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El regalo de Loki por rurouni-kaze

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Lo se!! Ha pasado muuuucho tiempo! La vida me ha dado duro y por lo tanto, he tenido muy poco tiempo de escribir!

Espero que alguien todavía esté siguiendo esto XD

De todas maneras, como recompensa por la espera, les presento el capítulo más largo que he escrito nunca. Sin más preámbulos, el capítulo:

(1) Cabeza de Mímir: Mímir era un gigante guardián de la ‘Fuente de Mímir’, que otorgaba sabiduría a quienes bebían de ella. Su cabeza fue cortada durante la guerra entre los Æsir y los Vanir. Odín cambió su ojo por un trago de este pozo y luego volvió a Asgard con la cabeza de Mímir. Ésta, le recita a Odín conocimiento y consejo.

 


 

Después de la guerra, la aldea volvió a su antigua rutina.

Como ya no tenían que preocuparse de más ataques, comenzaron a desarrollar el arte y la música. Los escribas llenaron la biblioteca de nuevos volúmenes y la aldea ahora disfrutaba de una rebosante y emergente cultura.

Tony y Loki estaban más unidos que nunca. La transición de amigos a… más pareció ir bastante bien; su relación evolucionó a algo más profundo, pero su amistad se mantuvo intacta. Todavía pasaban prácticamente todo el tiempo juntos, descubriendo nuevos inventos o simplemente disfrutando de su mutua compañía.

Dándose cuenta de la futilidad de quedarse en casas separadas, Tony propuso irse a vivir juntos. Fue así que terminaron envueltos en un edificante (y a veces frustrante) proyecto para construir su nuevo hogar.

Diseñaron la nueva casa completamente a su gusto. Llena de detalles absurdos, objetos curiosos e ingeniosas invenciones de nuevos aparatos.

Una vez estuvo terminada, Loki y Tony, observaron a la distancia, el fruto de su trabajo.

Era una vivienda con una humante chimenea. Era primitiva, modesta y acogedora. Nada parecido a los grandes palacios dorados de Asgard en los que Loki alguna vez había vivido. Sin embargo, al mirarla, él pensó que había más valor esta pequeña casa que en todas las grandes riquezas de Asgard juntas.

–Así que… ¿cena?– Dijo Tony varios minutos después, sin desviar todavía la mirada, sonriendo de orgullo –No estabas bromeando antes acerca de tener hambre, ¿verdad?–

–Nunca bromeo acerco de eso– Dijo Loki, con la cara muy seria.

Tony bufó divertido.

–Vamos, haré unos huevos. Me ofrecería a hacer algo de carne, pero solo terminaría sobre-cocinándola como la última vez –Hizo una mueca. –No entiendo cómo puedes comerla así–

–Es una gran mejora al cuero que eliges comer. Deberías probarla. Mucho más... tierna y jugosa–

–Eres raro– Dijo Tony, y los labios de Loki se curvaron en una lenta sonrisa.

Francamente, él nunca había sido tan feliz.

Un día, mientras estaban sentados leyendo cerca del fuego de la chimenea, Tony bajó su libro lentamente, dejándolo a un lado en el brazo de su silla.

–¿Sabes? He estado pensando…– Dijo eventualmente

–Eso nunca es algo bueno–

–Ja. Ja. Muy gracioso. Hablo en serio, Loki– Todo rastro de juego desapareció en su rostro.

Él alzó la vista.

–Está bien…– Dijo con cuidado –Dime que pasa–

–Hay algo que me tiene preocupado. He estado pensando en el futuro de la aldea. Temo que pronto nos deberemos enfrentar a un gran problema. No se si será mañana o en un muchos años más, pero se que es inevitable–

–¿Qué quieres decir?–

–Hasta ahora, la recolección de agua de lluvia, si bien escaza, nos ha permitido mantener nuestras plantaciones y llenar nuestros estanques. De esta manera, hemos podido abastecer a toda la aldea.

Sin embargo, se que no podremos seguir así por siempre. El clima está cambiando. He notado que las temperaturas han aumentado gradualmente con cada año que pasa. Lo se, porque he estado monitoreando su progreso.

Las lluvias no son tan frecuentes como solía ser, y los periodos de sequía son cada vez más largos. Estoy seguro, que va a llegar el día en que el agua de los estanques no va a dar abasto, especialmente si tomamos en cuenta el ritmo en que la población de la aldea está creciendo–

Loki lo miró pensativo.

–Recuerdo que cuando nos conocimos, ya desde ese entonces estabas buscando alguna solución al problema de la sequía, que habías hecho algunos viajes–

–Sí, en ese entonces, buscaba información para poder solucionar de alguna forma los problemas inmediatos de la tribu; el hambre, la escasez, y las enfermedades. Cuando comenzamos a progresar pensé que estábamos bien, que de alguna manera habíamos podido solucionar todos nuestros problemas, pero… no era así, era tan solo algo temporal. Hemos podido hacer muchos progresos aprovechando al máximo los pocos suministros que tenemos pero eventualmente….

Loki, me temo que en un futuro no muy lejano, nuestros recursos simplemente no van a ser suficientes para asegurar nuestra supervivencia–

–Entiendo que quieras encontrar una solución a este problema, pero no veo como planeas hacerlo. Esto no es algo simple, no es rompecabezas que puedas solucionar sólo con determinación, tal como lo haces con alguno de tus inventos. Estamos hablando de un desafío mucho mayor. Lo que quieres, es vencer a la naturaleza misma–

–¡Lo sé, lo sé!– Dijo Tony con frustración –No tengo una idea clara de lo que debería hacer, pero no puedo simplemente quedarme de brazos cruzados. Quizás pueda reunir algo de información, retomar mi investigación y mis viajes, tal como lo hice antes–

–¡Oh!– Dijo Loki comprendiendo de repente a donde iba esta conversación –Así que planeas irte. Eso es muy… noble de tu parte– Su voz era aparentemente inexpresiva pero Tony pudo detectar el dejo de resentimiento oculto en aquellas palabas. 

–No, eso no es lo que quise decir. Sí, quiero hacer un viaje pero… Te quería proponer fueras conmigo–

–¿Ir contigo?–

–Piénsalo como nuestra próxima gran aventura. Hay todo un mundo allá afuera. Podría mostrarte el planeta tierra, ser tu guía. Hasta ahora no has tenido la oportunidad de salir fuera de los terrenos de la aldea ¿no es verdad? Quizás es hora de explorar nuevas fronteras.

Me gustaría mucho que me acompañaras. Si es que tú quieres, claro. Sin presiones. No voy a irme sin ti–

Había determinación en su voz, pero también una nota de suavidad. Un sonido que produjo en Loki una curiosa sensación cálida en su pecho.

–Creo que estás olvidándote de algo. Tengo un pequeño problema de movilidad, y mi silla de ruedas, como bien recuerdas, tiene sus limitaciones ¿Cómo crees que voy a hacer un viaje en estas condiciones?–

–¡Ah! me subestimas. Ya he encontrado la solución para eso. Hace un tiempo, he estado trabajando en un prototipo de una nueva silla de ruedas con estructura reforzada. Tengo un plano con todas las modificaciones que he estado ideando. Estoy seguro que podré hacerla lo suficientemente resistente como para soportar este viaje–

Loki lo miró con la boca ligeramente abierta.

–Presume que acepto este plan descabellado ¿Cómo piensas llevarlo a cabo?–

–Bueno, pensaba que podríamos visitar las diferentes tribus y simplemente preguntar alrededor para ver si alguien nos puede decir algo acerca de la sequía. En alguna de las muchas tribus que hay, debe de haber alguien que nos pueda decir algo útil ¿no es verdad?–

–¡Este plan tuyo es completamente ridículo! ¿Acaso piensas que las demás tribus nos van a dar la bienvenida así de fácil? Acabamos de estar en guerra con la mayoría de ellas si es que acaso no recuerdas–

–Ya pensé en eso también. A cambio de información, pienso que podríamos intercambiar… conocimientos–

–¿Conocimientos?– Dijo Loki incrédulo.

–¡Si! ¿Recuerdas a Clint?–

–¿Qué tiene que ver él en todo esto?–

–Bueno, la verdad es que él me dio esta idea. Cuando lo conocí, me sugirió (más bien me recriminó) que nosotros como aldea, podríamos compartir nuestro tecnología con las demás tribus.

Quizás podríamos transmitir todo lo que hemos aprendido. Mostrarles nuestros inventos y adelantos, en vez de guardarlos sólo para nosotros mismos.

Haríamos esto, al mismo tiempo que buscamos la información que necesitamos. Sería una situación en donde todos ganamos–

Loki lo miró sin decir nada por un largo momento.

–Así que… ¿qué dices?– Urgió Tony, un tanto nervioso.

Loki dio un suspiro.

–Bueno, ¿cuándo empezamos?–

–¡Guau! Espera ¿Estás hablando en serio?–

–No sé qué esperas ganar de todo esto, pero me gusta la idea de hacer un viaje. Antes solía ser un gran explorador. Me gustaba descubrir nuevas rutas para recorrer las ramas del gran árbol de Yggdrasil. Algunos incluso comenzaron a llamarme Caminante del Cielo en honor a mis múltiples hazañas. No veo por que eso tenga que cambiar ahora–

–Eso no me sorprende en lo absoluto– Dijo Tony riendo de buena gana –Bueno, entonces ¿qué esperamos? ¡Preparémonos para nuestra próxima gran aventura!–

 


 

Como lo prometió, Tony mejoró la silla de ruedas de Loki. Ésta ahora contaba con un diseño más ergonómico y resistente. Sus ruedas habían sido reforzadas para soportar cualquier exigencia del camino y revestidas para enfrentar las diferentes inclemencias climáticas.

Para el viaje, acondicionaron una carreta y la abastecieron con todo lo necesario. No sabían cuanto tiempo estarían afuera por lo que se prepararon para cualquier escenario, equipándose de suficientes agua, comida, y suministros.

El día de la partida, toda la aldea fue a despedirlos y desearles un buen viaje.

Pepper hizo jurar a Loki, que no dejaría que Tony hiciera nada estúpido y Peter les prometió de forma solemne que cuidaría de la aldea en su ausencia.

Se marcharon entre abrazos, buenos deseos, y promesas de retorno.

Su primera parada, fue la tribu de Clint.

Al verlos, él sorprendido, se acercó a ellos riendo.

–¡No puedo creerlo! miren quién está aquí. Es el poderoso dios Loki y el intrépido Tony Stark–

–Vine a cumplir mi promesa– Dijo Tony –¿No me habías dicho acaso, que yo no era más que un idiota desconsiderados por no compartir los conocimientos y tecnología de la aldea? Bueno, aquí me tienes–

–Si, de verdad están aquí– Y había una sonrisa afable en su rostro. Nada más alejado de la mirada atormentada que Tony había visto cuando lo conoció por vez primera.

Clint los recibió como invitados de honor. Conocieron a su familia; una encantadora esposa y a tres adorables niños.

El resto de la tribu los recibió con amabilidad y entusiasmo. Estaban curiosos acerca de estos extraños viajeros e interesados en lo que ellos podrían ofrecerles.

No era difícil pasar el tiempo en su compañía. Las cosas eran distintas de lo que estaban acostumbrados en la aldea pero Tony y Loki realmente llegaron a apreciar sus diferencias.

Los habitantes de la tribu, eran expertos en la fabricación de arcos y flechas (los mejores que ellos hubieran visto) y se especializaban la caza nocturna. Su natural habilidad para el sigilo y el acecho, los hacía excelentes cazadores y talentosos recolectores.

A pesar de vivir en un sector árido y estéril, parecían aprovechar el máximo las características del terreno.

Hasta ahora, habían logrado sobrevivir a los periodos de sequía, detectando con verdadera habilidad los lugares en donde podían encontrarse aguas subterráneas, e ideando un sistema muy ingenioso que consistía en extraer el líquido de las plantas circundantes.

Era una tribu que había sobrevivido a base de ingenio y talento.

Y sin embargo… nada de esto había llegado a ser suficiente.

Comenzó de manera paulatina, con la repentina evaporación del agua en los sectores de recolección y con la muerte de varios de los animales. El clima estaba cambiando y la situación se volvió cada vez peor.

Las temperaturas se incrementaron y los recursos comenzaron a agotarse. Eran tiempos difíciles y la tribu debió de enfrentarse a periodos largos de escasez. Debido a esto, habían perdido ya a varios de sus integrantes.

Probaron todo lo que estaba a su alcance para remediar la situación, pero los dioses parecían no querer escuchar sus plegarias y las ceremonias de invocación de lluvia no les había entregado ningún resultado. Llegaron verdaderamente al punto de no saber que más hacer.

Fue en ese estado de incertidumbre que recibieron a Tony y Loki. Ellos les ayudaron. Todos los conocimientos que habían implementado en la aldea los replicaron en la tribu, adaptándolos a las necesidades de cada uno de los habitantes.

Todo era nuevo para ellos, pero acogieron con alegría el cambio y las nuevas oportunidades de crecimiento.

La tribu entonces, comenzó a prosperar. Ahora tenían suficientes recursos para cubrir sus necesidades y abastecerse para los futuros períodos de sequía. Estaban mejor de lo que habían estado en mucho tiempo. 

Una noche, hicieron una fiesta. Era una celebración para honrar a los viajeros y festejar el progreso de la tribu.

Comieron, bebieron y algunos bailaron alrededor del fuego entre aplausos y vítores. Las risas y las charlas llenaron el ambiente, mientras algunos descansaban con pereza echados el suelo o se unían alegres a los bailes.

Loki disfrutaba el ambiente con una expresión plácida en su rostro cuando de repente, sintió el peso de una mirada sobre él. Era uno de los niños de Clint. Nathaniel, si él recordaba correctamente.

–¿Por qué no puedes moverte?– Le preguntó él sin rodeos.

Y Loki tuvo que sentirse divertido ante su audacia. Nadie de la tribu era tan directo con él. Aquí lo trataban con sumo respeto, uno que a veces le resultaba un tanto irritante.

Este chico... le agradaba. Le recordaba a Loki a algo perdido. Alguna inocencia, quizás. La memoria de ser así de joven, alguna vez.

–Tuve un pequeño accidente cuando caí desde el cielo y desde ese entonces no puedo mover nada más que mi rostro. Fue realmente horrible, hubo mucha sangre– Le respondió con una sonrisa algo maliciosa.

–¡Oh!– Dijo Nathaniel, con su rostro lleno de asombro y sin una pizca de miedo. Loki no estaba seguro de si acaso él comprendía cabalmente el significado de aquellas palabras.

–¿Te gustaría saber qué hay más allá de las estrellas?– Preguntó él, y el chico asintió con entusiasmo.

Huh... Él es bueno con los niños– Pensó Tony sonriendo ligeramente cuando vio a Loki narrando las más variadas historias. Nathaniel estaba ahí sentado en el piso y junto a él, un numeroso grupo de niños se había reunido alrededor atraídos por el relato.

Aquella noche, Tony no se cansó de mirarlo con la sonrisa más irritante e insufrible que Loki hubiera visto posarse en sus facciones. 

 


 

A pesar del progreso de la tribu, Tony y Loki no habían podido averiguar mucho acerca del problema climático.

Clint no contaba con mucha información al respecto. Su tribu era joven y había crecido presenciando el avance de la sequía. No sabían nada de sus orígenes, ni tenían ningún registro acerca de la tierra de antes. Les resultaba difícil incluso imaginarse que alguna vez hubo mundo diferente, uno rebosante de agua y vida.

Clint se disculpó por no poder ser de más ayuda pero Tony y Loki habían sabido desde un principio que reunir la información que necesitaban no sería fácil. Esta era solo la primera tribu que visitaban. Todavía había un largo camino por recorrer.

Pasaron algunos meses ayudando en lo que más podían y para cuando llegó el momento de la partida, sintieron real pesar al tener que despedirse de estas personas a las que habían llegado a apreciar y admirar.

Clint se giró hacia ellos dándoles un abrazo sincero, mientras palmaba sus espaldas.

–Me niego a decir adiós, porque esto es un hasta luego, amigos míos– Les dijo muy serio.

Girándose hacia la multitud que se había reunido para despedir a los viajeros, Clint enunció con voz alta y clara.

–Esta amistad que se ha forjado entre nuestra tribu y la aldea ya no es solo una alianza, es más que eso. Desde hoy somos hermanos, y esta unión perdurará por generaciones. Porque ninguna distancia de lugar o lapso de tiempo puede deshacer el vínculo que ha surgido entre nosotros.

Porque unidos somos más fuertes, porque ambos creemos en un ideal común que es defender la paz a toda costa. Mientras esos ideales sigan vivos, nuestra hermandad perdurará–

Un aplauso atronador estalló entre la multitud en una ola de fervor casi feroz. Una vez el clamor se hubo apagado, sonriendo gentilmente a Tony y Loki, Clint les dijo.

–Muchas gracias. A través de sus acciones y su generosidad, nos han entregado algo verdaderamente valioso; la posibilidad de sobrevivir, nos han dado verdadera vida. Ahora tenemos motivos para volver a tener esperanza–

Una nueva ronda de vítores se escuchó desde la multitud, pero esta vez fue más apacible, había verdadera significancia en cada uno de esos aplausos.

–Dado que las palabras no alcanzan a cubrir el agradecimiento que sentimos, les tenemos un pequeño presente–

Algunos habitantes de la tribu, se abrieron paso cargando varios objetos entre sus manos. Una vez frente de los viajeros, los posaron a sus pies como si les estuvieran presentando la mismísima cabeza de Mímir(1) como ofrenda.

Había cestas de comida, agua, y varios arcos de madera (un material muy valioso y escaso), fabricados por los mejores artesanos de la tribu.

Tony y Loki conmovidos, aceptaron los obsequios asintiendo con respeto.

–Muchas gracias amigos míos. No sean extraños. Estaré esperando su regreso– Dijo Clint con una amplia sonrisa.

Loki solo sonrió de forma astuta.

–Volveremos. Si es que acaso existe alguna solución al problema climático, nosotros vamos a encontrarlo. Y cuando lo hagamos, no dudes que volveremos–

 


 

Tony y Loki se marcharon con un dejo de melancolía, pero con energías renovadas para continuar con su viaje.

Recorriendo caminos arenosos y resquebrajados, pudieron ver el verdadero alcance de la sequía. Estaba realmente en todas partes.

Tony dudaba que alguien de la aldea se hubiera adentrado alguna vez por estos caminos, por lo que se dio a la tarea de registrarlos y crear mapas de aquellas exóticas tierras lejanas.

Se encaminaron hacia el norte.

La siguiente tribu que visitaron, fue una que había peleado contra ellos en la guerra.

Al principio, fueron recibidos con desconfianza y agresividad, pero cuando se dieron cuenta de quiénes eran Tony y Loki, les brindaron acceso a sus dominios y les ofrecieron su hospitalidad.

Si bien todavía había recelo en sus ojos, había respeto también ahí. Al parecer su fama los precedía y se había extendido más lejos de lo que pensaban.

Visitaron unas cuantas tribus más en las cercanías.

Siempre se repetía el mismo patrón; tratar de apaciguar su desconfianza y demostrarles con hechos lo que podían hacer por ellos. Si a pesar de sus esfuerzos, la tribu decidía que no quería nada de ellos, se marchaban en paz. Pero si su presencia eran bien recibida, ayudaban en lo que más podían, entregándoles sus habilidades y conocimientos.

Una vez ganada su confianza, recolectar información no fue difícil. Preguntaron a cada uno de los eruditos de las diferentes tribus, y sin embargo no pudieron encontrar nada relevante que les otorgara alguna pista acerca del problema climático.

A pesar de lo desalentador de la situación, no dejaron que eso los detuviera. Todavía quedaba mucho por ver y descubrir.

 


 

Un día, mientras caminaban por llanos arenosos, vieron a la distancia una figura muy extraña. Era la silueta de una mujer colorina sentada al un costado del camino. Su cabeza estaba cacha oculta entre sus piernas y estaba tan quieta que si no fuera por los sutiles movimientos de su respiración, habrían pensado que ella no estaba viva en lo absoluto.

Durante días habían caminado en medio del desierto sin ver nadie alrededor, y ahora encontraban a esta persona sentada en medio de la nada como su fuera un fantasma o una aparición.

Se acercaron con cautela y cuando pudieron observarla en mayor detalle, notaron las robustas amarras atadas a sus extremidades. Aquello era sumamente desconcertante.

¿Quién era esta mujer? ¿Acaso era una fugitiva? ¿una prisionera?

Al escuchar pasos, la chica levantó la vista. Era una mujer muy hermosa y sin embargo al verlos, su rostro se contorsionó en pavor.

–¡Ayúdenme, por favor!– Sus ojos se llenaron de lágrimas desesperadas –¡De prisa! ¡Ellos van a regresar en cualquier momento!–

Cuando Tony se acercó, la chica se estremeció.

–Por favor, no me lastime. Si quiere, puedo pagarle. En mi bolso, tengo agua y comida. Tome todo lo que quiera pero por favor ayúdeme– Dijo con voz temblorosa y expresión abierta de temor.

–Tranquila. No voy a lastimarte–

–Eso es lo que ellos dijeron–

–Tony…– Dijo Loki a modo de advertencia –Realmente deberíamos seguir nuestro camino, esto no nos incumbe–

–¡Lo se! Pero no podemos simplemente dejarla ahí–

Entonces Tony le estaba dando esa mirada suplicante que nunca fallaba en hacerlo dudar de sus convicciones. La verdad, era un poco exasperante. ¿Qué se suponía que debía hacer Loki con una mirada así?

–Está bien, pero tienes sólo un minuto, ni un segundo más. La ayudas y luego seguimos nuestro camino–

–Entendido– Dijo alegre.

Tony hizo parar los caballos y luego se bajó de la carreta. Lentamente, se acercó a la chica.

–¿Cuál es tu nombre?–

Ella dudó por un momento –Natasha–

–Yo soy Tony y el de allá con cara de fastidio, es Loki–

Ella lo miró con temor.

–No te preocupes, solamente voy a liberte de estas amarras–

Tony acercó su mano, cuando de repente, con un movimiento veloz, ella lo tenía tirado de espaldas en el piso.

¿Qué?– fue todo lo que tuvo tiempo de pensar, antes de que las mismas amarras que deberían haber imposibilitando a la chica, ahora estuvieran sobre sus manos y pies.

Agachada a su lado, ella comenzó a catear su cuerpo inmovilizado sacando cualquier objeto que consideraba de valor, para luego, guardarlo en su bolso.

Ella era agraciada y segura, con un toque peligroso en sus movimientos. Loki podía estar casi impresionado.

–Lo siento, pero me voy a llevar todo esto– Sus ojos eran completamente fríos y desapasionados, sumamente diferente al de la chica llorosa y débil que solo hace un momento atrás clamaba por ayuda.

–A pesar de lo fascinante que esta conversación está resultado…, siento que debo interrumpir– Dijo Loki desde la carreta.

Al escucharlo, la chica se detuvo de golpe. Lo examinó con una mirada crítica y evaluadora, la única pista visible de sus pensamientos y luego, moviéndose con cautela, comenzó a acercarse.

El yo más inteligente de Loki, le informó secamente que debería de tener alguna clase de plan. El resto de él no estaba terriblemente interesado.

–No me has atacado– Dijo ella –¿Por qué?–

–No puedo, estoy paralizado– Le dijo Loki con una sonrisa torcida.

Ella no dijo nada más, sólo asintió levemente.

Cualquier persona hubiera tomado la aseveración de su parálisis como una oportunidad para saquear libremente el resto de los objetos de la carreta, sin embargo, ella solo pareció más precavida.

Siguió acercándose, pero de repente, se paró en seco.

–Siento algo extraño en ti. Tú… no eres humano–

¡Ah! Acaso no es eso interesante. La chica es más perceptiva de lo que le había dado crédito– Pensó Loki.

Con una sonrisa, le dijo con total naturalidad.

–Quizás sea porque soy un extraterrestre que viene de las estrellas, aterrizó en este planeta y ahora ayuda a la humanidad–

Natasha lo miró por un momento sin pestañar.

–Entones creo que los dejaré tranquilos. No me gusta involucrarme con poderes que no puedo entender. Pueden quedarse con el resto de sus cosas, sin embargo, me llevo esto– Dijo señalando al bolso que tenían las cosas de Tony.

Se dio la media vuelta y aceleró el paso.

–¡Espera! ¿Estás hablando en serio?– Gritó Tony –¿Eso es todo? Él te dice que es un extraterrestre y tú le crees sin más ¿No te parece que esto sea siquiera un poquito extraño?– Dijo un tanto exasperado.

–He visto cosas más raras– Dijo ella encogiéndose de hombros.

Loki soltó una carcajada.

–Dime Natasha… ¿Conoces bien los alrededores?–

Ella lo miró con suspicacia.

–Si…–

–Entonces, me gustaría proponerte un trato–

Loki miró a Tony, y sin decir palabra alguna, algo casi imperceptible pasó entre ellos. Tony sonrió y asintió suavemente.

–¿Qué clase de trato?–

–Quería proponerte ser nuestra guía–

Los ojos de Natasha se agrandaron ligeramente y sus cejas se movieron hacía arriba. Parecía desconcertada.

–La verdad, hace varios días que estamos andando en círculos y nos vendría bien una persona con tus conocimientos para llevarnos a la tribu más cercana. Puedo prometerte que no te faltará comida y puedo pagarte con una serie de objetos valiosos que estoy seguro capturarán tu atención.

¿Qué dices? Podríamos ayudarnos mutuamente–

Natasha lo miró a los ojos. Ella no rompió la mirada, ni dijo nada por varios minutos. Pareciera como si estuviera buscando en él alguna expresión en particular. Loki comenzaba a sospechar que no iba a responder en lo absoluto cuando, de pronto, la tención en sus facciones se aflojó sutilmente.

–Acepto. Tenemos un trato–

–¡Bien!– Dijo Loki –¿Nos vamos entonces?–

Sin más preámbulo, Natasha se subió a la carreta posicionándose en la parte de adelante. Al ver las riendas, las alzó entre sus manos y las observó con curiosidad. Las movió de arriba a abajo y después de unos pocos intentos, logró que los caballos comenzaran a andar.

Loki estaba seguro que ella no había visto una carreta en su vida.

Si, realmente interesante…– Pensó él.

–¡Oigan! ¡Sigo aquí amarrado!– Gritó Tony a la distancia al ver la carreta alejarse –No se atrevan a dejarme!–

 


 

Como lo prometió, Natasha fue su guía y los llevó hasta la siguiente tribu.

El camino fue arduo, por lo que al llegar, ella no tuvo más opción que quedarse y buscar resguardo entre los lugareños. El plan era recuperarse y abastecerse de suministros para emprender un nuevo viaje.

Por su parte, Tony y Loki se dieron a la tarea de hacer, lo que hasta ese momento, se había transformado en casi una rutina; ayudar con sus conocimientos y tratar de descubrir nuevas pistas que los llevarían a averiguar más acerca de la sequía.

Natasha los observó trabajar de forma muy atenta.

Contempló su obstinado empeño para ayudar a los habitantes y la determinación con que llevaban a cabo cada una de sus labores.

Observó a madres sonreír cuando sus hijos se recuperaban de enfermedades mortales y aquellas expresiones abiertas de agradecimiento cuando se dieron cuenta de que estaban por fin progresando.

Ella contempló todo esto a la distancia, con un sentimiento parecido al asombro y algo de confusión. Francamente, ella no lo entendía ¿Qué llevaba a un par de hombres como ellos a actuar de esta manera? Ellos no tenían ninguna obligación con esta gente.  Al contrario, eran de otra tribu, potenciales enemigos. ¿Por qué ayudarlos? ¿Por qué entregar todo ese conocimiento y esfuerzo sin aparentemente obtener nada a cambio?

Natasha tenía muchas preguntas y ninguna respuesta. Quizás fue por eso, que cuando una de las ancianas de la tribu se le acercó y le preguntó si podía ayudarla con sus cultivos, a pesar de tomarla por sorpresa, ella aceptó.

Ella no tenía claro si acaso lo hizo por curiosidad, un auténtico deseo de analizar la situación, o quizás un mero capricho. Ni siquiera entendía por qué de repente esto era tan importante ¿Por qué le molestaba tanto? ¿Por qué sentía esta repentina necesidad de comprender, de buscar algún tipo de repuesta?

Cualquiera fuera la razón, ella aceptó ayudar, y se entregó a aquel trabajo como hacía todo; de forma meticulosa, tenaz y eficiente.

Pasó gran parte del día preparando la tierra y sembrando el campo. Había observado como la gente de la tribu lo hacía y no fue difícil replicar sus acciones.

Trabajó arduamente mientras el sol inclemente se extendía en el horizonte y no paró hasta que cada centímetro del campo estuviera perfectamente labrado.

Al caer la noche, vio a la misma anciana que le había pedido ayuda, aproximarse a la distancia.

–Jovenzuela,– llamó ella. –Estaba haciendo algo de comida y tengo algo extra preparado. ¿Quieres un poco?–

Natasha alzó la vista por un momento, luego se levantó y se acercó. Ahí parada frente a ella, la vio sosteniendo un recipiente que parecía contener una sopa humeante.

La anciana sujetaba el pote con dificultad. Su mano temblaba ligeramente y una pequeña gota de sudor decoraba su frente debido al esfuerzo de evitar que su contenido se derramase.

Natasha pensó por un momento en rechazar la oferta de comida, pero una voz distante en su mente le dijo quizás eso podría sonar grosero. –Se lo agradezco– Dijo tomando el pote lentamente.

La anciana la miró –¿Te gustaría entrar a mi tienda? Un momento más y no vas a querer estar a la intemperie. Cuando se oculta el sol, el viento de la noche puede ser muy crudo–

–No quiero incomodarla…– Comenzó a decir Natasha, pero la anciana ya la había agarrado del brazo y estaba tratando de empujarla hacia adentro.

–¡Tonterías!– Dijo ella –Además, la comida siempre sabe mejor cuando se está acompañado–

Natasha dejó que ella la llevara hasta atravesar el umbral de su tienda.

Era un hogar pobre, ella podía decir eso, incluso más pobre que los del resto de la tribu, pero la señora la sentó cerca del fuego y puso una manta sobre ella.

–Cuando te mencioné mis cultivos, saliste muy rápidamente a ayudarme. Eso fue muy gentil de tu parte, pero siento que no hemos podido tener una conversación decente. Mi nombre es Claire ¿Te importaría decirme el tuyo?–

–Es Natasha–

–Bueno Natasha, aprecio sinceramente tu ayuda. Si no fuera por ti… bueno, digamos que este no sería un buen invierno para mí. Son tiempos difíciles. No mucha gente se da el tiempo de ayudar al otro, pero tú jovencita, lo hiciste, y es eso es algo que te agradezco profundamente– 

Natasha parpadeó. La miró fijamente, y luego, parpadeó de nuevo.

Un silencio sólido se estrechó entre ellas.

Claire no parecía afectada en lo absoluto.

–Bueno, adelante. Puedes comer, no está envenenado– Dijo ella.

Eso sacó a Natasha de su momentario sopor, haciéndole recordar el pote de comida que todavía sostenía entre sus manos.

–Sabes, yo antes solía ser la cocinera de la tribu. Era bastante buena, si lo tengo que decir yo misma– Dijo Claire con una nota de orgullo en su voz –Sin embargo… mis manos ya no son lo que solían ser– Ella levantó sus mangas. En sus manos, podían verse ligeros temblores que recorrían todos sus dedos y reverberaban hasta la parte superior de su antebrazo.

–Ya no puedo hacer mis preparaciones con la misma precisión de antes, pero eso nunca me ha detenido, no he dejado de cocinar. Es lo que amo y lo seguiré haciendo hasta ya no pueda moverme en lo absoluto– Su voz era fiera y defensiva. A Natasha se le ocurrió de repente, que quizás no era la primera vez que había tenido que repetir aquel discurso.

–Pero ya no diré nada más. Dejaré que juzgues por ti misma y me digas que te parece. Pero…– Levantó un dedo a modo de advertencia –Si no te gusta, no te atrevas a mentirme, jovencita. Soy anciana, pero no soy frágil como una hoja. Puedo aguantar un poco de crítica–

Con un movimiento, la urgió a comer –Vamos, querida ¡Se va a enfriar!–

Natasha dudo por un momento. Aproximó el pote hacia a sus labios y finalmente bebió un trago. El sabor explotó en su boca en una mezcla perfecta de especias, texturas, y fragancias. Era un cambio infinitamente superior de aquellas comidas improvisadas, preparadas con lo poco que ella lograba encontrar en el camino.

Algo gentil y reconfortante se extendió por sus sentidos.

La comida, extrañamente sabía a agradecimiento.

Sabía a seguridad.

Sabía a acogimiento…

En su mente, surgió la vaga noción de que alguna vez había tenido estos pensamientos antes, que había sentido esto con alguien más, una persona muy querida... Y con eso, una sensación de temor comenzó a brotar en su estómago. Se estremeció y lo empujó hacia abajo.

–Está delicioso. Muchas gracias–

–Me alegro que te haya gustado– Dijo Claire con una gran sonrisa.

–¿Usted no va a comer?–

–Oh no te preocupes cariño, no tengo hambre– Respondió ella.

Pero hace mucho tiempo, Natasha había aprendido a detectar cuando alguien le mentía. Ser una ladrona la había hecho desarrollar ciertas habilidades, y algo en ese momento, le dijo que la señora Claire no estaba siendo completamente honesta.

Recordó súbitamente las palabras de la anciana cuando la invitó a su hogar. Ella había mencionado tener comida extra, pero cuando Natasha miró a su alrededor, vio la vasija completamente vacía junto al fuego. No había más ingredientes alrededor. Ella se dio cuenta, que no había vestigio alguno de comida en toda la tienda.

Y entonces la revelación la golpeó como si hubiera recibido una bofetada en el rostro.

¿Cómo podía haber sido tan necia de no darse cuenta antes? Esta señora apenas tenía para comer y aún así decidió darle lo poco que tenía a modo de agradecimiento.

Ella sintió una punzada.

Algo feo y pequeño comenzó a surgir en su interior, como una roca que la golpeó fuerte en su núcleo. Natasha pensó que podría haber sido culpa o vergüenza.

Este era un plato preparado especialmente para ella. A ella, una completa desconocida. Esta señora la había invitado a su hogar, había puesto todo su esfuerzo en esta preparación. Ella estaba honrándola con su trabajo y sus propias manos, unas manos vejadas ya por la edad y la enfermedad. Ella le había ofrecido lo único y más importante que poseía.

Natasha no tenía derecho de estar ahí, no tenía derecho a aprovecharse de esta comida ni esta amabilidad y sin embargo no pudo evitar el pequeño destello de agradecimiento que brotó súbitamente en su interior. Nadie había hecho algo así por ella, no desde que él había muerto.

Sentimientos…. Hace mucho tiempo, Natasha se había enseñado a sí misma a no sentir. Dolor, empatía, culpa, nada de eso tenía ninguna importancia cuando ella tenía que sobrevivir.

Amabilidad…. En su vida, no había espacio para eso. Ella debía pelear, defenderse, procurarse de alimento. Había vivido así durante tanto tiempo que ya lo había aceptado como una parte inevitable de sí misma.

Y sin embargo, esta señora entregaba su amabilidad tan libre. Como si fuera algo fácil para dar, como si ella lo mereciera.

Natasha tenía una formidable nada en su pecho, que la había sostenido durante mucho tiempo, pero ahora sus costillas comenzaron a agrietarse a medida que esa nada se hinchó demasiado. De repente, se sintió muy cansada.

Tomando una súbita decisión, ella levantó la barbilla, y clavando su mirada en los ojos de Claire, dijo muy seria.

–Muchas gracias por la comida. Volveré. No me gustaría marcharme sin haberme podido asegurar que las semillas que planté germinarán de forma adecuada–

–Oh querida, no te preocupes. Ya has hecho suficiente por mí. No tienes por que gastar más de tu tiempo. Eres joven y de seguro tienes cosas más importantes que hacer….–

–Insisto– Dijo Natasha, con un tono que no daba cabida a discusión.

Claire la miró por un momento y luego sonrió, arrugando las líneas alrededor de su boca y ojos.

–Gracias. Eres muy amable. Realmente debe de haber sido el destino… Agradezco enormemente que haya decidido ponerte en mi camino–

Ella no supo que contestar a eso, así que no dijo nada más.

Los días posteriores pasaron en una amalgama rápida de quehaceres.

Ella regaba los cultivos de forma diaria, calculando de forma precisa la cantidad de agua necesaria. Se ocupaba del abono. Recogía de forma meticulosa cualquier maleza que pudiera entorpecer el crecimiento de las plantas y se ocupaba del revestimiento de la tierra.

Era un trabajo duro, pero lo hizo con verdadera disciplina y eficiencia. 

La señora Claire, a menudo se preocupaba de su bienestar, urgiéndola a descansar cuando consideraba que había estado trabajando demasiado.

Ella le siguió preparando sus deliciosos platillos, los cuales compartían al terminar el día, sentadas juntas en un plácido silencio. Eran comidas humildes, preparados con los pocos ingredientes que la señora Claire lograba recolectar, pero los cuales, nunca fallaban en hacer sentir en Natasha ese reconfortante calor en su pecho que le aportaba de energías renovadas para continuar con su labor.

Al principio, Natasha no sabía como reaccionar ante tal desplante de atención. Se sentía incómoda, ansiosa. Sus pensamientos seguían tratando de girar en direcciones extrañas, y a menudo se encontraba a sí misma tratando de mantenerlos a raya. Ella se sentía curiosamente... indefensa. El suelo parecía seguir moviéndose bajo sus pies, y al mismo tiempo, la emoción principal era... alivio.

En contra de sus expectativas, pronto aquellas interacciones se transformaron casi en una rutina, una extraña e inesperada normalidad.

Los días pasaron.

A veces, Natasha sentía que alguien la observaban atentamente. Sentía el peso de una mirada presionándose insistentemente contra su nuca.

Por mero presentimiento, comenzó a sospechar de Tony y Loki, sin embargo, cada vez que ella dirigía la mirada hacia ellos, los encontraba inmersos en sus propias tareas, sin dar ninguna indicación de que la hubieran estado observado en lo absoluto.

Cualquiera, habría descartado las sospechas como mero delirio, pero Natasha era una persona que había aprendido a confiar en sus instintos. Ella estaba siendo vigilada, no había duda de ello. Aquello era extremadamente desconcertante y un tanto intrigante.

¿Cuál era su objetivo? ¿Qué es lo querían lograr con su escrutinio? Pero era inútil preguntase. Ella sabía que por el momento, solo le quedaba esperar y observar. Tarde o temprano, el tiempo develarían sus verdaderas intenciones.

Natasha trabajó arduamente hasta que la hierba creció y luego se convirtió finalmente en vegetales. Con una sensación de orgullo, se dispuso entonces, a cosechar el fruto de su trabajo.

Aquella tarde, a modo de celebración, Claire le preparó un delicioso y contundente plato con lo recolectado. Sentadas mirando el ocaso, comieron lentamente, con solemnidad. Aquella comida que era el resultado de tanto esfuerzo y paciencia, llenó a Natasha con una sensación profunda de satisfacción.

Ella siempre había sido tan solo una ladrona. Su trabajo consistía en quitar, no en otorgar. Estaba acostumbrado a destruir, no a crear.

Había un grado de verdadero deleite al ver crecer los cultivos desde una simple semilla. El poder sentir sus propias manos guiando el camino para que una nueva vida pudiera gestarse, era algo que no podría terminar de asombrarle.

–A llegado el día ¿no es verdad? Debes marcharte– Le dijo Claire de repente.

–No, claro que no. No puedo irme ¿Qué va a pasar con las plantaciones? ¿Cómo va a recolectar comida para el próximo invierno? Usted no está en condiciones para hacerlo sola–

–No te preocupes, querida. Aquellos amables jóvenes, Tony y Loki, justamente ayer me informaron de una noticia bastante increíble.

Al parecer, estuvieron conversando con la gente de la tribu, y a modo de compensación por sus servicios, pidieron nada menos que un favor para… mí.

Solicitaron que hubiera gente especialmente designada para ayudarme con mis cultivos y que de ser posible, asistirme en cualquier labor referente a la obtención de alimento–

Natasha la miró sorprendida.

–La gente de la tribu aceptó de inmediato. Dijeron que era lo mínimo que podían hacer por todo lo que Tony y Loki habían hecho por ellos. Te imaginarás mi sorpresa cuando los líderes se me acercaron y me informaron que habían organizado a todos lo habitantes para que en conjunto, pudieran prestarme la ayuda necesaria.

Y luego, lo más asombroso pasó. Me dijeron que de ahora en adelante, van ha hacer lo mismo para cualquiera que no pueda procurarse alimento por sí mismo.

Nunca creía que vería el día en que estuviéramos tan unidos. Hemos pasado por momentos difíciles en donde cada integrante de la tribu no tuvo más remedio que velar por sí mismo, pero creo que ahora hemos llegado a un punto en donde podemos apoyarnos mutuamente. Creo que por fin estamos lo suficientemente maduros como para aprender que no hay vergüenza en ayudar o ser ayudado–

Claire sonrió. Era una sonrisa tan brillante que podría hacer creer a cualquiera que la vida era buena.

–Como ves, no tienes por que preocuparte más por mí–

Tony y Loki arreglaron todo esto…– Pensó Natasha con asombro. Y eso hizo que ella se preguntara qué tan de cerca ellos la habían estado observando.

–¿Puedo decirte algo?– Dijo Claire con cuidado.

Natasha asintió.

–Eres una jovencita muy dulce. Me recuerdas a mi hija; ella era muy seria, al igual que tú– Dijo con una pequeña risita –pero siempre trataba de dar lo mejor de si en cualquier circunstancia. Su amabilidad era evidente para cualquiera que se atreviera a mirar más de cerca–

–Bueno, ella debe de ser muy afortunada de tener a una madre tan comprensiva–

–Ella…. murió hace un par de años– Su voz era perfectamente calma.

Natasha sintió la necesidad de estremecerse.

–Lo siento, yo…– Su respuesta le pareció torpe, sin sentido.

–Oh no, no lo sientas– Dijo Claire sonriendo amablemente –Ella no se ha ido completamente de mi lado, de eso estoy segura. Todavía puedo sentirla… ella está en el viento que silba en la tarde y acaricia mi rostro, en las silenciosas estrellas que brillan en la noche e iluminan mi camino, o incluso, en el infinito firmamento. Ella está en todas partes, acompañándome, siempre–

A lo lejos, el crepúsculo se vertió lentamente por las montañas y una leve brisa agitó sus cabellos siguiendo la dirección del viento.

De pronto, los ojos de Natasha escocieron con un sentimiento intenso y su corazón se retorció de una manera que nunca se había creído capaz de sentir.

–Sabes, mucha gente piensa que porque soy vieja, debería ser alguien huraño y sombrío, pero no es así. De hecho, yo soy muy feliz– Claire se acercó ligeramente a Natasha con una sonrisa cómplice –¿Quieres saber mi secreto?–

–Si, realmente me gustaría–

–Simplemente, sigue tu corazón– Dijo ella mientras señalaba su pecho –Si haces eso, te prometo que te sorprenderás. Todo lo demás, se resolverá solo–

Claire hizo una pausa, apretó los labios y luego se inclinó para darle un pequeño beso en la mejilla.

Natasha levantó la vista bruscamente en sorpresa. Su boca colgó entreabierta y había una mirada de aturdimiento en sus facciones.

Su mano se alzó lentamente hasta que las puntas de sus dedos se presionaron suavemente contra su mejilla como si estuviera tocando algo sumamente delicado y valioso.

Al parecer, cuando más los necesitaba, sus palabras decidieron abandonarla.

–Gracias– Fue lo único que pudo decir, y Claire asintió.

–Cuídate, Natasha. He encontrado una amiga en ti. No se si te veré de nuevo pero aquí siempre tendrás un lugar para llamar tu hogar–

 


 

Parados a las puertas de la tribu, Tony Loki y Natasha, estaban listos para emprender su partida.

Los habitantes se les acercaron para agradecerles. Había real pesar cuando se despidieron y sinceridad cuando le dijeron que apreciaban toda la ayuda prestada.

Una vez fuera de los terrenos de la tribu, Natasha de repente se sintió incómoda, supo que había extendido su invitación por más tiempo de lo que debería.

–Debo irme. No quise quedarme tanto tiempo– Dijo, comenzando a caminar. Y si parecía más una huida, ninguno de ellos hizo ningún comentario al respecto.

–¡Espera! Creo que hicimos un gran equipo allá ¿no lo crees? ¿Quizás… quisieras venir con nosotros?– Dijo Tony tentativamente.

–¿Ir con ustedes? ¿Por qué haría eso?–

–No lo se, quizás… ¿te gustó lo que hicimos aquí? Mira, puede que esté sobrepasando mis límites. La verdad, solo estoy adivinando, pero creo que esta experiencia no fue del todo desagradable para ti ¿Me pregunto si quizás te gustaría viajar con nosotros y ayudarnos?–

Natasha lo miró desconcertada. Algunos minutos pasaron en completo silencio.

–Te propongo un trato– Dijo Loki finalmente, con un suspiro –¿Qué te parece si nos acompañas a la siguiente tribu? Si no te gusta, puedes irte en cualquier momento ¿no es verdad? pero si te quedas, bueno… eres libre decidir por ti misma que es lo que sigue–

Natasha frunció el ceño –Debería irme… no se qué estoy haciendo todavía aquí– Se dijo a sí misma. Pero por alguna razón el solo hecho de pensar en volver a vagar sin destino fijo por caminos arenosos, le llenó de un pesar tan profundo como el vasto paisaje que tenía por delante.

Sigue tu corazón– Resonaron en ella las palabras de Claire.

Y con ese pensamiento, Natasha de repente, se dio cuenta de que ya había tomado una decisión. –Debo estar loca– Se dijo a sí misma. Pero por alguna razón, era una locura extrañamente hilarante.

Contra lo que parecía ser su mejor juicio, ella asintió y se fue con ellos.

 


 

Pasó el tiempo. Ninguna otra mención fue hecha acerca de la partida de Natasha y pronto los días se trasformaron en meses.

Ella ahora participaba activamente ayudando a las diferentes tribus que visitaban.

Se ofreció para enseñar nuevas prácticas de cultivo a los habitantes y como era una buena luchadora, se encomendó a la tarea de entrenarlos en múltiples técnicas de combate. Para defenderse de enemigos y ladrones, había dicho.

Al mirarla, Loki a menudo pensaba que ella parecía cómoda haciendo esto. Si no supiera mejor, diría que se veía incluso feliz.

La actitud de Natasha poco a poco comenzó a cambiar. Ya no estaba constantemente en guardia y aquella rigidez con la que se desenvolvía poco a poco comenzó a aflojarse.

Ella y Loki desarrollaron una extraña relación, casi podía describirse como amistad, pero él no estaba seguro que esas fueran exactamente las palabras.

La mayoría del tiempo, Loki no podía decidir si estaba irritado o divertido con ella, lo que era intrigante en sí mismo e interesante, extremadamente interesante. La mujer, era un verdadero enigma para él. Develar aquellas capas de su personalidad se convirtió en casi un juego, uno que ella esquivaba con gracia y habilidad.

A veces, ella se le quedaba mirando de manera pensativa y Loki sólo podía suponer que ella también lo estaba analizando. A menudo, Loki se preguntaba qué era lo que ella había logrado descifrar con su escrutinio, pero nunca vocalizaba sus dudas, preguntarse era parte del juego, después de todo.

Estar con ella era… Agradable. Era agradable, él podía admitir eso.

Una noche, después de un día arduo de caminata, el grupo paró a descansar.

Armaron un pequeño campamento y prendieron una fogata. Se sentaron alrededor del fuego mientras preparaban algo de comida.

–Espero que hayas pensado en empacar alguna bebida alcohólica. Tengo ganas de adoptar un mal hábito– Loki le dijo a Tony, con una sonrisa que casi podría describirse como descarada.

–¡Por supuesto que si! empaqué la mejor sidra de la aldea. Destilada por nada menos, que mis propias manos–

–Mmm nada mal– Dijo Loki después de beber un gran trago –Aunque un poco suave para mi gusto–

–¡Ja! olvidaba tu resistencia súper-humana al alcohol, prometo la próxima vez destilar algo digno de noquear a un caballo, solo para ti, cariño–

Loki le dedicó una sonrisa afilada –Cada vez que hay alcohol involucrado comienzas a llamarme con sobrenombres cursis. Realmente lo desprecio–

–Es por eso que lo hago, dulzura– Dijo Tony con una sonrisa maliciosa.

Por un momento, pareció como si Natasha quisiera poner los ojos en blanco.

–¿Qué es esto que llaman “alcohol”?– Indagó ella con curiosidad mirando la bolsa de cuero que Tony sostenía entre sus manos.

–Es una bebida que produce un efecto tranquilizante y estimulante. No creo que te guste, la verdad es que es muy fuerte y…–

En dos tiempos, Natasha le había quitado la bolsa a Tony y bebió varios tragos de su contenido como si se tratara de agua.

–O simplemente puedes hacer lo que tú quieras….–

–Me gusta, pero Loki tiene razón, está un poco suave–

–Así que estamos de acuerdo en algo. Creo que esta sería la primera vez– Dijo Loki divertido.

–No dejes que se te suba a la cabeza– Dijo ella de forma seria, pero en su voz podía escucharse un ligero tono burlón.

La conversación derivó entonces, a temas más mundanos. Loki y Tony llenaron el silencio con historias de todo tipo. De su pasado, de su presente y de su tiempo juntos. O más bien, Tony hacía la mayoría de la charla y Loki aportaba de vez en cuando con comentarios mordaces y elocuentes.

Natasha los miraba a ambos de forma consecutiva con una mirada aparentemente impasiva en su rostro, sin embargo, cada vez que una de las historias resultaba ser especialmente divertida, su boca se movía ligeramente como si estuviera tratando de no dejar que su sonrisa creciera demasiado.

–¿Y qué me dices de ti Natasha? ¿Cuál es tu historia?– Preguntó Tony de repente.

–¿Mi historia?– El ligero alzamiento de sus cejas fue el único indicativo de su sorpresa

–No he hecho muchas cosas dignas como para ser mencionadas en una historia. 

Soy una ladrona. Así es como me he ganado la vida desde que era muy pequeña. Es lo que se hacer mejor, lo que se me da bien. En un lugar tan austero como este, es lo que me permite sobrevivir–

La voz de Natasha era pareja e inexpresiva, y cualquiera que no fuera el dios de las travesuras, podría simplemente haber comprado ese acto.

Fue solo un momento, un vago parpadeo en el fondo de sus ojos. Fue a penas perceptible, pero Loki lo vio. Aquella culpa y remordimiento que se escapó y se presionó contra el cristal turbio de sus ojos claros. Solo un instante y luego la emoción se había ido, unida a todas los demás sentimientos que están destinados a permanecer ocultos para jamás ser vistos. Sin embargo, era muy tarde, Loki lo había visto.

–Conozco muchos lugares debido a que soy una viajera– Continuó Natasha –La verdad, he estado caminando durante mucho tiempo. He estado errante por más tiempo del que puedo recordar pero lo prefiero así, el lugar del que me fui no era muy agradable–

–¡Ah, una escapista! Bueno, yo no soy quién para juzgar. Yo también me marché de mi antiguo hogar. Bueno, si cuentas como “marcharte”, el hecho de tirarte al vacío del espacio con todas las intenciones de morir, solo para luego aterrizar en el planeta tierra por un mero capricho del destino– Dijo Loki con ligereza.

–¿Tienes a alguien que te espere en aquel lugar del que te marchaste?– Preguntó Natasha de repente, muy seria.

Loki parpadeó un poco, desprevenido por la pregunta.

Por un momento, no supo cómo responder. Su primer impulso fue decir un rotundo no, pero las palabras murieron en su lengua incluso antes de que llegaran a sus labios.

Quizás fue lo repentino de la pregunta, o quizás era que sus defensas no eran tan firmes como solían ser, pero Loki no puedo evitar cuando en su mente se desplegó la imagen de su familia.

¿Qué estarán haciendo, qué estarán sintiendo…? ¿Habrán llorado siquiera mi supuesta muerte?– Se preguntó. –Probablemente ya te olvidaron– Le dijo un pequeño murmullo en el fondo de su mente. Pero aquel pensamiento lo hizo estremecerse, y lo apartó a un lado.

–No lo se– Dijo en su lugar, luchando por mantener su voz firme, para no revelar la repentina oleada de emoción que lo había inundado.  

Tony lo miró de forma breve, algo preocupado, pero luego se dirigió hacia Natasha.

–¿Y qué me dices de ti?– Preguntó él amablemente.

–No, nadie me espera– Dijo ella de forma enfática y después de una pequeña pausa agregó –Pero una vez existió alguien, aunque eso fue hace mucho tiempo atrás– 

–¿Eran... cercanos?– Dijo Tony, con cuidado.

Natasha asintió –Su nombre era Iván. Él era parte del grupo de hombres que me raptó de mi tribu y asesinó a todos sus habitantes–

Fue una confesión tan abrupta que incluso Tony parecía no estar seguro de qué decir a continuación.

–Guau, él suena como un gran tipo– Dijo Loki, dejando que su tono comunicara su sarcasmo.

–En realidad lo era– Dijo Natasha con calma –Puede que haya sido parte de ese grupo de asesinos, pero él no estaba ahí de forma voluntaria. Él era un prisionero, al igual que yo. Él me ayudó y salvó mi vida, incluso en más de un sentido…– Ella se quedó callada por un momento y sus ojos brillaron dorados con el reflejo de la hoguera.

–¿Qué edad tenías cuando ellos…?– Preguntó Tony.

–Alrededor de unos 7 años. Era joven, pero todavía recuerdo como esos hombres de pieles rojas llegaron a mi tribu y sin razón aparente arrasaron con todo lo que vieron. Robaron lo poco que teníamos. Ellos me capturaron. Cuando miré a mi alrededor, vi que cada hombre, mujer, y niño, estaba muerto. Fui la única que quedó con vida–

–Lo siento, debe de haber sido muy difícil– Dijo Tony.

Natasha se encogió de hombros.

–Fue todo lo que conocí. Ellos me criaron y me enseñaron a robar y a sobrevivir.

Querían a alguien que los ayudara a engañar y estafar. Una herramienta para ser usada como les pareciera–

 


 

–Joven, bonita, con un rostro inocente como el tuyo… eres la carnada perfecta, irresistible. Especialmente para el tipo de hombres que pocos extrañan– Dijo el jefe de la banda mientras acariciaba su rostro suavemente.

–Querida Natasha… tú y yo vamos a hacer un gran equipo–

Alrededor de ellos, los cuerpos inertes de la tribu se veían esparcidos por el suelo. Sus extremidades se doblaban en formas irregulares y aquellos ojos que una vez estuvieron llenos de vida, ahora estaban vacíos y vacantes.

Natasha miró los cuerpos mientras aquellas palabras reverberaron en su mente. Más que una promesa, sonaron como una condena, un augurio.

 


 

–Pero nunca me engañé a mí misma– Dijo Natasha –Nunca fui nada más que un objeto para ellos. Sacrificable y reemplazable. Mi único valor residía en lo que podía hacer y los resultados que podía obtener– Su expresión se volvió más dura entonces, más severa –Para mí, ellos siempre serán los que me arrebataron mi infancia–

Hubo un largo silencio después de eso. Parecía como si Natasha estuviera a miles de kilómetros, perdida en sus recuerdos.

–Pero Ivan… él era diferente– Dijo ella. Su voz muy gentil –Él fue bueno conmigo desde la primera vez que nos vimos. Me trataba con amabilidad y siempre guardaba comida extra para mí a pensar de que ésta a veces escaseara.

Él fue el que me enseñó a defenderme. No era un experto luchador, pero lo que sabía, lo había aprendido mirando como los demás peleaban y copiando sus movimientos.

Generalmente, practicábamos por las noches cuando nadie nos veía.

Utilizábamos un arma pequeña y desgastada que él mantenía oculta de los demás, una que había robado una vez de un atraco. 

“No importa que ellos pienses que seas débil, ellos nunca sabrán que tan fuerte puedes llegar a ser”, solía decirme.

Un día, le pregunté cómo era que él había terminado en ese lugar. Todavía recuerdo claramente la mirada que me devolvieron sus ojos. No la entendí en ese momento, pero ahora lo sé, era una mirada de profundo y amargo pesar–

 


 

–Voy a contarte una historia, pequeña….– Dijo Ivan, con una triste sonrisa en su rostro y círculos obscuros debajo de sus ojos.

–Verás, hace mucho tiempo, en una pequeña tribu, existió un niño que tenía todo lo que podía importarle en este mundo. Seguridad, comida, un buen lugar para vivir. Y tenía una adorable hermana mayor que cuidaban de él con mucho amor. Nada le faltaba, era muy afortunado. Pero un día, los hombres de rojo llegaron a su tribu y destruyeron todo lo que para él era querido, consumiendo todo a su paso como bestias hambrientas.  

El niño sobrevivió porque su hermana lo protegió, pero ella no tuvo la misma suerte. Aquellas bestias la mancillaron, devorándola por entero. Su cuerpo sin vida quedó esparcido en el suelo como si fueran tan solo carne, una cáscara vacía, absolutamente nada. Su preciosa hermana sacrificó su vida por él, pero el niño nunca pensó que aquello fuera un intercambio justo. Él era débil. Si hubiera sido fuerte, podría haber protegido aquello que era importante para él.

A pesar del esfuerzo de su hermana, el niño fue descubierto y capturado. Los hombres de rojo encontraron una señal del destino que él hubiera sobrevivido, y en lugar de matarlo, lo llevaron como prisionero. El niño fue obligado a servir a sus enemigos, los mismos que le habían causado tanto pesar.

Pero… el tiempo pasó. Muchas lunas cruzaron el firmamento, y aquel niño se transformó en un hombre. Desde ese entonces, él ha estado esperando, ha estado practicando, ha sido paciente. Ellos no saben todo lo que se ha albergado todos estos años en su corazón, y algún día, ese hombre les demostrará a todos de lo que es capaz. Destruirá a sus enemigos y será libre, por fin libre.

Es peligroso mantener a personas como nosotros enjauladas, pequeña– Le dijo mirándola directamente a los ojos –Nosotros somos como tigres salvajes, no podemos ser domados. Tú, eres mi pequeña tigresa y voy a protegerte. No voy a volver a cometer los mismos errores del pasado, eso te lo prometo–

 


 

–Es extraño…, no se por qué, pero él me recuerda a ti a veces– Dijo Natasha mirando a Loki, su voz casi lejana.

Loki sintió una extraña sensación de frío que se filtró por su columna vertebral.

–¿Cómo fue que escapaste de ellos?– Preguntó él en voz baja.

–No fue algo inmediato, pasaron varios años. Estar con ellos era duro pero se transformó en algo tolerable. Iván y yo éramos un equipo. Mientras estuviéramos juntos, sabía que podíamos enfrentar cualquier cosa.

Todo se mantuvo igual por un tiempo, casi una rutina, hasta que… algo comenzó a cambiar.

Cuando crecí, el jefe de la banda comenzó a tratarme de forma distinta. Yo para él ya no era una niña, me había transformado en una mujer–

  


 

Natasha notó que la actitud del jefe se volvió extraña, impredecible.

Lo que una vez pudo haber sido un agarre controlador sobre su hombro, se convirtió en un prolongado toque un poco más arriba, rozando con el dedo su cuello expuesto. Un agarre enojado en su antebrazo se convirtió en una mano persistente en su muñeca, moviéndose contra su piel.

Al principio, Natasha no sabía lo que estaba pasando, pero la repulsión que ella sintió ante aquellos toques fue tal, que ardieron en su mente durante horas, haciendo que su piel se erizara y su estómago se revolviera.

Cuando finalmente se decidió a contarle a Iván lo sucedido, ella nunca vería una mirada más peligrosa como la que se reflejó en sus ojos.

Ambos sabían que la situación había llegado a su límite. Ellos escaparían esa misma noche.

 


 

–Teníamos todo planeado, pero nada nunca es tan fácil ¿no es verdad?–

Loki se encontró con los ojos de Tony.

–Ellos se enteraron de nuestro plan y nos atacaron. Nos tenían rodeados. De verdad creí que ese era nuestro fin, pero… no fue así.

Todo pasó muy rápido. Ivan sacó su arma, la misma con la que entrenábamos todas las noches y se abalanzó hacia el grupo de bandidos. Nunca he visto ni creo que veré algo igual. Se enfrentó a cada uno de ellos con una furia que parecía querer atravesar su piel. Todos los de la banda eran peligrosos asesinos, cada uno de ellos, pero Ivan los mató a todos, incluso al poderoso líder del grupo.

Sin embargo, el esfuerzo no lo dejó indemne. En la pelea, había recibido una herida de muerte. Agonizando en el piso, me regaló la única sonrisa verdadera que alguna vez vi posarse en su labios–

 


 

–Así que este es el final ¿no es verdad?–

–No– Dijo Natasha –Vas a recuperarte, ya verás. Y vamos a comenzar de nuevo, tal como lo habíamos planeado. Juntos–

–No, pequeña tigresa. Realmente lamento no poder acompañarte en este viaje, pero se que saldrás adelante. Eres fuerte, siempre lo has sido–

Las lágrimas empañaron la mirada de Natasha por un momento.

–Tú mereces algo más que esta vida, se que estás destinada a algo más, lo supe desde el momento en que te vi. Gracias pequeña, gracias por transformarte en mi felicidad y redención– Dijo Iván, levantando su mano para tocar su mejilla suavemente.

Natasha se inclinó hacia ese toque acunando aquella mano entre las suyas.

La respiración irregular de Ivan resonaba como jadeos débiles en el silencio de la noche hasta que de pronto, su mano cayó hacia el suelo, perdiendo su fuerza.

–¿Estás todavía allí, tigresa? No puedo verte, es como si de repente las estrellas se hubieran apagado y la noche se hubiera tragado todo–

–Estoy aquí– Le dijo ella con algo de desesperación en su voz. El pecho de Ivan se elevó de forma errática, y la sangre comenzó acumularse lentamente a su alrededor. Temblando ligeramente, Natasha acarició su rostro.

–Bien…– Dijo él con una sonrisa –Me siento muy cansado. Podrías… ¿podrías quedarte hasta que cierre mis ojos?– Le preguntó él en voz baja. Los ojos de Natasha eran tristes cuando besó la parte superior de su cabeza –Si, me quedaré hasta que duermas–

 


 

–Él se marchó  de este mundo, en calma. Estoy segura que donde quiera que esté en este momento, él encontró la paz– La voz de Natasha era ligeramente inestable a pesar de que sus ojos se mostraron tranquilos.

–No podía simplemente dejar su cuerpo tirado ahí para que se lo comieran los cuervos, así que lo enterré, y luego me fui sin mirar atrás.

No parecía que hubiera nada más que hacer, así que escogí una dirección y me puse a caminar. En realidad, he estado caminando desde ese entonces.

Desearía decir que le hice caso, que viví mi vida de forma diferente, tal como él quería, pero no lo hice, todavía soy una ladrona. No creo poder hacer nada más, es para lo único que soy buena.

Él era mi familia. Nunca conocí a mis padres ni tuve hermanos, pero creo que él fue lo más cercano a una familia que haya tenido nunca–

Las palabras de Natasha se repitieron en su mente y de repente, Loki se sintió enfermo. No, no enfermo. Nostálgico. Los extrañaba, se dio cuenta, a su familia. Y por un momento, la sensación fue tan poderosa, que casi le dolía.

Extrañaba a Frigga, Thor, e incluso a Odín.

Frigga… Casi podía escucharla reír. Pensó en su mirada y en su voz suave y comprensiva. Ella siempre había luchado por sacar lo mejor de él, incluso cuando todos los demás parecían ya haberse rendido.

Ella era su madre. Y si acaso no tenía ese título por sangre, definitivamente ella lo era en todo lo que realmente importaba. Loki era su hijo, en su corazón, siempre lo había sido.

Pensó en Odín diciendo “No, Loki”, pero rememoró también todas las otras ocasiones en que le había dicho “si” y su corazón dio un vuelco.  Pensó en el chico que solía ser, desesperado por el reconocimiento y aprobación de su padre, y el hecho de darse cuenta que ya no era esa persona, se sintió como un peso levantado sobre sus hombros, un tipo hilarante de libertad.

Sus pensamientos circularon hacia Thor y de repente sintió una necesidad intensa de hablar con él, de estar con él. Lo extrañaba con un dolor físico que se sintió hasta la base de su columna vertebral. Fue algo tan repentino e intenso, que Loki contuvo el aliento antes de que su angustia lo delatara.

Habían tantas cosas que habían quedado inconclusas entre ellos –¿Qué está haciendo ahora? ¿Alguna vez pensó en mí como algo más que solo una carga?, ¿una maldición? ¿habrá llegado a... perdonarme?

No pienses más en ellos– Se dijo a sí mismo –Todo esto es irrelevante, ellos están fuera de tu alcance, perdidos– Y luego otra voz se superpuso a la anterior y murmuró en el fondo de su mente –Está permitido extrañar a la gente a veces, no necesitas fingir...–

No sabiendo que hacer con esto, se obligó a sí mismo a concentrarse en Natasha.

–La verdad, no había pensado en Ivan desde hace mucho tiempo– Dijo ella, después de varios momentos de silencio –Supongo que los recuerdos de su muerte eran muy dolorosos. Todavía lo son–

–La familia puede ser un tema difícil– Ofreció Loki, tragando con dificultad. Si no tenía cuidado, podría parecer demasiado melancólico.

Ella no dijo nada más, solo miró hacia el fuego en silencio.

Loki se encontró con los ojos de Tony y él le dio una mirada enfática de vuelta. Loki no pudo evitar sentir que estaba siendo sobreestimado si él pensaba que sería lo suficientemente competente como para ser una fuente de consuelo o tranquilidad.

¿Qué se supone que debía hacer? No había nada que él pudiera decir para hacer las cosas mejor, no era como si él conociera a Natasha lo suficientemente bien como para saber lo que ella querría escuchar.

Después de un momento de deliberación, Loki habló.

–Mi relación con mi familia nunca fue un tema fácil para mí tampoco. Supongo que por mucho tiempo el rencor se albergo en mí hasta llegar a pudrirse.

Pasé muchos años atrapado en el resentimiento. Desperdicié varios años sin confiar en nadie, mucho menos en mí mismo.

Me dejé ir por el vacío... tomé esa decisión. No se me ocurrió que había otra salida. Pensaba que ya no había un lugar para mí, que me lo habían quitado brutalmente. Un espacio arrancado que por más que me esforzara, no había forma de recuperar.

Pero estaba equivocado. Las cosas si cambian, y lo comprobé en el lugar más inesperado de todos–

Desvió su vista a Tony. En sus ojos, una mirada llena de significancia.

–No digo que perdones a la gente que te hizo daño, pero quizás a pesar de que las cosas no son como se supone que deben ser, las cosas han cambiado lo suficiente como para ser mejores–

Natasha frunció el ceño –No se por qué tratan de ayudarme. No he hecho nada para merecer su amabilidad. Más aún, desde el primer momento que nos conocimos, no hice nada más que tratar de estafarlos y engañarlos. No creo que deban entregarme su confianza así de fácil–

–Aw, entonces si te importamos– Dijo Tony.

–No saben lo que he hecho– Dijo ella, y su voz sonó vacía, triste.

–No, tal vez no– Reconoció Tony –Pero sé un poco sobre lo que estás haciendo ahora. ¿Quizás eso importa más?–

Natasha volvió sus ojos hacia él desconcertada, pero después de un momento su rostro se suavizó y en sus ojos adquirieron un tono amable –Definitivamente, ustedes dos están mal de la cabeza– Dijo ella finalmente, con una ligera sonrisa.

Y al verla, Loki pensó que ésta contenía un poco más de verdad.

El silencio que siguió fue mucho más agradable. En lo alto, la luna menguante brillaba tras la sedosidad de las nubes. Una ligera brisa agitó sus cabellos y los sonidos de la noche se convirtieron de repente, en un abrazo reconfortante.

Eventualmente, Tony miró consecutivamente a Loki y Natasha como si estuviera tratando de resolver algo.

–Saben…Espero que se hayan dado cuenta que ambos son muy parecidos. No me he decidido todavía si eso es algo bueno o malo… Lo que quiero decir, es que creo firmemente que ustedes son buenos el uno para el otro, pero también creo que son la peor combinación que he visto–

–No somos para nada parecidos– Dijeron los dos al mismo tiempo, para luego mirar a Tony con idénticas miradas irritadas.

Tony entonces, pegó una buena carcajada y al verlo, Loki bufó divertido.

Natasha hizo una pausa. Su irritación se desvaneció y fue reemplazada por una oleada de algo que la tomó por sorpresa.

Comenzó zumbar en su pecho o quizás en su estómago, una sensación extraña que no pudo precisar ni quería tampoco examinar demasiado de cerca.

Había algo cálido en ello, y ella sintió de repente como si algo que hubiera estado largamente enterrado en ella quisiera salir. Como un solo capullo floreciente que hizo que su pecho se sintiera casi incómodamente lleno.

Su corazón le dolió vagamente. Se sentía... desnuda, expuesta. Al mismo tiempo arrinconada y al mismo tiempo como si hubiera encontrado algún tipo de liberación; o como si hubiera entrado en un camino desconocido sin proponérselo, pero lo que hubiera encontrado allí en vez de atemorizante fuera calmante y cálido.

Ella cerró sus ojos y sonriendo, dejó que esa sensación la envolviera por entero.

Notas finales:

¡No tengo remedio! Se suponía que quedaban pocos capítulos para terminar esta historia, pero obviamente no resultó de esa manera. Bueno, las cosas no siempre salen según lo planeado. Para poder llevar este fic hacía donde quiero que vaya, tuve que agregar 3 capítulos más, así que la verdad, voy a tener que aplazar un poquito el prometido clímax. Además, no pude resistirme de mostrar qué es lo que está pasando fuera de la aldea y contar un poco acerca de la realidad de algunos de los otros vengadores jeje.

Próximo capítulo: Trataré de tenerlo lo antes posible, pero creo que ya se han dado cuenta que soy una escritora leeenta, por lo que no me comprometeré con ningún plazo jaja. 

//alerta de momento serio:

Cambiando abruptamente de tema, quería comentar un poco acerca de uno de los elementos inspiradores que me llevó a escribir este fic. 

Como pueden haber notado, esta historia se centra bastante en el problema climático. 

Yo soy de Chile y actualmente, mi país está pasando por un problema serio de sequía. El sector sur está quedando casi sin agua y es realmente desgarrador ver que muchos granjeros y residentes han tenido que abandonar sus hogares debido a la falta de recursos y oportunidades de trabajo.

Recuerdo con especial cariño un pueblo que iba cuando niña. Era muy hermoso. Tenía un enorme río y se podía ver plantas raras y verde por doquier. Era un lugar tan lleno de vida y ahora, es prácticamente un desierto.

Quizás, muchos no hemos tenido que vivir de cerca que es lo que significa el calentamiento global, pero es algo serio y real que ya a comenzado a afectar a gran parte del globo.

El propósito de este fic es puramente entretención, no tiene más pretensiones, pero sería muy gratificante para mi saber que su lectura sirvió también para crear un poco más de conciencia para cuidar de nuestro hermoso planeta. :)

//fin de momento serio.
 
Por último, pero no menos importante, quería darme el momento de agradecer a todos los que han comentado, marcado como favorito, seguido o incluso solo leyeron en silencio esta historia. Todos ustedes son lo que me hacen seguir adelante y sus bellos comentarios siempre me alegran el día. Amor para todos ustedes.


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