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SET ME FREE. [Kaisoo/Top!soo] por UnicornioMorado

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—¿Te hice daño? —Kyungsoo mira alarmado a JongIn, jadeando frente a él—, ¿te he lastimado?

—Lo siento, hyung —JongIn frota sus brazos. Tratando de apaciguar las sensaciones que lo recorren— eso fue, hum, extraño. Mi cuerpo se siente extraño.

Kyungsoo lo observa expectante, con algo de preocupación. No debió prestar atención a todo lo que Baekhyun dijo el día anterior.

—¿Te hice daño, Nini? —el mayor toma las manos de JongIn entre las suyas, estudiándolo con los ojos. Verificando que se encuentra bien.

—Yo... no lo sé —JongIn lleva una de sus manos a su boca y mordisquea su pulgar, nervioso—. Es como si tuviese electricidad por todo mi cuerpo.

—¿Te duele? —pregunta Kyungsoo al ver el rostro descompuesto del otro.

—Duele, hyung —JongIn gimotea— pero se siente bien.

—¿Dónde? —JongIn deja escapar un "¿uh?" por sus labios entre abiertos que suena demasiado inocente y que hace sentir peor a Kyungsoo. Se siente tonto por querer jugar al niño grande—. ¿Dónde duele? —JongIn permanece en silencio, impacientando un poco al otro— JongIn —Kyungsoo insiste.

—Es algo vergonzoso —JongIn mira al piso, sus mejillas coloradas.

—¿Qué significa eso? —la confusión se dibuja en el rostro de Kyungsoo, él sabe que se está perdiendo de algo importante— ¿dónde duele, JongIn? —el nombrado niega con la cabeza, aún resistiéndose a levantar la mirada—. Está bien, no lo digas —Kyungsoo empieza a hablar, con voz pausada y el tono bajito mientras deja una caricia en la mejilla del otro. La culpa lo carcome, no debió hacerle caso a Baekhyun, en serio no debió. Lo siento, JongInnie.

Esa tarde cuando el menor apareció en su balcón, Kyungsoo lo invito a pasar a su habitación con prisas. El quería experimentar, el quería sentir todas esas sensaciones maravillosas de las que su primo habló. El chico le convenció de que los trece son la edad indicada para iniciar con aquello. Estúpido, Byun Baekhyun es un idiota. Aun así, quería comprobar si todo lo que ha visto en videos se siente tan bien como parece.

Kyungsoo entonces se dejó llevar por todo lo que su mente produjo sin cesar, porque él ya ha sentido cómo sus hormonas despiertan y éstas no hacen más que obligarle a pensar en su pequeño vecino de una forma que no es correcta ni sana, no para la edad que tienen. Son niños aún, y no importa toda la basura que Baekhyun dice o todo el contenido al que pueda acceder gracias a su primo. Kyungsoo es consciente de que aquello no es está bien, primero porque son muy jóvenes aún y segundo porque un niño no debe sentirse así por otro niño. Su padre lo va a descabezar.

JongIn se vio sorprendido por las caricias desesperadas que Kyungsoo empezó a repartir osadamente por todo su cuerpo, con una seguridad y confianza que ninguno sabe de dónde sacó. El mayor paseó sus manos por encima de la ropa y cuando, impulsado por una oleada de valentía, coló su mano por debajo de la camiseta roja de JongIn, éste se alejó de un salto con el cuerpo engarrotado.

—Está duro —son las palabras que obtiene Kyungsoo en respuesta.

—¿Qué? —el mayor lo mira estupefacto y JongIn está empezando a arrepentirse de lo que ha dicho.

—Está duro —JongIn pone una mano sobre la bragueta de los jeans que está usando— aquí abajo, se pone duro y duele— una sonrisa que a JongIn le parece extraña, y un poco molesta, tuerce los labios de Kyungsoo— me siento tonto.

Kyungsoo entorna los ojos.

—No, no. No te sientas tonto —Kyungsoo da un paso más cerca del moreno—, a mi también me pasa —las palabras son un susurro que deja atontado a JongIn, el aliento tibio del pelinegro lo derrite de adentro hacia afuera. JongIn se tensa de los pies a la cabeza cuando el mayor toma su mano en un movimiento rápido y la pone sobre su entrepierna—. ¿Ves?, es normal. Natural.

Se miran a los ojos incapaces de decir cualquier cosa. Uno de ellos se muere de ansias mientras el otro lucha contra un mar de dudas. 
¿Está bien aquello?
Si está mal, ¿por qué se siente tan bien?

JongIn recuerda a su madre hablando sobre alimentos que por muy deliciosos que son, resultan ser como veneno para el organismo y lo compara con toda esa situación. Se siente en el cielo pero piensa que puede irse al infierno, o algo así. 
Siente chispas en el estómago y un hormigueo recorre todo su cuerpo. 
Kyungsoo deja escapar un chillido ahogado de su garganta y JongIn es apenas consciente de que aprieta con su mano la dureza que resguardan aquellos pantalones de tela negra.

JongIn decide arriesgarse, se lanza al vacío siendo recibido por el remolino de sensaciones burbujeantes que Kyungsoo produce en su interior, olvidándose de ser un buen niño. 
Se deja guiar por el instinto y, sin apartar su mano de aquella zona de peligro, traza un camino húmedo con la punta de su lengua desde la clavícula hasta la barbilla de su vecino, sacándole un jadeo en el que parece que se le escapara la vida.
JongIn ronronea gustoso cuando Kyungsoo se prende a su cuerpo con sus brazos y se retuerce exponiendo aún más su cuello.

Kyungsoo se siente gracioso, es maravilloso. Se dejan llevar por el momento, solo un poco, los dos tienen muy claro cuál es el límite y no piensan cruzarlo.

Toquetean aquí y allá, hasta que Kyungsoo se siente a punto de estallar, y la sensación es aún algo nuevo para él, para ambos. No resiste las ganas de besar las mejillas coloradas de JongIn, sin embargo no se atreve a probar sus labios. Un temblor le recorre con tan solo pensarlo.

JongIn siente que levita. Está sudando y la sensación en su estómago es parecida a aquella que aparece cuando está a poco de salir en una de las presentaciones de la escuela de ballet. Le gusta, y quiere probar más. Necesita más. 
Cada vez son más frecuentes aquellos pensamientos que lo hacen sentir enfermo, en los que hace cosas bastante comprometedoras con su hyung. Él se obliga a contenerse, convenciéndose de que Kyungsoo no se siente de la misma forma pero hoy... cielos, hoy su hyung le ha llevado al cielo. Hoy ha sido mejor que nunca. Más atrevido que aquel otro par de veces en que sólo se limita a acariciar la piel expuesta de sus brazos, o la sensible piel de su nuca, con la punta de los dedos.

—¿Por qué esto, de alguna forma, no se siente bien? —murmura JongIn, mirando al techo.

Están echados sobre la cama de Kyungsoo, que juguetea con los cabellos de JongIn con una mano mientras toquetea sutilmente con la otra la piel de su abdomen.

—¿No te gusta? —el castaño no responde, no durante un largo minuto.

—No es eso —susurra, moviendo la cabeza de un lado a otro— me gusta, ese es el problema. Me gusta mucho y siento que necesito más, pero... ¡rayos! esto no se siente bien, no se siente correcto—. JongIn gira sobre su costado, encarando al mayor— Tengo miedo.

—¿De qué?

—No lo sé. Estoy casi seguro de que esto no está bien —JongIn hace un pequeño puchero con su boca, Kyungsoo se pregunta si sabe lo adorable que luce cuando lo hace— ¿Y si alguien se entera? somos chicos, los dos, ¿estás bien con eso?

—Nini, es normal a esta edad... todo lo que sentimos, es normal —se queda callado, porque realmente no tiene idea de qué es lo que pretende decir, ignorando a propósito las últimas palabras de su vecino, porque Kyungsoo ya tiene claro que dos chicos no deberían estar haciendo todo lo que él desea hacer con Jongin. Una pequeña vocecita le recuerda que JongIn sigue teniendo dos madres, pero la obliga a silenciarse—. Pues eso dice Baek —JongIn lo mira ceñudo—. Este es nuestro secreto, Jongin, Los demás no tienen por qué saberlo.

—Nuestro secreto —susurra el menor, con los ojos cerrados.

—Te quiero mucho, Nini —Kyungsoo guarda silencio, analizando las palabras que acaba de decir—. No, no te quiero, te amo.

~�~


—¿Duele? —JongIn le habla con voz mimosa. El chico acaricia su mejilla con el dorso de su mano, justo allí donde relucía un perfectamente redondo hematoma que en esos momentos se ve de un tono amarillento bastante desagradable.

Niega con la cabeza, no queriendo admitir que en realidad aún siente algo de molestia.

—Estoy bien, ya pasó —murmura en respuesta y cierra los ojos, dejándose hacer por el menor después de que éste le mira con los ojos entornados, quizás intentando decidir si debe aplicarse el ungüento que le obligó a usar durante los últimos seis días.

—¿Ya has hablado con tu padre sobre esto? -Pregunta JongIn, formando uno de esos pucheros involuntarios con sus labios mientras le pica con uno de sus dedos el área lastimada para después mirarlo con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados cuando retrocede ante el tacto porque, sí, aun le duele. Niega con la cabeza.

—¿Sabes?, he estado pensando —Kyungsoo hace una pausa para reorganizar sus palabras—, he pensado en toda esta situación y no puedo sacar de mi cabeza la idea de que al final sí estoy haciéndolo todo mal. Yo soy quien se está equivocando, JongIn.

—¿Puedes explicarme por qué piensas eso?

Se miran a los ojos durante varios segundos, entonces Kyungsoo se remueve en su lugar sobre el colchón de su cama y se acurruca más cerca de JongIn, el menor lo rodea con sus brazos y pone besos en su frente con una tibia delicadeza que hace que su corazón se estremezca.

—Soy yo quién se está revelando contra todo lo que desde pequeño le han enseñado como lo bueno y correcto, soy yo quien va en contra de todas esas enseñanzas, principios y creencias por querer ser algo que desde un principio nunca he sabido si está bien o no—. Kyungsoo levanta la mirada en ese punto, buscando el contacto visual y no encontrándolo porque el chico tiene los ojos cerrados—. JongIn, ¿qué pasa si realmente soy yo quien se equivoca?

—¿Por qué te estarías equivocando al decidir vivir de una forma distinta a como lo hacen tus padres? —En ese momento JongIn se incorpora, apoyando su peso sobre su codo mientras lo encara. El chico estira una mano para acariciar su cabello—. Quiero decir, sí, nuestros padres son los que en principio nos enseñan lo que sabemos pero, Soo, nosotros crecemos y no siempre esas enseñanzas son las propicias para las situaciones que la vida nos presenta. Somos personas diferentes a ellos, y tú y yo contamos con la libertad y capacidad para crear nuestros propios conceptos y escoger el estilo de vida que mejor se adecue a nosotros, a nuestros gustos y necesidades. Kyungsoo, puede que tus padres sean felices viviendo de la forma en que lo hacen, dedicando su vida a predicar la palabra de Dios y todas esas cosas, pero tú no eres feliz viviendo de esa forma. Yo no creo que estés equivocado.

—Aunque lo esté haciendo bien y este camino que no estoy seguro de tomar sea el correcto, no puedo dejar de sentir que me traiciono a mí mismo. Solía tener creencias sólidas, estaba seguro de algo, y aunque ahora no hay nada, no puedo simplemente olvidar lo que en un momento fue. Todo está almacenado ahí en mi cabeza y realmente me siento dividido.

—Me gustaría decir que te entiendo por completo —deja salir JongIn en un susurro, ahora está poniendo pequeños besos por todo su rostro. Kyungsoo se deja hacer, disfrutando de la atención—. Sé que no es algo sencillo para ti, pero Soo, ¿acaso serías feliz olvidándote de todo lo que te hace sentir libre, de eso que te hace sentir que eres tú mismo?, ¿serías feliz fingiendo ser algo que no eres?

—¿Cómo sabes que no estoy fingiendo ser esto?

Kyungsoo puede ver que su pregunta toma a JongIn desprevenido pero, joder, el chico dibuja lentamente una sonrisa que hace que cada uno de sus puntos erógenos entren en ebullición sin ser estimulados.

—Oh, créeme, Soosie. He visto expresiones en tu cara que no se pueden fingir, he escuchado como tu garganta se quiebra cuando estás saturado de esas sensaciones tan avasallantes que te dejan reducido a simples temblores y lloriqueos. Eso, querido mío, no se puede fingir —JongIn besa la piel expuesta de su cuello y él no puede reprimir el jadeo que se abre paso entre sus labios—. He sido víctima de tus más profundos deseos y te he visto disfrutarlo tanto como yo, ¿acaso eso lo has estado fingiendo?, ¿puedes fingir algo así?

No. 
Nunca podría.

Con esa resolución en mente, enreda sus brazos alrededor de los hombros de JongIn y lo atrae hacia su boca, buscando un beso desesperado que pueda aplacar el infierno que arde en su interior. 
Joder, está duro, se siente listo para estallar con tan poco, y está aún más seguro de que ese chico será la muerte para él.

—Nunca pensé que querer ser libre dolería tanto —JongIn mordisquea un punto muy sensible en su cuello y su voz sale temblorosa, traicionándolo.

—Duele tanto porque así lo has querido tú.

El menor susurra cerca de su oreja, provocando un cosquilleo que le recorre de pies a cabeza, y maldito fuere si Kyungsoo no quiere mandarlo todo a la mierda en ese preciso instante, se obliga a mantenerse calmado, sin embargo.

—No es sencillo, JongIn

—No dije que lo fuera —los besos se trasladan a la blanda piel de su estómago. JongIn levanta su sweater y pone caricias en todas sus zonas sensibles, llevándolo poco a poco a la locura. Lo conoce tan bien—. Pero no por eso debes hacerlo aún más difícil de lo que ya es. Dale un descanso a ese pobre cerebrito tuyo.

En ese punto, Kyungsoo ya está listo para desentenderse del mundo y su entera existencia. JongIn ha colado una mano en sus pantalones y aprieta su erección por encima de la tela de su ropa interior, sacándole un gemido estrangulado.

Él quiere ser libre, quiere existir libremente sin sentir que traerá el apocalipsis al mundo, y sabe que está listo y que postergarlo no va a mejorar nada, pero también sabe que se va a arrepentir. Una fuerte agonía amenaza con instalarse en su pecho pero, cielos, la forma en que JongIn mordisquea la piel de sus caderas a medida que va retirando su ropa le hace sentir aún más sobrecogido, porque ese chico le trata como si él mismo fuese una deidad, un santo. Ese santo que sus padres y toda una comunidad esperan que sea.

Kyungsoo está a medio camino de resolver uno de los grandes conflictos que se desarrollan en su cabeza, o eso cree, probablemente a punto de tomar una muy mala decisión. Pero todo se desdibuja, afortunadamente, porque justo en ese momento JongIn se inclina lo suficiente como para tomar su intimidad con la boca y unos minutos más tarde todos sus temores y preocupaciones están abandonando su cuerpo junto con la carga de semen que JongIn insiste en tragarse.

Él sólo se queda mirando al chico a los ojos, el moreno tiene el rostro reluciente por la delgada capa de sudor que le cubre la piel, sus mejillas y labios están coloreados de un tono rojizo que kyungsoo cree no haber visto nunca antes, y su cabello está hecho un desastre. Se pregunta cómo lucirá él mismo en ese momento y, sin querer, es muy consciente de esa sensación de calma y tranquilidad que le adormece de a poco todo el cuerpo. Es una sensación pequeña, que se apodera de él de una forma particularmente lenta, y le gusta que sea así porque si sucede de forma rápida seguro se espanta, es de esas sensaciones que te hacen pensar que todo está bien e incuban en algún lugar de tu ser la ilusión de que el futuro prepara cosas buenas para ti y que cualquiera que sea la locura más grande que desees lograr, podrás conseguirlo.

JongIn le besa los labios con una pasión abrasiva que derrite todas sus defensas, un escalofrío le sacude el cuerpo entero después de que JongIn toma una de sus manos y la pone sobre su erección, animándolo a masturbarlo hasta el orgasmo. Kyungsoo le complace con una cascada de pensamientos naciendo en su cerebro al ver cómo el rostro del chico junto a él se contorsiona a causa del placer que le proporciona. 
Una vez más, se sorprende por el hecho de ser capaz de conducir a alguien directamente a la locura con un pequeño toque, con una caricia o con un par de palabras. 
Puede sentir cómo todo su cuerpo se enciende y se crispa, casi fundiéndose bajo el calor de JongIn, quien le clava los dedos en la tierna piel de sus caderas, al borde del éxtasis. Por un instante muy breve todo se acelera y se torna salvaje, y Kyungsoo ama la forma en que JongIn se entrega y desnuda todo su ser frente a él, sin temor a ser dañado o rechazado, confiándole todo lo que es y dejando en sus manos cada uno de sus aspectos más vulnerables y aquellos más fuertes también. Tiene que detenerse un segundo porque esa pregunta resurge en su mente.

¿Es eso el amor?, ¿eso es lo que significa amar a alguien?

Es JongIn quien llega al orgasmo, de una forma bastante sublime, luciendo como una criatura divina y etérea mientras intenta recomponer su respiración, pero es Kyungsoo quien cree que puede desmayarse porque de pronto se encuentra abrumado por el contacto de sus pieles y la cercanía de sus almas.

Él tiene que hacer algo al respecto.

 

Notas finales:

Si has llegado hasta aquí, permiteme disculparme por errores y/o dedazos. No hice revisión exhaustiva de la locura que estoy escribiendo.

 


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