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El forense por VidelFujoshi

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Notas del capitulo:

Se me olvido por completo que tenia que actualizar xd pero todavía es lunes así que no ha hay problema xd

Lunes 29 de octubre

Tiene los ojos hinchados y una terrible migraña, su cuerpo está completamente agotado y su apariencia no es la mejor que digamos.

Está cansado tanto física como mentalmente.

En toda la noche no pudo dormir, y aunque hubiera seguido tratando de lograrlo, dudaba de haber conseguido descansar.

"
Gira por todo lo ancho que le permite su amplia cama en busca de su lugar en ella, a estado muy inquieto y ansioso, las imágenes de lo ocurrido ese mismo día en su trabajo siguen tan vivas en su mente como si fuese una película que corre por sí sola.

Se da por vencido y se sienta en el mullido colchón, enreda sus dedos en sus cabellos desesperado por no conseguir el tan ansiado descanso.

Observa el reloj de su mesita de noche.

Las 3:56 de la mañana. Cuatro minutos para las cuatro.

Se pone en pie  y se coloca sus zapatos que están al pie de su cama y camina hasta la puerta y sale de su habitación.

El departamento está completamente oscuro, la puerta de la habitación de su hermana está cerrada.

Se asoma por la ventana que da a la calle y ve que está todo solo.

Toma su saco del perchero aun lado de la puerta que da a la calle y agarra las llaves que están en la mesa de cristal enmarcada con mármol.

Las calles, al igual que siempre, están desiertas y en penumbra, las farolas es lo único que evita que sean nada más las estrellas las que alumbren el lugar.

Camina por el vecindario con las manos metidas en el bolsillo de su saco.

Una idea se le había cruzado por su cabeza.

La mejor forma de olvidar lo sucedido era buscar la forma de como matar el tiempo.

Pobre del desafortunado que se encontrará en su camino.

Una parte de él tenía la esperanza de no encontrar a nadie, su conciencia le decía que mejor volviera, que ya tenía suficiente con lo de los últimos 3 días.

Pero su parte necia se rehusaba a volver.

Continua con su camino, una ruta diferente a la que toma por las mañanas para ir a la morgue.

Todo esta tranquilo y silencioso pero conforme avanza más, la tranquilidad de la noche comienza a ser perturbada por un par de voces que parecen estar discutiendo sin importarles despertar a los vecinos.

-¡que es muy riesgoso hacer justicia por tu propia cuenta! ¡Piensa en tu hija! - exclamó una mujer pelinegra, conteniéndose para no llorar de rabia e impotencia.

-¡no me importa! ¡Era mi hermanito! - responde sabiendo que su esposa  no hablaba enserió, solo estaba preocupada por su bienestar.

-por favor, solo piensa bien las cosas - suplica la mujer aferrándose a los brazos de su marido, pero este se zafa de su agarre y suaviza su mirada.

-Videl... - murmura y sueltas las manos de la mujer.

La mujer queda de pie, inmóvil, una angustia indescriptible crece en su pecho, pero no puede hacer más que esperar a que regrese con bien.

La pelinegra se queda unos momentos mas parada afuera pero cuando su marido se pierde de vista se resigna a entrar al establecimiento que está detrás de ella.

Él forense se espera donde está hasta asegurarse que la mujer no vuelva a salir, momentos después se pone en marcha por el mismo camino que tomó el pelinegro, con la cabeza agachada, cuidando de no ser visto por algún curioso que estuviera observando por la ventana.

El hombre va caminando, deteniéndose cada cierto tiempo para verificar que va por el camino correcto, su mirada se pierde por momentos y unas silenciosas lágrimas ocultan su pena.

Su visión se va a siendo cada vez más borrosa conforme sus ojos acumulan el agua salada que amenaza con desbordarse de ellos.

El pelirrosa lo sigue a distancia.

 Por la forma en que él pelinegro se orienta y camina puede deducir que el hombre no es de por los alrededores.

El desconocido se detiene en la abertura de un callejón, se queda de pie observando lo que no se ve en la penumbra y sin poder evitarlo, un sollozo se escapa de su garganta.

Ya no puede reprimir más su llanto que de por sí ya era incontrolable, solloza de forma sonora y cierra los ojos con fuerza a la par de sus puños.

Impotencia y dolor es lo que sus acciones reflejan de su ser.

Él forense se detiene en seco al ver el estado en el que el pelinegro se encontraba pero le importa un bledo y sin ninguna compasión se acerca hasta él.

Mientras se acerca toma nota del físico del hombre.

Alto, cabello negro y en punta, usa gafas, tes pálida terriblemente familiar y usa un traje formal que lo hace ver de alguna forma inteligente e interesante.

El hombre no se da cuenta de la presencia del pelirrosa, sus sentidos no están alerta y su mente sólo piensa en el alegre rostro de su hermano menor.

No es si no hasta que las manos del forense cubren su boca que se da cuenta de que no está solo como creía.

Abre los ojos más por la sorpresa que nada y se queda completamente quieto, sin hacer ningún movimiento que ponga en riesgo su integridad física.

El forense le sisea en un oído y a empujones lo obliga a caminar al interior del callejón.

Siente como su mano se humedece producto de las lágrimas que aún conserva el rostro del hombre, que aunque a dejado de llorar, el nudo en su garganta no ha desaparecido.

Él forense aleja su mano de su boca pero lo toma del cuello, solo con la fuerza suficiente como para mantenerlo a raya.

-p-por favor déjeme ir, le daré todo lo que traigo, p-pero suelteme - consigue decir mientras que con una mano intenta quitarse el reloj de la otra muñeca.

El forense hunde su nariz en el cuello del hombre y aspira su aroma de forma profunda.

Solo una palabra podría describir ese olor. Embriagante.

La piel del pelinegro se eriza al sentir el cálido aliento en su cuello, todo eso solo le producía incomodidad.

-o-oye, aléjate por favor - pide de forma amable tratando de sonar tranquilo, retrocediendo de forma lenta, tratando de ver el rostro del hombre que lo tiene en esa situación. "

El pelirrosa suelta un largo bostezo y saca un espejo de uno de los cajones de su escritorio.

Observa su reflejo y pasa su mano por las donde el maquillaje ocultaba las hematomas color verdosas, aún le dolían varios músculos del rostro.

Lo que menos quería ese día era examinar un cuerpo de alguna persona conocida

"Él forense sonríe de forma pervesa, sus ánimos han vuelto pero su ingenio no lo ayuda a encontrar la mejor manera de hacerse cargo del pelinegro.

El hombre presiente que nada bueno sucederá y de forma de autodefensa, le lanza un puñetazo en el rostro a su agresor.

El forense queda impactado y de forma casi involuntaria le regresa el golpe en un ojo.

Las gafas se le encajan en la piel que separan los ojos de la nariz para después caer al suelo con una patilla chueca.

Una riña comienza entre ambos hombres, ambos reciben la misma cantidad de impactos, con la diferencia de que el pelirrosa solo los recibe en el rostro.

El desconocido tiene un ojo morado, el labio partido, varias costillas rotas y quizás una contusión en el estómago, sus heridas son más graves que las del forense.

Sabe que ya no puede hacer nada más en esas condiciones.

El forense toma ventaja y usando la fuerza bruta, lo empuja para que cayera al suelo.

Las fuerzas del pelinegro flanquean, sabe que tiene que regresar con su familia, sus padres, esposa e hija lo esperaban pero algo le decía que eso ya no sería posible.

Agotado, intenta reincorporarse pero de una patada en las costillas vuelve a caer en el suelo.

Él forense se monta en el pelinegro que lucha por mantenerse consiente.

Comienza a quitarle las ropas inferiores sin importarle nada, se baja su pantalón y se mete entre sus piernas y de una estocada lo penetra.

El hombre siente todo su cuerpo adormecido pero el dolor en su cadera lo mantiene con los ojos abiertos, no puede perder la consciencia en esos mi momentos, no cuando el dolor no lo deja.

Siente como algo grande y grueso entra y sale de su ser.

Comienza a llorar pero no por lo que le está sucediendo si no por que acabaría igual que su hermano.

Siente una horrible impotencia al saber que quizás su hermano sufrió lo mismo que él en esos momentos, que quizás su agresor hubiera sido el responsable de la muerte de su hermano.

¿Él también moriría? ¿Le haría compañía al su hermano en el otro mundo? ¿Que sería de sus padres? ¿Y de su esposa e hija?

Sabía que sus padres no abandonarían a su mujer ni mucho menos en viceversa.

¿Entonces?

Siente todo su cuerpo romperse, su interior quemar, su cuello pegajoso por la sangre que escurre de su labio y sus ojos de nuevo comienzan a humedecerse.

El forense a terminado, pero su humor no a mejorado, siente que va en decadencia, se siente bastante diferente al viernes de la semana pasada.

Esta vez no lo disfrutó en lo más mínimo.

Tampoco tiene ganas de usarlo como pasatiempo.

Pero tampoco puede dejarlo con vida. "


Llaman a la puerta y un escalofrío lo recorre por toda la espalda, guarda el espejo de nuevo en el cajón mientras trata de mantenerse alerta.

-¿Quien es? - pregunta titubeante, acercándose lentamente a la puerta.

-tu madre imbécil - contesta una voz femenina del otro lado de la puerta y el forense relaja todos sus músculos, apenas noto que estaba tenso.

Abre la puerta y deja pasar a la mujer peliazul que viene seguida de dos hombres que cargan una camilla con una cuerpo dentro de una bolsa negra  con cierre.

-Lo acaban de encontrar hoy - informa la mujer a su hermano - no hay nadie disponible para examinarlo, todos los de tu área se encuentran ocupados, así que tendrás que hacerte cargo tu de él. -

- ¿es encerio? - pregunta arqueando una ceja - ¿o sea que soy el único sin nada que hacer?

-acaban de venir los familiares a reconocer el cuerpo, todos los detalles están  aquí - la mujer le entrega unos documentos mientras los hombre depositan el cadáver en la camilla principal del laboratorio.

Él forense acepta los papeles impresionado, era una de las pocas veces en que recibía un informe incluso antes de comenzar la autopsia.

Los ojea y por un momento se queda en shock.

-¿pasa algo? - pregunta Bulma cerrando la puerta, los hombres han salido del laboratorio.

El pelirrosa no contesta, solo deja los documentos en el escritorio y va directo a la bolsa y corre el cierre.

"el hombre por fin a quedado inconsciente y el forense procede en acomodar sus ropas.

Revisa los bolsillos del desconocido, fue muy imbécil de su parte actuar sin antes pensar, no había tomado ni una sola precaución y ahora estaba en un lío.

 ¿Como limpiaría toda evidencia ?

El pelinegro tenía que tener algún pañuelo consigo.

Pero no.

Solo encontró un encendedor.

Sale del callejón cuidando de no ser visto por nadie y se va a un depósito cercano de gasolina.

Tiene que darse prisa pues en menos de una hora comenzaría a amanecer.

Una vez con la gasolina en su poder ingresa de nuevo al callejón, rocía al hombre que o está medio muerto o está inconsciente y sin titubear le prende fuego.

Las llamas se avivan al instante y el forense se queda observando como el cielo se va haciendo de una nube de humo "


No puede creer lo que ve.

El cadáver está espantosamente perfecto.

Y el estaba completamente seguro de haberlo calcinado por completo.

-hay alguien muy peligroso allá afuera - comenta la mujer - fue encontrado bajo una nube de humo en el callejón donde apareció muerto el joven de ayer.

El forense vuelve a subir el cierre y va de nuevo a los papeles.

¿Que estaba sucediendo?

El título que encabezaban los documentos era el nombre de su víctima.

Doctor Son Gohan.

 ¿Tan pésima suerte tenía como para tener que ser el responsable de la muerte de ambos hermanos?

-es hermano del muchacho de ayer - murmura la mujer - yo misma lo atendí ayer, cuando vinieron a recoger el cuerpo. Era un hombre tan amable - y guapo, quiso añadir, pero no creyó que fuera el momento para decir eso.

El pelirrosa tiene un tic en el ojo, además de que él Son estaba intacto, en el rostro no tenía ni un solo moretón o marca de golpe en el rostro.

¿¡Que cojones estaba pasando!?

Notas finales:

Mañan contesto los rw pendientes, voy de a rápido que también tengo que actualizar en wattpad. Chao!

aM

 


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