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"Belleza Escondida" por Kaoba 207

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Notas del capitulo:

Hola mis queridos lectores

 

Al fin es miércoles y les traigo el nuevo capítulo de hoy. Espero lo disfruten mucho, habrá una que otra sorpresita al final del mismo. Uyyuyuyuyuuuuiiii!!!!

 

Gracias como siempre por sus comentarios. Los contesté todos, y aunque cada vez son menos, pues seguiré apreciándolos y contestándolos con gusto. Disfruten con la lectura *_*

“CAPITULO CUATRO”

 

 

 

Loki se sentía como una basura. “Bueno, quizá no tanto así”, pensó, con las manos en las caderas. Pero sí lo suficiente como para perder el sueño y pasear por la casa a medianoche. Deseó haber mantenido la boca cerrada. Eso le pasaba por haber crecido en una casa llena de niños en la que si uno no hablaba, lo hacían los demás. Quería pedirle disculpas, pero Thor no respondía al intercomunicador ni a la puerta.

 

Estaba claro que quería evitarlo. Era un cabezota, pero sabía que lo que había dicho era cierto. Loki le hacía sentir cosas porque viviendo solo en ese castillo hacía tiempo que no sentía nada. Ahora él y su hija estaban allí, y Thor notaba su aislamiento con más fuerza, y más dolor.

 

Pero el misterioso rubio también afectaba al pelinegro. Loki se sentía fresco, deseado, y comprendió que era algo que había echado de menos desde que rompió con Stephen. Ni la ropa nueva, ni los baños de burbujas, ni los caprichos lo habían conseguido. Pero Thor era distinto a su prometido y a cualquier otro hombre que haya conocido. Solo Thor hacía que su corazón martilleara y que su sangre fluyera como fuego líquido. Era como si un radar interno hiciera saltar a sus células gritando de deseo cada vez que éste se acercaba. Ni siquiera hacía falta que lo tocase, y Loki no sabía si eso le gustaba.

 

Stephen Strange casi había acabado con su confianza en sí mismo, y había aceptado el trabajo en Esposos a Domicilio para alejarse lo más posible de él. No estaba seguro de querer arriesgarse con otro hombre. Era obvio que lo primero en lo que pensaba Thor era en la apariencia. En la suya propia y…en la de su nuevo niñero, justo lo que quería evitar.

 

Con un suspiro, encendió la luz de la biblioteca. Las paredes estaban cubiertas de estanterías llenas de libros, había un sofá y un sillón junto a la chimenea y un escritorio a un lado. En una esquina, había una armadura que parecía un centinela. Era una habitación muy masculina. Percibió olor a tabaco y comprendió que venía de la pipa que había en el cenicero de cristal. Recorrió la habitación con los ojos.

 

--¿Señor Odinson?- llamó. La idea de verlo lo asustaba y excitaba al mismo tiempo. Como no hubo respuesta, tocó la cazoleta de la pipa. Estaba templada.

 

Miró a su alrededor he intentó imaginárselo allí sentado. ¿Serían esos libros su única compañía aparte de Hogun? Sintió una oleada de compasión, pero la desechó al instante mismo; sabía que Thor no lo aprobaría. Recorrió los lomos de los libros con el dedo. Fue hacia el escritorio, se sentó en la silla de cuero y recogió las piernas hacia un lado. Se preguntó si Odinson solía leer allí por la noche y si Loki le había robado esa libertad con su presencia.

 

Conocía a los niños y sabía que Eyra no se contentaría con no ver a su padre, odiaba pensar en el momento en que exigiera hacerlo. Aunque el rubio viviera como un recluso, no podía esperar que la niña hiciera lo mismo. Decidió que no abandonaría el castillo hasta que Thor y su hija se conocieran y pudieran vivir juntos.

 

Se frotó los brazos y vio unas fotos enmarcadas que había en una esquina de la mesa. Se levantó y se inclinó para inspeccionarlas, una de ellas era una foto de boda, antes del accidente.

 

--¡Oh, Dios mío!- musitó, dejándose caer en la silla- Era guapísimo- aunque su esposa era preciosa, digna de un desfile de modelos, Thor dominaba la foto por completo. El pelo rubio le caía sobre la frente; sus ojos azules, iguales a los de Eyra, sonreían al fotógrafo. Sus rasgos eran firmes y perfectos, aristocráticos. No era guapo, era devastador. A Loki le dio un vuelco el corazón al pensar que un hombre así se interesaba por él.

 

Al otro lado del pasillo, frente a la biblioteca, Thor se frotó la boca. Se había olvidado de la foto. Desde que era un adolescente, había tenido más mujeres de las que podía contar, y uno que otro desliz con algún que otro hombre, tan solo gracias a su aspecto. Hasta el accidente.

 

El pelinegro colgó las piernas desnudas del brazo del sillón y Thor lo observó. Llevaba una escotada camiseta negra y, por lo que podía ver, un diminuto short. Su cuerpo se tensó al pensar que solo los separaban unos metros, que eran kilómetros. Si el ojiverde veía su rostro, comprendería que el hombre de la foto había muerto cuatro años atrás.

 

Loki frunció el ceño y dejó la foto en la mesa. Miró hacia el umbral y vio una sombra en la pared del vestíbulo. Se levantó, cruzó la habitación y se asomó al pasillo.

 

--Sal de dondequiera que estés- no hubo respuesta, pero sabía con certeza que estaba allí, sentía su presencia- Déjalo ya- advirtió, saliendo al vestíbulo y escrutando las sombras- Solo eres un fantasma si pretendes serlo. Si quieres hablar conmigo, hazlo, maldita sea.

 

Silencio, interminable y solitario.

 

--Bueno, ¡yo sí quiero hablar contigo!- exclamó.

 

Oyó un movimiento al final de pasillo y corrió hacia allí. Llegó a la cocina a tiempo de verlo abrir la puerta y salir. Corrió tras él- ¡Thor!

 

El aludido titubeó un instante y después, cubierto con una oscura sudadera con capucha, echó a correr hacia la playa. Loki lo observó hasta que las tiras reflectantes de sus zapatillas deportivas desaparecieron en la oscuridad. “No puedes seguir en la sombra para siempre”, pensó para sí.

 

 

****

 

 

Loki se convenció de que los niños eran mucho más resistentes que los adultos. Esperaba que la niña estuviera inquieta y asustada por la mañana, pero no fue así. Eyra entró en su dormitorio con una sonrisa esplendorosa y actitud inquisitiva. Quería ver su nueva casa, jugar y pasarlo bien; y a Loki no le importó nada olvidarse de las tareas hogareñas y dedicarle el día.

 

Eyra se rio cuando Loki intentó meter sus pierna entre los pasamanos del tobogán. Estaba claro que no era para adultos, por lo menos para adultos que tuvieran piernas kilométricas. Miró a Eyra, hizo un movimiento de cejas y se deslizó hacia abajo. No pudo parar al borde y acabó sentado en el suelo de golpe. Eyra soltó una carcajada y corrió hacia él.

 

--Creo que estoy algo oxidado para esto.

 

--¡Otra vez!- exclamó Eyra dando saltitos.

 

--Oh, no. Creo que hoy te toca a ti ser la reina del tobogán- dijo, poniéndose en pie y sacudiéndose el polvo del trasero de los vaqueros.

 

Eyra no se hizo de rogar y Loki sonrió al verla subir. Sus piernas apenas alcanzaban los peldaños. Se tiró y cayó de pie, haciendo que Loki se preguntara si los aterrizajes perfectos eran un don que se perdía con la edad.

 

Cuando se cansó de los columpios, Loki sugirió ir a la playa. Recogió un cubo y una pala del arenero y corrió hacia allí con la niña. Cuando llegaron, Loki tiró el cubo y alzó a Eyra por el aire, volteándola y haciéndole cosquillas. La niña gritó y rio encantada. Se sentaron en la arena húmeda y, para sorpresa de Eyra, Loki se puso a construir un foso para el castillo de arena.

 

--Estoy toda llena de arena- comentó Eyra cuando volvían hacia la casa.

 

--Se quita con agua- dijo Loki, encogiéndose de hombros.

 

--¿No te vas a enfadar?

 

--Claro que no, cariño- se acuclilló y miró a la niña a los ojos- No se puede vivir al lado de la playa y no mancharse de arena.

 

--A mi mamá no le gustaba la arena- la niña se echó a llorar y Loki, apenado, la levantó en brazos y se puso en pie.

 

Desde lejos, Thor vio que Eyra lloraba. Sintió dolor de corazón cuando Loki la levantó en brazos con cariño y la llevó hacia la casa. Los observó, preguntándose por qué estaba triste su hija, deseando estar con ellos. Sintió una oleada de celos. No había trabajado en todo el día, pues iba de ventana en ventana, atraído por sus risas.

 

Loki se detuvo en la entrada principal y miró hacia arriba. Thor se apartó demasiado tarde. La expresión del ojiverde lo decía todo: “Tú deberías estar aquí, consolándola”.

 

Loki subió a Eyra al dormitorio, murmurando palabras cariñosas mientras la niña sollozaba. Le quitó la ropa húmeda y arenosa y la bañó. Media hora después Eyra estaba limpia y lista para la siesta; se quedó dormida encima del sándwich de pavo y Loki la subió al dormitorio en brazos. Después de acostarla en su cama de princesa, volvió a la cocina a fregar los platos de la comida. Preparó una bandeja para Thor y algo para Hogun y pulsó el intercomunicador.

 

--La comida esta servida, milord- anunció.

 

--Gracias.

 

--No pienso subirla. Tendrás que bajar y arriesgarte a chocar conmigo a la luz del día.

 

--Loki.

 

--Tengo trabajo, señor Odinson. Cosas que no hice porque estuve jugando con tu hija.

 

--¿Por qué estaba triste?- preguntó Thor tras unos segundos de silencio. Loki decidió ahorrarle los detalles y fue directo al grano.

 

--Echa de menos a su madre.

 

--Tuve la impresión de que lo solucionaste.

 

--Lo intenté- dijo el pelinegro, recordando con dolor las lágrimas de Eyra.

 

--Gracias, Loki.

 

--De nada. Es una niña encantadora. Ahora sal de esa cárcel y baja a comer.

 

--Te comportas como un tirano.

 

--Ese soy yo- replicó el otro, ignorando el tono divertido de su voz- Loki el Despiadado- apagó el intercomunicador, pero un momento después volvió a encenderlo- Y cuando te pida disculpas por lo de anoche, espero que estés en la habitación conmigo, ¿me oyes?

 

Thor lo llamó, pero no le respondió. Loki iba a conseguir que saliera. Aunque fuera lo último que hiciera en la vida, lo devolvería pateando y gritando al mundo de los vivos.

 

 

 

****

 

 

Thor oyó los gritos de Eyra, que aumentaron de intensidad mientras corría hacia su habitación, abrochándose el cinturón de la bata. Abrió la puerta y miró la cama, la niña se retorcía entre las sábanas.

 

La lamparita de noche daba una luz tenue, y Eyra chilló justo cuando llegó a su lado. La tomó en brazos, susurrándole que todo iba bien y que él estaba allí. Estaba rígida y temblorosa, y sus manitas agarraron la bata con desesperación.

 

--Papá está aquí, cielo. Papá está contigo- murmuró, frotándole la espalda. La niña se relajó y rompió a llorar.

 

--Tenía…tenía miedo.

 

--Lo sé, cariño, lo sé.

 

--Oh, papá, mami se ha ido- sollozó desconsolada. Él apretó los ojos, preguntándose cómo se enfrentaba una niña de cuatro años al dolor, a una muerte que no entendía.

 

--Ahora yo estoy aquí, Eyra.

 

Los sollozos se acallaron lentamente, y cuando se abrazó a su cuello, Thor se tensó. La niña no pareció notar las profundas cicatrices y se relajó un poco, acunándola con cariño, deseaba protegerla, ser el caballero andante de sus sueños, ese que la libraba de los dragones. Quería que se sintiera segura a su lado.

 

La besó en la cabeza y le contó que estaba muy contento de que estuviera allí, y que hubiera deseado conocerla antes. Cuando la niña se durmió, siguió con ella en brazos un buen rato. Era la tercera noche que tenía una pesadilla y las dos anteriores Loki había llegado a la habitación antes que él.

 

Loki debía estar agotado. Habían pasado el día jugando en los columpios y en la playa, y había observado cómo le enseñaba a Eyra a dar volteretas. Después, con la ayuda de Hogun, montaron en la yegua y pasearon por la playa. Él percibió que se llevaban muy bien y sintió celos, aunque lo alegraba que la niña fuera feliz. Era obvio que Loki sería el padre perfecto y se preguntó por qué no se había casado.

 

Thor oyó el crujido de la puerta al abrirse, se puso en pie y se ocultó en el pasadizo. Loki entró al dormitorio con el ceño fruncido, seguro de haber oído algo. Miró a su alrededor y se inclinó para darle un beso a la niña. Al hacerlo percibió un olor que no era el de Eyra, era un olor especiado…, masculino. Se irguió.

 

--¿Odinson?- susurró. No hubo respuesta, pero supo que había estado con Eyra, aunque estuviera dormida. Eso lo alegró; implicaba que no existía el distanciamiento que el mismo Loki  pretendía.

 

Salió de la habitación y decidió prepararse un mate de manzanilla. Los pasillos estaban iluminados con tenues luces laterales, en el suelo, así Thor conseguía que su rostro siempre estuviera en la penumbra. Fue a la cocina y, cuando calentaba el agua, oyó el chisporrotear de la madera. Corrió al salón; la chimenea estaba encendida, se acercó lentamente a calentarse los pies desnudos, y percibió la presencia del corpulento rubio a su espalda.

 

--Quédate.

 

Loki se volvió. Estaba sentado en una silla de respaldo alto, con el rostro sumido en las sombras. Lo irritó que Thor supiera exactamente cómo y dónde situarse para que no pudiera verlo. Recorrió con los ojos la bata de seda marrón que cubría sus piernas.

 

--¿Por qué no estás durmiendo?

 

--Supongo que por la falta de actividad- replicó Thor, llevándose una copa de vino a los labios. El ojiverde notó que su mano derecha era lisa y sin cicatrices, pero que escondía la otra junto a su cuerpo.

 

--Eso es culpa tuya. Nadie te pide que te quedes encerrado en la torre.

 

--No quiero discutir sobre eso, Loki. O déjame en paz o únete a mí. Hay vino en el aparador- dijo, indicándolo con la copa. El pelinegro titubeó, preguntándose si era prudente quedarse allí- ¿Tienes miedo?- preguntó después.

 

--¿De ti?- Loki rio suavemente- No, ladras pero no muerdes.

 

--¿Cómo lo sabes?

 

--Porque no te acercas lo suficiente como para morder- se burló.

 

--Qué valiente- murmuró el rubio contra la copa, deseando que se sentara de una buena vez.

 

El fuego iluminaba la bata de satén negro, y veía al trasluz la silueta del sensual y desnudo cuerpo de Loki. Intentó controlar su frustración, pero no podía apartar la vista. La perfección se erguía tentadora ante él, y notó la tensión que verlo provocaba entre sus muslos. No quería desearlo, pero era humano, como cualquier otra persona. Loki era una belleza de piernas largas y torso esbelto, y estaba en su casa…embrujándolo.

 

--Siéntate, Loki- pidió al fin, incapaz de soportar esa visión un segundo más.

 

--Voy por mi té- replicó el ojiverde volviendo a la cocina. Cuando regresó Thor lo esperaba y eso lo alegró, a pesar suyo. Se sentó en un extremo del sofá, junto al fuego y, con la taza en las manos, miró el bailoteo de las llamas. El rubio se revolvió en la silla y Loki lo percibió sin verlo.

 

“Oigo cómo se agita tu respiración cuando me acerco, siento tu cuerpo vibrar…”, Thor le había dicho la noche anterior. Loki se preguntó si percibía lo que sentía en ese momento. Bebió un sorbo de té, deseando alejar esas sensaciones, pero no pudo. Recordó la fotografía y pensó lo difícil que debía ser para un hombre que habría hecho suspirar de deseo a muchas mujeres, el pensar que ahora se estremecían de horror al verlo, lo llenaba de tristeza.

 

--Lamento lo que dije la otra noche- dijo Loki, mirando en su dirección.

 

--¿Por qué? Era verdad.

 

--Fue una grosería expresarlo con palabras.

 

--Acepto la disculpa.

 

--Gracias, señor Odinson.

 

--Creo que nos hemos herido lo suficiente como para utilizar nuestros nombres de pila.

 

--Oh, Thor- murmuró suavemente- No era mi intención herirte.

 

--La verdad te hirió más a ti que a mí.

 

--¡Deja de ser tan endiabladamente frío!- dejó la taza sobre la mesa con un golpe.

 

--¿Qué quieres que haga? ¿Negar que siento atracción por ti? Eres como un chico de póster, por Dios santo.

 

--¿Y qué? Mi cuerpo es un mero accidente de la naturaleza. No soy lo que aparento ser- se puso en pie, airado porque lo hicieran sentir tantas cosas cuando se había jurado olvidarse de los hombres, no volver a involucrarse con alguien que no viera más allá de su rostro, que ni siquiera lo intentara- ¿Sabes lo que pienso?

 

--Estoy seguro de que me lo dirás- masculló el rubio secamente.

 

--Pienso que no te atreves a arriesgarte. Que has olvidado cómo ser una persona normal, en vez de un ogro gruñón y exigente al que han despertado de sus dominios.

 

--Sé lo que quieres, Loki, pero no puedo permitirlo. Y no lo haré.

 

--¿Y yo no tengo voz ni voto?- con las manos en las caderas lo miró, Thor agarraba con fuerza el pie de la copa- Veo que la opinión que tienes de mí empeora por momentos.

 

--No, pero la experiencia me ha enseñado mucho- explicó el otro con paciencia, deseando que llevara algo más de ropa puesta y se alejara del fuego- Simplemente odio lo que me haces sentir.

 

--¿Odio? Oh, cualquier persona se derretiría ante tanto halago, Thor. Pero ya dejaste claros tus sentimientos la otra noche. Supongo que es una suerte que solo vaya a quedarme hasta que puedas ocuparte de Eyra como un padre de verdad- espetó el ojiverde, yendo hacia la puerta.

 

--Entonces no te irás nunca.

 

Eso lo detuvo. Lo miró con una mezcla de compasión y furia. El fuego iluminaba su cabello rubio y sus anchos hombros y deseó por un lado sentarse en su regazo y sentir su cuerpo junto al suyo, por otro lado golpearlo hasta que recuperara el sentido común.

 

--No puedo quedarme para siempre, Thor.

 

--Tenemos un contrato legal- replicó el otro, poniéndose en pie tras la silla. Loki percibió cierto pánico en su voz y se arrepintió de haberlo amenazado, pero lo desesperaba su tozudez.

 

--Sí, lo tenemos- lo tranquilizó suavemente. Alzó la mano hacia él y, como un gato al acecho, Thor agarró su muñeca y lo apartó.

 

--No intentes tocarme. Entra en el contrato.

 

Se quedaron quietos y Loki sintió un cosquilleo de anticipación en la piel. Podía dar un tirón y arrastrarlo a la luz, pero no quería que perdiera la confianza en él. Thor necesitaba tiempo.

 

--Te propongo un trato- dijo- Si no me echas en cara mi etapa de modelo, yo no intentaré mirarte.

 

--De acuerdo- con una risa profunda, lo soltó.

 

Loki sintió el sonido recorrer su espalda como una corriente eléctrica. Asintió, y dio un paso hacia atrás, deslizando la mano por el respaldo de la silla. Thor apretó la copa con fuerza, al imaginar esa mano acariciándolo.

 

--Una cosa más- dijo el ojiverde, deteniéndose en el umbral.

 

--¿Sí?- se volvió, Loki estaba de espaldas.

 

--Soy un hombre sincero. Casi nunca me callo nada. Si me enfadas te diré por qué y…- giró el cuerpo levemente hacia el otro- …y no pienso pagar por la traición de ella, ni por su debilidad.

 

Se refería a Jane, y Thor sabía que tenía razón. Tanto Jane como Loki no se parecían en nada, por obvias razones, pero aun así, no quería arriesgarse a ver en sus ojos una mirada de horror como la de Jane.

 

--Dices eso porque no me has visto.

 

--No necesito verte, Thor, para saber qué clase de hombre eres en realidad- se dirigió hacia la escalera y cuando rozó el primer escalón, Thor se puso a su espalda. Loki no se volvió. El calor que irradiaba su cuerpo lo envolvió y cerró los ojos, esperando. Casi se le doblaron las rodillas al sentirlo tan cerca y se agarró a la barandilla.

 

--Piensas que soy honorable- le dijo el rubio al oído, provocándole un escalofrío.

 

--Sé que lo eres.

 

--Quizás deberías recordar que hace tiempo que no veo a una mujer, o en tu caso, a un hombre tan bello. A ambos.

 

--¡Qué halagador!- susurró Loki, con un nudo en la garganta.

 

--Deberías sentirte halagado. Porque eres lo único que me ha hecho desear salir de las sombras- el pelinegro sintió un cosquilleo en el estómago- Maldita sea, Loki- continuó Thor con voz ronca de deseo- Cuando te veo, lo único que deseo es probarte…

 

Loki notó un calor abrasador que lo quemaba y se puso la mano sobre el corazón desbocado.

 

--…sentir tu blanca piel desnuda bajo mi boca…

 

Loki se tragó un gemido.

 

--…y estar…- su voz se convirtió en un gruñido-…dentro de ti.

 

 

CONTINUARÁ….

Notas finales:

Chan chan chan chan!!!!!!!

 

Y bien que les pareció el capítulo de hoy????

 

Pues tanta tensión creo que acabará con mi pobre corazón de pollo jajajajajaja.

 

Ya en serio, espero que hayan disfrutado mucho el episodio tanto como yo lo hice. Creo que estos dos acabaran con nuestras pobres hormonas alborotadas. De una buena vez deberían decirse y demostrarse lo que sienten el uno por el otro, ¿no?. Esperemos que en el siguiente capítulo haya más acción entre ellos. Les gustaría eso????

 

Pobre Eyra, su madre fue una verdadera HDP por haberle creado inseguridades y traumas en su pobre mentecita. Pero con la ayuda de Loki y de Thor, la preciosa niña volverá a ser una niña feliz y dichosa.

 

Bueno hasta aquí llegamos y espero en verdad que me hagan llegar sus comentarios. Aunque la historia no gusta mucho, y eso me entristece un montón, la seguiré hasta el final. Después de todo, amo tanto el Thorki que no es justo que deje varada la historia. Y por supuesto, por el respeto que se merecen todos aquellos lectores que disfrutan con ella.

 

Que tengan unos bonitos días y nos vemos el siguiente miércoles (claro si es que algo me impide subir el nuevo capítulo >_<)


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