, le devolvió la taza y se marchó.

 

Loki le dio la espalda a Thor y sonrió cuando Eyra comenzó a gatear por el suelo con su mascota. Era agradable que la niña volviera a disfrutar; había pasado unos días sombríos, desde la noche en que su padre, a solo unos metros de ella, se negó a verla. Eyra estaba dolida y cuando le preguntaba por qué no la quería su papá, la furia de Loki aumentaba.

 

Pero eso no impedía que siguiera deseándolo con solo oír el sonido de su voz.

 

Se recordó que debía dejar de pensar así. “Tu prometido te quería por tu aspecto, con Thor es igual”. Para marcar distancias, se había concentrado en enseñar a Eyra a cuidar de su mascota. La gatita negra llevaba puesto un collar verde fluorescente, con una campanita que tintineaba mientras corría tras los talones de Eyra.

 

Además, el nuevo miembro de la familia tenía nombre: Serabi. Según Eyra no tenía pinta de llamarse Jasmine, y Bagerah era nombre de chico. Teniendo en cuenta que habían pasado los dos últimos días de lluvia viendo películas de dibujos animados, Loki pensaba que la gatita no había salido mal parada.

 

Loki retomó el cuaderno infantil y continuó dibujando el rostro de Eyra. Siempre le había gustado el arte pero, aunque le encantaba dibujar y tenía talento, no había utilizado un carboncillo o un pincel desde que fue a la universidad. Loki suspiró y se detuvo para contemplar cómo la niña se metía a la gatita dentro de la chaqueta. Adoraba a Eyra, y su amor aumentaba cada vez que sonreía, se subía a su regazo o reía.

 

“En este momento es lo único que tienes”, susurró una voz en su cabeza. Pero lo cierto era que la semana que llevaba allí le parecía mucho más que lo que nunca tuvo con Stephen Strange. Se encogió de hombros y volvió al dibujo hasta que se levantó el viento y tuvieron que entrar a la casa.

 

Serabi entró trotando tras Eyra pero, un segundo después, corrió a investigar los miles de rincones de la casa.

 

--No, espera- dijo Loki, deteniendo a Eyra antes de que corriera tras la gata- Primero lávate, luego prepararé la cena.

 

Eyra lanzó un suspiro dramático pero, obediente, se encaminó al cuarto de baño.

 

--Pienso inspeccionar esas manos, señorita.

 

--Sí, señor- respondió la niña. Loki sonrió y sacó una sartén y los ingredientes necesarios para preparar un guiso de ternera, pimientos y cebollas. Cuando Eyra volvió, Loki la envió al salón a ver un video. El clic del intercomunicador, una señal sin voz, sonó frío como una citación.

 

--¿Has llamado, milord?

 

--Tantos humoristas en paro y tú, en cambio, preparando la cena.

 

--Soy asombroso, ¿verdad?- esbozó una sonrisa, sintiéndose menos enfadado con el rubio.

 

--¿Por qué se ha quedado tanto el recadero?

 

--Simple amabilidad- dijo el ojiverde, preguntándose si lo que percibía en su tono eran celos.

 

--¿Tuya o de él?

 

--De los dos, supongo. Es agradable, trabaja para pagarse una maestría en la universidad.

 

--Me da igual que sea estudiante de honor, no quiero extraños cerca de mi hija.

 

--Es comprensible. Pero pienso que Hogun y yo nos bastamos para protegerla.

 

--Pues piensa otra vez, Loki. Soy un hombre muy rico, y no me extrañaría que alguien quisiera raptar a mi hija para pedir un rescate.

 

--¿No crees que exageras?- Loki parpadeó.

 

--No, no lo creo.

 

--¿Qué significa eso? ¿Ni vistas ni excursiones? ¿De veras esperas que Eyra se convierta en una ermitaña cuando no tiene ninguna razón para serlo?- clavó el dedo índice en el intercomunicador, como si fuera el pecho del rubio- Pues deja que te diga que no lo permitiré. Tiene que ir al colegio y juagar con otros niños. Echa de menos a sus amigos y a su madre y, francamente, lord Odinson- escupió- está a mi cargo. Si no te fías, ¡baja y ocúpate de ella tú mismo!

 

--Oye…espera un segundo…- su voz resonó por la cocina- ¿Tú te estás enfadando conmigo?

 

--No- replicó Loki acercándose al aparato- No me enfado, estoy furioso. Heriste los sentimientos de Eyra la otra noche. Estabas a unos metros de ella y te negaste a hablarle. Se siente rechazada y dolida y…- inhaló con fuerza-…y cree que no quieres que esté aquí.

 

--¿Qué?

 

--Así razona una criatura de cuatro años. Si no quieres verla, hablarle o reconocer su presencia es porque no deseas que esté aquí. Curioso, ¿eh?

 

--Maldición.

 

--Exactamente lo que pensé yo. ¿Qué piensas hacer al respecto?

 

--¿Qué puedo hacer?

 

--Baja aquí y habla con ella.

 

--¿Crees que no lo deseo? ¡Pero no pienso asustar a mi propia hija!

 

--Su amor es incondicional. Es algo que los padres reciben de sus hijos sin pasar ninguna prueba, sin hacer nada- Loki apagó el aparato y segundos después lo conectó de nuevo- La pelota está en tu campo, chuta o retírate del juego.

 

--¿Qué quieres decir, Loki?- su voz tenía un frío tono de advertencia, pero el pelinegro lo ignoró.

 

--Sigue ahí arriba hasta que se olvide de que tiene padre, hasta que aprenda a vivir como una huérfana. Ya lo hace, y le harás menos daño- apagó el aparato y siguió preparando la cena.

 

Thor lo llamó dos veces y como lo ignoró se dejó caer en la silla de cuero, meciéndose el cabello. Loki era un hombre muy terco. ¿Quién se creía que era para decirle qué hacer con su hija? No era más que el niñero, diablos. Él fijaba las reglas y no así Loki. Eyra era su hija y él decidía cómo educarla.

 

 

****

 

 

Thor se ataba la zapatilla deportiva cuando vio una pata negra introducirse bajo la puerta y oyó un maullido. Se levantó y abrió. La gatita asomó la cabeza y la alzó para mirarlo. Cualquiera habría sonreído. La gatita se enroscó en sus tobillos, ronroneando, y se agachó para recogerla.

 

--Estás en zona prohibida- le dijo al animalito de ojos verdes.

 

Era tarde. Eyra dormía y Loki debía estar en su dormitorio o abajo. Hacía un par de horas que no oía movimiento alguno. La gatita maulló, Thor la acercó a su pecho, dispuesto a llevarla a la habitación de Eyra antes de salir a correr. Pero el animal trepó hasta su cuello ronroneando y lo lamió. Sintió la necesidad de contacto, de la caricia de una criatura viva, y frotó el rostro contra el suave pelo negro. Serabi ronroneó más fuerte.

 

Entró en el dormitorio de Eyra y colocó la gatita cerca del pecho de la niña. Serabi dio un par de giros y se acomodó. La mano de Eyra fue automáticamente hacia su lomo.

 

Según Loki, la niña creía que no la quería allí. Llevaba todo el día pensando cómo hacer que Eyra comprendiera que era lo más importante en su vida. Que la necesitaba. Se sentó con cuidado al borde de la cama y contempló cómo dormía. La gatita levantó la cabeza, lo miró como si fuera un intruso y volvió a echarse.

 

Eyra se movió y Thor se puso tensó. Abrió los ojos y él se quedó inmóvil, con el corazón palpitante. Estaba tan oscuro que ella solo podía ver su silueta, al menos no creería que un monstruo la atacaba en mitad de la noche.

 

--¿Papá?- preguntó con voz temblorosa.

 

--Sí, princesa- replicó, deseando que el temblor no fuera miedo.

 

--¿Estás enfadado?

 

--No, cielo. ¿Por qué dices eso?

 

--Nunca vienes a verme.

 

--Estoy aquí ahora, ¿no?

 

--Sí, supongo- asintió ella tras una pausa.

 

Thor hizo lo que no debía. La tomó en brazos. La gatita protestó y la colocó sobre una almohada. Eyra se agarró con fuerza a su cuello.

 

--Te quiero Eyra- le susurró suavemente al oído, con un nudo en la garganta- Te quiero mucho. Me alegro de que estés aquí.

 

--¿De verdad?

 

--Sí, cariño, claro que sí. Te quiero. Me gustaría poder salir contigo y jugar en la playa, pero no es posible.

 

--¿Por qué?

 

--Porque…no puedo estar a la luz- la mentira se le atragantó.

 

--¿Todavía te duelen los corte, papi? Mamá me dijo que eran profundos.

 

Thor cerró los ojos. ¿Profundos? Habían llegado hasta su alma.

 

--Sí, linda, a veces todavía duelen.

 

--Oh- suspiró con fuerza, y se acurrucó contra su pecho- Una vez me caí y me corté la rodilla. Me dolió mucho tiempo.

 

A Thor se le secó la garganta. A su manera, su hija estaba intentando consolarlo, comprender el por qué su padre no podía mostrarse ante ella con esos profundos cortes. Le dolió que tuviera que hacer ese esfuerzo siendo una niña tan pequeña.

 

--Estaba muy solo hasta que llegaste tú, Eyra.

 

--Yo también, papá- sus bracitos lo apretaron, tenía la mano sobre la zona desfigurada de su cuello, pero no pareció darse cuenta- Te quiero- musitó y su boca se abrió con un bostezo.

 

Loki había dicho que era un amor incondicional. Y cuanta razón tenía ¿Loki lo perdonaría? Le frotó la espalda y la acunó, deseando no tener que soltarla nunca. Los brazos se aflojaron y comprendió que se estaba quedando dormida. La tumbo y volvió a poner a la gatita a su lado. Ambas bostezaron de forma adorable. Thor se levantó de la cama.

 

--No te vayas aún, papá.

 

--No me voy, cielo- sonrió con ternura- Estoy aquí- se sentó en la mecedora y eligió un cuento. Eyra abrió los ojos un segundo y, en la oscuridad él susurró- Érase una vez, en un país lejano, una preciosa niña…

 

 

****

 

 

Loki estaba a orillas del mar, con los dedos de los pies hundidos en la arena y las manos en los bolsillos de la chaqueta. Se sentía mal por presionar a Thor, pero nunca había conocido a un hombre más tozudo que lord Odinson, señor del castillo. Sus labios se curvaron con ironía. La luna se reflejaba en el agua y el viento le alborotaba el pelo azabache. Sintió un escalofrío. Más lluvia y más tormentas, pensó, prometiéndose mirar el parte meteorológico por si había amenaza de huracán. Miró hacia la casa y vio una silueta que trotaba colina abajo.

 

Thor. Desapareció tras las verjas y volvió a aparecer en la playa, corriendo. El pelinegro emprendió el regreso. El rubio llevaba capucha y la sudadera oscura hacía que casi fuera invisible en la oscuridad. Se detuvo al verlo. Loki titubeó un segundo y continuó su camino.

 

--Loki- éste pasó a su lado sin mirarlo.

 

--No quiero que la niña esté sola en la casa.

 

--Está puesta la alarma.

 

--Eso da igual si se despierta y empieza a buscarme por la casa.

 

A buscar a su niñero, y no a su progenitor. Thor sintió un pinchazo de envidia. Pero para eso estaba Loki allí, para cuidar y amar a su hija. Para suplirlo.

 

--Loki, espera.

 

--¿Para qué? ¿Para volver a discutir? Ya sabes lo que siento.

 

--¿Ah, sí? Una noche te deshaces en mis brazos y a la siguiente quieres cortarme la cabeza.

 

--Con buenos motivos en ambas ocasiones- espetó el ojiverde, soltando chispas- El beso de la escalera no tiene nada que ver con tu hija ni con cuánto desea estar contigo.

 

--Lo sé- se acercó un poco- Quería asegurarme de que tú también lo sabías.

 

--Prefiero no hablar de eso- Loki dio un paso atrás, luchando contra el deseo de tirarse a sus brazos y volverlo a besar.

 

--Eso no hará que desaparezca- objetó el rubio. Se oyó su respiración y el crujido de su ropa agitada por el viento- Además, yo no quiero que desaparezca- añadió con voz profunda y ronca.

 

--Me niego a que me utilicen- replicó Loki.

 

--Te agradezco el voto de confianza. Pero te recuerdo que no soy el bastardo que te hizo daño.

 

--Eso no viene al caso. Ese beso demostró lo imprevisibles que somos- “ese beso exquisito y maravilloso” pensó para sí- Soy conveniente y daría igual que fuera cualquier otra persona.

 

--¡No te menosprecies de esa manera!

 

--Me gusta la verdad. Es más fácil de tragar.

 

--Entonces vives una mentira- se acercó y el pelinegro no retrocedió- No sabría utilizar ni a un hombre ni a una mujer. Solo he amado una vez en mi vida- inspiró con fuerza- Y ni por un momento puede compararse a lo que siento cuando estás cerca.

 

--No es más que lujuria- a Loki le flaquearon las rodillas y el corazón le dio un vuelco.

 

--Conozco la lujuria. No es más que un consuelo temporal.

 

--Yo solo soy temporal en tu vida, Thor- dijo controlando la voz.

 

--Cielos, ¿qué diablos te hizo ese tipo?- exigió el otro, odiando esa frialdad y deseando saber qué lo había originado.

 

--Me propuso matrimonio y cometí el error de aceptar, creyendo que me amaba- irguió la barbilla- Dos días antes de la boda me enteré de que se casaba conmigo por mi rostro de actor- Thor gruñó con simpatía, pero el ojiverde no necesitaba su piedad- Stephen pensaba seguir con su amante después de la boda. Yo era su trofeo; para sonreír, acompañarlo, ocuparme de la casa, dar fiestas y producir un par de herederos- movió la cabeza de lado a lado- Es algo tan anticuado que me pone enfermo. Pero no me hubiera faltado nada, excepto su amor, claro.

 

--Era un estúpido arrogante y egoísta- para despreciar el amor de un hombre tan bello e inteligente debía ser un completo idiota de primera.

 

--Eso me gusta pensar- Thor le tocó el hombro y Loki dio un respingo de excitación- No, Thor. No puedo involucrarme contigo.

 

--Ya es demasiado tarde- soltó una risa- Vives en mi casa, cuidas de mi hija…me vuelves loco- inclinó la cabeza- Prueba otra vez.

 

Se acercó y Loki inhaló su aroma, sintió el calor de su cuerpo. El pelinegro no podía engañarse. Por peligroso que fuera, aunque le rompiera el corazón al preferir el aislamiento a salir a la luz, anhelaba sus caricias. Quería que volviera a besarlo, necesitaba saber si la magia de la escalera era genuina, si sus manos seguían teniendo el poder de hacerlo perder la cabeza.

 

Quizá todo se debía al misterio de su rostro y de su cuerpo, a su soledad y al dolor que ocultaba en la oscuridad y que le devoraba el alma.

 

O quizá fuera el atractivo erótico de esa voz rasposa y profunda lo que lo seducía y enloquecía completamente…

 

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Bueno eso sería todo por hoy. ¡Méchica!…A este Thor no se le entiende ni papa. Primero quiere besar a Loki para después apartarlo de su cuerpo. Después lo cela y luego se retracta de hacerlo…sus hormonas masculinas sí que están más alborotadas que las nuestras jajajajajaja. Pero aún se siente muy inseguro y temeroso de lo que puedan pensar tanto Eyra como Loki si es que éste se muestra ante ellos.

Pronto sabremos el motivo por el cual Thor sufrió ese accidente funesto que lo marcó tanto física como espiritualmente de por vida.

Gracias por seguir leyendo la historia. Espero con gusto sus comentarios. Cuídense mucho y nos vemos el siguiente miércoles. ^_^

 

 


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