Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El orgullo de un ex-mujeriego - ZoSan por Legalxinsanity

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sanji salía del baño rumbo al sofá en el que había dejado a Zoro y a Nami hacía veinte minutos. Sí, se había demorado más de la cuenta. Cuando enfocó su vista en la dirección en la que se suponía debían estar, sí, estaban ellos, pero no eran los únicos. Al parecer tenían compañía.


Tashigi... ¿Cuándo había llegado ella? Reiju ni siquiera la había invitado.


No perdió más tiempo y terminó por acercarse.


-¿Por qué demoraste tanto, idiota? -preguntó Zoro interrumpiendo él mismo su conversación.


-Me entretuve hablando con mi gemelo -dijo Sanji con una sonrisa juguetona con su mirada clavada en Zoro. Sin embargo, no le pasó desapercibido cómo la expresión de plena felicidad que había tenido Tashigi había desaparecido.


Zoro solo negó con la cabeza con una sonrisa sobre su rostro. Sanji solía decir eso, ya que él y Sabo tenían cabello rubio y una personalidad más o menos parecida.


-Tashigi... un gusto verte -dijo Sanji con una sonrisa leve.


-De igual manera -respondió Tashigi sosteniéndole la mirada por solo unos segundos.


Zoro se pegó a Nami, quien estaba sentada en la esquina del sofá, para hacerle un espacio a Sanji; sí, un espacio entre él y Tashigi. Qué gran idea. Esta solo observó la acción de Zoro e hizo una mueca, mueca que fue percibida por Sanji.


Bien; no era bienvenido, se dijo Sanji.


Ella no le había hecho nada, pero de verdad que él tenía ganas de joderle la noche, incluso siendo ella una señorita. ¿Por qué? Porque... bah, buena pregunta.


-Ya estamos a la mitad de la fiesta y no hemos bailado nada -lanzó Sanji al aire-. ¿Qué les parece si bailamos?


-¡Sí, por favor! -dijo Nami irguiéndose como un resorte en el sillón-. Ya me aburrí de escuchar sobre lo asombroso que son las espadas. Zoro y Tashigi deben buscar mejores temas de conversación.


¿Espadas? Claro, ¿de qué más podrían haber estado hablando? Ambos las adoraban de una manera que hasta ya hostigaba.


-Me parece muy buena idea, Sanji -dijo Tashigi con una tenue sonrisa sobre su rostro. Ella se puso de inmediato de pie ante las miradas expectantes de los demás-. Vamos, Zoro. Bailemos un rato.


-¿Eh? No, no... de ninguna manera. Bailar es muy estúpido... -dijo Zoro.


-Cállate y levántate, inútil. No desprecies la idea de Sanji-kun -dijo Nami dándole un golpe en la cabeza. Luego le jaló el brazo y le obligó a levantarse mientras este se sobaba la cabeza.


Una vez los cuatro estuvieron de pie, recorrieron el ambiente con su mirada, especialmente la pista de baile. La mayoría de los invitados bailaba a más no poder delatando así que habría dos, tres o incluso más copas de vino de por medio. Los cuatro terminaron mirándose a los ojos. En ese momento notaron que en realidad la única que se veía genuinamente entusiasta era Nami.


Zoro fijó sus ojos sobre Sanji y se encogió de hombros, dándose por vencido. A diferencia de lo que había sucedido con las mujeres borrachas varios minutos antes, no podría escaparse de esta. Sanji le lanzó una mirada retadora en respuesta.


El espadachín estaba a punto de acercarse a Sanji, realmente sin saber qué le incitaba a hacer aquello, pero antes que siquiera pudiera dar el primer paso, Tashigi se colocó justo en frente y le agarró la mano derecha, en una muda invitación para bailar juntos. Zoro correspondió el agarre; más por inercia que por deseo propio. De inmediato, Tashigi lo jaló haciendo que siguiera su paso y así ambos se integraron a la pista de baile.


-¿Bailarás conmigo... -Sanji volteó a ver a Nami-, o seguirás observando con el ceño fruncido lo que sea que esté en esa dirección? -agregó ella señalando un punto en específico.


Fue recién en ese momento que Sanji fue consciente del ceño fruncido de su rostro. Relajó su expresión y agarró la mano de Nami llevándola de inmediato a la pista de baile. Si bien no se fue por la misma dirección donde se encontraba Zoro, se posicionó a unos cuantos metros de este.


No pasó mucho cuando ambas parejas ya se encontraban bailando. Aunque la música animaba el ambiente, la vista no era muy alentadora. Sanji podía ver cómo Tashigi le acariciaba los brazos a Zoro mientras ambos bailaban. Este no hacía nada en lo absoluto, salvo rascarse la cabeza y moverse torpemente.


Diablos, Zoro, ¿no harás nada al respecto?, se dijo Sanji.


Lo que pasó con ambas mujeres borrachas no le había disgustado porque había podido ver a través de los ojos de Zoro que este no lo estaba disfrutando. Pero en esta situación cómo saberlo, si ahora Zoro le estaba dando la espalda. Solo podía ver el rostro de aquella mujer que no hacía más que toquetearlo.


A ese paso Zoro terminaría rompiendo la promesa que le había hecho, más por tonto que porque en realidad quisiera romperla.


Sanji no pudo eliminar esa profunda necesidad de detener aquello, por lo que detuvo su baile con Nami, quien quedó bastante desconcertada, y la llevó con dirección a Zoro y Tashigi. Grande fue la sorpresa de estos cuando notaron la presencia de Sanji y Nami justo en frente de ellos.


-¿Qué sucede? -inquirió Zoro.


Sanji ni siquiera quiso verlo a los ojos.


-No hagamos las cosas tan predecibles, ¿te parece, preciosa? -dijo Sanji poniendo toda su atención en Tashigi mientras le extendía una mano. Ella lo dudó por unos breves segundos, pero después una sonrisa se abrió paso en su rostro.


-Me parece bien -contestó Tashigi.


Tomó su mano y Sanji regresó, esta vez con Tashigi, al lugar en el que había estado instantes atrás. Zoro se quedó desconcertado mirando aquella escena, pero no le quedó de otra que bailar con Nami antes de que esta lo golpeara.


Sanji rodeó la cintura la cintura de Tashigi y ella colocó su mano sobre el hombro contrario. Se mantuvieron bailando a paso lento por unos cuantos segundos hasta que en eso, Tashigi acercó su rostro al oído de Sanji.


-Pareciera que me quieres lejos de Zoro... -comentó Tashigi. Sanji giró su rostro levemente logrando ver solo el cabello de su compañera de baile. Bufó. Tashigi a parte de ser veloz en acciones también era directa.


-O quizá me pareces tan atractiva que quería aprovechar esta oportunidad para bailar contigo -dijo Sanji. No tardó en desviar su mirada hacia el lado contrario en vista de que ella no lo miraba.


-No soy tan ingenua -respondió Tashigi.


Tashigi se alejó un poco en brazos de Sanji, quien de momento le liberó la cintura. Ambos aprovecharon el ritmo de la música para cambiar de lugar, y por supuesto, para establecer sus verdaderos sentimientos hacia el otro a través de sus miradas. Sanji tomó una de las manos de Tashigi dispuesto a darle un giro. Ella colaboró. Pronto volvieron a la posición en la que estuvieron al principio.


-En todo el tiempo que pude observarte, me he dado cuenta que dependes mucho de Zoro -le dijo Tashigi esta vez haciendo contacto visual mientras Sanji los hacía girar en su sitio con movimientos ritmícos y entrecortados-. Siempre los veo juntos. Pareciere que fueran... cómo decirte... -la sonrisa sobre los labios de Tashigi no anticipaban nada bueno. Aquellas palabras solo habían provocado que el corazón de Sanji latiera a mil por hora-, pareciera que fueran... una especie distorsionada de... mejores amigos.


El aire le regresó a los pulmones a Sanji. Por supuesto que eso iba a decirle. ¿Qué esperaba que dijera "pareja" o algo tan descabellado como eso?


-Hazme un favor y no malinterpretes la actitud amigable de Zoro -agregó Tashigi mientras ahora ella era la que se encargaba de llevar el ritmo-. Él solo te considera un compañero. No tiene por qué cargar contigo y tus problemas.


-Te equivocas. Yo no dependo de Zoro ni dejo que cargue con mis problemas -dijo Sanji con una expresión seria-. Cada quién se encarga de lo suyo.


-Me parece que su táctica es muy inteligente -dijo Tashigi. Sanji arqueó la ceja. ¿Ahora qué diría esa mujer?-. Si te sigues repitiendo esa mentira, pronto terminarás pensando así...


Mientras sus movimientos de baile se acompasaban, ambos se sonrieron, como las demás parejas lo hacían a su alrededor. La única diferencia era que sus miradas no transmitían lo mismo que sus labios curvados.


-Sé que no te agrado...y me parece justo -agregó Tashigi-. Zoro y yo compartimos una muy bonita conexión, y no espero que eso cambie nunca.


Y ese fue su veneno final. Tashigi por fin se había quitado la máscara.


Ella se alejó de entre los brazos de Sanji dispuesta a irse, pero no previó que este la volviera a atraer hacia sí.


-Fuera de que Zoro y yo solo seamos compañeros de equipo -susurró Sanji en el oído contrario. Tashigi se quedó quieta, dispuesta a escuchar-, y que no comprenda lo idiota que puede ser a veces, admiro su actitud y su respeto a sus principios. Así que déjame decirte una cosa... -la trajo aún más hacia él bajando su mano hasta la espalda baja. Ella se removió un poco incómoda-, si vas a seguir jugando con su mente solo porque te pareces a esa tal Kuina, entonces vas a tener que considerarme como un enemigo.


Sanji deshizo el agarre de una manera tan tosca que a Tashigi no le dio tiempo de maquillar su evidente ceño fruncido. Bueno, tampoco es que Sanji hubiera disimulado su sonrisa burlona. Al acabar la canción, ambos se dieron cuenta que Zoro se acercaba directamente a ellos.


-¿Y Nami? -preguntó Sanji una vez el espadachín estuvo frente a ellos. Quería evitar que sintiera la tensión en el ambiente.


-Recibió una llamada de Luffy -dijo Zoro señalando el balcón que se encontraba en ese mismo piso. Sanji miró hacia esa dirección y en efecto, vio a su compañera hablando por den den mushi-. Debe estar informándole que ya están de camino hacia aquí o algo así.... Los vi a ustedes muy conversadores -agregó sin más centrando su mirada en ellos-. ¿Se estaban poniendo al día o algo por el estilo?


Sanji y Tashigi se miraron por el rabillo del ojo, como retándose a ver quién decía algo al respecto. Zoro los siguió mirando insistente.


-Para nada -dijo finalmente Sanji con mucha naturalidad-. Solo... le comentaba de lo duro que debía ser dejar la marina, ¿verdad?


Tashigi lo miró por unos cuantos segundos, y después enfocó su mirada en Zoro. Ya todos sabían que Tashigi y el capitán Smoker habían desertado de la marina tal como lo había hecho Aokiji en su tiempo. Pero Sanji bien sabía que a ella le incomodaba que hablaran sobre eso tan abiertamente.


-Así es, Zoro -dijo ella-. Y yo le decía a tu compañero que eran temas que no le incumbían.


-Bueno... -dijo Zoro realmente fuera de contexto-, ya cortemos esto del baile que es patético. Vamos a tomar algo.


-Bien por mí -dijo Sanji.


Estaban a punto de dirigirse al sofá en el que habían estado sentados, cuando Tashigi tomó la palabra:


-Zoro, creo que Sanji tiene mejores cosas que hacer -se apresuró en decir Tashigi ganándose una mirada de sorpresa por parte de los dos caballeros-. Solo vean a las señoritas que requieren su atención por allá -les señaló. Los dos voltearon y notaron que un par de chicas miraban de manera coqueta a Sanji mientras lo saludaban-. Además, sé que se aburrirá con nosotros... tal como Nami se aburrió.


-De hecho, creo que Sanji preferiría quedarse, ¿verdad? -le inquirió Zoro posando su mano sobre su hombro, para llamar su atención. Sanji solo se quedó observando a las mujeres.


-Bueno... la verdad es que se ven bastante pasadas de copa. Creo que me convendría declararme fuera de servicio en este instante antes de que se me abalancen y me violen como casi lo hacen con cierta persona... -dijo Sanji. Escuchó la suave risa de Zoro y un ligero apretón en su hombro en respuesta. Esto lo hizo voltearse a verlo. Al hacer aquello, se derritió al poder ver a Zoro tan alegre; un sentimiento tan profundo que movió algo dentro de él de una manera tan incomprensible que de pronto se sintió con la necesidad de desviar la mirada-. Pero... Tashigi tiene razón, Zoro. Será mejor que me vaya con ellas -dijo para sorpresa de Zoro, para satisfacción de Tashigi. De inmediato le dio un apretón a la mano que reposaba sobre su hombro y se liberó del agarre-. Disfruten la noche.


Zoro lo miró insistente, pero Sanji no dijo nada más al respecto. Se despidió de ambos y se alejó siendo consciente que Zoro aún lo seguía mirando con sorpresa.


No era la mejor decisión que había tomado. A decir verdad, solo lo habría hecho por impulso. Sanji le había mentido a Tashigi. Él y Zoro eran más que compañeros de equipo. ¿Por qué? Por el simple hecho que ya se habían confiado varios secretos. Zoro le confesó que jamás se había acostado con una chica, pero ese secreto no importaba; de hecho, ese ni siquiera era un secreto. 


Lo que importaba es lo que le había confiado Sanji: que ya no le atraían las mujeres. Sí, se lo había dicho a Zoro, y sí, aquel secreto era completamente cierto. Y el gusto por las mujeres jamás regresó. Ese día se mostró frustrado ante los ojos ajenos que lo miraban con sorpresa.


Zoro solo le atinó a decirle que debía aceptar quién era, que no debía ser motivo de vergüenza que le gustaran los hombres, y que él se mantendría a su lado, sin juzgarlo y sin decirle a nadie. Ese día Sanji admiró a Zoro más que nunca.


Pero quizá Tashigi tenía razón. Estaba malinterpretando la actitud de Zoro. Él solo lo consideraba como un buen compañero.


Zoro no tenía por qué cargar con sus problemas.


Era tiempo de alejarse de él, al menos por el resto de la noche.


--------------------------


Deshacerse de las mujeres que lo habían estado siguiendo no le fue nada fácil, aún más cuando éstas se encontraban al borde del punto culminante de ebriedad. ¿Qué diablos sucedía? En el pasado, él era el que las perseguía y ninguna le hacía caso. Ahora que ya no estaba interesado, lo perseguían. Qué gran ironía.


Una vez estuvo libre, buscó con la mirada a Zoro y a Tashigi, pero ya no los vió. Al único rostro agradable que encontró, fue al de Reiju, por lo que decidió acercársele. La había visto sola, recargada en una esquina justo enfrente del baño de mujeres y eso le llamó la atención.


-Reiju ¿qué sucede? -le dijo Sanji apenas estuvo frente a ella-. No te había visto desde hace rato.


-Pues, solo observo lo idiota que se ponen los hombres cuando se emborrachan -dijo ella.


-Estoy seguro que más que eso, te jode que Luffy no esté aquí -dijo Sanji sonriéndole de manera burlona, ganándose un pequeño golpe de su hermana-. ¿Viste a Tashigi y a Zoro?


-Tashigi se sintió un poco mal y Zoro la acompañó a un lugar más tranquilo... -Sanji arqueó una ceja ante ello-. Zoro ha de estar mostrándole la mejor de sus espadas, si sabes a lo que me refiero...


-Eh, Zoro no está interesado en eso...


-Pues, la última vez que los vi, estaban subiendo hacia las habitaciones. Me los encontré arriba.


Fue en ese momento que la noche de Sanji se volvió amarga. Y más que le molestaba el hecho de que ambos pudieran estar demasiado ebrios y teniendo sexo en ese momento, más le molestaba el hecho de desear estar en el lugar de Tashigi.


Malditos sentimientos.


-Sanji, ¿todo bien? -inquirió Reiju.


-Todo bien -dijo Sanji mientras alzaba la mirada. Esta vez se mostraba un poco menos entusiasta-. Creo que iré a tomarme algo. Por favor, vigila a Nami-san por mí. No dejes que nadie intente propasarse con ella.


Luego de que Reiju accediese con un leve asentimiento, Sanji se puso en marcha con dirección a la barra. Ahí se encontraban Sabo y Law, ambos sentados entre risas y pequeños golpes en el hombro. Al menos se podría emborrachar con ellos. Se sentó a su lado.


-Sanji... -dijo Sabo apenas se dio cuenta de su presencia-. ¡Qué gusto que te nos unas! Justo Law estaba hablando sobre ti. ¿Cómo es eso de que casi te hacen casar con una de las hijas de Big Mom?


Sanji los miró curioso. ¿Habían estado hablando de él? ¿En serio?


-Es que se nos acabaron los temas de conversación -agregó Law en broma.


Sanji solo rodó los ojos. Iba a responder, pero justo en ese momento Ace también se les unió. ¿De dónde había salido? No tenían idea.


-¿Tan rápido terminaste? -preguntó Law


-Por supuesto que sí -dijo Ace. Luego enfocó su mirada en el bartender-. Dame lo mejor que tengas.


-Que sean dos, por favor -pidió Sabo.


El bartender miró disimuladamente a Sanji, y ante el ligero asentimiento de cabeza que este le hizo, sacó el vino "Fruta del Diablo" de entre todas las botellas. Una vez tuvo las dos copas servidas, se las extendió a Ace y a Sabo que no demoraron en recibirlas.


-¿De qué me perdí? -preguntó Ace mirando a Law y a Sabo con una sonrisa sugestiva en su rostro.


-Sin novedad; Sanji ahuyentó a las mujeres que estaban con él -agregó Law, ganándose un codazo en sus costillas por parte de Sanji.


-Pues... yo conseguí cinco conquistas de seis -dijo Sabo-. La ex capitana de la marina se me escapó.


-Te dejó por Zoro, ¿verdad? -dijo Ace. Sabo bufó y de inmediato se tomó la mitad de su trago-. A propósito, no los veo por aquí. Deben de estar dándose duro.


Esa vez fue turno de Sanji. Tomó la copa de Law y bebió el contenido de una solo tomada sin importarle el "¡Ey!" que le lanzó este. Aquel comentario no le había dado gracia para nada.


Rayos, gracias a ese trago ahora sentía que la ebriedad le pesaba un poco más.


-Pues... por mi parte, estuve muy ocupado con dos hermosas señoritas -Ace hizo una expresión como si saboreara algo delicioso.


-Te tardaste muy poco, en mi opinión. Déjame darte una lección, ya que necesitas claramente una. Que tengas orgamos instantáneos no quiere decir que seas bueno. Quiere decir que eres precoz -dijo Sanji-. Y por parte de las señoritas... las mujeres a veces fingen orgasmos, ¿lo sabías?


Ace se rió por el gran argumento que se había lanzado Sanji. Fuera de que este no le agradara, se podía tener verdaderas discusiones con él.


-Dime, Sanji... ¿en toda la noche con cuantas chicas te has acostado? -Sanji frunció el ceño. Con que por ahí desviaría el tema el subnormal ese, pensó. Ace le dió un sorbo a su trago antes de continuar-.Tuve mucha acción con dos bellas señoritas en el baño -Sanji lo siguió mirando con molestia, de tal manera que ni siquiera le respondió el comentario-. Me parece que estás dudando de mis habilidades. Hagamos algo... -dijo Ace dejando su trago en la barra para poder sobar sus manos entre sí-. Proponme cualquier persona en esta habitación y yo la tendré en mi cama. Así te enseñaré que puedo con cualquiera... Incluso si es hombre...


-No podrías conmigo -dijo Sanji de manera automática.


Law y Sabo se removieron en sus asientos algo ansiosos. Law, al ver que no tenía nada en su copa, decidió beber un poco de la copa de Ace, aprovechando que este estaba distraído.


-¿Y quién dice que quiero tener algo contigo, Sanji? -dijo Ace-. Jamás pasará. Simplemente... no me apeteces. Dices que los hombres también te desean. Bueno, en todo lo que va de la noche no te he visto con ninguno.


-Cuida tus palabras. Ya verás que acabarás tragándotelas.


-Muéstrame que los hombres de esta sala te desean tanto como dices, y yo reconoceré públicamente que eres un verdadero hombre -sugirió Ace. Sanji le sostuvo la mirada llena de desafío-. Vamos, hombre...


-Jamás digo no a un reto -dijo Sanji mientras se ponía de pie-. Pónte cómodo.


Sanji se fue con pasos un poco torpes con dirección al DJ y le susurró al oído el nombre de una canción que iría perfecta con el show que se mandaría. El DJ de inmediato cambió la música interrumpiendo el baile de todos. Bueno, a nadie le importó. Todos estaban lo suficientemente borrachos como para seguirle la corriente a la situación.


Una vez "You can leave your hat on" se dejó escuchar, Sanji se abrió paso. Pudo ver como Law, Sabo y Ace estaban sentados esta vez de espaldas a la barra de modo que pudieran verlo de frente. Eso lo animó más.


Había estado encerrándose a sí mismo en su propia mente, ya que le avergonzaba el hecho de que le atraían los hombres, y por un segundo aquello se había interconectado de una manera inexplicable con la percepción que tenía de sí mismo: ya no se sentía atractivo. Sin embargo, una cosa descubrió esa noche: si Ace ahora mismo lucía como la figura más sensual de la habitación, era solo por haber tenido a un gran número de mujeres rodeándolo. Por supuesto que el no haber tenido compañía esa noche no hacía que su sensualidad, que la sensualidad del gran Sanji se redujera y era el momento de demostrarlo.


Al voltear con dirección a la barra, vio como Sabo, Law y otros hombres tenían los ojos enterrados en él, pero no precisamente estaban mirando sus ojos. Ace tenía los brazos cruzados y su espalda recargada en la barra. Cuando sus ojos se cruzaron, este le hizo una señal para que continuase.


Sanji comenzó a acercarse a la barra para sorpresa de todos los hombres que se encontraban sentados ahí. Empezó a bailarle al hombre que se encontraba al extremo derecho. Y luego deleitó con sus movimientos sensuales a los dos tipos que le seguían, hasta que llegó donde se encontraba Sabo.


Al tenerlo de frente, este lo vio con ojos de completa sorpresa. Sanji colocó ambas manos sobre los muslos contrarios y le separó las piernas para hacerse espacio entre ellas. Se pegó por completo a su cuerpo, provocando que Sabo soltara un gemido al sentir ambas entrepiernas completamente pegadas.


Comenzó a pasear sus manos en suaves círculos por los muslos contrarios mientras sus caderas se movían levemente entre ambas piernas, haciéndose más espacio en el proceso. La mirada de Sabo comenzaba a reflejarse más inquieta, aunque sus brazos aún se encontraban apoyados en la barra sin ningún indicio de que los fuera a separar de ahí para tocarlo. Al parecer, sabía cómo controlarse.


Sanji dejó sus labios a centímetros de los del otro y sopló sensualmente sobre ellos logrando que Sabo entrecerrara los ojos. Sonrió triunfante. Decidió acercársele aún más y con su nariz le delineó la barbilla, para luego acercar sus labios al oído contrario.


-Me encantaría salir un día de estos a beber algo contigo -le susurró Sanji a su oído-. ¿Te gustaría?


Sabo no contestó de manera verbal; solo sonrió tan encantador como solía hacerlo.


Sin decir o hacer algo más, se acercó a Law, quien se encontraba justo sentado a un lado de Sabo. El doctor al verlo acercarse se irguió en su asiento y pegó su espalda a la barra. No había creído que Sanji fuera capaz de aplicar aquel baile sensual con él, pero qué equivocado estaba. Una vez en frente, Sanji se volteó dándole la espalda por unos segundos y se sentó de esa manera sobre sus piernas. Law aferró ambas manos a los lados de la barra a fin de mantenerse en equilibrio o al menos guardar un poco de cordura, pero haber bebido tanto no le estaba ayudando.


Sanji pegó su rostro al perfil del otro mientras le agarraba la barbilla. Prácticamente le estaba obligando a que lo mirara, y, en cuanto sus miradas se cruzaron, le guiñó un ojo y comenzó a restregarse sobre él en esa posición. Law abrió los ojos al verlo hacer aquello. Un gemido habría querido salir de su garganta, pero había logrado reprimirse. Eso no significaba que pudiera reprimirse por más tiempo.


Sin darle un descanso, Sanji dirigió sus manos hacia las contrarias y se las puso en la cintura en un tacto bastante inusual e íntimo que podría darse entre ambos. Law desvió su mirada, pero no deshizo el agarre. Quería estabilizarse un poco, pero las miradas ardientes y lascivas de los espectadores no ayudaban en lo absoluto. ¡Diablos! ¡No podía ser que el idiota de Sanji lo estuviera excitando de esa manera!


Sanji se seguía restregando mientras endurecía más el agarre sobre su cintura. De repente sintió que la hombría de su compañero se ponía completamente dura. Sin previo aviso, se levantó de las piernas contrarias y se giró para ver lo que había conseguido: sí, una erección más que notoria. Law se había quedado con los ojos bien abiertos. Se giró quedando de pecho contra la barra. Sanji se pegó a la espalda contraria y acercó sus labios a su oído.


-¿Te pareció que mi trasero es igual al de una mujer? -le mordió la oreja de una manera tosca. Law emitió un quejido.


Eso era por los comentarios tontos que había dicho sobre él y porque había estado del lado de Ace. Sanji se alejó de él y se acercó al hombre que seguía en la fila.


El siguiente era su peor pesadilla... sí, se trataba del idiota de Ace. Este lo miraba con una sonrisa burlona y eso solo estaba provocando que Sanji tuviera ganas de demostrarle que podía excitarlo, aunque no sabía cómo hacerlo; es más, ni siquiera quería tocarlo. Ace apoyó sus codos y espalda sobre la barra, y le hizo una señal con la cabeza para que continuara con su show. No se lo estaba tomando en serio y eso era lo que más enojaba a Sanji. Ya se lo demostraría...


Sanji pasó de largo en frente de él y rápidamente se pegó por completo de espaldas al último hombre que se encontraba en la barra. Este se encontraba de pie, por lo que le sería mucho más fácil bailarle del modo que había estado deseando. No había visto al hombre cara a cara, pero sentía sus abdominales y pecho bien marcados.


Comenzó a restregarse con movimientos sensuales contra aquel cuerpo escultural. El hombre no le respondía, pero podía escuchar su respiración entrecortada impactando contra su nuca y eso era más que suficiente. Volvió a pegar su espalda por completo contra el pecho contrario e incluso recostó su cabeza sobre el hombro contrario. Agarró las grandes manos para colocarlas sobre su cintura y las mantuvo ahí aferradas. Ambos pares de manos temblaron ante el contacto. Era como si una corriente eléctrica se hubiera generado entre el contacto entre sus cuerpos.


Sanji, sin poder seguir posponiéndolo, comenzó a restregar su trasero contra la entrepierna contraria que de hecho se sentía inmensa y que comenzaba a despertarse.


Aprovechó que la música comenzaba a ponerse un poco más sensual para moverse con un ritmo más lento, más íntimo. Al pasear su mirada por todo el lugar, vio que los espectadores ahora tenían expresiones de excitación combinadas con un poco de gracia; incluso Ace ahora parecía verlo un poco más interesado. ¿Era por el hombre que tenía detrás de él? ¿Sería sexy? El pensar en aquello lo excitó mucho más.


Sanji no pudo evitarlo y volteó con la intención de seguir su baile de una manera más íntima, más directa, para poder verle a la cara, para poder ver su expresión, pero se congeló en el momento en el que se topó con unos ojos que lo veían desconcertados.


¡¿Le había estado bailando a Zoro?!


Zoro intentó decir algo al respecto, pero su boca se abrió solo para volver a cerrarse de inmediato. Sanji palideció. ¿En qué momento Zoro se había puesto ahí? ¿Lo había estado mirando desde que había empezado a bailar? ¿Por qué no se había apartado? Rayos...


De pronto, unos cuantos aplausos bastante fuertes se dejaron escuchar en el lugar desarrollándose en cadena hasta que todos terminaron aplaudiendo. Sanji y Zoro dirigieron sus miradas hacia el lugar donde estos provenían y notaron que todos los presentes estarían aplaudiendo a Sanji por el excitante show que les había proporcionado.


No pasó mucho que ambos pares de ojos volvieron a mirarse por inercia. Sanji aclaró su garganta para hacerlo menos incómodo.


-Así que regresaste... -dijo Sanji con sus ojos clavados en los de Zoro.


-Sí...


-Y justo en este momento tuviste que estar de pie justo aquí... marimo idiota -dijo Sanji con una sonrisa nerviosa-. ¿Disfrutaste el show? -agregó a manera de broma.


Zoro, por su parte, ya no le contestó, haciendo que Sanji sintiera algo dentro de su pecho, sensación que se agravó cuando Zoro desvió la mirada dejándolo de ver. Sanji iba a decir algo para amenizar el ambiente, pero el espadachín emprendió el paso hasta el ascensor y se largó de allí.


Un nudo se formó en la garganta de Sanji, nudo que tuvo que tragárselo. Zoro había sentido asco; era muy evidente. Su orgullo estaba deshecho, pero no era tiempo de andar lamentándose. Cerró los ojos por unos segundos antes de darse vuelta y acercarse a la barra en donde tres hombres inquietos lo esperaban.


-Bueno, Sanji, debo reconocerlo. Estuviste bastante sensual con ese bailecito -dijo Sabo con una amplia sonrisa.


-No digas cosas de las que te arrepentirás mañana cuando estés sobrio -le dijo Sanji.


-Jamás vuelvo a tomar tanto en mi vida -se quejó Law-. Solo por eso pasó lo que pasó...


-¿Y qué pasó, Law? ¡Dilo con las palabras exactas, por favor! -dijo Sanji.


-No juegues con tu suerte, idiota... -dijo Law mirándole con reproche para después ocultar su rostro entre sus manos. Aún no asimilaba lo que había pasado instantes atrás.


Sanji entonces enfocó su mirada en el idiota que aún mantenía aires de superioridad.


-¿Y tú qué dices, Ace? ¿Ya estás listo para admitir que soy un verdadero hombre que puede provocar a cualquier persona, o preferirías hacerlo mañana, cuando estés sobrio? -bromeó Sanji. Ace volteó a mirarlo y solo se rió.


-No lo creo -dijo de pronto Ace obteniendo la atención de sus compañeros-. Los hombres solo te hacen caso cuando están pasados de copas, por lo que creo que eso te descalifica. Es jugar sucio, hombre.


-Sigues manteniendo tu actitud burlesca a pesar que tu mirada te delató durante todo el tiempo que estuve bailando -señaló Sanji.


-Sí, no lo niego, pero yo también estoy pasado de copas... -dijo Ace riéndose mientras agarraba una copa de la barra y se la bebía. Sanji frunció el ceño.


-¡Pero qué show te mandaste, Sanji! -dijo Nami acercándose a ellos. Ella había estado del otro lado del salón, pero no por ello se habría perdido todo. Reiju venía corriendo detrás de ella y se posicionó a su lado en cuanto la alcanzó-. No sabes cuántos me pidieron tu número.


Sanji solo asintió intentando sonreírle de manera fresca. Ace aprovechó el momento de tenerla a su lado para pasar su brazo por su cintura y pegarla a él. Nami hizo un amago de querer separarse, pero Ace intensificó el agarre.


-Aquí estás por fin, gatita ladrona. Te me habías perdido -dijo Ace en un tono juguetón.


¿Qué pretendía Ace? Por supuesto que Sanji sabía la respuesta. En ese momento se le vino a la cabeza todo lo que le había contado Sabo, pero eso no hacía más que hacerlo arder por dentro. No solo lo estaba humillando, sino que también pretendía burlarse de alguna manera de sus amigos... burlarse de Nami. No lo permitiría.


Oh... grandioso. Una idea acababa de venir a su mente.


-Bueno, antes de que sigas con este teatrito, quiero decirte algo -dijo de pronto Sanji. Ace lo miró con burla sin deshacer el agarre de la cintura de Nami, quien parecía haberse rendido y ya no hacía nada por soltarse-. Reconozco que Nami es una mujer que está como quiere, pero jamás pretendería llevármela a la cama. Así que acaba con todo esto de la idea de emborracharla y pretender acostarte con ella antes que yo.


Sabo y Law casi se ahogan con el trago que estaban bebiendo. Ace deshizo el agarre y volteó a mirar a Sabo con un notorio ceño fruncido. ¿De qué otra forma habría podido enterarse Sanji sobre aquello? Nami tampoco se hallaba contenta con lo que había escuchado.


-Me alegra que lo hayas dicho, Sanji... -dijo Nami-. De hecho, ya lo sabía, pero ahora siento que tendré una excusa válida para golpear a este idiota.


Nami sonrió de manera fingida mirando a Ace y sin que este se lo esperase, le propinó un puñete bien dado haciendo que este perdiera el equilibrio y terminara cayendo al suelo. Law se rió al ver cómo Ace había sido humillado.


-Ah, y Sabo... haberle mirado el trasero a Robin durante sus entrenamientos tampoco fue muy agradable de tu parte -agregó Sanji.


Sabo abrió los ojos a más no poder tras escuchar aquello. Law fue el único que se reía en ese momento.


-No, no... yo jamás hice aquello -intentó excusarse Sabo. Pronto notó la mirada asesina de Nami sobre su persona. Parecía mil veces más furiosa que antes. Temió por su vida-. Nami, escúchame. Yo solo...


Nami se le acercó rápidamente y también le asentó un golpe bien dado. Todo por haberse atrevido a mirar a Robin de esa forma. Ahora sí Sanji podía decir que se las había cobrado.


-Robin se enterará de esto -le dijo para luego enfocar su mirada en Ace-. Y tú... no creo que hayas sido lo suficientemente idiota para creer que puedes emborracharme. Sanji... -el susodicho la miró curioso-. Tenías razón. Soy inmune al alcohol, pero este idiota no lo sabía, así que fui yo quien se aprovechó de él.


De pronto sacó un pequeño cofre que estaba lleno de dinero hasta rebalsar, que era el tesoro con el que Ace se había hecho antes de llegar a esa fiesta. Sanji y Law osaron reírse en ese momento.


Ace la miró enojadísimo, pero no era ella a quién quería golpear. Se dio la vuelta enfocando toda su histérica atención hacia Sanji.


-Sanji... ¡Más vale que corras por tu vida! -dijo Ace completamente furioso.


La risa de Sanji se fue apagando conforme veía que Ace se acercaba hacia él con pasos decididos y furiosos. Comenzó a retroceder. Ace no podría contra él, ¿verdad? Sin embargo, comenzó a preocuparse cuando Sabo se colocó justo al lado de Ace. No se veía enojado, pero traía un semblante demasiado serio en su rostro.


Ambos hermanos aumentaron la velocidad. ¡¿Iban en serio?! Sanji entró en pánico, por lo que corrió prácticamente hasta el elevador. Cuando las puertas se abrieron, Sanji se integró en el interior. Ace y Sabo también corrieron con dirección al ascensor, pero no alcanzaron a entrar. De inmediato corrieron hacia las escaleras de emergencia que estaban en la parte de atrás.


-Hombres comportándose como hombres, ¿eh? -dijo Reiju


-Bah, no importa. Tomemos algo... -dijo Nami. Ella pronto agarró la copa a medio tomar de Sabo que estaba sobre la mesa y se tomó el contenido. De inmediato hizo una expresión de desagrado-. Este es el vino que trajo el idiota de Ace. ¿Quiénes estuvieron tomándolo?


-Ace y Sabo han estado tomando ese trago durante todo lo que va de la noche -dijo Law con una sonrisa. Sus codos estaban apoyados en la barra y su espalda estaba encorvada sin mencionar que tenía una expresión de somnolencia en el rostro-. Qué lástima que me vaya a perder lo que le va a pasar a Sanji-ya.


Law pronto dejó caer su cabeza sobre la barra. Se había quedado inconsciente.


-Oh, así que ese es el verdadero efecto del trago -dijo Nami sonriendo.


-Al parecer, Law es el que tiene menos resistencia al alcohol -dijo Reiju-. Bueno, esto se pondrá interesante. ¿Cómo es que a ti no te afectó?


-Soy inmune al alcohol al parecer... -dijo Nami-. Nah, la verdad es que solo le di un sorbito. Regué tus plantas con el contenido mientras el idiota de Ace no prestaba atención.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).