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Love Affair por MissWriterZK

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo otro capítulo algo más corto, pero cargado de dramatismo. Espero que lo disfruten y sus comentarios. ¡No olviden que me alimento de reviews!

 

La concentración de la joven desapareció después de casi una hora. Acababa de componer una nueva canción sin querer y, la verdad, sonaba bastante bien. Cuando el silencio se apoderó de la habitación, pudo escuchar unos sollozos muy cercanos, tanto que juraría que se escuchaban detrás de su misma puerta.

Se levantó de la cama, dejando su bajo con cuidado y avanzando casi de puntillas para no hacer ruido, para llegar a la puerta e intentar escuchar pegando su oído a la madera. Puede que estuviera enfadada con ella, pero la curiosidad era superior a su orgullo.

No se equivocaba, los llantos procedían de ese mismo lugar. Salió de ahí, bueno, mejor dicho, intentó salir, pero se encontró con un obstáculo en su camino. La joven periodista era ese obstáculo, parecía haberse dormido, y como bien sabía ella, era de un sueño profundo.

Se sintió algo culpable por su situación actual, se había dormido en el suelo por su culpa. Pero, ¿qué hacía exactamente ahí? ¿Quizá fue a hablar con ella e intentar aclarar las cosas? No sabía nada con certeza, solo que como la dejara ahí, pescaría un buen resfriado.

«Lamento todo esto, no sé lo que pasa conmigo cuando estoy contigo. Sigo siendo igual de problemática que entonces.» pensó para sí misma, al mismo tiempo que la tomaba entre sus brazos con delicadeza y la metía en su cama, puesto que no sabía dónde se encontraba su propio dormitorio.

Ya había pasado una semana desde aquel incidente, los ánimos habían decaído algo y todo parecía haberse calmado. Marceline se dedicó a trabajar en su nuevo álbum y a entrenar en el gimnasio de Bonnie; mientras que Bonnie aprovechaba que vivía con ella para hacerle cualquier pregunta y tomarle fotos para su reportaje.

No siempre se llevaban medianamente bien, era tradición que una vez cada dos días se atacaran con cosas del pasado y se enfadaran y lloraran. El pasado seguía ahí, no podían eliminarlo ni olvidarse de él, el pasado las transformó y las llevó a ser quienes eran hoy. ¿Cuándo llegaría el punto de inflexión?

Ese punto llegó antes de lo esperado. PB había ido a trabajar a la oficina en su artículo y la cantante se quedó sola en casa. No podía seguir mintiéndose, no se encontraba nada bien y estaba a nada de recaer en su adicción por el alcohol. Lo único que la hizo regocijarse en su propia miseria fue una carta de su productor que decía que había sido despedida con la excusa de que ese sello no se encargaba de distribuir cosas tan morbosas como el lesbianismo y que hacía tiempo que estaba en la cuerda floja. Marceline no era alguien a quien controlar y moldear, eso provocó la tensión que terminó estallando.

En esos momentos de soledad, tristeza, ira y frustración, solo pudo encontrar salida en lo que creía haber superado. Volvió a recaer en el momento en que abrió una botella de whisky y comenzó a beber para intentar olvidar.

«¿Qué es lo que siento? Se supone que en estos momentos debería estar desbordada, pero ¿por qué no siento nada? ¿Por qué estoy vacía? La sensación de hastío nunca desaparece de mi pecho por mucho que lo intente…» eso era lo que pensaba mientras iba vaciando las botellas, una tras otra. No le importaba si moría en ese instante, porque, después de todo, ¿quién lloraría o lucharía por ella? Se encontraba sola e incomprendida, nada de eso cambiaría.

Comenzó a apuntar lo siguiente:

«Solo necesito algo de tiempo para pensar bien las cosas, solo necesito un momento de soledad, pregúntame cómo me va y te diré que bien. Pero, ¡¿acaso no es eso lo que todos decimos?!

A veces pienso en el pasado, en aquellos días en lo que mi madre solía abrazarme y decirme que todo iría bien o en los que tú todavía permanecías a mi lado. ¡Ojalá alguien me hubiera advertido de que, si quería amor, debería enfrentarme al dolor y verme obligada a cambiar! ¡Si quieres confianza debes dar algo a cambio! ¿Por qué la sociedad es así?

Cuando era niña solía pensar que la vida era fácil y que podría controlarla con mis propias manos, ahora me doy cuenta de que solo soy una marioneta en manos de la sociedad. Siempre intenté controlarlo todo, pero ahora me sobrepasa, quizá ni yo misma puedo controlarme.

¡Mírame! ¡Estoy bebiendo otra vez! ¡Soy tan penosa que estoy bebiendo para olvidar el motivo de mis lágrimas! ¡Soy tan penosa que no quiero enfrentarme a la realidad!

¿Sabes una cosa, Bonnie? Aprovechando que estoy totalmente ebria y que mi orgullo ha desaparecido, te diré que jamás pude olvidarte y que sigo amándote como el primer día. Te pido perdón por todos los problemas que te he causado, ya no habrá más.

Cariño, lamento haberte hecho perder el tiempo. Siempre fuiste especial para mí. Pero te prometo que, si pudiera viajar en el tiempo, jamás te dejaría caer. No dejaría tu lado. No te puedo mentir, estoy asustada de lo que pasa por mi mente. Te pido perdón por lo que he hecho y lo que pretendo hacer.

Creo que me odias ahora mismo y, la verdad, no te culpo. Jamás fui fácil de querer y no sé si mereció la pena. Prométeme que recordarás esto:

Me alegro tanto de haberte conocido…»

Era una carta suicida, una carta que simbolizaba despedida, ella ya había tenido suficiente dolor. Si quería quitarse del medio, solo tendría que seguir bebiendo hasta perder el conocimiento, pero, ¿qué le impedía hacerlo?

Cuando la joven dueña del apartamento regresó y vio el estado de todo, las botellas de alcohol totalmente vacías y una nota, palideció. Leyó esa nota y sus propias lágrimas inundaban el papel, haciendo casi ilegible la letra bonita y gótica de la cantante.

Lo soltó todo y corrió, corrió como nunca lo había hecho, buscó en todas las habitaciones de la casa, encontrándola en el cuarto de baño rodeada de botellas, botellas llenas y a ella totalmente empapada por el agua gélida. Intentaba mantenerse despierta a toda costa, no había sido lo suficientemente valiente para acabar con su vida.

Se abrazó a ella, se abrazó con tanta fuerza y desesperación que no parecía ella misma. La miró a los ojos y comenzó a abotonar su camisa totalmente desabrochada y a secar su largo y húmedo cabello negro. No dijo nada, las palabras no salían, se conformó en ponerla medio decente para llevarla al hospital y que le hicieran un lavado de estómago y la dejaran en observación.

—Bonnie, eres la única para mí, eres la única que puede reconstruirme cuando estoy hecha pedazos. Quédate conmigo, tú has sido mi motivo para no ir más allá.

En el silencio de aquella habitación solo pudo escucharse el sonido de un golpe. La princesa acababa de golpear a la roquera con toda su fuerza, dejando una marca rojiza de su mano en su rostro.

—¡¿Por qué eres tan egoísta?! ¿Te has parado a pensar en todas las personas que llorarían tu muerte? ¿Has pensado quizá en cómo podría sentirme yo cuando viera al amor de mi vida inerte en el suelo? ¡¿Creía que decías que lo habías dejado?! ¿Por qué me haces esto? ¿Sabes una cosa? ¡Lo siento! Yo soy la que debe disculparse por todo, te hice daño, te alejé de mí y luego volví a tu vida como si nada hubiera pasado. Soy un monstruo, ¿verdad? —esas palabras eran gritos y revelaciones del alma, no podía dejar de llorar, temblar y de golpear a la morena. Se abrazó a ella y hundió su rostro en su pecho, escuchando el latir frenético de su corazón, para levantar su mirada y encontrarse con un rostro derrumbado.

—¡Todo se acabó, Bonnie! ¡Me han echado por todo! ¡Porque no podían controlarme a su antojo! ¿Qué va a ser de mi vida sin la música? ¡Dímelo! Y jamás, jamás te llames monstruo, nadie con un corazón como el tuyo recibiría esa terminología. ¡Yo soy el monstruo! ¡Soy un desecho de la sociedad!

—¡¿Qué?!

—Léelo tú misma, tienes la carta a tu lado.

—¡Son unos auténticos cerdos, idiotas y odiosos! ¡Nada ha terminado! ¡Ellos se lo pierden! ¡La Marcy de la que me enamoré jamás se rendiría! ¡Busca otro sello discográfico y haz que se traguen sus propias palabras! Sé tú misma y no dejes que nadie influya en tus decisiones. ¡Sé todo lo que yo no puedo ser!

Acto seguido, fueron al hospital más cercano y ella permaneció con el corazón en el puño todo el proceso. Releyendo una y otra vez las palabras que la pelinegra le había dedicado en esa nota. Ya no sabía ni de qué color eran sus ojos, estaban tan enrojecidos e hinchados que dolían.

Solo podía llorar y desear que todo saliera bien. No quería perderla a ella también, no después de todo lo que habían vivido juntas y de haberse sincerado.

Notas finales:

¿Cómo resultará todo?


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