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Fire to Hide por carina_mew12

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Notas del capitulo:

 

Hola de nuevo!! owo pues... no estoy segura si les va gustando la historia, pero a mi me encanta xD así que la seguiré. En tanto, les dejo otro capítulo...

2. Diablo

“Puños de Fuego” Ace murió en la Guerra de Marineford

Esa frase rebotó en su cabeza con tal fuerza que le hizo despertar. Por un momento Ace creyó sólo tuvo un mal sueño hasta que intentó moverse y no lo logró. Los pitidos de las máquinas conectadas a su cuerpo seguían escuchándose por todos lados y la falta de luz apenas le dejaba distinguir las rígidas siluetas de los objetos a su alrededor. Su mirada permaneció en un punto fijo de la habitación durante un largo rato, hasta que una puerta se abrió. Al entrar, el cirujano de la muerte encendió una luz tan tenue que apenas iluminaba lo suficiente. En esa ocasión sí podía decir que estaba viendo a un médico pues llevaba puestos los atavíos propios de ese oficio; bata blanca, gorra quirúrgica, guantes y cubre bocas. A decir verdad, no había visto completo el rostro del moreno todavía y tampoco creía que lo viese pronto.

- ¿Estás más calmado, Portgas-ya?- comentó al acercarse a una de las mesas con material médico. Parecía estar preparando algo- Seguramente tienes muchas preguntas, pero no puedo arriesgarme a que sufras otro ataque de ira. Por ahora sólo puedo comentarte unas cuantas cosas, de ti dependerá que lo siga haciendo en un futuro- le observó por encima del hombro, esperando su respuesta. Ya que Ace tenía dificultades hasta para mover los labios, se limitó a asentir afirmativamente- Bien. Entonces comenzaré por la que seguro es tu intriga más grande, el por qué no tienes las habilidades de la mera mera no mi. De hecho ya te lo había dicho, y lo cierto es que moriste- mientras hablaba le dio la espalda una vez más para seguir en lo suyo- En la guerra de Marineford recibiste un golpe mortal por el puño del Almirante Akainu. Tu cuerpo fue literalmente fundido por su habilidad y tu cuerpo colapsó tras tus últimas palabras. Al morir la mera mera no mi debió renacer en la fruta más cercana, y fue así que dejaste de ser un usuario. La verdad es que, sin mi intervención, ahora estarías diez metros bajo tierra- el pecoso sólo soltó un suspiro como forma de respuesta. El ruido de las máquinas permanecía constante, por lo que Law continuó- Tomé tu corazón antes que la habilidad de Akainu lo alcanzara. Cuando lo tuve en mis manos había dejado de latir, pero no fue difícil hacerle funcionar otra vez con estímulos eléctricos. Lo complicado fue traer tu cuerpo al submarino y reemplazarlo por otro en las mismas condiciones que las tuyas, al menos en la apariencia. Sólo la persona que recogió tu “cadáver” notó el cambio y aun así mantuvo el secreto… debe quererte vivo pase lo que pase- Law se acercó a donde descansaba, y sin dejar de hablar, comenzó a revisar sus signos vitales y cambiar sus vendajes ya empapados en sangre- Para el resto del mundo, el bastardo hijo de Gold Roger murió en la guerra. Sin embargo aquí sigues, gracias a mí. Reemplacé el 95% de tus órganos vitales con otros compatibles tanto en composición como en tipo de sangre. Después reconstruí los tejidos, ligamentos, músculos y huesos tanto como fue posible, pero tuve que usar partes sintéticas para las partes que no pudieron recuperarse. Fue un procedimiento de más de 64 horas consecutivas, sin mencionar que tenía otros dos pacientes en estado de gravedad; aún así…- por un momento, Law buscó su mirada, y bajo el cubre bocas, pareció sonreír- Supongo que nada de eso te importa, ¿Cierto Portgas-ya? Debes estar más preocupado por Mugiwara-ya que por ti mismo. Lo único que puedo decirte es que está… bien.  Cuando puedas ponerte de pie por tu cuenta, te contaré todo lo que desees de él y la guerra. Por ahora, sólo debes preocuparte por tu recuperación

Era sorprendente. Nadie imaginaría que las manos del cirujano de la muerte fueran tan meticulosas y livianas al momento de hacer su trabajo. Ace cerró los ojos y dejó que el médico se encargara del resto; deseaba poder recuperarse lo más pronto posible para saber de su hermano menor. Un pinchazo en el brazo izquierdo le hizo abrir los ojos de golpe otra vez, Law acababa de conectarle otro aparato al brazo. Después revisó las máquinas una a una, anotó algo en lo que parecía un registro que colgaba de un cordón junto a su cama, y tras desearle buenas noches, se marchó.

Y así, transcurrió mucho tiempo.

Ace no podía saber con certeza cuánto llevaba en esa habitación. No tenía acceso alguno al mundo exterior, ni siquiera una pequeña ventana, tampoco tenía relojes o algo similar y el clima en su habitación parecía estar controlado, por lo que tampoco hubo variaciones que le indicaran al menos saber dónde estaba. Sólo le quedaba mirar a la puerta y contar cuántas veces era visitado por el cirujano de la muerte para tener una ligera noción del tiempo… pero perdió la cuenta muy pronto, pues las pesadillas que le asechaban al cerrar los ojos le hacían incluso olvidar quién era. La guerra venía a él una y otra vez; todas las muertes y gritos de sus nakama se repetían una tras otra intentando alcanzarle… todo el desastre que causó a causa de su deseo egoísta le atormentaba de tal manera que le generó un insano temor a dormir. Lo único que le ayudaba a mantenerse cuerdo era que, cuando abría sus ojos, no estaba solo.

Cada vez que sus ojos se llenaban de lágrimas y sus latidos eran tan fuertes que se volvían dolorosos, cuando el sudor frío estremecía su piel y sus vendas se empapaban de sangre al intentar escapar de las consecuencias de la guerra, siempre encontraba una mano sujetando la suya. Al principio le costaba distinguir de quién se trataba, pero el trato constante con esa persona le permitió reconocerle y hasta acostumbrarse a él. La tatuada mano de Law tomaba la suya con extraña delicadeza y se sentaba en la orilla de su cama, esperando a que la tormenta en su cabeza apaciguara... a veces, también escuchaba murmullos de aliento. Sin darse cuenta, las visitas del médico se volvieron parte indispensable de su rutina en ese lugar. Cuando el moreno se marchaba miraba a la puerta y esperaba a que se abriera otra vez, como un chiquillo que espera el regreso de su padre a casa. Se podía decir que, después de su hermano y la comida, presencia de Law le hinchaba el pecho de alegría. Y ya que no podía ver a su hermano, Law se volvió su única alegría, pues tampoco se le permitía comer o beber nada.

Al igual que las transfusiones de sangre, todos los nutrientes que su cuerpo necesitaba eran administrados por otras vías. Mientras que la sangre estaba conectada directamente a su brazo, los nutrientes, electrolitos y medicamentos entraban por un pequeño tubo bifurcado que estaba insertado directamente en su pecho. Hace tanto que no pasaba nada por su garganta que un desagradable sabor amargo ya se había instalado en su boca. Sin embargo, lo más vergonzoso para él era que, así como no podía alimentarse por su cuenta, tampoco podía ir al baño. Prácticamente cada agujero de su cuerpo estaba conectado, de una u otra manera, a alguna máquina que le ayudaba a realizar funciones tan simples como respirar.

La pesadez y el dolor no abandonaron su cuerpo en ningún momento, el pecoso sólo terminó acostumbrándose a ellos a tal grado que no representaron molestia alguna.

Ace vio sus heridas cerrar lentamente, la sangre volvió a correr por su cuerpo sin problema, regresándole un poco de color a su pálida piel. De igual manera su cuerpo comenzó a resentir la falta de las enormes cantidades de comida que solía consumir y el entrenamiento físico que se sometía. Las vendas se sentían cada vez más sueltas y en sus extremidades podían distinguirse la forma de sus huesos.

Tras una muy larga espera viendo su cuerpo demacrarse, algunas de las máquinas le fueron desconectadas y las transfusiones de sangre no tuvieron que ser tan constantes a menos que se moviera demasiado, cosa que evitaba lo más posible pues temía que sus brazos quedaran inservibles después de tantos pinchazos y sus huesos se rompieran con la misma facilidad que el cristal.

- Los pulmones ya deberían estar bien- de entre todo el argot médico que Law solía usar, esa fue la única frase que logró entender. Law le quitó la máscara de oxígeno y enseguida colocó el estetoscopio sobre su tórax para escuchar su respiración- Hazlo por tu cuenta Portgas-ya, intenta respirar- sin quitarle la vista de encima, el pecoso inhaló despacio y exhaló de la misma manera; no había notado ese olor a medicamento que estaba impregnado en el aire hasta ese momento- Como imaginé, no parece haber alguna anomalía- el estetoscopio colgó de su cuello mientras sus manos presionaban un poco la caja torácica, y después subieron a su rostro, apretando sus mejillas entre sus dedos- los músculos de tu rostro también se encuentran bien, hablar no debería ser demasiado difícil, pero no te sobre exijas- aún con los guantes puestos, el pecoso podía sentir esas frías manos amasando su rostro y acariciando su cuello de vez en cuando, haciendo saltar su manzana de Adán- ¿mnh?- la atención de Law se desvió a la máquina que monitoreaba su corazón pues de pronto indicaba que su ritmo cardíaco se aceleró. ¿Acaso ese imbécil no se daba cuenta lo que sus manos le hacían cuando le tocaban con tanta confianza? Pero lo peor fue cuando, al girarse hacia a Ace para escanearle de pies a cabeza, sonrió de una forma un tanto maliciosa- Oh, el sistema circulatorio parece funcionar bien también- al seguir la dirección en que miraba el otro, el pecoso comprobó avergonzado que algo se levantaba entre sus piernas… ¡Una erección por unos simples roces! Ese médico era el diablo en persona.

- No es…- sus palabras le raspaban la garganta; sentía que en cualquier momento comenzaría a toser sangre. Ace sabía que no podría hablar demasiado, por lo que aprovechó para decirle al médico lo que llevaba guardándose desde la primera vez que abrió los ojos- Law… gracias…

- No hay nada que agradecer, créeme. Tu vida sigue pendiendo de un hilo. Me sorprende el hecho que hayas permanecido despierto todo este tiempo; cualquiera en tu condición debería estar en coma por años

- ¿Cuánto…?

- ¿Cuánto llevas aquí?- el cirujano de la muerte pareció compadecerse de su dolor pues le ayudó a terminar su pregunta- Bien, prometí responder- Law se puso más serio de ser posible mientras monitoreaba las máquinas- Siete meses- soltó la información así, sin miramientos- para este momento la mayoría de los tejidos de tus órganos ya deberían estar reconstruidos. Tu cuerpo recibió bien los trasplantes y las prótesis, ahora sólo queda esperar.

- Luffy…

- No puedes dejar ese tema, ¿cierto? Pero tenemos un trato, así que no diré nada todavía. Por ahora, sólo concéntrate en sanar y déjame tus cuidados a mí. Y si necesitas ayuda con otras cosas…- dijo, regresando la vista a su entrepierna- … no dudes en pedir ayuda~ -definitivamente era el diablo. No sólo le torturaba manteniendo toda información de su hermano fuera de su alcance, también le tocaba de manera insinuante a propósito sólo para hacerle enojar.

En cuanto recuperara su fuerza, lo primero que haría sería partirle la cara.

***********************

Después de aquella ocasión, Law desapareció. La primera vez que Ace vio entrar al oso polar en vez de al moreno creyó que sería cuestión de una vez, que Law estaría cumpliendo alguna obligación como capitán y que podría verlo más tarde, pero no fue así. De pronto el oso se volvió su “enfermera” particular, cuidando meticulosamente de él como lo haría el moreno. Si bien era divertido sentir sus suaves patas cuando lavaban su cuerpo o cambiaba sus vendajes y escucharle disculparse cada vez que su piel enrojecía si el trato era muy rudo, no era lo mismo, sobre todo porque el oso no le hacía compañía por las noches. Fue así como las pesadillas volvieron a atormentarle de tal manera que las ojeras bajo sus ojos podían competir fácilmente con las del cirujano de la muerte.

- Lo siento- el oso se disculpó con una reverencia como hacía siempre que entraba. En sus manos llevaba una bandeja con materiales médicos. Law debía confiar mucho en él como para dejarle a su cargo, sobre todo considerando que estaba esterilizando sus “manos” y colocándose guantes y cubre bocas, como cualquier médico preparándose para un procedimiento. Le acercó una bandejita con lo que parecía agua, no más de unas cucharadas- Puedes enjuagar tu boca con esto y escupirlo de vuelta a la bandeja, nada de tragar- ya que apenas y podía mover sus entumecidos dedos, el oso se encargó de levantar la mitad superior de la cama con ayuda de una palanca incorporada para que pudiera más o menos sentarse e inclinar la bandeja sobre sus labios.

Ace sorbió el contenido de la pequeña bandeja, sintiendo un sabor un tanto salado apenas tocó su lengua. Sus mejillas se inflaron mientras jugaba con aquel líquido en su boca, procurando llegar a cada rincón. Cuando escupió todo de vuelta, un hormigueo se instaló en sus labios, pero al menos sentía la boca más limpia, y con la humedad extra, se sentía capaz de hablar un poco más que antes

- Tu nombre- todavía con la picazón en su garganta, Ace se animó a hablarle - Aun no sé tu nombre- le resultaba extraño escuchar su propia voz después de tanto tiempo, casi parecía que fuera la de otra persona

- Soy Bepo- el oso dejó la bandejita a un lado y se concentró en acomodar al paciente con sus patas para procurar que su espalda estuviera lo más paralela posible a la cama- Lo siento

- No hace falta que te disculpes- se quedó en silencio sólo un momento para acumular algo de saliva en su boca y seguir conversando- Sabes del trato que tengo con tu capitán, ¿cierto?

- Lo siento, nada de hablar sobre la guerra o Mugiwara hasta que el capitán lo autorice

- sí, sí… ya veo- ese médico era muy listo y se notaba que tenía la lealtad de todos sus nakama en sus habilidosas manos- ¿Al menos sabes cuándo podré comer? La verdad es que me muero de hambre- en parte era cierto, pero además Ace deseaba hacerle conversación a su invitado. Quizá, tras unas cuantas visitas más, podría sacarle algo de información

- Eso haré. Te daré de comer con esto- respondió con una manguerilla traslúcida entre sus garras- Es una sonda nasogástrica- al ver que el otro no parecía comprender, se apresuró a corregirse- Lo siento. En términos simples, introduciré esto en tu nariz hasta tu estómago y la comida pasará por el tubo. El capitán dijo que no debes comer nada sólido, así que…

- ¡Espera, espera!- el terror lo invadió a pesar de todo lo que ya le habían hecho a su cuerpo. Eso sonaba como algo incómodo y doloroso que no debía hacerse mientras estaba despierto- ¿No es eso… delicado? ¿No debería hacerlo Law?

- El capitán salió. Fue a completar una misión

- ¿Misión?

- Convertirse en Ouka Shikibukai

Continuará…

 

Notas finales:

Lo admito, va lento, pero considero importante narrar la recuperación de Ace, porque después de todo es la base que hará que surja "algo más" entre el médico y Ace, así que... gracias por leer!! y nos vemos pronto <3


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