Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El juego de la muerte HIATUS por Princesa de los Saiyajin

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 04

Encuentros, desconfianza y nuevos descubrimientos

 

 

Day Timer:

Día 12

Vegeta…—entrecerró sus ojos, sintiendo que se movía cada vez más fuerte. Visualizaba el rostro enrojecido, con una mirada seductora fija en él—. Veg…—su mano fue tomada, antes de ser besado en el cuello—. Vegeta…

 

     Abrió los ojos, sintiéndose bastante desorientado mientras se acostumbraba a la poca luz. Miró a su alrededor, dándose cuenta de que estaba en su habitación. Bajó la mirada, percatándose de su erección. Se sintió bastante avergonzado, así que rápido, y tratando de esconderse de aquella cámara que lo enfocaba, fue al baño para tomar una ducha y calmar su asunto.

     Terminando, y con ánimos de desayunar, decidió pasar a la cocina para comer un bocadillo, donde se encontró al Saiyan comiendo una fruta. Se sintió muy incómodo de sostenerle la mirada luego de aquello que había soñado, por lo que sólo tomó aquello que quería almorzar, pensando en huir rápidamente a su habitación.

     —Kakarotto—oyó a sus espaldas, antes de que pudiera huir. Tragó saliva, tratando de evitar su mirada.

     —Dime, Vegeta…

     —Reflexioné lo que discutimos. Y he pensado que, aunque podría ser buena idea, podría darnos algunas desventajas. Principalmente si hablamos de Brief.

     —Trunks…—mordió su labio inferior al recordar a aquel chico—. Sigue dándome escalofríos cada vez que pienso en su manera de expresarse. Es como si fuera a planear el máximo homicidio para que no lo descubramos.

     —¿Kakarotto?

     —¿Goten estará bien con él? Asegura que no hará nada malo, confía genuinamente en él. Pero…—recordó esa manera en la que Trunks solía ponerse delante de Goten cuando alguien, quien fuera, quería meterse contra él. Trunks era increíblemente problemático, e indiferente cuando alguien peleaba contra él o cerca de él, pero siempre se anteponía si querían tratar de lastimarlo—. No se querría graduar para no perder a Goten, ¿cierto?

     —Hey—chasqueó sus dedos delante del rostro del Son, quien salió de sus pensamientos. En ese momento, cuando volvió a ver al más bajo, su mente recobró aquellos recuerdos de su sueño y su rostro se coloró de nuevo—. ¿Estás enfermo?

     —No, no… Es… Sólo otras cosas —apreció ese rostro serio unos instantes, aprovechando que Vegeta estaba muy cerca.

     Tenía constantemente sus cejas bajas, como si su ceño fruncido fuera una expresión propia ya de su ser. Y esa mirada juiciosa, como si analizara cada movimiento a su alrededor, preparado para cualquier sorpresa, ya sea buena o mala.

     —Vegeta es muy guapo…—tragó saliva, subiendo su mano al rostro del Saiyan, quien inclinó un poco su cabeza, desconcertado de ese intento de tacto—. Tiene una pequeña cicatriz en el hombro. Qué raro, como en mi sueño…

     —Hey, ¿qué diablos te pasa?

     —¿Eh? —sacudió su cabeza—. No, nada… —bajó su mano, tratando de ignorar aquella acción instintiva que tuvo y decidió sólo ir por un bocadillo al refrigerador—. Ese sueño se sintió tan vívido, como si fuera un recuerdo y no sólo un producto de mi mente. Sólo recuerdo el techo blanco, y una alfombra rojiza como la de nuestras habitaciones. Si acaso… una sudadera verde en el suelo. ¿Será que…? —miró de reojo al Saiyan, que no le perdía la mirada de encima—. Si le menciono eso, preguntando directamente si tiene una sudadera así, será raro. Creo que podría tomarse a mal que haya soñado algo con él, aunque no le dé detalles.

     —Te ves inquieto. ¿Acaso has visto algo sospechoso?

     —¿Eh? —volteó, notándolo con sus brazos cruzados, mirándolo fijamente—. No sé si sólo sea porque está en busca del responsable de este horrible juego. Pero, verlo así, como si estuviera preocupado, me hace sentir una calma impresionante—soltó un suspiro—. Estoy todavía nervioso. Todo lo que ha pasado estos días ha sido horrible.

    —Lo sé—desvió la mirada—. Bueno, toma algún té o calmante si tan mal te sientes. Tenemos que resistir hasta averiguar más.

     —Sí… Gracias, Vegeta.

     Recibió una última mirada de él, antes de que se perdiera por la extensión del pasillo. Tomó aire, y decidió ignorar aquellos eventos de cercanía con él. Sin embargo, no podía dejar de lado la familiaridad que le dejaban todas las acciones de ese chico.

    —Hola, Goku—volteó al oír esa voz—. ¿Cómo amaneciste? No llegaste al desayuno.

     —Hola, Milk…—devolvió el saludo—. Es que no había dormido bien. Tenía mil cosas en la cabeza.

     —Entiendo… Si te soy honesta, una parte de mí se imaginó lo peor. Me alegra que sólo haya sido paranoia mía—rio sin gracia—. ¿Gustas que te prepare un desayuno?

     —¿Eh? No, no te molestes. No es necesario. Sólo quería un poco de fruta—mencionó, sacando un yogurt.

     Cortó una manzana en trozos bajo la mirada de la chica, que se había tomado ese momento para sentarse en una de las sillas de la mesa cercana y mirarlo con una sonrisa. Goku dejó de cortar la fruta sólo un instante para verla de reojo un poco. Ella tenía el cabello negro, y sus ojos también eran de ese color.

     —Milk es bastante bonita…—bajó la mirada, para concentrarse nuevamente en su plato—. Aunque algo me dice que ella está asustada. Desde lo de Bulma, es como si hubiera marcado un antes y después en sus ojos.

     —¿Hay algo que se te antoja comer hoy, Goku? —lo sacó de sus pensamientos—. Voy a empezar a preparar la comida, pronto les dará hambre a los demás.

     —No hay nada en específico, disfruto cualquier platillo que prepares. De verdad siempre son deliciosos—reconoció, consiguiendo un sonrojo en ella por el cumplido—. ¿Te ayudo? Diario preparas alimentos para nosotros y creo que no nos hemos tomado la molestia de siquiera agradecer apropiadamente por tu esfuerzo.

     —En realidad, como he trabajado en el restaurante de mi familia, tengo mucha experiencia para poder preparar raciones grandes—bajó la mirada, con una sonrisa todavía—. Pero me agradaría demasiado tener compañía.

     —También siente soledad en esta situación…—amplió su sonrisa—. ¡Claro que sí!

 

No puedo borrar el pasado, y las muertes de mis amigos todavía me causan dolor. Pero puedo aprender a ser fuerte con ello y, tal vez, algún día salgamos de aquí.

 ¡La esperanza no debe morir!

 

 

Day Timer:

Día 13

Después de aquel día, mis interacciones con Vegeta se volvieron casi nulas. Casi no me lo topé en los pasillos, ni tampoco en alguna área en común. Vegeta parecía un fantasma, ni siquiera podría asegurar que se quedaba en su habitación en esos momentos en que no lo veía por ningún lado.

En serio, ¿por qué Vegeta es alguien tan, sospechosamente, misterioso?

¿Quién en realidad es él?

 

 

Day Timer:

Día 14

Aunque haya cámaras en cada esquina de todas las habitaciones y pasillos de la academia, cada vez me es más fácil ignorarlas. Estoy aprendiendo a buscar paz con la situación en la que estamos, para no desesperanzarme y sentirme en un vacío. Por la manera en que veo a todos reunidos, quiero pensar en que todos buscan lo mismo.

Zeno-sama está equivocado. ¡No conseguirá que haya otra muerte!

 

 

Day Timer:

Día 15

Hoy hablé con Goten, nos tomamos un tiempo en la piscina cuando estaba sola. Me dijo que comenzó a compartir habitación con Trunks, porque él le dijo que no tardaba en haber otra muerte y le preocupaba que Goten estuviera solo.

Algo no me cuadra, ¿por qué Trunks está tan aferrado a esa idea? No sé si él sabe algo que nosotros no, o si simplemente es pesimista. Pero siempre que menciona algo, me causa escalofríos. Parece alguien carente de empatía y de sensibilidad.

Le preocupa Goten, pero me cuesta entender cómo es posible que pueda decir querer tanto a alguien en privado, pero por fuera le importa poco que haya gente falleciendo frente a sus ojos.

Supongo que sólo me queda confiar en que mi primo tenga razón.

Además, no tengo más oportunidades de conocer datos sobre él. Trunks se encierra constantemente en la biblioteca a leer, sólo sale de ahí cuando es la hora de la comida, y la hora de dormir. Fuera de eso, siempre tiene una lectura activa. Ni siquiera convive con Goten, eso es lo que me parece más extraño de todo.

 

 

 

Day Timer:

Día 16

Vegetto y Gogeta se tomaron muy en serio el “disfrutar de la vida ahí”. Es incómodo tenerlos cerca cuando están demasiado cariñosos. Es como si no sólo olvidaran la existencia de las cámaras, y la amenaza constante de muerte por parte de Zeno-sama, ¡también olvidan la existencia de nosotros! Quisiera borrar de mi mente que olvidaron que estaba a su lado en los vestidores cuando se empezaron a besar y tocar.

Por otra parte, desde aquella plática con Milk en la cocina, y ver sus ojos tan tristes, accedí a ayudarla a cocinar algunas veces. Aunque, a decir verdad, yo sólo le sacaba plática mientras ella hacía todo. Sentía de momentos que le estorbaba, después de todo, ¡ella es la Super Chef de Preparatoria!

 

 

—Una vez más, está delicioso—mencionó, tras la primera prueba de la sopa de la olla. Milk le había ofrecido un poco en un pequeño plato para que le diera su opinión—. No creo que falte nada, de verdad. Incluso la cantidad de sal es perfecta.

    —Me alegra que te guste—sonrió. Sus mejillas estaban algo sonrojadas—. Etto… Goku… —bajó sus utensilios y los colocó en un plato, para evitar manchar la barra—. ¿Tú… de casualidad…? Ehm…

     —¿Milk?

     —¿Interrumpo algo? —mencionó en voz alta adentrándose a la cocina. Ambos voltearon al marco de la puerta, donde se encontraba Vegeta, con sus brazos cruzados, viendo hacia ellos.

     —¿Eh? —ella se separó un poco de Goku—. No, nada, Vegeta. Si gustas puedes ir tomando asiento, no tardo en servir. Sólo espero a que los demás vengan.

     —Claro…—miró al Son, que lo miró de reojo, antes de desviar la mirada con el rostro sonrojado—. Kakarotto, dormiré esta noche en tu habitación. Contigo.

     —¿Eh? —su rostro se encendió aún más, y su expresión cambió a una de pánico. Incluso Milk, que sólo había tratado de darles privacidad girándose nuevamente a la estufa, se encogió de hombros con un poco de pena—. Pe-pe-pero…—tartamudeó.

     Sin embargo, sin poder reaccionar o siquiera replicar, un tumulto de jóvenes se adentró a la cocina, todos platicando y riendo. Eso aprovechó Vegeta para irse a buscar un asiento, dejando a Goku completamente en shock por su anterior demanda.

     Tímidamente fue a buscar una silla, al otro extremo contrario de donde estaba él. Milk aprovechó, tras servir todos los platos de alimentos a quienes los aceptaron, sentarse al lado del Son. Se le quedó viendo unos instantes, notando que Goku comía con su mirada gacha y una mirada perdida en su plato.

     —Goku…—susurró, consiguiendo su atención. La mirada del Son se notaba con un pequeño brillo, y sus mejillas no habían perdido aquel tono carmesí—. ¿Tú y Vegeta están… en una relación?

    —¿Qué? —sus labios se fruncieron en un puchero avergonzado—. No, no…  No…

     —Ya entiendo…—susurró, bajando la mirada y viendo su plato—. Te deseo suerte con él.

     —¿Eh? Pero… Yo no… Él a mí no me… —se encogió de hombros—. No sé qué pensar de él.

     —Claro…—rio bajito y siguió comiendo—. Sólo no te conviertas en Vegetto o Gogeta, ¿de acuerdo? —el Son rio.

     —Lo sé… Me tocó que estaban muy unidos en los vestidores.

     —¿Crees que a mí no? Una tarde estábamos en la piscina varios, y cuando sólo quedamos los tres, fingieron que no existía para hacer sus cosas—cubrió su rostro con sus manos, completamente apenada—. Mejor me fui.

     —Aun así, a pesar de todo… A su modo, están enfrentando la situación—mordió su labio inferior—. Milk, ¿has pensado algo acerca de los secretos que serán revelados en unos días?

     —Sí…—guardó silencio, bajando su mirada otra vez—. Al menos yo me siento algo segura sobre mi secreto. Preferiría, honestamente, que no se revelara, pero… nada se compara con una vida, ¿no crees?

     —Sí… Yo también pienso igual. Si mi secreto se revela, me daría pena. Pero no tanto como para hacer alguna atrocidad…—levantaron la mirada al ver a alguien que Lapis entraba a la cocina, con un libro en mano. Buscó un asiento, lejos de todos, y retomó su lectura tras servirse también un plato de la comida—. Es alguien misterioso.

     —Sí… Algo… —miró que el Son había terminado su comida—. ¿Quieres que te sirva otro poco?

     —No, gracias… En realidad, me siento un poco cansado. Preferiría no comer tanto para poder tomar una siesta… Es una pena, de verdad está muy sabroso esto.

     —Sabes que podría preparar algo que te guste, ¿no? Busqué un libro en la biblioteca para darme ideas, es difícil también pensar en ideas nuevas todos los días…

     —Mmm… creo que no tengo ninguna idea, lo siento—rascó su nuca—. Pero cualquier cosa sé que te quedará excelente—miró a la pelinegra—. Milk se sonrojó…—levantó su plato y se acercó al fregadero para lavarlo—. Me hace sentir inquieto el exceso de paz que hay. Estoy volviéndome paranoico.

     Se despidió de la chica, agradeciendo una vez más por la comida y fue caminando hacia su alcoba. Sus pasos lentos, donde únicamente veía la alfombra, eran acompañados de múltiples preguntas en su cabeza. No podía ignorar las incómodas dudas que siempre sembraba Trunks acerca del comportamiento que podrían tomar los demás, era alguien que acusaba de una forma que no sabía si sólo considerar pasivo agresiva, o como una crítica directa.

     Goten había insistido demasiado en que Trunks era incapaz de hacer algo malo, y que su resentimiento no era hacia ellos, sino hacia la situación en la que creció por sus padres. No era capaz de ver a Goten a los ojos y decirle que no confiaba en el pelilila por más que lo defendiera.

     Se adentró a su habitación, pero antes de que pudiera cerrar la puerta, un zapato impidió que pudiera concretarlo. Abrió de nuevo, sintiendo antes un escalofrío por esa interrupción silenciosa, pero fue sustituido por un sonrojo y nerviosismo. Afuera de su puerta se encontraba Vegeta.

     —¿Puedo pasar?

    —Cla-claro…—susurró. Se hizo a un lado y ese pelinegro pudo adentrarse en su alcoba. Nuevamente estaban ambos juntos, en un espacio restringido, solos.

     —Te ves nervioso—el Son soltó un respingo—. ¿Te pongo así?

     —¿Está jugando conmigo? —notó esa sonrisa, tan discreta que para cualquier otro podría parecer una expresión neutra porque únicamente levantaba la comisura de sus labios—. ¿Por qué te gusta molestarme?

     —Te ves adorable—otro respingo fue evidente en el cuerpo del Son.

     —Yo… Es que… ¡Aigh! —se cubrió el rostro con ambas manos—. ¿Qué quieres, Vegeta? ¿Por qué dijiste que quieres dormir aquí?

    —No dormiré aquí. Sólo quería tu atención para algo—el más alto lo miró a través de sus dedos. Vegeta se había sentado en la orilla de su cama mientras se colocaba en pose pensativa—. ¿Recuerdas algo sobre la academia? Información general.

     —Sólo… que es una escuela donde van los mejores de distintas categorías. Y un chico al azar…—alzó su mirada—. Esta ocasión yo fui ese. Un chico sin talento, sólo suerte…

     —Me parece interesante que no haya anuarios en la biblioteca. Y, al menos en estas dos plantas, no hay alguna vitrina de trofeos o reconocimientos. Si están los mejores de cada categoría, era de esperarse tener premios.

     —Faltan muchos más pisos a los que no tenemos acceso—fue bajando sus manos, quedando sus brazos a sus costados—. Supongo que deberían estar ahí. Quiero decir, tenemos piscina, pero no gimnasio con suficientes máquinas de ejercicio; tenemos sala de juegos, pero ningún laboratorio… Se supone que hay talentos de distintas ramas, pero no hay áreas donde puedan explotar su potencial.

     —Touché. Supongo que Trunks también lo está pensando así…—el Son alzó su mirada inmediatamente.

    ¿Por qué justamente mencionaba de nuevo a Trunks? Sintió una vez más un poco de recelo al notar esa manera en que ambos chicos eran similares en su inteligencia y habilidad. Soltó un suspiro y se recargó en la puerta, reafirmando que, a comparación del resto de sus compañeros, su único atributo fue el tener un poco de suerte.

     —Supongo que querrás discutirlo también con él.

     —Para nada. Me molesta—eso consiguió la atención del Son—. A menos de que tenga algo sólido, no creo necesario ir con él.

     —Supongo que él piensa igual—se fue deslizando hasta llegar al suelo y se abrazó a sus piernas—. Me siento muy inquieto. En dos días revelarán públicamente nuestros secretos, pero no debería sentirme tan mal. Después de todo—alzó sólo un poco su mirada, para ver al chico—, creo que la única persona que me importaría que piense mal de mí es él. Pero no lo hizo…—volvió a esconderse en sus rodillas—. Ya entiendo a qué se refería Milk. Me pongo algo nervioso con él porque me parece atractivo. Por un lado, creo que es horrible que me esté fijando en alguien en ese sentido ahora que ha habido muchas muertes. Pero por otro…—alzó nuevamente su mirada al sentir una mano posándose en su cabeza—. Vegeta tiene un tacto conmigo que me da tranquilidad. Haces cosas que me dan calma.

     —Sólo presiento que lo harán.

     —¿Porque lo sientes familiar? —el Saiyan detuvo su caricia en el cabello.

     —¿Qué quieres decir?

     —¿Eh? Diablos. Creo que él no lo sentía igual—el rostro serio del chico, inmutado, lo observaba fijamente—. No, nada. Es una idea boba—empezó a reír nervioso, quitando la mano del chico de su cabeza—, es sólo que tuve un sueño donde nos conocíamos y, tal vez sólo me estoy poniendo a imaginar de más por los días de encierro que llevamos. No era mi intención incomodarte, Vegeta. No pienses mal de mí, sólo…

     —¿Sueño húmedo? —interrumpió, consiguiendo que el más alto se tuviera que cubrir nuevamente.

     —¡No! ¡Aigh! —sus ojos estaban cerrados con fuerza, mientras su corazón latía velozmente—. ¡No es eso!

     —Hey…—el Son alzó sólo un poco su cabeza, únicamente para que sus ojitos se asomaran y verlo—. Kakarotto.

    —¿Sí? —Goku alzó completamente su cabeza para poder verlo mejor ante su silencio, recibiendo un beso en los labios—. ¿Eh? ¿Por qué él…? —lo separó, empujándolo levemente de los hombros—. ¿Qué?

     —Nada…—susurró—. ¿Me voy?

     —Esto… —empuñó entre sus manos la tela de su camisa, para volver a atraerlo hacia él y volver a besarlo—. No sé si sea porque me causa familiaridad esto, y que una parte de mí está engañándose por ello. Pero algo dentro de mí no quiere que se vaya. Algo en mí quiere que siga así…

     —El baño no tiene cámaras. ¿Quieres ir ahí? —susurró en su oído, erizándole la piel.

    —Nunca he hecho algo así. Nunca habría accedido hacer algo con alguien sin ninguna relación… Sí—murmuró.

     El Saiyan se levantó y le extendió su mano para ayudarlo a alzarse. El Son abrió la puerta del baño con el truco que debía utilizar, y se adentró ahí. Dio sólo un par de pasos hasta estar bajo la zona de regadera, antes de volver a ser abrazado por el Saiyan y que su beso continuara, abriendo paso también a las caricias.

     —Posiblemente me esté engañando, posiblemente yo estoy creando una fantasía. Pero la manera en que me toca…—tras largos minutos de toqueteo candente, el Son había terminado desnudo siendo acariciado por el más bajo.

    Fue soltado despacio, dejándolo tomar aire. Miró a Vegeta, que comenzaba a quitarse por fin sus prendas, empezando por su camisa, sin quitarle la mirada de encima. Goku tragó saliva, comenzando a ponerse más inquieto; su cuerpo estaba ardiendo, y su entrepierna había reaccionado con aquellos besos fogosos que ni él sabía que podía seguir.

     —Vegeta también está excitado—mordió su lengua al ver cómo finalmente se quitaba el pantalón con la ropa interior—. Quiero sentirlo más cerca—cerró sus ojos y después los abrió para ver el techo—. No sé si sea correcto que disfrute cuando estamos envueltos en una situación tan…—volvió a ver a Vegeta al sentir que tocó sus pectorales—. Vegeta tiene una cicatriz grande en su torso, como si alguien lo hubiera atacado hace años—el Saiyan tomó la mano del Son para llevarla a su pecho, motivándolo a tocarlo—. Pero, si sólo será una vez, ¿puede ser tan malo que quiera disfrutar algo?

     —¿Qué piensas? —susurró en su oreja, sintiendo de cerca cómo ese joven se derretía entre sus brazos—. ¿Quieres parar?

     —Su cuerpo es tan caliente—abrazó al Saiyan, apoyando su mentón en su hombro—. No quiero que se separe—tragó saliva, antes de tomar valor y bajar su mano hasta la entrepierna del más bajo, recibiendo el mismo tipo de caricia en él—. Mgh…

     —Déjame verte—pidió en su oído. Goku acató, dándose cuenta de que la expresión de Vegeta, pese a que era sutil, compartía el sonrojo y sudor a causa del momento cada vez más candente.

     Volvieron a unir sus labios, abriendo paso a sus lenguas, complementando con las caricias hacia el contrario. Sólo se separaron un poco cuando el aire les hacía falta, compartiendo respiraciones. El azulejo ya se había llenado de gotitas a causa de su vapor condensado en la superficie.

    —Ahh… Vegeta…—tuvo que sostenerse más fuerte de sus hombros cuando aquellos dedos se abrieron paso en su interior—. No sé si Vegeta ha hecho alguna vez esto con alguien, pero la forma en que toca es… ¡Ah! —cada vez era más audible para ambos el sonido húmedo de aquel movimiento rítmico de su mano y los gemidos del Son—. Vege… Veg…

     El pelinegro más bajo lo miró al rostro al oírlo. “Veg” … Sonaba tan íntimo que lo llamara así, su nombre acortado, como si de verdad fueran cercanos. Sacó sus dedos para después colocar su miembro tocando el de Goku, masturbando ambos a la vez.

     —¿No… no vas a hacerlo? —su voz salía en un hilillo a causa de su excitación—. ¡Ah!

    Como si hubiera estado esperando su permiso, Vegeta se adentró en él de una. Aquella preparación previa permitió que se abriera paso fácilmente en su interior, consiguiendo en Goku un sonoro gemido que resonó en las paredes del baño.

    —Veg…—encajó sus uñas en su espalda, antes de esconder su rostro en el espacio entre su hombro y cuello, conforme el chico seguía moviéndose—. Veg…—aferró aquella cabellera en forma de flama—. Veg…—cerró sus ojos, concentrándose únicamente en las sensaciones que ese chico le proporcionaba.

     ¿Podía ser tan demente pensar que quería preservar ese instante lo más que pudiera? Ese calor que le otorgaba, con ese parentesco que no podía explicar, sumado al tacto tan cariñoso que percibía… Todas esas características juntas lo hicieron olvidar todo el contexto en el que estaba.

     —¡Ahhhh! —encajó sus uñas en su espalda, apoyando su mentón en su hombro—. Veg… ¡Veg! —cada que decía aquel diminutivo de su nombre daba un movimiento más intenso.

     Finalmente, el orgasmo llegó para ambos, donde el Son sólo pudo abrazarse con más fuerza hacia él, tratando de evitar que sus piernas temblando lo hagan caer. Su respiración era fuerte, lo suficientemente audible para el más bajo. Cuando por fin pudo regularla, el Saiyan salió de su interior, todavía buscando la manera de sostenerlo hasta garantizar que no caerá.

     —¿Por qué me mira así, tan inexpresivo? —trató de ponerle un poco más de atención—. Pero está sonrojado. A él también le gustó.

     —Te dejaré para que te duches—comenzó a levantar sus prendas para volver a vestirse—. Me ducharé en mi habitación, allá tengo mi ropa.

     —¿Eh? S-sí…—notó cómo salía de su baño, dejándolo solo. Soltó aire, sintiendo que su cuerpo todavía daba microespasmos por ese intenso momento juntos.

     Abrió la llave para que el agua comenzara a correr sobre su piel, limpió con algo de vergüenza todas esas partes tan íntimas, y salió únicamente con una toalla amarrada en la cintura. Se sobresaltó al ver, sentado en la orilla de la cama, a Vegeta.

     —Creí que te habías ido.

     —Esperaba a que salieras, para que cierres por dentro con seguro.

     Aquella ensoñación en la que todavía se encontraba por el momento cálido con él, se borró de inmediato. Incluso un pequeño vuelco en su pecho lo hizo mantenerse estático unos instantes. Por más que quisiera negarlo, la realidad en la que se encontraba seguía igual. Estaba envuelto en una incitación constante hacia actos atroces donde, aunque su corazón quisiera que no, había posibilidades todavía de que ocurrieran.

     —Sí…

     —¿Qué ocurre?

     —No, nada…—forzó una sonrisa—. Gracias por tus intenciones de tratar de mantenerme a salvo—giró su rostro hacia otro lado—. Creí que… ibas a querer pasar la noche conmigo.

    —Tengo actividades por hacer. No te dejaré dormir con la luz encendida—el otro hizo un sonido de afirmación, sin mirarlo—. Pero puedo venir mañana otra vez a repetirlo, si eso quieres.

     —¿Eh? ¡No era eso! Aigh…—sus mejillas se encendieron—. No me malinterpretes, Vegeta. Disfruté lo que hicimos y todo, pero… hacer cosas, sólo por el calor del momento…

     —¿Crees que sólo lo hice por eso? Para mí eres atractivo.

     —¿Eh? —empuñó sus manos, completamente nervioso—. Tú… a mí… También…

     —Como sea, necesito seguir buscando opciones—el Son entendió al instante que se refería al asunto de “la mente maestra”—. Y para ello necesito tiempo de estudio.

     —Claro… Entiendo—soltó un suspiro, ya resignado al notar cómo Vegeta, como si lo anterior hecho entre ellos no hubiera ocurrido, se acercaba a la puerta con una expresión neutra como la que había visto en él la primera vez que se vieron.

     —Iré a ducharme—le dedicó una mirada, ya al otro lado de la puerta—. Conozcámonos más, Kakarotto.

     Sin esperar respuesta, se alejó hacia su habitación, dejando al sonrojado Son en el marco de la puerta. Cerró adentrándose y yendo directo a su cama para tenderse encima y ver al techo. Cubrió su rostro con ambas manos, sintiéndolo caliente a causa de su rubor.

     —Le atraigo a Vegeta—su corazón latía rápidamente—. No sé si sea por el hecho de estar encerrados aquí con pocas personas, o si de cierta manera también siente esta extraña conexión que yo siento con él. Pero me gustaría conocerlo más. Quizá, el día que salgamos de este lugar, él y yo podamos formalizar más….

     Sacudió su cabeza fuertemente, regañándose por soñar tanto estando despierto, y buscó prendas para vestirse y evitar frialdad por su cuerpo desnudo. Con ganas de aliviar su ligera ansiedad, decidió visitar la cocina para ir por alguna botana y poder encerrarse en su habitación para descansar.

     —¿Qué? —miró cómo estaban Goten, Vegetto y Tarble expectantes a la mesa donde estaban Lapis y Milk jugando cartas—. Se ven muy concentrados. Se nota que Milk está dándole una gran jugada.

     —Escalera real—mencionó el pelinegro, colocando sus cartas sobre la mesa. La pelinegra, ante la evidente derrota, dejó caer sus cartas junto al resto—. Buen juego.

     —Debí esperarlo del “Súper apostador”, ¿no? —soltó aire—. Es una pena…

     —Es increíble que hayas ganado todos los juegos—mencionó Goten—. Yo no podría con la tensión.

     —Talento—musitó, con algo de desinterés.

     —¿Y qué pedirás? —se animó a preguntar Vegetto quien, sorprendentemente, por fin estaba distanciado varios metros de Gogeta.

     —Acepto mi derrota—rio bajito—. ¿Qué quieres a cambio? Prometo pagar mi apuesta.

     —¿Has oído hablar de la “Crociata Sovrana al’spiedo”?

     —Tienes que estar bromeando—ella se apoyó más sobre la mesa—. ¡Eso es imposible!

     —¿Qué es eso? ¿Un platillo? —se animó a preguntar el Son, aprovechando el momento para unirse a ellos.

     —Ese platillo sólo se ha presentado en pocos lugares. La única vez que lo probé, fue porque gané una apuesta hace un año con uno de los más grandes del mundo—respondió con simpleza—. Quisiera volver a probarlo.

     —¡¿Pero por qué algo tan difícil?! —acomodó sus brazos sobre la mesa y escondió su cabeza en ellos—. ¡Me llevará más de un día!

     —¿Tan difícil es?

     —Es… un platillo que, si no se prepara a tiempos y cantidades exactos, sabe horrible—cerró sus ojos—. Recuerdo haberlo estudiado para un examen cuando tomé clases en una academia. Es la pesadilla de cualquier cocinero.

     —Surgió en la edad media, y sólo los Monarcas podían consumirla. Al ser rudimentarios los instrumentos, era más complicado. Es un platillo que se creía mítico—miró a la pelinegra—. Supongo que para la “Super chef” podrá ser algo posible.

     —¡Tienes razón! —se incorporó de nuevo y golpeó despacio sus mejillas—. ¡Puedo lograrlo!

     —Suerte con ello—cerró los ojos y una media sonrisa apareció en sus labios—. Apostaré por ti y que lo lograrás—la miró—. Y si resulta que sí, de todos modos, te ayudaré.

     —¿De verdad? —su sonrisa se amplió—. ¡Entonces lo haré! —miró a los otros chicos—. Lo siento, pero de verdad ocuparé la cocina día y noche ocupándome de ello.

     —Tsk, qué fastidio—el castaño rodó los ojos. Después miró a 17—. Más te vale compartir, ¿eh?

     —Claro. No soy egoísta—se levantó de la silla—. Gracias por el juego.

     Sin mirar atrás, se fue de la cocina. La pelinegra se apoyó en la mesa, mirando con determinación la superficie. La vieron unos instantes, todos sintiéndose ajenos a ello, por la falta de conocimiento sobre el tema.

—Milk, ¿qué lo hace tan especial? —se animó a preguntar Goku, gracias a la confianza que le tenía a la chica y debido a la expresión de los rostros de todos los presentes.

—Es lomo de cerdo, pero debe ser sí o sí de tamaño medio de entre 2 y 3 kilos. Se hace una mezcla de condimentos, en un orden específico y tiempos exactos en lo que se añade uno y otro. Se hacen cortes diagonales en la carne a un centímetro de la superficie, transversales o más profundos harían que el jugo de especias penetre distinto o se deshaga durante la cocción. Se deja reposar en la nevera, a 5 grados, el jugo durante 10 minutos, no más, antes de bañar la carne. Se deja media hora afuera, a 20 grados, y después se vuelve a la nevera durante 8 horas. Se debe hacer un cruce con dos espadas finas metálicas, que no se toquen, y que estén justo a la misma distancia de la parte alta y baja.

     >>Después, se saca, se hace un segundo baño de jugo recién preparado, y se mete al horno durante 8 horas a 120 grados. Cualquier falla en los pasos, crea un sabor amargo en la carne, al punto de que no sea fácil de consumir por el sabor.

     Duró unos segundos mentalizándose y después buscó el delantal. Al quedarse solos los cuatro jóvenes en la zona de mesas, mientras ella iba a empezar su labor, se miraron entre sí.

     —Bueno, ya que el espectáculo terminó, iré a pasear por ahí antes de que sea la hora de queda—el castaño sacudió su cabello y soltó aire, alborotando sus mechones del flequillo.

     —Yo iré a mi habitación—mencionó Goten, chocando su puño con todos—. ¡Hasta mañana, chicos!

     —Yo también iré a descansar—hizo una reverencia, propio del Super Mediador—. ¡Buenas noches!

     Tan solo se fueron, y dándose cuenta de que Milk ya estaba muy concentrada cocinando tras la apuesta perdida, el Son miró a su alrededor, reafirmando que sólo estaban todavía ahí Vegetto y él.

     —Oye… ehm…—rascó su nuca con algo de pena—. ¿Por qué ahora no estás con Gogeta?

     —¿Es una queja o qué?

     —¿Eh? —se sintió incómodo ante su reacción tan defensiva—. No, nada… Es que… siempre están juntos. Sólo me pareció raro.

     —¿Y qué? No es como si lo quiera de pulga pegado conmigo—frunció el ceño—. ¿Algo más?

     —No… olvídalo—soltó un suspiro—. Iré a mi habitación.

     Buscó en la alacena una bolsita de frituras y una lata de soda y fue a su alcoba. Justo al cerrar, al instante, su puerta fue tocada. Abrió y notó que era el castaño, que tenía también un juego de botana y bebida en sus manos. Ante su silencio, se hizo a un lado, por lo que el chico entró. De forma desvergonzada fue a su cama a sentarse y empezar a comer.

     —Etto… ¿puedo ayudarte con algo, Vegetto?

     —¿De qué querías hablar? —bebió un poco de soda, antes de seguir comiendo, mirando al Son.

     —Ah… Ehm… No te lo tomes a mal, no lo digo con mala intención…—caminó lento, para ir a la cama, sentándose en otro extremo y abriendo su bolsa de palomitas, para aligerar el nerviosismo que le generaba—. Es que… ¿cómo te quitaste la vergüenza de hacer… ehm… cosas? Hay cámaras en todos lados, la situación es horrible. No conoces a Gogeta…

     —¿Y qué? —lo miró con una ceja alzada—. Querer disfrutar de algo casual no es malo—miró su lata—. Además, ni siquiera sabemos si saldremos de aquí. Quizá el peluche se fastidie en algún momento y nos deje ir, o nos haga algo malo porque no cedimos. ¿Quién sabe? Sólo quiero no pensar en eso—lo observó fijamente unos instantes—. ¿Por qué? ¿También querías unírtenos?

    —¿Eh? ¡Claro que no! Por Kamisama, él es demasiado intenso.

     —¿Era solo conmigo? Yo también prefiero lo “uno a uno”.

     —¡Que no! ¡Aigh! —lo escuchó riéndose—. ¿Es mucho pedir si evitas tus encuentros con Gogeta cuando compartamos espacios en común?

     —No te prometo nada—con sus labios sobre la lata se le quedó viendo. Goku tenía su rostro enrojecido, mirando al suelo y comiendo de forma nerviosa—. ¿Es con Vegeta?

     —¿Eh?

     —Te he visto verlo. Lo ves distinto que al resto—el Son bajó su mirada—. Como sea, no es mi asunto—metió un puñado de frituras en su boca—. Aug ashi—su pronunciación era limitada por la comida en su boca—, te regomiengdo ugar pgeseminag como lub. Eg la egfegmegia no egcontramos ni comdogues.

     —¿Usar preseminal como lub? —sus mejillas se encendieron al entender sus palabras—. ¿Cómo no puede sentir vergüenza? Gracias por el consejo—murmuró—. Aun así. Pareciera que es buena persona. Sólo… liberal—miró al techo—. Aunque, por lo que dijo, también le preocupa la situación de las muertes. La mayoría estamos asustados—volvió a verlo—. A pesar de todo, lo poco que voy viendo de quienes he tenido tiempo de acercarme más, son buenas personas. Incapaces de hacer algo como… ¿mgh? —prestó mayor atención a él. El castaño tenía sus piernas cruzadas mientras seguía comiendo animadamente aquellas frituras—. Vegetto, ¿por qué tienes sangre en tu pantalón?

     El aludido bajó la mirada. Su prenda era algo suelta, pero, aun así, cerca de la costura de encuarte donde se conectaban todas las piezas del pantalón, había una mancha rojiza oscura. Alzó su mirada, notando que el Son lo miraba fijamente, empuñando en sus manos aquello que tenía en manos.

     —Tsk… Sea lo que estés pensando, estás equivocado.

     —No…—el Son notó en él su ceño fruncido—. ¿Tú también eres doncel?

     —Ah, era eso. Entonces no estás equivocado—volvió a beber de su soda—. Un momento, ¿cómo que “también”?

     —Es que yo…—jugó con sus manos—. También lo soy. Sólo me pareció curioso, creí que sólo éramos dos en la academia.

     —¿Tres, incluyéndome? Entonces se vuelve más interesante, ¿no crees? Tres donceles, tres chicas, y el resto aun no confirmado—metió otro puñado de frituras en su boca—. Si el sujeto detrás de todo esto fuera tan loquito como hace ver, pretendería que repobláramos—eso consiguió que el Son se ruborizara totalmente—. Y el peluche tiene planes de que no sobreviva nadie. Muy contradictorio—estiró sus brazos—. Creo que no manché tu cama. Así que me voy a duchar antes de que cierren el servicio de agua.

     —Claro…—lo vio levantarse e ir hacia la puerta—. Supongo que esa es la razón por la que se dieron un tiempo.

     —Ggg… No me importaría. Después de todo, es inevitable y algo normal en mi naturaleza—se encogió de hombros, en una expresión de desinterés—. Pero no cualquiera está dispuesto a ello. Gogeta y yo somos solo compañeros sexuales, al final de cuentas. Sin eso, no hay vínculo de nada más. Prefiero que se mantenga así, es mejor para ambos.

     —Por supuesto… ¿Si Veg y yo mantenemos esa clase de relación sería lo mejor? —se acercó a la puerta, para poder cerrar—. Supongo que también era tu secreto.

     —¿Eh? Para nada. Realmente me da igual, jamás lo escondí.

     —Oh… Sólo creí… Claro, supongo que tienes razón. No es nada malo—sonrió—. ¿Entonces… qué podría ser tu secreto si no es eso?

     —Si te lo digo, ya no sería secreto—le mostró la lengua, consiguiendo una risita en el Son—. Sólo diré que la industria del espectáculo es asquerosa, sobre todo con infantes—se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su habitación, con su brazo alzado a modo de despedida.

     —Claro. Que descanses…—se metió a su cuarto, colocó el seguro, y se apoyó en la puerta—. Supongo que, conocer más gente como yo, me hace sentir más confianza. Todos estamos sobrellevándolo bien y... es posible que todos hayamos podido aprovechar bien estos días para asimilarlo, y que no nos afecte la revelación de nuestros secretos—sonrió—. Tal vez, sólo tal vez, pueda aprovechar para conocer más a Vegeta. Aunque sólo sea, por ahora, en este ámbito.

 

 

Esa noche dormí sintiendo una ausencia, que no supe si era porque Vegeta no se mantuvo conmigo después de ese acto tan íntimo, o porque una parte de mi esperaba que él también sintiera familiaridad previa entre nosotros y no únicamente atracción reciente. Lo que sí sé, es que esa promesa de repetirlo me dio una pequeña ilusión de que tenemos un vínculo, y tengo la esperanza de que cuando salgamos de aquí podremos fortalecerlo…

 

 

 

Day Timer:

Día 17

 

“Hmmmm”

Oyó un sonido, como una rabieta a punto de iniciar, que lo hizo abrir sus ojos despacio. Miró a su alrededor, notando que en la pantalla, esa donde a veces Zeno-sama hacía sus avisos, se encontraba con su imagen en vivo.

     —¿Eh? Qué ocurre?

     —Buenos días… Tal parece que algo pasó con uno de tus compañeros—pero antes de que pudiera hacer una pregunta, la pantalla se apagó nuevamente.

     El Son, con una evidente preocupación, fue hacia la zona del gimnasio, donde solían ser la mayoría de las reuniones importantes decretadas por el director de la academia. Una gota de sudor frío resbaló de su frente al entrar al espacio y ver solamente a Trunks, a Raditz y a Tarble.

     ¿En dónde se encontraba el resto de sus compañeros? Un terrible presentimiento llenó su pecho, las palabras ligeramente burlonas de Zeno-sama resonaban en su cabeza con un eco que aceleraba su corazón. Tragó saliva en esos incesantes segundos donde nadie más llegaba.

    —¿Qué…? ¿Qué pasó? —se animó a preguntar por fin, conforme ese hilillo de voz se escapó de sus labios.

    —Es posible que haya pasado nuevamente—el pelilila mostró una media sonrisa mientras cerraba sus ojos—. El juego no iba a parar tan fácil.

     —¿Qué? Eso no… No pudo, de verdad, no pudo haber pasado de nuevo… Eran sólo recuerdos vergonzosos, se supone que ya estaría quedando atrás…

     —Seguramente alguien estuvo esperando al momento en que todos bajaran la guardia. Para ello, hay que confirmarlo—ensanchó su sonrisa—. Goku, ven conmigo—decretó el Brief, comenzando a caminar.   

     Fue detrás suyo a pasos lentos, incómodo de aquella actitud y temeroso de su sugerencia. ¿Una vez más hubo una muerte? ¡Era imposible! Si tan solo el día anterior todos estaban llevándose de maravilla. Tenía que ser un error, no podía ser real.

     Pero la calma y seguridad al afirmarlo, sólo estremecía su cuerpo. A todo esto, ¿dónde estaba Goten? Si se suponía que ellos compartían habitación, ¿por qué no se encontraba junto con él esa mañana? No, su primo no… Pero entonces, ¿en dónde estaba? Además, quien también faltaba era Vegeta. La inquietud de no verlos solo avivaba su temor.

     —Trunks, ¿qué hacemos en la cocina? —susurró, mirando alrededor. Todo estaba en orden, si acaso con un poco de ollas y recipientes en el escurridor signo de su reciente uso.

     —Hubo demasiado orden y soledad en este lugar. Muy sospechoso, ¿no crees? —se acercó a la puerta de la nevera. Haciendo uso de un poco de fuerza, la abrió completamente, dejando ver el interior de aquel congelador gigante.

     —¡N-no! —dio un paso hacia atrás, cayendo en el suelo.

     Había ahí un cuerpo, colocado en el fondo y con sus muñecas alzadas con una cuerda, y los tobillos estaban también atados. Aquella crucifixión estaba adornada con escarcha en el suelo teñida de rojo. El Son tragó saliva, sintiendo que su pecho se oprimía cada vez más de ver esa horrible escena, donde sentía que sus latidos eran cada vez más fuertes, como si su corazón fuera a estallar.

     —¡Milk…! Por favor, ella no…—aquellos labios tenían un hilo de sangre, y sus ojos permanecían abiertos en una expresión vacía, sin brillo, debido a que su alma había abandonado su cuerpo—. Ella estaba bien anoche… Ella estaba asustada, pero estaba dispuesta a intentarlo completamente...

     —Oigan, chicos. ¿Qué está ocurrien…? —el joven mediador se había acercado al notar la nevera abierta, soltando un grito al ver la imagen de la chica crucificada.

 

“Hmmm… Un cuerpo ha sido encontrado” la voz de Zeno-sama resonó a través de las bocinas instaladas en cada esquina de las habitaciones. “Después de una cierta cantidad de tiempo libre, llevaremos a cabo un Juicio Escolar”

 

     —¿Qué… fue eso? —susurró, todavía mirando atónito aquel cuerpo.

     —Seguramente no lo escuchaste la primera vez porque estabas inconsciente, pero cada vez que tres personas encuentran un cuerpo se escucha una emisión del director—se acercó al cuerpo de ella unos pasos más—. Tarble, reúne a todos aquí.

     —¡S-sí! —salió corriendo en busca del resto de sus compañeros.

     —Esto volverá a empezar—una discreta sonrisilla apareció en sus labios, la cual no pasó desapercibida por Goku. Era tan… tétrico—. El juego de vida o muerte de “adivina quién es el culpable”.

 

Una vez más, alguien murió dentro de la academia a causa de un compañero. No sé qué pensar a estas alturas, ¡creí que podría acabar o tener una solución antes de que alguien muera! No pensé que… Y no con ella. ¡¿Por qué ella?!

En ese momento mi corazón estaba latiendo demasiado rápido. La imagen de Trunks me parecía burlesca, como si le emocionara la situación. No sé qué pensar de él, no sé qué pensar ya de nadie.

Yo sólo desearía que esta pesadilla por fin tenga fin…

 

 

 

Personas: 11

To be continued…

Notas finales:

09/01/2024 by Near


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).