El juego del terror
Un fuerte y agudo retumbar quebraba su cabeza. No podía abrir los ojos, las nauseas y los mareos no se lo permitían ¿Qué pasaba? ¿Por qué estaba así? ¿Cómo llegó a estar así? Si recordaba no haber bebido tanto. Una alarma sonó en su interior al percatarse que no recordaba nada después de aquello, solo se fue a su casa y… nada. Había un vacio.
Juntando poco y nada de fuerza trató de enderezarse, levantarse poco a poco, a veces fallaba pero volvía a la carga para cumplir su cometido. Lo logró. O en parte. Ya que solo logró alzarse sobre sus dos brazos, temblorosos, sobre el suelo. Con la cabeza aun gacha, reteniendo las ganas de vomitar, intentaba calmarse y respiraba pausada y pesadamente. Que nudo en la garganta que no lo dejaba tragar. Agotado, quiso apoyar su frente contra el helado suelo, y lo hizo. Descansó un poco, para girar poco a poco el resto de su cuerpo y de una en una acomodar sus piernas para poder arrodillarse. Fácil, pero difícil, aun así, determinadamente lo hizo. Ahora ahí, arrodillado y ocultando la cara en el suelo se permitió una recompensa, descansar su fatiga. Sonaba perezoso, cosa que nunca fue, pero las fuerzas eran limitadas para hacer algo por más ridículamente sencillo que sonara. Tan concentrado estaba en querer calmarse que no se daba cuenta en que sitio lo rodeaba, o que horrible era la atmosfera, o peor, que no estaba solo.
- ¿Cuánto más piensas retorcerte como gusano?
- ¿…? – La voz infantil sonaba tan fuera de lugar en aquella situación que creyó estar oyendo cosas.
- Es de mala educación no responder, señor – Si, definitivamente estaba oyendo cosas. Un niño con una cantarina y burlesco tono a esa hora era… ¿Qué hora era? - ¿Seguirá ignorándome? – Parecía que su paciencia se agotaba, pero la situación le seguía pareciendo de lo más divertida. – Seré entonces… un poco amable…
-… - No iba a levantar la vista, aun le daba vueltas todo.
No evitó frenar cualquier movimiento cuando sintió una caricia en la cabeza. No sabía cómo, pero todo rastro de dolor o mareo, se fue. Aun procesando lo ocurrido se dio por fin la voluntad, aunque inconscientemente, de levantar la vista. Lo que vio lo dejó helado… un niño.
En chico de apariencia tranquila, que no supera los 8 años, lo veía a una prudente distancia con las manos en la espalda, y balanceándose juguetonamente. Como esperando algo. Su sonrisa estaba presente más parecía ficticia… porque no irradiaba sosiego, sino todo lo contrario… peligro.
Su vestimenta era anticuada pero se asemejaba a un traje de marinero… ¿Colegio? ¿Seguían usando uniformes así? Lo que más de daba desconfianza es que lo tenía en plena cara, no podía ver bien su rostro, sus lacios cabellos le tapaban parte de este solo dejando ver aquella tétrica sonrisa.
- ¿Mejor?... – Siguió en su interrogatorio.
- … - Muy sorprendido.
- Está comenzando a molestarme, señor – Agarrando un pequeño mechón de pelo entre sus dedos. – Comience a responder.
- ¿Qué…?
- Si hay algo más maleducado que no responder, es responder con otra pregunta – El niño se dio la vuelta y lentamente, como marchando, comenzó a alejarse.
- E… ¡Espera! – Al fin se levantó. Fue ahí que por fin se dio cuenta. - ¿Qué cara…? – Mirando a su alrededor.
- Lindo ¿Verdad? – Llegando a unas escaleras que estaban de lado contra la pared. – Este es mi castillo – Sonrió.
- ¿Qué… castillo? – No era un castillo, una casa… quedaba pequeño. Eso solamente lo podría comparar con una mansión vieja, o un hogar de huéspedes pero del año 60 ¿Qué demonios hacia allí?
- Soy yo. El príncipe – Apuntándose – Desde ahora serás parte de la familia…
- ¡! – Sasuke miró al niño como si estuviera loco - ¡¿Familia?! ¿De qué estás hablando? ¡¿Dónde estoy?! No… ¡Me quiero ir! – Razonando que sus preguntas no llevarían a nada.
-… No, Sasuke – El nombrado se tensó… ese niño… ¿Cómo supo su nombre? – No te puedes ir, aun no. al menos juega con nosotros. – Apoyándose en el barandal de la escalera.
- ¿Jugar? Ni loco – Mirándolo mal.
- La locura puede llegar a cualquiera en el momento menos esperado, tú no te salvas. Y menos en mi territorio – Comenzó a acercarse. Sasuke por instinto retrocedió un poco, poniéndose a la defensiva.
- ¿Qué quiere de mi? - ¿Qué era ese niño? Se preguntaba.
- Fácil… solo quiero… - Amplio su sonrisa – J U G A R – Y se rio con los dientes cerrados.
- ¡Basta! – Se abalanzó sobre él, pero cayó al suelo.
- No hagas trampa, Sasuke-kun – Le regañó – Primero debes jugar con los demás antes de llegar conmigo. No rompas mi monarquía – Dio brinquitos hacia él – Además… - Se agachó a su altura. – Eres solo un juguete para mi juguete favorito – El joven quería protestar y gritarle pero la voz no le salía – Dije que aun no es mi turno. Así que… si quieres salir, volver a tu casa y tener tu patética vida otra vez… - La voz de niño salió màs gruesa de la que tendría que ser –… jugarás – sonrió - ¿Qué decides? ¿Quedarte o irte? ¿No jugar o jugar? ¿Perder o intentar ganar? – Era burlesco, aquel niño le estaba atormentando. Si quería irse, si quería salir…
Debía jugar.
-…. Jugaré…. Y me iré a casa… ganaré.
El niño sonrió escalofriantemente.
- Pues empecemos…. ¡Ah! Por cierto – Esperando que dijera algo no vio venir aquella cachetada, fuerte, que lo tumbo al piso – Yo dije… que sería solo un poco amable… Buen viaje.
Todo para Sasuke se puso negro. Todo volvió a darle vueltas y todo volvió a perder sentido.
Luego de un rato pudo volver de la inconsciencia ¿Qué dirían los chicos si vieran que fue noqueado por un ni…? No, eso no era un niño ordinario, aquí pasaba algo.
Se levanto de nuevo y seguía ahí. Al pie de las escaleras, en la entrada de aquel lugar. Nada fue un sueño y el golpe le ardía un poco.
No había tiempo de preguntarse cosas.
No había tiempo de dudas.
Debía ponerse en marcha.
¿A dónde? No sabía. El mocoso no le dijo nada.
Pero ahí parado no encontraría nada tampoco.
Pero Sasuke poco sabe lo que le espera.
Porque es Halloween.
Porque los juegos de los niños no eran sanos en esa fecha.
Porque iba a tener sufrir y ver cosas que nadie querría.
Pero debía volver a casa. Estaba decidido.
Aquel niño tampoco lo conocía, el no era de tener piedad después.
El juego había empezado.
Este sería un….
¿Dulce o truco?