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SECRETLY (VKOOK) por Kris Kuro Angel

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Sintió nuevamente un golpe llegar a su rostro, su cuerpo perdió el equilibrio y cayó al suelo. Un grito escapó de su boca cuando una patada en el estómago hizo que todo el aire escapara de su cuerpo.


 


Escuchaba como uno de sus abusadores reía mientras volvía a patearlo. Él se quedó quieto, fingiendo estar desmayado, la verdad, ya estaba cansado de pelear por su vida. Escuchó como seguían riendo y se alejaban de él. Unos segundos después intentó levantarse, su cuerpo dolía horriblemente al igual que su mejilla derecha. Un conocido sabor metálico inundaba su boca.


 


Agarró su mochila (sucia, dicho sea de paso) y se la calzó en el hombro, hasta esa pequeña parte le dolía. Caminó a lo más que dieron sus piernas para llegar a clases, ya de por si iba retrasado.


 


Accidentalmente tropezó con alguien. Mierda, más problemas. El sujeto en cuestión lo miró, era un poco más alto que él, no parecía estar molesto pero no se confió. Sintió su cercanía así que se encogió esperando a que llegara un golpe o un regaño, que importaba ya si estaba hecho un asco. Para su sorpresa sintió un toque suave en su rostro, aquella persona estaba limpiando la suciedad y la sangre que había en él con un pañuelo.


 


—Debes tener más cuidado, ¿sí? —el pelinegro asintió absorto mientras el más alto le sonreía, tomó su mano para que sostuviera el pañuelo y luego se alejó.


 


—¡Espera! ¿Y esto?


 


—Me lo regresas la próxima vez que nos veamos.


 


Vio como el chico se alejaba de él, aún estaba parado como idiota mirando el camino que había tomado. Su mano en su mejilla hizo aún más presión, no sabía porque pero sentía que aquel gesto había sido muy irreal.


 


—¿Eso fue un ángel? —susurró a la nada.


 


 


 


 


 


—Veinte minutos tarde, señor Jeon —dijo el estirado profesor mientras aun escribía en el pizarrón.


 


—Lo siento, señor. Perdí el autobús —claro que nadie creía eso al ver el estado en el que estaba pero tampoco es como que alguien fuera a hacer algo al respecto.


 


—Vaya a su puesto y que no se vuelva a repetir.


 


Jungkook fue hacia su puesto, dejó caer su cuerpo de forma pesada y solo se dedicó a prestar atención a la clase. Intentó ignorar la risa de sus compañeros, los insultos hacia su persona y demás, incluso lanzaron una bolita de papel que se quedó atorado en su cabello pero el trató de no darle importancia mientras se lo quitaba.


 


Las clases pasaron relativamente normales luego de eso, uno que otro comentario mal intencionado que Jungkook ignoró cortésmente. Tenía demasiado en que pensar como para darle importancia a lo que dijeran de él.


 


El timbre sonó y la mayoría de sus compañeros salieron del salón antes de que el profesor lograra decir algo, el hombre solo bufó, tomó su maleta y se fue. Jungkook guardó sus útiles y salió también, pensaba ir al baño pero mejor decidió ir a los bebederos que estaban cerca de la cancha, no quería otro accidente. Alguien lo empujó contra los casilleros y otros pasaron a su lado corriendo como salvajes, lastimando así su hombro.


 


—Mierda —susurró más que molesto. ¿Es que la gente no tenía nada mejor que hacer que amargarle la existencia? Pero eso se acabaría, se dijo. Estaba convencido de que eso acabaría muy pronto.


 


Pudo llegar, para su suerte, con vida hacia los bebederos. Le costó caminar al principio, y tenía que estar mirando sobre su hombro por si volvían a aparecer sus abusadores. Tomó una cantidad considerable de agua en sus manos y enjuagó su rostro, sabía que estaba en horribles condiciones ya que vio su reflejo en la ventana de uno de los salones.


 


A pesar de que su rostro ya estaba limpio aún se sentía sucio, muy sucio y muy adolorido. Metió su mano en el bolsillo de su pantalón, palpó el pañuelo que aquel extraño le había dado, no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro.


 


Empezó a caminar por los alrededores, aun se sentía adolorido pero si se quedaba quieto en un solo lugar iba a doler más.


 


—¡Cuidado! —escuchó a alguien exclamar. Jungkook saltó hacia atrás al ver una pelota de futbol aproximarse a él, observó como un chico se acercaba en busca del balón. Podrían ser de la misma estatura, pero se dio cuenta rápidamente que era más bajo, su cabello era de un color rojo escandaloso y tenía unas mejillas redondas y sonrosadas—. Culpa mía… ¡Wow! —exclamó sorprendido, pensó que quizás era por su rostro amoratado—. Hola, preciosura, ¿eres de por aquí?


 


—Ahh…


 


—¡Cierto! Pregunta tonta —dijo rascándose la cabeza avergonzado. El chico de cabello rojo extendió su mano—. Park Jimin.


 


—Jeon Jungkook —dijo apretando su mano.


 


—Jungkook… ¿Puedo decirte Jungkookie?


 


—Se–Seguro —la verdad no estaba muy seguro de querer que un chico que apenas conocía le dijera de esa forma tan melosa.


 


—¡Yei! ¿Juegas futbol? —interrogó señalando la pelota.


 


—No soy bueno en los deportes —dijo algo avergonzado de su escasa capacidad física.


 


—Oh… —parecía decepcionado—. ¡Hey! ¿Podemos vernos después de clases? Es que soy nuevo en la ciudad y necesito alguien que me oriente.


 


—Está bien.


 


—¡Genial! Nos vemos, Jungkookie —y el chico volvió corriendo al patio mientras Jungkook dijo un simple “hasta luego”.


 


Eso había sido extraño, se dijo. No le dio más vueltas y simplemente siguió caminando, con el asunto en mente de que iba a enseñarle la ciudad al chico nuevo. Luego cayó en cuenta de que podía ser una broma, ¿Qué chico guapo, que podría probablemente ser popular con miles de personas alrededor, querría ir por la ciudad con el nerd supremo de la escuela? Chasqueó la lengua molesto. Si, probablemente le volverían a gastar otra broma.


 


Iba a regresar a su salón, esta vez caminando despreocupadamente por el pasillo. Si, su molestia era tanta que su sentido de supervivencia se fue al caño. Un choque lo trajo de vuelta a la realidad y se maldijo mentalmente, ahora si tenía los días contados.


 


—Oh, lo siento —dijo una cantarina voz—. ¡Wow! Tu mejilla esta hinchada.


 


—Lo siento —trató de alejarse del desconocido pero este tomó su brazo y apoyó una lata de refresco en su hinchado rostro—. Ay, ay, ay…


 


—¿Quién te golpeó? —preguntó serio el desconocido.


 


—¿Eso que importa? Nadie va a hacer nada después de todo —contestó molesto y restándole importancia al asunto, por lo menos aquella lata fría había calmado su dolor.


 


—Quizás no le estas pidiendo ayuda a la persona correcta —el menor lo miró directamente con sus enormes ojos negros—. Capté tu atención —dijo el desconocido con una enorme sonrisa en su rostro—. Jung Hoseok pero puedes decirme J–Hope, seré tu esperanza si lo quieres así.


 


No sabía como pero ese chico había hecho que todo su rabia desapareciera, su sonrisa era contagiosa así que Jungkook sonrió de igual forma.


 


—Está bien. Soy Jungkook.


 


—Oye, Jungkook, ¿me ayudas a buscar a alguien? Es que soy nuevo, no conozco nada de este sitio y creo que me perdí —Hoseok hizo un puchero y Jungkook solo pudo sonreír con más ganas, era adorable—. Todo es culpa de ese estúpido nalgón de Jimin.


 


—¿Park Jimin?


 


—Sí. ¿Lo conoces?


 


—Apenas. Estaba en el patio jugando futbol.


 


Ambos fueron de regreso al patio —por lo menos del lado de Jungkook— mientras se conocían. J–Hope le contó que era primo de Jimin y que era originario de Gwangju pero que se había ido a vivir a Busan para apoyarlo a él y a dos de sus amigos, quienes se habían metido en problemas y fueron enviados allí por castigo. Jungkook estuvo de acuerdo en que irse a vivir a esa ciudad, sobre todo estudiar en esa escuela, era un castigo divino, desde su punto de vista. En sí, la ciudad y la escuela no eran un problema, el problema eran las personas que allí residían.


 


A Hope también le gustaba bailar, algo en común que él y Jungkook compartían, además de ser el que más hacía reír a sus amigos. Descubrió entonces que era mayor a él. El menor no tuvo mucho que contarle —tampoco es que podía contarle demasiado—, era un nerd prácticamente, adoraba bailar y vivía solo con su madre. Estaban tan ensimismados hablando que cuando una fina voz los llamó ambos saltaron asustados.


 


—¡Hobi–hyung! ¡Mira a quien me encon…! —Jimin venía caminado hacia ellos tirando de alguien por el cuello de su uniforme—. ¡Jeon Jungkookie!


 


—¡Aquí estas, nalgón! ¿Sabes cuánto tiempo estuve buscándote? — J–Hope se acercó a Jimin estampándole la lata de refresco en el pecho.


 


—¡Auch! No fue mi culpa, unos chicos me retaron a jugar con ellos. Por cierto —apartó un poco a Hoseok para mirar a su nuevo amigo—. ¡Junkookie! Te presento al problemático de Taehyung.


 


El chico se quedó mirando absorto a Taehyung. Era la persona que lo ayudó, su ángel.


 


—¡Oh! —exclamó Taehyung—. Pero si ya nos conocíamos —extendió sus brazos y se acercó a Jungkook, rodeándolo en un abrazo de oso—. Es un placer verte de nuevo, Jeon Jungkook.


 


 


 


 


 


Aquel día para Jungkook había sido “emocionante”, quitando la golpiza que casi lo mata. Primero, le habían dado la buena noticia de que ya podía optar por la beca en una universidad prestigiosa en Seúl. Segundo, consiguió tres extraños y divertidos  amigos nuevos (aún no se lo creía). Y por último, un ángel había tocado su puerta. No era exactamente un ángel ni mucho menos tocó su puerta, pero Kim Taehyung había llegado como caído del cielo a su vida.


 


Estaban en el mismo salón, se llevaban solo dos años de diferencia (porque Jungkook se adelantó y Taehyung tuvo que repetir el año por problemas en su antigua escuela), Tae era una persona muy amable y fácil de tratar y hacía sentir a Jungkook “normal”. Ahora los chicos estaban caminando, haciendo un recorrido turístico, y el menor era su guía.


 


—Es más grande de lo que recuerdo —dijo Jimin en un susurró.


 


Jungkook elevó una ceja considerablemente y cuestionó:


 


—Pensé que habías dicho que eras nuevo y no conocías este lugar —Jimin se llevó una mano a la boca, rápidamente sus mejillas se tiñeron de rojo—. ¿Me mentiste?


 


—¡No! Es solo que… yo nací aquí y estuve hasta los cinco años, luego me mudé con mis padres y no volví hasta ahora —Jungkook lo miró achicando los ojos como si no le creyera—. ¡Es verdad! ¡Lo juro!


 


Jiminnie babo —dijo Taehyung acercándose a ellos, colocó su brazo alrededor del cuello de Jungkook y lo haló hacia él.


 


—¡Kim Taehyung!


 


—Shhhh… eres ruidoso y alteras a Jungkook.


 


—No estoy alterado.


 


—¿Y por qué tiemblas?


 


—No lo estoy —claro que si lo estaba y todo por la cercanía de Taehyung, pero no iba a decirle eso. No quería que se burlara de él.


 


—¡Ahora eres tú el que lo alteras! —dijo J–Hope.           


 


Jungkook en ese instante quiso golpearlo. Taehyung, en cambio, lo apretó más contra si haciendo que a Jungkook casi se le fuera el aire.


 


—Es todo —dijo Jimin—. ¡Manos afuera, Taehyung!


 


—¡No te propases con el niño! —advirtió J–hope.


 


—¡No se los daré! —gritó Tae abrazando protectoramente a Jungkook para que no se lo arrebataran.


 


El menor ya estaba mareado de tanto jaloneo entre los tres chicos, iba de unos brazos a otros. Estuvo a punto de gritar que lo dejaran pero alguien se adelantó.


 


—¡Oigan, ustedes! ¡Los tres chiflados de allá! ¿Qué creen que hacen? —un chico alto de cabello castaño, y hombros anchos, iba en su dirección acompañado de un rubio extremadamente blanco. «Oh, Dios mío. ¡Un fantasma!», pensó el menor—. ¿Qué se traen en…?


 


Ambos chicos se les quedaron viendo con los ojos bien abiertos, quizás era porque aquellos tres chicos tenían sus manos puestas en alguna parte de su cuerpo, supuso Jungkook. Eso no se veía bien desde su posición.


 


—¡Pervertidos!


 


—¡Es un niño!


 


—¡Qué no soy ningún niño! —gritó exaltado el pelinegro. Sus mejillas estaban rojas e infladas y sus cejas fruncidas.


 


—¡Awwww, so cuteeeeeee! —Hoseok apretó sus cachetes como si fuese un niño pequeño.


 


—¡Hey, no hagas eso! —gritó Tae exaltado.


 


—¡Que les quiten las manos de encima, dije! —Jimin trataba de apartar a sus dos amigos del más pequeño.


 


—¡Suficiente! —sin previo aviso, Jungkook fue sacado de las garras de los tres chiflados.


 


Cuando se dio cuenta que había sido liberado, miró confundido a la persona que lo había rescatado puesto que sus manos, y las de Jungkook, estaban entrelazadas.


 


—Acompáñame antes de que venga la policía a llevarse a esos alborotadores —dijo el chico señalando a los cuatro que discutían a viva voz.


 


Jungkook lo siguió, aun inseguro, pero por la acción anterior sabía que era amigo de Taehyung, Jimin y Hoseok. Entraron a una pizzería en la que el chico pidió tres pizzas de tamaño familiar, muy exagerado para él.


 


—Me llamo Min Yoongi —dijo el chico caminando hacia una de las mesas, siendo seguido por Jungkook—, pero puedes decirme Suga. ¿Y el tuyo?


 


—Jeon Jungkook.


 


—¿Estudias con esos idiotas? —Jungkook asintió—. Vaya suerte la que tienes, te compadezco.


 


—¿Tan malos son?


 


—Malos: no. Ruidosos, metiches e intranquilos: sí —Suga hizo una mueca como si eso le fastidiara pero luego dejó escapar una media sonrisa, dándole a entender a Jungkook que así los quería—. Por favor, y por lo que más quieras, no te dejes atrapar por ellos otra vez.


 


—Está bien —respondió el menor con una sonrisa.


 


—¡Hey! No le hables mal a Jungkook de mi —Taehyung se sentó rápidamente al lado del menor y se ancló a su brazo como un bebé Koala.


 


—Que te dije. Que te dije —articuló Suga como si lo hubieran herido—. Y no hace falta hablar mal de ti, Tae. Tu reputación es conocida hasta en la luna.


 


Jungkook sintió a Taehyung tensarse y apretar más su brazo.


 


—Soy una pura e inocente criaturita.


 


—Eso ni tú te lo crees, TaeTae —J–Hope llegó con dos cajas de pizza, y tras él estaban Jimin y el otro chico comiendo una rebanada de la que ellos traían—. Compartan, egoístas.


 


Los chicos se sentaron y clocaron la caja en la mesa para que cada quien tomara un pedazo, Jungkook no estaba muy cómodo al comer porque aún tenía a Taehyung abrazado a él.


 


—Jungkook —escuchó como el chico alto se dirigía a él—, un poco tarde pero es un gusto conocerte. Me llamo Kim Seokjin pero puedes decirme simplemente Jin.


 


—También sirve que le llames “mamá” —dijo Suga—, de cualquier forma te hará caso.


 


—¿Y ya llamaste a Namjoon, azúcar con patas? —Jin dejaba salir una reluciente sonrisa pero sus palabras sonaban muy amenazantes.


 


—Sí, Jinnie. Me dijo que ya viene.


 


—Hoy no lo vi en la escuela —dijo Jimin.


 


—Seguro se escapó igual que Tae —esta vez habló Hoseok.


 


—¿Cómo que te escapaste? —interrogó Jin.


 


—No me escapé —se defendió Taehyung como si lo hubieran ofendido—, solo me perdí en los caminos de la vida.


 


—No más televisión para ti, jovencito.


 


—¡Díganme que la pizza aún está viva! —una voz llegó de repente interrumpiendo el extraño momento en la mesa. Todos se quedaron viendo con una mueca de sorpresa al recién llegado, Jungkook porque no lo conocía pero supuso quien era—. ¿Qué? ¿Tengo algo en el rostro?


 


—Tu fea expresión —dijo Jin.


 


—¿Tienes algún problema, princess? —Namjoon tomó asiento entre Jungkook y Jimin sin despegar la vista del mayor del grupo, podían matarse con la mirada.


 


—Eso fue más rápido que de inmediato —afirmó Suga.


 


—Alguien párelos —Jimin se llevó las manos al cabello halándolos.


 


—Mi problema es que estas buscando más problemas y recién llegas —dijo Jin.


 


—Pues no hagas de mis jodidos problemas tus problemas, mamá —refutó Namjoon.


 


—Si yo no hiciera de tus problemas mis problemas, dime, ¿Dónde estarías ahora, Kim Namjoon?


 


—Aquí vamos otra vez —dijo Hoseok.


 


—¿Pueden dejar de pelear? —esta vez fue Jimin quien habló pero fueron ignorados, los otros dos estaban tan concentrados en pelear que no reparaban en lo demás.


 


Jungkook giró su vista a Taehyung, tenía la mandíbula recta y tensa, sus ojos veían fijamente a sus dos amigos como si fuese a saltarles encima. El pelinegro menor tomó un trozo de pizza, no sabía que tan bien le saldría la jugada pero debía intentar parar esa situación.


 


Cuando Namjoon abrió la boca para seguir discutiendo con Seokjin, Jungkook  aprovechó para meter el pedazo de pizza en su boca. Allí murió la discusión. Namjoon volteó a ver al menor sorprendido, retiró el pedazo de pizza (no sin antes haberle dado un mordisco).


 


—¿Quién eres tú?


 


—Mal educado, no hables con la boca llena —dijo Tae.


 


—Ahorrémonos la presentación aburrida —dijo Suga—. Jeon Jungkook —señaló al menor—. Kim Namjoon —señaló luego al mayor—. Un placer y bla, bla, bla. Cásense y tengan hijos.


 


—¡NO! —gritaron todos, menos Namjoon y Jungkook que los miraban con los ojos como platos.


 


—Esto no se ve todos los días —dijo el recién llegado para luego dirigirse al menor—. ¿Eres el nerd del que hablan en la escuela?


 


Jungkook suspiró cansado, cogió otro pedazo de pizza y luego contestó antes de llevárselo a la boca: —El mismo.


 


—No pareces un nerd —dijo el mayor con una leve sonrisa—, y ya me caíste bien.


 


El menor se sorprendió por ello pero no dijo nada, simplemente continuo comiendo con una agradable sensación alojada en su pecho.

Notas finales:

Hola, hermosuras~


Ahora si el primer capítulo, es una pequeña introducción. Se nota que llevo escribiendo esto hace mucho pero a mi siempre me gustó Jimin con el cabello rojo, I don't know.


En fin, ¿qué les pareció?


¿Por qué creen que molestan a Jungkook?


¿Taehyung es genuinamente un ángel o solo es una piel de cordero?


¿Qué nuevas aventuras le vendrán a Jungkook?


No sé que tan regularmente pueda actualizar pero trataré que sean lo más rápido posible.


Comenten que les pareció y denme amor para seguir escribiendo esta locura. Nos leemos pronto~


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