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A life of lies por ardnas

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Cuando Sirius despertó (luego de un largo rato) se puso a preguntarle un montón de cosas sobre su padre y lo que hacían en Hogwarts. El animago había recordado mucho, ahora, al igual que con Peter y Remus, tenía los recuerdos de toda su temporada en Hogwarts. Sirius sabia lo mucho que Harry necesitaba respuestas, así que nunca le comentaba nada por sí mismo, esperaba a que el chico preguntara para satisfacer su curiosidad.

El pequeño Potter lo bombardeó con una montón de preguntas acerca de los días en Hogwarts de su padre, trató de evadir en su mente el tema de Riddle a toda costa, pero al final su curiosidad fue demasiada.

— Sirius, cuando estabas inconsciente murmuraste algo sobre un tal Riddle, ¿Quién es?

Para su gran sorpresa, el de cabello negro se ruborizó ligeramente mientras sonreía incómodo.

— ¿Qué...? ¿Qué fue lo que dije?

— Dijiste: ‘James, yo creo que le gustas a Riddle’

Sirius bufó bajito al escucharlo.

— Nuestro profesor — miró la cara desconcertada de Harry — Tom Marvolo Riddle se volvió nuestro profesor de DCAO cuando cursábamos cuarto año, era el profesor favorito de James ya que con él se comportaba como si fuera su amigo de años, no su profesor — se cruzó de brazos gruñendo molesto de forma canina —. Era su consentido, muchas veces creí que a la “Serpiente Mayor” le gustaba James, pero al final solamente fueron imaginaciones mías, Riddle solo quería a James como un hermano pequeño — le pareció que Sirius se sentía muy aliviado por esa información — pero aun así solo tenía ojos para el — volvió a gruñir.

Harry no podía creerlo, su padre y Voldemort... ¿habían sido amigos?, ¿su propio amigo había asesinado a su padre?

— ¿Cómo era él? — preguntó tratando de mantener la calma.

— Pues... era un poco amargado en la primera impresión, sabia mantener a su clase en orden sin siquiera pedirlo y daba buenos ejemplos, una vez que lo conocías no era tan malo — aceptó elevando los hombros y restándole importancia — era un buen profesor dentro de lo que cabe, también era el jefe de la casa Slytherin en ese entonces, a Lu le caía muy bien.

— ¿Lu?

— Es así como solía llamar a Lucius, él me decía Siri, como te dije él y yo nos conocíamos desde pequeños por el compromiso que tenía con mi prima Narcissa — hizo una mueca al pronunciar el nombre — pero siempre le caí mucho mejor que ella, de vez en cuando me decía que si el compromiso con Narcissa no existiera le gustaría casarse conmigo — soltó una carcajada perruna — Lunático se ponía tan celoso.

— Pero... yo pensaba que las familias sangre pura hacían compromisos para tener herederos con ‘sangre limpia’.

— Lo hacían, y estoy seguro de que todavía lo hacen cachorro.

— Pero si tú eres hombre y Lucius también, no podrían haber tenido herederos.

Sirius soltó una carcajada por la inocencia del pequeño — Cachorro, Lucius me decía eso en son de broma, nada serio — vio como Harry asentía en comprensión — aunque si lo hubiera dicho enserio no sería ningún problema, soy un mago fértil al fin y al cabo.

— ¿Mago fértil?

— Había olvidado que te criaste con muggles, los magos fértiles son hombres que pueden quedar en cinta, igual que una mujer, es muy normal entre familias sangre pura por la gran línea de sangre mágica ininterrumpida, también hay entre los nacidos de muggles pero estos casos son muy raros, para eso deben tener una cantidad extraordinaria de magia que será absorbida por su cuerpo, los convierte en magos comunes pero con la capacidad de albergar vida, así que los nacidos de muggles que llegan a ser magos fértiles son considerados ‘sangre pura’, porque se necesita una magia extremadamente limpia para lograr ese cambio.

Harry se mostró muy impresionado por lo oído —. ¿Siempre supiste que eras un mago fértil?

— No cachorro, lo supe después de Cornamenta y yo fuéramos a curiosear en la sección prohibida...

Así se enfrascaron en una extensa conversación sobre los magos fértiles y las formas de reconocerlos dentro del castillo, pero Harry no iba a olvidar tan fácilmente el asunto de Voldemort.

— Al día siguiente —

Era jueves por la mañana, Harry se encontraba en clase de pociones intentando hacer su trabajo, una solución para encoger, desgraciadamente para él había tres factores en su contra:

Primero: La poción requería ser elaborada por dos personas y él estaba solo. Ron se fue con Hermione y el resto de sus amigos lograron juntarse con otros Gryffindor, los Slytherin se juntaron entre ellos y no quedo siquiera una serpiente que hiciera pareja con él. De esa forma, aunque la poción podía hacerse, le agregaba mucha dificultad.

Segundo: Los alumnos de Slytherin. Se la pasaban lanzándole ingredientes y él tenía que evitar cayeran en su caldero o sobre él, no sabía si alguno podía ser peligroso si tocaba alguna parte específica de su cuerpo.

Tercero: Snape. El profesor de pociones no dejaba de pasar por su mesa criticando su trabajo o volviéndoselo más difícil, podía observar como Ron le mandaba una disculpa desde su sitio.

Enserio odiaba las clases de pociones.

— Disculpe profesor Snape — habló un sonrojado Draco desde la puerta — tuve que ir a la enfermería, lamento llegar tarde ¿puedo pasar?

— Pase señor Malfoy — dijo el profesor amablemente.

Harry lo miró frunciendo el entrecejo con rencor, no hacia Draco pues ellos dos ya eran amigos, sino hacia el profesor. Si hubiera sido el quien llegara tarde, Snape no lo habría dejado pasar tan tranquilamente, le habría puesto una gran reprimenda y lo castigaría con limpiar los calderos después de clases. Pero en todo ese tiempo Harry había aprendido una cosa: Draco era el consentido de Snape, ciertamente favorecía a los de su casa por sobre todos los demás, pero le parecía que al rubio lo favorecía aun por sobre los de su casa.

Draco estaba hablando con el profesor Snape sobre algo que no alcanzaba a oír, entonces vio a Draco dirigirse ingredientes y libro en mano al asiento al lado suyo. Esto provocó un gesto de incredulidad por parte suya y sus compañeros de Gryffindor, además de otro igual a ese pero mezclado con la sorpresa de parte de su más odiado profesor, así como de los Slytherin (excepto unos cuantos que Harry no pudo apreciar).

— ¿Qué estás haciendo? — Le preguntó Harry apenas se hubo sentado.

— Me siento al lado tuyo, pensé que era obvio — dijo levantando una ceja con un deje de mínima prepotencia y gran diversión.

Harry sonrió divertido por la expresión del rubio — Soy un desastre en pociones ¿podrás con ello?

Draco pareció pensárselo un momento, se puso una mano en la barbilla y miró el techo de las mazmorras como si esa fuera la decisión más difícil de toda su vida. — Me arriesgare, puedo arruinar tus desastres mejor que nadie — aseguró con una prepotencia bromista.

El Gry soltó una carcajada que resonó por toda la mazmorra mientras que el Sly, quien pareció contagiarse de su risa, lo acompañaba en sus carcajadas mientras comenzaban a echar los ingredientes en el caldero, para preparar la poción y solucionar los errores de esta.

Al principio Snape como toda la clase se quedaron en shock por presenciar semejante escena, pero el profesor salió de su ensimismamiento para dirigirse a la mesa de esos dos. — ¿Considera mi clase un motivo de burla señor Potter? — Las risas pararon de inmediato.

Todos los alumnos estaban atentos a lo que pasaría, incluso la matadita de Hermione Granger ignoraba la poción en su caldero para escuchar y ver lo que pasaba con su amigo. Pero no era para menos: Harry Potter, el alumno más odiado del profesor de pociones, se había atrevido a reírse en la clase de Severus Snape, quien lo odiaba más que a ninguna otra persona, peor aún, se había reído junto a Draco Malfoy, no solo un Slytherin, sino su más acérrimo enemigo. ¡¡¿Qué rayos estaba pasando?!!

El Gry buscaba la manera de contestarle sin ser grosero, sabía que dijera lo que dijera terminaría castigado, pero si era al menos un poco respetuoso Snape tendría menos razones (más bien excusas) para arruinar su día. Lástima que alguien se le adelantó.

— No creo que Harry piense que su clase sea un motivo de burla señor.

Nuevamente todos se quedaron en shock. ¿Draco Malfoy había llamado a Harry Potter por su primer nombre? ¿Se había dirigido a él por algo más que cara-rajada, san-Potter o algún otro insulto? Además... ¡¡¿Lo defendía?!!

Parecía que hasta Snape había perdido su postura imperturbable — No... No le he preguntado a usted señor Malfoy.

— Pues yo pienso que debió hacerlo, después de todo, tanto yo como Harry nos estábamos riendo — miró a su jefe de casa directamente a los ojos —. Creo que si reírse en clase es una falta debería reprendernos a ambos.

No podía ser... ¿Draco Malfoy acababa de llevarle la contra a su jefe de casa? Seguramente tenían mal la vista y los oídos.

— ¿Me está diciendo como hacer mi trabajo señor Malfoy? — Interrogó suavemente el pocionista.

— Si lo hice no era mi intención — movió la mano restándole importancia — solo estaba haciendo un comentario, aunque sostengo lo que dije.

Snape apretó los labios formando una tensa línea, el rubio le sostuvo la mirada con una gran decisión en su mirada, al final se dio la vuelta y se alejó de los muchachos.

Era oficial, ese día encabezaba la lista de los más raros en las cabezas de todos, incluso en la de Harry. ¡Dos alumnos se habían librado de un castigo de Snape! ¡Y uno de ellos retó al profesor! Ya nada podría sorprenderles.

— Harry — Draco llamó la atención de su sorprendido amigo — tenemos que hacer la poción, ¿qué le has puesto hasta ahora?

— Pues le he puesto las margaritas y mus... — comenzó una corta explicación de lo que había puesto y lo que habían puesto los otros Slytherin.

El rubio se inclinó sobre el caldero para olfatearlo suavemente —. También le lanzaron 17 escamas de anaconda y dos huevos de escorpión, bueno, se soluciona con un poco más de raíces, deberíamos echar menos higo seco del que ponen las instrucciones y algunas semillas de calabaza.

— ¿Supiste eso solamente oliendo la poción?

Draco pareció nervioso de alguna forma, estaba claro que no tenía una respuesta para eso, Harry decidió mejor no seguir preguntando, dejaría que el rubio se lo dijera cuando estuviera listo. Continuaron con su poción como si nada hubiera pasado, charlaban animadamente de lo que se les ocurriera, hasta que oyeron a Snape desquitarse con Neville, el pobre trabajaba junto a Seamus pero ninguno había sido capaz de evitar que la poción quedara naranja en vez de verde brillante.

Mientras el jefe de la casa Slytherin regresaba a revisar el resto de los calderos, Draco le dijo a Harry que le cambiara el lugar, este algo confundido lo hizo y observó cómo se ponía a hablar disimuladamente con el Longbottom y el Finnigan, Seamus parecía negarse a cualquier cosa que el rubio le estuviera diciendo, mientras que Neville parecía dudoso, cuando su asustadizo amigo lo miró solo pudo asentir con la cabeza, estaba seguro de que Draco no haría nada malo. Y no lo hizo.

Al final de la clase Snape estaba que echaba humo, la poción de Neville y Seamus había funcionado, salvando al sapo de Neville, y cuando estaba listo para quitar puntos a Gryffindor porque Hermione Granger no siguiera las instrucciones haciendo la poción de los chicos, Draco levantó la voz aclarando que él le había dicho a Neville como arreglarla. Esto evitó la pérdida de puntos para la casa de los leones.

Snape salió azotando la puerta mientras Neville le agradecía efusivamente al Sly por ayudarle, pudo ver también a Seamus disculparse con el rubio, a Ron poner cara de gran asombro y desconcierto, así como a una furiosa Hermione.

Esa fue la primera clase de pociones que Harry disfrutó de verdad.


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