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A life of lies por ardnas

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En muy poco tiempo, la clase de DCAO se convirtió en la favorita de la mayoría. Solamente algunos Slytherin (y algunos quisquillosos de otras casas) criticaban al profesor Lupin:

—Mira cómo lleva la túnica —solían decir algunos murmurando alto cuando pasaba el profesor—. Viste como un elfo doméstico.

Pero a nadie más le interesaba que la túnica del profesor Lupin estuviera remendada y raída. Sus siguientes clases fueron tan interesantes como la primera. Después de los boggarts estudiaron a los gorros rojos y a los kappas.

A Harry le encantaba que el resto de sus clases fueran tan interesantes como esa, lo único extraño en todo el asunto era su amigo Draco, apenas las clases terminaban él tomaba sus cosas y huía a paso veloz, como si estuviera evitando algo (o alguien).

Ese año estaba siendo muy especial, incluso había aprendido a gustar de la clase de Pociones:

Desde lo ocurrido con el boggart de Neville, Snape estaba especialmente irritable y rabioso. La historia había llegado hasta el por parte de los Slytherin, desde ese día el profesor de nariz ganchuda había estado buscando cualquier motivo, ya fuera en su clase o fuera de ella, para humillar al pobre Neville. Era una fortuna que Draco y su grupo de amigos (entiéndase por Blaise, Theodore, Daphne y Astoria) estuvieran pegados a ellos (y es que Snape también trataba de ensañarse con él, aunque esa no era novedad) la mayor parte del tiempo.

Ese cuarteto de Slytherin también era un tema a resaltar. Todos ellos eran muy pero muy agradables, desde la conversación que habían tenido hace algunos días, donde ellos le aclararon que Draco estaba en una “situación especial” (no dijeron cual) comenzaron a pasar tiempo juntos. Era extraño. Gryffindor y Slytherin conviviendo tranquilamente. De todos ellos quien más le llamaba la atención era Blaise, sentía como si algo lo llamara hacia el chico de ojos caramelo.

Pero nada tan raro como la actitud de sus amigos. Desde el principio de ese año en Hogwarts que Ron estaba actuando extraño, era cierto que seguían siendo los grandes amigos de siempre y no creía que eso fuera a cambiar, pero lo veía ausente y ansioso. Últimamente solía ver para todos lados como si buscara algo, en otras ocasiones perdía su mirada en un punto fijo, antes de volver a la realidad y darse de cabezazos. En cuanto a Hermione... con ella las cosas estaban tensas, no se había disculpado y ella no había vuelto a insistir con eso, actuaban como si nada hubiera pasado, al menos hasta que llegaban sus amigos Slytherin, entonces se marchaba furiosa.

Pero volviendo al tema de las clases.

Las clases de Adivinación eran tema aparte, pues si bien le parecían muy entretenidas no dejaban de ser extrañas, se pasaba horas en la torre norte descifrando símbolos y formas interesantes, la profesora Trelawney mencionó durante una de sus clases que él, aunque no poseía la visión, podía predecir hasta ciertos parámetros los eventos futuros, en una taza u otros métodos sería complicado, pero sus sueños serian, en palabras de la profesora: “Las puertas que lo adentrarían en el tiempo”. Si, su profesora era muy extraña.

CCM también era muy divertido, Hagrid traía criaturas muy interesantes, tanto inofensivas como peligrosas (aunque estaba claro que las segundas eran sus favoritas), a pesar de lo que muchos creyeran Hagrid sabia cuando una criatura podía estar cerca de un alumno y cuando no, por eso en ocasiones solo las observaban de lejos mientras Hagrid las trataba. Pero lo que no podía faltar nunca era el temor de las criaturas hacia Draco. Era verdaderamente raro. Los animales lo rehuían como si tuviera alguna especie de enfermedad infecciosa, a veces podía conseguir su confianza, otras no tanto y debía resignarse.

En esos momentos se encontraba en el campo de Quidditch, de vez en cuando salía con Draco y jugaban carreras sobre las escobas voladoras, ese era uno de esos días. El pelinegro y el pelirrubio volaban a toda velocidad sobre sus escobas pasando por los postes de gol, Harry iba en la delantera, pese a que la escoba de Draco era un modelo más rápido que el suyo.

De repente Harry sintió que chocó contra algo, no supo que era, solo supo que el golpe fue lo bastante fuerte como para aturdirlo el tiempo suficiente para soltar la escoba y comenzar a caer, escuchó a Draco gritar su nombre cuando sintió que algo, mejor dicho alguien, frenaba su caída.

Harry abrió los ojos cuando se sintió menos mareado, se encontró con un chico notablemente mayor que él, no solo en contextura sino también en edad, tenía la piel clara, el pelo castaño y los ojos grises, su rostro mostraba una mueca de preocupación.

— ¿Te encuentras bien? — Preguntó mientras se recorría hacia atrás en la escoba para ayudarlo a sentarse justo frente a él, comenzó a descender lentamente, por si Harry se mareaba, Draco se acercó tan rápido como pudo hasta ellos.

— Si, gracias por detener mi caída.

El chico se sonrojó — No habrías necesitado que te ayudara si en primer lugar no te hubiera tirado, vine para volar por un rato y me emocioné tanto que no me fije en qué dirección lo hacía, así que termine chocando contigo.

Por fin aterrizaron, Draco ya los esperaba con una mirada preocupada — De todas formas gracias.

— ¿Harry, te encuentras bien?

— Si, Draco. — Volteó a ver al chico —. Por cierto, ¿cómo te llamas?

— Soy Cedric Diggory — le respondió sonriendo mientras estrechaba su mano.

— Esa noche —

Harry se despertó sobresaltado y bañado en sudor, había tenido un sueño muy extraño en el que su madre le lanzaba a su padre un hechizo con un relámpago cegador de luz verde, se abrazó asimismo, tiritando, tratando de regular su respiración.

— ¿Harry?

Ron se había levantado y corrido las cortinas de su cama, estaba frente a él con su típica piyama, el pelo revuelto, y tallándose un ojo con el puño, dio un pequeño bostezo demostrando su cansancio.

— ¿Qué te ocurre colega?

— Nada Ron, solo tuve una pesadilla, es todo — respondió con voz temblorosa.

El pelirrojo se puso inusualmente serio — No te vez como si eso fuera todo, recórrete un poco hacia la izquierda.

Harry un poco confundido se hizo a un lado mientras veía a Ron entrar en su cama y taparlos a ambos con sus sabanas — ¿Qué estas...? — Pero se calló al sentir como su amigo lo abrazaba de la cintura recargando su morena cabeza en su pecho, no le sorprendía que fuera posible, Ron siempre había sido más alto que él.

— Duerme Harry, yo estaré aquí para velar tus sueños — dijo abrazando aún más a su mejor amigo para después subir un brazo y comenzar a jugar con los azabaches cabellos.

Harry iba a replicar cuando sintió el sueño invadirlo, las caricias de Ron en su cabello eran agradables y su abrazo muy cálido, pero no como con los gemelos, mientras Ron lo abrazaba se sentía reconfortado, protegido, tranquilo, relajado, cuando Fred y George lo hacían si bien se sentía reconfortado y protegido, no podía estar completamente tranquilo o relajado, los gemelos lo ponían nervioso de una manera en que nunca lo había estado, sentía vergüenza, bochorno, pena, sentía los abrazos de Fred y George como un acto muy íntimo y hasta cierto punto incorrecto.

Se juntó un poco más hacia su amigo.

Pero con Ron... mientras su amigo lo abrazaba sentía que había encontrado algo que necesitaba, algo que quería, pero no lo sabía, sentía que había encontrado lo que no pudo tener, pero aun así requería, entonces escuchó a Ron murmurarle entre sueños:

— Somos familia Harry.

Entre sueños, el mismo sonrió. — Somos familia Ron.

— Al día siguiente —

Harry se removía incomodo mientras escuchaba murmullos, intentó volver a dormir pero su gran curiosidad no lo dejaba quedarse con la duda, así que algo fastidiado abrió los ojos encontrando primero que nada una desgastada camiseta, fue ahí cuando recordó que Ron lo había abrazado para que fuera a dormir, sonrojándose al hacerse una idea de porque había murmullos se separó de Ron y colocándose las gafas, buscó a sus compañeros de habitación.

Encontró a Neville y Dean claramente sonrojados, parecían niños que habían sido cachados en medio de una travesura porque hubo un imprevisto, en cuanto a Seamus, él tenía una cara escéptica, estaba pálido y tenía la boca abierta en una ‘o’ perfecta, pero lo que lo desconcertó más fue la presencia de los gemelos.

Fred y George estaban parados cerca de la puerta de su dormitorio, solo unos cuantos pasos después de esta, ambos pelirrojos tenían los puños y los dientes apretados, sus caras estaban completamente rojas, pero a diferencia de Neville y Dean en ellos podía apreciar la furia y no la vergüenza, desvió el rostro de aquellas miradas que lo atravesaban para encontrarse a un Ron despierto y que lo abrazaba por los hombros en un mero gesto tan fraternal y común como la amistad que siempre había tenido con Ron, pero en las expresiones de los otros solo encontró gran asombro y furia (esta última en el caso de los pelirrojos).

Tallándose uno de sus ojos — Oye Harry, ¿dormiste bien? Ayer estabas muy agitado colega — dijo esto último con un tono burlón, los gemelos estallaron de furia y salieron dando un portazo.

— Si, Ron. Dormí muy bien, gracias. No tuve ninguna otra pesadilla en toda la noche.

Sus compañeros de cuarto (solo Dean y Neville, Seamus se había ido en cuanto Ron despertó) soltaron el aire que estaban conteniendo, eso tenía más sentido que lo que se estaban imaginando, aunque por la cara de Harry él no tenía idea de lo que la frase de Ron había sugerido.

— Bueno, yo me voy a bañar. — Dijo Harry caminado con dirección al baño.

Apenas el de ojos verdes se hubiera ido, el Thomas y el Longbottom encararon al Weasley.

— ¿Qué fue eso Ron?

— ¿A qué estás jugando?

Ron sonrió con fingida inocencia.

— Yo no juego a nada chicos, ahora si me disculpan, tengo que hacer mi tarea de pociones.

Una vez se quedaron solos, Dean y Neville se miraron.

— ¿Desde cuándo Ron hace la tarea de pociones? — Y Dean no pudo hacer otra cosa que encogerse de hombros.

— Más tarde —

El Gran Comedor estaba sumido en un gran alboroto, dos chicos de primero de Ravenclaw estaban en la enfermería por salir a los jardines del colegio, nadie sabía lo que les había pasado, así que todo era un hervidero de rumores.

Finalmente vieron a Dumbledore levantarse para tomar la palabra, puede que Harry se lo estuviera imaginando, pero le parecía que el director tenía un aspecto alterado y paranoico, como si algo malo le hubiera o le fuera a pasar, puede que ambas.

— Mis niños, me temo tener que comunicarles las nuevas medidas de seguridad que habrá en Hogwarts. Hace poco fui a Azkaban para tratar unos asuntos sobre ciertos presos con el ministro de magia, cuando nos dimos cuenta de algo que nunca había pasado, un preso logró escapar.

El comedor se llenó de chillidos horrorizados, pero Harry no entendía porque, es decir, entendía que había un criminal suelto, pero había gente que pudiera atraparlos ¿no? Según sabia había una especie de policías mágicos.

— Percy ¿Por qué están todos tan alterados? ¿No hay quien atrape al que se fugó?

El pelirrojo estaba pálido debajo de sus pocas pecas — No es eso Harry, claro que hay gente para eso, se llaman Aurores, son como los policías Muggles pero en vez de usar esas armas metálicas usan varitas, lo que ocurre que ese delincuente no se ha escapado de una prisión cualquiera, se ha escapado de Azkaban, la peor de las prisiones mágicas, hasta ahora se creía que era imposible escapar de ahí, después de todo, ahí hay Dementores.

— ¿Dementores? ¿Los que absorben el alma?

El pelirrojo parecía sorprendido — Si, esos. ¿Pero cómo sabes tú lo que es el Dementor?

— Lo leí en algún sitio — dijo para escapar de la conversación mientras Dumbledore explicaba que ahora tendrían a esas horribles criaturas en los alrededores del colegio, solo por seguridad.

— Es importante que ninguno de ustedes intente engañar a los Dementores, ellos no tendrían compasión de ustedes, es por eso que tomaremos las debidas precauciones, solo hasta que Sirius Black sea atrapado.

Entonces Harry abrió los ojos enormemente ¿Sirius Black? ¿Ese Sirius Black? El rostro de Harry se transformó en una mueca de horror que nadie notó (bueno, solo cierto Slytherin), Dumbledore no había mencionado lo que sea que el prófugo había hecho, pero dudaba seriamente que metieran por cualquier cosa a una persona en un lugar que albergaba cientos de Dementores, tenía que hablar con Sirius, y pronto.


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