Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hojas de Almendro por Maria-sama

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Resultaba inverosímil… estar en ese sitio como un esclavo. No, más bien lo tenían como una ramera. Jadeando, esperando por que esos hombres hicieran con él lo que mejor les viniera en gana. Siendo que alguna vez comandó varias legiones de ladrones, las mismas que lo habían llevado hasta tal situación.

Aunque sus pensamientos querían remontar hacia pensamientos de autocompasión, su cuerpo sudoroso ansiaba sentir más y más placer. Entre los gemidos que emitía le cotaba ya seguirse negando. Le habían derrotado. 

Iason notó que la boca de Riki en lugar de proferir más insultos ahora sólo dejaba salir gemidos de más puro placer. Sonrió satisfecho. Los labios de Forferían podían hacer sufrir el más delirante gozo; él mismo lo sabía.

-¡Ah!… por favor no siga- rogó el moreno, en un vano intento por terminar con aquél torrente de pasión que le era entregado y el cual corroía su razón.


-Un progreso, ya esta rogando- dijo el rey elfo a su otro esclavo quien yacía hincado atendiendo con su maestra boca la erección del humano. El naguirian siguió con su oral trabajo, sin dar contestación alguna.

-… ¡ah!… señor… ya… no ¡ah! …


-Parece que es mucho para él.

Y de verdad así era. Sentir la ardiente boca succionar su hombría, aunado al increíble cosquilleo que los dedos de Iason le ocasionaban eran un inaudito placer que nunca había tenido ocasión de conocer. Sus defensas se hallaban por los suelos, al igual que su orgullo. 


-¡Ah!… ¡dioses!… sus dedos… 

Iason mostró una sonrisa aún más amplia. Ciertamente el chico era un encanto, pues haber sido jefe de una horda y no conocer el sexo entre iguales resultaba inadmisible. Aunque por otra parte mostrárselo estaba siendo más que agradable. Los gemidos, que ya no podía contener, sus labios hinchados, el rostro sonrojado y los ojos cerrados con fuerza. Definitivamente el humano estaba entreteniéndole como nunca.

-¿te gusta humano?

-… ¡ah! Si… ¡no!- dijo el jefe de la horda contradiciéndose y tensando su cuerpo mientras jalaba las cadenas que aún le sujetaban. 


-Si no te gusta ¿por qué gimes?

Riki invadido de sentimientos contradictorios sólo atinó a ladear el rostro. Aceptaba la derrota. Tomando las cadenas con fuerza, soltándolas más tarde, dejando su cuerpo al abandono de ellas y de las intensiones de esos seres. Dejándose llevar por las exquisitas sensaciones que a su piel venían en el preludio del orgasmo. 

No faltó mucho para que Riki dejase ver su blanca semilla, entre un o que otro grito de éxtasis; acto que no hizo más que recordarle a Iason cuán poca resistencia tienen los humanos. Sin embargo no le concedió tregua al moreno y siguió metiendo y sacando sus dedos, palpando cada centímetro de esa virginal piel que pronto iba a marcar como suya. Saboreando cada gesto de dolor y placer que Riki le otorgaba. Deleitándose con la búsqueda de aire de su nuevo esclavo y admirando ese musculoso cuerpo moreno brillante ahora por el sudor. La escena le complacía en demasía, mejor que un espectáculo planeado, puesto que el moreno lo hacía muy a su pesar.



Forferían se había puesto de pie y a petición de Iason le quitó la túnica corta a Riki dejándole desnudo. 

-¡Ah! – gimió el humano al sentir la sutil caricia de la tela al caer. Censurándose por ello.

El rey elfo encontraba todo muy divertido. Sacó sus dedos con lentitud y como esperaba el humano profirió un jadeo apagado por la pérdida. 

-Prometo que no los vas a extrañar.

Iason se alejó un poco para disfrutar de la magnifica vista del cuerpo de su nueva mascota. Admirando su musculatura, su morena piel y más que todo su semblante abatido… humillado. 

Las cadenas soltaron al humano, casi como si se compadecieran de él. Libres sus tobillos y piernas hubiese caído al suelo de no ser por el fuerte brazo del rey elfo.


Con lo débil de su condición no pudo notar lo que los otros le hacían o iban a hacerle, simplemente sintió un extraño confort en el abrazo que el elfo le daba. Pegado a él podía oler la fragancia que emanaba, pero por sobre todo la presencia de ese ser, tan fuerte, tan dominante que sólo conseguía embotarle todavía más los sentidos.

Al notar el desfallecimiento del humano Iason decidió que iba siendo tiempo de llevar a cabo la ceremonia.

-Vamos a hacerlo-dijo el rey elfo y el peli gris parecía entender lo que su señor decía aunque Riki ni en cuenta. 

Iason se colocó a tras de Riki, dejando que el naguirian se quedase frente al nuevo esclavo.

Con aterciopelada voz Iason dijo dos o tres palabras en élfico y Forferían, respondió entregando un poco de semen del humano junto con su saliva. Iason los tomó con sus dedos índice y medio de la mano derecha y dijo otra palabra más.
Riki sentía que el calor iba subiendo nuevamente por su sangre yendo a parar a su abdomen. Lugar donde el rey elfo llevó el líquido que sus dedos retenían, sosteniendo al chico con el brazo izquierdo.

Ahora más que nunca Riki deseaba que Iason metiera sus dedos como hacía unos instantes y no sólo eso sino que le prodigara caricias con esos finos y largos dedos suyos que en ese instante sentía deliciosamente fríos, calmando un poco la fiebre de su piel. Quería sentir más cerca, mucho más el varonil cuerpo del señor del Almendro.


-Parece que ya está listo señor- dijo el elfo gris.

Como respuesta Iason penetró a Riki, Tanteando con lentitud ese terreno inexplorado, grabándolo en su mente, gozando del temblor de Riki y del profundo gemido que dejó escapar.

Realmente no podía creer estar tan cerca del rey elfo, siendo uno con él, dejándolo entrar en su cuerpo y sobretodo escuchar sus gemidos extasiados por el contacto. Su cuerpo abandonado a lo que el rubio desease. Por extraño que pareciera luego de que Iason colocase sus dedos en su abdomen el deseo creció con desmesura.

-Ahora me perteneces- dijo el lord con voz de sumo deseo, bajo muy bajo al oído de Riki, quien sintió que se le erizaba la piel por escuchar tal cosa tan cerca de su oído. 

El cuerpo de Iason estaba detrás de él, tomándolo reclamando cada poro como su propiedad y él se entregaba. ¿Cómo no hacerlo? le decía una interna voz, “desde que lo viste te gustó y ya es hora de que lo aceptes”. Y lo aceptaba, la tersa piel fundiéndose con la suya, el sutil aliento susurrando cosas tanto en lengua común como en élfico, sus manos que de cuando en cuando acariciaban el abdomen o pellizcaban sus tetillas, hasta detenerse a tocar su erguida virilidad, la actitud dominante que dejaba al descubierto cuando aún estando con él convidaba al otro elfo a disfrutar de la cobriza piel; la cínica mirada… Si lo aceptaba ¡Dioses! hasta ese dulce aroma que no precisaba de donde venía, o que parte del cuerpo del rubio la emanaba el hecho es que en cada inspiración llenaba sus pulmones de la sutil fragancia, tan seductora como su dueño mismo. 

Todo en ese endemoniado elfo era exquisito hasta sus ropas que al estar desatadas quedaban como una suerte de capa, cubriendo la espalda del rubio y sus poderosos brazos. 

Aunque realmente la lujuria tomaba el alma de Riki renovados bríos, pues Iason se movía con ímpetu regalándole certeras caricias a su virginal próstata.

-¡Ah! señor… ¡ah!


Fuese por la pasión o por lo que fuese pero ahora la voz del humano no tenía ese mordaz acento de burla.

Forferían volvió a tomar parte en el acto al consentir la virilidad de Riki con su audaz boca. Y como todo buen maestro dedicabase también a los bien torneados muslos, regalando succiones certeras… placenteras, volviendo luego a los testículos y el miembro.

El enloquecido humano recargaba su cabeza en el ancho pecho de Iason jadeando desesperado, ante un segundo orgasmo que no tardaba en aparecer. Sólo que esta vez sentía que sus entrañas ardían o más bien el fuego parecía provenir de su vientre justo abajo del ombligo… en la zona que Iason marcase.


-Dilo…humano 

Riki sólo gemía con descontrol sin saber que era lo que su amo buscaba. Hasta que abrió los ojos al tomar conciencia de eso… ahora lo veía como su amo. ¡Maldita sea! no quería decirlo, no. Sin embargo sus labios lo dijeron muy quedo.

-No te escucho… dilo más fuerte- ordenó el rubio mientras arremetía con mayor fuerza, dándole nuevo sentido al buen arte del mete y saca.


-¡Ah!… no puedo más… amo

Por fin, lo que el rubio necesitaba para tener un orgasmo junto a su nuevo esclavo, quien terminó en la suave boca maestra del peli gris, al tiempo que el néctar de Iason llenaba su recién estrenada cavidad.

Conrinuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).