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El regalo de Loki por rurouni-kaze

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Notas del capitulo:

 ¡Lo siento por la actualización tardía! ¡Este fic no está abandonado! Es solo que tuve que luchar mucho con este capítulo y al final, en el último momento, comencé a cambiar las cosas y rearmar el argumento XD (¡además que las escenas de acción son tan difíciles de escribir!) Pero como recompensa, ¡aquí va un capítulo largo! espero que lo disfruten! 

(1) Seidr: Una forma de magia practicada por los magos y hechiceros en Asgard. Se caracteriza por extraer su poder del gran árbol de Yggdrasil.

 

(2) Yggdrasil: Es un fresno perenne o también conocido como el grandioso árbol de la vida, cuyas raíces y ramas unen los diferentes mundos.

 

_____________________________________________

 

En cosa de segundos, los invasores alzaron sus espadas, y se abalanzaron rugiendo contra los aldeanos.

 

Ellos corrieron también, tomando la ofensiva. Los filos de sus armas brillaban de forma peligrosa y el sol endurecía sus facciones torvas.  

 

Ambos grupos se juntaron al medio, en una explosión intensa de sonidos y colores.

 

Había confusión y cuerpos enfrascados en la lucha por todas partes. Las espadas chocaban entre si, en retumbantes sonidos metálicos. 

 

Los aldeanos lucharon con ferocidad, esquivando sablazos y blandiendo sus armas con valentía. Un poder sin precedentes se irradiaba de ellos, surgiendo aún más poderoso al ver su casa siendo invadida.

 

En medio de la revuelta, tres aldeanos llevaron a Loki a la parte de atrás, el lugar más alejado de la batalla. Posicionándose frente a él, actuaron como un escudo, protegiéndolo de cualquier ataque.

 

Al ver esto, Loki ahogó un gruñido. Estos hombres estaban dispuestos a dar su vida por él y Loki no podía hacer nada para detenerlos. Si tan solo pudiera pelear, ayudar en la lucha… pero no, estaba atrapado en una silla de ruedas, esperando con impotencia el resultado de la batalla.

 

Su boca se apretó en frustración y sus entrañas se retorcieron de impotencia.            

 

Pepper, junto con otros aldeanos, se refugiaron detrás de una barricada, levantada con viejos carretones puestos boca abajo. Desde ahí, acribillaban a los soldados con flechas de caza y lanzas.  

 

Varias otras barricadas se habían erigido rodeando la plaza principal. Su objetivo, era acorralar a los enemigos y atacarlos desde diferentes flancos.

 

Peter, se quedó también en la parte de atrás, interceptando cualquier ataque dirigido a los aldeanos más desprotegidos. Él luchaba con dos espadas cortas, repeliendo golpes y utilizando su agilidad para sorprender desprevenidos, a aquellos soldados que lograban acercarse al grupo de civiles.  

 

El caos escaló. La batahola de voces se escuchaba hasta más allá de las colinas y el fervor de la lucha iba dejando cuerpos caídos por doquier.

 

De forma súbita, algunos soldados encendieron varias antorchas que acercaron peligrosamente a las viviendas con tejados de paja y a los graneros de madera. Su objetivo, era quemar todo a su paso, incendiar todo lo que encontraran. 

 

Viendo esto, el corazón de los habitantes dio un vuelco –¡Fuego!– Pensaron de forma frenética. 

 

Los aldeanos, gracias a sus esfuerzos, habían podido recolectar suficiente agua de lluvia como para abastecer los canales y estanques que bordeaban la aldea, pero ellos no podían jactarse de tener agua de sobra, ella todavía seguía siendo un bien escaso. Si las llamas lograban extenderse, ellos no contaban con recursos suficientes como para poder contener el incendio. Si los invasores lograban su objetivo, todo estaría perdido. Todo por lo que habían luchado, se transformaría en nada más que cenizas.

 

Sintiendo el peligro inminente, un grupo de valientes, se lanzó a toda prisa sobre los soldados, derribándolos con su cuerpo. Ellos cayeron hacia atrás, golpeando el suelo en un fuerte estrépito, levantando una gran nube de polvo.

 

Las antorchas cayeron de sus manos, deslizándose por el suelo, consumiéndose por la fricción. Sin embargo, una de ellas alcanzo su blanco inicial. Una de las casas fue tocada por el fuego, haciendo que éste se propagara a una velocidad vertiginosa por el material inflamable.

 

Actuando de forma rauda, un grupo de aldeanos, corrió a apagar el incendio.

 

Ellos trataron de ayudar, pero pronto, a pesar de sus esfuerzos, todo se transformó en caos. Cada individuo se entregó a la tarea de sofocar las llamas con cualquier medio que tuviera a su alcance, sin embargo, no había trabajo en equipo, solo grupos esparcidos que dificultaban y entorpecían el trabajo de sus compañeros.   

 

Pepper entonces, se acercó corriendo. Rápidamente ordenó en la distribución de tareas y organizó a la gente para que pudieran extraer, de la forma más eficiente, el agua de los estanques. Era una batalla contra el tiempo y Pepper aprovechó cada segundo. 

 

Entre varias personas, hicieron una fila para pasarse las cubetas de agua mientras un grupo de voluntarios se ofreció para quedarse cerca de las llamas y enfrentar el fuego con el agua que se les facilitaba. 

 

El intenso calor hizo que el sudor goteara sobre sus ojos y sus pulmones escocieran por el humo, pero no les importó. Continuaron forcejeando contra el ardiente escenario, incluso cuando pareció que sus cuerpos iban a ser tragados completamente por las poderosas flamas.

 

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el fuego cedió al fin. Habían logrado contener el incendio y evitar con esto, que se propagara por el resto de la aldea. 

 

Un sentimiento de pesar se extendió entre los aldeanos, al ver aquellos escombros calcinados. Era un recordatorio de lo que podría haber sido, de lo que podría haber sucedido de no haber tenido éxito. 

 

Si los soldados hubieran logrado su cometido, restos como estos, era todo lo que hubiera quedado de la aldea. Podría haber sido el destino de sus cultivos, sus casas, incluso, podrían haber sido los cuerpos carbonizados de sus hijos, esposos o esposas.

 

Los aldeanos miraron a los soldados, y una rabia sin precedentes, surgió desde sus corazones. Quemándolos desde adentro. Tan fuerte, como las llamas que acababan de enfrentar. 

 

Ellos entonces, se lanzaron, rugiendo como bestias contra a los enemigos. 

 

La fuerza fue tal, que algunos soldados se retiraron, aullando de dolor y pidiendo ayuda a gritos.

 

–¡Ataquen cobardes! ¡Son solo campesinos!– Gritó enojado, un general invasor. 

 

Los enemigos se reagruparon, pero los aldeanos estaban listos. Actuando con premura, no les dieron tiempo de atacar. Se les tiraron encima como una avalancha, utilizando sus armas de forma precisa y una resolución que se irradiaba por cada uno de sus poros.

 

Los soldados viéndose abrumados por tal ferocidad, comenzaron a retroceder. La aldea, por fin estaba ganando terreno.

 

Viendo todo esto, Loki lo sintió: Un diminuto revoloteo, una chispa de esperanza que se hizo camino por su pecho, como una luz reconfortante y cálida.

 

Solo un poco más y obtendrían la victoria. El enemigo, los había subestimado. Ellos no contaban con la fuerza implacable de los habitantes de la aldea.   

 

Pero de pronto, un pequeño tumulto de voces se sintió entre los invasores. 

 

Un hombre apareció por el horizonte, caminando tranquilamente, aproximándose al campo de batalla.

 

Loki no lo conocía, pero aún así, al posar su vista en él, algo se enroscó en sus entrañas, haciéndole sentir nauseabundo y mareado.

 

Había algo muy malo con aquella visión, como si una energía extraña estuviera flotando alrededor del él, formando un aura peligrosa e inquietante que hizo despertar en Loki, un presentimiento intenso y macabro.

 

–¡Es Cráneo Rojo! ¡Estamos salvados!– Gritaron los soldados. 

 

Cuando el hombre se acercó, su voz fuerte y grave, resonó sobre el pesado ambiente.

 

–¡Aldeanos! Los veo armados y listos para pelear, pero quiero que sepan, que han sellado su condena. Hoy se han preparado, sólo para morir–

 

Él se abrió paso fácilmente, derribando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Avanzando con decisión, dirigiéndose en línea recta hacia donde se encontraban los civiles.

 

Pero alguien le cerró el paso. Era Peter, el cual se había plantado firme en frente de este nuevo enemigo.

 

–Bueno, señor, voy a tener que detenerlo allí mismo. No puedo dejarlo pasar. Estoy seguro de que entiende– Le dijo, levantando la barbilla y mirando a Schmidt directamente a los ojos. Su mirada era desafiante, mezclada también, con un ápice de miedo. Pero sobretodo lo demás, una intensa determinación se reflejó desde su alma.

 

Sin decir nada más, esgrimiendo sus dos espadas cortas, Peter embistió. 

 

Loki trató de prevenirle, intentó gritarle que desistiera de este enfrentamiento, pero todo pasó muy rápido.

 

Cráneo rojo detuvo el ataque, usando su espada como un escudo, resultando en que ambas armas chocaran en un estruendo metálico que reverberó por el aire.

 

Se separaron y Peter volvió a arremeter, pero Schmidt no le dio ninguna apertura. Tranquilamente, atajaba cada uno de sus ataques, esquivando el filo de sus espadas como si ambos estuvieran envueltos en una extraña y coordinada danza.

 

El enfrentamiento continuó por varios minutos. Peter luchó lo mejor que pudo, gruñendo y gritando de esfuerzo mientras blandía de un lado a otro las cuchillas y trataba de desviar los embates de su enemigo. Pero era claro, quién poseía la mayor experiencia en combate. Su cuerpo, comenzó a resentir la constante pérdida de energía y sus movimientos se volvieron cada vez más lentos y erráticos.

 

–Ya es suficiente– Dijo Cráneo Rojo, con una sonrisa. –Ha sido un buen entrenamiento, pero ya es hora de que se termine–

 

Lanzándose hacia delante con una velocidad cegadora, desarmó a Peter. Y luego, usando solo sus manos desnudas, lo tomó por el cuello, levantando todo su cuerpo con su agarre. 

 

Peter forcejeó, tratando de separar aquellas manos de su cuello y jadeando por el esfuerzo que le generaba el tratar de hacer entrar aire a sus pulmones.

 

Schmidt apretó cada vez con más fuerza, estaba decidido a extraer hasta el último respiro de aquel cuerpo entre sus manos. Tomándose su tiempo, miraba fijamente el rostro de Peter, como embelesado, observando como la vida se escurría lentamente de aquellos ojos que hace apenas un momento, irradiaban tanto vigor. 

 

–Está bien, ¡Suficiente!– Gritó Loki.

 

Cráneo Rojo lo escuchó y se detuvo en seco.

 

–Vaya, vaya. ¿Acaso no es nuestro poderoso Dios?– Dijo él con un tono saturado de sarcasmo.

 

Cambiando su foco de atención, volvió a depositar el cuerpo de Peter en el suelo, haciendo que sus talones tocaran el piso. Schmidt aflojó su agarre, pero su mano se mantuvo cerca del cuello del chico, sin llegar a soltarlo por completo, restringiendo sus movimientos. 

 

Peter podía respirar nuevamente, pero estaba débil y desorientado. El agarre de Cráneo Rojo era lo único que lo mantenía en pie.

 

–Deja a los aldeanos en paz, es a mí a quien quieres. Iré contigo. No hay necesidad de proseguir con esta locura– Dijo Loki, con voz dura.

 

Schmidt se rio con entre dientes.

 

 –¿Qué te hace pensar que puedes negociar conmigo? No voy a negar que estoy interesado en ti, pero no, no es la única razón por la que estoy aquí. En realidad, disfruto con el rugido de la batalla, el derramamiento de sangre, la conquista y sometimiento absoluto de mi enemigo.

 

 Voy a tomarte a ti, por supuesto, pero primero voy a tener mi batalla. Yo soy un conquistador, no voy a parar hasta que domine a todas y cada una de las tribus. Y cuando lo haga, todos reconocerán mi poder, seré como un Dios. No… incluso más…–

 

 –¿Tú? ¿Un Dios?– Bufó Loki –Nunca había visto un humano más patético–

 

El rostro inmutable de Cráneo Rojo se quebró por un instante, volviéndose una mueca.

 

 –Creo...– Dijo despacio –Que debo darte una lección de superioridad, después de todo–

 

Eso es… Pensó Loki, –Olvida al chico, concéntrate en mí

 

 Por un instante, pareció como si Schmidt fuera a soltar a Peter y dirigirse a su encuentro, pero inesperadamente, detuvo su moción. Mirando a Loki de forma fija, lo escrutó con ojos penetrantes.

 

–Mmm… Puede parecer extraño, pero creo que reconozco algo en ti. Si… no me equivoco. Hay algo en tu mirada, algo que habla de experiencia, de haber visto cosas increíbles, horrores que pocos han llegado a presenciar. Tus ojos son los de un guerrero, un asesino… 

 

¿Sabes? Yo había pensado en ofrecerte una oportunidad de redención, mostrarte cuál es tú lugar, enseñarte un poco de humildad. Pero al verte, me he dado cuenta de que es inútil. Tú no eres como ningún otro. Los métodos que normalmente uso, no funcionarían en ti. Tú estás acostumbrado al dolor ¿no es verdad? El sufrimiento físico, que pretendo entregarte, no tendría ningún efecto en ti.

 

Pero creo que tengo una solución para este pequeño dilema…. Tortura para ti no significa nada. Pero… ¿qué me dices del dolor de alguien más? ¿De alguien que claramente te importa lo suficiente como para intentar salvar su vida?– Dijo señalando enfáticamente a  la figura de Peter, el cual se encontraba todavía aprisionado entre sus manos. 

 

–Dime… ¿Acaso te importaría si le quito una extremidad? ¿o dos?–

 

El cuerpo de Loki se tensó y el miedo cayó lentamente por su espina. 

 

–No te atreverías…– Dijo, tratando de que su voz sonara firme, pero fallando miserablemente. 

 

–¿Oh? ¿De verdad quieres poner a prueba mi palabra?–

 

Cráneo Rojo aproximó su espada al brazo de Peter.

 

De forma frenética, Loki rebuscó en su mente, alguna forma de ayudarlo, pero no dio con nada.

 

Negociar era inútil y su cuerpo paralizado se sentía más que nunca, como una prisión –¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser tan débil?

 

Peter trató de zafarse, pero fue inútil, Schmidt lo sujetaba con un agarre de hierro. 

 

Después de un momento, dejó de luchar. Quedándose muy quieto, aceptó su destino.

 

Cráneo Rojo, alineó el filo de su espada en la coyuntura de su muñeca.

 

–¡NO! ¡DETENTE!– Gritó Loki, sin importarle ya, el atisbo de desesperación que asomó en su voz.

 

Pero el hombre, solo le sonrió, sin siquiera vacilar un ápice el agarre de su espada.

 

Su brazo cobró impulso…  

 

De repente, se escuchó un extraño sonido, como el silbido de un objeto atravesando el aire.

 

Schmidt sólo tuvo algunos segundos para tirarse a un lado y esquivar la flecha que iba dirigida directamente hacia su corazón. 

 

Con ese movimiento, soltó a Peter, el cual cayó al suelo. 

 

Él estaba adolorido y débil, pero indudablemente a salvo.

 

La luz del sol cegó sus ojos por un instante, pero Loki pudo ver sombras a la distancia, justo por donde la flecha había sido lanzada. Cuando su mirada se aclaró, su corazón latió violentamente contra su pecho. Tony y su tropa, se dejaron ver por el horizonte.

 

Loki cerró los ojos, tomó aire y luego soltó su respiración lentamente, sintiendo como un gran alivio recorría sus sentidos. Estaban a salvo, Los refuerzos habían llegado.

 

Divisó a Tony, valiente y brillante, galopando sobre su caballo. Todo el héroe que en realidad era. A su lado, iba un hombre que no era parte de la tropa, un arquero. Él era quién había disparado la flecha que salvó a Peter. 

 

¿Quién era él? Un aliado, sin duda. Un pensamiento silencioso de gratitud, cruzó en ese momento, por su mente.

 

Las cavilaciones de Loki, fueron interrumpidas, de repente, por un fuerte gruñido.

 

Cráneo Rojo observaba a la Tropa de Tony, con un rostro tan agrio, que parecía como so se hubiera tragado todo un litro de leche descompuesta.

 

–Ríndete– Le dijo Loki –Tú y tu gente ya no tiene ninguna posibilidad de ganar–

 

Schmidt contrajo su rostro en pura frustración, pero de pronto, algo cambió; una sonrisa maliciosa y torcida se posó en sus labios.

 

–Creo que te has ganado el honor. Voy a mostrarte algo verdaderamente especial–

 

Cráneo Rojo rebuscó en un bolso que tenía amarrado del cinto. De adentro, sacó un cofre de madera, adornado con la figura de un ominoso árbol.

 

Cuando lo abrió, una resplandeciente luz se proyectó desde adentro, tiñendo su rostro en tonos azulados. 

 

Ahí, descansando en los confines del cofre, se pudo vislumbrar la forma imponente de un cubo cristalino. 

 

Su forma brillante emitía destellos eléctricos y dentro de sus paredes translúcidas, se podía apreciar algo revolviéndose en su interior, una energía que parecía provenir de su mismo núcleo.

 

Cuando Loki lo reconoció, el aire pareció quedarse atascado en sus pulmones.

 

¿El Tesseract? ¿Qué hace acá en la tierra? ¿Cómo fue posible para este humano encontrarlo?

 

–Sólo lo uso con enemigos especialmente fieros. Sólo un toque desintegrará sus cuerpos por completo. ¡Observen! He aquí el cubo de los Dioses, sean testigos del verdadero poder, de mí poder–

 

Pero había algo mal. La luz que se irradiaba del Tesseract, se comportaba de manera extraña. Ella titilaba de forma inconsistente, como si pasara por diferentes cambios de energía. Y de repente, con una sacudida, las paredes del cubo parecieron ensancharse.

 

Loki supo inmediatamente lo que iba a suceder.

 

–¡Mortal Estúpido! No tienes idea como usar el Tesseract. Está respondiendo mal hacia ti ¿No te das cuenta? ¡Va a estallar! nos vas a matar a todos–

 

–¿Crees que puedes engañarme tan fácilmente? No soy un hombre ordinario. No voy a renunciar a su poder. No hay nada que puedas hacer para detenerme–

 

El cubo comenzó a brillar con cada vez más intensidad, emitiendo un sonido inquietante, como un chillido.

 

Loki se estaba quedando sin ideas. Si no hacía algo pronto, todos morían.

 

De soslayo, vio la tropa de Tony corriendo hacia ellos, con las armas alzadas, aproximándose cada vez más.

 

Loki sintió verdadero temor al darse cuenta de que, si se acercaban, iban a ser también atrapados dentro de la explosión.

 

Él trató de gritar, de advertirles, pero su voz fue atrapada dentro del creciente alboroto.

 

Loki se estremeció de miedo y rabia, hasta que todo su cuerpo quedó consumido por unos escalofríos febriles que le incendiaron las mejillas y lo dejaron sin aliento.

 

Era cosa de tiempo, en cualquier momento, el Tesseract explotaría y se llevaría con él, cualquier indicio de vida que se encontrara en su camino.

 

Loki sintió, como si el tiempo se hubiera congelado. Era como si todos los sonidos se hubieran apagado, y solo pudiera sentir el sonido de su corazón a punto de explotar en el pecho. 

 

Todo fue muy rápido, no supo como pasó.

 

Sintió una calidez familiar rodeando su cuerpo, una que había temido nunca iba a sentir de nuevo. ¡Su magia!  ¡Su Seidr!(1) Estaba ahí, de nuevo a su alcance, impregnándolo de su poder, formando parte de su ser.

 

Se percibió, renovado y extrañamente eufórico. Era como si hubiera estado mortalmente enfermo y de pronto, hubiera despertado bien de nuevo. O como si una extremidad, que nunca se hubiera sabido perdida, hubiera sido restaurada nuevamente. Todo se veía ahora con una nueva claridad. Él podía pensar, podía ver, podía sentir.

 

Con su magia restaurada, Loki sintió la esperanza florecer en su pecho. Él ya no estaba indefenso, ahora tenía la posibilidad de luchar, de poder defenderse a si mismo y a su nuevo hogar. Poseía un arma para blandir contra los invasores. La oportunidad de marcar la diferencia en esta batalla.

 

Llamó a su magia, y ésta vino a su encuentro. La sintió danzar en su interior, flotar y recorrer su cuerpo en un gentil revoloteo. Pero… algo no andaba bien. Al apenas tocar su Seidr, Loki lo supo.

 

Aunque parte de su magia había regresado, ésta permanecía todavía dañada. Su Seidr se había reabastecido, pero sólo una pequeña parte, una que era infinitamente más débil de lo que antes había sido. Su poder estaba ahí, pero era tan solo una chispa. Algo inestable que podía apagarse a la menor provocación, desvanecerse, si es que fuera llevada al borde de su límite.

 

La preocupación pronto se volvió la emoción predominante ¿Sería su magia suficiente para detener la amenaza? ¿Podría su Seidr mutilado contener el milenario poder del Tesseract?  Loki no lo sabía… pero lo que si tenía claro, era que no había tiempo de dudar, tendría que arriesgarse.

 

El fracaso no era una opción. Su magia iba a ser suficiente, tenía que ser suficiente.

 

Loki entonces, liberó un gran rayo de energía. Era una luz verde que se estrelló contra Schmidt, expulsándolo varios metros hacia atrás.

 

Su cuerpo se estrelló contra una de las barricadas, rompiendo la madera, para luego desplomarse al suelo con un golpe sordo.

 

El Tesseract calló de sus manos, estrellándose en el suelo. En donde siguió brillando de forma peligrosa.

 

Ignorando a Cráneo Rojo, dándose cuenta que debía hacer algo pronto, la magia de Loki, se concentró.

 

Su Seidr, se dirigió hacia el cubo, tratando de envolver aquella energía pulsante, luchando por contener de alguna forma su poder. 

 

Pero el Tesseract, rechazaba el Seidr de Loki una y otra vez, dispersando su energía al apenas hacer contacto.  

 

Ambas magias comenzaron entonces, una silenciosa batalla, chocando entre sí como rayos, formando una confusión de colores y destellos cegadores.

 

Gotas pesadas de sudor corrían lentamente por la sien de Loki y de pronto, el flujo de su poder comenzó a vacilar. Su magia estaba fallando. Sus reservas se estaban agotando a pasos agigantados.

 

Pero no podía rendirse ahora, no cuando la resolución de esta batalla podría significar la diferencia entre la vida y la muerte de todos los presentes. Sólo un poco más, tenia que esforzarse un poco más...

 

Loki apretó los dientes, alcanzó el poder desde su centro y tiró, empujando, estrujando hasta la última gota de magia. El esfuerzo hizo su cuerpo temblar y su visión se estrechó.

 

Esta vez, la magia de su cuerpo, se expulsó en una potente onda energética, alcanzando el cubo de un golpe, logrando que su poder, se fundiera con el del Tesseract. 

 

Si alguien le hubiera preguntado, él no podría haber descrito lo que sintió en ese momento. Era como si el cubo se estuviera comunicando con él, cantándole, mostrándole toda una nueva realidad. Por un instante, Loki ya no era más él mismo, era otro ser, uno que estaba completamente unido con su poder. El Tesseract lo había aceptado a él y su magia. Y de repente, Loki supo exactamente lo que debía hacer.

 

La luz verde de su Seidr brilló con más intensidad, separándose del cubo, rodeándolo, y luego, con un giro, el Tesseract desapareció. Su magia, lo había desvanecido como si nunca hubiera estado ahí.

 

Loki sólo lo sintió. Percibió la energía del cubo siendo contenida dentro de uno de sus bolsillos multidimensionales. Fue una gran explosión. Tan poderosa, que incluso podría jurar, haber sentido una ligera vibración en los canales de su magia, que conectaban con las ramas del gran árbol de Yggdrasil(2)

 

El peligro había pasado. Él lo había logrado. Había podido contener y aislar el poder del Tesseract.

 

Después de eso, Loki volvió a llamar a su Seidr, pero sólo vacío resonó en su interior. Su magia, nuevamente estaba fuera de su alcance, agotada nuevamente.

 

Bueno… ya no importaba. Todos estaban vivos, y honestamente, eso era más de lo que tenía ningún derecho de esperar. Su Seidr era un precio justo por todas las vidas que habían podido ser salvadas el día de hoy. Él lamentaba su pérdida, por supuesto que lo hacía, pero Loki también sabía que, de haber sido las cosas diferentes, él podría haber perdido infinitamente más...

 

Como si fuera un eco lejano, Loki escuchó el ruido de algo metálico y pesados pasos que se acercaban de forma rápida y amenazante. 

 

Al fijar su vista, Loki vio la figura de Schmidt corriendo hacia él. Su rostro desfigurado de rabia lo miraba con ojos desenfocados y su espada desenfundada, brillaba como si estuviera reflejando mil soles.

 

Los aldeanos que defendían a Loki, se abalanzaron con un grito hacia Cráneo rojo, pero ellos no tuvieron ninguna oportunidad. Él los empujó con su espada, lanzándolos por el aire, sacándolos de un golpe de su camino.

 

Schmidt llegó donde Loki y en cosa de segundos, ya se cernía sobre su cuerpo, con su arma alineada, dispuesto a terminar con él.

 

Levantó su espada y en una amplia moción, el filo comenzó a cortar el aire, apuntando directamente hacia su cabeza.

 

Con su magia agotada, Loki entendió que no le quedaba ningún medio para defenderse. 

 

Aquellos segundos antes de que la espada conectara, pasaron más lento de lo que deberían. 

 

Algunas personas, al verse enfrentadas con la certidumbre de la muerte, dicen experimentar diferentes revelaciones; algunos, relatan como vieron pasar su vida frente a tus ojos, otros dicen, verse iluminados con las verdades del universo o incluso, posibles encuentros angelicales y coros celestiales. 

 

Pero Loki, en ese momento, no tuvo ninguna de esas epifanías. En cambio, solo una inmensa tranquilidad circuló por su mente. No tenía incógnitas que resolver, ni siquiera ira, sólo una sosegada aceptación que le adormeció los sentidos. 

 

¡Ah! Así que este es el fin...–Pensó –Solo tengo un solo arrepentimiento; el no poder ver el rostro de Tony una vez más...

 

Cerró los ojos y se preparó para el golpe, pero... éste nunca vino. 

 

Al abrir sus ojos, vio a Tony parado detrás de Cráneo Rojo. Su espada, clavada de extremo a extremo en su pecho.

 

Por un instante, Schmidt se quedó allí de pie, perplejo. Parecía no sentir la herida y contempló la punta de la espada que salía de su pecho como si nada sucediera, casi con curiosidad. Se quedó ahí, aturdido, pero luego, una luz de comprensión alcanzó sus ojos. Ahogó un gemido, y con un último suspiro, calló al suelo, de donde ya no se movió más. 

 

A los enemigos, les bastó con esa visión. Cediendo al pánico, echaron a correr despavoridos, sólo para ser acorralados por la tropa de Tony. Ellos, al verse sin salida, soltaron sus armas, cayendo de rodillas, fijando su vista asustada hacia la figura imponente de Loki.

 

Despojados de sus armas, fueron reducidos con cuerdas y tomados en custodia.

 

Todo se terminó en ese momento. Habían ganado la guerra.

 

Las personas tenían los ojos vidriosos de impresión, dolor y extenuación, pero una mirada de logro iluminaba sus facciones.

 

–Volviste– Le dijo Loki a Tony, sonriendo.

 

–Así es. Como ves, mantuve mi promesa– Le respondió él.

 

Súbitamente, Loki sintió como si el mundo a su alrededor comenzara a girar. 

 

Su respiración se volvió pesada y sintió como la adrenalina abandonaba su sistema, a medida que la agitación de la pelea se desvanecía.

 

Al parecer, el uso de su magia, había tomado más esfuerzo del que había previsto. Se había llevado si mismo al límite.

 

El peso del agotamiento se hizo notar por su cuerpo y su cabeza palpitó. Con un último vistazo a los ojos preocupados de Tony, la tierra se desvaneció, y él se sumió en el olvido.

 

Notas finales:

¡No se preocupen Loki no está muerto! (sólo un pequeño adelanto) 

 

Realmente, debo confesar que este capítulo iba a ser el doble de largo. Tuve que cortarlo en dos o si no, sentía que nunca iba a poder postearlo. Pero, como buena noticia, logré avanzar bastante, así que espero poder postearlo pronto. (dedos cruzados)

 

Próximo capítulo: Básicamente... Nuestros protagonistas tendrán mucho de que hablar y sentimientos que expresar. Y, además, se abordarán algunos temas que quedaron inconclusos en relación con la guerra.

 

¡Manténganse en sintonía!

 

Como siempre, muchas gracias a todos por sus comentarios y opiniones, ¡realmente me llenan de ánimo para continuar escribiendo! Además, siéntanse libres de dejar un comentario y decirme lo que piensan. Es muy apreciado.


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