Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“La comida estuvo bien, ¿no lo crees?” dijo Hotaru mientras entraba a su habitación, seguido por Raizo. Tras la impresionante exhibición de poder mágico, aparentemente, que casi acababa con la vida de una molestia para la familia. “Me gustaría poder ver tus exhibiciones de extrañeza más a menudo.”

“No” Raizo cerró la puerta detrás de él con una expresión seria. Su novio se volteó para verlo. Él se acercó con paso seguro, casi… insinuante. “Creo que tenemos un asunto pendiente del qué hablar”

“Si te refieres a las fotos, eran sólo para traerte a…” un beso lo acalló, haciendo que sus piernas se doblaran por lo ardiente que era. Cayeron en la cama con el Uchiha encima, algo sumamente inusual, pero gratificante. El Senju quiso poner sus manos alrededor de sus caderas, como siempre, más el otro no se lo permitió. Le hizo levantar las manos, que él quiso poner alrededor de su cara… sólo para darse cuenta de que fue esposado a la cama. “¿Qué…?”

“Debiste haberlo pensado mejor antes de jugarme esa estúpida broma” el pelinegro habló, quitándose la chompa que usaba por el frío, junto con la camisa y la ropa térmica. Su cadena de escarabajo brilló contra su pecho desnudo… casi desnudo. Alrededor de su abdomen un corsé de tela, con bordados en los bordes, apareció delante de sus ojos. “Me has forzado a tomar medidas drásticas.”

“¿Tú…? ¿Qué…?” no podía creer lo que veía. ¿Desde cuando Raizo usaba lencería? Peor aún, ¿desde cuando se desnudaba delante de alguien?  Normalmente tenía que usar bastante su poder de convencimiento antes de que le permitiera quitarle la ropa y aún así se ponía rojo de la vergüenza. ¿Por qué este cambio tan grande? “¿Tan molesto estabas por un par de fotos?”

“Mucho” respondió el otro, tratando de ocultar el temblor de sus manos mientras desabrochaba sus pantalones. Finalmente lo consiguió, tirándolos lejos de si mismo. Hotaru tragó hondo, esas pantis… woow. Raizo no le hizo caso a su reacción, colocándose encima de su aún vestida erección. “¿Realmente creías que podías jugar a engañarme y salir de esa ileso? ¿piensas que soy lo suficientemente estúpido como pasarte esa?”

“De… de acuerdo, me pasé. Fue una tontería y totalmente aniñado, pero no lo hice con malas intenciones” trató de explicarse el ex casanova, sintiendo cómo su miembro crecía por el roce con las nalgas de su novio. “Sólo quería que vinieras conmigo. Necesitabas unas vacaciones…”

“No necesito vacaciones” le mintió. Él mismo reconocía que, tras al menos tres meses metido en Valle de los Reyes, trabajando sin descanso en su nueva publicación, necesitaba un corte. ¡Pero no podía dejar un trabajo sin terminar! ¡Alguien fácilmente podía venir y robarle la idea antes de que llegara a una revista!

“Cariño, la última vez te desmayaste en el trabajo, claro que las… ¡ahhh!” diablos, no paraba de sorprenderlo. ¿En qué momento había puesto su mano ahí? Incluso estando completamente vestido, el simple roce lo hizo gemir como si fuera la primera vez. Qué vergüenza. “¿Hice algo malo?”

“Muy malo” el pelinegro siguió con lo que estaba haciendo, tratando de contener sus emociones detrás de una sonrisa maliciosa. Justo como había practicado con Shinobu en la segunda parte de su viaje… ¿ya le estaban temblando un poco las manos? Podía con esto, joder, era un Uchiha. Se suponía que eran malos. Shinobu era malvado, Madara malicioso, Sasuke una molestia, Itachi y Shisui cuando querían eran… eran…

“¿Raizo?”

“Yo… yo…” ya no pudo soportarlo más. Justo como pensaba, era la excepción a toda regla. El pobre arqueólogo se echó a llorar con una mano sobre el techo, tapándose rápido con un borde del cubrecama. “¡Lo siento! ¡Creí que podía hacerlo, pero no lo puedo hacer! ¡Ni siquiera sé cómo pude evitar morir nada más ponerme esta cosa!”

“Ya, ya, tranquilo” Hotaru trató de calmarlo mientras lloraba en su regazo. Sonrió, siempre pasaba esto. Incluso después del sexo. Y le parecía encantador, le gustaba mucho. La inocencia en verdad era su nuevo fetiche. “¿Qué tratabas de hacer? Los dos sabemos que esto no es tu idea, es demasiado descarado para ser cosa tuya.”

“Shi… Shinobu dijo…”

“Ahhh, don hago mi trabajo en lencería te aconsejó que lo hicieras. ¿En realidad seguirás los concejos de alguien como él?” el pelinegro paró de llorar, limpiándose los ojos rápidamente. “Escúchame bien, estás bien tal y cómo eres. No necesitas ropa interior sexy para excitarme.”

“Yo no… pensé que te gustaría” levantó un poco más la sábana, poniéndola alrededor de su cuello. “Todas tus ex novias han usado este tipo de cosas. Te gustaban tanto…”

“He visto tanta desvergüenza que un poco de inocencia me pone a mil” le reveló, haciendo a un lado los miedos del otro como si no fueran nada. “Es en serio, lindura, el descaro ya no me llama para nada la atención. Y esa ropa… le quedaba bien a mis ex amantes, pero por algo eran cosa de una sola noche.”

“¿En serio?”

“Claro, adoro la forma en la que te revuelves mientras te toco, cómo lloras después de alcanzar el clímax… el que solamente seas mío” intentó levantarse para besarlo, pero las esposas lo detuvieron de nuevo. “Créeme, cariño, hace mucho que dejé de buscar diversión. Lo que quiero ahora es estabilidad y amor, cosas que solamente tú me das. ¿Entendiste?”

“Sí…”

“Bien. Ahora… ¿podrías soltarme?” le pidió, jalando las manos para que el insólito juguete tintineara contra las barras de la cama. “La posición es muy erótica, pero algo incómoda, y me encantaría tocarte de pies a…”

“Yo… creo que ya que estaba en eso, debería terminar con lo que he empezado” jugó un segundo con la sábana, pensando en si debería quitársela. Terminó decidiendo que sí. Al fin y al cabo, la ropa le quedaba muy bien. “Después de todo, aún estoy molesto contigo… bastante.”

“Ya te dije que las fotos eran solamente para traerte y…”

“La jugarreta de todas maneras te va a salir muy cara… amorcito” sonrió maliciosamente, pareciéndose durante un momento mucho a Shinobu. “Tengo que enseñarte a no jugar con mis inseguridades. Y, según Madara, esto puede ser muy divertido” sus dedos volvieron a moverse por su cuerpo, hasta su bragueta. “Sólo quédate quieto y sé un maguro, terminaremos pronto”

“Es… espera, ¿Qué vas a hacer? ¡Raizoooooooo!” los gemidos comenzaron, molestando a los vecinos… junto con otra pareja que hacía lo que mejor se le daba cuando no estaba cada uno en su mundo, trabajando. Por desgracia, la única vecina que tenían ambos era la que se hospedaba en la planta de abajo. Que, gracias a Namie, era…

“¡Ya basta! ¡Dejen dormir en paz!” Miku gritó, harta de escuchar sus voces. Se puso la almohada sobre la cabeza, tratando de ahogar el sonido. Por desgracia, el coito hacía que los ruidos causados por las parejas escalaran hasta alcanzar niveles insospechados. O suficientes para despertar a un oso en plena hibernación. Lo que no sabía es que era mejor quedarse despierta. ¿Por qué? Porque así no recibiría visitas maliciosas en medio de la noche, como la de un adorable zorrito rubio.

“Bien, dattebayo” Naruto se felicitó al salir de su cuarto en medio de la noche sin despertar aparentemente a nadie, moviéndose con cautela por el piso con una gran bolsa en la espalda. “La mejor broma del siglo…”

“Definitivamente no vas a hacerla tú, dobe” Sasuke apareció a la vuelta de una esquina, con su celular en la mano. “Te escuché a kilómetros” siguió con sus burlas. “Me preguntaría cómo saliste de tu cuarto sin despertar a nadie, pero considerando que la abuela quiere deshacerse de la puta esa… no me sorprende.”

“Fuera del camino, teme” se le enfrentó el Namikaze, asegurando sus cosas a la espalda. “Tengo mucho que hacer para lograr la broma perfecta y…”

“Querido, no estoy aquí para impedírtelo” el Uchiha respondió, haciendo que se quedara completamente helado. ¿Desde cuando el bastardo era su aliado? “¿Sorprendido? La verdad, no deberías” levantó el teléfono. “Después de todo, me levanté explícitamente para detener tu ruidoso trasero y decirle que es mejor actuar a las tres de la mañana, cuando el biorritmo está en su punto más bajo. A esa hora no va a despertar por más cosas que le pegues al cuerpo.”

“¿Es… estás seguro, dattebayo?” el ojiazul le preguntó, desconfiado. El pelinegro que conocía más que ayudarlo, querría que lo atraparan. “Si esto es una trampa…”

“No hay trampa alguna, sólo mi franco deseo de ayudar” consultó el reloj del aparato. “A esta hora no conseguirías nada. El tío Izuna y su esposo seguro están despiertos… haciendo lo que mejor se les da cuando no están en el trabajo” rodó los ojos. “Y conociendo al tío Raizo, todavía estará tratando de quitarse la ropa” bajó su celular. “Créeme, no conseguirás nada a esta hora, estará demasiado despierta para entrar sin ser visto.”

“¿Así que estás aquí para decirme que lo intente de nuevo a las tres de la mañana, teme? ¿Ahora somos buenos amigos?” levantó una ceja. “Perdona si lo encuentro difícil de creer, ttebayo.”

“Sí, yo también sospecharía si estuviera en tu lugar. De hecho, estaría más que feliz de dejar que vayas y te encuentres de cara con ella en esa situación. Oh, la diversión que tendría a tu costa simplemente por dejar que eso sucediera…” se rio de manera tenebrosa. “Pero si hay algo que no soportaría, es emparentarme con el servicio. Después de todo, el matrimonio de mi madre ya me emparentó con un idiota, no aguantaría algo así de nuevo.”

“Teme…”

“En fin, toma el concejo de un maestro torturador y espera” el pelinegro comenzó a caminar hacia los cuartos. “Señor bromista”

“Hummmm” Naruto lo pensó durante unos minutos. Sus bromas eran buenas… más Sasuke tenía más experiencia si hablaban de tortura. Autentica y perfecta tortura de las que llevaban a la gente al límite. Hizo eso con su primo Obito toda su vida, aparte de cualquier idiota que se atreviera a ponerse en su camino. Todos seguían lamiéndose las heridas a pesar de los años transcurridos. “¿Qué sacas tú de esto?”

“Usuratonkachi, yo también estos en el medio audiovisual” eso tenía sentido. Alguien tenía que heredar el imperio de Madara y su hijo más parecido a él (a.k.a el más cruel) siempre trataba de sacar partido de eso para opacar a sus brillantes hermanos. De esa manera el Uchiha refinó sus hábitos de crueldad. “Fotos como esas serían un entretenimiento tremendo, algo que mi blog necesita con urgencia.”

“Olvidé cuanto importaba esa cosa para ti, dattebayo” se enfrentó a él durante unos segundos antes de rendirse. El otro tenía razón. “¿Y bien? ¿Tengo que despertarte a las tres de la mañana o tú a mí?”

“Sé que no puedo confiar en ti para hacerlo, simplemente me abandonarías ahí. Y yo haría lo mismo, así que… ¿te parece si dormimos en mi cuarto esta noche?” el rubio dio un paso hacia atrás. “No en la misma cama, genio, jamás me acercaría tanto a ti.”

“Ya somos dos” por primera vez, el Namikaze entró en una habitación perteneciente a su rival. Era muy bonita, considerando que era una cuarto de huéspedes, con una gran cama en el centro y un sofá bastante cómodo en un rincón. O lo sería si no estuviera cubierto de distintas cosas. “¿Tinte vegetal? ¿Para qué lo quieres?”

“Para complementar la broma que estabas planeando” tomó de su tocado un bote de pegamento industrial. “Y este pequeño amigo” se lo puso en la mano. “es mucho mejor que el de mala calidad que tienes en ese saco” sonrió maléficamente. “tendrá que usar tinner para quitarse algo pegado con eso.”

“¿No es un poco excesivo, ttebayo?”

“Mucho… pero en el amor, quien la hace la paga” el Uchiha se cruzó de brazos. “Esa puta se aprovecha descaradamente de nuestro tío, buscando su dinero, y no planea dejar de hacerlo pronto. Como miembros de la familia, tenemos que hacer algo. Puede ser cursi, más no quiero que salga herido.”

“Vaya, ¿Quién lo habría pensado?” el rubio sonrió. “el bastardo tiene corazón”

“Y el idiota no es tan bueno con las bromas como esperaba” el pelinegro dijo al revisar los contenidos de la bolsa. “¿Sólo plumas de gallina? Aunque sea una cresta y un pico de aceite vegetal…”

“Es una buena idea… dime más” se quedaron durante horas sentados juntos, discutiendo sus diversos métodos de tortura. Se acercaron más en esos cortos momentos juntos que en todos los años que llevaban conociéndose. Y cuando llegó la hora pactada…

“Haz silencio” le gruñó Sasuke, tratando de mantener bajo el volumen de su voz. Caminaron por los pasillos desiertos, llenos de oscuridad, hasta parar delante de la puerta de la novia de su tío. El menor abrió lo más lentamente posible, encontrando la figura echada en la cama. la interesada se movió un poco, poniéndose de espaldas, exponiéndose completamente a los dos adolescentes. El pelinegro sacó el tubo de pegamento del bolso. “Empieza ya”

“Con gusto, dattebayo”

-Al día siguiente-

“¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!” el grito de Miku despertó a todos en la mansión. Kawarama gruñó, levantándose de su cama y corriendo a atenderla, sólo para encontrarla cubierta de plumas de ave, pegadas a su cuerpo con alguna clase de pegamento… al menos en la parte de la cara y brazos. Su cabello estaba arreglado en un mohawk rojo. Sus uñas negras. Y sus labios… ¿ese era tinte vegetal amarillo? En pocas palabras, era la viva imagen de una gallina.

“Ohhh… ¿Naruto pasó por aquí la noche?” preguntó, como si fuera algo de esperarse. Al otro lado del pasillo, en cuclillas, los dos adolescentes de la casa hacían un esfuerzo por no reír. El rubio, que se doblaba sobre su estómago, puso una mano en la boca para evitar que saliera sonido alguno.

“Las fotos me quedaron buenísimas” Sasuke le comentó, muy satisfecho consigo mismo. Su blog tenía más de treinta mil visitas desde la publicación de esas imágenes, comentarios acerca de lo gracioso que era le llovían desde su nube. “Mis suscriptores están muy contentos. Ningún otro blogger tiene esta cantidad de visitas…”

“Ser el hijo del rey de los medios tiene sus ventajas, ¿verdad?” alguien gritó sus nombres. Al parecer ya los estaban buscando. “Realmente no quiero que nos encuentre, dattebayo.” Miró a su nuevo amigo. “Hay una cafetería muy buena en la ciudad. ¿Quieres venir conmigo? Y para agradecerte por tus ideas, yo pago la primera ronda”

“Claro” el pelinegro aceptó, tomándolo de la mano. Los dos salieron de la casa hasta uno de los autos que la familia tenía en caso de querer dejar la mansión para tener algo de entretenimiento en la ciudad. por su parte, Kawarama los buscaba como una fiera por toda la casa. Sus manos se volvían puños y se soltaban continuamente, pensando en lo que iba a hacerle al par de graciosos.

“No vas a encontrarlos aquí” Itama le dijo tras una hora de cacería, limándose las uñas al pie de la escalera. Su hermano levantó una ceja, ¿desde cuándo don perdición usaba clichés? No importaba, le estaba dando una pista útil. Y dudaba que fuera por la bondad de su corazón. “los vi salir hace rato”

“Naruto no sabe conducir en nieve y Sasuke no ha ido a ninguna parte sin chofer en su vida” caminó hasta la puerta, seguro de que no habían ido muy lejos.

“Para eso tenemos conductores, aniya” rodó los ojos el menor. “En este momento ya deben estar disfrutando de un burbujeante café de Starbucks en la plaza. Y después quién sabe qué más” sonrió, complacido por la turbación del otro. Entonces un alarido les llegó del piso de arriba. “Yo que tú me apresuro a ver qué le pasa. Esos dos pueden pelear todo el tiempo, pero cuando se unen… no quiero ni pensar qué podría llegar a pasar.”

“Van a escucharme cuando los encuentre. ¡Y sus padres también!” subió las escaleras, oyendo a su hermano reírse por su pequeña bromita. Por desgracia, tenía razón cuando le sugirió ver a su novia. La pobre estaba envuelta en mantas, llorando con su teléfono en el regazo. “Miku, linda, tranquila” la abrazó, acunándola mientras se le salían las lágrimas. “Shhhhh, calma. Todo está bien”

“¡No! ¡Nada está bien!”

“Shhhhh, respira” siguió haciendo lo de antes hasta que logró que se relajara un poco. “¿Qué pasa ahora? Sé que esos dos te hicieron una broma de lo más pesada, pero no deberías tomártelo tan a pecho. Son sólo niños…”

“Dile eso a esto” le mostró la pantalla de su celular. El Facebook estaba abierto… woow, Sasuke era digno hijo de Madara. Eran prácticamente igual de malvados, además de buenos con los medios de comunicación. “Esos mocosos quieren arruinarme la vida. ¿Por qué otra razón habrían de llenar internet con esas fotos tan humillantes?”

“Es… es algo que Sasuke aprendió de su madre” y de nuevo, casi como para fregarla, se mencionaba a la mamá de ese crío. “Jamás le enseñó límites, sólo que tenía que aplastar algunos cráneos para llegar a la cima” se rascó la cabeza. “Es de origen humilde, pero ahora prácticamente controla los medios de comunicación así que… se ha encargado de que sus hijos sepan que tienes que mantenerte a flote de cualquier manera.”

“¿Te parece que esto” le mostró las fotos de ella en su nuevo traje de gallina, que todavía no podía despegarse, decorando su propio Facebook y seguramente el blog del pelinegro que tenía en su móvil “es mantenerse a flote?”

“No, pero alguien va a tener que dar muchas explicaciones cuando lo encuentre” le dijo, ayudándola a levantarse. Con un baño caliente y mucho tinner (un aporte de Itama que el dueño de los bares de la perdición aprovechó para sacar una última foto) lograron devolver a la interesada a su estado natural. Finalmente, ella se vistió para ir al pueblo en busca de los adolescentes.

“Cuando encuentre a esos criajos se van a enterar” ella salió echa una fiera, dispuesta a cualquier cosa. Kawarama la observó desde atrás, preocupado. Una sombra oscura aparecía en su mente…

“De nuevo, ¿realmente vas a dejar que tu inocente y linda novia se enfrente a la versión adulto del demonio del Facebook?” Itama le palmeó la espalda, sonriendo. “Te veo en su velorio… si es que queda algo de ella.”

“Hummmm” de nuevo, esa imagen de Madara vestido de diablo lo perseguía, sólo que ahora lo acompañaba una marcha fúnebre. El ejercito de demonios con cámaras seguía creciendo. La sangre huyó de su cara en un instante, no pudiendo pensar con claridad en al menos diez minutos. Tras ese tiempo paralizado, finalmente consiguió funcionar. Lo primero que hizo fue sacar su teléfono y… “¿Hashirama? ¿Estás ocupado?” el otro le respondió que sí, más siguió la conversación. Era urgente. “Oye, necesito un favor”  

Notas finales:

¿Qué les pareció? En el próximo episodio verán de nuevo a Madara y Hashirama mientras dan su pequeño tour por los hoteles de la perdición. Espero que les haya gustado. ¡Review!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).