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Hojas de Almendro por Maria-sama

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Las estribaciones de Tunit… ese lugar estaba muy lejos del palacio del almendro. Riki se preguntó cómo había llegado ese joven desde aquél lugar. Seguramente se trataba de alguna especie de tributo, pero lo cierto es que el chico era sumamente bello.


Pensar en la brumosa Naguirian no iba a serle de ayuda por lo que dejo ese pensamiento de lado.


“Forferían” … ese nombre se lo grabaría a fuego después de esa noche.


Era increíble que alguien de tierras nubladas despliegue tal abanico de pasión pero en este mundo todo era posible.

El sumiso chico se acercó a su amo.


-¿Qué el lo que desea hoy amo?

¡Cuánta docilidad! No había rastro alguno de burla o enojo en las palabras o acciones del de los cabellos grises.



-Déjame disfrutar de tu suave boca



-Con gusto amo

Para sorpresa mayor del encadenado, el chico se acercó a Lord Iason y con la cabeza baja para evitar la mirada de su señor, el joven desató la túnica del rey elfo.

Riki quiso apartar la mirada del hermoso cuerpo pero le fue imposible una vez que hubo posado sus ojos en semejante obra maestra. Sabía de sobra que los elfos eran con mucho, la raza más bella del mundo, pero verlo era diferente.... además admirar a un ser del mismo sexo no hubiese sido bien visto por los de su tribu.


-Eso es humano, ve todo lo que quieras.


Era más que sólo la extraordinaria belleza del rubio lo que no le permitía volverle el rostro, seguramente se trataba de la tan conocida “magia élfica” 

Las largas piernas, la piel blanca, la virilidad de considerable tamaño, el abdomen bien formado, espalda ancha y hermoso rostro de soberbias facciones, adornados por unos ojos cerúleos y una bella melena rubia platina. 

Una vez que el chico desató el nudo que se encontraba en la cintura de su señor, metió ambas manos entre la tela como para despojar a su rey de ella, pero el Lord le detuvo con un gesto.

El Naguirian se hincó, cumpliendo así los temores de Riki.

-¡No lo hagas!- dijo con un tono ciertamente afectado por lo escandalizado que se encontraba.

Iason sonrió triunfante.


-Sólo yo le doy órdenes, ¿no es así Forferían?-


-Por su puesto señor.


El chico siguió con lo que hace poco se disponía a hacer, Atender oralmente a su señor.


Abrió su boca y sacó su húmeda lengua para tocar la punta.

El rey elfo estaba excitado por todo aquello. Demostrar su poder a sus “mascotas” era una de las cosas más deliciosas de ser gobernante.


-Puedes usar las manos Forferían.


-Si amo.


Si, sólo si sabía decir ese estúpido chico en respuesta de lo que el rubio le dijese, eso exasperaba al encadenado moreno.


Por su parte el esclavo parecía conocer muy bien los puntos que hacía vibrar a su señor.


-¡Ah!… así… 


El peligris lamía el tronco y la base, para luego volver a tomar la punta, succionándola y nuevamente descendía, hasta llegar a los testículos y lamerlos por igual.

Se apoyaba con sus manos, temeroso de ofender a su amo, por ello ejercía el menor peso posible.

Iason acariciaba la grisácea melena a manera de gratitud, en tanto que veía a Riki, sonriendo satisfactoriamente ante la incredulidad del humano.


-¿Por qué la sorpresa? ¿acaso nunca te la han chupado humano? 



-Eso… no le concierne.



-Claro que me concierne ya que ahora eres mío y sabrás hacerme esto y otras cosas.


-¡Yo jamás haré tal cosa!- dijo muy enojado el atado.


-Eso decía Forferían y míralo ahora.



El aludido ni se inmutaba y el Lord consideró que Riki no tenía una muy buena perspectiva del acto, pues sólo veía la espalde del Naguirian, así que para remediarlo le pidió a su esclavo que lo dejara por un momento.


-¿Así ves mejor humano?



El moreno intentó desesperadamente volverse, pero esa extraña fuerza mantenía su cara de frente al acto.

Lord Iason se había colocado de perfil y así mismo el Naguirian siguió con su labor mientras el jefe de la horda la hacía de Voyeur sin quererlo.



Por fin el de los ojos grises se metió la virilidad de su amo en la boca.


-¡Ah!, eres excelente


En tanto el esclavo, como movido por esa felicitación , apretaba la hombría del Lord con su lengua, dentro de su boca… eso era la locura para el rubio.


Tomó de los cabellos al hincado y empezó a meter y a sacar su miembro de ella.

El propio pene de Riki empezaba a responder a esa imagen y a esos gemidos.


-¡Ya casi termino!…¡mmm! … ¡Ah! quiero que te lo tragues- ordenó el elfo.



El esclavo apuro dicho acontecimiento probando nuevamente la miel de su amo, bebiéndola sin desperdiciar ni una sola gota.

Riki estaba sintiendo que su voluntad se veía mellada por los sentimientos contradictorios. Por un lado reprobaba ese acto, pero por otro le gustaría ser participe del mismo.


Ahora entendía el por qué de que le hiciesen ver esto. Los golpes lo hubiesen hecho más fuerte, pero el deseo no se controla fácilmente y menos aún estando atado.



-Veo que te gustó el espectáculo.



-Púdrase señor- espetó Riki furioso ya que su semi erección era visible por llevar tan sólo ese insulso taparrabo.



-Forferían… enséñale como debe bajarse el mismo esa calentura.


-Mira y aprende humano como debes masturbarte para que cuando te lo ordenes lo hagas como me gusta- añadió el rey elfo.


Iason murmuró algunas cosas al oído del Naguirian y este asintió como era de esperarse.

Riki sabía que iban a seguir incitándolo. ¡Pero vaya manera de hacerlo!


Forferían se acercó a Riki, dejando una saludable distancia de unos dos metros.


El elfo gris se volvió a hincar sólo que en esta ocasión le dio la cara a Riki.

Una vez que se hincó colocó ambas manos en sus rodillas.

Hasta ahora no parecía que fuese nada malo.

Pero, el naguirian no las dejó allí, sino que empezó a llevarlas a su entre pierna, acariciando sus piernas.

El moreno se reprendió así mismo cuando descubrió que deseaba que el chico llegara cuanto antes a su destino y se deshiciera de esa única prenda.


-¿Ansioso?


-…


Riki no sabía que decirle a Iason. Hasta las groserías se le habían olvidado.

Estaba arrobado por ese joven cuerpo… por esas manos que parecían pensar por si mismas o ser las amantes del chico y ¡esos ojos! Que no hacían más que verlo con lujuria… en muda propuesta indecorosa.

Continuara...


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