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Marcando Territorio por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

He regresado con un capítulo moderadamente largo. 

Fuerza de voluntad.


Al amanecer el gran Akashi Seijiro tuvo la idea de despertar a sus hijos y alistarlos para que lo acompañaran durante el cumplimiento de sentencias, el cuarto del jaguar fue el primero que abrió pero nada lo preparo para lo que ahí encontró. En el momento que entro a su nariz llegó el aroma de un alfa pantera, temiendo lo peor retiro un poco la cobija que cubría parte del cuerpo revelando puntos rojos que no tardarían en ponerse oscuros y la marca de enlace sobre su cuello.

 


Rápidamente se metió a la habitación contigua percibiendo la misma situación, decir que estaba molesto era poco, todo en él reflejaba las ganas de matar a ciertos mocosos. —¿Que demonios creen que acaban de hacer? —sus palabras se podían escuchar hasta el otro lado del bosque o más allá.


Despertaron muy exaltados por los gritos de su padre e incluso su madre bajo a revisar como se encontraban y el porqué del alboroto. —Seiji no grites tan tem... prano —sus ojos no lo podían creer su olfato tampoco, pero al ver la imagen de ambos chicos supo la razón del enfado de su esposo—. Ryota y Tetsuya tienen algo que confesar.



Por puro instinto se transformaron, esperaban con ello escapar de sus padres o ganar tiempo para inventar una excusa, pero los adultos fueron mas rápidos encerrandolos en un sólo cuarto, cuando se tranquilizaron regresaron a su forma humana.

 


—Por favor no los mates, no fue su culpa además, nosotros no estábamos en contra de ello.

 


—Así es papicchi no nos obligaron a nada.

 


—Le pediré a Atsushi que venga a revisarlos, Reo quédate con ellos yo iré hablar con sus padres, deberán responder por este acto —se dio media vuelta y bajo casi volando, llevaba mucha prisa ya que este asunto necesitaba resolverse de inmediato.

 


—Debieron esperar, solo falta un día para ello, decir que estoy muy decepcionado de ustedes no arregla nada pero quiero que lo sepan.

 


—Vaya que algo terrible debió pasar, acabo de ver al emperador manejando como alma que lleva el diablo y ahora tu luces bastante molesto, Reo-nee que sucedió —parado en el marco de la puerta un alegre azabache mostraba interés por la problemática que ocurrió dentro del palacio.

 


—Kazu-nii mis bebés, ¡hay mis bebés! Dejaron de ser puros y castos, fueron devorados por un tigre y una pantera —recargandose en el recién llegado, fingió llorar amargamente por sus hijos.



—¡Eh! Entonces Ryochin y Tetsuchin se comieron el pastel antes de la boda, no los culpo yo lo hice un montón de veces y... —sintiendo la mirada asesina prefirió callar para comenzar a trabajar—. Su collar y brazalete parecen dulces confitados.


Murasakibara llevó la atención de los presentes hacia la muñeca y el pie derecho de los jóvenes, viendo a lo que se refería. El de ojos dorados lucia un colmillo de esmeralda con una cadena de oro alrededor del brazo, mientras el peliceleste portaba en su tobillo derecho un rubí rodeado de puro oro, no conforme con eso en sus dedos anulares traían unas hermosas sortijas de compromiso.

 


—Reo-nee su pureza no será lo único que pierdas, al menos tienen la intención de cumplir como caballeros, por ello quiero saber los detalles.


—Kazu-chan no pidas eso, yo no necesito saber cada detalle de su intimidad pero... fue bueno o no.


Mientras ellos charlaban y el médico revisaba que no hubiese daño, en la mansión de los Kagami un imponente león reclamaba la presencia del gobernante tigre y su vástago. Se le fue informado que ambos se encontraban en el salón junto al jefe pantera, su hijo y el juez Midorima, teniendo ese conocimiento forzó su entrada hasta el lugar de reunión.


—Akashi-sama estaba por mandarle a llamar hay algo que debemos discutir todos, así que si gusta esperar a Nijimura-san...



—No te molestes Shintaro, debo hablar con ellos y exigir un pago por lo que me fue robado —el rostro del emperador era serio, sus ojos mostraban una heterocromia la cual sólo es visible durante las batallas lo que les hizo pensar que pedirá la cabeza de alguien.


Siendo amigos de tiempo atrás el juez se apresuró a pedir una explicación mas apropiada para los líderes ahí congregados. —Anoche esos mocosos entraron a mi casa y robaron algo tan valioso y preciado para mí.


—Taiga es cierto, tomaste algún objeto del palacio —con un tic en el ojo cuestionaba a su retoño esperando una negativa de su parte.

 


—Mi hijo tiene cara de delincuente, pero le aseguro que no es un ladrón, Daiki dile que se equivoca.

 


—Antes de continuar con las acusaciones Akashi-sama describa el o los objetos que le fueron robados, pediré una búsqueda y si son encontrados dentro de sus aposentos entonces serán castigados severamente —acomodando sus anteojos trataba de mantener a todos calmados para evitar un derramamiento de sangre innecesario.

 



—No puedo describirlos, porque es algo que no volverá por mas que lo busquen o lo deseen, esos dos tomaron la pureza, su inocencia, es decir la virginidad de mis hijos.


La primera reacción fue de asombro, pasaron a la ira para terminar con la vergüenza, justo en ese momento Nijimura y su vicepresidente Imayoshi llegaron enterándose del desastroso incidente.

 


—Como piensan responder ante ese crimen, ni con su vida podrán pagarlo y encima se atrevieron a marcarlos.


—Akashi-sama no cree que exagera, el momento no es propicio pero es algo que iba a pasar, Maudora lo vio y trato de aprovecharlo e igual no hay nada que hacer si fue por voluntad propia, las cosas cambian si ellos los obligaron, puedo sugerir una revisión a sus altezas así podemos saber la verdad.



—Eso hice Nijimura-san, mi médico los está checando estoy molesto pero no soy tonto quiero una respuesta honesta, mis niños son omegas y de linaje real son dos beneficios que cualquiera puede tratar de aprovechar, lo que quiero es...

 


—No necesita decirlo, yo le entregue a Tetsu... quiero decir a Tetsuya-sama, le di la joya carmesí de nuestra familia.

 


—Taiga tu, le propusiste matrimonio al príncipe, pero eso... en que pensabas... —dando vueltas como si persiguiera su cola, el alfa Kagami quería que se abriera un hoyo en la tierra y hundirse en el.



Al girar para encarar a su hijo, con la simple mirada Yozora lo cuestionaba y la respuesta fue afirmativa. —Si lo hice, le di a Ryota-sama el colmillo de jade junto a un anillo.

 


Volviendo a su estado casi normal, Shinji le ordenó a su jefe de medicina ir al palacio y realizar su propio diagnóstico. —Esta de acuerdo Akashi-sama, mi doctor puede ir a...

 


—No me opongo —relajando sus facciones, los ojos recuperaron su tono rojizo lo que cambió un poco el ambiente—. Ahora sólo hay un problema y es el ocultar este hecho al menos hasta mañana, ambos tienen un fuerte aroma sobre ellos, basta con estar a treinta pasos para notarlo.

 


—Ocultarlos no es la opción —Soichi tomo la palabra, su sonrisa reflejaba que una brillante idea se le había ocurrido—. Déjenlos juntos, salgan como una pareja que apenas se va conociendo, así no será sorpresa para nadie si durante el ciclo lunar formalizan su romance.

 


—No es mala idea pero hay un problema y es que aún no localizamos a todos los sirvientes de mi esposa, ellos pueden volverse un fastidio.


—Lo mejor que podemos hacer es salir de aquí o llegaremos tarde, ya va siendo hora de expulsarlos, además una alianza entre naciones es benéfico para todos si entienden lo que digo —Midorima tenía un don en sacar lo bueno de lo malo y esta ocasión no fue la excepción.

 


Con ellos partiendo al territorio de los leopardos, en el castillo dos médicos se encontraron en la sala, aunque querían ser profesionales su instinto les jugo mal y terminaron recostados en la alfombra. —Atsushi espera, debo cumplir mi deber a... además no es...

 


—Te daré el informe completo Murochin por ahora no debes preocuparte.

 


En el momento que su ropa fue destrozada una pequeña neurona le hizo reaccionar, le pidió a su grandote ir a la habitación mas cercana para satisfacer sus necesidades. Entraron a la cocina, no era el mejor lugar pero les dio mucho material con que jugar empezando con el aceite, lo unto sobre el cuerpo del tigre dejandolo resbaladizo.


—Murochin luce bien, es un bocadillo exquisito lo comería todos los días —metiendo tres aceitados dedos, lo dilataba poco a poco, su boca se entretenía con la hombría del pelinegro.

 


—Atsushi oooh Atsushi no tan rápido aaah —su cuerpo se retorcía con vigor, esas grandes falanges le daban una satisfacción que hasta hace poco conoció.

 


—Mi Murochin ya está listo porque voy a entrar justo ahora —así como saco sus dedos metió su virilidad hasta el fondo arrancandole un grito mezclado con dolor y extasis.

 


La primera vez que lo hicieron fue dos días después del incidente con los príncipes, hizo un gran esfuerzo para caminar normal durante el juicio y es que el tamaño de "eso" lo desgarro y las veces que le hizo gemir fueron bastantes, su cuerpo pedía clemencia a la vez que gritaba por mas. Ahora sólo podían pensar en el día que se verán para repetir esos momentos de gloria.

 


Apesar de escuchar los gemidos y el impacto de ambos cuerpos ninguno de los residentes se molesto en interrumpirlos, les dejaron terminar para conseguir algo de la cocina. Cuando salió llevaba a un Murochin en brazos pues había terminado exhausto, encontrándose cerca de la salida Reo le aconsejaba cuidar del tigre.

 


—Mura-chan asegúrate que este bien cuando regrese a casa, no lo dejes solo y...

 


—Su dedicación me sorprende, estoy seguro que con esa explicación podrá sacar de dudas a los reyes que le pidieron venir o no Reo-nee, hasta les dirá con lujo de detalles.

 


—Kazu-nii vuelve con mis niños, yo veré si me informan sobre la reunión de hoy y si ese par sobrevivió —aunque su voz sonaba dulce, el aura que lo rodeaba era negra, amenazante con ganas de desgarrar al primero en desobedecer sus órdenes.


El alto pelimorado llevó a su casa a quien sería el compañero de vida y gran amigo. En el territorio leopardo dos de sus miembros eran atados y guiados fuera del majestuoso reino, nadie lloraba por ellos, parecían aliviados porque se fueran, eso acrecentó su odio, antes de desaparecer Maudora lanzó una amenaza contra todos jurando que regresaría para aniquilarlos.

 


Cerca del atardecer llegó a su hogar luego de un día pesado el gran rey, le confesó a su pareja los planes para que nadie sospeche sobre la relación de sus hijos. —No es muy de mi agrado pero se tiene que hacer, por el resto de la tarde y parte de la mañana los cuatro saldrán a citas donde supuestamente se conocerán, ya para la noche podrán comer y ser comidos.

 


—¡Seiji! Eso no se escucho bien, sin embargo así lo quieren ellos aunque me hubiese gustado un poco más de tiempo para hablar con mis niños sobre esas cosas —lamentándose al darse cuenta que sus bebés ya no lo eran y encima existía la posibilidad que se fueran de casa.

 


Sentados en la sala esperaron que sus hijos bajaran bien arreglados con sus trajes pulcros, ambos en color negro, para Ryota una camisa de seda en amarillo y un moño oscuro atado alrededor del cuello, Tetsuya llevaba una camisa azul marino y una rosa del mismo color en el bolsillo del saco. Vestidos así lucían maduros pero su esencia los delataba haciéndolos irresistibles.

 


Viéndolos de cerca sus padres dudaron en dejarlos salir. —Pensándolo mejor los encerrare en sus habitaciones, evitando masacrar a los pobres gatitos que se les acerquen.

 


—Por mucho que me duela admitirlo coincido con su padre, se me regresan a su cuarto y de ahí no salen hasta que sea un viejo moribundo.

 


—No sean malos ya se que me veo bien pero no exageren, además fue su idea.

 


—Es cierto papá dijo que debemos hacerlo aunque no le veo razón para ello.

 


En el momento que iban a discutir un hermoso automovil plateado se detuvo en la puerta del palacio, de el bajo un joven pelirrojo que vestía un pantalón de mezclilla azul claro junto a una camisa de manga corta abotonada a la mitad en rojo brillante con ella resaltaba su musculatura, llevaba en las manos un ramo de violetas para entregar a su futura pareja.

 


Tocó el timbre una vez antes que un hombre le abriese invitándolo a pasar, dentro encontró al león junto a sus padres y hermano. —Buenas noches majestades, altezas —saludo cortés extendiendo las flores hacia el felino de ojos celestes.

 


—Justo como se esperaba de un príncipe, Taiga-kun quiero a mi hijo intacto de preferencia antes del amanecer.

 


—No se preocupe Reo-sama cuidare bien de él —ofreciendo el brazo a su acompañante, se inclino respetuosamente hacia los reyes despidiéndose.

 


—Taiga, antes de que se vayan un pequeño consejo, no le pongas las manos encima o... —recibiendo un golpe en la cabeza por parte de su esposo, detuvo su comentario.

 


—Mis niños se divierten mucho y Tetsu yo cuidare las flores —pidiendo el ramo para colocarlo en un florero con agua.

 


Cuando ambos subieron al coche y fueron al restaurante donde cenarían, poco tiempo después llegó otro vehículo su color rojo llamaba la atención, de el descendió un moreno bien perecido, el aura a su alrededor indicaba que era un gran conquistador. Vestido con un pantalón azul oscuro, una camisa en tono zafiro y el saco del mismo color que el pantalón le hacía ver elegante, sofisticado con un aire de seriedad.

 


Fue recibido igual que su amigo, el llevaba una caja de chocolates los favoritos del rubio quien al verlos se los quería comer ahí mismo pero su madre lo detuvo diciéndole que no era educado hacer esperar al joven invitado.

 


—Te diré lo mismo que le dije a Taiga, mantén tus manos alejadas de mi niño —el tono amenazante dejaba claro que lo destriparia si lo tocaba.

 


En el auto Aomine lo primero que hizo fue darle un enorme y profundo beso dejandole sin aliento. —Tus padres podrán amenazar pero si no nos ven haré muchas cosas contigo.

 


—Daikicchi que malo eres y yo que pensaba tener una cita romántica.

 


—Eso tendrás, te llevará a comer la mejor carne asada, junto a la cascada estrellada después veremos que se nos ocurre hacer.

 


Dejándose caer sobre su hombro, Ryota sentía su corazón latir tan rápido que se le podía salir, hablaban de cosas triviales mientras llegaban a su destino. La noche clara, unas brillantes estrellas y el aire fresco hacían que la velada fuese perfecta para amantes donde quieran que estuviesen.

 


—Taiga-kun desde hace rato te veo con ganas de decirme algo ¿Que es? —sus ojos azules le miraban expectantes, aún así no dejaban de deslumbrar con sólo verlos cualquiera se enamoraría.

 


—No es nada malo tan sólo no veo la sortija que te dí.

 


—Mi padre nos dijo que las guardaramos hasta mañana ya que puede levantar sospecha, te aseguro no la he perdido.

 


—Lo entiendo y puedo ver a lo que se refiere con ello —notando que todos en su entorno los veían y murmuraban cosas—. Si no estas cómodo podemos irnos a otra parte.

 


—No importa, donde quiera que vayamos hablarán igual, yo solo quiero tener una noche agradable contigo —su sincera sonrisa cautivo al tigre que no dejaba de mirarle embobado.

 


Una señorita les tomo su orden ofreciéndoles el postre especial del chef, luego de comer fueron al arroyo donde se conocieron, ahí se recostaron y hablaron de sus futuros planes. Del otro lado del Aomine trataba de no asesinar a los amigos leopardos de Shougo ya que en toda su velada se la pasaron molestando a su pareja.

 


—Daikicchi no les hagas caso, vamos a otro lugar sí les sigues la corriente ellos no te dejaran en paz o les darás la razón de lo que digan.

 


—A donde piensas llevarme, porque justo ahora se me ocurren dos lugares —tomándolo de la cintura depositó besos sobre su cuello—. Podemos ir calentando motores para mañana

 


—No es buena idea, a menos que... vamos a mi lugar favorito —lo saco del restaurante, de la mano lo guió a la casita donde antes se escabullia para no ser molestado—. Tetsucchi y yo nos refugiabamos aquí cuando quebrabamos algo valioso.

 


Empujándolo a la pared deslizó su mano por el pecho desabrochando los botones de la camisa fijando la vista en un punto. —No usas el collar que te di, acaso es tu forma de rechazarme.

 


—Mi padre dijo que no los debemos usar hasta que pase el cortejo, mi hermanito tampoco usa el suyo, puedes preguntarle —respiraba despacio pues desde que estaba bailando, la pantera le toqueteaba e insitaba cada que podía—. Daicchi, tu y yo no haremos...

 


—Por ahora me contendre, únicamente te dejaré una pequeña muestra y te llevaré a casa pero recuerdalo bien, mañana serás mío por completo —dándole media vuelta recorrió su espina dorsal con la lengua de arriba abajo, besandolo intensamente muy cerca de los glúteos—. Que ganas tengo de comerte lo malo es que si tu "papi" se entera probablemente me sepulta en algún pantano.

 


—Estas seguro que me quieres o sólo te interesa mi nombre y por eso me buscas.

 


—Quizás tengas razón, no lo sé, debería pensarlo mejor tu que opi... nas —lo que él creía sería una buena broma terminó por destruir la poca fortaleza que le quedaba al rubio, le vio derramar grandes lágrimas antes de cambiar a un jaguar y salir corriendo.

 


Su corazón se iba rompiendo con cada paso que daba, recordando todos los acontecimientos que le han marcado desde su nacimiento hasta ese día, justo cuando pensó que tenía algo para él solo, resultó lo contrario otra vez lo iban a usar como escalón para llegar a la cima. La visión se le hizo borrosa por el llanto y al no saber con exactitud hacia dónde iba cayó por un barranco dando varias vueltas, una de sus patas trasera se astillo, aún herido se arrastro a una cueva ahí esperaría el amanecer para ubicarse y regresar a su casa.

 


La tardanza en reaccionar provocó que la pantera perdiese el rastro del felino fugitivo, afortunadamente encontró las gotas de sangre siguiendolas hasta dar con su presa, al verlo hecho un ovillo y con su pata ensangrentada sintió el deseo de arrancarse la lengua, gentilmente le saco el pedazo de madera que se enterró en lo que vendría siendo su tobillo. —Puedo asegurar que hay una gran historia detrás de esa actitud, para que lo sepas yo no necesito nada de ti, si estoy contigo es porque así lo deseo y punto.

 


El cuerpecillo del jaguar tembló por los sollozos que salían, no podía creerle después de todo era una rareza, rechazado por su padre, sus medios hermanos le pedían que se fuera y los dejara vivir en paz, el primer amor que tuvo lo uso para convertirse en un importante abogado para la manada, dentro de él sólo había tristeza y un profundo deseo de morir. —Aomine-san vuelva a su hogar, me encargaré de regresar sus preciadas joyas, deben estar con la persona que ame de verdad, no con alguien como yo —con esfuerzo se levanto, dando un giro pudo ver el rostro de la pantera, dedicándole una sincera sonrisa se dispuso a continuar su trayecto a casa—. Gracias por intentarlo.

 


Saltando con la intención de cortarle el paso gruñó tan fuerte obligandolo a retroceder. —Tanto te lastimaron, era una maldita broma yo solo... no puedo ayudarte si no me dejas entrar, habla conmigo con un demonio —esperaba una respuesta pero debido al cansancio y el dolor que sentía el rubio se desplomó al pasto, Daiki se quedó sin saber que hacer, su salvación llegó mas rápido de lo que deseaba.

 


—Aomine-kun se puede saber que le hiciste a mi hermano, de veras que ustedes no pueden esperar un día más.

 


—Tetsu necesito que me digas algo pero primero me ayudas con eso —señalando la pata herida, el león junto al tigre caminaron hasta ellos, viendo que no era nada grave le dejaron descansar mientras les contaba como llegaron a ese lugar—. Por ello es que quiero saberlo todo, Ryota no me dirá nada por más que pregunte.

 


—Bien, es mejor que lo sepan de mí que por los chismes de otros —recostado sobre su hermano, el león les contó acerca de su primer amor y del cómo fueron usados para obtener puestos influyentes—. Nos hicieron sentir inferiores e incluso nos llamaron abominaciónes del mundo, les ayudamos en todo, mis padres se dieron cuenta que algo estaba mal con nosotros, al decirles la verdad mi padre les arrancó la cabeza y nos dieron una charla sobre lo únicos y especiales que somos, Ryota tardará más tiempo en superarlo pues desde su nacimiento a sido alejado.

 


Un incómodo silencio se instalo en ese pequeño montículo de tierra y césped, fue la pantera quien acabó con el asegurando que cuidará bien de su rubia idiota. Faltando poco para el amanecer, los cuatro llegaron al terreno de los leones, Reo los recibió preocupándose al ver que el jaguar estaba sobre la espalda del moreno, dejándolo caer con cuidado los guardias lo llevaron a la enfermería. El tigre se despidió de su gatito, haciendo una respetuosa reverencia ambos felinos salieron del palacio, dejando que Tetsuya diera una convincente explicación acerca de la herida.

 


Volviendo a su forma humana le explico a su madre todo sobre el como habían terminado juntos. —Muy bien Tetsu te creo, pero la próxima vez que no te deje tantas marcas, parece que tienes salpullido —sonriendo por lo bien que se la paso uno de sus hijos, le dejo ir a vestirse mientras el hablaba con su esposo—. No fue tan grave, por ahora tendré una intensa charla con mi Ryota.

 


—Ambos apestan a esos dos, creo que debería asustarlos en serio para que aprendan la lección y se alejen —sonría como un lindo gatito fingiendo inocencia.

 


—Te recuerdo que hiciste lo mismo conmigo, aunque no me arrepiento de ello —un beso en la mejilla le dio a su esposo antes de ir al cuarto donde atendían a su otro niño.

 


—Hola mama —saludo en un hilo de voz—, ya te contaron lo que pasó ¿Cierto?

 


—Mi niño hermoso es normal que sientas inseguridad después de todo lo sucedido pero debes confiar en tu actual pareja, dale la oportunidad de mostrar lo que tiene para ti —dándole un fuerte abrazo demostrando su apoyo como madre—, si después de todo te hace daño, yo mismo le arrancaré los ojos y cortaré su garganta.

 


Correspondiendo su cálida sonrisa, Ryota decidió que en cuanto el sol esté en lo alto buscaría a la pantera arreglando las cosas entre ellos, por lo pronto descansaría un rato para recuperar así sus fuerzas.

Notas finales:

Muchas gracias por su atención. 


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