Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A life of lies por ardnas

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Harry paseaba por el castillo perdido en sus pensamientos; iba por un pasillo cuando escuchó una voz que salía del interior de un aula:

— ¿Harry? —Harry retrocedió para ver quién lo llamaba y se encontró al profesor Lupin, que lo miraba desde la puerta de su despacho—. ¿Qué haces? —Le preguntó Lupin en un tono amable.

— Nada —respondió Harry; encogiéndose de hombros.

—Ah —dijo Lupin. Observó a Harry un momento—. ¿Por qué no pasas? ¿Quieres una taza de té? —Le preguntó Lupin, buscando la tetera—. Iba a prepararlo.

—Bueno —dijo Harry con entusiasmo mientras entraba al aula.

Lupin dio a la tetera un golpecito con la varita y por el pitorro salió un chorro de vapor.

—Siéntate —dijo Lupin, destapando una caja polvorienta—. En lo personal prefiero el té en bolsitas, aunque imagino que tu preferirías el té suelto.

Harry lo miró. — ¿Cómo lo sabe? —preguntó Harry

—Me lo ha dicho la profesora McGonagall —explicó Lupin, pasándole a Harry una taza descascarillada—. No parece estar muy contenta con que te fascine la Adivinación, pero eso no es un problema ¿verdad?

—No —respondió Harry, él estaba muy contento con su clase optativa, la profesora Trelawney era genial, un poco extraña, pero genial.

Miró como el profesor Lupin también se servía té suelto, conversaron por un rato sobre trivialidades de la escuela cuando Harry se dio cuenta de que ya no podía ocultar más su entusiasmo, Lupin le sonrió y le dijo:

— ¿Quieres leer mi futuro, Harry? — Le tendió la taza.

El Potter la tomó con ánimo y revolvió 3 veces los posos, volcó la taza y la golpeó hasta que lo consideró suficiente.

— ¿Y bien? — Preguntó Lupin con una sonrisa — ¿Qué ves?

Harry se concentró en recordar todo lo que había leído sobre la Tesomancia —. Hay una especie de árbol, significa que te reunirás con tu familia — los ojos miel del profesor mostraron su sorpresa, no se esperaba eso —, el Halcón… — Harry frunció el ceño en este punto —… tienes un enemigo mortal y algo que parece una garra, no recuerdo bien esa, pero creo que estaba relacionada con animales salvajes — dijo ignorando la palidez de su profesor.

— ¿Fa-Familia? ¿En-Enemigo? ¿An-n...? — El profesor Lupin se levantó súbitamente —. Te-Tengo que irme, Harry. Será mejor que regreses a tu sala común.

Y Remus salió corriendo del despacho dejando a un confundido Harry detrás, quien al no tener la oportunidad de preguntar acerca del boggart solo tomó sus cosas y se marchó.

***En otro lado del castillo***

Draco corría hacia las mazmorras conteniendo lo mejor que podía las lágrimas que querían escapar de sus ojos a causa de la escena que presencio hace algunas horas, a pesar de todo el tiempo pasado no era capaz de calmarse, él se había dado cuenta, Ronald Weasley era su pareja destinada, tanto su veela como su lobo se lo habían dicho y no podía ignorar lo cercano que el pelirrojo era a “su mejor amigo”.

Draco sollozó al recordar lo que su padre le había dicho: “Un lobo puede vivir con el rechazo de su pareja, aprenden a vivir sin la presencia de su alma gemela, pero la lejanía lo mantiene en un dolor constante, los veelas por otro lado… mueren en la agonía de saberse rechazados, no se cual es tú criatura dominante Draco, pero si es el veela… espero que no te rechace”

Bien, el Weasley no lo había rechazado, pero la simple idea de que podría estar enamorado de Harry le hacía querer morir, sabía que su veela no consideraría un verdadero rechazo hasta que no hubiera expuesto sus sentimientos frente a Ron y este le dijera que no lo quería, pero tenía mucho miedo por ese rechazo, todo lo que decían sobre las criaturas mágicas era cierto: “Para ellos no existe más vida que su pareja”

Draco tenía mucho trabajo que hacer si quería a ese pelirrojo recitándole palabras de amor y consuelo bajo la Luna Llena.

Al llegar a la sala común fueron otros sollozos los que le sacaron de sus pensamientos. Blaise estaba sentado en el suelo, ocultando su cara entre sus rodillas y abrazando sus piernas, podía ver al de ojos caramelo temblar por la intensidad de su llanto.

— ¡¡Blaise!! — El rubio rápidamente corrió hacia él y lo abrazó, tratando de confortar a uno de los miembros de su manada, pero el grito de dolor que lanzó su amigo le hizo saltar.

Observó que la ropa de su amigo, en la parte de la espalda estaba cubierta de sangre, Draco podía ver las líneas que se marcaban de forma brutal dejando un pequeño charco rojo.

— Fue el profesor Snape ¿no es verdad? — El silencio de su amigo fue la única respuesta que necesitaba —, esto ya ha ido muy lejos, tenemos que decírselo a alguien.

No pudo terminar la oración cuando Blaise ya se había levantado y lo había tirado al suelo impidiéndole salir de la sala común como era su intención.

— Tú no le dirás nada a nadie dragón — dijo aún con voz temblorosa.

El Malfoy se molestó — ¡¡¿Quieres que me quede callado?!! ¡¡¡Por Salazar, Blaise!!! ¡¡¡Lleva golpeándote prácticamente desde que llegaste a Hogwarts!!!

— No es culpa suya… — murmuró el pelinegro.

Draco lo miró con incredulidad una vez más, siempre era lo mismo, el profesor Snape golpearía a Blaise una o dos veces al mes y les impediría contárselo a alguien, dos días después continuaría como si nada hubiera pasado y volvería a ver al profesor con una mezcla extraña de tristeza, cariño y anhelo frustrado. Sin importar lo que el profesor Snape hiciera Blaise siempre le defendería y perdonaría todo, era realmente enfermizo.

— Aún si no quieres que le pase nada, por lo menos debería saberlo alguien que lo mantenga vigilado y pueda detenerlo pero que no precisamente le condene, Dumbledore siempre perdo….

Una furia completamente indescriptible pasó por los ojos del Zabini, Draco sintió como sus muñecas eran apretadas con fuerza y el aura mágica de su amigo se volvía más pesada.

— Nunca le dirás nada a nadie... ¡¡¡MUCHO MENOS A ESE VIEJO MANIPULADOR DE TODAS LAS PERSONAS!!!

Draco sintió como su lobo se encogía ante la orden, Blaise era el alfa de su manada y el tono de furia en su voz lo hacía sufrir, estaba decepcionando a su líder.

— No-No diré nada — salió corriendo apenas Blaise lo liberó, ignorando por completo el murmullo del Zabini.

— No es culpa suya, que Dumbledore le haya puesto ese hechizo.

***Algún lugar de Hogwarts***

La espalda de Percy chocó contra la pared del aula vacía, no pasó mucho tiempo para que sintiera sus labios ser atacados por otros a los que se había hecho adicto, enredó sus brazos en el cuello del más alto y correspondió al beso con fiereza.

Percy no podía evitar comparar a su irritante novia con su amante: le parecía gracioso que ellos fueran tan diferentes.

Mientras su corbata Gryffindor salía volando pensó en la primera diferencia y la más obvia: su amante era un chico. La homosexualidad no era mal vista en el mundo mágico, pero si en su familia, no quería ni pensar lo que sus padres harían si se enteraran.

Los botones de su camisa volaron mientras su cuello era atacado a lamidas y chupetones, soltó un gemido mientras jalaba con fuerza la corta cabellera castaña del menor, tan distinta de los rizos largos y rubios que poseía Penélope.

Jadeó en protesta cuando su amante se separó para desatar la corbata amarilla y negra de su cuello, desabrochó su camisa para mostrarle el cuerpo tonificado que le había dado el quidditch y continuó torturando de forma placentera al pelirrojo.

Otra cosa que Percy comparaba, era la forma en que llevaban su relación: Penélope estaba empeñada en que el pelirrojo la colmara de halagos y palabras amorosas, la besara todo el tiempo, la abrazara y nunca la dejara sola. Por el contrario, su Hufflepuff se conformaba con pasar cortos periodos de tiempo a su lado, en los que podían charlar, compartir un par de besos y tal vez algunas palabras cariñosas. Ambos eran chicos algo reservados y discretos con sus afectos, se querían, pero con frecuencia necesitaban su espacio y ninguno tenía problema con dárselo al otro.

La actitud era algo igualmente distinto: Penélope era linda y amigable, pero también mandona, dominante y terca, ella llevaba las riendas de su relación, quería que su voluntad fuera siempre cumplida por Percy. Mientras que su Hufflepuff era más tranquilo y dócil, su palabra tenia tanto peso en la relación como la del mismo Percy, aunque normalmente el castaño cedía ante el pelirrojo. Su amante era como el estereotipo perfecto de Hufflepuff: una cucharadita de miel.

Pero todo eso cambiaba cuando iban más allá de los besos. Percy solo se había acostado con Penélope en 2 ocasiones, y en ambas la Clearwater se comportó extremadamente sumisa y tímida, haciendo que en esa única situación Percy llevara las riendas en algo que a ambos les concernía.

Su Hufflepuff era todo lo contrario, a medida que las caricias subían de tono su actitud se volvía más dominante, era un completo descarado que no le dejaba participar en nada y amaba torturarlo con sus caricias, pero a pesar de todo se había vuelto adicto al toque del castaño. Pese a que les había entregado su virginidad a ambos de una manera u otra, su primera vez había sido con Penélope y se arrepentía un poco de eso.

Gimió al sentir como la mano derecha del Hufflepuff le baja el pantalón y los boxers, sin poder evitar pensar que su novia y su amante no podían ser más diferentes. Solo se parecían en una cosa… eran extremadamente posesivos.

— ¡Dejaste que ella te besara! — exclamó con furia mientras acariciaba el miembro del pelirrojo.

Percy tragó en seco al sentir la presión en su glande — ¡E-Es mi no-novia! — El Hufflepuff aumentó la velocidad — ¡No-No pu-e-do evit-ar que lo ha-ga!

— ¡¡¡Termina con ella!!! — Los ojos grises tormentosos miraron a Percy con desesperación y furia.

Percy intentó alejarlo, alarmado — ¡¡No voy a dejarla y sabes por qué!! ¡¡Si pudiera lo haría, pero es imposible!! ¡¡¡SI NO DEJAS DE INSISTIR ESTO TERMIN...!!!

No pudo continuar al sentir los labios del menor impactar contra los suyos, el castaño lo besó hasta que ambos perdieron el aliento.

— No me dejes, Percy —. Imploró en un susurro, mientras acunaba el rostro del pelirrojo entre sus manos.

Toda la pasión del momento se había disipado en segundos, Percy abrazó al más alto y volvió a besarlo, intentando transmitir lo que sentía.

— Sabes que no se terminará si Penélope no lo quiere, e incluso si ella lo quisiera me vería obligado a reconquistarla por órdenes de mi madre, Penélope es todo lo que ella siempre quiso para mí — pudo sentir como el menor se tensaba al recordar que su amor no era aprobado por la familia del Weasley —. Todo sería más fácil si Penélope no existiera.

Percy observó cómo los ojos de su amado se oscurecían por el odio y deseo de sangre, el Hufflepuff le estrechó aún más fuerte y susurró en su oído: — Eso se puede arreglar fácilmente.

El Weasley gimió extasiado al escuchar el tono sombrío del menor, le enloquecía saber que él era capaz de provocarlo, que solamente él podía sacar a la luz el lado más obscuro de ese perfecto y honorable Hufflepuff, amaba ambas de sus facetas:

La dulce, protectora y cariñosa, que le acompañaba en sus más acarameladas fantasías.

Y la dominante, obscura y peligrosa, esa dispuesta a derramar sangre con el único objetivo de complacer sus caprichos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).