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Una cuestión de pelos por Orseth

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            Aprovechando que no había nadie en la habitación de Draco, Blaise y Harry entraron.

            -Hola amigo… ¿Qué pasa? –pregunto Blaise al verlo hecho un ovillo en la cama.

            -Nada –respondió con la nariz tapada.

            -¿Estás llorando?

            -No.

            -No me engañas, hablas raro… ¿Qué paso?

            -¿Y que mas habría de pasar? –Respondio sin volverse- mi papá se enojo por lo de Potter… incluso me abofeteó… él nunca había hecho eso.

            -Sí quieres hablo con él y le digo que tu no tuviste la culpa –dijo Harry entonces haciéndolo levantarse rápido.

            -¿¡Qué haces aquí?! ¡Mis padres pueden regresar en cualquier momento!

            -Quería ver como estabas.

            -Pues ya estoy bien, gracias, ahora vete.

            -Pero…

            -¡Hablamos en el colegio, ahora vete que mi padre está hecho una furia!

            -Traigo mi capa, por eso no te preocupes.    

            -Pero…

            -Gracias señorita, mi esposo firmará los documentos –dijo Narcisa entreabriendo la puerta dándole tiempo a Harry de sacar su capa de invisibilidad- Blaise, ya llegaste.

            -Buenos días señora Malfoy.

            -Buenos días querido –respondio ella dándole un beso.

            -Vine a ver como sigue Draco.

            -Como puedes ver ya está mucho mejor, le darán de alta hoy mismo.

            -¿Pero no que iban  a hacerle estudios?

            -Ya se los hicieron y todo está en orden, de hecho no saben que sucedió para estabilizar esa segunda poción que le dio la chica esa, de todos modos regresará cuando encuentren a esa mujer y de información sobre la primera poción de sangre.

            -¿Regresaré a casa o al colegio?

            -A casa naturalmente, necesitas reposo.

            -Pero quiero ir al colegio.

            Narcisa miró a su hijo comprendiendo de inmediato lo que pasaba.

            -Tranquilo hijo, tu padre ya no te molestará más.

            -Pero aun así no quiero ir a Malfoy Manor… prefiero quedarme en Hogwarts, el profesor Dumbledore seguramente me dará unos días… por favor mamá.

            Narcisa suspiró sabiendo que no podía negarle eso a su hijo, así que solo sonrió y le besó la frente.

            -Claro mi amor, regresarás al colegio.

 

___________________________

 

 

            Draco regresó al colegio mientras los adultos trataban el resto del problema, así que ya no estuvo presente cuando Merith fue localizada y llevada al ministerio con su abogado, en donde acudió el matrimonio Malfoy, el matrimonio Williams, el profesor Dumbledore y Severus Snape.

            -Era un riesgo calculado –dijo el abogado  ante los cuestionamientos del auror encargado de llevar a cabo la investigación- la vida del chico nunca estuvo en riesgo.

            -¡Desgració la vida de mi hijo! ¿¡A eso le llama un riesgo calculado?!

            -Señor Malfoy, por favor… -exclamó el auror.

            -Por favor nada, después de que arregle este embrollo, la refundiré en Azkaban.

            -La señora Brown no está negándose a cooperar con la información requerida –continuó el abogado.

            -Señora Brown –continuó el auror- Ya nos explicó los efectos de su poción y qué tipo de ingredientes utilizó, se lo  pregunto ahora ¿puede revertir los daños causados en el organismo del joven Draco Malfoy?

            -No –respondio sin más.

            -Mas bien se niega –dijo Lucius.

            -No es eso y como una vez se lo explique a Chloe, se los explicaré a ustedes… esa poción iba a abrir puertas que no podrían cerrarse de nuevo, rompió candados genéticos por decirlo de alguna forma; lo que se cambio no podrá ser cambiado de nuevo.

            -No puede ser… mi hijo no puede quedarse como un…

            -¿Marica? –Completó Merith- disculpe señor Malfoy, pero todo esto pudo evitarse si usted hubiera educado a su hijo como un caballero.

            -Y usted a su nieta para no ser una ramera.

            -¡Cómo se atreve!

            -¡Silencio! –exclamó el auror- señora Merith, usted ha declarado bajo juramento todo lo referente a la poción, así que  los medimagos harán lo necesario en ese asunto, por otra parte usted está enfrentando cargos muy graves, espero que este consciente de eso, también se le levantarán cargos por tocamiento indebido hacia un menor que en este caso fue Harry Potter y aunque él no haga la denuncia, esto ya se sigue por oficio.

            -Respecto a eso, mi abogado se encargará.

            -Y los míos también harán lo suyo, no se preocupe –respondio Lucius.

           

______________________________

 

 

            -¿Y qué pasará con la abuela de Chloe? –preguntó Blaise.

            -Habrá un juicio –respondio Draco camino a clases.

            -Draco, deberías descansar más, apenas hace un par de días regresaste del hospital –dijo Pansy.

            -En otras circunstancias de hecho habría ido a casa de mil amores, pero en esta ocasión lo único que quiero es retomar mi vida, que todo sea como era antes.

            -Así será amigo –dijo Crabbe palmeándole la espalda.

            Pero Draco sabía que no sería así, por lo que resignado había decidido esforzarse en hacerla él mismo como antes.

            -Todo saldrá bien, ya lo verás –le susurró Blaise emparejándosele- la psicótica de Chloe ya está fuera de aquí.

            -¿Quién lo diría no?... pensé en todos menos en ella.

            -Sí y luego dicen que los Slytherin somos los malos.

            Riendo e intentando hacer chistes, los cinco llegaron al comedor para comer, era el primer alimento de Draco en el comedor después de haber regresado del hospital.

            -Mira, ya regresó Malfoy… -dijeron algunos de los Griffindor.

            El chismorreo comenzó en todo el comedor, pero había uno en especial que no estaba interesado en eso, más bien estaba interesado en cruzar su mirada con la de Draco Malfoy, pero éste ni siquiera miró a la mesa de Griffindor.

            Las clases continuaron y en la hora de la profesora Sprout, Griffindor compartía clase con Slytherin y tocaba podar unas Mimbulus Mimbletonia, así que todos estaban muy atentos a las instrucciones de la profesora… todos menos uno que insistentemente miraba hacia donde estaba el grupo de Slytherin.

            -Ten cuidado Harry –dijo la profesora Sprout mientras Harry sujetaba las tijeras de podar- recuerda que la Mimbulus Mimbletonia puede reaccionar si se siente atacada, usa bien esas tijeras.

            -Sí profesora.

            Pero por andar mirando a Draco cortó donde no debía y los forúnculos  expulsaron un chorro de liquido verde oscuro que le embarraron la cara y el pecho apestando el invernadero a estiércol podrido.

            -Calma, calma… -exclamó la profesora abriendo las puertas  y ventanas con su varita para comenzar a ventilar el olor.

            -Pon más atención Harry –dijo Hermione cubriéndose la nariz con su túnica.

            -Sí, perdón.

            A la hora de la cena volvió a pasar lo mismo con Draco, ni siquiera lo miraba y reía con sus amigos como antes, por lo que comenzando a sentirse molesto comenzó a comer; al final de la cena vio a Draco levantarse y caminar hacia la salida, buscó su mirada y por fin Draco volteo a verlo, pero ni siquiera tuvo tiempo de sonreír pues Draco volvió de nuevo su vista al frente.

            -¿Qué mierdas le pasa? –pensó ceñudo.

 

__________________________

 

 

            Al día siguiente,  cuando acabó la clase del profesor Binns y al pasar junto al pupitre de Draco, Harry dejó un papelito cuidándose de no ser visto; Draco lo vio y lo tomo y lo guardo en su bolsillo, pero en la primera oportunidad fue a un baño y lo leyó, ahí Harry le citaba en la habitación de las mazmorras después del toque de queda.       

            Solo exhaló un suspiro mientras rompía en pedacitos el papel y lo echaba al excusado.

 

____________________________

 

 

            Dando la hora salió de su habitación y sala común cuidándose de no ser visto ni atrapado por nadie, caminó a hurtadillas y llegó a la habitación, entró pero aun no había nadie, encendió unos candelabros que había ahí y se sentó en un sofá frente a la chimenea apagada esperando a Draco… un Draco que nunca llegó.

            Después de una hora de espera Harry comprendió que Draco no iba a llegar, así que enojado y decepcionado a partes iguales regresó a su casa.

            Al día siguiente hizo lo mismo, pero con la clara advertencia de que si no acudía a la cita, iba a tocar en la puerta de Slytherin sin importarle despertar a medio colegio, incluido el profesor Snape.

            Draco hizo bolita la pequeña nota y luego la destruyo como la anterior.

 

_____________________________

 

 

            Cuando entró a la habitación, una sonrisa acudió a sus labios al ver la chimenea encendida y a Draco esperándolo en el sofá.

            -Qué bueno que viniste.

            -¿Tenía opción? –respondio sin levantarse.

            Harry se sentó en el otro sofá y observó a Draco un momento antes de decir:

            -¿Qué sucede, porqué me evitas?

            -No somos amigos, tú mismo lo dijiste ¿no? –respondió tranquilo.

            Harry se sorprendió de esa respuesta, aunque después se sintió apenado por la forma en que lo había tratado en el asunto de hacerlo perder sus orejas de gato.

            -Oye, respecto a eso… quiero disculparme.

            -Y yo darte las gracias.

            -¿Las gracias, de qué?

            -Me salvaste ¿o ya se te olvidó?... en el hospital.

            -¡Ah sí!... claro, no tienes nada que agradecer.

            -No había tenido la ocasión para agradecerte eso, me salvaste de nuevo aunque esta última fue crucial, creí que moriría, ya me contó Blaise como fue que lo lograron… es decir, llevaste tu capa y todo eso… gracias.

            -Por nada… y ¿te han dicho algo sobre la abuela de Chloe?

            -¿Cómo qué?

            -Pues sobre la poción, habían dicho que daría información sobre eso ¿no?

            -Sí… mi mamá dijo que le sacarían la verdad sobre como volverme normal otra vez.

            -¿Normal?

            Apenado Draco inclinó la cabeza pues de nueva cuenta su manera de hablar no era la más idónea.

            -Lo siento, no quise decir que… bueno…

            -Está bien, entiendo.

            -¿Tú tienes a alguien a quien decirle?... es decir ¿Qué eres gay?

            -Sí, a mi padrino Sirius ¿lo recuerdas?

            -¿Sirius Black?

            -Sí, ese mismo, ya quedó exculpado de la muerte de mis padres y es libre de ir y venir.

            -Eso es bueno.

            Se quedaron en silencio unos segundos, como si la plática fuese sacada a tirabuzón.

            -Te evitaría problemas ¿no? –Dijo Harry entonces- el volver a ser… normal.

            -De verdad me disculpo si dije…

            -Esta bien –interrumpió Harry sonriendo- de todos modos creo que muy normal nunca he sido -Draco sonrió también al verlo tomar con humor su forma de expresarse, algo que sirvió para romper un poco el ambiente tenso, pero  quedaron en un silencio que al cabo de unos segundos volvió a hacerse incomodo- también hay algo, algo de lo que he querido hablarte y agradecerte.

            -¿A mí? –pregunto extrañado.

            -Sí… tu sabias que no tengo recuerdos de mis padres.

            -Ah- exclamó entendiendo por donde iba el asunto.

            -Si, usé la poción.

            -Pensé que la tirarías al excusado –respondio sonriendo.

            -Lo pensé, te juro que lo pensé, pero al final la guarde en un cajón y no me acorde más de ella.

            -¿Y qué te motivó  a usarla?

            -En la última competencia… -respondio dudoso de contar algo que consideraba muy traumático aun- la varita de Voldemort conectó con la mía y las almas de sus últimos asesinatos salieron de ella, entre ellas vi a mis padres.

            -¡Vaya! ¿En serio? –exclamó impresionado.

            -Sí… y la vi, vi a mi madre.

            -Oh… es bueno… creo.

            -Sí, lo es –respondio sonriendo- oí su voz y recordé que cuando los dementores se me acercaban escuchaba un grito, un grito muy lejano que después descubrí era de ella, pero esta vez… con lo que paso y por cómo me sentía decidí usar la poción que me regalaste.

            -¿Y qué pasó?

            -La vi… vi a mi madre, la vi arrullándome en la cuna.

            Draco sonrió al ver que su pequeño regalo había resultado.

            -Eso es un gran recuerdo.

            -Sí, y ahora tengo en mi cabeza la nana que cantaba… es hermoso, de hecho extraje ese recuerdo y de vez en cuando lo vacío en un pensadero.

            Y de nueva cuenta aquel silencio.

            -¿Algo más, Potter? –pregunto Draco sorprendiendo a Harry y no porque hablara en tono brusco, pues de hecho su tono era suave, más bien por otra cosa.

            -¿Por qué me llamas “Potter”?

            -Así te llamas –respondio alzándose de hombros.

            -Pero ya me llamabas por mi nombre.

            -Pues si… -dijo con una sonrisa cansina mientras miraba el fuego de la chimenea- pero entiendo que no es como si fuéramos amigos.

            -A mi no me importa, puedes llamarme por mi nombre.

            -Nunca me llamaste por el mío.

            -Puedo hacerlo desde ahora ¿no? –respondio sonriendo.

            -Preferiría que no.

            La sonrisa de Harry titubeó en sus labios al escuchar eso.

            -No me malinterpretes Potter, estaré agradecido contigo toda mi vida y puedes estar seguro que nunca volveré a fastidiarte ni a ti ni a tus amigos, de hecho vuelvo a disculparme por todas las veces que te ofendí, ya no te considero un “raro”… ni a ti ni a los que son como tú; me equivoque en muchas cosas, pero ten por seguro que aprendí mi lección.

            -Pero ¿y entonces?... ¿acaso no podemos ser amigos?

            -No creo que sea conveniente.

            -¿Por qué no? –pregunto sonriendo incrédulo.

            -Cuándo me ayudaste a… bueno, a desparecer mis orejas de gato definitivamente, me quedó muy claro que hay más cosas que obstaculizan nuestra amistad que las que la fomentan.

            Harry recordó su horrible comportamiento de esa noche.

            -Sobre eso, yo…

            -Y está bien, tenías tus motivos –interrumpió sonriendo comprensivo- pero tenías toda la razón en ese momento, creo que lo mejor es mantener la distancia –Harry se quedó sin saber que responder, por lo que Draco aprovechó para ponerse de pie- ya es muy tarde, debo irme, gracias de nuevo Potter.

            Harry miró la mano que Draco le ofrecía y sin más la tomó para estrecharla con fuerza.

            -Gracias –dijo de nuevo Draco.

            Entonces se dio la vuelta y salió de ahí.

 


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